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Recensions

Vilella Masana, Josep (ed.) (2015). Constantino, hasta la victoria. El subtítulo es explicito sobre las
¿el primer emperador cristiano? Religión y política intenciones: se aborda la trabazón entre religión y
política, para ello se juntan historiadores, filólogos,
en el siglo iv. Publicacions i Edicions de la
teólogos y arqueólogos, haciendo realidad no solo un
Universitat de Barcelona. Barcelona 606 p. enfoque multidisciplinar, sino contrastando, como se
Figs. b/n en el texto. ISBN 978-84-475-4247-5. verá, interpretaciones divergentes, pues son mayores
las incertidumbres que las certezas.
La primera parte lleva por título “Dos relatores
y coetáneos de la svolta”, término traducible como
“giro”, coherente tanto con el contenido, dos estudios
italianos, como con el tema, pues cada uno analiza
una fuente. A. Marcone, en Lattanzio e Costantino,
repasa el rhetor africano converso al cristianismo
venido a la corte de Tréveris como preceptor de
Crispo, hijo de Constantino, y autor de las Diuinae
institutiones, obra escrita con la finalidad de respon-
der a los pensadores paganos, de la que produjo dos
ediciones, una dedicada al emperador. Frente a la
estudiosa DePalma, que había sugerido en 1994 fechas
de 308-310, para la primera edición, y de 313, para
la segunda, a partir del estudio textual de las copias
medievales y de la influencia que en la legislación
constantiniana ejercen ciertos pasajes, se propone una
redacción vecina a 310, para la primera, y posterior
a 324, para la dedicada.
El trabajo de R. Farina, Costantino il Grande,
primo imperatore cristiano. L’imperatore e il vescovo
El libro reúne las actas del congreso internacional
bibliotecario di Cesarea, expone el gradual crecimiento
celebrado en Barcelona y Tarragona del 20 al 24 de
del cristianismo, que también aplica al emperador, del
marzo de 2012. En esos días se aproximaba el 1700º
que sostiene que tuvo una conversión progresiva, ya
aniversario de la victoria constantiniana en Puen-
iniciada en la infancia, dando por buena la temprana
te Milvio (28 de octubre de 312), momento, junto
negación del sacrificio en el Capitolio que argumentó
con la promulgación del llamado Edicto de Milán Fraschetti (1986) —contra la versión defendida por
(febrero de 313), considerado clave en el giro hacia Paschoud (1971)—, y culminada con el bautismo en
el cristianismo del Imperio romano. El título de la su lecho de muerte (22 de mayo de 337). En la parte
reunión, con interrogante, ya anuncia que el hecho se final cumple con la recuperación de Eusebio de Ce-
presta a matices, pues hace tiempo que los estudiosos sarea —sugerida por Benedicto XVI en 2007—, quien
cuestionan la “visión” de Constantino, a la vez que dijo que Constantino le reveló su “visión”. El obispo
consideran que Majencio en absoluto era anticristiano; y bibliotecario palestino, considerado poco preciso,
sin embargo, lo que fue una de tantas guerras civiles apologeta y servil por numerosos estudiosos moder-
entre dos usurpadores alcanzó tal resonancia que hoy nos, es reivindicado como heredero de la tradición
es el problema histórico más debatido. Debe señalarse bibliotecaria alejandrina y un renovador de la misma
el considerable esfuerzo realizado por el editor y su en su versión cristiana. Una auténtica svolta cultural.
equipo, a los que felicitamos, pues no solo llevaron En la segunda parte, “Visiones y conversión”, se
a bien la reunión, sino que ahora ofrecen una muy reúnen cinco trabajos. P. A. Barceló, con Constantino
cuidada obra, aunque sea al precio de hacerlo tres frente a una controvertida elección: entre Apolo y Cristo,
años después, contenedora de 42 trabajos escritos recuerda el contacto privilegiado de regentes y dioses:
en cuatro idiomas y donde solo la bibliografía final Aureliano, antes de acometer la decisiva batalla de
ocupa 58 páginas. Émesa, tuvo una visión del dios Sol; Constantino hizo
En el prólogo, Josep Vilella, director del Grup de lo propio con Jesucristo. En un plano más inmedia-
Recerques en Antiguitat Tardana de la Universitat to, señala como la teología tetrárquica suponía el
de Barcelona, que, con la colaboración de la Facultat de reconocimiento de la división de poderes, los dioses
Teologia de Catalunya, organizó la reunión, expone del panteón politeísta gozaban de iguales derechos;
las características del libro y justifica su división en en la utilización del dios cristiano por Constantino
siete partes. Todos los autores modernos coinciden subyacía la pretensión de aspirar al poder supremo
en un punto y es en la imposibilidad de reconstruir sin tener que compartirlo. Barceló repasa las cuatro
los sentimientos religiosos de Constantino, cuya versiones de la “visión”: la del panegirista, que data
intimidad nos quedará siempre oculta, pero sí es en 313; la de Lactancio, que sitúa en 315, y las dos
posible debatir y contextualizar la actuación de un de Eusebio, una en 315 (Hist. eccl., 9, 9, 2) y otra
hombre público en cuanto que emperador; debemos en 337 (Vita Const., 1, 28-29) cuando, ya muerto el
recordar que su reinado (306-337) fue el segundo emperador, retrotrae el hecho a la campaña itálica.
más largo del Imperio. Como bien sintetiza Vilella, Tras la proclamación de Constantino por el ejército
Constantino, un sagaz estadista, resulta una figura tan de Britania (306), su posición experimentó altibajos
poliédrica como la luz que dijo que le había guiado y un momento delicado fue el alzamiento de su

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suegro Maximiano; aunque consiguió deshacerse de oráculos y la apropiación cristiana del antiguo ritual
él, quedaba en precario y urgía crear el mito, de ahí de la incubatio. Canetti recuerda que se necesita un
el comienzo de las “visiones”. Luego vino la guerra mundo que crea en un sueño, vector privilegiado de
contra el emperador en Roma: ante una campaña la epifanía divina. Constantino no creó un emblema
inicialmente adversa, la inesperada victoria alentó (labarum), sino un objeto talismánico onírico; desde
el mito. El autor (que difiere de Farina) retrasa la finales de 312 maduró sus convicciones y potenció
negativa a oficiar en el Capitolio a 326; el hecho de la imagen de su elección divina en un determinado
que su padre, Constancio I, hubiera practicado cierta código. Nada nuevo, también su oponente Majencio
contención en la persecución de los cristianos no jus- consultaba adivinos y libros sibilinos; lo curioso es
tificaría una temprana conversión, sino pragmatismo; que Eusebio hable anacrónicamente de la destrucción
la invocación al dios Apolo en 310 se enmarca en por Constantino del Asclepeion de Aigai (Cilicia), lo
una lógica militar y la apelación a Cristo en 312 era que dice de la conquista cristiana del espacio sacro
factible después del Edicto de Galerio (311). pagano. Canetti duda de que el pasaje de Grand sea
La aportación de S. Castellanos, “Naciste emperador”: fuente de Lactancio y Eusebio, también cuestiona
el panegírico a Constantino del año 310, trata sobre la identificación de Apolo-Helios con el Sol Inuictus
el discurso de un retórico galorromano en el marco y se pregunta si el emperador no experimentó allí
de la proclamación ilegal de Constantino. Se repasa una incubatio, pues Apolo es una divinidad incuba-
la tradición de los panegiristas frente a autores que, toria, como su hijo Asclepio. Un pasado del que era
como Elliot (1996), han defendido un Constantino necesario desembarazarse tras la victoria en Oriente
cristiano antes de llegar al poder. La conclusión: se contra Licinio, algo que captó Eusebio.
