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CAPITULO I Crecimiento economico: Teorias, modelos y “realidad” 1.1 Introduccién Cada periodo en la historia de la mayoria de los paises ha estado apa- rentemente relacionado con un problema econémico que ha destacado sobre los demas; un problema que se ha situado més all4 de los con- fines de la discusién académica para convertirse en un tema de dis- cusién entre amigos, de polémica politica y, en definitiva, de interés general. Por ejemplo, a mediados del siglo x1x y, de nuevo, a princi- pios del presente siglo, el problema de “librecambismo” 0 “proteccio- nismo” dividid no sélo a lgs politicos britanicos, sino también a todos los ciudadanos. A finales del siglo pasado, el debate sobre las ventajas del patr6n oro y otras propuestas de reformas monetarias hicieron que un candidato a la presidencia de los Estados Unidos prometiera a sus conciudadanos evitarles la “crucifixién” en una “cruz de oro”. La depresién general entre las dos guerras mundiales eclips6 cualquier otro problema y se refiej6 en la politica, el arte, la literatura y la mé- sica. En este contexto, resulta obvio que el tema econémico destacado en los afios de postguerra, y hasta muy recientemente, ha sido el cre- cimiento econdémico, sin intencién de minimizar la importancia de otros problemas. El logro de un crecimiento econdémico sostenido, en términos del incremento de la renta nacional de pleno empleo, o del “potencial productivo”, se ha convertido por primera vez en la historia en uno de los principales objetivos de la politica econémica de muchos paises. “La mania del crecimiento” utilizando un término acufiado por Mis- han (véase (184)), ha caracterizado los manifiestos de los partidos politicos y los escritos de los eruditos de la economia desde la segunda guerra mundial. La presencia generalizada de la idea del crecimiento econémico ha dominado esta época y se ha manifestado de diversas formas. 2 Introduccién a las teorias modernas a) Los politicos y los altos funcionarios de las administraciones publicas se han preocupado de las comparaciones internacionales de las tasas de crecimiento. Durante las décadas de los 50 y de los 60, la tasa de crecimiento del Producto Interior Bruto se ha convertido realmente en un simbolo de virilidad nacional, no sélo en los paises desarrollados, sino también en los llamados paises en vias de desa- rrollo del “Tercer Mundo”. De ahi que, por ejemplo, en Gran Bre- tafia sean corrientes las quejas por el bajo crecimiento alcanzado, aunque su tasa de crecimiento en los afios de postguerra haya sido al menos tan alta como en cualquier otro periodo de su historia (véase Deane y Cole (51)). b) El crecimiento econémico ha sido tratado como una solucién para otros muchos problemas econémicos. Por ejemplo, un argumento frecuentemente utilizado es que el crecimiento econédmico, mas que la redistribucién de la renta o de la riqueza, es la tinica esperanza de ali- vio, o eliminacién de la pobreza. La repeticién constante, por parte de politicos e investigadores, de los atractivos atribuibles a un rapido crecimiento econémico ha conseguido que muchos lo consideren como una panacea capaz de curar todos los males econémicos. c) Recientemente se ha insistido en los costes del crecimiento econémico, en relacién con sus efectos sobre la calidad de la vida (véase, por ejemplo, Mishan (184)). También, siguiendo a los eco- nomistas cldsicos de principios del siglo pasado, se ha argumentado que un crecimiento econémico sostenido, a escala mundial, es simple- mente imposible debido a que las disponibilidades de ciertos recursos “esenciales” son limitadas — y se han construido complicados mode- Jos para ilustrar, si no demostrar, esta hipétesis (véase (180) y (191)). Con la aplicacién sistem4tica de las politicas keysenianas sobre la demanda agregada se creyé que el problema aparecido entre las dos guerras mundiales en torno a la consecucién del pleno empleo estaba resuelto (no obstante, véase Matthews (177)) y tal vez no sea sor- prendente que la atencién se desviara desde los problemas en torno a la demanda agregada hacia los problemas asociados con el incre- mento de la capacidad de produccién. Dado que en la atmédsfera que prevalecia, se manifestaban el interés y la preocupacién por el cre- cimiento econémico, era natural que un nimero creciente de econo- mistas dirigieran su atencién a la elaboracién de modelos y teorias sobre el proceso de crecimiento econémico. Este libro es una expo- sicién de algunas de las principales teorfas y modelos del crecimiento econémico que se han desarrollado en estos ultimos treinta afios, aproximadamente. Fundamentalmente es un libro de teoria econémica, Crecimiento econémico: Teorias, modelos y “realidad” 3 aunque contiene frecuentes alusiones a la evidencia empirica y a las posibles implicaciones politicas de los diferentes modelos sometidos a discusién. En este capftulo introductorio, analizamos los diferentes tipos de modelos de crecimiento econémico que pueden elaborarse, la racionalidad de los “modelos” “no realistas” en un mundo complejo, los objetivos (en plural) de los modelos de crecimiento econémico y, finalmente, las razones e implicaciones de no poder utilizar la forma singular y el articulo determinado al referirnos a la teoria del creci- miento econdmico. 1.2 Teorias y modelos En los dos siglos durante los que, aproximadamente los hombres han estudiado e intentado analizar las interrelaciones econdmicas de las comunidades en que viven, resulta obvio que: “el progreso en la eco- nomfa se produce a través de la interaccién continuada entre la obser- vacién, que va desde lo casual a lo sistematico, y el razonamiento, que va de lo incidental a lo ms general y formal” (Koopmans (146), pa- ginas 130-1). Muchos libros de texto de economia (véase, por ejemplo, Lipsey (164)) empiezan con una discusién sobre metodologia, es de- cir, sobre los métodos del razonamiento cientifico, las dificultades de verificacién, etc. No obstante, en raras ocasiones se nos dice si se deberfa distinguir entre una teoria econémica y un modelo econdmico. No debe sorprendernos que en muchas ocasiones ambos términos sean utilizados indistintamente. Determinados autores han sostenido que el término “teorfa” deberfa aplicarse a las afirmaciones inequivocas y refutables sobre las complejas interrelaciones de una economia real, y el término modelo deberfa utilizarse en el tratamiento de las elabora- ciones légicas, abstractas (y, normalmente, matematicas) que desarro- llan una “teoria” inicial, 0 que generan una prediccién tedrica, en base a unos postulados iniciales. Si se acepta este punto de vista, este libro trata de desarrollar basicamente modelos, y no teorfas, del cre- cimiento econémico. Por otra parte, puede argumentarse que esta rigida distinci6n no es ni necesaria ni deseable. Koopmans, en su brillante ensayo sobre metodologia econémica, ha sugerido que lo mejor es “considerar a la teoria econdmica como una secuencia de modelos conceptuales que pretenden expresar de forma simplificada diferentes aspectos de una‘realidad siempre mas complicada” (Koop- mans (146), p. 142). En este sentido, la mayoria de los modelos de crecimiento econémico contenidos en este libro, si bien pueden re-

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