Professional Documents
Culture Documents
194
•
\
errar por el mundo como un "médico de almas" ••
0 un "\"eedo1· enviado por los dioses", a fin de ha-
cer perder la vigencia a las falsas normas por obra
de su crítica feroz, de disipar las ilusiones de los ••
hombres y enseñarles el camino de la verdad y la
drtud. Para llevar a cabo ese propósito, los cíni- ••
••
co:; echaron mano de la más absoluta libertad de
lenguaje y, con vistas a la propaganda a la vez que
como ejemplo práctico, de un delibe1·ado impudor
en las costumbres y del escarnio de todas las pau-
tas corrientes de decencia, por lo que merecieron
el nombre de cínicos, es decir, de "hombres-:perro".
(El perro fue para los griegos el símbolo de la
t'
41
impudencia, y una breve reflexión sobre las cosas 41
que los perros hacen en público pondrá de mani- 4
fiesto cúál fue la dirección seguida por los cínicos
en su escarnio de las convenciones. De manera 4
particular, Diógenes llevó. al extremo esa actitud). 4
Tanto en su prédica oral como en sus escritos de- 4
sarrollaron un notable estilo popular y jocoserio
4
que ha ejercido considerable influencia en la lite-
ratura posterior. Fueron cosmopolitas que conside-
raron el universo como su ciudad natal, una co-
munidad de dioses y sabios (las masas necias de
los hombres eran extrañas a su cosmópolis y care-
cían de auténticos derechos cívicos) extremadamen-
te individualista. Y a causa de ese individualismo
observamos grandes variaciones en cuanto a doc-
trina y modo de vida entre las diversas personas
de distintas épocas que se dieron a sí mismas el
nombre de cínicos. Un considerable grado de as-
cetismo y la vocación por una vida errante de pre-
dicador moral y popular son quizá las caracterís-
ticas esenciales y más comunes de aquellos a quie-
nes el mundo antiguo tuvo por merecedores de
ese nombre. Hubo, por supuesto, un sinnúmero de
charlatanes que imitaron la manera cínica de vi-
da para llevar a cabo sus propios e ignominiosos
designios.
195
3. E l principal maestro de Zenón, el fundador
del estoicismo, fue el más simpático de entre los
cínicos, Grates, alegre jorobado enormemente po-
pular en Atenas, donde solía ir de casa en casa
componiendo las reyertas familiares y dando bue-
nos y sanos consejos morales de (ndole práctica.
Con ello estaba desempeñando una importante fun-
ción, única en su género. Si el ateniense común,
desprovisto de principios filosóficos, no hubiese po-
dido obtener de Grates buenos consejos que le sir-
\·ieran de guia en su actividad cotidiana, no los
habría obtenido de ningún otro, puesto que los miem-
bros de las grandes escuelas eruditas, la A<'ademia
:r el Liceo, jamás hubieran condescendido a cum-
plir semejante género de actividad y, por otra par-
te, los sacerdotes del paganismo no fu e ron sino f un-
cionarios sacrificadores, de quiene·s a nadie se le
hubiera ocurrido solicitar enseñanzas o consejos.
La predicación y el adoctrinamiento populares fue- ·
ron, corno hemos dicho, la actividad característica
de· los cinlcos,fuera de que siempre hubo estoicos
que se dieron a la misma actividad. Pero, con su
maestro cinico, la de Zenón se acercó mucho más
a la de un filósofo profesional. Tan pronto como
llegó a Atenas, en 314 a. G., desde Gición, su pue-
blo natal, en Chipre, se adhirió a Grates, cuya in-
fluencia sobre su espíritu fue muy duradera. Mas
también recibió enseñanza e influjo de Estilpón
el Megárico, así como de J enócrates y Polernón,
los sucesivos jefes de la Academia después de Es-
peusipo, y su filosofía constituye en cierto modo
una transición ·entre la doctrina de los cínicos que,
como la de los hedonistas, entrañaba simplemen-
te una regla de vida, desdeñosa del saber y caren-
te de opiniones sobre la naturaleza del universo, y
la de las antiguas escuelas eruditas. El estocismo
fue ante todo una regla de vida, pero una regla
fundada en algo que implicaba una doctrina ra-
cional y completa acerca del universo y su cono-
cimiento por parte del hombre. Y los sucesores in-
196
mediatos de Zenón, Cleantes y, sobre todo, Crisipo,
el "segundo fundador" de la escuela, hicieron evo-
lucionar el estocismo mucho más allá del cinismo.