deben invertir los términos y valorar el uso político G. Bravo, con Ni Orosio ni Zósimo: la conversión
del lenguaje pagano, donde ya Constantino estaba como estrategia política, cuestiona como secundario el
construyendo su propia legitimidad al margen de momento de la conversión y enfatiza que Constantino
la Tetrarquía, a la que pertenecía. En ese esfuerzo encajaría bien en un modelo de ambigüedad deli-
remontaría su linaje más allá de su propio padre berada. De ella habrían surgido tanto las “visiones”
y apuntaría a Claudio II (268-270), emperador que recogidas por Eusebio, en un extremo, como las
conservaba buena fama. críticas de Zósimo, en otro. De este último analiza la
¿Qué símbolo lucieron las tropas de Constanti- sugerencia de que la conversión se habría producido
no en Puente Milvio? A ello dedica J. Janssens su con el fin de purificarse de sus delitos: las ejecuciones
Costantino e il monograma di Cristo. La versión épica ignominiosas de su hijo Crispo y de la emperatriz
sugiere que hizo pintar el cristograma, sin embargo, Fausta (Hist. noua, 2, 29, 2-4), una imagen política
es más probable que fuese la cruz monogramática, negativa que no fue rebatida por historiadores cris-
aunque se demuestra que, como signo oficial de la tianos como Orosio. Destaca como el emperador se
victoria, el emblema constantiniano, a su vez, se negó a realizar el ancestral sacrificio en el Capitolio,
adoptó con rapidez. Para ello se repasan las indica- puesto que, tanto si era ya cristiano como si no, el
ciones del panegírico de 310: en el templo de Apolo resultado era que dejaba en segundo plano el cul-
de Grand (Galia), el dios prometió treinta años de to pagano. En conclusión, Orosio y Zósimo serían
victorias mediante tres coronas con la cifra romana epígonos de tradiciones historiográficas, el auténtico
X en el interior. Lactancio (De mort. persec., 44, 5), “giro” era político, no religioso, al remodelar las bases
más próximo a la victoria, señala que en el sueño del poder imperial. Incluso carece de relevancia que
Constantino es exhortado a trazar en los escudos solo recibiera el bautismo en su lecho de muerte
una X girada con la extremidad superior vuelta, lo y de manos de un arriano, según el testimonio de
que daría la cruz con la letra griega rho o estauro- Jerónimo (Chron., a. 337).
grama. Es Eusebio, más lejano a los hechos, quien “Italia” es el breve título del tercer bloque. C. Pa-
describe el cristograma en el labarum (enseña de nella, en Roma: Massenzio, Costantino e gli spazi urbani,
Constantino). La estrella de seis radios había sido realiza un estudio topográfico de la ciudad a comien-
un símbolo celta propio del Sol Inuictus (Apolo); en zos del siglo iv. Majencio, el Conseruator Vrbis suae
la segunda parte del trabajo se hace un repaso a la de las monedas, impulsó la última gran intervención
iconografía. El autor defiende una conversión anterior urbana. El derrotado emperador había puesto énfasis
a la confrontación con Majencio. en el conjunto arquitectónico formado por la Basilica
El sueño y la visión constantiniana de cruces Noua y el Templo de Venus y Roma, un grandioso
iluminadas en el cielo fueron interpretados como palcoescenio imperial; el hallazgo en 2006 de su po-
meros eventos astronómicos por Weiss en 1993. sible insignia en las excavaciones próximas al Coliseo
L. Canetti, en Commonitus in quiete: la visione di lo refuerza. Incluye la hipótesis de que la primera
Costantino tra oracli e incubazione, realiza un do- iglesia cristiana de la ciudad, la basílica de los Santos
cumentado estudio donde no solo recuerda que ya Apóstoles (hoy San Sebastián), fuese de ese período.
hubo precursores de esa tesis a principios del siglo Por contra, la obra civil de Constantino se limitó al
xviii, sino que, sin descartarlos, no importa tanto lo Arco cuadriforme del Foro Boario y al mal conocido
que Constantino vio como lo que creyó haber visto Palacio Sesoriano, que incluye una parte pública en
o se convenció de ello. Se desarrolla una crítica a las termas de Elena. La actividad se concretó en el
la reciente bibliografía anglosajona y se propone un extremo sureste de la ciudad, donde edificó la Basílica
nuevo método: la historia del recuerdo mediante del Salvador, nueva residencia del obispo de Roma,
el análisis léxico onírico de las fuentes. Ello lleva llamada San Juan de Letrán en el siglo vii, sobre el
a enmarcar la polémica pagano-cristiana sobre los anterior cuartel de los disueltos equites singulares,

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fieles a Majencio, y la Basílica de la Santa Cruz de mitad del siglo xx se han caracterizado por analizar
Jerusalén. Las basílicas de San Juan de Letrán y la las promociones; el cuadro ha sido reequilibrado, pero
primera de San Pedro del Vaticano (319-322) trazan se sigue admitiendo su carácter innovador: los nuevos
el eje de la nueva ciudad cristiana, que deja de ser senadores ocupan más cargos en la administración. La
la capital del Imperio, pero que continúa siendo segunda parte desarrolla testimonios contradictorios,
enorme, pues contaba con una población estimada de desde el panegírico de Nazario (321) a la reacción de
700.000 habitantes. A la iniciativa imperial se debe Juliano, el primero en criticar las medidas senatoriales
el nacimiento del tipo de basílica con deambulatorio de Constantino; luego de Aurelio Víctor y Eutropio,
circiforme en los suburbios de Roma, donde forman con el peor juicio sobre las acciones reformadoras,
la “corona” cristiana de la ciudad pagana. hasta Zósimo o Símaco. Del último se analiza cómo
Específica es la aportación de P. Pensabene: Arco di lo dice. La conclusión: medio siglo más tarde, la
Costantino, monumento erigido en 315. El trabajo se nobleza todavía era consciente de las oportunidades
divide en dos partes; la primera, descriptiva, analiza políticas que Constantino había restituido.
el mensaje de continuidad de la tradición pagana D. Vera aporta Costantino, l’Africa e i privilegi
de los relieves, contradictorio con el contenido de la dell’Italia: osservazioni sulla redistribuzione statale nel
inscripción latina, analizada en la segunda parte. Se iv secolo. Existen dos posturas en temas de historia
responsabiliza al orden senatorial de la construcción, económica, la que indica que la fiscalidad imperial fue
reaprovechando relieves que sitúan al Sol Inuictus motor del intercambio mediterráneo, como Wickham,
como deidad principal y a Marco Aurelio en escenas 2005, y la contraria, en la que se inserta Vera, que
de sacrificios paganos, en una invitación al emperador considera la implicación fiscal poco significativa. La
a seguir las tradiciones, permisibles, a su vez, porque tendencia hacia la regionalización en los circuitos
representan la exaltación de las uirtutes imperiales. redistributivos, que venía desarrollándose desde la se-
Pero la ausencia de la ascensión de Constantino al gunda mitad del siglo iii, se recolocó con la fundación
Capitolio y las escenas de la guerra contra Majencio, de Constantinopla, pues el grano de Egipto se destinó
que sitúan el conflicto civil en el mismo plano que a la nueva capital. Ello fue motivo, desde 324, para
la guerra contra los bárbaros, son respuestas del em- que la recaudación de la annona de la ciudad de Roma
perador; así deben entenderse los soldados partiendo
se buscase en África, Sicilia e Italia Suburicaria. La
de Milán portando la Victoria, mensaje en sintonía
prueba sería la fugaz creación, a fines del reinado de
con la inscripción. Continuidad y suplantación, como
Constantino (324-337), de una prefectura del pretorio
el tondo adrianeo que luce el retrato de Constantino.
