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Wee ts Rtie ers oe de Tf ST hate Pea ee Sa ee od =D i Be ae eeepc eee ea ——— Sener ST SN TST DT ae HISTORIA AMERICANA LEOPOLDO ZEA MIR ID Coteccitn Terra Pirme FILOSOFIA DE LA HISTORIA AMERICANA sta serie, relativa a la Historia de los Ideas en América, se ublica en vivtud de la cooperacién esurblecida entre la Co- misién de Historia del Instituto Panamerieano de Geografia Historia y el Fondo de Cultura Econémica, Las ideas © interpretaciones en ella concenidas pertenecen a sus antores y corten bajo la responsabilidad de os misroos. Dicha Historia no tiene, por lo tanto, ningiin cardcter ofi- cal, La Comisién de Historia intervienc en esta obra ‘nica mente como agente promaveder del prayecto, pero In clabora- cidn de Gte queda enteramente a cargo de les hombres de ciencia de América, Comrré or Thsroria pe 14s Toras en Asiieica, be LA Comin pe Hisrorta pen INSTITUTO PANAMERICANG DE GrooraFia 1 Hisrorta. LEOPOLDO ZEA FILOSOFIA DE LA HISTORIA AMERICANA € f - a FONDO DE CULTLERA ECONOMICA MEXICO. Direccién General de Publicaciones y Bitlictecas: go OS fe D. R. © 1978, Foxpo pe Cunruna Econdattca Av. de la Universidad, 975; Mexico 12, D. F. ISBN — 968-16-0007-0 Impreso en México A Maria Evena Ropricurz pr Mais PROLOGO Ew 1947, la Gomisién de Historia del Instituto Panamericano de Geogralia e Historia, a solicitud del Dr, Silvio Zavala, presiden- te de la misma, creé el Comité de Historia dé las Ideas en Am encargandome de su presidencia. La actividad central de este Comité seria In preparacién y publicacién de la Historia de Jas Ideas de cada una de Jas naciones que forman esta América, La Comision obtuve diversas ayudas, para financiar el - grupo de investi- gaciones, Las cuales fneron. posibles gracias a la colaboracién de un destacado grupo de estudiosos de estas ideas, con la mayorfa de los cuales habia ya entrado en fraternal contacto a lo latgo de mi viaje por América Latina entre los afios de 1945-46. En 1956 fueron apareciendo las primeras publicaciones de la etapa inicial del proyecto relerente a las ideas contemporineas de América. Un convenie con el Fonde de Cultura Econémica permi- tié a estos Wabajos alcanzar una gran difusién, Los. trabajos que han ide siendo publicados, a partir de este aiio, son las siguientes: Arturo Ardao, La filosofia en ¢l Uruguay en el siglo XX; Guiller- mo Francovich, El pensamiento boliviana en el siglo XX; Joao Cruz Costa, Esboza de una historia de las ideas en et Brostl; José Luis Romero, El desarrollo de las ideas en la sociedad argentina del siglo XX; Rafael Heliodoro Valle, Historia de las tdeas comtem- pordneas en Centro Ainérica; Angélica Mendoza, Panorama de jas ideas contempordneas en los Estados Unidos; Victor Alba, Las ideas sociales cartempordneas en Mexico; Antonio Gémex Robledo, Idea y experiencia de América. Dos libros, por falta de presupues- ta, fueron publicados fuera de esta serie, Augusto Salazar Bondy, Historia de las ideas en ef Perit contempordneo, en Lima, y Jaime Jaramillo Uribe, El pensamiento colombiana en el siglo XIX, en Bogots. Por fallecimiento de sus encargados, no fueron entregados la Historia de las ideas contempordneas en Venezuela, a cargo de Mariano Picén Salas y la Historia de las ideas contempordneas en Chile a cargo de Luis Oyaratin, A estos estudios se agregaron los trabajos de Francisco Miré Quesada, Despertar y proyecto del filo- sofar Latinoamericano, y el de Juan A, Ortega y Medina, La evan- gelizacién puritana en Norteamerica, publicados, nucvamente, por el Fondo de Cultura Econdmi Una nueva etapa de esta tarea se ha iniciade a partir de 1973, bajo el estimulo de la Comision de Historia cuya sede pasé a Ca- racas, Venezuela, E] Comité de Historia de las Ideas, que sigo pre- 9 Ty PROLOGO sidiendo en México, ba encontrado um nuevo y vigaroso apoyo en Jas autoridades de esa Comisidn, cantande en especial con el entu- siasmo de su vicepresidente, el Dr, Guillermo Mordn. Por ello, tanto el Tibro de Miré Quesada come el de Ortega pudieron incor- porarse a la coleccién; al mismo tiempo que se han encargado nuevos trabajos, varios de entrega proxima. Trabajos con los cuales se complementara la primera etapa de Ja tarea que se habia proyec tado, y son Jos de Javier Ocampo Lépez sobre Historia de las ideas contemporaneas en Colombia; Abelardo Villegas, Las ideas con- tempordneas cn México; Elias Pino Iturrieta, Historia de las ideas contemporineas en Venezuela; Gerard Pierre Charles, Historia de las ideas contemporaneas en el Caribe Franco-Inglés; asi como la segunda parte de la obra de Francisco Miré Quesada sobre Filoso fia latinoamericana, proyecto y realidad. A estos seguinin otras estudios sobre las ideas en Cuba y el Caribe de habla espafola, Ecuador y Paraguay. Asi como otros trabajas que dardn una vision global de las ideas en Latinoamérica como lo son ya los trabajos de Gomez Robledo y Miré Quesada a los que se agregar el que prepara Arturo Andrés Roig sobre ‘Teoria y critica del pensamiento Jatinoamericano, y el que ahera se publica aqui. Este trabajo, Filosofia de la historia americana, busca dar cum- plimiento a una especie de compromiso, el que me seiialara el imaestro José Gaos, al comentar, en 1949, en una Carta abieria, mi libro Dos etapas dei pensamiento en Hispanoamerica, reeditado ¥ ampliado posteriormente con el nombre de Ef pensamiento lati- noantwricano. Gaos, com palabras que citamos en la Introduccion de este trabajo, encontraba que la Historia de las ideas que se ye- nia haciendo, incluyendo mis trabajos, tenia un sentido. Seutido del que se iba deriyando una nueva filosofia, la que podria ser considerada como propia de esta América. Sentide que al en- euadrar ¢sta historia, hacia expresa Ja filosofia desde la cual era enfocado su material, lo que Gaos designa como una nueva [i losoffa de la Historia hispanoamericana. Hacer expresa esta filosolfa, captande el hilo conductor de Ja misma, su interpretacién filosd- fico-histérica, deberia ser la tarea a realizar. Realizacién que serfa el mejor indice de que Ja filosofia en Latinoamérica hubia alean- zado su madurez, Colaborar en esta tarea, cumplir con este compro- miso, es la pretension de este trabajo. Para ello me apoyo en lo que ya se ha hecho en el campo de la Historia de las ideas en América, _ volviendo inclusive, sobre