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ARTE.

Todavía hoy puede usarse el término 'arte' en español (y otros idiomas modernos) en varios
sentidos. Se habla del arte de vivir, del arte de escribir, del arte de pensar; 'arte' significa en este
sentido una cierta virtud o habilidad para hacer o producir algo. Se habla de arte mecánica y de
arte liberal. Se habla asimismo de bella arte y de bellas artes — en cuyo caso 'arte' es tomado, en
sentido estético, como" el Arte". Estos significados no son totalmente independientes; los religa
entre sí la idea de hacer, y especialmente de producir, algo de acuerdo con ciertos métodos o
ciertos modelos — métodos y modelos que pueden, a su vez, descubrirse mediante arte. Esta
simultánea multiplicidad y unidad de significado apareció ya en Grecia con el término
τέχνη (usualmente traducido por "arte"), y existe en el vocablo latino ars. En el presente artículo
describiremos algunas de las significaciones principales de 'arte' tomado por lo pronto ART en el
sentido más general, y nos referiremos luego al modo como en filosofía se trata la cuestión del
arte concebido como designación general para las obras producidas en las llamadas "bellas artes".
El término t e/xn h significó "arte" (en particular "arte manual"), "industria", "oficio". Se decía, así,
de alguien que "sabía su arte" —su "oficio"—, por tener una habilidad particular y notoria. Platón
habla, por ejemplo, de hacer algo con arte, meta\ te/xnhj, ο sin arte, a) /neu te/xnhj (Pha ed., 89
D). Pero los ejemplos dados por Platón —siguiendo a Sócrates— relativos a la necesidad de hacer
las cosas "con arte" se aplicaron bien pronto a un arte no manual, sino intelectual, al arte de la
palabra o del razonamiento: h)peri\tou\j lo/gouj te/xnh (Pha ed.,90 A). El más alto era, pues, la
ciencia, la filosofía, el saber y, en último término, la dialéctica. Pero como las otras actividades
eran también artes, y como era arte asimismo la creación artística, la poesía, el término τ έχ ν
η estaba lleno de ambigüedad y sólo podía ser entendido a derechas dentro de un determinado
contexto. Sin embargo, puede concluirse queτέχνη designaba un "modo de hacer [incluyendo en el
hacer, el pensar] algo". Como tal "modo", implicaba la idea de un método o conjunto de reglas,
habiendo tantas artes como tipos de objetos o de actividades y organizándose estas artes de una
manera jerárquica, desde el arte manual u oficio hasta el supremo arte intelectual del pensar para
alcanzar la verdad ( y, de paso, regir la sociedad según esta verdad).