para África, un caso anormal de existencia para una
J. Desmulliez trata Constantin et la christianisa-
sola diócesis, pero estratégica, y la eliminación de la
tion de la Campanie. Los puntos de partida son la
Tripolitania de la lista de provincias suministradoras
Vita del papa Silvestre (314-335) y el polémico Liber
de aceite. De este modo, África quedó vinculada a
pontificalis (ca. 535), que mencionan las iglesias
Italia hasta la invasión vándala (429) y se explicaría
que Constantino habría hecho edificar en Nápoles
la tolerancia relativa de Constantino con el cisma
y Cápua, dotándolas de patrimonio y mobiliario
donatista.
litúrgico. La primera, de advocación ignota, es co-
En el centro del libro, la cuarta parte aborda
nocida (posterior Santa Restituta), dotada de cinco
“Iglesias y eclesiásticos”. Siguiendo con África, M.-Y.
naves y ubicada en el centro urbano. En cambio, de
la segunda, dedicada a los Apóstoles, se desconoce Perrin, en Eusèbe de Césarée, Constantin, et le “dossier
el emplazamiento, siendo candidatas San Pietro in du donatisme”, repasa la crisis acontecida en 312-314
Corpo, céntrica y donde se hallaron en el siglo xviii en ese territorio y tratada en el libro X de la Hist.
restos de una basílica de tres naves, aunque quizás eccl. de Eusebio, que incluye seis documentos, cinco
tardía, y la de los Santos Estefano y Agata, donde de ellos cartas del emperador. Se pregunta por el
hay restos de una necrópolis paleocristiana en una interés del de Cesarea por el cisma africano y por
zona excéntrica. La autora ve una política religiosa sus fuentes de información, aportando precisiones.
hacia la provincia después de 324, donde ya existían Las cartas, contenidas en algunas ediciones griegas,
comunidades cristianas desarrolladas. fueron eliminadas en las versiones siríaca y copta,
Se encontrará un análisis de las relaciones entre ello llevó a considerar dos ediciones eusebianas,
Constantino y la aristocracia senatorial en Senatus donde la segunda habría buscado omitir los nom-
dignitas non nomine quam re illustrior: Costantino e bres de Licinio y Crispo; no obstante, Louth (1990)
l’aristocrazia senatoria, de R. Lizzi. La autora repasa recordaba que ya Lawlor, en 1912, había señalado el
primero la tradición historiográfica; de la imagen carácter no sistemático de esa presunta eliminación.
de desconfianza recíproca de Gibbon (1776) se pasó Las tesis modernas vuelven, así, a una sola edición; la
a considerar una dinámica de cambio gradual ca- no mención del concilio de Nicea sitúa la redacción
racterizada por la gran inclusión de ecuestres (Seek entre finales de 324 y comienzos de 325. Se había
1883) y luego a ver el Senado como poco más que considerado a Osio de Córdoba transmisor del dossier
el consejo municipal de una ciudad con emperador pero es improbable; el autor piensa en alguno de
ausente (Piganiol 1947). Con Alföldy (1948), el Senado los obispos presentes en el concilio de Arles (314),
pasaba a ser un reducto de tradición pagana y opo- quizás, sin ser concluyente, en Cresto de Siracusa.
sición, incluso militar, hasta Teodosio I. Chastagnol ¿Y el motivo? En Oriente Eusebio vivió las crisis
abría el método prosopográfico (1960), que permitía meleciana y arriana, por ello se interesaría por el
a Arnheim (1972) diferenciar la situación entre Dio- caso donatista y por la devolución de bienes a los
cleciano y Constantino. Los trabajos de la segunda cristianos africanos después de las persecuciones; allí

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Constantino restituyó e hizo donaciones solo a los ciones y al ritmo del crecimiento de inicios del siglo iv,
católicos, excluyendo a otras comunidades. no era el aspecto doctrinal el único elemento en
J. Vilella, en Consideraciones sobre las Urkunden disputa, el modo de organizarse “las iglesias” lo era
del conflicto arriano preniceno, aborda la ordenación tanto o más. Se repasa la alejandrina, un conjunto
cronológica de los documentos sobre la controversia de comunidades herederas de apologetas, exegetas,
arriana. Los veinte primeros son anteriores a Nicea filósofos cristianos y teólogos que se movían entre
y fueron recogidos en la edición alemana de Opitz la unidad y la disgregación. La persecución, que en
(1934), de la que se conserva la denominación Ur- Egipto se alargó de 303 a 313, favoreció casos como
kunden “documentos”; un trabajo que obliga a de- el de Melecio, obispo de Licópolis (Asiut), que nombró
sarrollar la comparativa filológica y prosopográfica, presbíteros en diócesis ajenas. Los obispos, que habían
bien resuelta. Opitz databa los escritos siguiendo la comenzado como unos primi inter pares, tendieron a
cronología larga (318-328), Vilella opta por la cro- convertirse en la autoridad teológica y disciplinar de
nología corta, considerando el 321 como fecha del su jurisdicción. En Alejandría, entonces la segunda
inicio de la disputa. La seriación queda así: la Urk. ciudad del Imperio, los presbíteros, agrupados en
6 sería la más antigua, redactada en Alejandría por cinco distritos urbanos, gozaban de independencia;
los prelados excomulgados por el obispo Alejandro mientras el obispo Alejandro era portador de la nueva
con el fin de extender la disputa más allá de Egipto; estructura episcopal otros contemporáneos, como “los
seguida por 14 y 15, que muestran un conflicto ya Eusebios”, podían compartir con Arrio las “jerarquías
extendido, donde Alejandro solicita a otros obispos paralelas”, a la antigua manera, sin coincidir por
orientales que firmen contra los heréticos, pues estos ello en los postulados doctrinales. Las fuentes de
habían obtenido simpatías en Siria; la Urk. 16 solicita la densa teología alejandrina pueden remontarse a
el apoyo de Roma. Todas serían anteriores a la 4a, un Filón, Clemente y, especialmente, a Orígenes (185-ca.
texto de Alejandro a su presbyterium ante la adhesión 250). Abadías, seguidor de la “cronología larga” en
de algunos clérigos de Mareótide a los postulados de los inicios del conflicto arriano, repasa los prelimi-
Arrio, y a la 7, escrito de Eusebio de Cesarea al nares de Nicea, la teología de Arrio y el papel de
obispo alejandrino en defensa de los arrianos. Luego las asambleas episcopales desde los siglos ii-iii, en
vendría la 2, cuando interviene el influyente Eusebio especial la de Antioquía (252), no ecuménica pero sí
de Nicomedia por indicación de su homónimo pales- mayor a las anteriores. Concluye que si durante los
tino, que también habría animado a posicionarse a siglos ii-iv las comunidades cristianas no se fragmen-
Paulino de Tiro (Urk. 8). El conjunto formado por 9, taron más fue por los obispos. A inicios del siglo iii,
3, 11, 12 y 13 son breves cartas cruzadas cuando los el obispo Demetrio de Alejandría ya había intentado
cabecillas arrianos todavía están en Alejandría. Les “controlar” sin éxito las congregaciones de su ciudad;
sigue la 10, con noticia de un concilio en Palestina la monarquía cristiana traía aparejada la “monarquía
que permitía a Arrio y a sus seguidores predicar en episcopal”, aunque la doctrina nicena no se impon-
comunión bajo la autoridad de Alejandro, lo que dría hasta el sínodo de Constantinopla (381); Arrio
acentuó la intransigencia de este. Ahora vendría la 1, habría contribuido, de forma indirecta, a esa deriva.
