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617-629
ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG
Copyright © 1998 Psicothema
The correspondence between knowing how to behave and behaving in the case of
teaching. The correspondence between what a teacher knows about being effective to
improve good behavior in the classroom and what he actually does in class is not always
a fact. The present study analyzes different conditions with different degrees of intrusi-
veness to increase such a correspondence and consequently to reduce disruptive beha-
vior in the classroom. Two classes with normal and delayed developmental children (7-
11 years old) controlled by the same teacher were involved in this study. After BL (pha-
se A), the following conditions were implemented: clear rules were instructed (phase B),
the discrimination of own behavior (phase C), and direct prompt (phase D). Intrasubject
designs (ABCD for one class and AC for the other class) were used and a multiple ba-
seline across classes in relation to condition C was also involved. Children’s and tea-
cher’s inappropriate behaviors reduced during condition C, and were totally reduced du-
ring condition D.
lo que se hace. Se trata pues de analizar las zer-Azaroff y Mayer, 1986, 1991; Sulzer-
condiciones en las que el comportamiento Azaroff y Reese, 1982; Vives y Luciano,
habilidoso del profesor se ajustará a las 1996).
prescripciones o normas que el mismo co- Por otro lado, un análisis de las condi-
noce como efectivas a fin de solventar los ciones en las que establecer la correspon-
comportamientos disruptivos en el ámbito dencia entre la información («decir») y el
educativo, como «conducta inquieta» o hacer, cuando el educador «cree hacerlo
«conductas disruptivas a nivel social en la bien» pero no lo hace, tiene cabida en el
clase». Estos comportamientos que inte- análisis relativo a las condiciones que fa-
rrumpen la dinámica de la clase y dificul- vorecen la discriminación entre lo que se
tan el aprendizaje son frecuentes a pesar de dice (o la persona se dice debe hacer), lo
la existencia de estrategias diseñadas y que realmente se hace, y lo que la persona
comprobadas para prevenir la aparición de dice que ha hecho (Luciano, 1992a, 1992b,
problemas en clase y para su manejo (Cla- en prensa).
rizio, 1980; Luciano, 1995; Ross, 1987; El presente estudio muestra un análisis
Skinner, 1984; Sulzer-Azaroff, Drabman, sucesivo de elementos que aúnan la infor-
Greer, Hall, Iwata, y O’Leary, 1988; Sul- mación sobre el entrenamiento de profe-
zer-Azaroff y Mayer, 1986, 1991; Sulzer- sionales y la literatura de discriminación
Azaroff y Reese, 1982). Estas estrategias de la propia conducta en el marco de la
no son aplicadas sistemáticamente por los (in)sensibilidad a unas contingencias u
profesionales por diferentes razones. Entre otras. La sucesión de elementos que en es-
las razones que podrían explicar que un co- te estudio se van a analizar se ubican en la
nocimiento no sea utilizado cabrían bien literatura indicada sobre procedimientos de
que no sea conocido por los educadores, o entrenamiento a profesionales y la discri-
bien que lo conozcan pero no tengan las minación de la propia conducta como un
habilidades, o que el educador crea utilizar elemento necesariamente implicado en la
las estrategias efectivas aunque no sea así, sensibilidad a unas contingencias u otras.
