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La terapia estratégica, no es una concepción o una teoría particular, sino un nombre para

aquellos tipos de intervención terapéutica en los que el psicoterapeuta asume la


responsabilidad de influir directamente en las personas.

Las diversas estrategias de psicoterapia fueran creadas con el objeto de utilizar este
poder para producir cambios. Tener poder sobre otra persona no significa únicamente la
posibilidad de explotarla, sino, además, la posibilidad de cuidar de ella, de consolarla,
guiarla y reformarla. El terapeuta estratégico, no se deja encarcelar por un modelo rígido
de interpretación de la «naturaleza humana», ni por concepciones metodológicas rígidas y
ortodoxas de la Psicología. Dicho lo anterior, iniciemos un recorrido sobre cómo es la
terapia estratégica.

Comenzaré con algunos antecedentes, después, cómo iniciar la terapia, cómo definir el
problema, los objetivos y cómo diseñar las intervenciones. Algo importante al interior de
esta escuela es la parte creativa, por lo que a lo largo del trabajo se hará mención a ella.

Terapia estratégica

En la terapia estratégica, el común denominador es que el terapeuta asume la


responsabilidad de influir directamente en la gente. En esta modalidad de trabajo, el
terapeuta intenta influir en el paciente desde el momento de su primer contacto con él.Una
terapia puede considerarse estratégica, si el clínico inicia con lo que ocurre durante este
proceso terapéutico y diseña un enfoque particular para cada problema. Hablar del
enfoque estratégico, es hablar de un plan de acción, un modus operandi en situaciones
relativamente predecibles, que permite tomar decisiones, las cuales facilitarán el logro de
una meta específica.

Algunas de estas maniobras pueden recibir el nombre de técnicas, cuando han sido
sistematizadas y se aplican de manera más o menos similar en varios casos. Las
estrategias son el resultado de los intentos encaminados a encontrar la esencia del modo
en que se puede cambiar a la gente (y cambiada flexibilidad y creatividad. Por ello, es
preciso persuadir al paciente para que participe en la producción del cambio. Se le pide al
paciente que siga instrucciones específicas que le implican en una labor de
cooperación, cuyo fin es modificar su conducta sintomática.

Según Erickson, debe decirse al paciente que haga algo y ese algo ha de estar
relacionado de alguna forma con su problema.

Etapas

Se promueve que cada miembro de la familia se sienta cómodo y se les transmite la idea
de que todos son importantes en la tarea de ayudar al paciente identificado. En esta etapa
el terapeuta observa los comportamientos de la familia, las alianzas y coaliciones, así
como la forma en que se organizan a partir de cómo se sientan. El terapeuta dirige la
conversación para obtener la opinión de cada miembro de la familia respecto al
problema. El terapeuta pide a los miembros de la familia que conversen entre sí y lo que
observa y escucha le permite elaborar hipótesis en torno a la función del síntoma y recoge
información sobre la secuencia sintomática para establecer cómo están delineadas las
jerarquías en la familia.

Asimismo, la meta debe implicar una definición congruente del poder dentro de la familia
que remita la conducta sintomática. Es importante mencionar que la primera entrevista
debe esclarecer la estructura familiar y en su transcurso el terapeuta y la familia deben
llegar a algún acuerdo acerca de la naturaleza del problema y las metas u objetivos de la
terapia. En esta parte de la terapia, el síntoma es definido, en términos cibernéticos con la
mayor precisión posible, la terapia se centra en la situación social, más que en la persona.
Si se conciben síntomas tales como la «depresión» o la «fobia» como un contrato
celebrado entre individuos y, por ende, adaptado a las relaciones, se tendrá acceso
entonces a un nuevo modo de pensar acerca de la terapia.

Se necesita flexibilidad y espontaneidad, aunque todo terapeuta debe aprender de su


propia experiencia y repetir aquellos métodos que hayan dado buen resultado. Para que
una terapia termine adecuadamente debe comenzar adecuadamente, esto es,
estableciendo un contrato en torno de un problema resoluble y descubriendo la situación
social que por necesidad lo genera. Después de haber construido una o más hipótesis
respecto a los puntos mencionados, se aplican las estrategias para la resolución del
problema. Las técnicas terapéuticas son procedimientos para cambiar las estructuras de
organización inadecuadas, con la finalidad de que la conducta sintomática ya no resulte
adaptativa para el sistema.