cuando Arrio escribe a Eusebio de Nicomedia y está Un Constantino en alza, que buscaba afianzar el
ya en Palestina, expulsado civilmente de Alejandría. cristianismo, se vio inmerso en las disputas eclesiás-
Llegamos a las más recientes: en la 5 el de Nicome- ticas y doctrinales, con su corolario sociopolítico.
dia convoca un concilio en Bitinia para favorecer a M. C. Chiriatti, en L’incontro-scontro politico-ideologico
Arrio y ganarse el favor del nuevo dueño de Oriente, tra Chiesa e Impero: la relazione tra Costantino e
Constantino, que ha derrotado a Licinio (18 de sep- Atanasio di Alessandria alla luce dell’Apologia contra
tiembre de 324). La 17 es una epístola del emperador Arianos, muestra que, aunque el emperador favoreció la
al episcopado oriental zanjando el tema, pues la paz ortodoxia, la extrema intolerancia de Atanasio le causó
civil depende de la paz religiosa, y delegando en su problemas. Un desencuentro que le costó al obispo el
comisionado, el obispo Osio de Córdoba, la reunión exilio, aunque supo desplegar una hábil diplomacia.
de un sínodo en Alejandría. La 4b es la irritada res- En un fuego cruzado, mientras el emperador deseaba
puesta de Alejandro y su círculo, redactada por el zanjar la cuestión de Arrio, al obispo lo que más le
joven Atanasio, con el tiempo su sucesor, contra los inquietaba eran las maniobras de los melecianos, pues
requerimientos constantinianos y, en especial, contra denunciaron su irregular acceso a la cátedra y, en
el obispo de Nicomedia. Con las 18 y 19, vemos a posteriores ocasiones, diversos abusos. La tradición
Osio favorecer la elección para obispo del antiarriano consideraba que la condena al exilio de Atanasio se
Eustacio en la estratégica Antioquía, y allí presidir, debía a agotar la paciencia de Constantino, Chriatti
a principios de 325, una reunión para contrarrestar a destaca que fue alejado de su diócesis por miedo a
los arrianos fuera de Egipto. Finalmente, la 20 es los usurpadores y para defender la integridad del
la invitación de Constantino a celebrar un concilio obispo. Ello es dar crédito a la versión de Atanasio.
ecuménico en Nicea, donde Alejandro podía acudir Prosigue A. Alba con Un modelo constantiniano de
fortalecido. política religiosa: el sínodo de Tiro de 335. Tras Nicea,
Relacionado con el anterior, D. Abadías, con Las la imposición de Atanasio en la cátedra episcopal
iglesias del concilio de Nicea, señala que si algo de- de Alejandría por su mentor, Alejandro, acentuó el
fine esa reunión es la prisa. No era para menos, al conflicto con arrianos y melecianos. Constantino
convocante, Constantino, ahora emperador único, le impuso una precaria paz, pero los adversarios de
urgía cerrar discusiones y verse respaldado por una Atanasio forzaron un concilio en Tiro para juzgarlo;
Iglesia unida. Sin embargo, después de las persecu- su condena al exilio no fue doctrinal sino derivada de

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acusaciones de violencia impropia. La autora considera que aumentó la capacidad asistencial de la Iglesia. A
clave ese punto, aplicable a todos los concilios hasta inicios del siglo iv los obispos tanto podían garanti-
361: presidencia de una autoridad civil y obispos que zar la paz social como perturbarla y las acciones de
hacen de jurado, imitando a los tribunales ordinarios. Constantino condujeron al enriquecimiento eclesiástico.
Tradicionalmente el exilio de Atanasio se había con- La nueva dignidad y autoridad de los obispos los
siderado derivado de su negativa a aceptar a Arrio, convirtió en censores de la vida pública, aumentaron
pero se valora a un Constantino que va a iniciar la sus atribuciones judiciales —los acuerdos conciliares
dedicación de la iglesia del Santo Sepulcro en Jeru- obligaban a los gobernadores provinciales—, podían
salén, en el marco de la celebración de sus treinta legalizar manumisiones y, quizás siguiendo una ley
años de reinado, y al que urge obtener un consenso de Licinio de 318, desarrollar la episcopalis audientia
en el seno de una Iglesia dividida. El éxito en Tiro o recurrencia al obispo en litigios civiles.
de la facción eusebiana, más dócil que la nicea, tuvo La quinta sección del libro se dedica a la “Tradición
replica en el obispo de Roma, que convocó un sínodo pagano-imperial”. G. Bonamente, en Costantino e l’edit-
independiente del poder imperial (340) para juzgar to ai “provinciali d’Oriente”, realiza un documentado
de nuevo los casos de Atanasio y Marcelo de Ancira, estudio sobre el edicto dirigido a los orientales tras
lo que fue el principio del refuerzo de la autoridad la victoria sobre Licinio (324). En él, se apela a la
del sucesor de Pedro frente a una Iglesia imperial paz y a la tolerancia religiosa; la novedad que aporta
basada en un monarca terrenal que representa al el trabajo es el análisis del tono, que deja ver la des-
monarca divino. La respuesta definitiva de la Iglesia aprobación de los cultos tradicionales de quien aún
apostólica al sínodo de Tiro fue el de Sárdica (343). era pontifex maximus y, a la vez, .
P. Maraval se pregunta Constantin est-il devenu arien? La violenta condena a los perseguidores, focalizados
Jerónimo afirma que Constantino fue bautizado en su en Diocleciano, tiene que ver con la liquidación
lecho de muerte por Eusebio de Nicomedia, arriano, del experimento tetrárquico y con el inicio de una
de ahí que los historiadores modernos consideren que monarquía y una política filocristiana en un Oriente
el emperador se decantó por esa herejía después de donde la capilaridad de la nueva fe era importante,
Nicea. Sin embargo, casi todos los autores de los y donde el emperador efectúa la distorsión histórica
siglos iv a vi, así como algunas cartas del propio de unir el fin de la reciente guerra civil con el fin de
emperador, contradicen ese cambio. Maraval realiza las persecuciones. De aquí el abandono del Inuictus,
una lectura crítica de las obras de Atanasio, quien de resonancias solares, por el más cristiano Victor.
presentó a todos sus adversarios como “arrianos” que En suma, un edicto de tolerancia a los paganos, to-
le perseguían y los agrupó falsamente en un bloque davía numerosos, aunque en tono imperativo, donde
monolítico. Considera que permitir la vuelta del exilio se les limita la construcción de nuevos templos, pero
del de Nicomedia o la admisión de Arrio no justifica en contradicción con el de Cesarea, que habla de
cambios en el emperador; y el que algunos obispos destrucciones generalizadas.
de Oriente fueran depuestos tras Nicea, se debió a En línea con la temática anterior, S. Guillén, con
causas locales, no doctrinales, entre ellos el propio Las medidas antipaganas atribuidas a Constantino
Atanasio. Por su parte, Jerónimo era sacerdote en en la Vita Constantini, repasa la política religiosa
Antioquía, una comunidad nicena fiel a la memoria posterior a 324. Concluye que el obispo de Cesarea
del destituido obispo Eustaquio, quien tenía a los presenta una imagen manipulada de un emperador
“Eusebios” por heréticos. Contra la tesis de Maraval, que se beneficia de la alianza con el dios cristiano.
