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Reversiones Antologia ilustrada de textos informativos an Plo Milo Moe“ be eae eke : bee » do- 34-31-33 Yo-41-Q2 690 a4. 8s IMAP AA 4VS-A30 NU? A44 AAs > Yee 8 de mayo de 2011 La contemplacion de una bella obra de arte estimula el flujo sanguineo Equi LONDRES.- La contemplacién de una bella obra de arte puede estimular el flujo sanguineo en la par- te del cerebro relacionada con el placet y equivale a la sensacién de estar enamorado, segiin un estudio brieanico, las obras de arte consideradas de mayor belleza, como pueden ser las del paisajista inglés Consta- ble, el neoclisico francés Ingres o el italiano Guido Reni, provocan el mayor estimulo placentero. Por el contrario, obras maestras de otros artiscas como El Bosco, Honoré Daumier © Quentin Mas- SYS, que representan a personajes feos 0 caricatures- cos, apenas estimulan el flujo ngusneo. ‘Quisimos ver qué ocurre en el cerebro cuando se miran pincuras hermosas”, afirma el profesor Semir Zeki, experto en neuroestética del University Co- lege de Londres, citado por The Sunday Telegraph. "Descubrimos que cuando se contempla una obra un paisaje, un bodegén, un retrato (© un cuadro abstracto, se produce un esefmulo en’ la parte del cerebro relacionada con el placer”, ex- plicé, El equipo dirigido por Zeki sometié a obser specia feron que con un escéner a decenas de personas sin les conocimientos artisticos, porque serfan las menos influenciables por las corrientes actuales, le a la sensaci6n de estar enamorado, segdin un estudio briténico. » Maria Magdalena, de Guido Ren Los esciineres midieron el flujo sanguineo en la cor teza orbitofrontal medial, la parte del cerebro aso- ciada al placer y al deseo, y pérmitieron descubrir que la belleza artistica produce u Fuente: wom. com Por Marisol Garcfa see le La familia Parra La aristocracia de la tierra Puede uno seguit la historia de los Parra tan solo a través de las décimas que, por aqui y allé, han ido esctibiendo ellos mismos, © por los vers0s de las canciones de Angel, Isabel, Roberto o Violera, Esta tileima, la més famosa del clan, era una mujer més bien discreta sobre asuntos familiares, y es poco lo que alguna vez lleg6 a decir en piblico sobre sus hermanos o hijos. Pese a ello, su libro Décimas (pu- blicado de manera péseuma, en 1970) estd repleto de referencias a sus padres, Clarisa y Nicanor, y a los recuerdos de infancia junto a sus ocho hermanos, en la surefia localidad de Lautaro. Gran parte de la complicidad entre los hermanos Parra Sandoval se explica por la situacién de ex- trema pobreza en la que crecieron. Violeta, Hilda, Roberto y Eduardo, por ejemplo, acostumbraban desde muy chicos a recorter las calles de su pueblo para conseguir algunas monedas a través del canto y la guitarra (los dos dltimos se entretuvieron de modo especial una vez que descubrieron que podfan trabajar para los citcos de paso). Su padre murié en 1929, y desde entonces se convirtieron en parciales sostenedores de Clarisa, una sen- Cilla campesina. “No habia para ropa ni zapatos, menos para un juguete, Para las fiestas de Navidad, Ja madre los acostaba més temprano para que no supieran del festejo, y muchas veces hasta la comida escaseaba", cuenta Fernando Séez en la biografia de Violeta Patra, La Vida intranquila (1999, Sudamericana). El mismo Roberto lo confirms alguna vez: Fue muy perta la infancia de nosotros, poca alegria” Podria uno decir que éste fue un perfodo de doloroso sacrificio para Violeta. Pero también es verdad que la folclorista encontré en el canto callejero una estupenda ex- ccusa para ahorrarse las clases (“mejor ni hablar de la escuela / la odié con todas mis Banas [...]/ Y empiezo a amar la guitarra / y donde siento una farra, /allf aprendo una cancién”, cuenta en sus décimas). Invitada por su hermano Nicanor, Violeta llegs a Santiago a los 15 afios de edad. Mientras intentaba terminar sus estudios en la Escuela Normal de Nifias, descubrié que el canto podfa set un modo cémodo de ganarse la 31

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