Es interesante señalar que los principales estoi-
cos del primer siglo de la escuela procedieron to-
dos de los confines mismos del área cultural grie-
ga. Zenón (336-264) vino de la medio semita (fe-
nicia) Chipre, y puede que él mismo haya sido
de raza semítica; Cleantes (jefe de la escuela de
264 a 232), de Asos, en la costa noroccidental del
Asia Menor; Crisipo (jefe de la escuela de 232 a
204), de Tarso, en Cilicia, al igual que tres de sus dis-
cípulos. Zenón tuvo un discípulo procedente de Citio ;
Perseo y otros estoicos prominentes del primer pe-
ríodo vinieron de Cartago, Babilonia, Seleucia ( Me-
sopotamia) y ciudades griegas del Asia Menor sep-
tentrional. Pero me parece que algunos historiado-
res recientes han exagerado la importancia del ele-
mento oriental que los antiguos · estoicos introdu-
jeron en la filosofía. griega. Difícilmente se encon-
trará en la doctrina estoica antigua algún elemen-
to al que no pueda rastreársele un origen griego
aún más antiguo. Lo más que podemos decir es
que sus contactos con el mundo oriental, especial-
mente con el semítico, pueden haber hecho que
los estoicos se inclinaran a acentuar, tal como en
efecto acentuaron y desarrollaron, ciertas doctri-
nas de probable origen semítico-caldeo, pero cuya
aparición en la filosofía griega se produce ya con
Platón, tales como la enfática afirmación de la Di-
vina Providencia y la visión del cosmos como un
todo unitario y ordenado, gobernado por los cuer-
pos celestes dotados de vida e inteligencia, dioses
visibles merecedores de nuestra mayor veneración.
Los antiguos estoicos fueron escritores abundosos
que, por lo general, exhibieron un estilo muy po-
co atrayente; su contribución al desarrollo de la
jerga filosófica fue considerable. Es posible que,
en parte, ése sea el motivo de la desaparición de
sus obras. Aun de los setecientos cinco tratados
197
de Crisipo nos quedan sólo escasos fragmentos, y
de Zenón aún menos. Las únicas obras estoicas que
poseemos completas pertenecen a m1a época muy
posterior, es decir, al período del Imperio ro-
mano. Por lo tanto, tenernos que reconstruir las
doctrinas de los antiguos estoicos Yaliéndonos de
citas aisladas y de las referencias proporcionadas
por autores posteriores : Cicerón, Diógenes Laer-
cio, Sexto Empírico, Galeno, Piutarco (un testi-
monio sumamente hostil) y otros aún más aleja-
dos, hasta llegar al Imperio cristiano, así corno de
aquellos pasajes de los estoicos de la edad impe-
rial que, según cabe presumirlo con bastante se-
guridad por otros testimonios, contienen doctrinas
cuyo origen se remonta al ..período primitivo. Así,
pues, toda exposición tiene que ser en cierta medida
incierta y de orden· especulativo, aun cuando las Ji.
neas generales de la doctrina estoica antigua nos
resultan suficientemente claras. El resumen que de
ella daremos está basado sobre todo en las teorías
del gran "escolástico" del estoicismo, Crisipo, que
dio nueva forma y amplio desarrollo a la doctrina
de Zenón. Fue ese estoicismo de Crisipo el que tant<>.
influencia ejerció en la historia de la filosofía pos-
terior, si bien el propio Crisipo no fue muy leído a
causa de las extraordinarias dificultades que ofrecía
su estilo.
200
otras comprehensiones a fin de descubrir el or-
den racional Y la mutua conexión de los objetos
comprehendidos. Ese conocimiento sistemático y
absolutamente cierto, el aferramiento definitivo y
concentrado de la inteligencia en los hechos, es pro-
piedad exclusiva del sabio u hombre sensato.
