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VIII JORNADAS INTERDISCIPLINARIAS

DE ESTUDIOS AGRARIOS Y AGROINDUSTRIALES


Buenos Aires, 29, 30, 31 de octubre y 1 de noviembre de 2013
« Acceso a la tierra en el periurbano bonaerense: neorruralismo en el partido de Lujan».
María Carolina Feito/CONICET/carofeito@gmail.com
EJE TEMATICO 4- Transformaciones en el espacio territorial concebido como rural. Aspectos
demográficos de la expansión agraria y organización de nuevos territorios a nivel regional y
territorial. La urbanización de la agricultura y las problemáticas de la integración rural urbana.
jornadasagrarias2013@hotmail.com
1. Introducción

La planificación y ordenamiento de uso y acceso al suelo con fines productivos en zonas urbanas y
periurbanas recibió poca atención por parte de organismos públicos y civiles de apoyo a la
producción agropecuaria, así como de los decisores políticos. Los planificadores del espacio suelen
considerar al suelo como soporte físico de las actividades humanas y como materia prima a utilizar
en provecho del hombre. Por otra parte, la vinculación con la tierra es una relación social, entre
grupos sociales con formas productivas diferentes. Las diferentes formas de tenencia de la tierra
(propiedad, posesión, arrendamiento, mediería) definen relaciones sociales entre grupos con
derechos diferentes, mediadas por el accionar del Estado. El marco jurídico es uno de los
instrumentos de regulación de esta relación. Sin embargo, la regulación pública de esta relación no
depende exclusivamente del accionar directo o indirecto del Estado, sino que también resulta de la
participación y de las luchas sociales. La riqueza de formas de uso demuestra que “la relación social
con la tierra va más allá de su apropiación como medio productivo, descubriendo un conjunto de
aspectos que pueden explorarse a partir de la noción de territorialidad” (Mioni et al, 2013). La
misma se refiere al “dominio directo o indirecto, formal o informal, que un grupo social ejerce
sobre una porción del espacio (y que se manifiesta en todas sus escalas, de la local a la global)”
(…), pero también “se asocia a un sentido, individual o colectivo, de identidad, de pertenencia, a un
espacio vivido que se liga a prácticas de apropiación material y simbólica (entre las que se
encuentran las prácticas jurídicas) que lo diferenciaría o articularía con otras territorialidades”
(Mioni, op cit:18).

Presentamos avances de una investigación en curso1 en la cual, utilizando metodología cualitativa


con realización de trabajo de campo etnográfico, intentamos comprender situaciones sociales
endógenas locales, mostrando elementos como: historia y caracterización territorial local; distintos
actores en juego; políticas locales; asociativismo; situación de exclusión y conflictos; formas de

1
Investigación de CONICET titulada: ““Tensiones y conflictos en la convivencia de ruralidades heterogéneas. El caso del partido de
Luján, provincia de Buenos Aires”, ejecución 2012-2014.
participación y construcción de consensos. Buscamos comprender cuáles son y qué magnitud tienen
las consecuencias para la agricultura familiar (en adelante, AF) 2, de la articulación conflictiva entre
territorialidades diferentes, en un marco en que prevalecen relaciones asimétricas y en el que se
carece de normativas adecuadas que regulen estas relaciones de manera favorable para la
subsistencia y desarrollo de la AF. Para ello, analizamos, en el marco de transformaciones del
espacio territorial rural, la construcción colectiva de lógicas de uso del suelo en la localidad de
Open Door, partido de Luján, mediante el estudio de caso de neorrurales que se instalaron ocupando
terrenos vacíos y compartiendo una vida comunitaria donde la producción agrícola y de granja es
prioridad, y que enfrentan tensiones y conflictos con el Municipio, visible en acciones de desalojos
violentos, y que comparten el barrio Luchetti con antiguos horticultores, quienes residen desde hace
casi dos décadas y cultivan y comercializan sus productos en un proceso de transición
agroecológica motorizado por el INTA y el Municipio. También revalorizamos la AF periurbana
como prestadora de importantes servicios ambientales.

2. Institucionalidad de uso del suelo en Agricultura Urbana y Periurbana (AUPU)3

Las zonas periurbanas son particularmente interesantes para analizar tensiones entre diferentes
modos de uso del suelo, ya que se caracterizan por su accesibilidad, precio elevado de la tierra,
intensa competencia entre valores de producción, consumo y preservación y necesidad de
establecimiento de formas de regulación del espacio rural, con especificación de los usos permitidos
según las zonas; heterogeneidad y conflicto a escala local (Barsky, 2005). Estas zonas se distinguen
por la diversidad de actores sociales intervinientes, que pueden categorizarse ad hoc como: locales
(residentes tradicionales), neolocales (instalados recientemente) o extralocales (capaces de influir en
los ámbitos rurales en cuestión)4.

2
Para una conceptualización de la AF, ver: Feito, M.C. (2013). Agricultura familiar con enfoque agroecológico en zonas
periurbanas. Análisis de una experiencia de intervención para el desarrollo rural en Luján (Buenos Aires, Argentina). En: Nadir,
Revista Electrónica de Geografia Austral, Año 5, n° 1 enero-julio 2013. Universidad Autónoma de Chile. La AF constituye un tipo
de producción en la cual la unidad doméstica y la unidad productiva están físicamente integradas, la agricultura es la principal
ocupación y fuente de ingresos del grupo familiar y la familia aporta la fracción predominante de la fuerza de trabajo.
3
Se considera a la AUPU como: “La producción agropecuaria (producciones vegetales y animales), su procesamiento y su
comercialización, realizadas en entornos urbanos y periurbanos”. La AUP está ubicada dentro o en la periferia de un pueblo, una
ciudad o una metrópoli y cultiva o cría, procesa y distribuye una diversidad de productos alimentarios y no alimentarios,
(re)utilizando en gran medida recursos humanos y materiales, productos y servicios que se encuentran en y alrededor de dicha zona
urbana, y a su vez provee recursos humanos y materiales, productos y servicios en gran parte a esa misma zona urbana.
4
La organización espacial de la metrópolis Gran Bs As a lo largo del siglo XX se consolida geográficamente en un punto central
(ciudad capital), sucediéndose en sus alrededores series de suburbanizaciones sucesivas desarrolladas al compás de procesos
socioeconómicos: los procesos de suburbanización acelerada en la metrópolis, la aparición de nuevas zonas hortícolas especializadas
en otras zonas del país, la evolución del mercado, del sistema de comercialización, etc. En torno a la Ciudad de Buenos Aires se
observan diferentes lógicas de ocupación del espacio ligadas a territorios rurales y producciones agrarias (Benencia y Quaranta,
2005), destacándose nuevos usos residenciales y recreativos, producciones intensivas de hortalizas, flores, aves y granja (Gutman et
alt. 1987), y actividades extensivas y reflejando tanto retroceso de la frontera agraria frente a la expansión de la frontera urbana,
como cambios en las actividades agropecuarias (Bozzano: 2000).
Una de las limitantes que impiden la integración institucional de la AUPU a la planificación urbana,
se asocia con las dificultades de acceso a la tierra (Dubbling y Santandreu, 2002, citados en Godoy
Garraza, 2012). La regulación del uso productivo del suelo urbano y periurbano con un enfoque
agroecológico, no tiene marco normativo aceptable, por varias razones: falta de reconocimiento y
valoración político-social de las ventajas de la agrecocología urbana; consideración de la AUPU
como estrategia que requiere un uso del suelo transitorio, sólo para paliar crisis socioeconómicas;
ausencia de instrumentos legales y/o desconocimiento de los vigentes. Esto coadyuva a la situación
de vulnerabilidad de los horticultores, por la informalidad de esta actividad y la falta de contención
institucional ante las dificultades.

