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EL TAURAZO: EL ESTADO BAJO OPRESIÓN MILITAR

LILLY AVILES

“SOBREVIVIENTES DE UN MAGNICIDIO” TAURA 28 AÑOS DESPUÉS 1987-2015

“El que tiene la fuerza tiene el poder”


Remigio Toledo.

Las fuerzas armadas en todas partes de mundo, tienen la misión de defender la


soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y el orden
constitucional; desenvuelven un papel esencial dentro de la nación, ya que son los
guardianes de la gobernabilidad. En nuestra realidad nacional las fuerzas armadas en
ciertos casos han resguardado la soberanía nacional, solo por citar un ejemplo, la
batalla del Cenepa; pero por otro lado nuestras fuerzas armadas han estado envueltas
en un sin número de escándalos políticos, ya sean por corrupción, por participar
activamente en golpes de estado o por simple hecho de ostentar cargos públicos
violando todo procedimiento legal. Es lamentable afirmar que la alta cúpula militar, es
decir los altos mandos militares, usan su poder militar sobre la tropa, planifican
estratégicas revueltas, inestabilizan al gobierno y consiguen así sus perversos fines, tal
es el caso del Taurazo, en el cual se dio una revuelta militar secuestraron un presidente
constitucional y lo canjearon por la libertad de un preso político militar, debido a
conflictos personales. Tomando en cuenta la visión anterior podemos decir que la
cúpula militar encabezada por el Gral. Vargas Pazzos no cumplió con el deber de
proteger el Estado de derecho y justicia ya que participó activamente en la inestabilidad
política del año 1986 que dio paso al Taurazo, violaron todo procedimiento legal
establecido en el reglamento jurídico ecuatoriano de aquel entonces y obtuvieron
amnistía política de todos sus delitos.

En primer lugar, la cúpula militar participó activamente en la inestabilidad política del


año 1986 dando lugar al Taurazo debido a un conflicto de carácter personal por parte
del Gral. Frank Vargas Pazzos quién quería asumir el Comando General de las FF.AA y
ser el jefe de dicho comando. Pensó que por ser compadre del entonces Presidente de
la República León Febres Cordero podría llegar a cumplir su objetivo, pero el
mandatario se negó rotundamente. Ante este suceso dicho General denunció el
sobreprecio en la compra de un avión Fokker para la empresa Tame en marzo de 1986,
en donde el Ministro de Defensa encargado había permitido que se pague en florines
holandeses, y no en dólares americanos y no conforme con esto protagonizó una
insurrección que tuvo como consecuencias la toma de las Bases de Manta y Quito
dando lugar a siete muertos y catorce heridos, que concluyó con su captura. Después
de 10 meses de la captura del Gnral. Frank Vargas Pazzos en la Base Aérea de Quito,
el 14 de marzo de 1986 se produjo el Taurazo; donde los comandos que en su
momento estuvieron a cargo del General, secuestraron al Presidente León Febres
Cordero y a su comitiva el viernes 16 de Enero de 1987 en donde fueron tratados mal y
con amenazas de muerte. Es evidente que con todos los antecedentes antes
mencionados la paz y la democracia en el Ecuador estuvieron en un serio peligro.

Así mismo, la cúpula militar incluyendo al Gral. Vargas violaron todo procedimiento legal
establecido en el reglamento jurídico ecuatoriano de aquel entonces, puesto que en los
hechos ocurridos en Taura vemos como las fuerzas militares pusieron la vida de civiles,
periodistas y demás compañeros de la FF.AA en peligro al levantarse en armas en
contra del Estado. Es evidente que ellos desconocieron la Constitución Ecuatoriana,
violaron las leyes nacionales e internacionales de derechos humanitarios, así como
también los reglamentos internos de disciplina militar. Además Vargas Pazzos con sus
ideas de acabar y aniquilar al Gobierno, se instauró en los mandos militares, es así que
en la base de Taura se arma una revuelta por parte de comandos leales al Gral. Vargas
en el año de 1987, que secuestran al presidente y a su comitiva, con el objetivo de pedir
la liberación del Gral. Vargas a cambio de la liberación del Presidente, con dicho
secuestro hicieron un canje entre la autoridad del presidente Cordero por la libertad de
un general, acto que fue atroz y tal es así que los militares buscaron de forma ilegal y
mediante amenazas de muerte el indulto que garantizaba la liberación del general
Vargas y lo obtuvieron bajo presión. Dicho indulto tuvo que ser declarado nulo por
encontrase vicios de fuerza en la voluntad de presidente, pero que en verdad no lo fue.

Por último, la cúpula militar obtuvo amnistía política de todos sus delitos realizados en
Taura junto con el general Vargas, esto significa el perdón absoluto de sus delitos
militares. Lamentablemente las tropas que intervinieron en el secuestro presidencial,
llamados los “Comando de Taura” no corrieron con la misma suerte, fueron arrestados,
torturados y sentenciados de entre 6 meses hasta 16 años de prisión por tribunales
improvisados por el Gobierno de Febres Cordero, los cuales no respetaron el
procedimiento militar-penal establecido en la ley de aquella época. Así pues, con la
caída del Gobierno de Febres Cordero, los Comandos de Taura, pidieron la revisión de
proceso y con ello obtuvieron la amnistía política de sus delitos. Sin embargo, no todo
fue color de rosa, al final perdieron todos sus derechos como militares. En realidad, lo
más grave fue que a pesar de haber sido perdonados por sus delitos aun pesó sobre
ellos durante tres décadas el desprecio social por sus actos, que no fue sino hasta el
2008, fecha en la cual la Asamblea Nacional Constituyente, mediante mandato
constituyente, se ordenó el restablecimiento de sus derechos militares gracias al
informe favorable de inocencia promulgado por la Comisión de la verdad instaurado por
la revolución ciudadana.

En conclusión, el Gral. Vargas y sus seguidores incumplieron su deber y no


salvaguardaron el Estado de derecho y justicia, generando un caos político en dónde
dicho general no supo mantener la compostura, separar los ámbitos personales del
trabajo y sobre todo fue tanta su hambre de poder que no le importó arriesgar la vida de
sus allegados he incluso la suya propia por alcanzar sus ambiciones. Es evidente que
sus seguidores no supieron respetar las leyes y más aún al mandatario que bien o mal
estaba a cargo de todo el país y negociaron por medio de un rapto la libertad de su
General con la del presidente de ese entonces. En síntesis, mediante la sublevación el
Gral. Vargas y simpatizantes fluctuaron la política del año 1986 que un año más tarde
dio lugar al denominado Taurazo, quebrantaron los reglamentos militares y de su época
y sobre todo lograron el perdón gubernamental por los actos atroces que hicieron.

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