You are on page 1of 4

Planificación

estratégica en
educación: retos y
oportunidades
Por: Andrés García Ruiz
Planificación estratégica en educación: retos y oportunidades

Creador por: Andrés García Ruiz

Quizá nunca se ha hablado tanto de educación como hoy en día. La publicación de estudios,
análisis, y trabajos de investigación sobre temas educativos es ingente e inabarcable. Cada vez
existen más medios de comunicación y plataformas dirigidas a la difusión de contenidos
educativos, espacios creados por comunidades de aprendizaje y de trabajo colaborativo,
grupos de edición de materiales, secciones en periódicos y programas de televisión y radio,
seminarios, cursos y formaciones múltiples… En fin, la lista podría ser inacabable. ¿Qué
significa esto? Pues, básicamente, que la educación y el debate educativo están en el
candelero, que tienen un público interesado por lo que ocurre en esos espacios cerrados por
muros y vallas llamados escuelas.

Ese interés de la opinión pública se traduce en exigencia, claro. De hecho, puede


que nunca se haya sido tan exigente con la escuela como en la actualidad. Uno
tiene la sensación que sobre la escuela recaen toda una serie de
responsabilidades excesivas, pero eso ya es otro tema. La cuestión es que, por un
motivo o por otro, la escuela está obligada, cada vez más, a rendir cuentas ante la
comunidad, mostrarse transparente, ofrecer buenos resultados académicos y, en
definitiva, atender múltiples nuevas necesidades y requerimientos.

Es en este contexto de exigencia constante y creciente en el ámbito educativo


donde la planificación estratégica se muestra como un recurso interesante dirigido
a dotar de sentido y coherencia a la actividad y, sobretodo, a la evolución de los
centros escolares. La planificación estratégica requiere, no obstante, de notables
esfuerzos por parte de la comunidad educativa. Con mayores niveles de
autonomía en la gestión, corresponsabilidad y compromiso de los centros y de la
comunidad educativa, los resultados finales de programas enmarcados en planes
estratégicos pueden ofrecer importantes avances y mejoras.
El plan estratégico no es otra cosa que un plan que sistematiza los objetivos a medio plazo de
un centro educativo. Se trata de un documento que muestra las estrategias y caminos previstos
para su cumplimiento y describe detalladamente los sistemas de evaluación correspondientes.
Así pues, el plan estratégico representa una herramienta de gestión muy eficaz y útil para
trabajar con perspectiva de futuro. En este sentido, es importante no dejarse llevar por la
vorágine del día a día y reservar espacios y recursos para la reflexión sobre la evolución del
centro. Para ello es vital, también, la recogida y procesamiento constante de información sobre
la situación actual. Saber en qué punto estamos nos permite contextualizar el punto de partida
a partir del cual fijar los objetivos y estrategias a medio plazo.

En la elaboración del plan estratégico resulta fundamental una reflexión previa y un grado de
acuerdo y consenso considerable entre los miembros de la comunidad educativa sobre los
planteamientos institucionales del centro. Acordar qué valores rigen la escuela, cuál es su
principal razón de ser y hacia dónde quiere caminar es un paso importantísimo hacia la creación
de un plan eficaz, prágmatico y ejecutable. Una vez definido quiénes somos y hacia dónde
vamos debemos establecer qué queremos hacer y cómo hacerlo. Es el momento de dibujar
nuestro mapa estratégico, donde se establecen los objetivos principales de nuestro plan y las
estrategias y recursos que destinaremos para conseguirlos. El plan estratégico se desarrolla a
medio plazo (4-5 años) por lo que deberá desgranarse en programas anuales que permitan su
aplicación progresiva.

Parece obvia, también, la necesidad de establecer indicadores y mecanismos de evaluación del


plan durante su implementación para, en caso que fuera necesario, proceder a su rectificación
y revisión. Para mejorar y reconducir el plan necesitamos saber dónde estamos en cada
momento y los resultados que están ofreciendo nuestras actuaciones. Será clave, pues, fijar
indicadores en momentos clave de la aplicación del plan para poder afrontar la toma de
decisiones con garantías de éxito.

Por último, hay que destacar la importancia de la participación y la complicidad de la comunidad


educativa, especialmente del profesorado y de los profesionales que protagonizan su
aplicación. Puede parecer una obviedad pero si los encargados de su ejecución no conocen ni
comparten los principios y estrategias presentes en el plan su aplicación, no cabe duda, está
abocada al fracaso. Así pues, hay que analizar el clima de centro con especial atención y buscar
los mecanismos necesarios para crear un grupo de trabajo fuerte y comprometido con el diseño
y la aplicación del plan.
Son muchas las escuelas que trabajan a partir de la planificación estratégica. No obstante,
muchas otras se mueven en los terrenos resbaladizos de la inestabilidad, la improvisación y el
sálvese quien pueda. Cabe señalar que el propio sistema no ofrece, en muchas ocasiones, las
condiciones adecuadas para su generalización. Una formación insuficiente de los cuadros
directivos y profesionales, la proliferación de plantillas menguantes e inestables y una excesiva
burocratización administrativa son tres de los grandes enemigos de la planificación estratégica.
La creación de un grupo promotor estable y cohesionado puede abrir brecha y permitir coger los
primásticos para echar un vistazo al futuro. Porque, aunque a veces parezca lo contrario, hay
vida más allá del marrón de turno.

Referencias bibliográficas

INDED 21. Planificación estratégica en educación: retos y oportunidades. Recuperado de


https://ined21.com/p7216/

You might also like