El déficit de gestión en la regulación del uso del suelo compatibilizando la AUPU no es sólo
problema de orientación política o capacidades instaladas en los municipios, sino del diseño mismo
de la estructura estatal. De ahí la necesidad de crear e institucionalizar escenarios de participación y
gestión asociada a nivel municipal (Poggiese, 1993 y 2000, citado en Godoy Garraza, 2012). Se
requiere fomentar el aprovechamiento de las capacidades locales existentes, orientando el desarrollo
de nuevas habilidades, de forma tal de poder impulsar procesos de diagnóstico, relevamientos,
identificación de problemas, priorización de soluciones, y monitoreo permanente. Esto debe resultar
de un proceso de concertación entre sociedad civil, asociaciones e instituciones públicas y privadas
(empresas, universidades, organismos públicos) y entre actores locales (particularmente, grupos en
situación de vulnerabilidad social y organizaciones sociales) y nacionales (foros, ONGs).

3. Precariedad en la tenencia de la tierra como un problema básico de la AF: cuestiones


normativas

Los grupos sociales que componen la AF presentan la particularidad de sostener una relación
singular con la naturaleza. En su producción agrícola, elementos tales como condiciones de
producción, consumo y vida se encuentran estrechamente relacionados, conformando una dinámica
de interacciones Sociedad-Naturaleza relativamente directa, definida por las características del
medio natural y el desarrollo técnico y cultural de estos grupos5. La problemática de la tierra es
central en el desarrollo de la AF, pues constituye uno de los ejes básicos para la producción.
En términos jurídicos, básicamente se distinguen la tenencia, la posesión y la propiedad. Nuestro
régimen jurídico privilegia la propiedad, entendida generalmente como propiedad individual, que
requiere para constituirse: título de propiedad; posibilidad de disponer físicamente de la cosa; ánimo
del dueño sobre la misma. El Código Civil legisla esto a nivel nacional. De modo que para que el
derecho de propiedad sea pleno, debe sumar el uso y goce de la cosa, más la posibilidad de disponer

5
Referido a la adopción de un sistema de usos y costumbres, conformado por normas comunitarias que regulan el aprovechamiento
de los recursos.
de la misma. No obstante, existen otros mecanismos para superar esta restricción político-jurídica
de la propiedad, ya que en un principio, la legislación en torno a la propiedad se caracterizaba por
los requisitos de exclusividad, perpetuidad y absolutez, que fueron flexibilizándose con el tiempo
mediante la jurisprudencia.
La tenencia de la tierra reconoce siempre otro sujeto como el dueño/propietario de la misma: “el
que tiene efectivamente una cosa, pero reconociendo en otro la propiedad, es simple tenedor de la
cosa, y representante de la posesión del propietario, aunque la ocupación de la cosa repose sobre
un derecho” (art 2352 del Código Civil)6. En cambio, el poseedor no tiene el título de propiedad,
pero sí la tenencia de la cosa, presentando la particularidad de que se comporta como dueño de la
misma. (Godoy Garraza, 2012, resaltado en original). La gran diferencia con la tenencia radica en
que el poseedor no reconoce en otros sujetos mayores derechos que los propios. “Habrá posesión
de las cosas, cuando alguna persona, por sí o por otro, tenga una cosa bajo su poder, con intención
de someterla al ejercicio de un derecho de propiedad” (art 2351 del Código Civil) 7. Para tener
posesión deben realizarse acciones materiales que comporten actitud de “dueño”: cultivo, cría de
animales, mejoras en el predio, son acciones constitutivas del ser poseedor en calidad de
propietario (Godoy Garraza, 2012, resaltado en original). “Son actos posesorios de cosas
inmuebles: su cultura, percepción de frutos, su deslinde, la construcción o reparación que en ellas
se haga, y en general, su ocupación de cualquier modo que se tenga, bastando hacerla en alguna
de sus partes” (art 2384 del Código Civil), reconociéndose siempre mejor derecho a aquel poseedor
que al menos haya poseído un año la cosa, frente a quien lo haya hecho por un tiempo menor. Se
reconoce entonces que el avance de la relatividad de los derechos en materia de propiedad, permite
encontrar vetas para introducir cambios que contemplen diferentes mecanismos de acceso a la
tierra. Tanto la posesión como la tenencia están protegidas por la legislación: el Código Civil
plantea incluso la posibilidad de utilizar la fuerza propia en defensa de la posesión sobre la cosa, así
como por los tenedores cuando son perturbados en su tenencia, siempre y cuando el auxilio de la
justicia llegue tardíamente. En la provincia de Buenos Aires, el Código Procesal Civil y Comercial
contempla la figura del interdicto para retener la cosa cuando alguien amenaza con quitársela.

Si bien en el ámbito periurbano la normativa se orienta casi totalmente a la cuestión de vivienda, se


puede adaptar su utilización en varios aspectos para aplicarla a los emprendimientos productivos.
Los municipios pueden también elaborar normas específicas para el sector, aprovechando los vacíos
legales, por ej., promoviendo que propietarios de tierras desocupadas o baldías las cedan a la
agricultura familiar, comprendiendo de este modo la utilidad social de la tierra y convirtiéndose en
beneficio para sus dueños, a través de exenciones tributarias, así como para promover al sector y
6
Libro III: “Derechos Reales”, Título II “De la posesión y de la tradición para adquirirla”.

7
Ibidem.
como mecanismo de acceso a la tierra. Otra medida podría ser el traspaso de tierras particulares a
ámbitos locales (Godoy Garraza, 2012)8.

4. Neorruralismo en Open Door: el grupo “Orilleros” y los horticultores bolivianos

Los franceses llaman neorruralismo al movimiento ocurrido en su país hacia la década de 1970, que
revierte el proceso que otorgara a la ciudad el papel de modelo de relaciones sociales. Los valores
típicos del viejo mundo rural que se pensaban en vías de extinción, son revigorizados por gente de
la ciudad, distinguiéndose esta corriente de la de personas que migran hacia el campo por falta de
trabajo (Giuliani 1990). Este neorruralismo es producido por personas que dejan las profesiones
urbanas y la residencia en la ciudad, para mudarse al campo y practicar actividades agropecuarias.
Ese nuevo rural representa la etapa llamada pos-industrial y pos-fordista, pero también, para Mills
(2000), pos-rural: un nuevo paradigma, superador de aquello que los clásicos veían más como
enfrentamiento de clases (rural=feudalismo terrateniente; urbano=capitalismo burgués) que de
espacios geográficos (Ratier, 2001).