En Aristóteles hallamos similares maneras de entender nuestro término. Pero este autor intenta
repetidas ve-ces definir de modo más estricto el sentido de arte. Por lo pronto, en la Metafísica (A
1, 980 b 25) escribe que mientras los animales sólo tienen imágenes, fantasia i/, y apenas
experiencia, e( mpeiri/a, los hombres se ele-van hasta el arte, te/xnh| , y hasta el razonamiento,
logismo/ j. Arte,te/xnh, y ciencia o saber, e) pisth/mh, proceden dela experiencia, y no del azar,
τύχ η, pe-ro hay arte y ciencia solamente cuan-do hay juicio sobre algo universal. No parece haber
aquí distinción entre arte y ciencia. Pero en la Eth. Nic. ( VI 3,1139b 15 sigs.) Aristóteles establece
una distinción entre varios estados mediante los cuales el alma posee la verdad por afirmación o
negación. Son los siguientes: arte, ciencia, saber práctico, filosofía y razón intuitiva. El arte se
distingue de los otros cuatro en que es "un estado de capacidad para hacer algo", siempre que
implique un curso verdadero de razona-miento, esto es, un método. El arte trata de algo que llega
a ser. El arte no trata de lo que es necesario o delo que no puede ser distinto de como es.
Tampoco trata de la acción; sola-mente de la "producción". En cierto modo, claro está, todas las
actividades en las que está implicada alguna producción son artes; por lo tanto, podría hablarse en
principio del arte del estadista, porque se trata de producir una sociedad, y aun una "buena so-
ciedad". Pero en sentido estricto sólo puede llamarse arte a un hacer tal como (y es ejemplo del
propio Aristóteles) la arquitectura. El arte trata, según Aristóteles, de lo mismo de que trata el
azar, pero hay que entender este último solamente en cuanto se distingue de lo necesario. Por lo
de-más, no debe suponerse que el arte en cuanto hacer excluya la sabiduría; en rigor, los más
grandes artistas ( como Fidias) poseen la sabiduría como forma más acabada del conocimiento
(ibíd., 1141 a 10). Puede, claro está, seguir hablándose de arte mecánica o manual, de arte
médica, de arte arquitectónica, etc. En cierto modo, además, lo que hoy día llamamos las artes (en
cuanto bellas artes) tienen un componente manual que los griegos solían poner grandemente de
relieve. Pero en los citados análisis aristotélicos hallamos ya la base para entender el término 'arte'
como designando "el Arte" o conjunto de las bellas artes: pintura, escultura, poesía, arquitectura,
música, para mencionar las cinco actividades artísticas clásicas. Fue en este sentido en que se
debatió con frecuencia las relaciones entre el arte y la Naturaleza. Lo común en la mayor parte de
los autores griegos —y, en rigor, hasta entrada la época moderna— era poner de relieve que el
arte imita de algún modo la Naturaleza :h( te/xnh mimei=tai th\n fu/sin (Aristóteles,Phys., II 2, 194
a 21) —ars imitatur naturam, inquantum potest (Santo Tomás, 1 anal. 1 a). Ello no significaba que
todos los autores estuvieran de acuerdo en la concepción platónica de la obra de arte como imi-
tación de una imitación. Pero era común considerar la Naturaleza como "lo real" en tanto que el
arte era siempre algo artificial y artificioso, bien que de un artificio "racional" en el sentido amplio
de este término.

Durante la época del helenismo y en la Edad Media se tendió a entender el concepto de arte de
nuevo en un sentido muy general. Un ejemplo lo tenemos en la concepción de las llamada sart es
liberales en el Trivium y Quadrivium (v.), y en la distinción entre artes liberales y serviles (o
manuales). En el Renacimiento y par-te de la época moderna la distinción entre las artes como
oficios y las artes como bellas artes no quedó siempre clara. De hecho, ha sido en época
relativamente reciente cuando los filósofos han comenzado a usar el término 'arte' para referirse
al Arte y han iniciado esfuerzos para desarrollar una filosofía del arte.

Actualmente se tiende en filosofía a usar nuestro vocablo casi exclusivamente en el último


sentido. Diremos por ello algunas palabras acerca del problema del arte desde el punto de vista
filosófico.

