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Aspectos Generales:
(Bourdieu, 1979:169)
Así, podemos señalar que el habitus es una serie de prácticas que se van dando
dentro de los grupos sociales y que éstos mismos generan, dando vida a relaciones
concretas en función de la estructura social donde se encuentren inmersas. Bourdieu
dirá que son éstos los estilos de vida, derivados íntegramente del habitus y devenidos en
sistemas sociales, en otras palabras podríamos decir que cada practica común o
cotidiana que está presente dentro de un determinado destilo de vida va correspondido a
su vez por un habitus especifico. En este sentido, nuestra formación educacional
también define habitus de una clase social, esto porque entrega conocimientos y asocia
practicas que van dando forma a gustos determinados por el grado de escolaridad con el
que se cuente.
El gusto y la distinción.
De estas tres formas se pueden obtener variadas respuestas según como se nos
presente en nuestra vida diaria el hecho de poseer un cierto grado de capital cultural. Y
es que resulta esclarecedor en gran medida sostener que las diferencias desde donde
radica poseer un capital cultural sean un campo en el cual las personas puedan obtener
ciertas ventajas por el hecho de distinguirse frente a una sociedad como la chilena en la
que un cierto grado de erudición por parte de cualquier persona, distinto del que se
pudiese tener en nuestra realidad actual, confiere a ésta no solo una calidad especial sino
que un status relevante en la toma de decisiones y en el papel que desempeñara este
individuo frente a sus pares.
No resulta extraño entonces el hecho común de que cuando una persona muestra
ciertos conocimientos culturales fuera de la cotidianeidad aparente de la sociedad, se le
confiera una calidad especial ya que el sujeto muestra competencias y capacidades
distintas, a mi juicio propias de la complejidad intrínseca de cada individuo, donde cada
una de ellas puede ser tomada como ejemplo a seguir como de una transdisciplinariedad
que resulta gratificante de ver, lo anterior es siempre y cuando su área de desarrollo
cultural fuese parte de esa cultura legitima la cual señalamos más arriba. Por otro lado,
se puede argumentar la falta de valor cuando este tipo de capital cultural esta fuera de
los cánones regulares de la practica cultural legitima y de la que está acostumbrada de
forma regular y continua en un lapso de tiempo la sociedad en cuestión, hecho que deja
de manifiesto nuevamente que se considera propio de la cultura y que puede quedar
fuera de la legitimidad que nos ofrece ser parte de un estrecho círculo cultural
privilegiado.
De la misma forma, contar con bienes culturales desde el estado objetivado del
cual nos referimos un poco mas atrás, da por cuenta que estos son justamente
instrumentos de apropiación simbólica que darán una cierta elegancia y singularidad a
quienes los poseen. Reiterado puede ser el caso de quienes poseen obras de arte o
colecciones particulares (como lo puede ser colecciones de música en formatos
llamados vintage como el vinilo o contar con una biblioteca particular en casa) respecto
a algún campo cultural legitimo dentro la sociedad. Las personas de estos bienes
muchas veces tienden a creer que solo la dimensión económica de éstos es la que otorga
su singularidad a dichos bienes, comparando la apropiación del bien en sí mismo con
una mística artística aparente del bien, es en otras palabras el apreciar el bien por su
valor económico para la distinción frente al resto.
Es entonces claro que los bienes culturales en la sociedad actual son un tipo de
objeto que se apropia exclusivamente y que ellos no están dispuestos de forma
universal, nos queda claro al pensar en las diferencias económicas como factor de
distinción pero aquello no llegaría a ser suficiente, así como existen los nuevos ricos a
quienes la vieja aristocracia de una sociedad pudiese encontrar vulgares por encontrar su
riqueza ganada de forma laboral diferente a como se obtuvieron los antiguos títulos por
familias con grandes apellidos y propiedades no se podría solo comprar el bien cultural,
también hay que tener presente el buen gusto. Es así como el mismo arte se encuentra
jerarquizado entre lo que puede otorgarnos simbólicamente un mayor beneficio por ser
consideradas entre los expertos algunas obras de mayor prestigio que otras, lo que va
otorgándoles valores singulares y diferentes a los que las obtienen, entenderemos
entonces que pasa incontables veces la situación donde el precio del bien cultural
definirá de forma simbólica el beneficio que dará a quien la tenga.
Bourdieu (1979) planteara que existe una cierta correspondencia entre lo que se produce
de bienes con lo que se producirá en gustos. Esto porque nuestros gustos también
dependen del grado en que el sistema va ofreciendo bienes de carácter cultural a
disposición, cualquier cambio en el estado del sistema de los bienes que se van
ofreciendo resultara en un cambio de gustos y de manera similar pasara esto si cambian
los gustos debido a que se transforma la existencia de ellos. Respecto de aquello,
Bourdieu plantea la idea de que cuando existen cambios en los gustos que tiene la clase
social dominante la cual muestra aquellos de forma extravagante, con el paso del tiempo
dejan de tener aquel carácter de novedad y fuera de lo común pasando a ser modas. Esta
dinámica sucede en vista a que los mismos sujetos o grupos que crean la "nueva moda"
pretende también la no marginación de ellos en su carácter de distinguidos por sobre el
resto, se necesita entonces de un sequito quienes avalen sus comportamientos y nuevos
gustos para hacerlos validos y representativos. En este contexto, la moda surgirá como
una respuesta del resto de la sociedad, de los que no son considerados distinguidos y
aun se encuentran parte de la masa, para adherir a las prácticas culturales asociadas con
las de una clase social más alta copiando aquellas situaciones que parecieran ser
consideradas de gran contenido cultural o directamente aportando nuevas condiciones a
ellas siendo más atrevidos de lo que fueron en su génesis dichos gustos socialmente
selectos o distinguidos.