Lo rural en el discurso de las ciencias sociales se vincula a tres fenómenos relacionados (Llambí,
1994): baja densidad demográfica y patrón de población disperso; predominio de agricultura y
actividades primarias o extractivas; patrones culturales o estilos de vida diferentes a los de grandes
centros urbanos. La literatura europea sobre “nueva ruralidad” intenta responder qué es “lo rural” en
sociedades que: tienen acelerado proceso de “contraurbanización” o “suburbanización”
(consecuencia del mayor consumo de espacios rurales por industrias); transformaciones en la
estructura ocupacional (por disminución de empleo en actividades primarias e incremento en
secundarias y terciarias); cambios en patrones culturales y estilos de vida “rurales”, percibidos
como “atrasados”, ante avance de valores modernos y urbanos. Para algunos autores, estos cambios
hacen innecesaria la categoría “rural” en las ciencias sociales (Mardsen et al, 1990); para otros, la
vigencia de la agricultura como actividad altamente consumidora de espacio y la consolidación de
una “identidad rural” (refuerzo de vínculos con la tierra, su residencia y sus valores culturales
tradicionales), justifica su vigencia (Whatmore, 1994), en la diversidad de transformaciones
ocurridas en el agro latinoamericano consecuencia de adopción del nuevo modelo aperturista de
desarrollo (Murmis, 1993; Kay, 1994). Trabajos más recientes analizan las representaciones de lo

8
Existen diferentes figuras legales para encuadrar diferentes relaciones jurídicas, como instrumentos para acceder a la tierra: una
clásica de tenencia es la de Arrendamiento, y también las de Aparcería y Mediería (Feito, 1999), figuras contractuales legisladas
en la Ley Nacional 13.246, que reconoce que la propiedad de la tierra es de otra persona. Otras figuras utilizadas son el Comodato
(que es siempre de carácter gratuito y constituye mero préstamo de la cosa pero sin posibilidad de poder quedarse con los frutos que
ella genere); el Usufructo (que permite usar y gozar de una cosa, reconociendo en otro la propiedad de la misma, y puede ser a título
gratuito u oneroso) y la Posesión “animus dominii”, aquella en la cual el poseedor se comporta y siente como dueño de una cosa o
un bien.
rural por parte de los actores sociales de diferentes orígenes e intereses, y las tensiones originadas
por ello.

Habría que preguntarse si estos fenómenos responden a nuevas realidades, o si habían sido dejados
de lado en análisis previos (Ringuelet, 2002). Coincidimos con Ratier (2001) en afirmar
conceptualmente las categorías rural y ruralidad, superar antiguas dicotomías y relativizar para
enriquecer su potencial analítico, ya que estas dos posturas cumplen una mera función descriptiva.
¿Qué sentido tiene designar como nueva, una ruralidad que resulta del proceso de globalización?
Adherimos a su propuesta de utilizar “nueva ruralidad” para calificar el traslado de pobladores
urbanos a áreas rurales, con su correlato ideológico de reivindicación de valores campesinos, así
como sus actividades desarrolladas en esta nueva sede rural (Ratier, 2013).

La expresión “rural” proviene de la palabra latina “rus”, que refiere a grandes espacios abiertos.
Dos tendencias intentan explicar los cambios acelerados en el agro (Jean, 1989): la que predica el
fin de lo rural, y la que afirma que la categoría conserva todavía su especificidad. Así como el
campo se urbaniza, la ciudad también se ruraliza (Ratier, 2013), apareciendo procesos y actores
sociales diferentes en distintos escenarios: 1) poblaciones de origen u ocupación urbana, que
resuelven vivir en el campo e influyen en la construcción de otra ruralidad, residentes rurales con
trabajo urbano no agrícola; 2) poblaciones que viven y trabajan en el campo en ocupaciones no
agrícolas (ejecutivos de empresas de informática u otras de alta tecnología instaladas fuera de las
ciudades), residentes rurales con trabajo no agrícola en sede rural; 3) poblaciones de residencia y
ocupación urbana que deciden mudarse al campo y trabajar en él en ocupaciones ligadas a la tierra,
basándose en una filosofía revitalizadora de la Naturaleza, los “neo-rurales propiamente dichos”,
o residentes rurales voluntarios con trabajo rural. Ratier distingue respecto de nuevos
pobladores rurales, tres tipos de situaciones: 1) contraurbanización (migración al campo de clases
medias que valorizan lo rural como entorno residencial, pueden vivir en el campo y trabajar en la
ciudad, o efectuar en el primero toda su actividad no agrícola -fábricas o empresas en el campo); 2)
neo-ruralidad propiamente dicha (mudanza de habitantes urbanos al campo donde emprenden
actividades agrícolas innovadoras, se integra con la llamada rurbanización y con las nuevas culturas
aldeanas- que actualizan de elementos campesinos en un contexto contemporáneo y suponen la
confluencia de nuevos y viejos rurales en la construcción de principios comunes-); 3) ruralización
urbana (presencia de elementos culturales rurales en el medio urbano, llevados por migrantes).

4.1. La localidad de Open Door

El partido de Luján, a sólo 68 km de Capital, es puerta de entrada al agro pampeano, combinando


peculiarmente modernas características urbanas con lo tradicional rural. Su zona de influencia es de
gran potencial agropecuario y posee industrias alimenticias y manufactureras. Unido a Buenos Aires
por autopista rápida y ferrocarril, Luján fue importante centro ganadero desde sus comienzos,
convirtiéndose luego en centros textil, con gran peso del agro y turismo religioso y rural. Su historia
y patrimonio cultural-religioso y su excelente conectividad con la Capital, favorece el turismo como
uno de los principales factores de desarrollo local. Con casi 105 mil habitantes en 2008 (INDEC,
2008) tiene seis localidades orientadas a agricultura, pequeña industria y actividades recreativas
(chacras, cabañas y haras). En la década de 1960, se desarrollaron en el partido condiciones
socioeconómicas que facilitaron su crecimiento urbano, provocando un notable despoblamiento
rural, crecimiento que se determinaba por el de las localidades urbanas preexistentes, y por el
avance de una localidad que pasa entonces a ser urbana: Open Door. Esta es, junto con Jauregui,
una de las localidades que más crecen entre 1960 y 1970. Ambas pasan, en pocas décadas, de un
elevadísimo crecimiento, a niveles muy bajos de población, contribuyendo al decrecimiento de la
población urbana del partido. La localidad de Open Door, a diferencia de las otras del partido, no
nació por el paso del ferrocarril, sino por la fundación de la Colonia Cabred, primera del país en
tratar enfermos mentales mediante el método “puertas abiertas”, construida en 1899, en 800 has de
terrenos expropiados a una estancia particular, incluyendo su casco central. Los encargados de la
explotación agropecuaria de la colonia eran inmigrantes italianos y no tardaron en establecerse los
primeros vecinos en torno a la estación de ferrocarril construida unos años después que la Colonia,
distante 72 km de Retiro, en la ciudad de Buenos Aires. Se hablaba entonces de la existencia de
“tres Open Door”: el de la Colonia, el del Pueblo y el de la Estación (Mendoza et al, 2009). La
actual localidad comenzó con el loteo de un campo, surgiendo los primeros negocios y casas
particulares, enfrente mismo de la estación. También llegó una inmigración española a trabajar en la
Colonia, además de polacos, que se emplearon en el ferrocarril y comprando tierras para establecer
quintas. Durante el segundo loteo, a fines de los 50, fueron vendidos los campos de la familia
Riccardo por el recordado rematador Luchetti. En los ’80, comenzaron a instalarse en sus
alrededores barrios cerrados y clubes de polo, completando su crecimiento el emplazamiento de
hoteles de gran categoría, chacras turísticas, clubes de polo y restaurantes. Actualmente Open Door
cuenta con una población de 5.014 habitantes (INDEC, 2001).

