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Ejercicio Nº 1

VITRUVIO
1) Identifique los temas tratados por Vitruvio en Los Diez Libros de Arquitectura.

INDICE

LIBRO PRIMERO:
I. Qué es Arquitectura y qué cosas deben saber los Arquitectos
II. En que consiste la Arquitectura
III. De las partes en que se divide la Arquitectura
IV. De la elección de lugares sanos
V. De la construcción de las murallas y las torres
VI. De la elección de lugares apropiados para uso común de la ciudad

LIBRO SEGUNDO:
I. De la vida de los hombres primitivos y de los principios de la Humanidad,
así como del origen de los edificios y de sus progresos
II. De los principios de las cosas según las opiniones de los filósofos
III. De los adobes
IV. De la arena
V. De la cal y de cuál es la mejor piedra de que se hace
VI. Del polvo de Puzol
VII. De las canteras
VIII. De las clases de edificaciones
IX. De la madera. De lo que hay que observar al cortar la madera para
construir y de las cualidades superiores de algunos árboles
X. Del abeto superior y del inferior, con la descripción de los Apeninos.

LIBRO TERCERO:
I. De dónde se han tomado las medidas para erección de templos
II. De la composición y medida de los templos
III. De las cinco clases de templos
IV. De los cimientos tanto en lugares sólidos como en los que no lo son
V. De las columnas jónicas y de su ornato
VI. Simetría de los arquitrabes

LIBRO CUARTO:
I. De los tres órdenes de columnas: de su origen y de su invención (y de la
simetría del capitel corintio)
II. De los ornamentos de las columnas y de su origen
III. Del orden dórico
IV. De la distribución interna de las celas y del vestíbulo
V. De la orientación de los templos
VI. De las proporciones de los vanos y de los jambajes en los templos
VII. De las proporciones en los templos toscanos
VIII. De los templos redondos y de otras clases
IX. Como deben instalarse los altares de los dioses

LIBRO QUINTO:
I. Del Foro y de las basílicas
II. Del Erario, de la Cárcel y de la Curia
III. Cómo se debe construir un teatro para que su situación sea saludable
IV. De la armonía
V. De los vasos del teatro
VI. De la forma del teatro
VII. Del techo del pórtico del teatro
VIII. De las tres clases de escenas y de los teatros griegos
IX. Sobre la elección de lugares armónicos para los teatros
X. De los pórticos detrás del escenario y de los paseos
XI. De las disposiciones y partes de los baños XII. De la forma cómo han de
construirse las palestras y los xistos
XIII. De los puertos y de las obras de albañilería bajo el agua

LIBRO SEXTO:
I. De la disposición de los edificios según las diversas propiedades de los
lugares
II. De las proporciones y medidas en los edificios particulares y de sus
medidas según la naturaleza de los lugares
III. De los atrios
IV. De la atrios y de los aposentos
V. De los triclinios
VI. De los salones a la griega
VII. De los aspectos apropiados en cada una de las partes de los edificios
para que las habitaciones sean cómodas y sanas
VIII. De la forma de las casas, según la diversa categoría de las personas
IX. De la disposición de las casas de campo
X. De la edificación y distribución de las casas entre los griegos
XI. De la solidez y cimientos de los edificios

LIBRO SÉPTIMO:
I. Del enlucido y de los pavimentos
II. De la maceración de la cal para los enlucidos
III. De la disposición de las bóvedas y de la mampostería y del enlucido
IV. De los enlucoidos en lugares húmedos
V. De la manera de pintar las habitaciones
VI. Del mármol y cómo se le ha de preparar para los enlucidos
VII. De los colores naturales
VIII. Del minio y del azogue
IX. De la preparación del cinabrio ( del bórax, del bolo arménico e índigo)
X. De los colores artificiales, y en primer lugar del negro de humo
XI. Del azul y del amarillo
XII. Del Albayalde, del cardenillo y de la sandáraca
XIII. De la púrpura
XIV. De los colores artificiales que imitan la púrpura, el ocre, la crisocola y
el índigo

LIBRO OCTAVO:
I. De la manera de encontrar agua
II. Del agua de lluvia
III. De las aguas calientes y de la naturaleza de varias fuentes, ríos y aguas
IV. De las propiedades de algunas otras fuentes
V. Cómo es posible conocer la calidad de las aguas
VI. Del modo de nivelar las aguas, y de los instrumentos necesarios para ello
VII. De los modos de conducir el agua
VIII. De los pozos y cisternas

LIBRO NOVENO:
I. De las relaciones del gnomon segun los rayos solares y las sombras - del
mundo y de los planetas
II. De las fases lunares
III. Como el Sol, entrando por los 12 signos, acrece o disminuye la duración
de los días y de las horas
IV. De las constelaciones a la derecha de Oriente, entre la zona de los signos
y el Septentrión

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V. De las constelaciones situadas entre la zona de los Signos y el Mediodia
VI. De la Astrología aplicada a la adivinación de los movimientos y de las
estaciones
VII. De la descripción de los analemmas
VIII. De algunas especies de relojes- De los inventores de los relojes de agua
y de los relojes invernales o anaforicos
IX. De los relojes de agua
X. De los relojes de invierno llamados anaforicos

