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Introduccion Las representaciones del lenguaje Indagar las representaciones del lenguaje desde una perspectiva glotopolitica, que es lo que nos praponemos en las investigaciones cuyos resultados presenta- mos’, implica algunas decisiones tedrico-metodoldgicas. En primer lugar, debemos considerar las representaciones ne sélo como ¢s- quemas orientadores socialmente compartidos de la percepcién y evaluacién de los distinros fenémenos lingiiisticos sino también como disefios més o menos complejos del universo social que los discursos sabre el lenguaje construyen, aunque hablen sélo del fenguaje. Unos y otros adquieren su sentido de las formaciones ideolégicas en que participan y se muestran en prdcticas institucionales —politicas, educativas y medifticas, fundamentalmente— y en gestos, opiniones y decisiones que los sujecos involucradas interpretan como individuales y auténomas (“los argentinos hablamos un dialecto deformado del espanol”, “para triunfar laboralmente hay que saber inglés", “piensa bien el que se expresa bien”, “hay que prohibir las malas palabras en fos medios” ,ewérera). Las representaciones del lenguaje y las relaciones que postulan con variados aspectos de lo social construyen aparentemente un universo propio y estable * Escas investigaciones se realizaron en el marco del proyecto de investigacién UBACyT FI- 110 “Ideas sabre el lengvaje y politicas lingiisticas en Ja Argentina”, dirigido por Elvira Narvaja de Arnoux y subvencionado por la Secretarfa de Ciencia y Técnica de la Univer- sidad de Buenos Aires (Programaci6n 1995-1997). Sus autores fueron integrantes del proyecto de investigacién y/o de la c4tedra de Sociologia del Lenguaje de la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de Buenos Aires: sostenido por valores que fo legitiman: lo nacional, lo correcto, lo educative, lo dal, lo progresivo, lointegradoz La importancia de lo institucional en fa cireulacién de estas representaciones, que habirualmente sélo da cursoa lasdominantes, lleva a que aquél se perciba como un espacio mas v menos homegéneo, salve en fos momentos en que explicitamente se plantea la “cuestion de la lengua”. En estos casos privilegiados, en los que es necesario definir politicas lingiiistices que respon- dan a nuevosrequerimientos sociales, las representaciones del lenguaje exhiben con mayor nitidez su funcionamiento ideolégico, es decir de acultamiento y al mismo tiempo de reyslaci6n de la problemética social y de las posiciones sociales ypoliticas que Es entonces cuando adquieren una importancia particular tanto el andlisis de los discursos que fundan una tradicién ~gramatical, lexicogrdtica o pedagégil ca+o de aquellos que representan un “modelo de épocu”, como el estudio contrastiva de textes y prdcticas de grupos sociales politicamentz enfrentados, Entre los primeros, se destaca en nuestro siglo XIX la Gramatica castellana, de Andrés Bello, que construye el modelo de gramética nacional con los atributos del estado-nacion, de donde deriva su preocupacién por consagrar Ja autonornia de cada lengua, imponer una centralizacién normativa, dibujar en el espacio de la gramética las fronteras que separan [a lengua oficial de otras variedades, lenguas o etapas anteriores de la misma lengua y determinar claramente los espacios destinados a la polémica, excluyendo la ortografia del cuerpo gramatical, Como ejemplo de “modelos de época”, podemos sefialar El tesoro de las nifias, analizado en este volumen por Cecilia Magadan, unade las primeras antologias destinadas a la educacién femenina, que expone en sus lecturas, refuerza en los segmentos prescriptivos y model en las orienta- ciones pedagégicas las virtudes que ya las instituciones cradicionales habian establecido como necesarias para el adecuado funcionamiento social —pie- dad, discrecién, modestia, obediencia, recato y trabajo doméstico o caritati- vo~y las consagra en el Ambito moderno de fa escuela. E] bien hablar, quees, sobre todo en este texto, un bien leer, disciplina y ordena modales, conductas y aspiraciones y recorta los saberes femeninos admitidos. En cuanto al estudio contrastivo de discursos y précticas, resulta particular. mente interesante la oposicién, que Lia Varela analiza, entre géneros escritas, estilos de Ja oralidad, frmulas de tratamiento, hibridaciones e intertextualidades admicidos por los jévenes de la Generacidn del 37, vinculados con la burguesta comercial portefia, y por sos representantes de una sociedad ganadera con un. incipiente desarrollo industrial, cal como se expres6en el rasismo. Por lo demés, nfrontan)en ese espacio como en otros. 10 la distancia entre las posiciones de estos joveries ante el lenguaje y Jas de otros intelectuales unitarios muestra la relativa autonomfa de las representaciones: no se puede establecer mecénicamente una relacidn directa entre posicién polftico-social y posicién ante el lenguaie. En segundo lugar, fa adopcidn de una perspectiva glotopolitica leva, en algunos casos, a considerar La larga duracién historiografica y, en otros, aatender a la acentuacion coyuntural de los procesos, al impacta de cambios sociales de envergadura 0 a los avances decisivos en las tecnologias de la palabra. Para delimitaz, por ejemplo, los rasgos propios de las gramaticas nacionales del XIX er: su articulacién con el escado-nacién, és necesario considerar los distintos tipos de graméticas que conformaron la red que se constituyé desdeel Renacimiento y que acompafiaron el desarrollo de la sociedad burguesa en su particular tensién entre el universalismo y el particularismo: las gramuticas ge- nerates, que privilegiaban los procesos “naturales” del encendimiento, las pra- miticas de Estado, que acentuaban la dimension normativa, y las gram&ticas particulares, interesadas en presentar y evaluar variedades y registros. Las gra- maticas nacionales operan sobre este corpus por seleccién ydesplazamiento y cierzan el ciclo, tal como los nuevos estados clausuran su prehistoria; por eso, su estudio exige interrogar un amplio tramo histérico. Elotro abordaje, mas atento al marco social inmediato, es el dominante en. los articulos que componen este volumen. La cansolidacién de una sociedad agroexportadora préspera que fue incorporando nuevas tierras a fa produccién. llevé a la valorizacion de tos argentinismos ya la nacionalizacién de los términes de origen indigega al mismo tiempo que “olvidé” fa prablemétics aborigen. El impacto de la inmigraci6n europea, por su parte, explica la particular dinémica de las polémicas de principio de siglo y las decisiones respecto dela ensefianza de la lengua en el desartollode la escuela media argentina. A su vez, el desarro- Ilo de la radiofonia en nuestro pats y su difusién en otros paises hispanoamerica- nos, a partir de la década de 1930, no slo incidié en la voluntad de neutralizar las diferencias sociolectales y gener6 mds adelante normas para el uso “correc- co” del lenguaje en los medios de comunicacién, estudiadas aqui por Alejandra Vitale, sino que también estimulé, en fildlogos como Amado Alonso, la ponde- racidn de una variedad culta argentina. Hoy dfa, el pesosocial y econdmicode los medios grdficos constituidos como centros de grupos informativos que se atribuyen funciones del amibito politico, juridico y educativa sostiene fa volun- tad normativa de los “manuales de estilo”, producidos por los medios argentinos, ysu éxito comercial, que estudian Elvira Arnoux, Imelda Blanco y Mariana VW

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