4.2. Los horticultores bolivianos de la “Asociación Sumaj Kausay”

Los horticultores bolivianos de Open Door son un poco atípicos respecto del resto del periurbano
(Feito y Aboitiz, 2013). La mayoría disponen de algún tipo de capital y, a pesar de la escasez
relativa de superficie de cultivos propios y falta de maquinaria propia, evolucionaron
favorablemente, logrando dos de ellos tener su propio comercio (almacén y verdulería) y construir
sus casas de material. Algunos combinan otros trabajos extraprediales para subsistir y lograr
ingresos cuando no tienen producción para vender. Otros dos son empleados de la empresa de
producción orgánica líder en Buenos Aires en este rubro, “Tallo Verde”, lo que les permite, además
de tener sueldo y beneficios sociales, aprender cultivo orgánico y ser proveedores de la misma. Los
primeros llegaron hace dieciocho años y accedieron a pequeños lotes de tierra del loteo inmobiliario
de la empresa Luchetti9 en las afueras de Open Door, a 10 km de la ciudad de Luján, sobre ruta
192, con una tenencia precaria ya que son todos ocupantes. La superficie trabajada es de entre 0,5 y
2 has por familia. La mano de obra es familiar, trabajando tanto la mujer como los hijos a la par del
hombre, y ocupando un lugar destacado la mujer en la comercialización de la producción. Existen
lazos familiares entre los integrantes de las distintas quintas (residen todos muy cerca entre sí) y
rondan los cuarenta años de edad. En 2012, con subsidios del Ministerio de Agricultura, aumentaron
el uso de invernáculos y han diseñado un macrotúnel; además, compraron vehículo propio. La
comercialización de sus productos se lleva a cabo en parte a través de la Cooperativa Frutihortícola
de Copacabana Ltda10, teniendo además la mayoría de ellos reparto o comercio propio 11, así como
llevando algunos sus productos a mercados concentradores de ciudades vecinas, además, realizan
venta callejera y a restaurantes locales. El acceso a créditos está totalmente descartado por las
exigencias legales, si bien cubren sus necesidades de maquinaria mediante el apoyo del Municipio
que entrega un tractor con chofer que realiza alternativamente tareas en todas las fincas. También
recibieron subsidios del Programa Nacional de Agricultura Periurbana del Ministerio de
Agricultura. En 2008, estos productores arman un grupo Cambio Rural de INTA, trabajando
agroecológicamente y articulando con diversos actores12. En 2011, comenzó la formalización de una
Asociación Civil, tramitando la personería jurídica. Tanto el grupo Cambio Rural como la
Asociación se denominan “Sumaj Kausay” (“buen vivir” en quechua) y se encaminan como una
alternativa para la comercialización de producto agroecológico dentro de la cadena de valor del
turismo y la gastronomía natural. Respecto de la tenencia de tierra, estos horticultores fueron
ocupando tierras vacías sin planificación, traídos desde otros sectores del periurbano, por los
primeros familiares que llegaron:

9
Empresa inmobiliaria que se fundió en la década del 70, estando la mayoría de los lotes del barrio sin escriturar.

10
Organización boliviana que fundó y regentea el mercado frutihortícola de Luján.

11
tres de ellos tienen verdulería propia junto a su casa, y otro alquila un local desde principios de 2012 en la calle principal de la
localidad.
12
Esta experiencia de producción agroecológica es conducida desde la Agencia de Extensión INTA Luján, dependiente de la Unidad
de Coordinación Territorial Norte de la EEA AMBA. En la misma, se involucraron en distintas instancias, el programa Prohuerta de
INTA y la Municipalidad de Luján. En 2009 se suman los aportes del Proyecto Regional de Producciones Intensivas (EEA San
Pedro) y el Proyecto en Red para la Generación y Desarrollo de Tecnologías con Base Agroecológica y de Producción Orgánica, del
Área Estratégica de Recursos Naturales del INTA. En 2010, se suma el Proyecto de Agricultura Orgánica (PRODAO) del Ministerio
de Agricultura.
“yo estoy ocupando desde hace ocho años y no sé si tiene dueño o no, fui ocupando y nadie vino a
reclamar, no sé de quién es el terreno; somos doce personas viviendo acá y trabajan todos. Acá
tenemos 2 has y ocupo para plantar enfrente.
Algunos de ellos, cobraban un canon mensual informal de acceso:

“Mi primo me dijo dónde podía ocupar y tenía que pagarle, no con verdura, no le entregaba
verdura, le pagaba con plata! hasta que le dije: si la tierra esta no es de vos, no tengo que pagarte,
si fuera de vos, yo te pagaba. Y hace años que no le pagué más. Acá todos los horticultores somos
ocupantes, mi primo también! ¿Cómo podemos hacer los papeles para q no puedan sacarnos?””
(P. horticultor boliviano).
“Mi primo me ofreció unos lotes hace un tiempo, y ahora me pide que se los devuelva, estoy
preocupado porque cuando levante esta cosecha, no tengo dónde plantar! ¿Cómo podemos hacer
para conseguir tierra?” (A. horticultor boliviano, vecino de P.)
En 2008, ya había doce productores en el barrio. Entre 2009 y 2010, se dio una fuerte urbanización
con la construcción de numerosas casas, el Centro de Atención Infantil que tiene un jardín maternal,
un supermercado y asfalto en calle principal. ¿Cómo trabajar producción agroecológica en un
contexto cuasi urbano? En Open no se da presión de los consumidores para disminuir los
agrotóxicos en la producción, porque los mismos se aplican con mochila, sin fumigación aérea, y
por esto son invisibilizados, si bien la cercanía a las viviendas urbanas es notable (la escuela está en
medio de las quintas). Por otro lado, las huertas no tienen cloacas ni pozo de agua, el Municipio no
urbanizó el barrio formalmente. Por esto, la disyuntiva de los agentes de intervención:

“si los visibilizamos mucho, los estamos exponiendo, estos productores son legítimos, pero
ilegales; pero por otro lado, el caso puede servir para demostrar que bien pueden convivir la
urbanización y la producción; también pueden surgir actores postergados que reclamen atención”
(técnico de programa de intervención)
El Municipio apuesta a que estos productores continúen produciendo, facilitándoles el acceso a la
Feria Franca, al tractor comunitario, que cultiven hortalizas de cercanía de los núcleos urbanos, con
acceso fácil para verduleros minoristas (Feito y Aboitiz, 2013). Hace unos meses, les dieron en
comodato un sector de un lote del barrio13, para armar una cancha de fútbol, donde van a realizar
una feria de comercialización de sus productos. El INTA también apostó al desarrollo de estos
horticultores, para defensa del territorio, por su historia, por conseguir buenos alimentos de
proximidad a precios bajos, y esto se vislumbra en la apertura de una Agencia de Extensión local.
¿Cómo puede acompañar esta institución el tema de la tenencia de la tierra?