LIBRO DÉCIMO:
I. De las máquinas y sus diferencias con lo que se llama órganos
II. De las maquinas de tracción
III. De las maquinas y los pesos
IV. Continuación del anterior
V. De otra máquina tractoria
VI. De la ingeniosa invención de Chersifronte para el transporte de cargas
VII. Del hallazgo de la cantera con cuya piedra se hizo el templo de Éfeso
VIII. De la línea recta y de la circular y de los principios de todo movimiento
IX. De las clases de órganos para sacar agua
X. De las ruedas de agua y de los molinos de agua
XI. De la cóclea, que saca gran cantidad de agua, pero no muy alto
XII. De los órganos hidráulicos
XIII. De la manera de medir las distancias en viaje por tierra o por mar
XIV. De las catapultas y de los escorpiones
XVI. De la construcción de las ballestas
XVII. De las proporciones de las ballestas
XVIII. De la manera de cargar las ballestas y las catapultas
XIX. De las máquinas de ataque
XX. De la tortuga que se hace para cegar fosos
XXI. De otras clases de tortugas
XXII. De las defensas

2) Lea los fragmentos seleccionados, atento a las siguientes


preguntas:

Libro I
¿Cómo define la Arquitectura y cómo la tensión entre práctica y teoría?
¿Cuál debe ser la formación del arquitecto? ¿Qué le aporta cada disciplina?
¿Qué tipo de dibujos describe? ¿En qué consisten?
¿Cuáles son, según Vitruvio, los seis atributos de la Arquitectura?
¿Cómo define los términos: firmitas, utilitas y venustas?

Libro III
¿Cómo define simetría y proporción?
¿Qué propone en cuanto a relaciones numéricas y medidas?
¿Cómo clasifica los templos y según qué aspectos?
¿Qué debe tenerse en cuenta para la construcción?

Libro IV
¿Cómo explica tres especies de columnas?
¿A qué formas humanas las vincula?

Libro VI
¿En qué consiste la firmeza de un edificio? ¿Qué regulaciones propone?

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Selección de fragmentos de Los Diez Libros de Arquitectura de Marco Vitruvio Polión (Madrid, Akal, 1992)
[traducción del latín Joseph Ortiz y Sanz, Madrid, Imprenta Real, 1787].

LIBRO PRIMERO
Capítulo Primero
De la esencia de la arquitectura, y las instituciones de los arquitectos.

La Arquitectura es una ciencia que debe ir acompañada de otras disciplinas y conocimientos, por las cuales juzga las
obras de las otras artes que tienen relación con ella.
Se adquiere con la teoría y con la práctica. La práctica es el conocimiento que se adquiere con una continua ejecución y
conducción de las obras sobre la materia a la que se desea dar forma. La teoría es el conocimiento que de ella se puede
adquirir por el estudio de los libros, los viajes o la meditación sobre las sutilezas y leyes de la proporción de las obras
ejecutadas. Estas dos partes son de tal modo necesarias que los arquitectos que intentaron llegar a la inteligencia de su
arte con sólo ser prácticos y diestros de manos, por mucha que fuese su fatiga jamás pudieron conseguir con sus obras
crédito alguno; como tampoco lo lograron los que se fiaron del solo raciocinio y letras, siguieron una sombra de las
cosas, no la cosa misma. Pero los que se instruyeron en ambas, como prevenidos de todas las armas, consiguieron
brevemente y con aplausos lo que se propusieron.
Como todas las demás artes, la arquitectura tiene aquellas dos cosas de significado y significante. Significado es la cosa
que se propone tratar. Significante es la demostración de la cosa con razones científicas. Por lo que el que quiera
llamarse arquitecto deberá estar avezado en ambas; deberá ser ingenioso y aplicado puesto que ni el talento sin el
estudio, ni éste sin aquél pueden formar un artista perfecto. Será instruido en las buenas letras, diestro en el dibujo, hábil
en la geometría, inteligente en la óptica, instruido en la aritmética, versado en la historia, filósofo, médico, jurista y
astrónomo.

