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Ramén y Rivera, Luis Felipe: Dindmica del Folklore, En “Boletin del Instituto de Folklore”, Vol. 1, N? 1, Caracas, 1954 El Folklore. Aspectos teéricos y practicos. Tipografia “La Nacién” Caracas, 1948. —— Folkloristas ¢ Investigadores. En “Boletin del Instituto de Folklore”, Vol. I, N? 8. Caracas, 1954, ———: La moral del investigador En “Boletin del Instituto de Folklore”, Vol. I, Né 4. Caracas, “1954. ——: Qué es el Folklore? En “Boletin del Instituto de Folk- lore”, Vol. 1, Nt 4. Caracas, 1954. Vega, Carlos: La Musica Popular Argentina, tomo II, Fraseologia, Vol. II. Edie. del Instituto de Literatura Argentina. Buenos Aires, 1941 Panorama de la Mdsica Popular Argentina, con un ensayo sobre la Ciencia del Folklore. Editorial Losada. Buenos Aires, 1944 ——: La Ciencia det iklore. Buenos Aires, 1960. 44 LA INVESTIGACION FOLKLORICA Lis espectanizacién rorxtorica. Creo que a nadie se le ocurriria pensar que un etnélogo pueda impro- visarse; en cambio, es comin que personas sin preparacién técnica quieran dedicarse a la investigacién folklérica. Quienes asi piensen deben saber que el folklorista o folk- lordlogo trabaja en su campo con la misma técnica y cri- terio que emplea el etndlogo en el suyo propio. Quicre decir que incluso lo que parece una simple recopilacién de materiales tiene que estar sujeta a determinados® cé- nones, pata que Iuego éstos puedan utilizarse en un tra- bajo cientifico. Pero ademas del método de trabajo, el folklorista de hoy debe llevar en su haber toda la expe- riencia de los folkloristas que le precedieron, para que no resulte que estamos empezando cada vez de nuevo. Y debe poseer una apreciable visién de conjunto, para evi- tar que a cada instante esté descubriendo cosas que se descubrieron hace mucho tiempo en gtros lugares 0 paises. A pesar de todo esto, muchas veces, en estos paises j6- venes, puede resultar de gran utilidad que personas con cierta prepagacién y mejor voluntad se dediquen a ob- tener datos y materiales folkléricos. Esté muy lejos de mi dnimo desalentarlas, y para ellas sobre todo van de- 45 dicadas estas lineas. El inconveniente de la falta de pre- paracidn técnica puede obviarse en parte, si el aficio- nado solicita a los ténicos en la materia’ cuestionarios y notmas de investigacién, y luego si recuerda siem- pre, que el folklorista no estudia piezas inconexas, sim- ples piezas de exhibicién, sino algo viviente que nos ha- bla no solo del presente, sino del pasado, al que por fuer- za debemos penetrar. A veces, un campesino puede ser representante de una cultura de siglos, y en ese caso, todo su saber merece anotarse cuidadosamente. A la in- versa, hay casos de informantes que hacen declaraciones por puro placer y suplen con inventos circunstanciales lo que no sabep, 0, lo que es més comin, dicen que si a todo lo que pueda Ievar a una respuesta afirmativa 0 negativa. Para evitar esto tltimo, el folklorista debe aprender la forma de interrogar, de manera que no pro- voque determinada respuesta, sino que fuerce al interro- gado a buscarla por sf mismo En lineas generales, podemos decir que un estudio de campo Wleficiente invalida los documentos o les resta valor, segiin los casos, Asi, por ejemplo, si se graba mi- sica y no se tiene la precaucién de grabar el la del dia- pasn, después sed muy dificil conocer la velocidad vexacta de la pieza grabada, ya que la corriente eléctrica no tiene siempre el mismo ciclaje ni la fuerza necesaria para dar por minuto las revoluciones reglamentarias.* Al sonar el diapasén en el gabinete de trabajo y escu- char el mismo diapasén grabado en el disco o cinta, sa- bemos inmediatamente si existe alguna diferencia de ve- locidad con el original. Sin la velocidad exacta no podri mos indicar el movimiento metronémico de una pieza * En la actualidad, el uso de grabadores con pilas comienza a hacer innecesaria esta precaucién. 46 y, lo que es mas importante, su altura. Esto, desde lue- g0, no invalida la picza, pero nos priva de un elemento de’ fijacién muy til. Si en lugar de olvidar el diapa- s6n, el investigador omite los datos concernientes a la recopilacién, ef documento seré précticamente indtil. Y lo mismo ocurriré si, por ejemplo, recogemos una cesta y no estudiamos la técnica de su fabricacién, ni nos in- téresamos por conocer los materiales que fueron em- pleados. En este caso, habremos colectado algo asi como una pieza muerta, apta para su exhibicién, pero henchi- da de interrogantes. COLECCION DE MATERIALES E INDAGACION vestigacién folklérica comprende dos etapas: I? La coleccion de materiales 2° La clasificactén y estudio de los materiales colec- tados Para esto ultimo, como anota el profesor Imbelloni, se requiere “levadura’ cientitica”. La compilacién, en cam- bio, como dijimos, puede estar a cargo