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Ciencia y Contracultura PDF
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EL MOVIMIENTO DE LIBERACIÓN
HOMOSEXUAL Y SUS SABERES1
FABRIZZIO GUERRERO MC MANUS
más obvio, como nos recuerda la misma Preciado, fue la propia reticencia
de Deleuze para revelarse a sí mismo como un homosexual, hecho que,
desde luego, tuvo un correlato en su falta de cercanía con el FHAR francés
en lo que a la acción política se refiere. Esto último, de hecho, llevó a que
el periodista Michel Cressole acusara a Deleuze de ser poco menos que un
hipócrita ya que, por un lado, Deleuze lucraba tanto económica como
políticamente al ofrecer un discurso acerca de la liberación del deseo
mientras que, por otro, se mantenía a sí mismo como un respetable
intelectual y profesor universitario (Preciado, 2002).
Ahora bien, las influencias no han ocurrido sólo en la dirección que iría
desde los centros de enseñanza hacia los colectivos contraculturales. Un
buen ejemplo de ello lo encontramos en la figura de Joseph Carrier, autor
del famosísimo libro De los otros (Carrier, 2003) en el cual se resumen casi
treinta años de investigación (1968-1995) sobre las formas en las que se vive
la homosexualidad en la zona noroeste y oeste de México. Como el mismo
Carrier narra, él fue alumno de Evelyn Hooker en la Universidad de
California en Irvine.
Evelyn Hooker es una figura importante en la historia de la homose-
xualidad porque se le considera la pionera en los estudios psicológicos que
a la postre llevarían a eliminar a la homosexualidad de la lista de padeci-
mientos reconocidos por la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) (Ba-
yer, 1987). Esta investigadora comenzó esos estudios en el año de 1954
gracias a una beca del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH por sus
siglas en inglés) de Estados Unidos y a un elemento completamente
fortuito. Al parecer tuvo un alumno homosexual que le manifestó su
descontento con las investigaciones que hasta entonces se habían realiza-
do, y la razón era más bien simple: hasta ese año todos los estudios se
llevaban a cabo con homosexuales que servían condenas en prisión o que
estaban institucionalizados en asilos psiquiátricos.
A la postre, este descontento condujo a que Hooker realizara un estudio
por medio de una metodología de “bola de nieve” que se centró en
homosexuales que llevaban vidas ajenas a la prisión y al asilo. Sus resulta-
dos fueron históricos ya que se documentó, por vez primera, que los
homosexuales eran igualmente exitosos que los heterosexuales en una
gran batería de pruebas como el IQ, la prueba de Rorschach, etc. Ella
rechazó así cualquier explicación centrada en relaciones familiares disfun-
cionales y, de hecho, concluyó que el elemento patogénico fundamental
en aquellos homosexuales que sentían culpa era precisamente el etiqueta-
miento social y la hostilidad que le venía asociada a esta identidad en un
mundo heterosexual intolerante (Bayer, 1987).
En este sentido, la conexión entre Carrier y Hooker resulta muy ilumi-
nadora. Él comenzó su investigación sobre antropología de la sexualidad
a la edad de cuarenta años y tras haber sido despedido de la compañía
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cuales no hay personas del sexo opuesto. A diferencia de éstos, los homo-
sexuales verdaderos suelen tener, según dicho profesor, predisposiciones
innatas o ser el resultado de traumas infantiles. Por último, los falsos
homosexuales son aquellos que no han encontrado una pareja del sexo
contrario que los apoye 3. Evidentemente, dicha tipología clínica no era
simplemente enseñada sino que perseguía implementarse a través de
formas de terapia diferenciadas.