“La tierra es un bien común, debería ser de uso colectivo, pero la cuestión inmobiliaria marca la
cancha, el que tiene plata, tiene tierra, y el que no, que se jorobe. En Open las primeras tomas
fueron en año 50, en la cola de la Colonia Cabred. El estado es dador de tierra por intereses
económicos, uno la utiliza mejor, otros peores. Hay lugares del partido que se ponen de moda, pero
si queres ruralizarte, es imposible, sólo con mucho dinero y comprando casa de fin de semana. Hay

13
Sector que formaba parte de una plaza pública, en el viejo loteo de 1958, por eso es propiedad del Municipio.
tierras fiscales, pero ¿quién maneja la información? ¿El municipio? ¿A quién llega? ¿A las
inmobiliarias?“(técnico de programa de intervención)
4.3. El colectivo “Orilleros”

“La libertad y la rebeldía bailan con el viento una zambita dulce. Despacio y suavemente
una veces, despiadada y salvajemente otras… y los acordes que se escuchan cuando pasan
acariciando el ramaje de los árboles, enhebran la danza de una lucha ancestral que latió
siempre, y siempre latirá… Por eso la libertad y la rebeldía siempre andan buscando
guerreras y guerreros que las cuiden, las defiendan, las contagien.(…) Guerreras y
guerreros que orilleros del espacio, del tiempo, de la historia, de lo que debía ser, se pasean
navegando sobre el barquito de la alegre rebeldía…”14
Este colectivo de vecinos se autodenomina “Orilleros”15 porque están en la “orilla” de la
sociedad y así se definen:

“Somos vecinos y vecinas del pueblo de Open Door en Luján, que viven desde siempre,
otros que vinimos a vivir hace poco de muy lejos o de muy cerca, otros que somos de otros
lugares. Un popurrí digamos.” (extracto del “Fancín orillero”)
“Orilleros del tiempo y del espacio, de la historia y de las ideologías; Orilleros de este
mundo en ruinas, pero siempre a la Orilla de un mundo nuevo... Solo la lucha nos hace
libres... (ídem)
“Estamos al borde del sistema, queremos autonomía y horizontalidad, democracia directa.”
(entrevista a miembro fundador)

Instalados en lotes que ocuparon en el barrio Luchetti 16 (los primeros llegaron hace cinco años),
construyeron viviendas de todo tipo de material (adobe, ladrillo, madera) y armaron en uno de los
lotes desocupados, una plaza con horno de barro, canchita y juegos para niños (que llaman “La
Plaza del Ombú” por un antiguo ombú ubicado allí) y un espacio cultural abierto al pueblo, donde
pasan películas de noche y hacen talleres de arte y oficios. También construyeron un gallinero y una
huerta comunitarios, con semillas y gallinas que les provee el programa Prohuerta de INTA. Los
primeros vinieron de zona norte del periurbano, a ellos se fueron sumando amigos que vislumbraron
la posibilidad de obtener tierra gratis para poder construir sus viviendas y dejar de pagar alquiler. Su
intención actual es avanzar con la producción agropecuaria para autosubsistencia. La idea de

14
Extracto del texto “Palabras dulces y rebeldes para un grupo que no cree en lo imposible, pero todavía no se dio cuenta …” , de
uno de los fundadores de la Asamblea de Vecinos por la Tierra de Open Door.
15
Tomaron el nombre del grupo que participo en la Revolución del 5 y 6 de abril de 1811 en Argentina, también conocida como el
"Movimiento o Revolución de los orilleros”, un golpe cívico militar que permitió al sector moderado saavedrista asegurar el control
de la Junta Grande de gobierno eliminando a la minoría radical morenista. Esto constituyó un atentado de la mayoría de la Junta
contra la minoría y que sería con el tiempo unánimemente condenada y considerada por sus contemporáneos uno de los hechos más
trascendentales de la primer década de la Revolución, ya que hasta el momento la acción política representativa o revolucionaria
había estado limitada a los vecinos principales, y en este caso, se convocó al “bajo pueblo”, a la “plebe”, concurriendo a la Plaza
Mayor todos los vecinos de los arrabales y las quintas.
16
Que toma su nombre del loteo de 1958 de la empresa inmobiliaria Luchetti.
comunidad y trabajo conjunto surge en su auto definición como un “colectivo”, abierto a quien
quiera sumarse y participar:
“Somos colectivos porque pensamos que el otro es un espejo que nos hace, que nos refleja
nuestras miserias y virtudes, que nos ayuda a verlas y nos permite ser mejores cada día.
Solos, en nuestras casas alimentamos nuestra ceguera y nuestros miedos. No nos importan
las diferencias culturales ni étnicas. Nos pensamos como pueblo, gente de abajo, y nos
enriquecemos de esas diferencias que cada quien aporta por el lugar del que viene”.
(extracto del “Fancín orillero”).

Se organizaron en asamblea, para distribuir el trabajo de construcción, compras comunitarias de


alimentos y bienes cotidianos, armado del gallinero, la huerta, la plaza y el espacio cultural,
intercambiando ideas y opiniones. No tienen patrones ni líderes, intentan organizarse de forma
autónoma e igualitaria y su máxima es mantenerse totalmente independientes de cualquier
influencia que no sean los mismos vecinos, en una postura cuasi-anarquista que descree totalmente
de los poderes establecidos. Declaran que, ante la crisis de la democracia, buscan respuestas
autogestivas:

“No somos de un partido. Ni estamos con la iglesia. Ni con ningún gobierno. No queremos
que nadie de arriba nos diga lo que tenemos que hacer: esos que sostienen la
contaminación, la explotación, que nos mandan policías, que nos quieren comprar con
dinero, que prometen hace siglos que esto va a cambiar y nunca cambia… Queremos que
las cosas se hagan desde abajo hacia abajo, y por los de abajo, la gente sencilla y
humilde.”
Este tipo de organización horizontal les permite recuperar saberes desde un enfoque intercultural
abierto, para concretar acciones que tiendan al bien común:

“La asamblea permite la libertad y la igualdad de la palabra, del hacer y de los


conocimientos. Cada cual enseña lo que sabe y aprende lo que no. De alguna manera nos
consideramos trabajadores y trabajadoras, en el sentido de que los de abajo somos quienes
sabemos construir y arreglar casas, organizar huertas y jardines, cuidar animales, enseñar,
curar, cocinar, escribir, etc. Y sabemos que también ustedes tienen muchos saberes que si
los unimos podemos aprender a producir muchas cosas para el bien de todos, de la
comunidad.”
Algunos hacen trabajos de mantenimiento, plomería, uno tiene un vivero y proyectos de dictar
talleres de huerta orgánica para chicos. Coordinaron acciones conjuntas con los horticultores
bolivianos, como compartir el tractor que les facilita el municipio, para arar el terreno para ampliar
la huerta colectiva de los orilleros, así como organización de una feria de productos agrícolas y
artesanías. Ellos explican que se diferencian del movimiento hippie:

