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DELINCUENCIA

02/03/2003 06:25

Crece la delincuencia, se pone en peligro la seguridad ciudadana y se multiplican las víctimas


del más despiadado desprecio por la dignidad humana. Todas, las ciudades tienen sectores, y
horas todos los días, en que resulta demasiado arriesgado salir a la calle. El tirón, la navaja,
los palos y cadenas, la escopeta recortada o... pueden acabar con la bolsa y con la vida del
ciudadano. Suenan voces de indignación, cada vez más destempladas, contra estos hechos.
Lo que no está claro es si lo que se pretende es acabar con la delincuencia o con los
delincuentes. Lo primero resulta viable, aumentando la vigilancia, los vigilantes, las
detenciones y las sanciones y lo segundo requiere un cambio profundo de la sociedad. Acabar
con los delincuentes no es acabar con la delincuencia. El delincuente no nace, se hace. Y,
¿quién hace al delincuente? Resultaría insensato y bochornoso enconar la represión contra
los unos y dejar que campen por sus respetos los otros, los fabricantes de delincuentes. Ni el
ladrón tiene la culpa de todas las agresiones contra el derecho de propiedad, ni la prostituta
es culpable del acoso a que es sometida, ni los gamberros callejeros son responsables de la
degradación urbana tan ultrajada.

Los delincuentes no carecen de responsabilidad. Y deben cargar con su culpa, mas no con la
nuestra. Reconocer lo primero es de justicia, aceptar lo segundo es reconocer nuestra
responsabilidad y no tratar de disculparnos, echando sobre los otros toda la culpa.
Artículo de opinión sobre la delincuencia juvenil
1350 palabras 6 páginas

ESCUELA ACADÉMICA PROFESIONAL


ARTE Y DISEÑO GRÁFICO EMPRESARIAL

CURSO
CONSTITUCIÓN Y DERECHOS HUMANOS

TITULO
Artículo de Opinión:
Jóvenes vestidos de delincuentes

Presentado por:
Benavides Hilario, Cesar Augusto

DOCENTE DEL CURSO


YANNINA YANIRE SALDAÑA USCO

- 2014 –

Yo crecí en un barrio, al sur del Lima donde siempre se luchó por pertenecer a un
estatus social admirable sin importar el lugar donde se radicaba, vi como familias
se derribaban por la muerte de uno de los padres y como los hijos adolescentes se
perdían en el mundo de la delincuencia, esto aumentaba cada vez con el pasar de
los años , el entorno se volvió tenso; la discriminación aumentaba , la situación
económica era siempre el tema de la delincuencia
El crimen organizado no solamente causa graves daños a personas y familias, sino
que representa un tremendo escollo que dificulta el desarrollo económico y social
del país. […].Por estas razones fundamentales es urgente y necesario que el
Congreso de la República debata al más breve plazo posible el proyecto de Ley
contra el crimen organizado enviado por el Ejecutivo, incluyendo además otros
instrumentos legales que permitan a la Policía Nacional, el Ministerio Público y
Poder Judicial actuar con mayor eficacia
¿Qué les está pasando a los jóvenes?
LAURA RUIZ CAMPILLO

15 FEB 2018 - 00:00 CET

Raro es el día en el que no amanecemos con alguna noticia relacionada con


jóvenes, muchos de ellos menores de edad. Esto no sería preocupante si no se
tratase de hechos graves que no deberían surgir de la mente de un “niño”: el
asesinato de unos ancianos, un joven que mata a su hermano, niños que provocan
incendios para publicarlos en las redes y un largo etcétera de actos de esa índole.
Francamente, me asusta en qué se está convirtiendo la juventud.

Como sociedad que somos todos, deberíamos plantearnos cuáles son las causas
de que esto suceda. ¿Son las nuevas tecnologías, es la falta de valores o es la falta
de autoridad de los adultos? Lo que está claro es que entre todos deberíamos
buscar soluciones, ya que si la juventud es el futuro, ¿qué futuro nos
espera?— Laura Ruiz Campillo. Alcorcón (Madrid).
Cómo resolver el problema de la delincuencia juvenil
El pandillaje es un problema inquietante y creciente
Por César Ortiz Anderson

En el Perú, el fenómeno empezó como "barras bravas" en los diversos estados del país;
jóvenes que realizaban violencia pintarrajeados o con las caras cubiertas dentro y fuera
de estos recintos.