En lo que toca a la disciplina filosófica misma, la "filosofía del arte", se ha discutido sobre si ella
tiene métodos y objetos propios distintos de otra disciplina filosófica que se ocupa a si mismo del
arte: la estética. Hay que confesar que los límites son imprecisos. Muchos de los libros que lle-van
títulos tales como "Estética" γ "Filosofía del arte" tratan, en rigor, de los mismos problemas.
Puede, sin embargo, establecerse una distinción razonable. Mientras la estética trata de
cuestiones relativas a ciertos valores (clásicamente, de lo bello; luego, de otros) y a ciertos
lenguajes, dando como ejemplos habitualmente las llamadas "obras de arte", la filosofía del arte
trata de estas obras desde un punto de vista filosófico apoyándose en investigaciones estéticas. En
otros términos, puede decirse que mientras la estética es siempre más "formal", a filosofía. del
arte es incomparable-mente más "material". La filosofía del arte se halla situada, pues, entre la es-
tética y la crítica del arte. La distinción aquí propuesta no pretente, claro está, agotar las
diferencias, a veces muy sutiles, que existen entre varias disciplinas que de algún modo o de otro
se ocupan del arte. J.-P. Weber (La psychologie de fart, 1958, Introducción) ha indicado, por
ejemplo, que hay que distinguir no solamente entre estética y filosofía del arte, sino entre
cualquiera de ellas, la psicología del arte y la ciencia del arte. Según dicho autor, la estética se
ocupa de ciertos juicios de apreciación en tanto que se aplican a ciertos valores (lo feo y lo bello);
la filosofía del arte es una reflexión filosófica sobre el arte y no sobre los objetos artísticos como
tales; la ciencia del arte se ocupa de las reglas (variables) que presiden a la elaboración de las
obras de arte; la psicología del arte es el estudio de los estados de conciencia y de los fenómenos
inconscientes que con-curren a la creación y contemplación de la obra artística. Todas y cada una
de estas disciplinas se distinguen, finalmente, de la crítica de arte, que estudia obras de arte en
relación con principios establecidos por la estética(o por una determinada estética).Aunque el
modo como aquí concebimos la filosofía del arte incluye partes de lo que el citado autor califica de
psicología del arte, resulta de sus distinciones que la filosofía del arte se halla situada, de todos
modos, entre la estética y la crítica. Es posible, por supuesto, tratar bajo el epígrafe "filosofía del
arte" ciertos problemas de carácter más general. En muchas ocasiones es indudable que los
mismos problemas que se encuentran en las investigaciones es-téticas son llevadas a cabo
asimismo bajo el epígrafe "filosofía del arte". Lo común, empero, es que mientras la estética
adopta un punto de vista más "teórico" (aunque nunca exclusivamente teórico), la filosofía del
arte adopta un punto de vista más "empírico" (aunque nunca totalmente empírico). A modo de
ejemplo, y complemento, discutiremos ahora brevemente tres cuestiones: la naturaleza del arte;
la relación entre intuición y expresión, y la estructura de la obra de arte. Como los trataremos en
forma predominantemente teórica, puede alegarse que sería mejor reservarlos para el artículo
"Estética". Sin embargo, aun si se considera que los problemas en cuestión y la forma de tratarlos
aquí pertenecen más bien a la estética que a la filosofía del arte—por lo menos si se tiene en
cuenta el modo como han sido antes distinguidas estas disciplinas—, es legítimo incluirlos aquí,
por cuanto todos ellos se refieren al modo como puede en-tenderse el arte. El artículo presentese
titula, en efecto, "Arte" y no "Filosofía del arte". Ademas, por razones de comodidad nos hemos
limita-do en el artículo "Estética" a tratar de los sentidos del término y de di-versas tendencias en
estética. Puede, así, reservarse para el presente artículo el análisis de ciertos problemas que no es
hacedero incluir en otros lugares de este Diccionario.

Muchas son las respuestas que se han dado a la pregunta sobre lo que es el arte. Cada una de las
tendencias en estética suele dar a dicha pregunta una determinada respuesta. Aquí nos
confinaremos a algunas tesis que han relacionado de algún modo la cuestión de la naturaleza del
arte ala de la función que ejerce, o puede ejercer, el arte en la vida humana.

