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Cuando Dios habla en la Santa Biblia del corazón, no se refiere en la

mayoría de los casos al músculo hueco y piramidal situado en la cavidad


torácica que bombea la sangre a todo el cuerpo. Por lo general usa esta
palabra, para comunicar y enviar un mensaje con detalle especial a su
criatura más preciada: el ser humano. El corazón para Dios en estos textos,
es el asiento de las actitudes, emociones y de la inteligencia. Se refiere a la
mente, los pensamientos, los sentimientos y al intelecto en general. Y con
ello, espera encaminar a sus hijos para que tengan una comunión con EL
de manera permanente.

Por ejemplo, cuando en Éxodo 8:32 dice “Mas Faraón endureció aún esta
vez su corazón, y no dejó ir al pueblo” Obviamente no se refiere al músculo
ya mencionado. Está indicando la actitud de rebeldía de Faraón contra Dios.
Y en el libro de Ezequiel el mensaje está bastante claro con respecto a su
pueblo. Nosotros los cristianos. “Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo
pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su
carne, y les daré un corazón de carne”Ez.11:19. Ese “corazón de piedra”
que Dios menciona y que lo conoce muy bien, describe un estado de
insensibilidad espiritual y de indiferencia moral. Situación terrible para la
Salvación. En Proverbios 10:8. y Marcos 2:6 como a lo largo de la Palabra,
Dios reitera la expresión. “El sabio de corazón aceptará mandatos, mas el
necio charlatán será derribado” “Pero estaban allí sentados algunos de los
escribas, los cuales cavilaban en sus corazones…” Expresiones como “sabio
de corazón ” y “cavilaban en sus corazones ” muestran que se atribuía al
corazón el asiento de la inteligencia.

Pero Mateo 15:18 no deja dudas. Es un llamado especial y no debemos


hacernos los locos. “Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; … Porque
del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios,
las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias…”

Ahora, la expresión sobre la cual medito siempre por mi propio bien es


esta.“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es
bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la
abundancia del corazón habla la boca”Luc.6:45. En el•”foro”, donde la
gente opina libremente, me llamó la atención lo que dijo una joven “¿Has
escuchado a alguien enamorado hablar? Podría pasar horas hablando de su
ilusión, de su amor por la persona a quien ama. Pero el avaro habla de
dinero, el ambicioso de grandes proyectos, el triste tristeza, el chismoso de
toda la gente, el enojado solo habla con ira, el político de política y cada
uno se justificará por su conducta, por el contrario, si nuestra plática es del
amor de Dios, es señal que Él habita en nosotros, por eso los que no
conocen a Dios huyen a las pláticas. No pueden evitar hablar de otra cosa
porque no se sienten en ambiente”. Sin embargo DIOS insiste. “Sobre toda
cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. Prov. 4: 23.

“La guarda diligente del corazón es esencial para crecer en gracia en forma
saludable. El corazón, en su estado natural, es la morada de pensamientos
impíos y de pasiones pecaminosas. … Demasiado a menudo, se pronuncian
palabras malhumoradas e impacientes, …los tales necesitan la presencia
permanente de Cristo en el alma”. Elena de White. ¿Cómo les parece?
“Hasta el martes Dios mediante. Próximo artículo “El jornal de los obreros
…” ”

¿Qué dice la Biblia sobre dónde está


nuestro corazón?
En entradas anteriores hemos explicado cómo Dios creó a los
seres humanos con tres partes: con un espíritu, un alma y un
cuerpo. Nuestro corazón no forma una cuarta parte separada de
nuestros ser. En vez de eso, como nos daremos cuenta en los
versículos siguientes, nuestro “corazón” en la Biblia es una
composición de todas las partes de nuestra alma: nuestra mente,
emoción y voluntad y la parte más importante de nuestro espíritu:
nuestra conciencia.
1. Mateo 9:4

“Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por


qué pensáis mal en vuestros corazones?”

Pensar es parte de la mente, pero el Señor Jesús les dijo a los


escribas porque pensaban mal en sus corazones. Esto nos muestra
que nuestra mente es parte de nuestro corazón.

1. Hechos 11:23

“Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a


todos a que con propósito de corazón permaneciesen unidos al
Señor”.

Con propósito significa tomar una decisión firme de hacer algo,


significa usar la voluntad. De modo que este versículo nos muestra
que la voluntad es parte del corazón.