Además del conocimiento de las cosas que pertenecen particularmente a la Arquitectura, hay muchas otras que son
necesarias al arquitecto. Conviene que sepa escribir para asegurar los estudios y cómputos de las obras. Debe saber
dibujar para trazar con elegancia las plantas y elevaciones de los edificios. La Geometría le es necesaria para formar
ángulos rectos, nivelar los terrenos y replantear las obras. La Óptica para definir las mejores vistas. Es preciso saber
Aritmética para calcular los gastos de las obras, señalar las medidas y resolver los intrincados problemas de las
proporciones. Debe saber Historia a fin de que pueda dar razón de la mayor parte de los ornamentos que se fundan en
ella –por ejemplo si en lugar de columnas se sostiene el entablamento con figuras de mujeres llamadas cariátides, es
menester que sepa que los griegos inventaron estas figuras para dar a entender a la posteridad sus victorias sobre los
Carios, cuyas mujeres quedaron cautivas, sin dejar sus vestiduras matronales.
Además es menester que los arquitectos se hallen instruidos en los preceptos de la Filosofía Moral, porque debe ser
magnánimo, con ánimo grande y resuelto pero sin arrogancia, equitativo, fiel y en un todo libre de avaricia. El
arquitecto debe tener docilidad para admitir y aprovechar los avisos de los demás, y no sólo de los otros artistas sino de
los que no profesan ningún arte, porque todos, y no sólo los arquitectos, deben juzgar las obras. La Filosofía Natural le
es también precisa para descubrir las causas de muchos fenómenos naturales a los que debe poner remedio, como la
conducción de las aguas.
Así mismo es menester que sepa de Música, para entender las leyes del sonido y matemáticas, y para dar la debida
tensión a las ballestas, catapultas y escorpiones que se disparan con cuerdas de nervio y tripas de animales por cuyo
sonido es posible distinguir la fuerza, rigidez o elasticidad de sus arcos o brazos. La Música también es necesaria para
saber afinar los vasos de bronce que se colocan bajos las gradas de los teatros, y graduarlos en intervalos de cuarta,
quinta y octava en consonancia con los cantos o los músicos; de manera que al recibir el sonido de la escena lo hagan
converger en un punto, aumentando considerablemente su volumen de manera que lleguen de manera más clara al oído
de los espectadores..
Ha de tener asimismo algún conocimiento de Medicina para distinguir las variaciones del clima y la calidad del aire
según la zona, para diferenciar aquellos parajes saludables de los pestilentes y asegurar la calidad de las aguas.
No debe ignorar las leyes y costumbres de los lugares para la construcción de medianeras, las visuales y la conducción
de las aguas, dejándolo en claro en la escritura y la documentación para no dejar litigios entre los interesados después de
concluidas las obras.
Finalmente ha de saber Astronomía para distinguir los puntos cardinales y la constitución celeste, poder formar los
cuadrantes solares y saber de los equinoccios, solsticios y cursos de los astros imprescindibles para entender la
Gnomónica o arte de construir relojes solares.
Siendo, pues, la Arquitectura una ciencia condecorada de tantas otras, no puede llamarse arquitecto, sino el que desde
su niñez, subiendo por los grados de estas disciplinas y creciendo en la adquisición de muchas letras y artes, llegara al
sublime templo de la arquitectura.

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Parecerá a muchos que es imposible aprender tantos conocimientos y retenerlos en la memoria, pero comprenderemos
que es posible conseguirlo por las conexiones recíprocas entre todos ellos.
Pithio, arquitecto del templo de Minerva en Priene, en uno de sus comentarios dice “que el arquitecto debe ejercer en
todas las artes y doctrinas como aquellos que con su aplicación pusieron cada una de ellas en mayor claridad”. Pero esto
no ocurre así en la practica.. La verdad que el arquitecto no puede ser tan gramático como Aristarco, pero tampoco
ignorar la gramática, ni tan músico como Aristóteles aunque sí entender algo de música, En suma, no debe ser excelente
en las demás ciencias, pero tampoco absolutamente ignorante, porque frente a tanta variedad de conocimiento sólo es
posible conocer la esencia y principios. ¿Cómo podría el arquitecto, que debe instruirse en tantas materias, superar a
aquellos que pusieron todo su cuidado y estudio particular en una sola? Píthio no advirtió que todas las artes constan de
dos cosas, práctica y teoría, y que la una es propia de los ejercitados en su ejecución y la otra común a los doctos. Así
las pulsaciones son comunes a médicos y a músicos, pero si se ha de curarse una herida no llamaremos al músico, sino
al medico. Igualmente la simpatía de los planetas y las consonancias son comunes a los astrónomos y músicos. Hay
muchas cosas que son comunes para la especulación pero que para su ejecución debe dejarse en aquellos prácticos en el
ejercicio de las manos..
Así te suplico, oh Cesar, a ti, y a cuantos leyeran esta obra que si alguna expresión pecare en las reglas gramáticas lo
disimulen, pues no la compuse como perfecto filosofo, retórico elegante o gramático de estilo, sino como arquitecto y
con una tintura de las otras ciencias. Pero en cuanto a lo sustancial del arte y sus reglas prometo y espero instruir en
estos libros no a los que edifican sino también a los demás sabios con la mayor autoridad y magisterio.

Capitulo Segundo.
De que cosas consta la arquitectura.