o bien las utilice pero no de forma sistemá- Los elementos se introducen en un rango
tica y no alcance a discriminar la falta de de mínima a máxima intrusividad a fin de
sistematicidad. establecer el punto en el que el educador
En este punto, y a fin de mejorar el que- pueda discriminar su ejecución como dife-
hacer de los profesionales, se imparten cur- rente a lo que cree que es correcto, y espe-
sos en los que se instruye qué hacer; se ha- cialmente el punto en el que se incremen-
cen demostraciones; se les enseña a regis- tan sus comportamientos apropiados para
trar sus conductas apropiadas e inapropia- reducir las conductas disruptivas en el au-
das, a hacer gráficas, a verse en vídeos; se la. En concreto, y respecto al nivel de con-
alaba su buen hacer; o se mezclan instruc- ductas disruptivas en los niños y de res-
ciones claras con modelado y ensayos de la puestas inapropiadas en el educador se
conducta deseada; y como más efectivo se analizan, en este estudio, el uso de normas
conoce la aplicación de estos procedimien- claras, la aplicación de contingencias dife-
tos de forma graduada desde situaciones hi- renciales a los comportamientos de los ni-
potéticas hasta la práctica real (Cossairt, ños a través de la discriminación, por parte
Hall, y Hopkins, 1973; Delgado y Luciano, del educador, de su propia conducta, y la
1990; DeRoss y Pinkston, 1996; Luciano, sistematicidad en la aplicación de contin-
1995; Parsonson, Baer y Baer, 1974; Selins- gencias diferenciales a través de un siste-
ke, Greer y Lodhi, 1991; Stuart, 1972; Sul- ma de ayuda directa al educador en clase.
ejemplo, por permanecer cierto tiempo sin ración de 25 a 40 minutos. El educador rea-
perturbar la clase). lizaba sesiones los lunes, miércoles y vier-
(5) Utilizar procedimientos de corrección nes con la clase I y los martes y jueves con
ante las conductas perturbadoras, pero de la clase II, lo que significa que por 6 sesio-
forma no contingente, o bien no llevar a ca- nes experimentales a la semana en la clase I
bo corrección alguna. se realizaban 4 sesiones en la clase II. A
continuación se exponen las diferentes fases
Las variables manipuladas corresponden en la secuencia que siguieron. Una fase de
al uso de instrucciones o normas claras, un preparación a la que sigue la línea base y las
sistema de ayuda diferida para que el edu- fases experimentales.
cador pueda discriminar sus acciones inco-
rrectas y correctas en la clase, y ayudas di- Fase de Preparación
rectas para prevenir los fallos del educador.
La condición de normas claras se refiere Esta fase incluye diferentes actividades
a describir las circunstancias en las que los consecutivas: (a) la adaptación de los suje-
alumnos han de pedir permiso (para qué y tos (niños y educador) a la cámara y a la
cómo tienen que solicitar autorización) y, a presencia de observadores, (b) la selección
su actuación general durante el período de de conductas inapropiadas en los niños, (c)
tarea (no hablar). la evaluación del conocimiento del educa-
La condición de ayuda diferida se refiere dor sobre el manejo de comportamientos
a que a las normas indicadas se añade feed- perturbadores, y (d) el entrenamiento de ob-
back (en forma de registros diarios de las servadores.
actuaciones correctas e incorrectas del edu- La selección de las conductas se realizó
cador) y semimoldeamiento descriptivo en llevando a cabo (1) una entrevista (de ca-
el educador sobre la relación de contingen- rácter abierto) a los profesores, (2) una ob-
cia entre las respuestas correctas e incorrec- servación asistemática realizada por dichos
tas de sus alumnos y su comportamiento. La profesores durante una semana, y (3) varias
descripción mencionada se convierte en un sesiones de observación por parte de la ex-
conjunto de reglas sobre pautas correctas perimentadora y una observadora ajena,
del quehacer educativo, que quedan escritas tanto en las clases normalizadas como en las
para uso del educador. clases de apoyo. Con esa información, la
La condición de ayuda directa se refiere experimentadora se reunió con el profesor
a señales por parte de la experimentadora en que iba a participar en el estudio para selec-
la misma clase para prevenir errores del cionar las conductas objetivo, que fueron la
educador ante respuestas incorrectas y co- de hablar en tarea y las peticiones inadecua-
rrectas de sus alumnos. das (llamar al educador vocalmente sin al-
Se utilizó un diseño intragrupo multiva- zar la mano, levantar la mano pero gritando
riable ABCD en la clase I y AC en la clase y levantarse de los asientos sin permiso). La
II, lo que supuso un diseño de Línea Base selección se hizo bajo un criterio de funcio-
múltiple a través de clases respecto a la fase nalidad fundamentado en lo que interrumpía
de ayuda diferida (C). la dinámica de clase.