“nosotros tenemos organización y planificación territorial; queremos cambiar las


condiciones del barrio, los hippies no tienen planificación, viven al día y son aislados”.
¿Cómo cambiaron sus vidas estas personas, con la mudanza al campo? Veamos testimonios:
“Vinimos acá porque queremos cambiar de vida. El cambio es imperceptible, uno ya estaba
cambiando”;
“Lo interesante es que nos arraiguemos acá, que trabajemos acá con los vecinos, no que
sigan militando en Capital y viviendo acá, queremos desprendernos de todo lo urbano”
“No queremos una casita con un lote de diez metros, queremos espacios verdes con plazas y
dentro de los lotes, un montecito frutal, huerta, gallinero”
“Queremos ser custodios de espacios de preservación y recreación”.
Estos “Orilleros” cambiaron voluntariamente su residencia urbana, desarrollando actividades
agrícolas innovadoras en nueva sede rural, reivindicando y actualizando elementos y valores
campesinos en un contexto contemporáneo, basándose en una filosofía revitalizadora de la
Naturaleza y suponiendo la confluencia de “nuevos” (ellos) y “viejos” (los horticultores bolivianos)
rurales en la construcción de principios comunes. Siguiendo a Ratier (2001), podemos decir que
ellos son “neo-rurales propiamente dichos”, o residentes rurales voluntarios con trabajo rural.

5. Tensiones y conflictos por el acceso a la tierra en Open Door

Primeras tensiones: dos años atrás, detuvieron a un vecino por “usurpación de tierras”, por una
denuncia de la entonces delegada municipal del pueblo; actualmente tiene una causa judicial
abierta. Sesenta y cinco años después del loteo original y habiendo estado esos lotes abandonados y
desocupados durante décadas17, volvió la inmobiliaria al barrio, instalando un local en el centro, con
el nombre de “Administración Open Door” y repartiendo volantes en los que ofrecían a los
ocupantes comprar los lotes por 20 mil$, a pagar en cuotas de mil$ mensuales. La Asamblea armó
entonces una Comisión de Tierras para analizar estas propuestas y armar un plan de acción.
Decidieron difundir entre los vecinos no enterados del conflicto, que nadie pague nada a la empresa,
aunque teman un desalojo, porque esto podría dividirlos.
10 de marzo 2013: desalojo violento18. Fuerzas de la Policía local, con apoyo del grupo GAD de
Mercedes, aparecieron en la Plaza del Ombú un domingo por la tarde, cuando los vecinos estaban
jugando al fútbol y detuvieron a varios de ellos, con siete imputados por "resistencia a la autoridad".
Los que no subieron al patrullero voluntariamente, se trasladaron por cuenta propia hasta la
comisaría 1ª de Luján, donde estuvieron en un calabozo varias horas (una de ellas, que tiene la

17
El barrio estaba loteado desde 1958, con 98 manzanas numeradas, divididas en lotes, con calles de tierra y algunos sectores ideados
para espacio público, actualuente propiedad del municipio. Son tierras que no se demandan para construir emprendimientos
inmobiliarios ni barrios privados, porque no tienen valor inmobiliario. En 2003, el consejo Deliberante de Lujan había discutido qué
hacer con esas tierras, mientras la empresa Suipacha, que compró en sospechosas circunstancias el loteo a la ya inexistente Luchetti,
entraba en quiebra, si bien comenzó a pagar en 2012, los impuestos de los últimos cuatro años sobre los lotes en cuestión. Ellos
serían propietarios de unas 1400 parcelas de las 3000 que conforman el barrio, y a su vez tienen representación legal sobre otras
personas que alguna vez han comprado terrenos allí. Un proyecto de urbanización del barrio entonces prácticamente deshabitado,
durante la gestión municipal anterior, no se concretó.
18
La categoría desalojo comprende un universo de situaciones que excede su acepción legal o jurídica (expulsiones llevadas a cabo
en virtud de una orden judicial) e incluye aquellas situaciones no judicializadas que se constituyen en situaciones de desalojo “de
hecho”, sin haber mediado una resolución del conflicto por la autoridad competente (Mioni et al)
escritura de propiedad de su lote, pero apoya la causa de los ocupantes, embarazada), hasta que la
fuerza de la movilización de casi sesenta personas, logró que los liberaran. La detención se debió a
la denuncia de una persona que tenía un supuesto boleto de compraventa, con errores en el número
de lote y en la medida de la manzana, que no coincidían con los planos del loteo original, en manos
de los vecinos. La Fiscalía determinó que el denunciante no era dueño legítimo, pero sigue abierta
la causa por “usurpación”. El suceso fue cubierto por la prensa local. Ellos enmarcan este accionar
de las fuerzas de seguridad, en una campaña de revalorización de lotes por parte de la empresa. “Si
alguno paga, te dividen. Lo nuestro no es “usurpación” sino “posesión pasiva”. Nosotros más allá
de conseguir un abogado, vamos testeando el ánimo del barrio. Queremos evidenciarlos en su
ineptitud.” Por ello, convocaron asamblea en la plaza para el 26 de mayo. Los vecinos pretenden no
negociar los lotes que ya están ocupados, pero sí organizarse para seguir ocupando, tomando lotes
grandes, de 30 x 30 metros como mínimo, de manera tal que queden libres espacios para recreación
y producción agropecuaria, dado que durante 2012 fueron llegando migrantes misioneros,
paraguayos, tucumanos, que trabajan en la zona en distintas actividades de servicios. La lectura de
los damnificados es que “fue un acto ejemplificador para los vecinos. La represión no fue tan
fuerte, pero si hubo mucho dispositivo policial, pusieron un circo en el barrio, es una campaña
psicológica de hostigamiento a los vecinos”.

26 de mayo 2013: Asamblea de Vecinos por la Tierra. En este encuentro se convocó unas cincuenta
personas y se elaboró un petitorio para entregar en la delegación municipal, solicitando alguna
instancia de intervención.

31 de mayo 2013: entrega de petitorio. A funcionarios municipales, con presencia de concejales de


todas las fuerzas partidarias. Les ofrecen constituir una Mesa de Trabajo, fijándose la primera
reunión, dada la urgencia de la situación, para el 14 de junio. Se eligieron seis delegados para
representar a la Asamblea, pero declararon que la Mesa era abierta a todos los vecinos que quisieran
concurrir.
14 de junio 2013: primera reunión de la Mesa de Trabajo. Se reunieron en el Centro de Jubilados
unas cuarenta personas, vecinos de todos los sectores de la localidad y funcionarios municipales 19.
La Dirección de Tierras sugirió que los vecinos elaboren un documento para presentar al Intendente,
con la mayor cantidad de firmas posibles. La Dirección de Políticas Sociales propuso llevar a cabo
un relevamiento anónimo en el barrio, para tener noción de la magnitud del problema y poder tratar
casos individualmente, como insumo para que Tierras pueda avanzar en una estrategia. Los vecinos
no aceptaron que se trate el tema a nivel individual, sino que exigieron tratamiento colectivo para