La arquitectura consta de Orden, que en griego se llama taxis, de Disposición, que en griego se llama diáthesis, de
Euritmia, Simetría, Decoro y Distribución, llamada en griego economía.
El Orden es una apropiada disposición y tamaño de las partes de una edificio. Se regula por la cantidad que
en griego se llama Posotés, y que supone la conveniente dimensión por módulos de todo el edificio y de cada uno de sus
miembros.
La Disposición consiste en la oportuna colocación y el efecto elegante en la composición de todas las partes del edificio
según la calidad de cada una. De suerte que así como el Orden es relativo al tamaño, a la cantidad, la Disposición
refiere a la figura y la situación, a la calidad.
De tres modos puede el arquitecto manifestar el efecto de la disposición: la Icnografía , la Ortografía y la Escenografía.
La Icnografía es un dibujo en pequeño, formado con la regla y el compás, del cuál se toman las dimensiones para
demarcar en el terreno el área de los cimientos o planta del edificio. Ortografía es una representación en pequeño de la
fachada del edificio futuro y de su figura por elevación con todas sus dimensiones. La Escenografía es el dibujo
sombreado de la fachada y lados del edificio que se alejan, concurriendo todas las líneas a un punto. Estos modos nacen
de la meditación y de la invención. La meditación es una atenta, industriosa y vigilante reflexión; la invención es la
solución de cuestiones intrincadas y el hallazgo de cosas nuevas mediante el ingenio. Todo esto forma parte de la
Disposición.
La Euritmia, es la que forma el conjunto y le da un hermoso aspecto, cuando la altura se corresponde con el ancho y
éste con el largo, teniendo todo a su justa medida. La Euritmia o Simetría es la correspondencia conveniente del todo
con sus partes según la medida de alguna de ellas. Porque de igual manera que hay una relación entre el pie, la mano, el
dedo u otras partes del cuerpo humano, sucede lo mismo en la construcción: un miembro particular da a entender el
tamaño del todo. Por ejemplo, por el diámetro de una columna o el largo de un triglifo se hace juicio del tamaño de un
templo: siempre de algún miembro se saca la razón de la Simetría, proporción o euritmia.
El Decoro es lo que hace que la ornamentación de la obra sea tan correcta que no se encuentre cosa que no sea aprobada
o fundada en alguna autoridad. Se puede tener en consideración el decoro por rito, por costumbre o por naturaleza.
El Decoro por rito, por ejemplo cuando se construyen templos a Júpiter Fulminante, al sol y a la luna, se los deja
descubiertos y sin techo, para que el efecto de estas deidades esté patente y a vista de todos. A los templos a Marte o
Hércules no corresponden edificios delicados, sino dóricos; en los construidos en honor a Venus, Flora, o las Náyades
conviene el corintio. A Juno, Diana, Libero-Padre y otros dioses semejantes, le corresponden templos jónicos, entre
robustez dórica y la delicadeza corintia.
El Decoro de costumbre pide la magnificencia y elegancia de los vestíbulos se corresponda con edificios magníficos en
lo interno, pues si el interior fuere elegante y la entrada humilde y grosera no habría Decoro. Igualmente si en la cornisa
dórica se tallasen dentellones o triglifos en junco, transportando las propiedades de un orden a otro, se ofendería la vista
por ser diversas las leyes de cada uno, establecidas ya por antigua costumbre.
El Decoro natural será para que se procuren los sitios más sanos para y se traigan aguas suficientes y salubres para la
construcción de los edificios a fin de hacerlos más sanos y cómodos. Especialmente en el caso de los templos dedicados
a Esculapio, a la salud o a aquellos dioses que sanan enfermos. También tiene que ver con el Decoro natural dar luz de
oriente a las alcobas o dormitorios y a las bibliotecas, y al poniente a los baños y habitaciones de invierno. Las galerías

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de pinturas y demás oficinas que requieren luz permanentemente igual, se deberán orientar al norte pues el curso del sol
no hace crecer ni menguar la luz de estas parte del cielo, sino que permanece todo el día en un mismo estado.
La Distribución o Economía es un debido empleo de los materiales, el sitio y un económico gasto en las obras,
gobernando con prudencia, teniendo en consideración lo que se pretende gastar El arquitecto no buscará cosas difíciles,
no se hallan ni acopian sino con crecidos gastos. No en todos los países abunda la arena mineral, la piedra o los abetos y
su madera limpia de nudos. Por lo cual, donde no se hallare arena de mina, se usara la de río. La falta de abetos sin
nudos podrá suplirla el ciprés, el álamo, el olmo y el pino. Otro grado de Distribución es disponer los edificios según se
destinen al común de los ciudadanos o para los adinerados. También deberá ser diferente la disposición de las casas en
la ciudad que las granjas donde se recogen los frutos y las cosechas. En suma, la Distribución en los edificios debe
siempre adaptarse a sus habitantes.

Capitulo Tercero.
Las partes en que se divide la arquitectura.

