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Capitulo S 7 El derecho ala emocién El nifio tiene la mayor de las necesidades de que se le brinde una oportunidad para com- prenderse mejoren un mundo complejo que debe afrontar: Por lo tanto, hay que ayudarlo a in- troducit un poco de coherencia en el tumulto de sus sentimientos. Necesita ideas que le permitan poner orden en su casa interior y, sobre esta base, también en su vida. Bruno Bettelheim, Psychanalyse des contes de I comienzo de este capitulo, me interesa apuntar algunas precisiones que, en principio, tal pparezcan algo abstractas o complejas, pero que les sugerirén la perspectiva desde la que han : itos los préximos parrafos. Léanlos y luego vuelvan a estas p4ginas que, pienso, resulta- mnces més claras. los capftulos 5 y 6 seguiremos viendo la coexistencia de dos tendencias que pueden pare- iradictorias y que, sin embargo, son caracteristicas de un ser humano equilibrado. Se trae tuna doble necesidad: tengo ningtin deseo de trabajar», «Detesto a esa persona» «Me siento herida», «Estoy enojada», «Tengo ganas de cantar, aunque mis vecinos estén de duelo» ; controlar la propia conducta: «Aun asf trabajo eficientemente», «Detesto a esa persona pero no voy a perjudicarla», «Me siento herida por lo que me dijo pero no me voy a dejar abatir», «Es- toy enojada con Fulano, pero no voy a golpearlo», «Ser felie con mi familia que esta sana no me impide acercarme a aquellos que ahora suften>. dejar que se expresen emociones y deseos, tener conciencia de ellos, no negarlos: «No | Un adulto es tanto més pleno y dispone mejor de sis medios, cuanto mas haya podido’expre- durante su infancia, la realidad de su ser y de sus sentimi us caracteristicas perso- ddespertar al mundo de tu bebé quefio trata de complacer a sus padres para conservar «su amor». Si crey6 que debfa acostum- ‘a sofocar emociones y sentimientos, si, de este modo, adopts una forma de ser bastante ale- de su ser profundo, estard siempre «al margen de si mismo», sufrird y viviré en una constan- queda de algo que desconoce y que, en realidad, es él mismo. vez se trate de una idea bastante simple de comprender, pero cuya realizacién concre- ‘siempre es fécil. Cada uno de nosotros, como padres, nos vemos confrontados a esta six Sn. La respuesta depende mucho de lo que hemos vivido durante nuestros primeros afios. con todo, la cuestién fundamental seré ayudar a nuestro hijo a: ‘expresar sus emociones y deseos, su ser, su persona en toda su amplitud (es el objeto de este ‘capitulo); ar sus acciones (tema tratado en el capitulo 6) ués de haber lefdo los capftulos precedents, ya se habré habituado a dejar que su hijo con su cuerpo y sus movimiento, a su ritmo; usted habré podide d@Scubrir cémo efa él en una de esas dreas. También descubrirs sus reacciones emocionales y experimentaré distancia entre él ed se daré cuenta, por ejemplo, de que no se siente destruidofa pot el enojo de su pequesio wssted, ya que el amor es més fuerte y siempre reaparece; él se calmari pronto y volver a us- bsolutamente feliz. Usted habré comprendido entonces que, para él, sigue siendo el padre 0 alos que ama y con quienes comparte confianza y placer. Ala inversa, la mayor parte de sus fatigas, nerviosismos y desazones no provienen de él (veré sin util resulta mostrérselo). De este modo, sintiéndose préximos permanecen, al mismo tiem- 7 ‘como dos seres separados. La cuestién esencial ser, por lo tanto, ayudar a su hijo a aceptar las reglas de la vida en so- d para poder participar activamente, a tener en cuenta a los otros sin traicionar, no obstante, ‘Propia esencia, sin renegar de sus caracter{sticas personales, sus emociones y sus sentimientos, No siempre es simple... la lectura de estos dos capitulos le proporcionaré algunos elementos. se que, aun siendo adultos, vamos evolucionando y extraemos, de cada lectura, aquello que sive en cada situacién. A medida que su hijo crezca, las palabras irdn adquiriendo un senti- © diferente, tendran un eco, sin duda, mas claro. _ Descubrird, sobre todo, cules son sus propias formas de reaccionar con relacién a sus hijos: to no es fécilmente previsible pues, mientras uno no se vea confrontado a ello, no sos odo lo que dormita en su interior, ya sea amor, temura,paciencia o emociones menos agfadables frimiento, frustracin, amargura, miedo, autoritarismo... ;Y uno. Itado es un ser humano, Ileno de vida, que alberga’ ‘os seres humanos... Placer, confianza. El derecho a la emocién 4 respecto a los nifios, abordemos de inmediato algunos excesos. * Siuno es muy permisivo, el nifio tendré la experiencia ilusoria de que es él quien tiene el poder. Sus pulsiones se ejercerin en todos los sentidos, querrd todo y ya. Pensando que eso es posible, se arriesga a vivir en plena agitacién e inestabilidad. Usted se verd entonces obligado/a a amonestarlo y no se sentirén bien estando juntos. Si uno es demasiado severo, y le dice «no» con demasiada frecuencia y reprendiéndolo con dureza, si, en especial, usted lo hiere, puede llegar a quebrantar su vivacidad, cuyo re- sultado seré o bien la inhibici6n, o bien que él integrard su violencia, volviéndose violen- toa su vez, haciendo sufrir a los demas y también a usted. En ambos casos, muy a menudo, corre el riesgo de ir perdiendo, poco a poco, la buena imagen que tiene de si mismo, la autoconfianza. El, que era tan alegre y abierto, cupado, inquieto y malhumorado. Con frecuencia vemos en los padres una mezcla de ambas actitudé se vuelve triste y preo- a dejan Hacer de todo a su hijo hasta que ya no soportan més: entonces lo reprenden con diiza 0 se vuelven muy exigentes. En ese caso, al nifio le costaré crecer con tranquilidad, coniggete ya que no puede saber con claridad hasta dénde puede llegar. + Aleunos de vosotros dificilmente podréis cambiar de actitudes, pues éstas reproducen la edu- cacién recibida. Sucede cuando uno se ha identificado profundamente con sus padres, quienes tampoco pudieron proceder de otro modo, como fruto de la educacién a su vez recibida, ete. Otros, al sentir que han sufrido mucho, hacen todo lo contrario de lo que hicieron con ellos, lograr, a veces, ser mais objetivos que quienes los precedieron. Del mismo modo en que se ayuda a un nifio permitiéndole expresar sus emociones, también constituye, tal vez, una ayuda para uno poder expresar las propias. Pero, a veces, las emociones son tan fuertes que provocan miedo (hablaremos de ello en el tiltimo capitulo). Le brindaré aquf, por el momento, algunas ideas para ayudar a su bebé a expresat las emocio- nes. A continuacién, encontraré indicaciones para ir ensefidindole poco a poco a respetar las re- gllas y a integrarse activamente a la vida social. sin Movidos por una emocién es posible sentir enojo, tristeza, pero también bienestar, ura, amor... Para ser uno mismo més adelante, es menester haber sido reconocido en sus necesidades desde el comienzo, placer, ter- susery en. desde la maternidad... Es superfluo mencionar que el bebé ha conocido el bienestar y la seguridad dentro del cuerpo matemo del que sale en forma violet Podriamos, por lo tanto, tratar de imaginar qué siente y tenerlo en cuenta.

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