mi propio trabajo, retomando su proble- miitica recurrentemente, al mismo tiempo que se buscan otras mu- chas expresiones de la historia de estas ideas y de Ja historia misma de esta nuestra América, Pienso, de esta forma, dar fin ¥ curnpli- PROLOGO tT miento a una ya larga tarea y preocupacién que se viene haciendo expresa ¢n varios de mis libros, Preacupacién por situar la histo- ria de esta nuestra América en el cantexto de que es parte y ex- presién, la historia sin mas, la historia del hombre a través de sus mitltiples y concretas realidades, Busqueda del sentido de una historia en la que han participado —declamos— destacados y ya numerosos estudiosos de la realidad de esta nuestra América, Con todos ellos tengo una deuda de gra- titud, Gratitud que hago, especialmente expresa a quienes me han otorgado, y me siguen otorgando, su colaboracién en Ia elaboracién de Ja historia cde las ideas en America a la cual buseo el sentido en este trabajo. Algunos de ellos, tras una fecunda labor ya han des aparecido, come los recordados Mariano Picén Salas y Luis Oyarain; hace poco tiempo Augusto Salazar Bondy y, recientemente, José Luis Romero. También quiero agradecer a quienes hicieron posible la investigacion y publicacién de esta misma historia, como Silvio Zavala, y a quienes la siguen posibilitande como Guillermo Morén, Desile luego, quiero agradecer también a quicnes me han venido acompafiando en el Comité de Historia de las Ideas en América a mi cargo: a Abelarde Villegas, maestro y ya parte importante de esta, historia, quien viene colaborando en este Comité como vice- presidente desde hace varies afios y a Marfa Elena Rodriguez de Magis, quien a partir de 1961, en la VIL Reunién de Consulta del Instituto Panamericano de Geografia e Historia celcbrada en Bue- nos Aires, s¢ incorpora a esta tarea come secretario del Comité, labor que, junto con la que realiza en el Centro de Estudios Lati- noamericanos de la cnam, ha permitido, aun en detrimento de su uabajo personal, la tan necesaria coordinacién académica-admini trativa, ast come estimule a quienes trabajamos en esta tarea. A ell como reconocimicnto de esta labor, dedico este trabajo, Lrorotno Zima Chimalistac, México, D. F., 5 de marzo de 1977. El esfuerzo por deshacerse del pasado y rehacerse segtin um presente extraiio no se acredité preci. samente de ser un esfuerza menos utépico que ningtin otro. Porque si el tehacerse segdn um presente extraiio no parece imposible, en cambio, el deshacerse del pasado parece absolutamente imposible. No ‘sera fundamentalmenite poi €s0 por lo que la actitud de los pensadores hispa- hoamericanos ha venido quizd lentamente al prine cipio, velazmente en estos tillimos aios, de toda forma iniciando wpa teva etapa del pensimien- to en Hispanoamérica. ..? Si ste ha podido eneuadrar como lo hace su material, es porque lo ve desde la altura de una nueva jfilosofia de ia historia de Hispanoamé- rica... En vex de deshacerse del pasada, practi- car con dl una Aufhebuag: »..y en vex de re: hacerss segim un presente extraio, rehacerse segiin el pasado y el presente mas propios con vistas al mas prepie futuro. Jost Gaos ¢ fe he INTRODUGCION, @3h Nate ah 1. HISTORIA DE LAS IDEAS Y FILOSOFEA bgt arora Moe RECLENTEMENTE, €n un apretado. ¢ “Arturo Ardao ha hecho el andlisis y el deslinde de la histetig ycevolucién de las ideas filosd- fieas en América Latina.’ El N6 Ardao es, por su obra, parte muy importante de esta ria, de alli Ia significacién de su es tudio. Ha deslindado atlo que para el pensamiento latino- americano tiene est: fa, del que ha tenido y tiene para el pensamiento y fil ropeos u occidental. Respecto a esta Ulti- as de las criticas de que ha sido objeto la . Criticas que han sido llevadas hasta la neg: cin de esta historia, dentro del ambito de la investigacidn filosd- fica europea. Critica hecha desde varios ingulos en funcién siempre, con lu relacién que estas ideas guarden, o no, con la realidad de lo que son abstraccién. © bien por lo que se refiere a su ldgica inte na, con abstraccién de esa su misma realidad. Las ideas como ex presién de un mundo real, de una determinada historia o circuns. tancia; o bien, las ideas como abstracciones de la misma realidad, ajenas a ella, pero ligadas entre sf, por una légica que parece serle propia, En la primera actitud, estarian los trabajos de Dilthey, Ortega y el historicismo en general, y en la segunda un Wildelband, Croce, Lovejoy y otros mas. Sin embargo, esta historia, cualquiera que sea cl acento que ¢n la misma se ponga, se va a distinguir diametralmente de la histo- ria de las ideas que se viene haciendo en Latinoamérica. La prime: ra, la europea u occidental, se refiere a expresiones de una filosoffa, un pensamiento y una cultura surgidas de ella misma. En cambio Ja historia de las ideas de esta nuestra América no se refiere a sus propias ideas, sino a la forma come han sido adaptadas a la reali- dad Jatinoamericana, ideas europeas u occidentales. No se trata de una historia de las ideas latinoamericanas, como las de Europa lo son de las enropeas; sino de la forma como estas ideas, Las cure- peas, han sido apropiadas por Ja filosofia o la cultura latinoameri- canas. Es desde este punto de vista que la historia de las ideas en Latinoamérica es diversa de la historia de las ideas europeas. La * Arturo Ardao, Historia y evoluciin de las ideas filosdficas en America Ending, ponencia preseniada on el IX Congreso Lnteramericano de Filosofia, VI de la Sociedad Interamericana de Filosofia, Caracas, 20 a 84 de junio de 197: 1 INTRODUC ON historia de Jas ideas de la filosofia curepea u occidental, se vuelve sobre si misma, investigando su evolucién, y Ja relacién que la mis ma tenga con la realidad en que esa historia se ha realizado; o bien tratando de apresar la légica que ha dado origen a estas ideas, asi como sit desarrollo en un plano atemporal. No sucede lo mismo con la historia de las ideas filoséficas de la América Latina pre- ocupada por conocer ¢l como y el para qué han sido utilizadas unas determinadas ideas, supuestamente ajenas a su propio contexto histérico y realidad. En Ia historia de la filosofia curopea u occidental esta, entre atros, el platonismo, el aristotelismo, el tomismo, la ilustracién, el liberalismo, el positivismo, el idealismo, el historicismo, el existen- cialismo