Lo anterior es solo una ilustración de la mitad de la historia de la
homosexualidad y las ciencias en México; ilustra el devenir de institucio-
nes y saberes hegemónicos y no de esa otra historia que este artículo
pretende documentar. Hacia ahí me dirijo ahora.
en cierto sentido ya tenían claras. Ejemplos de esto son las críticas a las
estructuras familiares como asiento del capitalismo y la subordinación de
la mujer en las fuerzas productivas. Pareciera también que muchas de las
demandas del propio colectivo LGBT pasan desapercibidas al reducírseles
—en el mejor de los casos— a una búsqueda de libertades en el ámbito
privado con lo cual se pasaba por alto la dimensión pública de los esque-
mas de género que sentaban las bases para una sociedad heterosexista 16.
Un buen ejemplo de ello lo encontramos en la siguiente cita:
Así, en esos mismos espacios que habían recibido con efusividad a los
homosexuales quedó claro que la homofobia —y aún más la transofobia—
de los propios grupos de izquierda anticipaba una ruptura. Era así dada
la incapacidad de los mencionados grupos para entender el trasfondo del
MLH y sus cuestionamientos acerca del orden de género y de los esquemas
familiares más allá de las críticas que sobre esto se hacía como antesala a
una crítica del capitalismo. Tristemente, pareciera que una parte sustancial
de la izquierda mexicana no veía nada más que “afeminados burgueses”
al contemplar la naciente visibilidad del colectivo gay en sitios como la
Zona Rosa 18.
En este punto vale la pena mencionar que incluso el mismo FHAR no
parecía distinguir entre la homosexualidad y la condición trans, ya que
sostienen que conocen compañeros “medio transexuales” que buscan “el
regreso a la heterosexualidad por la puerta falsa”; de esta forma, los
integrantes del FHAR terminan por equiparar al “travestismo” con “una
manifestación enajenante 19”. En todo caso, cuentan que a muchos de estos
compañeros los detenían los policías y los obligaban a prostituirse para no
enfrentar torturas en las cuales les introducían cátodos por el ano mientras
les daban electrochoques en los senos.
La ruptura mencionada llegó más bien pronto. Por ejemplo, en el Boletín
num. 2 20 del FHAR —fechado de agosto a septiembre de 1978— se explica
que la Comisión Nacional Representativa encabezada por Rosario Ibarra
de Piedra excluyó al FHAR, a pesar de que dicho organismo ya había
pagado sus cuotas, del póster en favor de la Ley de Amnistía que presun-
tamente ayudaría a liberar a varios presos políticos. Dicha omisión al
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parecer ocurrió sin explicación alguna y motivó la salida del FHAR de dicha
organización.
Una de las implicaciones que tiene esta relectura de los objetivos inicia-
les del MLH pertañe al papel que jugó el VIH-SIDA. En contra de una opinión
más o menos extendida entre académicos y activistas, sostengo que el
VIH-SIDA no fue ni la causa principal ni la causa exclusiva de este tránsito
hacia posiciones más liberales, sino que fue simplemente un catalizador
que aceleró un proceso que estaba ya esbozado desde los inicios mismos
del movimiento LGBT.
Esto explicaría, asimismo, por qué el MLH va construyendo desde sus
inicios alianzas con colectivos LGBT de países pertenecientes al bloque
occidental, con lo cual va despojándose cada vez más de la jerga marxista
y va arropándose con el discurso acerca de los derechos. Un buen ejemplo
de esto lo encontramos en el ya mencionado Boletín num. 2 del FHAR en el
cual se comunican tres hechos importantes además del incidente con la
CNR. Primero, que el Comité Homosexual Latinoamericano (COHLA), con
sede en Nueva York, invitó al FHAR a entablar relaciones de colaboración
mutua como la ocupación de consulados y embajadas para protestar en
contra de la represión. Segundo, ese mismo grupo invitó al FHAR a presen-
tar una ponencia en el primer seminario sobre homosexualidad y grupos
sexuales oprimidos en Latinoamérica, seminario que se celebraría en la
ciudad de Nueva York ese mismo año. Tercero, se aprobó participar en el
Segundo Encuentro de Nuevas Alternativas a la Psiquiatría, el día 22 de
septiembre de 1978, en el hotel Casino de la Selva en Cuernavaca 21.