ver más adelante R. Teja. La obra de Eusebio había servido para complacer a
J. Fernández Ubiña, con El oficio episcopal en Constancio II, interesado en prestigiar el linaje fami-
época de Constantino, muestra, frente a una opinión liar con la confección ideológica del retrato paterno,
extendida, que las medidas clericales del emperador e incluso de la presunta simpatía del abuelo hacia
no supusieron una revolución, pues muchos aspectos los cristianos. El resultado fue el “Constantino” de
ya venían apreciándose; la política de Constantino Eusebio, un monarca que, por primera vez en la
solo habría supuesto, y no es poco, una aceleración historia de Roma, apostaba por el cristianismo y
de tendencias y una amplitud de su impacto social cuya conversión no derivaba de contactos previos
y religioso. Las funciones episcopales comenzaron a sino de una visión, el prototipo del monarca ideal.
definirse a finales del siglo ii e inicios del iii, entonces Era necesario eliminar todo rastro del político que,
los obispos asumieron la enseñanza, los necesitados con la colaboración de Licinio, había buscado la paz
y la representación de su Iglesia ante el exterior; la y la concordia en 313. Para ello se sirvió de su gran
comunidad escogía a su obispo, vitalicio y ligado al erudición y, a imagen de otros personajes testamen-
territorio. Desde mediados del siglo iii, la expansión tarios, creó un Constantino que lideraba una misión
del cristianismo y el enriquecimiento de las iglesias divina contra el paganismo. Esa fe eusebiana entra
animaron las ambiciones, las camarillas y la pugna en contradicción con el tradicional rito seguido en
por el control de las principales sedes episcopales. la fundación de Constantinopla o con pasajes de su
La disciplina pasó delante del aspecto doctrinal, se misma obra, que exponen como la fe del emperador
dieron nombramientos de obispos por otros obispos, aumentaba gradualmente. La destrucción de algunos
designación de sucesores y traslados de sedes. Al templos en Oriente y su expolio fue distorsionada
ritmo de las controversias donatista y arriana, los por Eusebio, pues se debieron a motivos políticos y
concilios regionales y ecuménicos se impusieron a económicos concretos.
los provinciales, y los obispos crearon un sistema S. Montero aporta Constantino y los ríos del Imperio:
económico paralelo al imperial (tesis de Mazzarino), tradición e innovación. Constantino dejó de acuñar

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en las monedas imágenes de las divinidades fluviales. a los que existían a su llegada, silenciar el nombre de
Ello contrasta con las representaciones de Maximino sus oponentes (Majencio fue “el tirano”), contar con
Daya (Orontes, Nilo) o de Hannibaliano (Éufrates). un ejército fiel a su persona y un antecesor ilustre.
Eusebio añade que disolvió el colegio de sacerdotes Pese a que la República y Diocleciano coincidían en
eunucos consagrados al culto del Nilo y encargados de desterrar el concepto dinástico, ambos lo recuperaron,
la medición anual de la crecida. Montero demuestra heredaron ejércitos prestados, explotaron el prestigio
que no se rompe con la tradición pagana, recogida como generales garantes de la paz, y justificaron sus
en los panegiristas, quienes presentan al Saona y al triunfos por la predilección divina. El primero cons-
Ródano como obstáculos en la marcha contra Maxi- truyó una Roma de mármol, el segundo una nueva
miano (309). Levantar un puente siempre reunió un ciudad que llevaba su nombre, lo que lo acercaba a
halo sacrílego, el del Rin, entre Colonia y Deuz (310), Alejandro, embelleciéndola con el expolio de presti-
se justificó por el sometimiento de los enemigos. El giosos lugares. En definitiva, las uirtutes de Augusto
Adigio (312) sirvió para comparar al emperador con fueron dotadas de nuevos valores semánticos: de la
un torbellino. El Tíber (312) constituye la relación más pax deorum se pasó a la nueva pax dei.
importante del emperador, pues Majencio construyó El especialista T. D. Barnes, en Constantine and the
un puente de barcas que cedió —o fue saboteado— Imperial Succession, repara en las fechas de enlaces y
en su retirada, pero según la fuente de turno fueron en datos de la Origo Constantini imperatoris (siglo vi)
el río o el propio puente los agentes divinos, que para sostener que Constantino diseñó dos planes
Eusebio compara con la bíblica narración del faraón de sucesión. El sistema tetrárquico rompía con la
y su ejército tragados por el Mar Rojo. El Rin vuelve herencia, pero lo hacía de forma relativa, pues Cons-
a ser objetivo de atención en la campaña contra los tancio y Galerio probablemente casaron con hijas de
germanos (313) y el Danubio por el enfrentamiento Maximiano y Diocleciano. De los cuatro emperadores
con sármatas y godos (328), emulando a Trajano con solo dos tuvieron descendientes varones: Constantino
un puente de piedra en Sucidaua (Corabia, Rumanía). (n. 273) y Majencio (n. ca. 282). El modelo sirvió a
J. Andrés Pérez muestra, en Constantino y la ae- un proyecto temprano (315) de Constantino, cuan-
ternitas Romae, como la eternidad de la ciudad fue do era responsable de Occidente y parecía que su
un concepto unido a la ideología imperial vigente en segunda y todavía joven esposa, Fausta, no le daría
el programa de reafirmación patriótica que Majencio ningún hijo. En ese momento propuso designar a su
utilizó contra Severo y Galerio. La victoria de Cons- hijo Crispo (n. ca. 295) Caesar de su colega Licinio
tantino debió ser para Roma un hecho inesperado; en Oriente, aceptando a cambio su cuñado Basiano
la política del nuevo emperador podía sacar provecho como Caesar en Occidente, proyecto que abandonó
de una idea de eternidad presente en ambas partes. cuando descubrió que Fausta estaba embarazada,
La Vrbs pasó a experimentar una compleja retórica hecho que provocó una guerra con Licinio (otoño de
de admiración e imitatio trasladada a Constantinopla. 316). Mucho después, con motivo de sus tricennalia
El autor demuestra que ni Majencio fue forzosamente (335-336), trazó un segundo plan concertando una
impopular entre la ciudadanía romana, ni Constanti- serie de matrimonios para restablecer un colegio
no desatendió las “reliquias” paganas. La prueba es de cuatro emperadores, con sus hijos Constantino
que llevó a la nueva capital el Palladium, estatua de (Augustus) y Constante (Caesar), en Occidente, y su
Palas Atenea supuestamente traída desde Troya hasta hijo Constancio (Augustus) y su sobrino Dalmacio
