Según la leyenda, Hues, una princesa Mapuche, y Copih, un príncipe Pehuenche, se
enamoraron. Desafortunadamente, se enamoraron en un tiempo de guerra y sus familias les prohibieron estar juntos.
Por supuesto, siguieron viéndose en secreto. Una noche, los descubrieron
abrazándose junto al lago. El padre de Hues estaba furioso y le lanzó una flecha en el corazón a Copih y el joven príncipe se hundió en el agua. Como venganza, el padre de Copih mató a Hues, y ella se unió a su amante en el lago.
Al año siguiente, ambas tribus se reunieron en el lago para lamentar su pérdida y
recordarlos. Llegaron de noche, se quedaron a dormir y al amanecer apareció una nueva flor muy hermosa con pétalos rojos. Para honorar la unión de sus hijos, las tribus se reconciliaron y nombraron la flor copihue.