En todo caso, esta alianza no sólo le dio proyección internacional a la
Coordinadora de Grupos Homosexuales que habían conformado el FHAR,
Lambda y OIKABETH, sino que sentó las bases para que el activismo LGBT
mexicano comenzara a acercarse al activismo LGBT chicano. Esto se ejem-
plifica con el comunicado de prensa que estos grupos dan a conocer el día
6 de noviembre de 1978, intitulado La Iniciativa Briggs, terrorismo antihomo-
sexual 22. El senador John V. Briggs estaba interesado en promulgar una
ley que imposibilitara a todo homosexual del estado de California a
trabajar en áreas del sector educativo en el que se trabajara con niños o
adolescentes. Para los colectivos mexicanos esta medida era fascistoide,
misógina, racista y sexista, toda vez que vulneraba sobre todo a grupos
minoritarios como las mujeres lesbianas, en especial a aquellas de origen
latino.
En cierto sentido, este nuevo discurso del MLH no sólo se compaginaba
más con sus objetivos y acciones sino que le permitía construir una
distancia estratégica con aquellos otros grupos de la izquierda mexicana
de tintes mucho más rojos. Esta distancia estratégica sería a la postre
fundamental para lidiar con el VIH-SIDA, al permitir una interlocución con
un Estado que ya no se pretendía socavar.
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Esta cita forma parte del texto intitulado La Autopsia del Colectivo Sol 31,
escrito en la primavera de 1993. En dicho documento se reconoce que el
colectivo fue fundado por un grupo de homosexuales de filiación anar-
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de organizarse, tanto para luchar por dichos derechos como para combatir
a la pandemia del VIH-SIDA, demandó la creación de agrupaciones cuya
capacidad de incidencia por medio de la interlocución con el Estado fuera
mucho mayor. Por último, como se expresa con cierta melancolía en dicha
cita, la caída del bloque comunista implicó una razón más para abandonar
esos discursos.
Esto se reflejó en un mayor interés por analizar políticas públicas
concretas, como lo ilustran tanto el caso de la primera encuesta nacional,
como el quehacer social del Colectivo Sol en los años 1990 y posteriores.
En ambos casos no sólo se criticaron las políticas públicas vigentes, sino
que se buscó tener incidencia en el diseño de otras políticas destinadas a
combatir la homofobia, por un lado, y a evitar la propagación del VIH y de
otras infecciones de transmisión sexual, por otro.
En estos últimos dos puntos es que encontramos también un cambio en
torno a los saberes emanados de las ciencias biomédicas, las experticias psi
y, muy en especial, de la sexología. Ya no serán estas disciplinas vistas
como necesariamente cómplices de la opresión homofóbica que estabiliza el
patriarcado.
Un excelente ejemplo de esto lo encontramos con la creación de un
inventario de recursos destinados a promover la salud sexual y la educa-
ción popular 34. Para septiembre de 1993, dicho inventario contenía mate-
riales acerca de: (i) desarrollo de la sexualidad, (ii) enfoques históricos,
sociológicos y antropológicos sobre la sexualidad, (iii) variantes sexuales,
(iv) homosexualidad y política sexual, (v) género y relaciones humanas,
(vi) salud sexual, incluyendo VIH-SIDA, (vii) planificación familiar, educa-
ción sexual y educación popular.
Estos materiales fueron en parte resultado de colaborar con diversas
instituciones como CONASIDA, la Fundación Mexicana para la Planificación
Familiar, la Organización Panamericana de la Salud, el Programa Univer-
sitario de Estudios de Género de la UNAM, el Instituto Mexicano de Desa-
rrollo Comunitario, y el Centro de Salud Integral para la Atención de la
Mujer. Los materiales incluían textos varios, recursos audiovisuales, his-
torietas, folletos, rotafolios, y demás.