La evaluación del conocimiento del edu-
Procedimiento cador se llevó a cabo en una reunión en la
que la experimentadora le formuló cuestio-
Cada clase diaria se subdividía en dos se- nes abiertas acerca de las diferentes estrate-
siones experimentales que variaba en su du- gias o pautas generales para el manejo de
pondían y que sus respuestas no eran meras 2. Hacer explícito y público los criterios
repeticiones. Si había respuestas incorrectas por los que premia un comportamiento.
se introducían ayudas y correcciones hasta 3. Premiar conductas ya ocurridas y que
conseguir un criterio del 100% de respues- se describen, pero sólo si se están portando
tas correctas en todos los niños. El profesor bien en ese momento.
proporcionaba un resumen de las normas a 4. Procurar que las contingencias por ta-
mitad de cada sesión. reas académicas no sean discriminables.
Esta fase concluyó cuando se observó 5. Adelantar los canjeos de las fichas.
que el comportamiento de hablar en tarea se
mantenía 2 ó 3 sesiones en el 60-80% de su- Cada dos sesiones experimentales, la ex-
jetos y el de peticiones inadecuadas en el perimentadora exponía al educador —de
30-50%. forma textual— sus actuaciones adecuadas
e inadecuadas en relación al comportamien-
Fase de Ayuda Diferida to correcto e incorrecto de sus alumnos. No
se realizaba ningún análisis explícito pero
El objetivo era que el educador discrimi- se le invitaba a reflexionar sobre su com-
nase sus acciones correctas e incorrectas pa- portamiento para el próximo día.
ra facilitarle la aplicación de contingencias Esta fase se introdujo en la clase I mien-
diferenciales. Se generó una situación pro- tras la clase II seguía en LB durante 5 sesio-
clive al semimoldeamiento descriptivo de la nes más, tras las cuales se introdujo también
relación entre las respuestas correctas e in- en la clase II, indicando al educador que por
correctas de los alumnos y el comporta- razones de la investigación incluyera las
miento del educador. Se aplicó a través de normas y que lo hiciera lo mejor posible.
diferentes sesiones:
Después de la última sesión de la fase de Fase de Ayuda Directa
normas claras, la experimentadora mostró al
educador las gráficas sobre las conductas de Por razones escolares ajenas a esta inves-
los alumnos a la par que los registros de la tigación, la clase I tuvo más días de clase
relación entre las conductas de los niños y que la II, lo que permitió aplicar una fase
lo que él hacía o decía. Se solicitaba enton- adicional a fin de reducir la frecuencia de
ces al educador que seleccionase lo que respuestas incorrectas en el educador aún
consideraba apropiado e inapropiado (o me- más. La fase de ayuda directa consistía en la
jorable). La mayor parte de los fallos eran aplicación de señales directas para prevenir
relativos a la aplicación de consecuencias respuestas incorrectas en el educador. Se in-
diferenciales entre las respuestas correctas y dicó al educador que se le podía ayudar pa-
las incorrectas, por lo que se le solicitó que ra mejorar aún más su actuación en clase y
describiese los errores y las alternativas co- se acordó con él el significado de diferentes
rrectas que estipulase apropiadas. Esta des- señales auditivas que sirviesen de estímulo
cripción fue un producto semimoldeado- para recordarle lo que tenía que hacer.
instruido y sirvió para generar un conjunto Las señales acordadas tenían la forma de
de normas acerca de cómo actuar, que que- golpes con un bolígrafo, arrastrar un poco la
daron escritas como sigue: silla, o carraspear por parte de la experi-
mentadora. Se dispuso también un pequeño
1. Asegurar que la respuesta que se de- recordatorio («chuleta» que el educador
sea fomentar lleva algunos segundos pro- guardaba en un bolsillo) al que podía acudir
duciéndose. si no recordaba qué hacer. También acorda-
ron que la experimentadora dispondría men- de aviso al educador a fin de que siguiera la
sajes en una mesa al final de clase donde pauta apropiada (en concreto, un golpe con
ella permanecía para advertirle de algo rele- un bolígrafo sobre la mesa).