y cl marxismo. La historia de las ideas de esta filosofia se refer tas sus multiples expresiones, pero siempre a las expre- siones de su filosofia, Esto no sucede con nuestra historia de las ideas Tilo cién, el liberalismo, el positivismo, el historicisma o el marxismo en Latinoamérica. No del liberalismo o el positivisme de esta Anie- rica, sino de eémo estas filosofias fueron recibidas, utilizadas o no. De aqui en no quererse Hamar a esta historia, historia de la [lo- sofia, sino historia del pensamiento. Ya que se considera filoséfico lo supuestamente original y no, simplemente, lo que parece ser solo una copia o adaptacién de filosofias extrafias. Filosofias extra- fias que parecen expresién de realidades extrafias y por lo mismo, ajenas a la realidad que es propia de esta América, Pero una realidad que se qnisicra cambiar por aquella de la que son expre- sién las ideas adoptadas. Modelos, estas ideas, de vidas, igualmente ajenas a los hombres de esta América, pero de acuerdo con fos cuales se quisiera cambiar la propia realidad. Una realidad consi- derada inferior en relacién con aquella cuyas ideas se adoptan. Desde este punto de vista, la historia de Tas ideas en Latinoamé- rica ne viene a ser sino expresién, por lo que pretenden negar, de la realidad que se quiere cambiar. Pero expresién, también, de Ja situacién de dependencia, propia de esta realidad, Relacién que 8 precisamente lo que sc quisiera cambiar mediante el uso de las ideas tomadas de la propia realidad subordinadora. Pero ha sido en la brisqueda de la relacién que guardan entre si, fas ideas de la filosofia europea adoptadas y la realidad en funcién con Ta cual se realizé tal udopcidn, lo que se ha ido haciendo consciente, Lo que parece ser la Iogica de esta adaptacion. La légica que norman Ia historia de las ideas ast asimiladas, Un esfuerzo aclaratorio, que ha dade Inga, sin habérselo en principio propuesto, a expresiones que ya s¢ puede considerar propias, no sélo del pensamiento, sino as que hablardin de] idealismo, el tomismo, la ilustra- INTRODUCCION Wy de Ja filosofia latinoamericana. Som a estas expresiones que se re- fiere José Gaos, cuando habla de la nueva filosofia originada en la preocupacién que resulta ser la propia de Ja historia de las ideas de esta nuestra América, Como toma de conciencia de la ldgica que ha dado origen a la asimilacién de unas determinadas ideas de ja filosofia y cultura europeas. Logica que se expresa en lo que Gaos llama ya filosofia de la historia de Hispanoamérica.* Filoso- fia, no de los propios filofemas adoptados, sino del espiritu o sen- tide que originaron esta adopcién, Sentide que lo es ya de Ia reali- dad propia de esta América, expreso cn las motivaciones que han dado origen a Ja historia de las ideas en Latinoamérica, Logica, o sentido, que el mismo Gaos resumiéd come el resuliado del esfuerzo que han hecho los propios latinoamericanos por deshacerse de su propio pasado, para rehacerse segiin un presente extraio, Presente que los latinoamericanos encontraban encarnada en las ideas que tratarin de adoptar. Esfuerza que no sera sino. expresién de Ia idea que, sobre su propia realidad, tengan los la- tinoamericanos. Una realidad, la propia, vista como algo extrafo, prestado, 0 peor atin, impuesto y de la cual sélo podran liberarse negandola como realidad. Negativa que tendria que ir acompatiada por la adopcién de ideas que pudiesen dar origen a otra realidad, a la tomada como modelo y construida por otres hombres. Hom- bres, por la misma razon, considerados como superiores por los pro- pios latinoamericanas empefiados en tal esfuerzo, Por ello, tomar conciencia de la légica que ha dado origen a tales esfwerzos im- plicard también, captar el sentido de la realidad que se quiere negar. Una realidad, formada tanto por lo que se quiere negur, como por lo que se quiere, o se quiso, aleanzar a lo largo ce esta historia de adopciones de ideas. Historia, declamos, cuyo hilo con- ductor lo ofrece In conciencia de dependencia, que se quicre cam- biar, asi como Ja forma de realizar tal cambio. ‘Tal es la conciencia que se hace cxpresa en lo que ya se designéd como. filosofia lati- noamericana, La filosolia propia, auténtica, del hombre de esta América que toma conciencia de su realidad. Autenticidad que no sera afectada por el hecho de que se hayan adoptado unas deter- minadas ideas, supuestamente ajenas a la realidad de esta América. ¥ digo supuestamente, porque la posibilidad misma de la adop- cién de tales ideas, esta indicando que tienen que ver con tal realidad, aunque haya sido otro el contexto de su origen. Autenti- cidad que se ha expresado, paraddjicamente, en la afirmacion de * José Gaos, “Carta Abicrta a Leopolze Zea”, Filosofia mexicana de nuestros dias, Imprenta Universitaria, México, 154, pp. 183-L0), 18 ENTRODUC! que tal adopcién sdlo ha podido originay malas copias de los mo- delos adoptados. Malas copias por no repetir, fielmente, los modelos propuestos ya que, sobre este propésito de supuesta imitacién, s¢ ha impuesto, una y otra ver, la realidad de quien pretende imitar. Imposicién de la includible realidad ¢s lo que da, a sus expresio- nes, autenticidad, ‘Arturo Ardao, sigue diciende: “Mas alla de la mera docencia Ia reflexidn filosdfica entre nosotros, por precaria que haya podide ser durante mucho tiempo, no dejé munca de buscar su acento propio. De allende los mares recibimos, en efecto, la indumentaria y la Filosofia confeccionada. Sin embargo, al articulo importada le imprimimos nuestro sello, decia Alejandro Korn. Ast ha sido com probade por todo el subsiguiente movimiento historiogrifico, reve- lador de un pertinaz empeiio de autenticidad en pugna con las recurtencias de la imitacién mecdnica o seryil” “En todas las épo- cas —contintia— por intermedio de las mis libres inteligencias, al par que adoptado, el pensamiento ajeno ha sido adaptado. Adap- tado a nuestras reales situaciones y circunstancias, a nuestros efec- tives problemas y necesidades; pero también a nuestro estila o espiritu, a nuestra manera de ser. En el devenir de las generaciones, sobre la adopcién pasiva, por su_ parte siempre obstinada, Ia re flexiva adaptacién critica ha ido dia a dia imponiéndose; y de este modo propiciando el advenimiento, iareversible desde hace varias décadas, de una fase de definitive avance