En el caso de los textos que versan sobre biomedicina y sexualidad,
sobresalen trabajos de psicoanalistas, médicos y sexólogos renombrados
como Erick Erickson, Alfred Kinsey, Frank Beach, William Master y Virgi-
nia Johnson. Estos textos abarcan temas que incluyen el desarrollo psico-
sexual, la identidad, la sexualidad en personas con retraso mental, la
sexualidad infantil, la anticoncepción, etc. Por otra parte, encontramos
también trabajos de corte antropológico o histórico dentro de los que
sobresalen autores como Simone de Beauvoir, Michel Foucault, Guy Hoc-
quenguem, Eric Fromm, el mismísimo Xabier Lizarraga, Ian Lumsden,
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5. CONCLUSIONES
En contra de la opinión sostenida por algunos estudiosos y militantes, mi
propuesta historiográfica busca hacer ver que desde sus orígenes el MLH
mexicano estaba ya centrado en la búsqueda del reconocimiento y aval de
diversos derechos por parte del Estado. En un comienzo, estos derechos
no eran del ámbito civil sino más bien derechos prestacionales, procesales
y penales que buscaban combatir la arbitrariedad policiaca que estaba
detrás de las famosas razzias.
Con esto no niego, desde luego, que la retórica y la presentación de los
discursos iniciales se asemejasen mucho a la de otras formaciones propias
de la izquierda mexicana de esa década. Sin embargo, a diferencia de
dichas formaciones, el MLH no estaba realmente interesado en llevar a cabo
una revolución in stricto sensu o lo estuvo, si acaso, por muy corto tiempo
dado que sus alianzas tanto políticas como ideológicas no estaban volcadas
hacia los países integrantes del pacto de Varsovia.
En este sentido, el cambio que hemos descrito como un tránsito del rojo
al rosa implica una reformulación de los discursos aunque no una ruptura
total, ya que como dijimos, se siguen leyendo a autores de los setenta.
Además, ocurre el replanteamiento con los saberes establecidos a raíz de
la pandemia VIH-SIDA. También existen motivos complementarios que no
debemos pasar por alto. Primero, la propia reforma conceptual que se
experimenta al interior de estas disciplinas y que las va alejando del tinte
homofóbico que había sido fuertemente denunciado. Segundo, el contex-
to mismo que encontramos en la década de los setenta con las preocupa-
ciones ambientalistas que denunciaban la inminente catástrofe que iba a
producir el boom demográfico del Tercer Mundo y que motivó la imple-
mentación de políticas de control natal y de educación sexual; esto último
es, sin duda, fundamental si no queremos perder de vista el cambio, tanto
institucional como valorativo, que implicó en países como México. Por
último, el colapso de bloque socialista quizás puede ser visto como el
último clavo en el ataúd de los discursos revolucionarios que proliferaron
en los setenta.
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AGRADECIMIENTOS
Primero que nada, quisiera agradecerle a Xabier Lizarraga por la entrevista que
tuvo a bien concederme. Le agradezco igualmente su entusiasmo y su enorme
compromiso con el saber y el activismo. Agradezco también al Fondo I de la
UACM y a todo su personal. De igual forma, le reconozco a Maai Ortiz por
haberme comentado acerca de la existencia de dicho fondo, ¡ha resultado
invaluable! Por último, agradezco a Edna Suárez y a Gisela Mateos por muchas
cosas, incluida, por supuesto, la invitación a colaborar en este volumen colec-
tivo. Esta investigación fue posible en parte gracias a una beca posdoctoral de
DGAPA, una beca posdoctoral del proyecto CONACyT 152879, y a los proyec-
tos PAPIIT IN303111 y PAPIIT IN400314.
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NOTAS
ARCHIVO
Se revisó el llamado Fondo I, “Identidad, Diversidad, Disidencia y Derechos
Sexuales”, que se encuentra actualmente en el Centro Académico de la
Memoria de Nuestra América (CAMENA) de la Universidad Autónoma de la
Ciudad de México (UACM).
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