8. El advenimiento de la marginalidad
avanzada: caracteristicas e implicaciones
Se ha mostrado en el primer capitulo que, en las dos Ultimas
décadas, la imagen de si que se habian forjado las sociedades capi-
talistas avanzadas de la posguerra como colectividades cada vez mas
pacificas, homogéneas ¢ igualitarias —“democraticas” en el sentido
de Tocqueville, “civilizadas” en la terminologia de Elias— ha esta-
lado en pedazos bajo el efecto de la virulenta irrupcion de los des-
ordenes piblicos que han acompaiiado el resurgimiento flagrante
de las desigualdades en las grandes ciudades occidentales. Es asi
como se han desarrollado paralelamente en los Estados Unidos y
en Europa dos debates,en los que confluyen las cuestiones de la
pobreza, la division. “racial” o la inmigraci6n poscolonial y la deca-
dencia urbana mientras que el persistente desempleo, las dificulta-
des sociales y las tensiones étnicas (reales 0 percibidas como tales)
escandidas por estallidos de violencia colectiva se amplificaron
simultaneamente en las metrépolis de ambas orillas del Adantico.
Underclass y banlieue: figuras de la marginalidad
Frente a la dislocacién y a la degradaci6n aceleradas de los
centros segregados de las ciudades de su pais, socidlogos y exper-
tos estadounidenses en politicas ptblicas estan_alarmados por el
surgimiento y la expansion de una supuesta underclass negra des-
cripta como encerrada en las inner cities én descomposicion, incli-
nada a conductas antisociales y cada vez mas aislada de la sociedad
nacional.! En Francia, asi como en muchos paises vecinos, se ha
1 Entre los estudios destacados sobre este tema, se pueden sefalar a Glas-
gow (1981), Wilson (1987 y 1993), Jencks y Peterson (1991), Massey y Denton
(1993), Moore y Pinderhughes (1993) y Katz (1995). Para una descripcién de Ia266 LOS CONDENADOS DE LA CIUDAD
declarado un verdadero panico moral alrededor del aumento de
la exclusién y de la segregacion en la banlieue, encarnado por la
consolidacién de las “cité-gueto” a las que se adjudica hacer pesar
una amenaza mortal sobre el “modelo de integraci6n” y el orden
publico republicano, mientras que los barrios obreros establecidos
en la periferia urbana entran en una espiral de deterioro en el
momento en que los antiguos trabajadores inmigrantes y sus hijos
se afirman como un componente en crecimiento permanente de
su poblacién.* A ambos lados del Atlantico, el tema de la duali-
zacion —o de la polarizacion— de la ciudad se ha impuesto en
los sectores mas avanzados de la investigacion y la teoria urbanas,
mientras que los extremos de la “alta sociedad” y del dark ghetto, de
la opulencia y la indigencia, de la burguesia cosmopolita y de los
parias urbanos, florecen de un lado a otro.3 Tomadas en conjunto,
estas tendencias parecen participar de un giro histérico marcado
por la convergencia transatlantica de esquemas de marginalidad
urbana y por la etnicizacién de la ciudad europea que sigue el
modelo norteamericano.! Pero un anilisis en profundidad de
la ecologia, la posicion estructural, la composicién y el dispositi
yo organizacional de los territorios de relegaci6n establecidos o
recientemente aparecidos en el Antiguo y el Nuevo Mundo como
invencion de este mito académico y de sus funciones en el campo intelectual y
periodistico, véanse Wacquant (1996a) y, para una discusin nativa de los limites
Glentificos y politicos de esta idea, respectivamente, Marks (1991) y Gans (1991),
*Véanse, entre varias obras grupales sobre el mismo periodo, Paugam (1991),
Jazouli (1992), Dubet y Lapeyronnie (1992), Wihtol de Wenden y Daoud (1994)
y Vieillard-Baron (1994). Se ha recorrido en el capitulo 5 la expansién de los
discursos alarmistas sobre las “citésgueto” en Francia,
* Esta muestra lo testimonia: Castells (1989), Mollenkopfy Castells (1991), Sas-
sen (1991b), Fainstein et al. (1992), Martinotti (1998), Waldinger (1996), Mingione
(1996), Friedrichs y O'Loughlin (1996) y HauBermann (1998); véase Marcuse
(1998), para una invitacion a manejar con precaucién la nocion de dualizacion,
“Con la norteamericanizacion de Europa occidental [...] la cuestion de las
relaciones entre democracia, division racial, cultura y solidaridad social que plan-
teaba Gunnar Myrdal en An American dilemma hace medio siglo estan por reapa-
recer bajo nuevas formas que exigen respuestas morales y politicas no solo de los
Estados Unidos sino, de manera también muy urgente, de la Unién Europea, que
aspira.a ser los Estados Unidos de Europa” (Schierup, 1995: 359-360). Se formula
tn pico similar en el debate francés por Godard (1998) y estadounidense por
Hein (1997).