vante. (3) Si un niño se comportaba inadecua-
Los significados de las señales eran los damente (por ejemplo: llamaba al educador
siguientes: gritando) y el educador le atendía, la si-
Si la señal era carraspear, el educador te- guiente ocasión en la que se iniciara esta
nía que localizar algún niño que estuviese conducta la experimentadora daba una señal
hablando, le quitaría una ficha describiendo de aviso al educador (en este caso, «arras-
porque lo hacía. traba su silla») a fin de que siguiera alguna
Si la señal era dar golpes con un bolígra- de las pautas valoradas (por ejemplo: igno-
fo, el educador tenía que pensar si acababa rar o indicar que no le atendería de esa for-
de dar o quitar fichas a algún niño pero no ma, esperar para atenderle a que el niño die-
había descrito sus actuaciones correctas o ra la respuesta correcta —levantar la mano
incorrectas, respectivamente. y sin hablar).
Si la señal era arrastrar la silla, el educa-
dor tenía que buscar a algún niño que esta- Esta fase duró 5 sesiones concluyendo a
ba llamándole a voces (con o sin la mano al- la par que el curso escolar.
zada) y debía indicarle que no le atendería Al finalizar el curso se entrevistó al edu-
hasta que lo hiciera bien, y consecuente- cador, las observadoras y los otros profeso-
mente no atendería hasta que el niño levan- res en relación a los cambios que, en gene-
tara la mano y esperara en silencio. ral, podrían haber notado en los alumnos.
Adicionalmente, y si había que propor- La confiabilidad entre observadores se
cionar información más compleja se esta- calculó en el 69% de las sesiones de la cla-
bleció el acuerdo referido a que si la experi- se I y en el 80% de la clase II. La confia-
mentadora se levantaba del asiento, es por- bilidad promedio (calculada por la fórmu-
que había un mensaje y el educador debía la acuerdos entre acuerdos más desacuer-
acercarse. dos por cien) fue 84% y 80% respectiva-
Sirvan para ilustrar el procedimiento los mente para «hablar en tarea» y «peticiones
tres ejemplos siguientes: inadecuadas» en la clase I, y 91% para am-
bas conductas en la clase II. La confiabili-
(1) Si un niño durante toda la clase se ha- dad entre observadores respecto al com-
bía portado bien —no había hablado ni rea- portamiento del educador se calculó en el
lizado otro comportamiento perturbador— 64% de las sesiones de la clase I y en el
se le indicaba al educador que el niño se ha- 68% de la clase II. La confiabilidad pro-
bía portado bien para que describiese su ac- medio (calculada por la fórmula frecuen-
tuación en público y proporcionase el reco- cia menor entre frecuencia mayor por
nocimiento oportuno. cien) fue 91% y 92% respectivamente pa-
(2) Si un niño se comportaba adecuada- ra las clases I y II.
mente (por ejemplo: realizaba sus tareas sin
hablar) y el educador daba una ficha pero no Resultados
aplicaba alguna de las estrategias valoradas
como correctas (por ejemplo: describir el La Figura 1 muestra los datos de ambas
comportamiento adecuado), la siguiente clases respecto a las conductas inapropiadas
ocasión en la que se estuviera dando esa por sesión y las respuestas incorrectas del
conducta la experimentadora daba una señal educador.