hacia el comportamiento auténomo en el seno de Ia doble universalidad filosdfica: la de los abjetos y 1a de los sujetos.” Fl advenimiento de la filosof{a latino- americana, de que hablaba José Gaos y como expresion de ello un nuevo esfuerzo encaminado ahora a rehacerse segun el pasado y el presente mds propios. Que es precisamente lo que hace de la filo- sofia la filosofia propiamente dicha. Precisamente, esta nuestra filosoffa, la filosofia de esta nuestra América, se expresa por el empefo, aunque imitil, de separar esa doble universalidad filesdfica de que habla Arturo Ardao, la de los objetos y la de los sujetos, Se mos muestrin sujetos, las latinoame- ricanos, empefiados en desrealizarse, en desobjetivarse. Que tal cosa implica el empefio por tratar de negar lo que se 3, para ser aque- Ilo ajeno a sf mismo, el empefio por borrar lo que se ha side, ef pasado mis propio, para set aquello extraia a si mismo. Fl objeto, ja realidad, negada, una y otra ver en fumeién con determinades modelos que, por serlo, som extrafios a la realidad negada y al sujeto negador. Negacion que proviene, deciamos, de 1a conciencia que toma el hombre, de esta nuestra América, de su situacién de dependencia. La conciencia de que depende de una realidad que INTRODUCCION cy no considera suya y que le ha sido impuesta, Se parte ast de la conciencia diversificada de esa doble universalidad, la del sujeto y la del objeto. El sujeto se sabe aqui extrafio a-su objeto, esto es, a su realidad, donde el empefio por hacer suya otva realidad; aque- lla que por el hecho de adoptarla libremente o de no serle im- puesta, pueda considerar como propia. Pero, dice Gaos, si bien parece posible rehacerse segun un presente extraiio, lo que resulta absolutamente imposible es deshacerse del propio pasado. Ya que la posibilidad de tal accién implicaria la propia aniquilacion. Quidrase o no, todo presente extrafio que se quiera adoptar, tendré necesariamente que contar con el pasado, la propia realidad, del que haga la adopcidn. Realidad que sera Ta que determine la for- ma de adopcién de este presente extrato. Todo esto es lo que se ha hecho consciente en la historia enc: minada a mostrar como ideas extraiias a la realidad de esta América han sido adoptadas y adaptadas a la misma. Toma de conciencia de una historia de adopciones y adaptaciones que se expresa en lo que Gaos, y otros lauinoamericanos |amardn filosofia de la histo- na de esta nuestra America. Filosofia de la historia que capta, precisamente, los motives de las adopciones y adaptaciones expre- sas en esta historia, Una filosofia ce la historia que, por serlo de la realidad de esta América, se expresara en forma distinta de lo que ha sido la filosefia de la historia curopea u occidental. La filoso- fia de la historia, expresada cjemplarmenté en un Hegel, va a ser por ello Ja antfpoda de la filosofia de la historia expresa en esta nuestra América, La filosofia de la historia europea u occidental, se caracteriza por la Aufhebung hegeliana, de la cual nos habla Gaos. Esto es, uma filosofia dialéctica, que hace del pasado instru- mento del presente y del futuro, mediante un esfuerzo de absor- cidn, 0 asimilacién. De forma tal que lo que fue, lo que ha sido, no tenga ya que seguir siendo. En este sentido nuestra filosofia de la historia es su antipeda, empeiiada como lo ha estado en cerrar las ojos a la propia realidad, incluyendo su pasado, pretendiendo ignorarla por considerarla impropia y ajena. El sujeto y el objeto su- pucstamente scparados. El sujeto abstrayéndose de una realidad que uG quiere aceplar como propia, y el objeto, la propia realidad, como si fuera algo ajeno al sujeto que en ella esia inserto. Asf, por un lado, la historia europea u occidental, como una historia de absorciones y asimilaciones y, por el otro, Ia historia latinoamericana, hecha de yuxtaposiciones. Yuxtaposicién de rea- lidades, de una u otra forma, ajenas al sujeto.que rechaza y adapta, Absorcién en una historia, yuxtiposicién en la owa, La conciencia de esta doble expresién de [a filosoffa de la historia, la propia y la 20 INTRODUCCIGN europea u occidental, ha dado origen a lo que puede ser el térmi- no de esta yuxtaposicién y 2 la posibilidad de una filoselia de la historia que haga posible el dufhebung, ba absorcién del pasado, la historia, uma realidad que, quicra o no, es la propia de esta ‘América. Un pasado hecho de yuxtaposiciones que, al hacetse cons, cients, se presenta como algo propio y del cual, por serlo, hay que partir para construir el presente y el faturo mds propios. Una fi- josofia de la historia que ponga fin a la situacién, tragicamente expresada por el libertador, Simén Bolivar, cuando decia arado en el mar”. Esto es; a la idea de que, uma y otra vez, 8¢ ha yenido laborando sobre ¢] vacio. Fl arar sobre el mar o la arena. Fl vaefo propio del sujeto que elude su propia realidad y pretende realizarse fuera de ella, El bovarismo de que hablaba el mexicano Antonio Caso. Emma Bowary, la heroina de Flaubert, decia Caso, tenia “la facultad de concebirse diferente de como es”. Una ac itud humana, todo hombre se concibe, de alguna manera, distinta de lo que es. ¥ esto puede también suceder con tos pueblos. Tal es, precisa- mente, lo que sucede con pueblos como los de esta nuestra América, “Tenemos —dice Caso— el bovarismo constitucional mas claro ¥ patente: la faculted de concebirnos politicamente diyersos de come somos en realidad."