19
Estuvieron presentes el Director de Tierras, el Director de Políticas Sociales, el Subdirector de Emergencia y atención directa y el
Subdirector de Economía Social y desarrollo local. El Delegado Municipal de Open Door se excusó, y fueron también miembros del
colectivo “Los Orilleros” y vecinos ocupantes del barrio Luchetti, como ocupantes de otros sectores de la localidad.
todos los vecinos ocupantes, sin importar las situaciones particulares. Se realizó un pedido de
intervención del INTA en la Mesa, institución que ya viene trabajando en el barrio, tanto con los
horticultores bolivianos como con el colectivo de “Orilleros”. Además, el Presidente de la
Cooperativa de Electricidad local ofreció regularizar la situación de provisión de electricidad a
quienes no tienen legalizada la tenencia 20. Finalmente, se firmó un acuerdo en el que se estableció:
llevar adelante el proceso de regularización dominial de los lotes donde están asentadas las familias
del barrio Lucchetti; realizar un relevamiento cuali-cuantitativo para un diagnóstico integral de la
situación de la problemática de tierras, comprometiéndose Tierras a realizar una investigación para
conocer la propiedad dominial y la aprobación del loteo; en tanto, Políticas Sociales, a presentarse
en cualquier situación de intento de desalojo.

30 de junio 2013: Segunda Asamblea de Vecinos por la Tierra. Un grupo de integrantes de


“Orilleros” averiguó en la Dirección Provincial de Tierras de La Plata, que no pueden expropiar
porque tendrían que iniciar decenas de juicios. Otro problema es que los juicios duran cinco años y
si el estado no le paga al dueño, el lote vuelve a ser suyo: la ley de expropiaciones sirve para frenar
momentáneamente desalojos, pero no soluciona el problema. Esta Dirección se comprometió a
conseguir el plano catastral legal del barrio Luchetti y organizar una reunión con autoridades
municipales. Se discutió la realización de acciones de difusión de la problemática de tierras entre
los vecinos de otras zonas del pueblo, para complementar y fortalecer los acuerdos logrados en la
Mesa, para lo cual se decidió realizar un festival en la plaza central, además de continuar las
asambleas vecinales todos los domingos. También solicitaron formalmente mediante nota, la
intervención del INTA, a través de un abogado especialista en tierras.

14 de julio: Festival por la Tierra: se realizó una jornada para concientizar a la población local
sobre la problemática de los desalojos e invitarlos a participar de las reuniones de la Asamblea por
la Tierra, en la plaza central del pueblo, con concurrencia de unas 200 personas, stands de venta de
artesanías, comidas y adornos y espectáculos musicales. También se exhibió un libro donde los
vecinos podían escribir su historia en la localidad y se leyeron varios documentos donde se
explicaban los reclamos. Participaron los Orilleros, los horticultores bolivianos y vecinos del barrio
Luchetti.
18 de julio: Intento de desalojo violento de un horticultor boliviano. Se presentaron dos personas
en el predio donde reside y cultiva una familia boliviana desde 2010, mostrando papeles que
supuestamente acreditaban propiedad, amenazando, insultando y rompiendo el alambrado e
ingresando con un caballo que destruyó parte de la plantación y lastimando a la esposa, quien fue
20
Los que no tienen ni boleto de compra venta ni contrato de alquiler presentan certificado de domicilio del Registro Civil, un plano
de que manzana ocupa y cual lote dentro de ella y en 48 horas hábiles les dan un servicio precario a bajo costo: 30-40$ en 10 cuotas
sin interés. Los cables precarios provocan mayor consumo dentro de la red y peligro de incendio a las viviendas. La cooperativa ya
relevó ocho manzanas con un equipo de doce personas y tiene pendientes cuatro manzanas más.
atendida por una médica local. Se hicieron presentes integrantes de Orilleros y convocaron a la
policía local para frenar a los perpetradores, comprobándose que los papeles presentados eran
falsos. Días después, fueron acusados de cometer el delito penal de lesiones, violación de domicilio,
daños y amenazas, solicitando encausar el asunto bajo el régimen de delitos de violencia de género
y discriminación, mediante una denuncia presentada por el horticultor y su mujer ante la Fiscalía de
Luján, asesorados por un abogado que contactó un técnico de INTA, ya que los damnificados no
hablan bien español y tienen dificultades para acceder a la justicia.

5.1. Las voces del conflicto

Distintos reclamos fueron presentados por los vecinos, que muestran no sólo sus exigencias e
ideales, sino también las irregularidades de la situación legal de las tierras:

“Pedimos garantía para seguridad de nuestras familias que se presenten con escritura, boleto
compra venta, y en ese caso, a la familia tampoco se la puede dejar en la calle”.
“queremos regularización, no propiedad, expropiación del estado a la inmobiliaria, una forma
igualitaria para todos, para los que no puedan pagar. Ponernos del lado de los que están más
abajo, la idea sería no pagar, porque si no, el que no puede pagar se tendría que ir”
“la única garantía nuestra es apostar al estado, mejorar seguridad, espacios públicos, acá nos
conocemos todos, no queremos que estafen al estado”
“el estado debe ganar, cobrarnos impuestos, mejorarnos el barrio. Nosotros no podemos lidiar con
privados”
“esto es una problemática social, el privado debe hablar con el estado. El estado tiene más medios
que un particular para gestionar y controlar. Si existe voluntad política para resolver problemática
social, se puede avanzar”
“queremos una política de escrituración de lotes y normalización de barrios; no estamos para
representar a esta gente, que construyen casitas y alquilan a mil $ por mes, y están colgados,
nosotros pagamos la luz. Veo mal los que tienen tres o cuatro lotes, hacen varias casillas y sacan 5
mil $ por mes sin trabajar”.
“La tierra no es lugar donde poner techo solamente, queremos vivir bien, no materialmente, no
podemos vivir en un barrio donde no podemos tener huerta y gallinero, no podemos exigir una
casa al lado de la otra, es válido para que tengan producción, no para lucrar alquilando. Esto
creció a partir de la necesidad de la gente. La zona rural hay q conservarla y planificar espacios
públicos.”
“Hay que parar desalojos, averiguando quien está lucrando y quién no. Normalizar lo que ya
hay”.
“yo quise ocupar y me dijeron ´ojo que la inmobiliaria te cobra´. En la muni me dijeron que traiga
algo que conste que hace 10 años hicimos la perforación, y me escrituraban el terreno”.
“En Tierras me dijeron ‘Open no tiene dueños´, yo tengo un papel firmado por el director de
tierras que dice que a mí no me pueden molestar, porque no hay escrituras en Open”.
Se puede reconocer cierta diversificación de opiniones entre los vecinos: los del “fondo” ocupantes
de zona rural, quieren mantener un espacio rural comunitario para producción agropecuaria, por lo
que reclaman lotes más grandes, o sumar varios lotes; en tanto, los del “frente”, ocupantes de zona
más urbanizada, cercana a la entrada del pueblo, quieren un proyecto de urbanización, que mejoren
las calles, los espacios y alumbrado público, los servicios, buscando lotes chicos.

