HISTORIA
Como muridé
Po a re ee Tras estudiar sociologfa en Bélgicay hacerle oposicién al
CUO ere eon ee eeu ae CO nnn eC Ue AS
‘otras acciones poitcas, se uni a la guerrilla en octubre
BUS en Rn Sort Cas aoc
El célebre cura subversivo colombiano habria cumplido 90 afios en
febrero pasado, de no ser por las balas que silenciaron su vida, durante
latinica accién en que participé tras unirse a las filas del ELN, bajo el
alias de “Argemiro”. En estos apartes de Camilo, el cura guerrillero,
libro ya clasico de la historia nacional reciente y que ha tenido varias
reediciones desde su aparicién en 1975, el escritor Joe Broderick narré
en detalle cémo fueron los ultimos instantes del mitico sacerdote, en los
montes de San Vicente de Chucuri, Santander, el 15 de febrero de 1966.
84a operacién estaba prevista
hasta en el mas minimo deta-
lle, El primer guerrillero que
dlivisarfa a la tropa seria Jua
nito, el mismo que en cierta ocasién, en
Buearamanga, le habfa preguntado a Ca-
milo si seria eapaz de matara un hombre,
Juanito estaba al frente del grupo de eon:
fencidn compuesto por Delio, st sobrino
Silverio y un campesino alto y moreno,
conocido como Abel que habia ervido un
jiempo en el Ejército, Estos cuatro lleva-
ban las armas de mayor calibre y t
ia mision de rechazar el fuego enemigo
ten caso de surgir problemas con los sol-
dados de la retaguardia. (.)
Los demas guerrlleros estarian des-
plegados por eleamino, como.en La Curva
{el Diablo, bien acultos y armados con lo
{que tuvieran, Fabio se emplazaria con su
Madsen en el extremo opuesto del grupo
de contencién, Por razones de seguridad,
Camiloestaria de nuevo asu lado,
El viernes 11 de febrero acamparon
junto al rfo Sucio, a la otra orilla de un
ugar conocido como Patio Cemento, No
tenian prisa. Segin los eampesinos, lap
rullase habia perdido en la montafay ya
ro podia hacer contacto por radio con El
Centenario, Esto queria decir que el pe
laton se retrasariay no podria legar a Pa.
‘io Cemento sinoal dia siguiente, sibado,
oquiad més tarde. (..)
Durmieron unas cuantas horas y antes
elalba de sibado yaestaban en pie,
daron sus mochilas en un lugar seguro y,
todavia a oseuras, vadearon la ripida co
rriente de agua y comenzaron a cavar sus
rincheras en la ladera del monte que do
‘minaba el camino. Cuando sali el so, los
treinta y un gue
didos entre la maleza, Eso jaspeaba de kuz
ysombra lashojs, las plantas ylos troncos
{eos irboles. su alrededor, pero loshom-
illeros quedaban escon
bres permanecian invsibles.
A primeras horas de la mahana un
burro pasé trotando por el camino, se
guido de un eampesino que le golpeaba
a grupa con.un palo y daba silbidos. An
duvo muy despacio junto al lugar don-
de Camilo y Fabio se ocultaban, Parecié,
que los miraba, Camilo contuvo el alien-
0. Pero e] hombre no vio nada extrafo,
HISTORIA
‘CAMILO, RASCANDOSE,
LLAMO ALOS DEMAS PARA
QUE SELE ACERCARAN.
“AVER SI ALGON HIJUEPUTA
PRINGADOR DE ESTOS LES
SALTAENCIMA. iPARECE QUE
ME QUEDE YO CON TODOS!".
Ee ke
Pee our rr
Pree
Corer tena nr a
ees
Continud su camino, El camuflaje era
perfecto, (..)
Ahora todo estaba listo para la embos:
bio le advir.
Sélo debian esperar. F
ra podia ser larga
yyaque la informacién que tenian sobre el
paradero de la tropa no era muy exacta,
ti6 a Camilo que laes
‘Tenfan el mismo sistema de sefales que
Ja vez anterior, una larga euerda que iba
de Fabio a Juanito, el encargado del gru
po de contencién. Este le harla saber a
Fabio tan pronto como los soldados apa:
recieran, Pero era posible que esto no su
cediera hasta el dia siguiente, o al otro,
El sol se elevaba a sus espaldas. Camilo
sintié cémo lo quemaba en el cuello, Cada
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cierto tiempo echaba un trago de una ean-
timploraque lealargaba Fabio. eesforza-
baporno mirarel reloj Esperaba, Trataba
de relajarse, Hablaba en susurros con Fa-
bio de cualquier cosa, de nada.)
El dia siguiente lo pasé obse
cesperando bajo un sol abrasado:
fando y
Busca:
ba la sombra de los altos guarumos, Por
la pernera de st pantalén trepaban hor-
migas. Rojos ciempiés cruzaban su mano,
Eneima de su cabeza volaban saltamon-
tes, avispas, mariposas. Daba manotazos
a los mosquitos, pitus y pringadores, que
‘eranlos mas prolificos. Alcaerlanoche le
picaba todo el everpo.
Llegé un enlace con noticias dela tropa,
‘Todavia estaban a mucha distancia, y pro-
bablemente no legarian a Patio Cemento
sino al cabo de dos dias. Fabio ondené que
dejaran sus puestosy cruzaran elro,(.)
Camilo, rascdndose, llamé a los dems
para que se le acerearan, “Aver sialgtin hi-
jueputapringador deestos essaltaencima,
iParece que me quedé yo con todos!’