LA MARGINALIDAD URBANA EN EL HORIZONTE DEL SIGLO XXI 267
‘1 j
el propuesto en este libro sugiere que los regi cos de \
pobreza urbana no estan en vid “norteamericanizacion ‘ °|
que sea que digan los medios y los intelectuales presiona °° po r
dar un lustre experto a los problemas prefabricados de la iste
sién politica, las profundas transformaciones que han conot “ido
los barrios populares de las metropolis continentales no muest at
izaciov. NOhan desencadenado o terminado
en la formacién de espacio 3s cerrados éinicamente homogencos
dentro de los cuales una categoria “negativamente privilegia a
(para decirlo con palabras de Max Weber) esta obligada a csarroe
llar sus propias instituciones en reaccién al rechazo dee socies ad
dominante, como fue el caso de los afroamericanos furan
décadas de consolidaci6n industrial del siglo xx. ‘on del
La comparaci6n metédica entre las zonas de relegacion del
cintur6n negro de Chicago y del cinturon rojo de Paris, pres ni
da en los capitulos 5-7, nos ha permitido demostrar que, a pi sar
de las similitudes entre las tendencias morfolégicas y de experi
cias vividas, la periferia obrera francesa y el gueto afroamericane
siguen siendo dos constelaciones socioespaciales claramente ire tes ¥
hay razones para esto; son legados de diferentes historias panas
y de modos de “selecci6n” de poblaciones, y siguen estando ins ;
tas en articulaciones divergentes entre el Estado de Bienestar el
mercado y el espacio fisico adecuado, de donde surgen los ive S
de miseria, aislamiento y desamparo en el gueto estadounidens«
que no tienen equivalentes en las ciudades europeas. cw
Para decirlo rapidamente —pues regresaremos sobre esta cues
tidn en el capitulo siguiente—, la relegacion socioespacia en ean
tur6n negro norteamericano es resultado de una “clausura excl
yente” (como la conceptualizan Weber y luego Parkin, 1978: 4478)
que opera sobre una base “racial” anclada en un oposicion dicoté-
mica envyolvente entre “negros” y “blancos”.° Esta clausura se sostie-
er 7 incipio de
5 Esta oposicién dual, instituida por la aplicacién estricta del Principio de :
“pipodescendencia” para resolver la contradicci6n entre la esclavitud y i lemo-
. A r elm
i ite ningGn térmi ediador y es virtualmente Unica en
cracia, no admite ningG@n término m virtua unde
por su rigidez y su persistencia (Davis, 1991). La division negro /blanco cons ity <
1 icid TUpt
inari » define la posicién de los demas g i
el marco binario en el cual se 'P los nics
oficialmente reconocidos (hispanicos, asiticos, amerindios, personas de orig
mixto, etc.), estén racializados 0 no.268 LOS CONDENADOS DE LA CIUDAD
ne en el plano material y en el simbdlico por la estructura y las poli-
ticas del Estado y se amplifica por las divisiones de clase luego del
surgimiento del Movimiento por los Derechos Civiles, que dio lugar
al hundimiento del gueto comunitario de la era fordista y a su reem-
plazo por un hipergueto fundado sobre “und
y de raza” (Clark, 1965: 21), No sucede lo mismo en el cintur6n rojo
francés: en Francia, la relegaci6n en un barrio degradado procede
ante todo de la osicién de clase, luego, se exacerba por el ori
€tnico (pos) colonial (él mismo fuertemente correlativo al p
clase) pero es parcialmente frenada por la accién protectora y com-
pensadora del Estado (central y local), sin la cual una fraccién mas
numerosa atin del proletariado urbano quedaria marginada. Un
corte transversal de estas dos formas urbanas encuentra y confirma
flas dinamicas que las han generado: el hipergueto estadounidense
de finales de siglo es un microcosmos cerrado, racialmente mono-
corde y culturalmente unificado que se caracteriza por una escasa
densidad organizacional y una penetraci6n limitada y decrecien-
te del Estado de Bienestar, mientras que su homédlogo estructural
del lado francés es basicamente heterogéneo en su reclutamiento
etnonacional e incluso social, todo esto agregado a una presencia
{gomparatitva fuerte de las instituciones publicas.