® Madame Bovary fracasa en su vida por tomar esta actitud; nuestros pueblos fracasaron por lo mismo. Es el re- negar de la propia realidad, ne tomarla en cuenta, adoptanco unk realidad extrafia y, por extrafia, fuera de su posible realizacion. ‘Al yenunciar a los elementos cle esta realidad, el resultado ha sido la yuxtaposicién de que hablamos, el acumular problemas y no 30 luciones, El bovarismo no resuelve los problemas, simplemente jos va acumulando. Una acumulacién que data de la misma con- quista, de la acumulacién y no solucién de los problemas que estt planted a los pueblos que por medio de ella se mezclaron, Y cuan- do todavia no se resolvia el problema de la Conquista, se planteaba ya el de-un liberalismo ajeno a esa solucién, part comtinuar asl, acumulando problemas en lugar de soluciones. Siempre ignorandose ln realidad, considerdndola inferior a los ideales proyectados, Ne- gindose lo que se es, para proyectar, sobre el vacio, sobre lo que mun- ca antes se ha sido. ““Lodavia no resolvemos —dice Caso— el proble- ma que nos legé Espaiia con la Conquista; atin no. resolvemos tampoco la cuestim de fa democracia, y yt esi sobre el tapete de la discusién histérica ] socialismo en su forma mds aguda y apre- ® Antonio Case, “EL hovarismo macio Librerfa Pornia, México, 1922, pp: 774 al", Discursos a ia naciin” mexicana, PRODUCCIGN an miante.” Tal sera la historia de esta nuestra América, una historia distinta de la europea u occidental. Una historia, la de esta Amé- rica, expresa en la persistente adopcién de ideas importadas, de ideales bovaristas, cuyo significado tratamos ahora de hacer expreso. Toma de conciencia que nos pueda explicar esa historia de supues- tos fracasos que pareciera ser propia de esta América. Conciencia que hace de esos supuestos fracasos, experiencias sobre las cuales se ha de poder construir un mundo no ya bovarista, sino real, el mundo gue de cualquier manera se ha yenido construyendo. Una historia, como parte de una historia que resulta ser winica, del hom- bre sin mids. La filosotia de la historia de esta nuestra América ha hecho ex- presa la especial dialéctica que ha yenido animando a los hacedo: res de esta historia. Una historia que toma sentide a partir de la conciencia de marginalidad. Es la conciencia de la marginalidad, Jo que da origen a Ja separacidn de lo que deberia ser unidad punto de partida de la doble universalidad {ilosética de que habla Ardao, Marginalidad que da origen a la incongruencia del sujeto con el objeto, del hombre con su realidad. Carlos Real de Avia ha destacado, también, come se da el paso de una historia de las ideas a una filosofia de Ja historia. Filosofia que empieza por serlo de las ideas, “‘filosofia de la historia de las ideas”. ‘Una filosofia de la historia de las ideas erigidas, imperialistica y aun inevitablemente —dice Real de Azda— cn filosofia de la historia a secas."” Filosofia que resullard ser propia de pueblos marginados, subordinados, de- pendientes y, por lo mismo, filosolfa de la historia distinta de la de los pueblos centro, imperiales y colonizadores. Filosofia que puede ser valida, también, para otros pueblos, distintos de los lati- noamericanos, pero en situacién semejante. Dice Real de Azda “la perspectiva iberoamericana puede ser ampliamente valida para el occidentalizador africano o asidtico, en cuanto expresa estados de espiritu tan generales como Ja doble vivencia central de la mar- ginalidad respecto a Occidente y de la adhesion a sus bienes’'* Esta misma historia de las ideas, con su peculiar interpretacién filosdfica ha side vista, también, por quienes en los Estados Unidos hacen lo que Jlaman historia intelectual, como filosofia de la ria. Pero considerando que esta Filosofia tiene um caracter abstrac+ ta. Una filosofia de la historia, nos dicen, que por serlo, no se atiene a los hechos, sino tan slo busca en ellos la justilicacién de un determinade proyecto, Proyecto, que por serlo, no se refiere lus Real de Ania, “Filosofia de la historia © imperialismo”, Letinoamé. fica, Anuatio dé Kstudios Ladinoamericanas, 9, UNAM. Mexico, 1976, pp. 191-210, 28 INTRODUCCIGN a lo que es, sino a lo que puede o debe ser. Una filosofia que no toma a la realidad histérica tal y como ella es, tal y como ella sé presenta, sino, simplemente, pretende hacer de ella instrumento servicio de algo que atin no existe. Paraddjicamente, es una filo- sofia pragmatica, una ideologia. Filosofia de Ia historia porque hace de la historia real ¢l punto de partida, asi como instrumento y justificacién de la historia que atin no es, la historia que ha de ser hecha, Una filosofia, por lo mismo, que carece de objetividad. ‘A esta historia de las ideas no importa, se dice, tanto conocer la légica propia del intelecto en la América Latina, la concatenacion que guardan entre si las expresiones de este intelecto, sino cl sen- tido que esta relacién guarda con un determinacdo proyecto, con una accién que ha de ser xealizada contando con Ia propia reali- dad. Uno de estos criticos, ¢] historiador Charles A. Hale dice: “gi el historiador se halla totalmente comprometido con el pa- sado, y si su principal objetivo se encuentra en el futuro, zno tender naturalmente, a confundir mas que & aclarar, la situacién his- térica que estudia?’”> No se sabe, con exactitud cudndo habla el historiador o cudndo el fildsofo, la realidad historica, supuestamen- te objetiva, queda subjetivizada, puesta al servicio de los proyectos del sujeto que hace de ella instrumento de una determinada praxis. #Qné es entonces lo que hace en concreto esta filosofia vista en funcién con Ta historia? Busca, dice Hale, lo caracteristico y esen- cial de la cultura de esta América, “watando de encontwar sus dile- rencias y propiedades dentro de ‘Occidente’ o cultura curoped occidental... para presentar lo que podia Tainarse ana filosolia de la historia latinoamericana’, Filosolfa de la historia, que, por serlo, tratara de trascender los hechos, la vealidad, ir mds alla de ella, pretendiendo wansformarla. Owo de los criticos, William D. Raat, enfoca su critica, distin- guiendo la historia de Jas ideas, la historia intelectual y Ia filosofia de la historia, Las dos primeras se distinguen, entre si, porque una realiza lo que Hama Raat “analisis interno” de las ideas y la otra “andlisis externo” de las mismas. “El andlisis interno —dice— estu- dia generalmente las ideas fuera del problema de su origen social, Por otra lado, el andlisis externo refieve yelacién de Jas ideas a los acontecimientos y no @ ellas mismas.” Historia de las ideas ¢s la que hace un Arthur Lovejoy 0 un Roy H. Pearce, preocupados por el andlisis interno de las ideas, buscando la relacién que guar” dan entre si, con independencia de In realidad historica en que © Charles Ay Hale, “Sustancia y inétedo en el pensamiento de Leopaldo Zea" Historia Mexicana, 78, El Colegio de México, Oct 10, ppe 285-8 INTRODUCCION 28 surgen. Historia intelectual, por el contrario, es la que hacen histo- riadores como James Harvey Robinson o Crane Brinton, los cuales ven las ideas como instrumento de adaptacién y supervivencia del hombre dentro de la realidad en que se encuentra. El primero, “El anilisis interno de las ideas —dice Raat— presupone