L.B. en
EDUCADOR Normas Claras
2
1.8
Tasa Respuestas Incorrectas/min
1.6
1.4
1.2
1
.8
.6
.4
.2
0
1 5 10 15 20 25 30 31 35
Sesiones
100 +
Ayuda diferida
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
EDUCADOR
2
1.8
Tasa Respuestas Incorrectas/min
1.6
1.4
1.2
1
.8
.6
.4
.2
0
1 5 10 15 20 25 30
Sesiones
Figura 1. Datos referidos a las clases I y II respecto a las conductas inapropiadas de los alumnos y a las respuestas
incorrectas del educador. Las conductas inapropiadas son «Hablar en Tarea» y «Petición Inadecuada» (se presen-
tan por el % promedio de sujetos con tales conductas por sesión medido en intervalo parcial de 5 min -de 3 a 5 in-
tervalos por sesión). Las conductas incorrectas del educador se presentan en la tasa por minuto en cada sesión.
Los datos en la Clase I siguen las siguientes condiciones: Línea de Base, Normas Claras, Ayuda Diferida y Ayuda
Directa. Los datos en la Clase II se presenta en Línea de Base y en Normas Claras más Ayuda Diferida.
sionales. Así, durante la LB en la clase II su bien o mal y lo que hacía realmente el edu-
nivel de actuación correcta fue reducido e cador; a pesar de que el educador pudiese
irregular (aún proveyendo las normas todos creer que actuaba de acuerdo a las normas.
los días en la clase I). La tasa de actuaciones Era imprescindible, por tanto, centrarse
del educador estaba en un rango de 1.9-1.05 en un procedimiento que condujese a esa
respuestas incorrectas por minuto y 0.8-0.4 discriminación a fin de comprobar si, así, su
por min., respectivamente en las clases I y actuación en clase mejoraría. Por otro lado,
II. Esa irregularidad podría responder a una y como el educador describió en algunas
falta de discriminación entre lo que conoce ocasiones, sus ejecuciones en clase parecían
debe hacer y lo que hace, o porque su com- controladas por las contingencias directas
portamiento estuviese controlado por las que provenían del comportamiento de los
consecuencias inmediatas que se derivan de niños ante su actuación incorrecta (los
un hacer incorrecto como es el que los niños alumnos a veces se callaban). Sin embargo,
«callen» un momento cuando les atiende es sabido que para erradicar los problemas
gritando, por ejemplo, aunque vuelvan a hay que ser sistemático en las acciones que
comportarse inapropiadamente en breves conduzcan al éxito que significa, en este ca-
momentos. so, que los alumnos permanezcan en las ta-
En resumen, la fase de LB y la fase de reas y los profesores utilicen las «herra-
aplicación de normas claras en la clase I no mientas» apropiadas para conseguirlo.
sólo permitió observar la falta de ajuste del El ajuste entre las normas correctas y el
educador a las normas, sino que permitió co- comportamiento del educador en clase se
rroborar que la ambigüedad de las normas consiguió iniciar y afianzar al introducir al-
provistas por el educador en línea base (nor- gunas de las variables conocidas para facili-
mas generales y abiertas, sin especificar lo tar, primero, la discriminación entre las nor-
que los niños hacen bien o mal, ni las con- mas y la actuación del profesor en clase, y
secuencias por estos haceres) fomenta com- seguidamente, para potenciar una sensibili-
portamientos incorrectos en los niños. En dad mayor de las respuestas relativas a la
segundo lugar, las normas claras no llegaron descripción de lo que ha de hacerse para
a facilitar la correspondencia en el educador conseguir un efecto prolongado en las con-
entre lo que decía haría (según las normas) y ductas correctas de los niños.