Los funcionarios municipales aseguran que las tierras en cuestión son de viejos loteos que estaban
autorizados, alejados de la planta urbana original del pueblo y que, si bien no tienen la legalidad
actualmente, la intervención del municipio se complica, porque no son tierras fiscales sino privadas.

En la localidad existe también la Asamblea de Vecinos por la Seguridad, conformada por vecinos de
los countries, quienes estigmatizan el barrio Luchetti, temiendo que se armen asentamientos
precarios y reciben apoyo del Delegado Municipal.
Se vislumbra entonces la diversidad de actores sociales intervinientes 21: i) locales: funcionarios
municipales, con dos miradas distintas al interior de las reparticiones (una más legal y otra, política
social); los vecinos antiguos del pueblo (“nacidos y criados”), que residen en la zona considerada
“el frente” del pueblo; otras instituciones de la localidad, que no está muy claro aún si apoyan o no
el reclamo de los ocupantes (Iglesia, club social y deportivo, biblioteca, centro de salud, Centro de
Atención Infantil- CAI, Centro de Jubilados); ii) neolocales: los vecinos de los countries que no
tienen residencia permanente; los vecinos del barrio Luchetti (a su vez, diferenciados en dos grupos:
los que tienen papeles de sus lotes y los que ocupan precariamente sin papeles), tanto integrantes de
Orilleros, como bolivianos horticultores e inmigrantes recientes del interior del país y Paraguay; iii)
extralocales: funcionarios de la Dirección Provincial de Tierras, con sede en la ciudad de La Plata,
que colaboran con los ocupantes proponiendo estudio de dominio de algunos lotes.

El club social, los vecinos del “frente” del pueblo y los de los countries, así como la Iglesia,
responderían a intereses de los “nacidos y criados”, temerosos de una posible desvalorización futura
de sus propiedades por las ocupaciones y con una mirada discriminatoria hacia los ocupantes del
Luchetti, incluso el imaginario expresado en algunas entrevistas, de que los ocupantes vienen de la
Villa 31 de Retiro, en Capital. Esto coincide notablemente con el recelo con que se recibió en la
localidad, a fines del siglo XIX, la noticia de la creación de la Colonia Cabred para alienados:
“circulaban los vaticinios más inverosímiles y horripilantes, invasiones de locos, asesinos en masa
(…) hasta se trató de concretar un movimiento de resistencia que se opusiera a tener tan ´peligrosos
enfermos como vecinos´” (Mendoza, 2009:17, comillas en original). Esto lo perciben también los
mismos ocupantes:

21
Agradecemos las discusiones con los Ings Pedro Aboitiz y Diego Castro para establecer este mapa de actores locales.
“Nos tienen miedo, racismo y discriminación, los de los countries juntan plata para arreglarle el
destacamento policial y después estamos nosotros, los de abajo. Dicen que la muni está con ellos,
la radio funciona en contra nuestro. Pero el diario El Civismo nos conoce, y no hablo de Orilleros,
hablo del pueblo en general, de los de abajo.” (integrante de Orilleros)
La propuesta de ordenamiento del INTA local (defender al barrio, aumentando espacios de huerta y
montes frutales), podría contribuir a frenar la idea cuasi disriminatoria de los que están en contra de
los asentamientos, ya que aún se está a tiempo de frenar una posible ocupación indiscriminada de
los lotes, promoviendo espacios productivos y de recreación.

Por otra parte, existe cierta complejidad en distintas cuestiones que pueden entrar en contradicción:
por un lado, los gestores o administradores que recorren el barrio, para convencer a los ocupantes
que compren los lotes a la inmobiliaria; por otro lado, la mesa de asamblea de vecinos y
funcionarios del municipio, a la cual se puede sumar INTA colaborando en dos aspectos: defensa
de espacios productivos; incorporar un abogado especialista en el tema, articulando con el IPAF
Pampeana y con el Consultorio Jurídico de la Universidad Nacional de La Plata, para asesoramiento
gratuito (éstos les explicaron a los ocupantes que las etapas para solucionar el conflicto son:
voluntad/posesión/escritura).

Se requiere fortalecer trabajo de la Mesa mediante acuerdos, para disminuir el peso de los
personajes “truchos” que están queriendo desalojar a los vecinos del barrio, así como abrir la Mesa
a otros actores que puedan sumar voluntad política, ya que los vecinos no confían en una posible
resolución legal del conflicto. La estrategia de la Asamblea de Vecinos por la Tierra es focalizar en
la difusión en todo el pueblo, sumar más vecinos y fortalecer las fuerzas que se gestan por afuera,
tomando la Mesa como una herramienta más de negociación.

6. Reflexiones finales
Una construcción colectiva de las lógicas de uso del suelo, puede incidir en las reglas del mercado
inmobiliario, a través de la gestión de gobierno. Desde las políticas públicas municipales debería
valorizarse poder otorgar un destino al suelo que compatibilice el rol ecológico de la tierra,
privilegiando el valor socio productivo de los recursos a proteger. De este modo, se hace posible
regular el uso del suelo formalmente, manteniendo una proporción del mismo destinada a fines
productivos agroecológicos, además de recreativos, educativos y ambientales. Entonces, no sólo se
evidencian las ventajas de brindar alimentos sanos a familias vulnerables y se brinda trabajo, sino
que se revaloriza el uso público del suelo, mediante un gasto público mínimo. La integración de la
AUPU como política pública redunda en beneficios y servicios ambientales. Algunos de éstos,
identificados por Godoy Garraza (2012) pueden aplicarse al caso estudiado: reducción de distancias
y costos de traslado de vegetales frescos libres de agroquímicos; aprovechamiento de residuos
orgánicos como insumos para producción de abono; recuperación de permeabilidad y capacidad
productiva del suelo mediante técnicas sencillas; protección efectiva de áreas no urbanizables;
ahorro de fondos públicos destinados a custodia y mantenimiento de terrenos vacantes;
transformación de espacios degradados en ámbitos productivos y estéticamente agradables;
habilitación de nuevas áreas verdes y sostenimiento de los servicios ecológicos brindados por estos
a la población urbana; mejora de las relaciones entre instituciones de gobierno y organizaciones
comunitarias locales.

Además, se requieren políticas públicas que enmarquen acciones para identificar los cuellos de
botella en el proceso de apropiación y de uso de la tierra en el espacio periurbano para diversas
actividades de la AUPU. El marco normativo débil (tanto provincial como local), evidencia la
necesidad de institucionalizar escenarios de participación y gestión asociada, donde se conciba el
acceso a la tierra con la lógica de una plusvalía más amplia que la de renta inmobiliaria.

En suma, la cuestión del acceso a la tierra debe ser abordada con la convicción de que la AF
necesita una tierra sin mal, no ya en aquel sentido mítico del pueblo guaraní - como lugar donde
guarecerse, alimentarse, producir y procrearse- , sino como un sustrato surgido de un proyecto
concreto, fortalecido y garantizado por políticas públicas; un espacio productivo y de vida, que
asegure el arraigo y la reproducción de las familias, que contribuya a nuestra seguridad y soberanía
alimentarias, proteja la fertilidad de nuestros suelos, que haga de nuestro territorio un lugar donde
todos podamos vivir mejor (Mioni et al, 2013).

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