que la mente humana posee una vitalidad creadora que no depende de circuns- tancias exteriores; o sea que Jas ideas ticnen una vida propia que trasciende la experiencia ordinaria”, Para el segundo, “Este con- cepto ‘idealista’ es diferente del ‘funcionalismo’ del historiador de Ja historia intelectual externa. Para éste Ia vitalidad no carac- teriza tanto a la mente como la utilidad y las ideas son importantes en la medida en que actiian como agentes para la adaptacién y la supervivencia en el dominio concreto de un universo socio-bialé- gico”. Lo importante es que, ‘En uno u otre caso, la mayor par- te de los escritores no consideran su disciplina equivalente a fi- losofia de la historia’. Qué pretende o hace la filosofia de la historia? No se atiene, nos dird Raat, a los hechos. Esto es, no se conforma con exponer la légica propia de las ideas, ni la relacion que éstas puedan guaydar con una determinada realidad, Pretende ir mds alla, hacia lo que no existe aun y, por lo mismo, no puede set comprobado, el futuro. Futuro en funcién con la cual quedan entre si, ligadas las ideas, relacionados los hechos de la historia. Ideas y realidad relacionadas en funcién con proyectos que tras- cienden, temporalmente, a ambas, “Lo que empezé como una humilde busqueda para comprender el pensamiento histérico —dice William Raat— se vuelve actividad especulativa en la que se afirma una realidad superior que no se subordina a ningiin anilisis objetivo sobre el papel de las ideas en la historia, La historia se convierte en metahistoria y el historia dor de las ideas en un gran tedrico y fildsofo de la historia.” :Es esto malo? Lo es —segiin Raat— para una [ilosofia que ha de atener- se a los hechos, tanto en lo referente a las ideas en si, como a la realidad historica como tal, sin pretender hacer de ellas instrumen- tos de manipulacidén subjetiva, como lo hace el fildsofo de la hista- tia que las organiza cn funcidén con um determinado proyecto. Pucs tal es lo que se han propuesto los fildsofos de la historia, lo mismo ‘ un Hegel que un Toynbee. Esto es, no se preocupan de los hechos, sino del sentido de los hechos; del porqué de los mismos. fiste es, precisamente tanto para Raat como para Hale, el problema que plantea Ja supuesta historia de Jas ideas que vienen realizando al- * William Raat, “Ideas ¢ historia en México, wn ensayo sobre metodologia”, Latinoamérica, Anuario de Estudios Latinoamericanos, 3, UNAM, México, 1970, pp. 175-198. DIREGCION L BISLIO a4 INTRODUCCION gunos latinoamericanos. La cual no es ni historia de las ideas, ni historia intelectual, y no si¢ndolo sdlo son elucubraciones subjeti vas, encaminadas, no tanto a conocer 1a realidad histévica ¢ inte- Jectual de América, como a justificar acciones para el logro de un determinado proyecto. Los historiadores de las ideas latinoameti- canas, dice Raat, “‘siguen rebelandose contra el positivismo”, con- tra el tener que atenerse a los hechos. “Esta rebelién ha significado —agrega—, hablando en términos filoséticos, un alejamiento de lo €xterno y un acercamiento a lo interno, de lo objetivo a lo subje- tivo, de Io universal a lo particular, de la historia cientifica a la historia como arte romantico o come Lilosofia.” éNeo-bovarismo? ;Una nueva forma de eludir la realidad tal y como se habia venido haciendo a lo largo de esa historia de las ideas en Latinoamérica? No, aqui no se vuelve a una nueva incon- gruencia entre lo objetivo y lo subjetivo. El sujeto no niega su reali- dad, por el contrario, se empefia en conocerla; pero en conocerla para hacer de ella un instrumento. Trata de conocer los hechos, pero no se atiene a ellos ya que sera, a partir de este su conaci- miento, que se propondrd translormarlos. El sujeto, pura y sim- plemente, busca hacer suyo al objeto, incorporindosclo y no, una vez mis, eludiéndolo. Esto es, precisamente, lo que significa cl Aujhebung hegeliana de que nos habla José Gaos, Ahora bien, zEs esto filosofia de la historia, y no historia de las ideas o historia intelectual? Por supucsto, pero es una filosofia derivada del cono- cimiento de la historia y de su sentido en Latinoamérica. “Muy po- ci cos escritores mexicanos —dice Raat— utilizan el amndlisis extermo y producen historias que pudicran llamarse propiamente intelec- tuales.” Sus “historias se dirigen a un fin determinado, porque, en el sentido historicista, la historia verdadera debe ser historia con- tempordnea’’. ¢Qué quiere decir Raat con esto? Nos dice que la historia, el pasado, ¢s visto en funcién con el presente y el futuro, Jo que ha sido con lo que se es y con lo que se puede llegar a ser. Cierto, pero entonces ¢l bovarismo queda superado, Queda supera- da la inconexién entre sujeto y objeto, que sc expresaba como la que parecia insuperada yuxtaposicién de la problemética de la his- toria de esta nuestra América, Sin embargo, esta superacién es vista, por sus criticos, como una violacién de los principios de Ia temporalidad. Confundir una idea presente con los acontecimien- tos pasados a los que ello se refiere viola los principios basicos de la temporalidad, Para Lovejoy, dice Raat “la comprensién histérica necesita trascender sus prejuicios del presente”. “La tarea del his- toriador no trata sélo de alcanzar 1a verdad sino de aproximar la objetividad.” ¢Qué es lo que pretende entonces esta filosofia de INTRODUCCION a la historia? Pretende, sigue Raat, salvar a “fa cultura occidental de la crisis espiritual actual" y cambiar “el curso de la deshumani- zacién”, El latinoamericano “puede universalizarse a partir de su situacion particular... para desarrollar una Lilosotla del Nuevo Mundo que puede compartir con toda Ja humanidad". Es esto “el gran esquema y esperanza en el futuro". Pero siéndolo “queda mas alld del dominio del andlisis histérico comin”, dice Raat. “Se trate de metahisteria y mo de historia intelectual,” Subjetivismo que nunca se ha dado en la tradicién histérica de los Estados Unidos. “FT concepto subjetivista del conocimiento histérico nunca ha sido tan popular en Jos Estados Unidos como en América Latina.” Por ello, concluye William Raat, son los historiadores estadunidenses, por no estar comprometidas con la realidad de América Latina, los mits avocados a realizar una auténtica historia intelectual, o de las ideas, que mo los lalinoamericanos. “Quizds serd