A principios de los noventa el accionar del pandillaje juvenil era cada vez más notorio
en los Asentamientos Humanos y Zonas Marginales de la ciudad. Rápidamente
aparecieron grupos de pandillas en barrios populosos y otros distritos.

En la actualidad existen más de 700 pandillas juveniles en todo el país, conformadas en


la mayoría de los casos por adolescentes jóvenes cuyas edades fluctúan entre los 13 y 24
años; juntándose en grupos de 20 a más de 100 jóvenes.

Su Modus Operandi es pintarse las caras o cubrirlas con algún trapo; van premunidos de
armas punzo cortantes, palos o piedras, incluso algunas pandillas hacen uso de armas de
fuego de calibre corto.

Actúan generalmente bajo los efectos del alcohol o algún tipo de drogas y sus días
preferidos son los fines de semana donde salen a "guerrear", hacer violencia o delitos en
diferentes calles de la ciudad.

Los líderes de estas pandillas vienen de hogares con serios problemas de integración
donde la violencia familiar es algo común; además el sentimiento de exclusión en estos
líderes y en el resto de los jóvenes que integran las pandillas es común.

El pandillaje no apareció de la noche a la mañana; fue expandiéndose lentamente ante


una indiferencia de la Sociedad, indudablemente que la falta de principios, valores y
ética que caracterizo al gobierno de la corrupción dejo esparcidas estas semillas.

Es perentorio y urgente comenzar a trabajar el problema del pandillaje en el país. El


70% de la actual delincuencia que inquieta y atemoriza a la población en la mayoría de
los distritos es delincuencia juvenil. Por ello propongo un manejo urgente e integral de
este problema para evitar la proliferación del mismo.

De esta manera se busca la participación del Gobierno Central y Local, las


Organizaciones Religiosas, las Universidades, los Centros Laborales y demás
Organizaciones Sociales.
Trabajando en coordinación se deberá hallar la justa solución que la ciudadanía
ahora reclama, recordando que lo que hagamos o dejemos de hacer en temas de
prevención preventiva dependerá la tranquilidad y seguridad de la población
Delincuencia juvenil: generadora de violencia
Delincuencia juvenil: generadora de violencia Foto: SEMANA

La semilla de la violencia en toda sociedad, empieza con la delincuencia juvenil,


debido al mal tratamiento que se le da, es que se forman los más avezados
delincuentes.
Por: Uriel Ortiz Soto*19/07/2014 00:00:00

Las autoridades encargadas de dictar medidas preventivas para contrarrestar la


delincuencia juvenil, se han quedado cortas, para que el menor delincuente,
que como el árbol que empieza a crecer torcido, se enderece adecuadamente.

No han faltado los estudios e investigaciones sobre tan delicado tema, sin que
tengan concordancia con la responsabilidad que nos cabe a los mayores por la
delincuencia juvenil que debe ser analizada desde diferentes ángulos,
empezando por sus hogares, sitios de residencia y establecimientos
educativos. No olvidemos que el menor delincuente empieza a formarse
muchas veces desde sus propios hogares, puesto que son sus padres, hermanos
o tíos, quienes les dan mal ejemplo o los han inducido por los caminos de la
drogadicción y la prostitución.

Sobre tema tan delicado se han dictado leyes, decretos y resoluciones;


formado asociaciones, fundaciones y hogares de paso, para los menores que
por alguna circunstancia caen en la jurisdicción de la justicia penal,
encuentren respuesta adecuada al laberinto en que se han metido.

Lastimosamente podemos decir que ninguna de estas medidas u


organizaciones han surtido sus efectos positivos, muchas de ellas no pasan de
ser meros sitios de reclusión, mas no de formación, puesto que no se les
proporcionan los medios necesarios para construir un proyecto de vida, que
les permita empezar su proceso de rehabilitación y de reinserción a la
sociedad.