Algunos autores han declarado que el arte no proporciona ningún conocimiento de la realidad, a
diferencia dela filosofía, y especialmente de la ciencia, que se consagran al conocimiento. Para
apoyar esta tesis se suele indicar que el arte no es un "contemplar" (en el sentido general de
"teoría"), sino un "hacer". El arte no pretende decir lo que es, o cómo es, o por qué es, sino hacer
que algo sea. Esta tesis tiene mucho en su favor, pero topa con varias dificultades. Por un lado,
aunque el arte no es, estrictamente hablando, conocimiento, pue-de proporcionar una cierta
"imagen del mundo". Se puede, en efecto, "ver" el mundo de muy distintas maneras; verlo desde
el punto de vista artístico o como materia para elaborar obras de arte es una de ellas. Se tiene,
pues, un cierto conocimiento del mundo por medio del arte — y es lo que significa decir que el
arte es una cierta "revelación" del mundo. Por otro lado, decir que el arte no es conocimiento es
insuficiente, pues tampoco la religión es, estrictamente hablando, conocimiento (en el sentido
filosófico y científico de este término) y, sin embargo, no es arte. Y decir que es un hacer es
asimismo insuficiente, pues hay muchos tipos de hacer que no son arte.
Otros autores señalan que el arte es una forma de "evasión". Esta explicación es más psicológico-
genética que filosófica. Lo mismo sucede con la idea según la cual el arte es una "necesidad" de la
vida humana. En todas estas "explicaciones", además, lo que se explica —o intenta explicar— es la
vida humana y no el arte. Más adecuada es la definición del arte como creación de valores —
valores tal es como lo bello (o, según los casos, lo feo), lo sublime, lo cómico, etc., etc. También
nos parece más adecuada —y no necesariamente incompatible con la anterior— la tesis según la
cual el arte es una forma de simbolización. Es menester, sin embargo, precisar cómo se entiende
esta simbolización, e intentar ligarla conciertos procesos emotivos. Las teorías puramente
axiológicas, o puramente simbolistas, o puramente "emotivas" del arte dejan siempre escapar
algunos elementos esenciales de éste. Es posible que la conjunción de estas teorías, en cambio,
permita dar cuenta de la gran riqueza de manifestaciones del arte, tanto de la producción artística
como del goce e interpretación de ésta.

La segunda cuestión aquí referida—la de la relación entre intuición y expresión— ha sido tratada
desde di-versos puntos de vista. Ciertos auto-res sostienen que el arte es esencial-mente intuición
y que, en último término, esta intuición es "inefable" o por lo menos "intraducibie". Los símbolos
usados son entonces considera-dos como algo humanamente necesario, pero de alguna manera
impuro. La intuición es aquí una especie de "forma pura" que usaría la expresión como una
materia siempre inadecua-da. Otros mantienen que el arte es esencialmente expresión y que lo
que importa son los medios expresivos y lo que puede hacerse con ellos. Finalmente, otros
declaran que intuición y expresión son igualmente necesarias. Nos hemos referido a este punto
con más detalle en el artículo sobre Obra literaria (v.).

El último problema es el de la estructura de la obra de arte como objeto del juicio estético. Varias
sentencias se han manifestado al respecto, de las cuales tres son especialmente corrientes: la que
considera la obra de arte como algo hecho o como el producto de un hacer; la que la considera
como el resultado de un proceso de simbolización y la que la concibe: como el término de una
actividad expresiva. Cada una de estas tesis posee, sin duda, sus particulares razones y hechos que
la apoyan, pero a la vez cada una de ellas parece necesitar ser complementada por las otras. Es lo
que ha visto Milton C. Nahm al señalar (art. y op. cit. infra) la necesidad de formular una teoría
que, teniendo en cuenta las doctrinas anteriores en tanto que complementarias, no sea tampoco
una mera composición ecléctica de ellas. Al respecto, Nahmha señalado las siguientes seis
características de la obra de arte, previas a toda ulterior interpretación: 1a La obra de arte es,
morfológicamente, una "forma significativa concreta": concreta en tanto que material;
significativa en tanto que implicando signos; forma en tanto que expresada. 2aLa obra de arte es
un "acontecimiento" realizado o actualizado por los poderes creadores del contemplador es-
tético, una estructura que relaciona el artista y el contemplador de su obra.3a Las diferencias para
los juicios de hecho (correspondientes a la obra de arte o artefacto en contraste con la obra de
arte como "obra bella") son proporcionadas por las tres función es de la estructura del arte: el
hacer, el expresar y el simbolizar. 4a Hay una "dirección" que va del mero artefacto a la obra de
arte propiamente dicha, paralela a la dirección que va de los juicios de hecho a los juicios de valor.
5a La característica anterior per-mite introducir las correcciones nece-sarias para evitar el
nominalismo propio de los que sostienen el carácter "no significativo" de toda obra de arte como
tal. 6a Es preciso determinar siempre los "niveles" mediante los cuales la expresión genérica, el
símbolo genérico y la acción genérica se dirigen hacia la individualización en lo que toca a los
juicios de hechos.

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