la investiga- cién desinteresada —dice Raat— la que finalmente permita a México y a la humanidad conocerse a sf mismo.” Al fin de cuentas, es una procupacin, ¢sta de Raat, igualmente metahistérica, ya que ex- presa un proyecto no menos ambicioso y subjetivo que el que ha pretendido criticar, Toda la filosofia de la historia, por supuesto, implica un proyec- ta, Fs decir, algo que trasciende el conocimiento de los hechos his- téricos, Jo que da sentido a este conocimiento. Proyecto, insistimos, que implica no atenerse a los hechos; pero que ne implicd igno- Yarlos, que tal fue el error de la interpretacién de Ja historia capta- da en Ja investigucién de la historia de las ideas latinoamericanas. Proyecto que ahora implica superar esta interpretacién y los hechos que origind, esto es, cambiarlos, ir mas alli de ellos. ¢Pero qué es Jo que ofrecen los hechos? La situacidén de que hablamos, de depen- dencia y marginalidad de los puchlos de esta parte de América y de otras partes del mundo no occidental, Atenerse simplemente a los hechos setia sélo aceptarlos. Conocerlos, para cambiarlos es, por el contrario, la preocupacién central de esta filosofia de la his- toria. Filosofia que ha resultado de la preocupacién por la historia de ta adaptacién de determinadas ideas a una realidad en la cual éstas no se habian originado. z:Metahistaria? Si, si se entiende como superacién de una historia que no puede seguir siendo, Una histo- ria derivada de proyectos ajenos a los hombres y pucblos de esta América, :Subjelivismo? Tanto como lo puede ser el atenerse a he- chos que han sido el resultaclo de proyectos, en los que no contd la voluntad de quienes se convirtieron, pura y simplemente, en parte pasiva de los mismos. Desde este punto de vista, Ia filosofi de la historia latinoamericana viene a ser expresién de la filoso- 26 INTRODL CON fia de la historia universal en la que se entrecrazan diversos pro- yectas, Tanto las proyectos de los pueblos colonizadores, como los de quienes han sufrido o sufren esta dominacién. Proyectos diver- $08, pero entrelazades, concurriendo hacia metas que resultaran, ser semejantes y, por lo mismo, conflictivas. Los proyectos propios de los hombres y pueblos de esa nuestra / merica, en includible rela- cién dialéctica, de estimulo y respuesta, con Jos del Hamado mundo occidental, 2, EurocenTRisMo ¥ UNIVERSALISMO EN LA HISTORIA La historia de Jas ideas de la América Latina, parte de una con cepcién eurocentrista u occidentocentrista. Fsto es, busca, en pri- mer lugar, la relacién que ha guardado lo que Hema su pensamien- to con la [ilosoffa, filosolemas ¢ ideas de la cultura curopea. Ideas supuestamente extraias a su propia realidad pero, que de alguna forma, le han sido impuestas, o ha adoptado conscientemente para desprenderse de las que considera extrafias. Extrafias ambas, las impuestas y las adoptadas. Un clavo, sacando otro clava. Asi, el po- sitivismo, tomade de la filosolia europea, ha de sustituir a la escolastica, también curopea, que considera le ha sido impuesta. Filosolias vistas casi siempre come ideologias para imponer un cierto orden, @ para crear un orden distinto, El orden que funda- menta la escolistica colonial, ha de ser cambiado por el nuevo orden que fFundamenta él positivismo. Se tiene que pasar del esiado teols- gico al positivo.? En ambos casos, el de la filosofia impuesta y In filosofia adoptada, la fuente es Europa o el mundo Iamado occi- dental; fuente y cenixo de Ta cultura latinoamericana. Dependencia impuesta o aceptada, Una interpretacién que cambia cuando el his- toriader de las ideas, consciente de la relacién de dependencia, busca el sentido, causas y motivaciones de la misma; cuando hace, lo gue se ha lamado i a histo- sola de la historia. Filosofia de tia de imposiciones y adopciones [ilosdlicas 0 ideoldgicas, Concien- cia de lo que los criticos de esa situacidn de dependencia Haman eurocentiisme. Gonciencia de una cultura, incluyendo su sentido, impuesta o aceptada, propia del colonizador. Lo mismo da el apara- to conceptual de la escolastica del coloniaje hero, que el aparato conceptual del positivismo que acabara justificanda, la dependeneia con los nuevos centros de poder. Relacién de dependencia colonial GL mi Libro Bi positivistio en Mexico, nacimiento, apogeo y decaiencia, Fonda de Cultura Econdmica, México, 1975, INTRODUCCION a7 tanto {vente al colonialismo del pasado como al neocolonialismo de nuestros dias. La interpretacién [ilosGfico-histérica de la relacién que, desde el punto de vista cultural, ha venido guardando América Latina con Europa u Occidente es lo que dard originalidad a Ja filosofia que parece ser la propia de esta nuestra América, al decir de Gaos. EL punto de vista propio sobre la mis propia realidad, incluyendo la conciencia de la relacién de dependencia, Gonciencia de la rela- cién de dependencia que, dentro de esta interpretacién, va a permi- tir ofrecer el punro de vista de Tos dominados sobre sus dominadores, cambiando asi el enfoque del conocimiento de la historia y su interpretaciim, la yisiin de los vencidos, que ditia Miguel Ledn Portilla. Ya no sera Europa, o el mundo occidental, el que dé sen- tido a la historia de la relacién de este mundo con los pueblos de la perifexia, sino seran éstos los que partiendo de un enfoque propio den su sentido a esta misma historia. Pero no es, acaso, esta interpretacién de la historia la que han venido reclamando los mis: mos fildsofos de Ja historia occidental, empefados en situar a ésta en un auténtico horizonte planetario? Tal seria el caso de un Arnold Toynbee, un Albert Schweitzer, o el de socidlogos como Pitirim A, Sorokin, Es el mismo caso de otro extraordinario intérprete de esta historia, Joseph Needham, quien ha dicho: “Durante tres mil afios se ha mantenido un didlogo entre dos extremos del Viejo Mundo, Mucho es lo que ambos se han influide mutuamente y anuy diferentes son lus culturas que han producido, Penemos ahora buenas razones para pensar que los problemas del mundo no se re- solverin jamds mientras sean considerados solamente desde un pun- to de vista curopeo. Es necesatio ver a Europa desde el exterior, ver la historia europea, y los éxitos europeos al igual que sus fra- casos, con los ojos de la mayor parte de la humanidad.