Las partes de la arquitectura son tres: Construcción, Gnomónica y Maquinaria. La Construcción se divide en otras: una
es la edificación de las murallas y la obra publica, y la otra la de los particulares. Los edificios públicos se dividen en
tres clases, una pertenece a la defensa, otra a la religión y otra a la comodidad. Para la defensa son los muros, torres y
puertas, inventos para rechazar en todos tiempos las invasiones de los enemigos. A la religión pertenece la erección de
templos y edificios sagrados a los dioses inmortales, y la comodidad es la situación de los lugares de uso público, como
puertos, plazas, pórticos, baños, teatros paseos y otros semejantes, que por la misma razón se colocan en parajes
públicos.
Estos edificios deben construirse con atención a la Solidez, la Comodidad y la Belleza.
La Solidez depende de la bondad de los cimientos, la elección de los materiales y su uso, que se debe hacer con el
orden, disposición y proporción conveniente entre todas sus partes.
La Comodidad consiste en el orden y la oportuna disposición y situación de las partes hecha tan a propósito que cada
una esté orientada a la orientación que más le convenga y que nada embarace el uso del edificio
La Belleza pide que su forma sea elegante y de buen gusto y que sus miembros arreglados a la Simetría en sus
dimensiones.

LIBRO TERCERO
Capitulo Primero
La composición y simetría de los Templos.

La composición de los Templos depende de la Simetría, cuyas reglas deben estar siempre presentes. Esta nace de la
proporción, que en griego se llama analogía. La proporción es la conmensuración (medidas, igualdad) de las partes y
miembros de un edificio con todo el edificio mismo, de la cual procede la razón de la Simetría. Ningún edificio puede
estar bien compuesto sin la simetría y proporción, como un cuerpo humano bien formado. Compuso la naturaleza el
cuerpo del hombre de suerte que su rostro desde la barba hasta lo alto de la frente y raíz del pelo es la décima parte de
su altura. Otro tanto es la palma de la mano desde el nudo de la muñeca hasta el extremo del dedo largo. Toda la cabeza
desde la barba hasta lo alto del vértice o coronilla es la octava parte del hombre. Lo mismo es por detrás, desde la nuca
hasta lo alto. De lo alto del pecho hasta la raíz del pelo es la sexta parte, hasta la coronilla la cuarta. El pie es la sext a
parte de la altura del cuerpo, el codo la cuarta, el pecho también la cuarta. Todos los otros miembros t ienen también su
conmensuración proporcionada, siguiendo la cual los celebres pintores y escultores antiguos se granjearon eternas
alabanzas. Del mismo modo, pues, los miembros de los Templos sagrados deben tener exacta correspondencia de
dimensiones entre cada uno de ellos y respecto a todo el edificio.
Así mismo el centro natural del cuerpo humano es el ombligo pues tendido el hombre sobre su torso, y abierto los
brazos y piernas, si se pone de pie del compás en el ombligo y se forma un círculo con el otro, tocaras los extremos de
los pies y manos. Lo mismo sucederá con el cuadrado, porque si se mide de las plantas hasta la coronilla y se pasa la
medida transversalmente a los brazos tendidos, se hallara la altura igual a la anchura, resultando un cuadrado perfecto.
No sin causa la naturaleza compuso el cuerpo del hombre de manera que sus miembros tengan proporción y
correspondencia. Los antiguos establecieron también en la construcción de los edificios una exacta conmensuración de
cada una de sus partes con el todo. Lo observaron principalmente en los templos de los dioses, donde suelen permanecer
eternamente los aciertos y errores de los artífices.

También tomaron de los miembros del cuerpo la variedad de medidas, tan necesarias en las obras, como el dedo, palmo,
pie y codo y las distribuyeron en numero perfecto, que los griegos llaman teleion. Constando ambas manos de diez
dedos, decidió Platón llamar perfecto a este número, por componerse de unidades de cosas que los griegos llaman

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mónades, las cuales si pasan a once o doce no son numero perfecto hasta componer otra decena, porque cada unidad de
éstas es una partícula de dicho numero.
Pero los matemáticos fueron de otra opinión, dijeron que el seis es el número perfecto, porque este se dividía en seis
partes acomodadas a sus raciocinios. (…) Por esta razón las ciudades de Grecia dividieron en seis a la Dracma. Pero los
nuestros desde el principio tomaron el número diez y al denario le dieron el valor de diez asses de metal. Pero
advirtiendo después que ambos números dieciséis eran perfectos, los unieron y formaron el perfecto dieciséis. Todo esto
tuvo principio en el pie, por que si al codo se quitan dos palmos, queda el pie que se compone de cuatro, y constando el
palmo de cuarto dedos, vino a tener el pie dieciséis.
Los Templos se clasifican según el aspecto de su figura. El primero es el in antis, después el próstilos, el amfipróstilos,
el perípteros, el seudodípteros, el dípteros, y el hípetros. (…)

Capitulo Segundo
Las especies de Templos.