1. Juan 16:22

“También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y


se gozarávuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”.

Nos regocijamos con nuestras emociones, así que, aquí vemos que
nuestro corazón se goza. Como es de esperarse, esto nos muestra
que nuestras emoción es parte de nuestro corazón.

1. Hebreos 10:22

“Acerquémonos al Lugar Santísimo con corazón sincero, en plena


certidumbre de fe, purificados los corazones de
mala conciencia con la aspersión de la sangre, y lavados los cuerpos
con agua pura”.

Tal y como este versículo lo muestra, nuestra conciencia es parte


de nuestro corazón. Esto se ve confirmado además por la frase
“pues si nuestro corazón nos reprende” mencionado en 1 Juan
3:20. Debido a que nuestra conciencia es la que nos reprende o
condena cuando estamos mal, este versículo deja sumamente
claro que la conciencia es parte del corazón.

De modo que conforme a la Biblia, el corazón no solamente es algo


con lo que debamos sentir emoción. Ya que está compuesto de
nuestra mente, voluntad y emoción y nuestra conciencia, el
corazón hace mucho más que eso; el corazón piensa, decide y
discierne el bien del mal.

Las funciones del corazón


Para entender cuál es la función del corazón, primero es necesario
que nos demos cuenta que el deseo de Dios es tener una relación
afectuosa y amorosa con nosotros en la cual ambos compartamos
la misma vida: Su vida divina. Para esto, Dios nos creó con un
corazón.

El Señor nos dice en Marcos 12:30: Y amarás al Señor tu Dios con


todo tu corazón”. Así que, como es de esperar, nuestro corazón
intangible es el órgano con el que amamos. Si no tuviéramos
nuestro corazón, no podríamos sentir el amor, conocer el amor o
dar amor a cambio.

Si bien, aparte de esto, nuestro corazón tiene otro papel


importante. Los siguientes pasajes del libro La economía de
Dios por Witness Lee, nos ayudan a explicarlo:

“Nuestra relación con el Señor siempre es iniciada y mantenida


por medio del corazón. Por supuesto, tener contacto con el Señor
es un asunto del espíritu, sin embargo esto debe ser iniciado y
mantenido por el corazón, pues nuestro corazón es la puerta de
todo nuestro ser”. (pág. 79)

Nuestro corazón es la puerta, la entrada de todo nuestro ser. De


modo que ya sea que abramos o cerremos la puerta de nuestro
corazón determinara lo que dejemos entrar en nuestro ser interior:
“En otras palabras, el corazón llega a ser tanto la entrada como la
salida de nuestro ser. Todo lo que entre en nosotros debe entrar
por nuestro corazón. Todo lo que salga de nosotros debe salir por
el corazón”. (pág. 79)

Si recordamos nuestra experiencia al ser salvos, nos daremos


cuenta que nuestro corazón funciona tanto como un órgano que
ama al igual que como uno que es la puerta de nuestro ser. Cuando
escuchamos el evangelio sobre cómo nuestro Señor Jesús murió
en la cruz por nuestros pecados, nuestro corazón fue tocado.
Sentimos la profundidad y dulzura de Su amor para con nosotros al
cual respondimos. No podíamos evitar sino amarlo a cambio por
todo lo que Él hizo por nosotros. Así que, abrimos la puerta de
nuestro corazón para creer en Él y recibirle. Lo recibimos en
nuestro espíritu y nacimos de nuevo del Espíritu en nuestro
espíritu, sin embargo, nuestro corazón fue el que se abrió primero
para dejarlo entrar.

Nuestro corazón y relación con el


Señor
Fuimos creados por Dios de una manera maravillosa con un
espíritu para contactarlo, recibirlo y contenerlo como vida, y ¡con
un corazón para amarlo! Él quiere ser nuestra vida y quiere que lo
amemos, incluso con todo nuestro corazón. Esta es la relación que
el Señor quiere tener con nosotros: en vida y en amor.

MIentras leemos el primer pasaje, nuestra relación con el Señor


comienza con nuestro corazón y es mantenida por nuestro
corazón. Es por esta razón que la condición de nuestro corazón es
muy importante. De hecho, muchos problemas en nuestra vida
cristiana son en realidad “problemas del corazón”.
En las próximas entradas, nos enfocaremos en asuntos
relacionados a cómo cuidar apropiadamente el corazón a fin de
mantener nuestra relación con el Señor de la mejor manera.

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