“* Hasta ayer sdlo se habia venido conociendo el punto de vista europea u occidental que éste tiene sobre si mismo y sobre los pue- blos sometidos a su hegemonia. Los puntos de vista de estos pucblos, lejos de buscar expresarse a partir de si mismos, a partir de su propia identidad, buscaban tan sdlo reflejar, lo mas limpiamente posible, la imagen de la cultura hegeménica, la cultura del hombre que imponsa su dominio. EI enfoque que sobre su propia historia hacian los pueblos al margen de los centros de poder, no era sino reflejo del enloque europeo-occidental. Rellejo, eco, del Viejo Mun do, que diria Hegel. El enfoque que los mismos europeos solicitan * Joseph Needham, Dentro de fos cuatro mazes; et didtoge entre Oriente y Gecidente, Sigla XXI Editores, 8. A, México, 1973, pp. | 3B INTRODUCE N ahora ¢s el enfoque que parta de la realidad originada en la rela- tion de dependencia, Gonciencia, en primer caso, de la dependen- cia y, a partir de ella, el propio punto de vista sobre esa situacién, esto es, el otro lado de la medalla, El enfoque periférico, esto es, el de los pueblos que hasta ayer giraban como satélites en torno & un grupo de hombres, a una filosofia, a una historia que, si bien también le eran propias, por la relacién que guardaba con ellas, no expresaba su propio punto de ¥ F1 punto de vista que ha de partir de la conciencia de dependencia, imarginalidad, conciencia de lo periférico respecto a un centro que no ¢s ¢l propio. Joseph Needham habla del eurocentrismo diciendo: “Muchas gentes de Furopa occidental y América europea sufren To que podriamos Ha- mar orgullo espiritual. Estén firmemente convencidos de que su propia forma de civilizacién es la tmica universal.” Ignorantes de otras costumbres, historias y culturas “consideran muy natural im- ponerles sus ideas y costumbres". Imposicién hecha mediante das “anexiones, guerras de conquista y expediciones de castigo, del pe- rioda de expansién colonial, de tal forma que los valores curopcos y americanos se ofrecen hoy, como antes, em Ja punta de un fusil, zon ¢l hongo atémico amenazando al fondo". Esto es, precisarnente, lo que debe cambiar. Fl mondlogo euro- consista dbbe ser sustituido por él didlogo entre quienes s¢ han expandido y quienes han sufrido la expansion, La interpretacién filosifico-histérica del Occidente, vista ahora desde el punto de yi ta de la interpretacién filoséfico-histérica del mundo no occiden- tal. La magistral filosoffa de la historia de un Hegel, o de un Marx y un kingels enfocadas desde el Angulo filoséfico-histérico del mundo que ha sido incorporado a esta historia La filosolia de Ia historia que justifica y da razén del predominio planctario de los autores de esa historia, ahora a partir del punto de vista de quienes han venido haciendo otra historia, la propia de los pueblos de la periferia, La cual no es por supuesto, una historia extvaiia a la pri- mera, sino el otro lado de esi misma historia, el otro lado de la medalla del mundo, nuestro manda, como totalidad, El eurocen- trismo, presentado coma la historia por excelencia, y sus autores como los hombres sin mds, dio origen a una interpretacion de la historia que es sélo expresién del proyecto propio del mundo occi- dental, a partir de su propia idea det hombre, de una antropologia por la cual los realizadores y beneficiarios de este proyecto, que: daban a su vez, justificados. Vision frente a Ja cual reaccionan ahora los pueblos y sujetos obj tivades, transformandolos en abjeti- vizadores, De cosificados en cosificadores. ‘De este cambio nos habla el socidlogo y fikisolo egipcio Anuar INTRODUCCION 29 Abdel-Malek criticando una de las expresiones del eurocentrismo, el orientalismo. Expresién puesta en crisis por la rebelidm de los pueblos colonizados al término de Ja segunda Gran Guerra. “Por el momento —dice—, la crisis afecta al corazén del orientalismo, desde 1945 se le escapa no sélo cl ‘terreno’ sino también los “hom- bres’. Los mismos que todavia eran ‘objeto’ de estudio y que, ahora, s¢ han convertido en ‘sujetos soberanoy."* Hasta ayer todas las ex- presiones de la cultura partian de la concepcién europea, u occi- dental, como donadora de sentido de cualquier otra cultura. cultura e historia de los otros pueblos eran vistos sclo como curio- sidades, lo exdtico o en relacién con Jas hazatias civilizadoras del mundo occidental, Toda historia y toda antropologia partiria de la cultura y concepcién propias del hombre occidental. La humanidad, propiamente dicha, tenia asi su origen en Grecia. Era Grecia el origen de la cultura y humanismo curopeos. Lo otro serla la barba- tie de que ya hablaban los mismos griegos; la barbarie asidtica, a Ja que impone el sello civilizador de un Alejandro, la barbarie sometida por Roma, o la barbarie que se humaniza en el cristia- nismo. Cristianismo originado en una provincia del Imperio roma- no, pero helenizada, esto es, racionalizado por Europa. Oriente, y el orientalismo ¢s precisamente lo otro de Oecidente, o Europa, como lo es, también, Africa, o América y el americanismo referido a los pueblos barbaros y mestizos de este Continente, El hombre y su historia vistos sélo a través del hombre y la historia que se origina en Grecia. Los otros, los no occidentales como los orienta- les, han de ser objeto de estudio, tal y como se estucia Ia flora y la fauna de los territorios descubiertos, conquistados y colonizados. Por ello el orientalista, no el oriental objeto de estudio, si quicre serlo auténticamente, tendra que partir del mundo Hamado. clasi- co, de la Hamada aurora de la humanidad. El europeo wu occidental sera el Hombre, el Hombre sin mis. Los otros no, los otros sélo serin hombres, pero con detertminudas caracteristicas que los disn nuyen, cter{sticas que hacen referencia a su limitada hamani- dad, a lo que les aparta de lo que un hombre debe ser plenamen- te. Pueden ser expresién del primitive antepasado del hombre, o proyecto de] mismo, Antepasado o futuro del hombre por excelen- cia, ‘Tal y como se expresa en Ia [ilosofia de la historia de Hegel La determinacién humana la da el estudioso sobre el sujcto es- tudiado. El orientalista, el am inista y ¢l africanista son los que determinan el ser, mis o menos incompleto del asiatico, el alricano “Anuar Abdel Malek, La-diuidetice social, A. México. 1075, p. 74. glo NXE Edlitores,

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