En esta parte de la terapia, el terapeuta establece objetivos claros que siempre entrañan
la solución del problema presentado. Los objetivos de la terapia son, ante todo, impedir la
repetición de secuencias e introducir mayor complejidad y alternativas. Las intervenciones
suelen cobrar la forma de directivas sobre algo que los miembros de la familia tienen que
realizar, dentro y fuera de la entrevista. Estas directivas están destinadas a modificar la
manera en que las personas de la familia se relacionan entre sí y con el terapeuta.

También se usan las directivas para reunir información observando cómo responde cada
cual a las instrucciones.

El objetivo principal de la terapia es hacer que la gente se comporte de manera diferente


para que tenga así experiencias subjetivas diferentes. Las directivas son un medio de
provocar esos cambios. Se usan para obtener información. La manera en que reacciona
la gente al recibir una directiva es esclarecedora con respecto a ellos mismos y a cómo
responderán a los cambios deseados.

Se entiende entonces que, toda terapia denominada estratégica, es directiva y que le es


imposible al terapeuta evitarlo, ya que hasta en las cuestiones que elige comentar y en su
tono de voz hay directividad. Entonces si las directivas son un medio importante en la
terapia, resulta importante, el hecho de que la familia se sienta motivada. Motivar a
alguien a hacer algo significa persuadirlo de que extraerá algún beneficio de esa acción.
Cuando un terapeuta desea motivar a los miembros de una familia a que realicen una
tarea, tiene que convencerlos de que por su intermedio alcanzarán los objetivos
individuales, recíprocos y familiares que ellos desean.
En el enfoque directo, lo común es que el terapeuta les diga a los integrantes de la familia
que conoce y comparte su deseo de resolver el problema que los aqueja. Una vez
convenido el objetivo, se ofrece la tarea como un medio de alcanzar el fin deseado a
través de la terapia. Cuando hay discrepancias entre los miembros de una familia sobre
los propósitos que persiguen, se hace a veces necesario hallar el modo de que la tarea le
reporte alguna ganancia a cada uno de ellos. El terapeuta debe adecuar la tarea a las
personas.

Si hacen hincapié en que las cosas deben hacerse en forma lógica y ordenada, Se les
ofrecerá una tarea lógica y ordenada, porque será más probable que la cumplan. Por lo
general, al motivar a la familia deberá valerse de su posición de experto conocedor de lo
que hay que hacer, pues así tendrá más probabilidades de ser obedecido. Comúnmente,
quienes están en dificultades prefieren tratarse con un terapeuta experto en el oficio,
circunstancia que a veces puede aprovecharse de un modo extremo. También puede
conseguir el cumplimiento de muchas tareas haciendo que la gente las lleve a cabo
pensando que así le demostrarán que está equivocado o que su método fracasará.

Una de las razones por las que debe explicarse con precisión es que no sólo desea ver
cumplida la tarea, sino que en caso de incumplimiento querrá cerciorarse de que éste no
obedeció simplemente a la falta de claridad de las instrucciones. Asimismo, deberá poner
cuidado en no perturbar la jerarquía interna de la familia haciendo intervenir, por
ejemplo, a niños en tareas de adultos. Las directivas directas se planean con vistas a
modificar ciertas secuencias de interacción familiar. Por ejemplo, cuanto más claramente
conceptualizados estén el problema y el objetivo de la terapia, más sencillo será planear
las directivas.

Puede decirse que, la finalidad de la terapia es cambiar las secuencias de conductas


inadecuadas que encierran una jerarquía incongruente y ampliar las alternativas
conductuales y epistemológicas del sistema familiar. Por consiguiente, se pretende alterar
la secuencia sintomática introduciendo congruencia en la jerarquía del sistema En todo
momento se trata de evitar confrontaciones con la familia, por lo que la terapia descansa
en creativas e ingeniosas estrategias generadas para cada caso concreto, que faciliten un
cambio rápido, sólido. En la terapia estratégica se establece un plan específico para cada
problema, por lo que no existen contraindicaciones en cuanto a la selección de los
pacientes a los que resulta aplicable.

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