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Joun H. ELLIOTT ESPANA Y SU MUNDO 1500-1700 (:: Traduccién de Angel Rivero Rodriguez y Xavier Gil Pujol (capitulos 8, 11 y 12) taurus historia Capiru.o 3 EL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA Y EL DESCUBRIMIENTO DEL HOMBRE «Deseo cen m: —escribi6 Michelet en un famoso pasaje— pertene- esta €poca [el siglo xvi] que a ninguna de las que la prece- dieron: el descubrimiento del mundo, el descubrimiento del hom- bres!, Por «descubrimiento del hombre» entiende Michelet el descubrimiento por parte del hombre europeo de si mismo, en su do- ble faceta de organismo fisico y ser moral, cuyos misterios se explo- ran entonces en sus mas intimas profundidades. Pero el simultineo descubrimiento del mundo representa también un descubrimiento del hombre: el descubrimiento europeo del hombre no europeo, una criatura cuyas costumbr extranas, variadas y frecuentemente re- Pulsivas son fuente de apasionada curiosidad. Alo largo del siglo Xvi se pudo disponer de informacién nueva so- bre pueblos lejanos, y en algunos casos hasta entonces desconocidos, en cantidad suficiente como para proporcionar al lector europeo un Cuadro rico y variado de las razas de la humanidad. En 1556, por ejem- Plo, el traductor espaiiol de esa obra clasica de etnografia escrita por Peas El libro de las costumbres de todas las gentes del mundo, pudo am- pliar el tey habitantes del materi to original con doscientas paginas informativas sobre los del Nuevo Mundo de América, Aunque una buena parte al mas valioso nunca Ieg6 a la imprenta ni circulé puibli- camente, la cantidad absoluta de informacién etnografica a disposi- nn de! ptiblico lector europeo del siglo XVI sigue siendo impresio- ae Laimprenta y la navegacién Hevaron el mundo al umbral de Uropa, eid Saeed — : ules Michelet, Histoire de France, 7 (Paris, 1855), pags. itiii as (Aan pen? Tamara, Ed libro de las costumbres de todas las gentes det mundo y de las In- beres, 1556), ESPANA V SU MUNDO: Pero una cosa es Hegar al umbral y otra atravesar la puerta, -En qué medida el descubrimiento del hombre, en el sentido de fa frase de Michelet, se vio realmente afectado por el descubrimiento del hom, encias de los ofici nos proporcionaban una fuente bre no europeo? Las expe ales y de 1os misioneros espaioles entre los indios americ nucya y de primera mano sobre la conducta y las capacidades huma- nas. Sin embargo, mientras el notable tratado sobre psicologia y ca- pacidades humanas del doctor espaol Juan Huarte, el Examen dein. genios para las cencias (1575) el mundo chisi |. revela una profunda familiaridad con nN o de Hipécrates y Galeno, en cambio ignora com- pletamente los hallazgos de sus compatriots en el Nuevo Mundo, ha- Mavgos que en modo alguno eran irrelevantes para sus intereses. Tris temente, parece que esto era lo tipico. E] testimonio de los watados sobre costumbres y moralidad del siglo xvi sugiere que, salvo alguna distinguida excepcién como Montaigne, a la mayoria de los autores les par ica les bastaba para explorar los misterios de la conducta humana sin necesidad de re- currira los nuevos mundos de ultramar. Cierto que pronto seria descu- rta la inquictante figura de Caliban en su isla encantada; pero { incluso Ja ascendencia de Caliban puede rastrearse mas alla del Ca- n el Jegendario hombre salvaje de la Europa medieval’. Parece que Ia mayor parte de los europeos del siglo XV1 se las po- dia arreglar perfectamente bien en sus viajes de autodescubrimien- to sin necesidad de tocar tierra en playas exdticas donde aprovisio- narse de alimentos frescos, Pero las cireunstancias y el momento condujeron a que algunos aplicaran su inteligencia al estudio de hom- bres extraiios en ambientes desconocidos; y cuando hicieron esto, se encontraron enfrentados a preguntas fundamentals sobre la nae raleza del hombre mismo, Sus intentos por responder a estas pre guntas debieron de tener, al menos durante el siglo XVI, poca o nine guna resonancia en sus patrias®, Pero algo hicieron, aunque fuera en cireulos restringidos, por ampliar los limites de la pereepeion. Y si las respues ‘cia que con las tradiciones cristiana y ck eran a menudo erréneas o producto de la ignorancis. las preguntas, una vez formuladas, permanecian inquietantement * Juan Hoare de San vols, (Madrid, 1980), Véave Richarel Remibeimer, Wild Men tn the Muldle Ages (Carabridge, Mass. * Ware un tratamies ith : imiiento de este tema, ve watt, he Ole Wonk and the 1492-1930 (Cambridge. 1970), caps, 1y 2 ee eters Juan. Esamen de ingenio para fas ciensias, Roig Sane ot

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