Roma por Eneas. (Caesar), en Oriente. Esta propuesta no prosperó al
S. Benoist, en La statio principis de l’empereur morir Constantino.
Constantin: figure augustéenne ou prince révolutionnai- D. Gorostidi, O. Olesti y R. Andreu, en La fun-
re?, aporta otro estudio con interrogante, ahora sobre ción propagandística de la epigrafía bajo Constantino:
la definición del oficio de emperador. En la primera el caso de los miliarios catalanes, inquieren sobre la
parte se revisa como es tratado Constantino en la propaganda política, primero con los formularios
ambigua Historia Augusta; también en los panegíricos. seguidos en Emerita y Tarraco, donde se observan los
En la segunda parte se evidencia la metamorfosis en tres ejes constantinianos: diligencia con los ciudada-
la titulatura imperial a través del análisis de 14 ins- nos (amplificator totius orbis Romani), bondad con
cripciones seleccionadas. En el epílogo se recapitulan el género humano (en especial: bono generi humani
los nombres del príncipe y de sus hijos, la filiación natus) y victoria sobre los enemigos (trimphator
dinástica y el entronque con Augusto. Los usos pa- omnium gentium). A continuación, se valoran los
ganos, como el diuus Constantinus, los poderes y los miliarios documentados en Cataluña, desarrollando la
títulos evidencian continuidad, también las fórmulas tesis (Olesti 2009) de una política viaria en el noreste
de acción e identidad. Como respuesta a la pregunta peninsular, que tendría como base la fortificación de
inicial, vemos a un emperador romano, dimensión Sant Cugat del Vallès, los miliarios hallados a su alre-
ocultada por relatores como Eutropio o Eusebio. dedor —la presencia de miliarios del joven Licinio II
En la misma línea se encuentra el trabajo de E. es relacionada con la presencia del primer comes
Galindo: Augusto, un modelo para Constantino. En documentado en Hispania—, la fortificación de Bar-
relación con el emperador al que se dijo felicior cino y Sant Julià de Ramis (Girona), las defensas en
Augusto, melior Traiano (Eutr. Breu. Hist. Rom., 8, Coll de Panisars, los Claustra Pyrenaei que menciona
5, 3), se comparan las Res gestae con la Vita Cons- Orosio, el Castrum Helenae (Elna, Rosellón) y los 27
tantini. Ambos monarcas tuvieron muchas cosas en miliarios de la Narbonense de Constantino siendo
común: justificar su ascenso al poder, amplio uso de todavía Caesar. ¿La finalidad? Se señala la vinculación
la propaganda, dejar sistemas de gobierno diferentes del territorio con la annona militaris.

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Los “aspectos legislativos” son reunidos en la sexta entrega a la Iglesia a cambio de una compensación
parte del volumen. Comienza M. V. Escribano con El económica, en la práctica una expropiación. Otra ley
edicto de Constantino contra los heréticos: la desvia- castigaba con la hoguera a los judíos que ejercieran
ción religiosa como categoría legal. El edicto de 326, violencia física contra los conversos al cristianismo,
contenido en Eusebio, fue la primera norma imperial pues su tradición preveía la lapidación de los após-
que definió la herejía y la incorporó a las categorías tatas. Dicha ley solo protegía a los judíos conversos
legales romanas. El documentado estudio sitúa esa a la fe nicena.
disposición en su contexto histórico y permite proyec- Contrapunto del trabajo anterior es el de C. Lillo, El
tarla en la legislación posterior. La ley, redactada en comes José, paradigma del judío en época constantiniana.
forma de edicto a los gobernadores y de epístola a Mientras los cristianos pudieron elevar su doctrina
los heréticos, contiene inspiración cristiana, tal vez al rango de ley civil, se iniciaba una existencia cada
de Lactancio, pero su forma sigue la tradición legal vez más deteriorada para paganos, judíos y grupos
romana, como el rescriptum de Diocleciano contra considerados heréticos. La biografía de José de Tibe-
los maniqueos (302). La autora muestra que la ley riades, recogida por Epifanio de Salamina, muestra
tuvo escaso éxito, pues la norma contra los heréticos las posibilidades sociales de un judío converso, que
de Teodosio II (435) menciona como activos a casi alcanza los más altos puestos de la administración
todos los grupos que Constantino había combatido; estatal. José (ca. 290-361) era encargado de recaudar
la verdadera importancia fue la futura definición entre las comunidades judías en Cilicia, lo que no
criminal y la exclusión social del hereje, con la con- le haría muy popular; menos todavía su conversión
secuente construcción de su imagen abominable, la cristiana, acompañada de agresiones en su comuni-
voluntad de intervención imperial, la autoridad del dad, de las que fue salvado por el obispo. José llega
obispo para distinguir entre ortodoxos y heréticos a la corte de Constantino, quien oye su historia, y lo
y la previsión del arrepentimiento para salvarse del premia elevándolo a comes y diciéndole que le dará
castigo. En suma, una norma agresiva, como habían lo que le pida. Nuestro converso solicita permiso para
sido las disposiciones tetrárquicas; pero Constantino construir iglesias cristianas en zonas judías donde
instaba a los cristianos a no forzar todavía la con- no había griegos, samaritanos o cristianos, pues los
versión de los paganos. judeocristianos ya no contaban. Las construyó con
Relacionado con lo anterior, E. Moreno, en Procesos dinero imperial, en definitiva era el comisionado de
de causas de magia durante el principado de Constan- un emperador que, pese a sus ambigüedades, se ro-
tino: los casos de Sópatro de Apamea y Atanasio de deaba de cristianos y cristianizaba el Estado romano.
Alejandría, repasa las dos acusaciones sobre magia J. A. Jiménez estudia El emperador Constantino
que se conocen durante el reinado de Constantino. y los espectáculos del anfiteatro. A fin de ensalzar
En ambas está presente la tradición no cristiana, al emperador, Eusebio afirma que Constantino abo-
pues una ley de 318 destinada a los medios rurales lió los combates de gladiadores. Como ya indicara
de Italia permitía algunos usos llamados remedia, Wiedermann (1992), se demuestra que el de Cesarea
curadores de enfermedades o salvadores de cosechas. malinterpretó el rescripto de Beirut (325) dirigido al
Sin embargo, los casos se desarrollaron en Oriente: uicarius de Oriente, ordenándole que, ante la falta
el del filósofo sirio Sópatro, un influyente cortesano de mano de obra en las minas, se permutasen las
condenado a muerte sin juicio entre 330 y 335, en condenas ad ludum por ad metalla, penas similares,
una clara limpieza política que partía del propio no necesariamente mortales, pero con elevado riesgo.
emperador; y el de Atanasio, obispo de Alejandría, La documentación anfiteatral muestra la vigencia de
a instancias de los melecianos, que le acusaron del los juegos: Constantino arrojó germanos a las fieras en
supuesto asesinato maléfico del presbítero Arsenio, Tréveris, ofreció juegos gladiatorios tras su entrada
sin llegar a juicio al descubrirse este con vida. Las en Roma y, como otros emperadores, legisló sobre
dos causas se instruyeron de forma arbitraria para esa actividad, incluso en fechas tardías (333-335).
acabar con competidores políticos o doctrinales. Y en Oriente, pese a la recomendación, se organizaron
Los investigadores se han dividido ante la acti- munera gladiatoria en Antioquía en 328.
tud de Constantino hacia los judíos, pues, si bien M. Marcos, en Echoes of the Great Persecution:
se garantizó su protección jurídica en la tradición Punishments in Constantine’s Legislation, indaga si
romana, algunas medidas recortaron sus derechos. lo que vio Constantino durante las persecuciones de
R. González, con Entre la permisividad y el desprecio: Diocleciano inspiró los brutales castigos contemplados
los judíos en la legislación de Constantino, se decanta en su legislación. Aunque Eusebio atribuya a Licinio
por los autores que recalcan como el giro del empe- barbaridades, solo Eutropio se percató de la severidad
rador significó un perjuicio; en especial sigue a De de las leyes constantinianas. La pena de muerte se
Bonfils. Los ejemplos aludidos: aunque los sacerdotes amplió a 25 nuevos supuestos. Las torturas se agra-
judíos podían beneficiarse de exenciones personales y varon, aunque no eran nuevas, como tampoco lo era
civiles (munera curialia), como los sacerdotes cristianos no distinguir en su aplicación honestiores de humili-
o paganos, se limitaron al patriarca en Tiberiades y ores. Seis constituciones establecían la crematio por
a los miembros del Sanedrín, sin alcanzar a la diás- diversos crímenes, el patibulum (crucifixión) seguía
pora. La ley no prohibía a los judíos poseer esclavos vigente, así como la datio ad bestias. Con el culleus
paganos o cristianos, pero sí su circuncisión, lo que (introducir el reo en un saco con animales y arrojar-
equivalía a dejar a los amos en precario. Eusebio lo al mar o a un río) se recuperó una arcaica pena
menciona una ley que condenaba la simple posesión aplicada a parricidas en desuso durante el Imperio.