de buenos colec- tores convenientemente adiestrados. En Jo que ataite a la coleccién de materiales, el compi lador debe atender con sumo cuidado a la obtencién de los datos esenciales que acompafiarén siempre una_pieza folklérica, de cualquier indole que sea: Nombre del in- formante, edad, lugar de nacimiento, lugar investigado y lugares por donde viajé. Su profesién. Si se trata de un aborigen o de un hombre culto; si es un campesino, si sabe leer y escribir. Donde aptendié su oficio o la pieza que ejecuta. Quién le ensefid o de quién la re- cibié. Qué circunstancias rodean su trabajo o su arte. Cémo se ejecuta © usa el instrumento, 0 cémo se cons- truye, o ambas cosas a la vez si se trata de un instru- mento musical, ete., etc. Luego se observardn los mate- riales que entran en su composicién, formas, tamafios, v se indagaré el lugar de donde se obtienen, Finalmente, La in- 47 se asentaré el destino que recibe cada pieza acabada. Como complemento, se consignara la fecha de la investigacién y todas las circunstancias que la rodearon. Por lo general, la recopilacién folklérica necesita de la especializacisn. Vale decir, que es necesario repartir el trabajo. No es lo mismo compilar misica que creencias © chinchorros. Por eso es muy dtil el trabajo en equipo; pero si esto no fuere posible, el compilador atendera a un cuestionario especial para cada materia Durante la coleccién folklérica puede ocurrir que tenga- mos que invadit otros campos, sobre todo cuando quere- mos indagar ciertos origenes. Lo légico en estos casos es consultar los trabajos realizados por otros especialis- tas si es que se trata de averiguar una posible fuente europea, 0 cuando encontramos bienes con caracteristicas primitivas, en cuyo caso recurritfamos a los etnélogos Pero cuando no encontramos el trabajo hecho, lo cual acontece muchas veces, sobre todo en lo que a misica se tefiere, nos vemos obligados a realizar nosotros mis- mos IW investigacién en el campo correspondiente. En ese caso, la hacemos desde nuestro punto de vista, el folklérico. A la inversa, también el etndlogo necesita los elementos de comparacién que le provee el Folklore. En «ese caso apela a éste, o realiza también la investigacién por sty cuenta, pero desde su propio punto de vista. Indu- dablemente el ideal seria poder abarcarlo todo, pero por razpnes pricticas debemos repartir el trabajo. Y aun dentro de nuestros propios campos, el folklérico o el etnoldgico, debemos especializarnos. El investigador del folklore material podra dificilmente estudiar con éxito la misica, y viceversa, porque cada materia requiere conocimientos especiales y dedicacién plena. FOLKLORE HISTORICO Y CosTUMBRISMO, —Conviene des- tacar aqui otro aspecto de la investigacién y es el que se refiere al folklore histérico, al folklore que se perdis. 48 Este nos interesa tanto como el folklore vivo, ya que nos es vitil en primer término para la comparacién, y en segundo lugar para reconstruir el pasado. La inves- tigacién del folklore histérico puede realizatse por medio de interrogatorios a las personas més viejas, y revisando libros de viajeros y costumbristas que recorrieron el pais en épocas pretéritas, 0 que vivieron en determinados lugates y realizaron observaciones de interés ¥ ahora viene el caso, también, de establecer la dife- rencia entre Costumbrismo y Folklore, ya que muchas veces ambos se confunden. El costumbrista nos. relata cosas ocutridas que son o no folkléticas, y lo puede hacer en forma literaria, sin ajustarse totalmente a la verdad en cuanto agrega ‘algo de su cosecha. El folklorista no puede suponer ni agregar nada, a veces ni siquiera opi- nar. Son los hechos los que hablan por él y sdlo le esté permitido sacar conclusiones, ajusténdose a un método rigurosamente cientifico. Si no lo hace asf, lo cual se ob- setva inmediatamente, su trabajo no tendré valor desde el punto de vista folklérico. Aqui hay que recordar toda- via que el Costumbrismo ha sido el antecesor del Folk- lore, cuando éste no habia adquirido categoria cientifica. _ FOLKLORE EN POTENCIA. Otro aspecto que también interesa a la investigacién, es el que se refiere al futuro. Hoy y siempre existié un folklore en potencia, como vimos en el capitulo anterior, o sea bienes, usos, musicas, danzas, insttumentos, etc., en proceso de folklorizacion. Al folklorista de mafiana le interesaré saber, por ejemplo que en la actualidad el acordeén no forma’ parte del pa. trimonio folkidrico venezolano, excepto en los Estados Sucre y Nueva Esparta, porque es muy posible que poco a poco se vaya folklorizando en otras regiones. In- teresa mucho que el folklorista de hoy haga esta clase de observaciones para facilitar el conocimiento de muchos Procesos que hoy se nos escapan, porque hace cincuenta 49

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