Cinco son las especies de Templos y sus denominaciones las siguientes picnóstilos, estos es de columnas espesas;
síxtilos, algo más apartadas; diástilos, aun más distantes; aeróstilos, mas clara de lo que conviene y éustilos, de una
justa y proporcionada distancia.
Será el Templo picnóstilos cuando el Intercolumnio tenga de ancho del imoscapo y medio, Síxtilos es cuando el
intercolumnio consta de dos diámetros del imoscapo, como el Templo de la Fortuna Ecuestre. Estas dos especies son
defectuosas porque cuando las matronas van a orar, subidas las gradas, no pueden entrar por el intercolumnio tan
angosto asidas de las manos, sino volviéndose de lado. También la multitud de columnas impide la vista de las puertas,
quita la luz a las estatuas y no se puede pasear por el pórtico alrededor del Templo.
El diástilos será cuando el intercolumnio tiene de ancho de tres diámetros de columnas o imoscapos, como en el
Templo de Apolo y de Diana. Esta disposición tiene el inconveniente de que los arquitrabes se rompen por el demasiado
intervalo.
En los aeróstilos no se pueden poner arquitrabes de piedra ni de mármol, sino de madera. El aspecto de estos Templos
se hace pesado, chatos y ancho.
El éustilos es la especie más apropiada, sea para el uso, sea para la hermosura, sea para la firmeza. Háganse los
intercolumnios de dos diámetros y un cuarto de la columna y el intercolumnio de medio en la fachada y póstico será de
tres diámetros. De esta forma tendrá belleza en el aspecto, la entrada amplia, y majestuoso el paseo alrededor de la
nave.
En la práctica si el Templo hubiere de ser tetrástilos se dividirá el frente en once partes y media, excluyendo la
proyección de los zócalos y las basas, si es de seis columnas, se dividirá en dieciocho partes; si es octástilos se dividirá
en veinticuatro y medias partes. Cada una de estas partes será el módulo. Un módulo tendrá el imoscapo; los
intercolumnios tendrán dos y un cuarto, los del medio en la fachada y en el póstico, tendrán tres módulos; la altura de
las columnas será de ocho módulos y medio. De este modo serán proporcionados los intercolumnios con la altura de las
columnas. (…)

Capitulo Tercero
Los fundamentos para columnas y demás ornamentos.

(…) Hechas y colocadas las basas, se pondrán sobre ellas las columnas, las del medio en pronao y póstico arregladas al
verdadero perpendicular y línea de su eje, pero todas las de los lados del Templo a una y otra mano inclusas las
angulares, trabajadas de manera, que el lado interior de ellas que mira a las paredes de la nave quede perfectamente a
plomo y todo lo exterior se disminuirá según la regla dada para la disminución de las columnas. De este modo quedará
la disminución de columnas en tales Templos recta y debidamente.
Puestos los fustes de las columnas, se siguen los capiteles se harán con las proporciones siguientes, cuanta fuere la
anchura del imoscapo, tanta será la longitud y latitud del ábaco, con una decimoctava parte más, su altura, inclusas las
volutas (…)
Estas serán las proporciones de los capiteles en las columnas no mayores de quince pies, en las otras mayores serán las
mismas, excepto el ábaco, que tendrá en cuadro la anchura del imoscapo, con un noveno más; para que cuanto menos
disminución tuviere la columna como más alta, no le falte al capitel la correspondiente proyección y adición, estando en
puesto elevado.
(…) Concluidos los capiteles, y puestos sobre las columnas, se harán los arquitrabes en esta proporción. Si las columnas
fueren de doce a quince pies, la altura del arquitrabe será la mitad del diámetro del imoscapo, si fueren de quince a
veinte pies, se dividirá la altura de ellas en trece partes, y una será la altura del arquitrabe, y según esta regla, conforme
fuere la altura de las columnas, se determinará la de los arquitrabes, porque cuanto más altos suben los radios visuales,
rompen con mayor dificultad lo denso del aire, y esparcida y cansada la vista por la mucha elevación, se presenta a los

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ojos inciertos y mal definidos el tamaño de los objetos. Por lo cual siempre se debe hacer el justo suplemento en la
proporción de los miembros, para que cuando estuvieren en sitios elevados, o ellos fueren muy grandes, se dejen ver de
una magnitud proporcionada.
La anchura del arquitrabe en la parte inferior que sienta sobre los capiteles será la misma que la del sumoscapo bajo del
capitel, en la parte de arriba será tan ancho como el imoscapo. El friso sobre el arquitrabe será una cuarta parte menor
que éste, pero si se hubieren de tallar algunos relieves, será una cuarta parte más alto para dar majestad a las figuras.
(…)

LIBRO CUARTO
Capitulo Primero
De las tres especies de columnas y de su invención.