La delincuencia juvenil nos está asfixiando en todas sus modalidades, en el


año 2006 se dictó la Ley 1098 de Infancia y adolescencia, que hasta la fecha
no es más que letra muerta, no obstante los abultados presupuestos que se le
han inyectado para que cumpla con sus funciones de desarrollo. Por
consiguiente, se requiere que los gobiernos nacionales, regionales y locales,
adapten medidas urgentes con el fin de contrarrestar tan terrible flagelo que
prácticamente nos tiene acorralados, son miles los hogares de diferentes
estratos sociales que están padeciendo el drama de sus hijos recluidos en
diferentes centros carcelarios del país por diferentes delitos.

Es bastante preocupante que los jóvenes menores de edad, que caen en la


jurisdicción Penal, no tengan las garantías necesarias para emprender un
procesos de rehabilitación, tal cual lo ordena la Ley de infancia y
adolescencia, que estipula muy claramente que deben ser juzgados de
conformidad con las normas para ellos, vigentes en corresponsabilidad con
sus familias y la sociedad misma, procurando en todo momento que el sitio de
reclusión sea el adecuado para desarrollar los procesos de rehabilitación y
resocialización.

Actualmente hay más de 160.000 jóvenes vinculados a diferentes procesos


penales, pero, lamentablemente sin ninguna garantía para que en el día de
mañana salgan a reintegrarse a la sociedad y a desarrollar un proyecto de vida,
que les permita continuar vinculados a la sociedad a la cual pertenecen.

Son cientos los jóvenes que permanecen esposados, o inmovilizados en


centros de reclusión de paso, soportando toda clase de incomodidades,
pasando hambre, frio y expuestos a contraer todo tipo de enfermedades,
puesto que no existen las más mínimas garantías para mantenerlos en
forma humana y decente. Se ha reportado el caso de muerte de varios de
ellos, y ante la desesperación del hacinamiento en que viven, frecuentemente
se presentan riñas con saldos de heridos.

No olvidemos que los mayores somos los responsables de la delincuencia


juvenil en todas sus modalidades, pero, lamentablemente no existen medidas
efectivas para enfrentar este flagelo, siempre nos vamos por los facilismos,
como es el de llevarlos a la cárcel, a purgar una condena, que la mayoría de
las veces no entienden la magnitud del drama que están viviendo, puesto que,
fue la misma familia, o sociedad, que por haberles negado una educación
adecuada y una convivencia sana, los indujo al camino tenebroso de la
delincuencia.
Por eso, he creído que el plan padrino de descongestión carcelaria, expuesto
varias veces por diferentes medios de comunicación, son la solución muy
especialmente para el caso de los menores delincuentes, puesto que son los
padres o allegados quienes deben asumir mediante un sistema de fianza, el
proyecto de vida del interno en proceso de rehabilitación.

Mantener menores de edad en las cárceles, sitios de reclusión o de paso, en los


momentos actuales, no es ninguna garantía para que en el día de mañana,
salgan a continuar vinculados a la sociedad. Muchos de ellos, por
resentimiento cogerán los caminos de la delincuencia para mayores y se irán
en contra de las familias y la sociedad misma que les negó el derecho a ser
ciudadanos de bien.

Como la Ley 1098/2006 no está operando, valdría la pena que el gobierno


nacional, la reestructurara, nombrando para este caso un organismo
dependiente del Ministerio de Justicia, para que en coordinación con el
Instituto de bienestar familiar, organice con carácter urgente programas de
rehabilitación y de resocialización para los jóvenes infractores; se saquen de la
jurisdicción penal y se les vincule bajo la responsabilidad de un tutor a
programas de formación laboral y académica que les permita
concomitantemente pagar su deuda con la sociedad.

Valdría la pena hacer un diagnóstico social de lo que es la delincuencia


juvenil en Colombia, levantando un censo de estos jóvenes, en sus diferentes
modalidades delictivas, con el fin de analizar los coeficientes sociales de
desarrollo que puedan existir en cada uno de ellos, con el fin de formar
grupos empresariales que les permita visualizar su proyecto de vida.

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