Para los estoicos, como es obvio, las nociones ge-
nerales solo existen en nuestras inteligencias. En
su sistema no pueden tener cabida los universales
de existencia. objetiva tales como las Formas de
Platón. Las nociones generales de los estoicos se
forman par~iendo de "comprensiones" partic~·
lares. Algunas, las más importantes, como las de ·
virtud, bien, gobierno divino del mundo, se forman ·
de manera espontánea. y, dicen ellos, en su totali-
dad se hallan ya presentes en nuestra mente alre-
dedor de los catorce años de edad. (Al tiempo del
nacimiento, el alma es un papel en blanco, una
tabla rasa, pero gradualmente va adquiriendo su
acopio de impresiones y nociones generales f arma-
das sobre éstas) . Otras nociones generales se pro-
ducen deliberadamente por medio de la enseñan-
za. En el conjunto de esta teoría del conocimien-
to de los estoicos podemos observar la tendencia,
muy característica de su sistema y especialmente
manifiesta en las doctrinas de la " r epresentación que
se aferra" y de las nociones generales espontánea-
mente desarrolladas, a hacer las cosas demasiadu
fáciles, a adoptar una explicación falazmente sencilla
que muestra cómo todo sucede en un universo per-
fectamente racional, y a defenderla luego con in-
flexible dogmatismo.
204
i
210
como una sociedad, cuyo rey era Zeus, la Razón
divina; y si bien sólo los _dioses y los sabios eran
los verdaderos ciudadanos de Cosmópolis, todos
Jos hombres la habitaban y participaban de la
Razón divina, siendo deber del filósofo ejercer la
benevolencia con todos ellos. Este cosmopolitismo
los apartó del antiguo mundo de las ciudades-esta-
do para acercarlos a las nuevas grandes potencias
del mundo helenístico y, más tarde, al imperio
universal de Roma. En términos generales, la
constitución que prefirieron fue la de una monar-.
quía idealizada, "el gobierno del mejor". Como
consecuencia de ello adquirieron gran influencia
en Ja corte de los ~onarcas helenisticos, y fue en
cierto modo un accidente histórico el ....que tantos
miembros · de la oposición republicana en Roma,
ese obstinado cuerpo de r eaccionarios aristocráti-
cos, fueran estoicos. Durante el principado del si-
glo II se acrecentó la influeil,cia que los esto_icos
ejercían en la corte, culminañdo. durante el r eina-
do del emperador estoico Marco Aurelio, de quien
Juego habremos de decir algo más.
La expresión más importante del cosmopolitis-
mo estoico fue su doctrina de la ley natural, los
mandatos unive1•sales de la Razón . divina que son
Jos mismos para todos los hombres y con los cua-
les toda ley positiva deberá guardar correspon-
' de leyes divinas no escritas, supe-
dencia. La idea
riores a la ley humana, se remonta muy atrás en
la tradición griega. P odemos encontrarla, expresa-
da con suma nobleza, en el siglo V, en la Antí-
gona de Sófocles ; y corno ya hemos visto, la idea
da una ley moral abso1uta que puede descubrir-
se por medio de la razón constituye el fundamento
de la ética socrática y de la platónica. Pero fue-
ron los estoicos y los cínicos quienes , a través de
sus diferentes modalidades, la presentaron por vez
primera como una ley universal, la ley de la Ciu-
dad del cosmos, la misma en todas partes y supe-
rior a las costumbres y trad iciones puramente lo-
cales. Esta idea tenia ante si un gran futuro den- .
tro del pensamiento cristiano, pero en manos de
los estoicos no produjo ninguna consecuencia Yer-
daderamente extraordinaria. Por lo regular, la
moral estoica lle\·ó a la gente que la profesaba a ,
cumplir un poco mejor con los deberes propios ;
de su condición, pero no los indujo a intentar la
transformación de todos aquellos principios que 1
1
constituían Jos fundamentos de 1a sociedad. El ~
estoicismo resultó, en la práctica, la filosofía más ~
influyente del mundo antiguo, pero tanto el al- ~
canee como Jos efectos de su influjo fueron muy ~
limitados. Alejandro Magno profesó una idea de
Ja fraternidad humana más amplia, más uniYer-
salmente omnímoda que cualquier cínico o estoi-
co y su ideal tu\"o un efecto rnt?cho más prácti~o.
El servicio más notable prestado al mundo anti-
guo por los estoicos, fu era del alto grado de apo-
yo y consuelo que su credo deparó a los indi\·i-
d uos, quizá esté en la influencia que su concep-
ción d e la ley natural · tuvo en la humanización
y universalidad de la ley ·romana clásica durante
el Imperio, aun cuando no es posible establecer
con seguridad la extensión exacta de esa influen-
cia.
212