Se echaron a reir y algunos simularon
arranear pringadore
alegria desbordaba tras la tensién de dos
de su camisa, Su
diasde espera,
Descansaban, con érdenes de ocupar
sus puestos de nuevo antes del alba. Era
domingo, y hacia la medianoche el cent
nla percibié sefiales de linterna. Algtin
colaborador de la guerrilla se aproxima
ba al eampamento. Dos figuras emergie-
ron de aoscuridad: un gu‘a, acompafiado
de un nuevo recluta, Julio César Cortés,
viejo amigo de Camilo, Alguien avisé a
Camilo, y Hernando tambien se levanté
¥ fue al encuentro de Julio César, quien
habia sido su companero en la Facultad
de Medicina de la Universidad Nacional
Juli traia cartas y noticias de
bros del Frente Unido. Camilo y Hernan-
do le contaron cosas del monte, Fueron
breves. En pocas horas debian levantarse
yponerseen marcha. (.)
‘Lo que siguié fue otro largo dia en las
trincheras, con el cuerpo entumeeido y
los nervios de punta, Hacia el atardecer
tuvieron noticias. El enlace leg excita
do, Blpelotén del Ejército habia acampa-
doalaaltura de lacasade la familia Para-
da, a tan s6lo una hora de camino, PatioHISTORIA
Camilo, « a izquierda, con Victor Medina Morén y Fabio Vésquez
or)
SLM es
Ce A aT TS
Peer eta
Cemento, donde se hallaban los guert-
Heros, quiedaba a mitad de camino en-
tre la casa de los Parada y el cuartel de El
Centenario, Las tropas, por consiguiente
pasarfan por ali, sin ninguna duda, ala
‘mafiana siguiente
Amanecié encapotado, Aeso de las ocho
y media se abrié un claro en el ciclo. En el
‘mismo instant I
Tes saber que la colurmna de soldados pla
neaba salira las nueve, Haba logrado ofr
comandante hablando ala tropa
Lo que sin embargo no habia legado a
oir fue la conversacin del oficial con Be-
larmino Rojas, un eampesino que pasé por
alli de pura easualidad en busea de un but
170, Rojas no erauncolaboradorde los gue
rrilleros, No tenfa nada que ver con ello
ero su formaservil de pedir permiso antes
de pasar levanté las sospechas del subte
niente que estabaal mando dela tropa, Los
uerrillerosignoraban
como medida de seguridad, los soldados
marcharian en tres escuadras separadas.
Por el contrario, se imaginaban que ven:
sto. Nosabfan que
drianen fi
unpposible
1 cerradas para poder rechazar
a Camilo, la hora que siguid fue
tan langa como los tres dias precedentes,
Volvié a limpiar su revélver. Cruzé una
mirada con Fabio, No se decia ni una pa
labra, Silencio. C:
nilo quité el sudor de
la frente con el dorso de la mano y bus
‘c6 una posicisn més eémoda. Temfa que
le diera un ealambre. Querfa e
para saltar a la minima sefial. Sintié el
‘escozor de un corte bajo el vendaje en su
listo
nuevo, Asi, Fabio supo la posicidn exacta
del soldado y apresté su Madsen.
Juanito se dio cuenta de que el pri
‘mer soldado iba a considerable distancia
del que lo seguia, Tan sélo dos soldados
estaban a la vista. Los otros venian muy
atrés. Juanito sintié un esealofio. Con:
{Gos segundos entre cada soldado, Doce,
trece, eatorce, Bl evarto demoré todavia
mas tiempo en llegar. Répidamente Ju
nito hizo un eileulo, Cuando Fabio abrie
ra fuego, no mis de un tercio del pelotén
estaria dentro del irea de la emboscada,
Fabio ignoraba esto. Al segundo tirén
de la euerda se puso en pie, oculto tras
tun grueso tronco de arbol. Camilo se
agazapé a su lado. Las eabezas delos dos
primeros soldados aparecieron a la vis
ta, Luego el tercero, Era el comandante
del pelotén; se vela por el uniforme. Se
detuvo de pronto y parecfa escudrifiar el
bosque con la mirada, Pareeia ineresble
que no los viera, Un soldado se le aceres,
Eloficial parecié darle unaordeny huego
continué su marcha hacia nquel tronco.
Fabio dio un salto adelante y, plan:
tiindose en mediodel eamino frentea los
soldados, con su Madsen a laaltura dela
cadera, vacié el cargador sobre sus ros
tos, Produjo un estruendo horroroso,
Los otros comenzaron a disparar. Cami
loalzé su revélver, lo sujeté con firmeza
y disparé los siete tiros en la direccién
de los soldados.
De repente, Fabio lo hizo tumbarse al
suelo, Durante un minuto ube silencio
“SONO UN DISPARO. CAMILO SINTIO CHAMUSCARSE
‘SU HOMBRO IZQUIERDO. SE LO AGARRO Y CAYO DEBRUCES”.
pierna derecha: se habia lastimado con-
tra un drbol el domingo por la noche. Se
agaché para tensar el vendaje y se incor
poré de nuevo. Fabio estaba totalmente
inmévil, Camilo ech6 una répida ojeada
al reloj. Eran eas las nueve y media,
Media hora mis tarde, por encima de
la maleza, Juanito divisé las cabezas de
dos soldados, Tiré de la cuerda, Unos se-
olds
do habia avanzado a su altura, la tiré de
sgundos después, cuando el prime:
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absoluto. La selva parecia vacia, Cami
Jo miré entre las matas, A unos pasos vio
su trofeo, el fusil de un soldado eaido. Sin
vacilar, se levanté y salié a recogerlo,
Soné un disparo. Camilo sintié cha
:musearse su hombro Izquierdo. Se lo aga
rd y cays de bruces
—eQué
Era Fabio,
Noes nada
pasa?
~ikichate