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‘Manual de Ciencia Politica Edicin de Rafael del Aguila EDITORIAL TROTTA COLECCION ESTRUCTURAS Y PROCESOS Serie Ciencias Soe Ponsa eck: 1997 Sega eden: 2000 © Eder Tana, $A, 1997, 2000 ‘Sogase, 33. 38004 Madea “ello. 93.90.40 Foe 59391 11 Emel toto@nbometes p/w na es © Rofos el Aguile, Foncico Nilo Feral, Jos Aneno de Gabe Femendo Valespin, Coot Tato, Mana Trea Galgo, Elona Garo Gus, Romsa Paine Vole, Angel Feo, Marne Tora, Pable Ore, jose Vis Nog, Miguel een, Abeta Ole hon Hentndes Bewa, re Ramin Non, jose Caza‘ Paez, Sngel Valco, Roméan Male, 1997 Dist bain Gales Ise: 2481601808 Depes egal 235/2000 Impreson Simoncas Eanes, SA CONTENIDO Nota del coondinador dela edici6n cnet Frélogo: Francisco Murillo Ferrol La politica: el poder y la legitimidad: Rafael del Aguila. 1a formacién del Estado moderno: José Antonio de Gabriel El Estado liberal: Fernando Vallespi Rupturasy crfticas al Estado liberal: socilismo, comunismo ¥ fascismos: Carlos Taibo 5, Estado Social y criss del Estado: Mara Teresa Galego. 6. La democracia: Rafael del Aguila. 7. Estructura territorial del Estado: Elena Garcia Guitién 8. Estructura institucional del Estado: Renn Palmer Valero 9. Representacién politica y participacién: Angel Rivero. 10. Cultura politica: Mariano Toreal. 11. Los partidos politicos: Pablo Onate 12. Los partidos politicos en Espana: José Vilas Nogueira 13, Los grupos de presion: Miguel Jere. : 14. Corporativismo y neocorporativismo: Alberto Oliet Pad. 15. Los sistemas electoales: Juan Hemndes Bravo. 16. Elecciones en Espafa: José Ramon Montero 17. Transiciones y cambio politic: José Cazorla Pert 18. Retos contemporsneos dela politica (0): Los movimientos socials y el ecologismo: Angel Valencia 19. Retos contempordneos dela politica (Il: Los nacionalismos: Ramidn Mae Sade nnen Indice general... 21 35 32 81 107 139 159 7 205 234 2st 27 291 319 349 391 429 4st a7 307 racién en comin: lo que debe imponerse en la discusién es la fuerza del mejor argumento sin que sea posible acudir a la coaccidn 0 a la violencia como elemento integrante de la misma. Por supuesto, lo que encada momento hist6rico ha sido considerado como mejor argumen- to varia y se transforma, pero lo esencial aqui es que los participantes sean capaces de reconocer la fuerza de cada argumento de acuerdo con sus convicciones, creenciasy valores no manipulados. Las prohi- biciones de utilizar la coaccién 0 la violencia en los procesos deliberativos de nuestras democracias estin dirigidosa garantizar esto. Ahora bien, parece que esta idea de legitimidad ligada a procedi- mientos, deliberaciones conjuntas y acuerdos racionales favorece los. valores lieral-democréticos en detrimento de otros (tradicionales, au- toritatios, etc.). Esto es, en parte, cierto. Pero lo crucial aqut es que si alguien quisiera demostrar la supetioridad de los valores tradicionales 0 autoritarios sobre los democraticos vendria obligado a hacerlo también segrin este esquema procedimental (discutiendo en libertad cigualdad y bajo la fuerza del mejor argumento la superioridad de aquellos va- lores autoritarios 0 tradicionales frente a los democraticos). Asi pues, y resumiendo, dentro del paradigma arendtiano del poder y de la legitimidad procedimental habermasiana, considerare- ‘mos una acci6n, una norma o una institucién como legitima si fuera susceptible de ser justficada como tal dentro de un proceso delibe- rativo. Y este proceso deliberativo deberd regirse por reglas tales como la libertad y la igualdad de las partes, y deberd igualmente estar guiado por el principio del mejor argumento y la exclusién de la coac- cién. Aunque ninguno de estos elementos garantiza el resultado final (que el acuerdo efectivamente alcanzado sea «el mejor», por ejem- plo), la democracia liberal se basa precisamente en la idea de que si ‘nos equivocamos, al menos lo haremos por nosotros mismos y en muchas ocasiones, como diria John Stuart Mill, es preferible equivo- carse por uno mismo que acertar siguiendo los dietados ajenos. BIBLIOGRAFIA Arendt, H. (1977): Crisis dela Repablica, Taurus, Madrid. Beetham, D. (1991): The Legitimation of Power, MacMillan, London, Habermas, J. (1977): Froblemas de legitimidad en el capitaliemo tardfo, Amorrortu, Buenos Aires. Hague, R., Harrop, M. y Breslegin, S. (1993): Comparative Goverment ‘and Politics: An Introduction, MacMillan, London. Lukes, S. (1985): El poder: ws enfoque radical, Alianza, Madrid. Murillo, F. (1979); Estudios de Soctologia politica, Tecnos, Madrid. ‘Weber, M.: Economia y Sociedad, FCE, México. 34 Capitulo 2 LA FORMACION DEL ESTADO MODERNO José Antonio de Gabriel Universidad Auténoma de Madrid La comprensi6n de cualquier fenémeno politico contemporénco presupone un cierto conocimiento de sus origenes hist6ricos, de su sgenealogia, de sus precedentes. Cuando se analiza, por ejemplo, la cultura politica de un pafs, el conjunto de actitudes politicas que predominan en una determinada sociedad, no puede huirse de! i tento de deslindar lo que en esas actitudes hay de tradicional, de heredado, y lo que hay de novedoso, lo que supone un cambio. Légicamente, una obra como ésta tiene que renunciar, en casi todos los temas que aborda, a dedicar a la historia de sus conceptos un espacio amplio y diferenciado. El Estado, sin embargo, constituye una excepcidn, y esto nos da idea de su formidable importancia ‘como concepto y como realidad politica. El Estado, en su doble faceta de escenario y de actor de la politica, es tal vez el tinico ‘comin denominador mundial de la politica a finales del siglo xx. El acento, en nuestra época, cae sobre Ia politica estatal. Los otros mbitos de la politica, como el local, el regional o el supraestatal, ‘con ser importantes y recibir cada dia una atencién mas concreta de Jos politélogos, no pasan de suscitar un interés secundario o de despertar curiosidad por su caracter novedoso y experimental en el ‘caso de las organizaciones supranacionales de integracién. E inelu- 50 en estos Ambitos, los temas estrella tienen el horizonte estatal ‘como fondo. Por debajo del Estado, nada hace correr tanta tinta como las reivindicaciones de estatalidad de entidades subestatales, horizonte implicito o explicito de toda una eategorfa de nacionalis- mos. En el ambito de las organizaciones supraestatales, el predomi rio como objeto de estudio de a Unién Europea es tal que este 35.

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