de un esclavo cristiano por un judío, decretándose su Puede servir de ejemplo de crueldad el vertido de

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plomo fundido en la boca de la nodriza cómplice de treinta y un años de reinado de un Constantino que
secuestro. De esta forma, las amputationes entraron se reinventó a sí mismo muchas veces, son los dieci-
con fuerza en el código legal romano tardío. Otra siete siglos de mito y estudio del “postconstantino” los
huella: la consideración de la herejía como delito, los que han creado infinidad de imágenes contrapuestas.
métodos en su búsqueda, el lenguaje condenatorio y En especial, el largo episcopado de Atanasio de Ale-
el castigo por el fuego se inspiran en la persecución jandría (328-373), interesado en hacer una apología
contra los maniqueos de Diocleciano (297-302) y en de sí mismo, lanzó comparativas de Constantino y
las acciones seguidas por Galerio y Maximino Daya. Constancio II según el momento, incluso con el error
En resumen, se buscaba aterrorizar a los súbditos, flagrante de situar al segundo en el Sínodo de Tiro
que a buen seguro tenían referentes recientes. (335). Fue Atanasio quien asoció a Constantino con
No se conserva ninguna ley que nos diga cuándo la ortodoxia nicena frente a un hijo arriano, por
se abolió la crucifixión, aunque con el ascenso del ello el emperador arrianizante en sus últimos años
cristianismo ya no procedía. A. Di Berardino, en Cro- de vida fue silenciado y convertido en un adalid de
cifissione abolita da Costantino, realiza un largo repaso la ortodoxia, base de la leyenda medieval mantenida
que intenta responder a esa pregunta. Se remonta por las iglesias posteriores (católica y reformada).
a Pablo de Tarso, que inicia la primera reflexión La literatura iniciada por Lactancio de contraponer
teológica sobre la cruz, y prosigue con numerosos emperadores buenos (cristianos) y malos (paganos)
datos hasta finales del siglo iv. La consideración de derivó en una nueva consideración de buenos (nice-
la cruz como símbolo positivo llevó a la palabra nos) y malos (arrianos y eusebianos). Si nos fijamos
signum como su representación gráfica, mientras en Constancio II, Hilario de Poitiers recibió mejor
que staurός retenía el significado de patibulum. El a Juliano, pese a ser pagano; Lucifer de Cagliari lo
autor sostiene que el término crux en fecha avanzada calificó de anticristo y Optato de Milevi ignoró su
no se refería ya a la crucifixión sino a la horca; no reinado. Teja considera (contra Maraval) que sí eran
obstante, Fírmico Materno, en 330, todavía habla de arrianos Constantino y Eusebio de Nicomedia, por lo
la pervivencia de la crucifixión. Debemos esperar a que, pese a las duras críticas, Lucifer de Cagliari era
los escritos del pagano Aurelio Víctor (ca. 361) que coherente. Ya Martin (1974) indicó el giro de Atanasio
atribuyen a Constantino la abolición, aunque puede en 357, que recreó a un Constantino favorable a su
que se refiera solo a la prohibición del crurifragium persona frente a un abominable Constancio II. Osio
(rotura de las piernas del reo). Por consiguiente, el de Córdoba trasladó las comparaciones a los herma-
tema sigue abierto. nos Constante y Constancio II. Y Cirilo de Jerusalén
Finalmente, la séptima parte lleva por título: trató de atraer la atención imperial con el aviso de la
“Fortleben”, la pervivencia del recuerdo constanti- aparición de una cruz luminosa sobre el Gólgota. Se
niano. Comienza L. Pietri con Pour une relecture de muestran las sutilezas de la retórica de los escritores
la Vita Constantini d’Eusèbe de Césarée: Constantin, cristianos: si Gregorio de Nacianzo, obispo capadocio,
nouveau Moïse o nouveau Paul? Se demuestra que ensalzó un Constancio II contrapuesto a Juliano el
Constantino estuvo lejos de presentarse como un Apóstata y lo situó sentado a la diestra de Dios, no
nuevo Moisés, al que solo citó en una ocasión, pues extraña que, en Occidente, Ambrosio de Milán hiciese
carecía de formación en las Escrituras; esa fue una lo mismo con Constantino.
construcción literaria del de Cesarea, que paralelizó a M. Di Marco, con L’immagine di Costantino in
su gusto los detalles: ambos habrían vivido de jóvenes alcuni autori latini sul finire dell’Antichità cristiana,
en la corte de un tirano (el faraón y Diocleciano); se repasa algunas diferencias que llevaron a crear las
convirtieron en dirigentes en episodios donde habrían imágenes de Constantino en la patrística, desde el
perecido ahogados sus rivales (Mar Rojo y Tíber); y Edicto de Tesalónica (380) hasta el fallecimiento de
una inspiración divina les habría advertido de com- Beda el Venerable (735). Comienza con Jerónimo
plots familiares (Aaron y Licinio). En sus cartas y (post. 380), quien, al realizar una traducción latina
alocuciones a Oriente, Constantino se presentó desde de Eusebio, cambió numerosos detalles de largo
324 como “servidor de Dios”, apelación empleada recorrido, como es sabido, en especial el bautismo
también con los obispos, responsables internos, y arriano del emperador. Rufino de Aquileya (ca. 402-
utilizada en la pretensión de asumir la representación 403), otro traductor latino de Eusebio, que escribe
externa de la Iglesia. Frente a la reciente posición de mientras Alarico saquea Italia del Norte y el obispo
Staats (2008), que sostiene que las sentencias pau- Cromacio demanda obras que eleven la moral mediante
linas influyeron en las constituciones imperiales, se el conocimiento del pasado, recrea un Constantino
evidencia que solo en una ocasión el emperador citó a que, aunque obtiene el Imperio con la fuerza de las
Pablo. Pero aquí sí había coincidencias aprovechables: armas, lo recibe como recompensa divina por su su-
ambos reciben una revelación tardía, en un viaje, a misión a Dios; también ensalza a Elena, la madre del
pleno día, acompañada de señales luminosas, abra- emperador, en su rol de localizadora en Jerusalén de
zan la nueva fe con similar certitud, sin meditación la cruz de Cristo. Sulpicio Severo (ca. 403-404) pinta
y se convierten en servidores de Dios, por tanto el un Constantino sin sombras, con un destacado papel
complejo funerario proyectado por Constantino debe en Nicea, y comparte con Rufino el rol de Elena. Sin
interpretarse en clave de convertirse en un apóstol embargo, Agustín (ca. 415) no sigue la idea de svolta
vocacional. Como Pablo. constantiniana (ver el siguiente trabajo de Villegas),
R. Teja, en Constantino frente a Constancio II: la pues busca desacralizar el poder imperial y guarda
deformación de la memoria histórica en el debate en- silencio sobre la madre. El galaico Orosio (417-418),
tre “arrianos” y “nicenos”, nos dice que más que los compilador de calamidades de gran éxito en el Me-

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dioevo, retoma el carácter de concubina aplicado a silenció la confiscación de bienes de templos y la


Elena, ya presente en Jerónimo, desplaza el título masacre de familiares; el mérito que se atribuía a
de primer emperador cristiano a Filipo el Árabe, Constantino era haber impuesto la paz en la Iglesia.