Existirán entonces campos en los que las clases sociales, pensando en un sistema
binario o de ricos versus pobres, se organizaran en relación a los productos y bienes
culturales que se produzcan y quienes serán los consumidores de ellos. En aquel
sentido, habrá correspondencia entre los bienes y los grupos lo que generara finalmente
gustos distintos y que distinguirán a unos sujetos de otros. Esto nos dice que para cada
tipo de clase habrá un gusto a fin y mas allá de esto también, queremos decir que más
allá de las fronteras entre clases sociales presentes en la sociedad existirán gustos que
diferenciaran a las personas los unos de los otros agrupándolos en subdivisiones según
las distinciones de gustos de cada grupo en particular. Esto se explicaría porque mas allá
de como quisiéramos interpretar desde un punto de vista económico el hecho de
influencia de los bienes culturales como instrumentos de posición social en nuestra
realidad actual, la distinción basa su lógica en que estos bienes están anteriormente
significados para funcionar como elementos de distinción a quienes los tengan.
Este hecho encontrara su raíz en el hecho de que cada bien cultural estará
predispuesto a la generación de expectativas frente a la sociedad y por tanto su
producción estará acorde a un grupo en especifico. Más aún, cada uno de estos bienes
va acompañado con un complejo sistema de signos que hace de su portador un punto de
referencia social en concordancia con su estilo de vida y singularidad especifica como
lo serian la forma de vestir, de hablar, de utilizar el lenguaje o de comportamiento. Las
características descritas permitirían a los sujetos agruparse según gustos y afinidades
seleccionadas por cada uno, cada una de las cuales les dará una singularidad especifica.
Es en éste caso que podríamos ejemplificar con los grupos o círculos en torno a los
especialistas e intérpretes del arte, la música, la literatura, la filosofía, la moda y la
comida.
Argumentar que solo podríamos llevar relaciones armónicas con aquellos que
compartan nuestros gustos y afinidades seria un elemento de juicio a priori con respecto
a quien tener dentro de un circulo cercano, la verdad es que en la sociedad actual cada
individuo forma diferentes lazos con personas distintas, lo diferente seria preguntarse en
qué grado de cercanía quedan los unos con otros pero no en base simplemente del gusto
e intereses, sino que en correspondencia con un sentido de vida más profundo y más
complejo que solo una visión bajo el espectro del capital cultural, los bienes culturales y
el conocimiento especifico de alguna disciplina. ¿Existe un solo patrón de
comportamiento que define con quien establecer relación? obviamente no, como
señalamos mucho antes el hecho de contar con un tipo de capital cultural puede ser
justamente una causa de como se organizan diversos grupos mas allá de lo económico,
pero no pasa a ser una constante entre las relaciones humanas en la actualidad, esto
porque justamente en un contexto donde la información fluye plenamente en los mares
de la tecnología y el ciberespacio, existe mayor difusión de aspectos culturales y del
gusto que hacen posible la unión entre personas con otros gustos plenamente diferentes.
No negamos en este caso que las diferencias derivadas de las clases o grupos sociales
existan económicamente y que estas mismas se conformen como barreras
históricamente naturales entre unos sujetos y otros, pero si existen muchas más
instancias que permiten la interacción entre los sujetos y donde hay una relación dada
por el contexto de vida más que por la pertenencia y la detención de aspectos culturales
que señala Bourdieu. Un ejemplo lo habla él mismo cuando se refiere al gusto en el
sentido de como se forman las parejas.
Reflexiones finales.
Finalmente, podemos señalar que estas características contaran con mayor apoyo si se
suma el contar con bienes culturales los que darán un sustento más elaborado al que
solo cuente con los conocimientos. Las obras de artes, la música y los libros han sido
siempre un punto a destacar de cualquier persona que pueda obtenerlos y estos mismos
valores con que cuentan las obras en general le seden dicho potencial a su dueño, como
si se tratase de un elemento de veneración al cual se deba rendir culto de alguna forma u
otra. La legitimidad cultural con que cuentan estas obras hacen de por sí que sean
círculos cerrados los que tengan el control de lo culturalmente aceptado y como nos
señala Bourdieu en su texto La Distinción, define quien es el distinguido dentro de los
demás, quien tiene cierto grado de poder en las interacciones con los otros.
Es necesario entonces plantear que el campo que engloba lo cultural puede ser mucho
más amplio de lo que parece y que cada clase social va generando sus propias
características en torno a este aspecto. Las representaciones artísticas hoy en día
trascienden las rígidas y clásicas estructuras de lo que se considera o no arte. La
posibilidad de acceder con mayor facilidad a estos tipos de círculos por la generación de
otros más abiertos a planteado una nueva etapa en lo que se refiere a dar cabida a más
personas en los contextos culturales actuales. Habría entonces menos utilización de este
capital para fines específicos y personales, se daría mayor cabida a una concepción
cultural mucho mas pluriclasista y menos clasista. Se terminaría entonces con las vagas
preguntas heredadas de la postmodernidad de ¿qué es arte y que no lo es? ¿esto es arte o
no lo es?.
Referencias Bibliográficas.
-Bourdieu, Pierre. (1988). "La Distinción. Criterios y bases sociales del gusto" Madrid:
Ediciones Taurus.
-Bourdieu, Pierre, (1979) “Los Tres Estados del Capital Cultural”, en Sociológica,
UAM- Azcapotzalco, México, núm 5, pp. 11-17.