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Fecha: 09/12/2018
Link: https://www.eluniverso.com/noticias/2018/12/07/nota/7087137/incendios-caceria-e-
invasiones-afectan-bosques-guayaquil
Los bosques cumplen con la función de dotar oxígeno para la subsistencia. El Bosque Protector
Cerro Blanco, Prosperina, Papagayo, Colorado y Paraíso suman 10.6363 hectáreas que
enfrentan los mismos problemas y riesgos. La tala ilegal y cacería es propiciada en algunos
casos por los asentamientos irregulares que se extienden en las zonas de amortiguamiento
de esas zonas.
Cerro Blanco es uno de los mejores conservados. Sus plantas brindan oxígeno
aproximadadamente a 350.000 habitantes de la urbe, asegura Paúl Cun, biólogo de la
Fundación Probosque.
El experto reconoce que aunque el estado del bosque es óptimo, hay áreas vulnerables en
las que se mantienen las amenazas de cacería y de incendios forestales, sobre todo en esta
época del año. “Se produce el ingreso de personas que realizan cacerías y tala principalmente
en las zonas cercanas a asentamientos irregulares”.
Para vigilancia hay cinco guardianías que albergan 12 guardabosques. En el sitio se han
desarrollado programas de restauración forestal en áreas que anteriormente eran pastizales.
Cun puntualiza que en la actualidad algunos sectores ya proveen de alimento y refugio a las
especies de fauna nativa.
Él advierte que el proyecto del nuevo aeropuerto de Guayaquil (Daular), que incluye la
construcción de una vía, podría influir la migración de aves e interferir en la conexión con el
ecosistema del cerro Papagayo y los de Colonche.
Para garantizar la supervivencia de las especies, según Cun, se acordó con el MAE la creación
de un túnel para que pueda transitar la fauna.
El cerro La Prosperina es otra de las áreas protegidas de la urbe. Está ubicado en las
parroquias Chongón y Tarqui. Uno de sus mayores problemas es la basura que se acumula
fuera del perímetro protegido en tramos de la vía Perimetral, que colinda con el área.
Andrea Pino, directora del Programa de Servicio Comunitario Bosque Protector Prosperina,
explica que el lugar alberga especies de fauna que están en peligro de extinción. Según ella,
de acuerdo con el estado de conservación del libro rojo de las aves de Ecuador, de las 163
especies registradas, tres están en la categoría ‘En peligro’: el gavilán dorsigrís (Pseudastur
occidentalis), la amazona frentirroja (Amazona autumnalis) y el cabezón pizarra
(Pachyrhamphus spodiurus).
Entre los mamíferos amenazados que habitan en el Bosque Prosperina constan el mono
capuchino blanco de Occidente (Cebus albifrons aequatorialis), jaguar de la Costa (Panthera
onca centralis), el pecarí de labio blanco de Occidente (Tayassu pecari aequatoris), el mono
aullador de la Costa (Aloutta palliata), entre otros.
Igual que el habitante del cerro Papagayo, otros dicen haber llegado a esa zona antes de que
haya sido declarada como área protegida.
Las 6.078 hectáreas del Bosque Protector Cerro Blanco tienen un semblante de paz y vida.
Sus servicios ecosistémicos incluyen captura de 400.000 toneladas de CO2, provisión de
aproximadamente 3.000 m³ al año de agua pura. Además del valor cultural y paisajístico, dice
el biólogo Paúl Cun.
Respecto de la fauna, hay 240 especies de aves, incluido el guacamayo verde mayor o
papagayo de Guayaquil (Ara ambiguus guayaquilensis). También 55 especies de mamíferos
de los cuales más del 50% están representados por murciélagos. Están, asimismo, el jaguar
(Panthera onca), el mico frentiblanco (Cebus aequatorialis) y otras consideradas en peligro
crítico.
Grupos colegiales, de amigos y familias visitan el lugar todas las semanas. Las carreteras que
se construyen con la expansión urbana y las canteras también afectan el tránsito de las
especies en el ecosistema del bosque seco, agrega Cun.
El bosque La Prosperina tiene 332,3 hectáreas y es parte del campus de la Escuela Superior
Politécnica del Litoral (Espol). En el cerro hay 165 especies de flora: 56 son arbóreas, 21
arbustivas, 53 herbáceas y 36 lianas, según Andrea Pino, directora del Programa de Servicio
Comunitario del Bosque. Agrega que se han identificado 163 especies de aves, de las cuales
34 son endémicas de bosque seco.
En las inmediaciones del Bosque Papagayo que colinda con Monte Sinaí, en el noroeste de
Guayaquil, se observa cómo invasiones e incendios destruyen el ecosistema seco.
Algunos de los que viven en el asentamiento irregular no conocen el nombre de esta zona
protegida, creada en 2012 a través de un acuerdo ministerial con el fin de evitar que las
invasiones se desborden. Los pobladores dicen que en las noches se escucha a personas
cazar venados. Y algunos han visto monos aulladores. Sin embargo, tras un recorrido
realizado no se observó ningún tipo de control.
Solo se observan letreros que marcan los límites del área. Este Diario pidió información al
Ministerio del Ambiente del Ecuador sobre el estado de conservación del lugar, pero hasta
el cierre de esta edición no hubo respuesta. (I)