Estas combinaciones diferenciadas de divisiones de clase, de
lugar y de origen (étnico o nacional) de ambos lados del Atlantico
no excluyen, sin embargo, que los recientes cambios del gueto esta-
dounidense, las banliewes obreras francesas y los barrios degradados
de los centros de la ciudad y de las periferias urbanas de Inglaterra,
Alemania u Holanda presagien la cristalizaci6n de un nuevo régimen
de marginalidad wrbana atin embrionario pero distinto, porque se
separaria a la vez del gueto tradicional norteamericano y del “espa-
cio obrero” europeo del siglo xx (Wilmott, 1953; Verte, 1979; Bag-
nasco, 1986). Visto bajo este angulo, el regreso de las realidades
“negadas” de la pobreza extrema y de la decadencia social, de las
divisiones etnorraciales y de la violencia publica y su acumulacién
dentro de las propias zonas desheredadas, sugieren que las ciuda-
des del Primer Mundo se encuentran hoy enfrentadas a algo que
se podria denominar marginalidad avanzada. Esas nuevas formas de
clausura excluyente, que se traducen en una expulsi6n al ‘margen
del espacio social y fisico, han surgido —o se han intensificado—
en las metropolis posfordistas no bajo el efecto de la inadaptacion
LA MARGINALIDAD URBANA EN EL HORIZONTE DEL SIGLO XX 269
o el estancamiento econémico sino, muy por el contrario, como
consecuencia de la mutacién de los sectores més avanzados de las
sociedades y economias occidentales, tal como se imprimen sobre
las fracciones inferiores de la clase obrera en recomposici6n y so-
bre las categorias étnicas dominadas, asi como sobre los territorios
que ocupan en las ciudades sometidas al tropismo de la dualiza-
cién (Sassen, 1991b; Mingione, 1991; Castells, 1996).
El calificativo “avanzado” busca indicar que esas formas de
marginalidad no se sittian detrés nuestro: no son ni ciclicas ni tran-
sitorias, tampoco estan en vias de reabsorci6én progresiva por la
expansién del “mercado libre” (por ejemplo, la mercantilizaci6n
creciente de la vida social, comenzando por los bienes y servicios
publicos) o por la accién del Estado de Bienestar (protectora o dis-
ciplinaria). Se dibujan delante nuestro: estan inscriptas en el devenir
de las sociedades contemporaneas. Por lo tanto, resulta urgente un
diagnéstico que permita obtener los medios que se necesitan para
trazar nuevos caminos de intervenci6n publica capaces de detener
o redireccionar las fuerzas estructurales que las generan, entre las
cuales estan el crecimiento econémico polarizado y la fragmen-
tacién del mercado de trabajo, la precarizacion del empleo y la
autonomizacion de la economia informal en las zonas urbanas en
decadencia, la desocupaci6n masiva que induce a la desproleta-
rizaci6n de los sectores mas vulnerables de la clase obrera (sobre
todo entre los j6venes que carecen de capital cultural), en fin,
las politicas de retroceso social y de desinversion urbana. Si no se
ponen a punto y en marcha nuevos mecanismos de incorporacion
social y politica que reincorporen a la poblacién desechada en esos
territorios de abandono, puede esperarse que esa marginalidad
urbana siga creciendo y extendiéndose y con ella la violencia en
las calles, la alienaci6n politica, la desertificaci6n organizacional
y la informalizacién de la economia que afectan a los barrios de
relegaci6n de las grandes ciudades en las sociedades avanzadas.
Seis propiedades distintivas del nuevo régimen de
marginalidad
Se puede esbozar una caracterizacion ideal tipica provisoria
de esta nueva marginalidad in statu nascendi contrastandola con
un cuadro selectivo de los rasgos de Ja pobreza urbana caracteris-