(…) El más antiguo de estos (tres órdenes: Dórico, Corintio y Jónico) es el Dórico: pues Doro, hijo de Heleno y de la
Ninfa öpticos, Rey de Acaya y de todo el Peloponeso, en la antigua ciudad de Argos edificó un Templo a Juno, el cual
salió de este orden por casualidad: a cuya imitación se construyeron otros en otras ciudades de Acaya, no habiendo
hasta entonces sido reconocidas las proporciones.
Pero depués los atenienses, por las respuestas de Apolo Délfico, de común auerdo con de toda Grecia destinaron trece
colonias para Asia a un mismo tiempo, nombrando en cada una su caudillo, dienron el mando a Jono hijo de xuto y
Preusa, a quien el mismo Apolo Délfico llamó también hijo suyo. Partió éste al Asia con sus colonos: ocupó las
regiones de Caria; y fundó alló las celeb´érrimas ciudades de Efeso, Mileto, Miunta, Priene (…).
Estas ciudades, habiendo arrojado de aquellos confines a los Cares y Lélegas, llamaron Jonia a toda aquella región, por
el nombre de Jono, su conductor: y decretando Templos a los Dioses inmortales, los comenzaron a edificar (…).
Queriendo, pues, hacer las columnas de este Templo, como no tucviesen reglas ninguna para sus proporciones, y
discurriendo modo de hacerlas aptas para sostener peso y agradables a la vista, tomaron la medida de un vestigio de pie
humano, y hallando la sexta parte de la altura del hombre, la trasladaron a la columna, dando a esta de altura seis veces
el grueso de su imoscapo, incluso el capitel. De esta suerta la columna Dórica, proporcionada al cuerpo varonil,
comenzó a dar a los edificios firmeza y hermosura.
Así mismo, queriendo después edificar un Templo a Diana de nueva forma y belleza, siguiendo los mismos principios,
le regularon a la delicadeza del cuerpo femenil. Hicieron, pues, la columna alta ocho diámetros de su imoscapo, para
que fuese más airosa: pusieron basa debajo, en significación del calzado: volutas a una y otra parte del capitel, a
imitación del cabello rizo y ensortijado, adornado el frente con cimacios y festones por crenchas: y en toda la caña de la
columna excavaron canales, imitando los pliegues delicados de la túnica matronal. De esta forma vinieron a hallar dos
especies de columnas, una varonil y sin adornos: otra con primorosos ornatos y proporciones femeninas.
Los Arquitectos posteriores adelantando sucesivamente en sutileza y elegancia, gustando de lo airoso y gentil en los
miembros, dieron al alzado de la columna dórica site gruesos de su imoscapo, y ocho y medio a la jónica; quedándola
este nombre por haber sido los Jonios sus inventores.
El tercer Orden, que se llama Corintio, imita la delicadeza de una doncella; pues las doncellas, teniendo por su poca
edad airosos y esbeltos miembros, son suscptibles de mayor delicadeza y elegancia en los adornos. (…)

LIBRO SEXTO
Capítulo Segundo
La conmensuración de proporciones en orden a la naturaleza de los sitios.

En nada debe el arquitecto poner tanto cuidado como en que los edificios tengan en sus partes exacta proporción de una
cosa con la otra. Hallada esta congruente correspondencia y bien examinada, toca luego a la perspicacia atender a la
naturaleza del sitio, al buen uso, y a la belleza del edificio y dar a todo ello, quitando o añadiendo, el modo y tamaño
más propio, pero con atención a que se vea la necesidad de su detracción o adición, de manera que en el aspecto nada se
eche menos.
Un objeto mirado de cerca nos parece diverso que, cuando está en lugar elevado, de un modo lo vemos en aire cerrado,
y de otro en libre, en todo lo cual se requiere un gran pulso para obrar finalmente con acierto, porque la vista no siempre
tiene sus efectos infalibles, antes frecuentemente nos engaña, como por ejemplo en las escenas pintadas, en que vemos
el relieve de las columnas, la proyección de los mútulos y con verdadero bulto las estatuas, siendo en la realidad una
superficie llana.
Sea que nuestra visión se haga por impresión de las imágenes de los objetos en nuestros ojos, o sea que nuestros ojos
envíen sus rayos visuales a los objetos, como quieren los físicos, siempre será cierto ser incierta las facultades de la
vista. Luego si esta tiene muchas veces por falsas las cosas verdaderas y en otras diversas de lo que son en sí, creo no

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debe dudarse la necesidad de añadir o quitar algo en los edificios, según pidieren las circunstancias ocurrentes, pero
siempre con la precaución de que en ningún modo se conozca falta. Esto no se consigue con solo el estudio, sino que
requiere también agudeza de ingenio.
Establézcase, en primer lugar la razón de simetría, y después se determinará la longitud y latitud de la planta del edificio
futuro, a cuya magnitud, una vez establecida, se seguirá la aplicación de dicha proporción para el Decoro de la fachada,
de manera que luego salte a los ojos inteligentes de la euritmia, de cuyas reglas voy a tratar prácticamente, dando
principio por los atrios de las casas, y del modo con que deben hacerse.

Capitulo Onceavo
De la firmeza de los edificios.