reúne la larga lista de víctimas que fue dejando en Su contemporáneo Sozomeno comparó el triángulo
su camino (menos Fausta) y narra Puente Milvio y su Constantino, Fausta y Crispo con la tragedia de Eu-
intervención en Nicea de forma lapidaria, a la vez rípides y con el tema bíblico de José y la mujer de
que silencia los temas donatista y arriano. Casiodoro Putifar, tal vez por la impresión del desenlace en la
se interesó por Constantino en dos ocasiones; en 519 relación entre Teodosio II, Eudocia y Paulino, acon-
deja en buen lugar al emperador desde su visión tecida en 440. Finalmente, Teodoreto de Ciro pintó
de aristócrata romano, treinta años después, realiza un Constantino campeón de la ortodoxia.
una Historia eclesiástica donde calumnia a Sópatro, Muchos ven una imagen negativa de Constantino en
el filósofo pagano que se dice negó la absolución a Juan de Lido; en contra Constantino como modelo en
Constantino por la muerte de su hijo Crispo, pues el De magistratibus populi Romani de Juan de Lido, de
sabía que el paganismo también tenía medios de M. Vallejo. Ya que Juan no podía criticar directamente
perdón, lo que le sirve para construir un rey niceno a los emperadores de su tiempo (Anastasio, Justino I
al que junta con la leyenda del bautismo romano. y Justiniano I), destacó a Constantino en lo favorable
Acaba en el Actus Sylvestri, un relato hagiográfico para evidenciar las carencias de esos gobernantes.
de fines del siglo v que reconstruye la vida del papa Pese a haber fundado la capital de Oriente, Anasta-
Silvestre, al que se atribuía el milagro de la curación sio mandó fundir las estatuas de bronce que había
de la lepra del emperador, el cual, agradecido, ayu- erigido; Justiniano le echaba en cara haber perdido
daba la Iglesia y recibía un bautismo romano. Esta Escitia y Mesia, debilitando la frontera norte y, pese
obra será seguida por Gregorio de Tours, Adelmo y a que en su coronación Justino I fue aclamado como
Beda, pero no por Isidoro de Sevilla, que continuó un nuevo Constantino, la documentación oficial hizo
recogiendo el bautismo nicomediense. caso omiso. Se recuerda que en tiempos de Atanasio
Prosigue con Agustín el trabajo de R. Villegas Maior escribe Zósimo, la peor opinión sobre Constantino,
temptatio: Constantino y el imperator christianus en y que otros autores lo silencian. Juan de Lido, que
la reflexión histórico-teológica de Agustín de Hipona. escribe en 554-559, coincide en las críticas de iniciar
Agustín, como otros autores de principios del siglo v, la corrupción administrativa, aumentar los impuestos
recuerda los gestos de la dinastía teodosiana, lo que y debilitar la frontera del Danubio, pero destaca que
le lleva a rechazar una svolta constantiniana. Según supo atraer a funcionarios eficientes, como Paladio;
él, los problemas de la Iglesia solo habían mudado también que reorganizó las estratégicas provincias de
desde los emperadores perseguidores a los herejes, Oriente y lo define como letrado y versado en armas.
especialmente a los para él próximos donatistas; un P. Maymó, en El tόpoς constantiniano y el aposto-
plan de Dios contra el que nada podía hacer un em- lado monárquico en Gregorio Magno, recuerda que a
perador. De esta forma, el discurso del de Hipona se mediados del siglo v el concilio de Calcedonia aclamó
sitúa en las antípodas de la exaltación eusebiana, en al emperador Marciano como nouus Constantinus, y
un tiempo en el que la Iglesia, ya consolidada, resta que a finales del siglo vi el tópico que lo presentaba
importancia a la conversión de un emperador o a la como príncipe cristianísimo ya se había consolidado.
represión estatal de cultos paganos, a la vez que justi- Era el momento de aplicarlo a reyes germánicos, así
fica el declive romano como un cumplimiento profético lo hicieron Gregorio de Tours, con el franco Clodo-
de las Escrituras. Sin embargo, para contrarrestar veo, y Juan de Bíclaro, con el visigodo Recaredo.
al donatista Petiliano, obispo de Cirta, quien utiliza Gregorio Magno, pontífice en 590-604, supo combinar
argumentos lactancianos en su defensa señalando la Romanitas y Christianitas: súbdito del emperador de
muerte de algunos apostólicos, en De ciu. dei 5, 25 se Oriente, trató con reyes germánicos de Occidente,
ve obligado a presentar a un Constantino sin claros- de ahí su interés por el Constantino de Eusebio. En
curos en su intervención frente al donatista Ceciliano. la Ep. II, 37, enviada en 601 a Etelberto, rey sajón
R. Franchi realiza, en La politica religiosa di Cos- de Kent, realiza esa comparación, alegrándose de que
tantino negli storici ecclesiastici: tra elogio e distacco, sea el primer rey inglés convertido al cristianismo.
otro estudio sobre la imagen de Constantino según En otra carta dirigida a su esposa, la merovingia
los intereses de los escritores. El clásico libro de Berta, ya católica, la compara con la virtuosa Elena.
Burckhardt (1853) presentaba un Constantino ateo Se muestra precursor de la realeza de derecho divino
y oportunista, que se servía del cristianismo para y del papel crucial, e irreversible para Occidente, de
gobernar y obtenía en Eusebio un sumiso que hacía los reyes germánicos, que culminará con Carlomagno.
de “teólogo de la corte”; más recientemente, Peterson Gregorio añadió el nouus Constantinus al margen de
(1983) considera que la fe trinitaria hacía imposible un todo servilismo político o nacional.
poder totalitario en el plano religioso, por ello Euse- Cierra el libro J. A. Molina con Concepciones
bio habría dado dimensión teológica a la monarquía universalistas en torno a la imagen de Constantino
divina y al Imperio romano como modelo político, el Grande frente a Persia. Tras una reflexión sobre el
concepción en crisis en el Occidente de Ambrosio recuerdo político de Constantino en Catalina de Ru-
de Milán y en el Oriente de Juan Crisóstomo; pero, sia, se repara en cómo los historiadores eclesiásticos
siguiendo a Farina (1966) Eusebio habría creado la tendieron a presentar un Constantino universal en
teología política. Para justificar esa monarquía, el la carta que envió a Sapor II, escrito recogido por
de Cesarea habría sido evasivo en ciertas cuestiones. Eusebio y Sozomeno. En teoría hacía profesión de
A mediados del siglo v, Sócrates de Constantinopla fe y mostraba su intención de defender a los cristia-

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nos allá donde estos se hallasen; incluso se cuenta Olesti, O. (2009). Transformaciones en el paisaje del
también la rara conversión del rey de los iberos Alto al Bajo Imperio: Rufinus Octauianus y el Noreste
(Georgia) con el que Constantino habría entrado en Hispánico a principios del s. iv d.C. En: B. Antela-
contacto. Pese a que se hable de dificultades por Bernárdez, T. Ñaco del Hoyo (eds.). Transforming
los cristianos en Persia, y en el caso particular de Historical Landscapes in the Ancient Empires. BAR
Simón, obispo de Seleucia y Ctesifonte, por negarse International Series, 1.986. Oxford: 213-224.
a realizar la ante el rey y el sol, no
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