lo que ciertamente hacía. Por ejemplo, las Relacionar puntual y explícitamente la
contingencias aplicadas a los comporta- reacción del educador a las actuaciones co-
mientos de los niños no eran diferenciales; rrectas e incorrectas de los niños facilitó la
es decir, se reforzaban conductas correctas e discriminación de sus actuaciones correctas
incorrectas, no se corregían sistemáticamen- e incorrectas en clase. Para ello se propor-
te comportamientos incorrectos, ni se refor- cionó (1) información de las relaciones que
zaban sistemáticamente y en mayor propor- había en clase entre los comportamientos
ción las respuestas correctas, no se producía correctos e incorrectos de los niños y lo que
información apropiada a los niños sobre có- el educador hacía en cada caso, y (2) se fo-
mo se comportaban, etcétera. Por tanto, ni calizó la atención del educador en la des-
las normas ambiguas ni las normas claras cripción de los efectos de esas interaccio-
que se acompañan de actuaciones incorrec- nes, procurando una descripción semimol-
tas del educador (no ajustadas a esas nor- deada aunque también algo instruida por las
mas) podrían permitir la discriminación de ayudas verbales de la experimentadora en
los alumnos entre lo que se les decía que ha- ciertos momentos (Catania, Matthews y
bían de hacer y lo que ocurría al portarse Shimoff, 1982).
de la clase, pudo actuar como estímulo dis- sivas de variables puntuales en un contexto
criminativo para tal comportamiento en aplicado, sino que en tal contexto se han
otros niños. En cuarto lugar, y en relación a analizado a nivel experimental algunas de
efectos colaterales, hay que señalar que no las variables que favorecen la discrimina-
se produjeran alteraciones emocionales ni ción entre las «creencias» —en este caso so-
variabilidad de respuesta durante la extin- bre el quehacer profesional— y las actua-
ción de los comportamientos incorrectos en ciones acordes a esas creencias. Representa,
los niños, habiéndose debido tal ausencia de pues, un ejemplo aplicado más de la facili-
patrones emocionales a que sólo se maneja- tación de la discriminación de la propia con-
ron las contingencias (Ayllon y Roberts, ducta y la correspondencia entre lo que uno
1974), lo que significa que no se elimina o cree y lo que hace (véase en una dirección
añade la atención de otros (que es importan- similar los trabajos de Delgado y Luciano,
te para el niño) sino que se cambia la rela- 1990; DeRoss y Pinkston, 1996; Parsonson,
ción de contingencia, esto es, la atención se Baer y Baer, 1974; Selinske, Greer y Lodhi,
dirige hacia las respuestas correctas en lugar 1991; Sulzer-Azaroff y Mayer, 1986, 1991;
de hacia las incorrectas. Vives y Luciano, 1996).
En este sentido, informamos, en quinto lu-
gar, de ciertos efectos positivos a nivel de va- Notas del Autor
lidez social, que proceden de los informes de
«asombro y satisfacción» de los profesiona- Este estudio corresponde a una parte del tra-
les de las aulas anexas a la de intervención, bajo presentado para el acceso al grado de doctor
así como la «gratificación del educador» al en Psicología por la primera autora bajo la direc-
poder realizar sus tareas docentes sin interfe- ción de la segunda, defendido en 1996.
rencias, y la «mejora de la ejecución de los La parte empírica del estudio se realizó cuan-
niños en las tareas académicas en consonan- do ambas autoras tenían su filiación en la Uni-
cia con una reducción de conductas perturba- versidad de Granada.
doras», mostrando una frecuencia más alta Las autoras agradecen a los alumnos, profe-
en el seguimiento de normas para focalizarse sores y al psicólogo del Colegio «Ave María» de
en el aprendizaje académico. Tales efectos Granada su colaboración y las facilidades pro-
indirectos han permitido que los profesores porcionadas para efectuar este estudio. Igual-
puedan «percatarse» del buen funcionamien- mente, se agradece el trabajo minucioso de re-
to de sus alumnos y, probablemente, hayan gistro realizado por M. Paz Briones, M. Eugenia
reforzado tales comportamientos —aún Lara, M. Soledad López, Eva Moreno e Inmacu-
inadvertidamente para ellos— generando un lada Jiménez.
mantenimiento o cronificación generalizada Las autoras muestran un agradecimiento es-
de una disposición para aprender. pecial al educador quien permitió el diseño de es-
En cualquier caso, las aportaciones de es- te estudio con su entusiasmo por mejorar sus co-
te estudio no son sólo las valoraciones suce- nocimientos y habilidades educativas.
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