Los edificios sobre terreno macizo serán firmes y aptos sin duda alguna para la duración, pero si debajo han de quedar
sótanos y bóvedas, las fundaciones serán más anchas que las paredes de encima, y éstas, los pilares y columnas sentaran
perpendicularmente en medio de los cimientos, para que carguen sobre sólido, pues si el peso de columnas o pilares
sienta sobre pendiente, podrán permanecer poco. Si en los entrepilares y antas se pusieren postes debajo de las trabas,
permanecerán sin vicio, porque de lo contrario, agravados con el peso que sufren, pandeándose en su medio, quiebran
con el asiento de la estructura. Pero poniéndoles dicho poste debajo, bien apretados con cuña, no podrán pandearse.
Se procurará también aliviar a los maderos el peso de las paredes superiores, haciendo arcos con dovelas y tirantes al
centro, porque una vez así cerrados se conseguirán, primeramente que no se pandeen, y así mismo, si por el tiempo se
viciare alguna parte, se podrá fácilmente mudar sin aparato. En los edificios de muchos arcos de piedra, los pilares de
los ángulos se harán más anchos, para que mejor puedan resistir el impulso, siendo cosa clara, que las piedras del arco,
oprimidas de las paredes sobrepuestas, empujaran al centro por los tirantes o lechos, y expelerán los bolsones, pero si
son anchos los pilares angulares, aseguran los muros con su resistencia al impulso de los arcos. Después de todas estas
advertencias, no deberá ser menor la de procurar que todas las paredes perfectamente a plomo, sin declinación a parte
alguna.
La mayor diligencia del arquitecto debe ser en orden a la estructura de los muros de contención, pues suelen originarse
en ellos diferentes problemas por el impulso de algunos terraplenes. La tierra no tiene todo el año el peso que tiene el
verano, porque en invierno con las muchas aguas llovedizas que recibe, creciendo en peso y volumen rompe y rechaza
las paredes que se le oponen. Para remediar este inconveniente se harán en primer lugar los cimientos anchos al tenor
del ancho del terraplén, luego en la cara se fabrican unos pilares tan anchos como los cimientos en los bajos, y allí
arriba se irán contrayendo poco a poco. A la parte interior contra el terreno se fabricarán unos dientes a manera de
sierra, también unidos a la estructura del cimiento. De esta forma el terreno exterior no podrá prevalecerán contra el
muro.
Expuse como debe construirse las obras sin defecto y el cuidado que se ha de tener al empezarlas. Las tejas, cuartones o
cubiertas son cosas menos importantes que los fundamentos, pues dado caso que algunas de ellas se viciasen, fácilmente
se mudan.
La calidad de los materiales para las obras no está en mano del arquitecto, porque no todos ellos se hallan en todas
partes, y el dueño es quien ha de resolver hacerlas de ladrillo, de piedra irregular o sillar, pues el juicio que se hace de
los edificios es de tres maneras, a saber, en la ejecución, en la magnificencia y en la disposición. Cuando vemos un
edificio generalmente magnifico, alabamos sólo el material. Cuando la vemos sutilmente trabajado, se alaba la destreza
del albañil, pero cuando notamos la elegancia procedida de la exactitud de proporciones, damos toda la gloria al
arquitecto.
Todo lo conseguirá cuando oyere los pareceres no sólo de otros artífices, sino también de los idiotas, pues no sólo los
arquitectos, sino todos los hombres pueden conocer lo que es bueno, como la sola diferencia que los idiotas no viendo la
obra concluida, no saben entenderla, pero el arquitecto luego que la ideó en su mente, sabe lo que será después de
concluida, en gracia, comodidad y decoro.

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Muchos textos antiguos, entre ellos los de Catón y Varrón, citan la existencia de docenas de tratados
arquitectónicos romanos. Sin embargo, ninguno de ellos sobrevivió. En la "Historia Natural" de Plinio “el Viejo”
(23-79), se cita a Vitruvio como referente al hablar de los órdenes, la albañilería y otros temas. En el mismo
siglo, Frontino lo menciona en su tratado sobre los acueductos de Roma.

Siendo imposible saber cuál fue su importancia en tiempos de los romanos, es indudable que su texto ha
marcado varios siglos de la arquitectura occidental a partir de su redescubrimiento en 1414.

El Renacimiento es, en gran parte, deudor de la obra de Vitrurio, cuando los intelectuales y estudiosos fueron
atraídos por las ruínas romanas para comprobar in situ el cuerpo teórico y estético que les revelaba su
lectura.
La pérdida de los planos y dibujos que formaban la segunda parte del libro (entonces, un formato habitual)
lejos de ser un obstáculo para la comprensión del texto, supuso un acicate para el estudio y la investigación.
Las sucesivas ediciones reconstruyen con bastante precisión varios de los ingenios, aunque otros siguen sin
ser reinterpretados.
Vitruvio vivió en los primeros tiempos del Imperio, cuando se iniciaba la lenta decadencia de las técnicas
constructivas de la república.
Sorprendentemente, en 1414 se descubre una copia manuscrita del tratado (sin dibujos) en Montecassino.
En 1490, Leonardo nombra a su famoso dibujo: "el hombre de Vitruvio". En su tratado de pintura dice:
Según Vitruvio, (…) si abres tanto las piernas (que tu altura mengüe en 1/14,) y tanto extiendes y
alzas los brazos que con los dedos medios alcanzas la línea que delimita el extremo superior de la
cabeza, has de saber que el centro de los miembros extendidos será el ombligo (y que el espacio que
comprenden las piernas será un triángulo equilátero). La longitud de los brazos extendidos de un
hombre es igual a su altura.

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