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1 é€POR QUE ES IMPORTANTE EL LENGUAJE EN LA EDUCACION? Hay un acuerdo probabiemente general entre los educado- res en el sentido de que el lenguaje es, de alguna forma, un factor crucial en ja educacién de un nifo. Pero también es cierto que nao hay acuerdo general sobre cdmo se relacionan el lenguaje y ta educacion. Por ejemplo, écémo se relaciona la lengua con el aprendizaje?; équé relacidén hay, si es que hay al- guna, entre el lenguaje de un niftio y su éxito o fracaso es- colar?; étiene sentido considerar «limitado» el lenguaje de- algunos nifos?; équé clase de lenguaje usan profesores y alumnos en el aula?; ésupone el dialecto de un nifto alguna implicacién en su. capacidad educacional? Todas éstas son cuestiones muy importantes desde el punto de vista social, ya que lo que nos ocupa son las creencias de ta gente sobre el papel del lenguaje en escuelas y aulas, y la tolerancia o intole- rancia de la gente hacia tas variantes regionales y sociales del lenguaje Este libro tiene dos metas principales. Las relaciones entre lenguaje y educacién son complejas, y es importante no sim- plificarlas en exceso. La primera meta, por lo tanto, sera dar a los jectores los.conceptos necesarios para desenredar algu- 11 nas complejidades y para entender !as lineas bdsicas de la discusién. La segunda, sugerir algunas orientaciones que ayu- den a los propios estudiantes y profesores a observar y estu- diar c6mo se usa el lenguaje en escuelas y aulas. 2El lenguaje de la educacién? 1. Mira a Elena, madre. Mira jugar a Elena. Mira a Juan y a padre 2. A: A ver, équién puede decirme lo que es un pinchadis- cos? Tu, Carlos. B: En la radio, es el hombre que dice qué discos van a so- nar. A: Sf, bien. En la radio es alguien que anuncia los discos y dice: «ahora para la senora Rodriguez, de...». Aunque el lector no supiera que este libro trata del tenguaje en las escuelas, sin duda reconoceria que estos fragmentos proceden de contextos de la enseftanza. Son ejemplos genui- nos, si bien estereotipados. (1) Es el lenguaje artificial que desgraciadamente encontramos en algunos libros de lectura para nifios pequefos: es un estilo de lenguaje que ningun nino pequefio {ni ningun adulto) usarfa normalmente en la conver- sacion. Y (2) es un fragmento de didlogo grabado en un aula con un profesor que formula una pregunta, no porque él desee averiguar algo, sino porque desea averiguar si el alumno sabe algo; después reformula la respuesta del alumno con sus pro- pias palabras. A veces la escuela pide extranmos ejercicios lingisticos alos alumnos. Lenguaje, aprendizaje y aula Imaginemos que entrames en una docena de aulas distin- tas en diferentes tipos de escuelas. En algunas aulas, tos alurnnes podrian estar haciendo actividades prdcticas, como pintura o trabajos en madera. 0 actividades no verbales, coma calculos matematicos. Pero en la mayoria de las clases, inclui- das las de matematicas y trabajos en madera, encontraria-~ mos, sin duda alguna, a profesores y alumnos hablando, leyen- do y escribiendo; es decir, ocupados en actividades lingiiis- ticas. El lenguaje es un componente fundamental en las escuelas, y existen por ello varias razones, simples pero importantes, 12 que hacen necesario un cuidadoso estudio por parte de cual- quiera dedicado a la educacién. Algunas de estas razones son las siguientes. Escuelas y aulas son entornos lingtisticos sumamente in- fluyentes: Los alumnos se enfrentan con el lenguaje casi todo el dia: con la }engua hablada det profesor o de otros alumnos y con la lengua escrita de los libros. En cierto sentido, en nues- tra cultura, la ensefianza es conversacién. Investigaciones realizadas en aulas de ensefianza tradicional y relativamente formal demuestran que, por término medio, los profesores tienden a hablar durante el setenta por ciento, aproximada- mente, del tiempo de la clase (Flanders, 1970). Si un alumno permanece en la escuela entre las edades de cuatro y dieci- séis afios, podria tener que escuchar mas de ocho mil horas a} profesor. Muchas culturas tienen Conceptos totalmente diver- gentes sobre la ensefianza y el aprendizaje mediante manifes- tacién prdctica, participaci6n supervisada, observacidn y jui- cio y error (ver capitulo 7). Pero la ensefanza, seguin sabe- mos, es casi inconcebible sin el lenguaje. Para nosotros, la ensefianza y el aprendizaje comprenden tradicionalmente ac- tividades lingifsticas tales como exposicién, expticacién, de- bate, preguntas, respuestas, escuchar, repetir, parafrasear y resumir. Una meta de este libro ser4, por tanto, sugerir algu- nas vias en que tales actividades puedan estudiarse en el trabajo diario en las aulas. Se dice a veces que «todo profesor es profesor de Jengua» y¥ que «toda leccién es una ieccién de lengua». Esto quiere decir que un profesor de cualquier materia (no sdélo fengua, sino tambien matematicas, geograffa o quimica) tiene que ensefiar la terminologia de su asignatura. Por ejemplo, en quimica, un profesor no puede explicar facilmente hechos o conceptos a sus alumnos sin ensefiarles cémo usar la terminologia ade- cuada, cémo construir una argumentacidén coherente y cémo entender libros de quimica. No esperamos que un trabajo de quimica de un alumno esté redactado como uno de literatura; tanto la materia como el estilo son totalmente diferentes. Por ejemplo, no es de esperar que un trabajo de quimica empiece asf. «Pocas cosas pueden ser mas bellas que observar c6mo ante nuestros ojos crecen Ccristales de diferentes formas y co- lores. Ayer, mi amigo y yo pusimos un poco de solucién de sulfato de cobre caliente y fuerte en un portaobjetos, y obser- 13

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