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Patente de rodados y autonomía

GONZALO RAMÍREZ

Opacado por la atención que ha generado la inconstitucionalidad del IRPF a las jubilaciones y pensiones,
ha quedado el tema de la patente de rodados que tiene singular trascendencia.

Es indiscutible la importancia política del tema porque es un pilar de nuestro sistema de gobierno; la
descentralización regional del poder en 19 gobiernos departamentales que gozan entre otras cosas, de
cierta autonomía tributaria.

Lamentablemente, los gobiernos departamentales no han logrado resolver sus diferencias sobre el
alcance de la patente de rodados, ya sea mediante un acuerdo en el ámbito del Congreso de Intendentes
o mediante acciones judiciales recíprocas que lleven civilizadamente la disputa entre los municipios, al
ámbito que corresponde.

Es a nuestro juicio el Poder Judicial el que debe dirimir las diferencias existentes entre los gobiernos
departamentales evitando así que el legislador nacional en ejercicio de la competencia que le atribuye el
artículo 85 numeral 20 de la Constitución, sancione una ley que ponga fin a la disputa.

La autonomía política del los gobiernos departamentales es una mera ilusión si no va acompañada de la
autonomía financiera y, por esa razón, los gobernantes departamentales deberían estar mucho más
preocupados porque el Poder Legislativo pueda sancionar una ley que regule la estructura tributaria de la
patente de rodados, que por las pérdidas económicas que sufren a causa de la viveza criolla de algún
departamento que invade la fuente de recursos tributarios de otros departamentos.

El artículo 297 de la Constitución comienza diciendo: "Serán fuente de recursos de los gobiernos
departamentales, decretados y administrados por estos", incluyendo en el numeral 6º los impuestos a los
vehículos de transporte.

El uso del giro "decretados y administrados por estos" no deja lugar a dudas respecto a que la autonomía
no consiste solamente en administrar los recursos en forma independiente del gobierno central sino,
también, en legislar para estructurar los tributos departamentales conforme a su exclusivo criterio,
respetando como único límite a la Constitución.

Desde que escuchamos a la senadora Lucía Topolansky anunciar la presentación de un proyecto de ley
sobre la patente de rodados, hemos estado pensando en cómo puede el legislador nacional interpretar
racionalmente el artículo 297 numeral 6º de la Constitución sin lesionar la autonomía de los gobiernos
departamentales.

¿Puede establecer la ley que el domicilio del propietario del vehículo es el criterio constitucional adecuado
de atribución de la potestad tributaria en materia de patente de rodados? ¿Puede declarar que es
constitucional cobrar una "tasa de circulación" a los vehículos empadronados en otros departamentos?
¿Puede establecer que ningún departamento podrá aforar los vehículos por debajo de su valor venal?
¿Puede prohibir que se otorguen bonificaciones por pagos contado para eliminar la competencia desleal
entre los distintos departamentos?

A primera vista, da la sensación que en cualquiera de las hipótesis antes referidas, se estaría lesionando
la autonomía tributaria de los gobiernos departamentales, no obstante lo cual, habría que esperar a
conocer el anunciado proyecto para analizarlo en detalle.

Según informara el diario El País en su edición del martes 25 de marzo, el proyecto de Lucía Topolansky
establece sanciones que pueden llegar al embargo del vehículo para los propietarios que no matriculen
los autos en sus departamento de origen, controles informáticos de residencia del propietario del auto, así
como valores de patente fijadas por el Poder Ejecutivo y cobrados por las intendencias.

Si el contenido del proyecto se concreta en delegar en el Poder Ejecutivo la fijación del valor de la patente
de rodados, no cabe duda que es inconstitucional, ya que la fijación de la base de cálculo como de las
alícuotas, corresponde en exclusividad al titular de la potestad tributaria en la materia, en este caso a los
gobiernos departamentales.
A su vez, en la citada edición de El País, se anunció que el Partido Independiente propone una reforma
constitucional para solucionar el diferendo en forma definitiva. Por supuesto que es el mecanismo que
mayores garantías y certeza jurídica le puede otorgar a los contribuyentes, pero el trámite no es el más
ágil.

Como dijimos al comienzo de este artículo, es el Poder Judicial el que naturalmente debe dirimir esta
contienda de competencia y para ello nuestra Constitución recoge en una norma concreta la solución.

En efecto, el artículo 313 dice: "El Tribunal entenderá, además, en las contiendas de competencia
fundadas en la legislación y en las diferencias que se susciten entre el Poder Ejecutivo, los gobiernos
departamentales, los entes autónomos y los servicios descentralizados, y, también, en las contiendas o
diferencias entre uno y otro de estos órganos. También entenderá en las contiendas o diferencias que se
produzcan entre los miembros de las juntas departamentales, directorios o consejos de los entes
autónomos o servicios descentralizados, siempre que no hayan podido ser resueltas por el procedimiento
normal de la formación de la voluntad del órgano.

De toda contienda fundada en la Constitución entenderá la Suprema Corte de Justicia".

El inciso final del artículo 313 está indicando el camino correcto para solucionar la contienda de
competencia tributaria entre los gobiernos departamentales y quizás sea la forma más eficiente de
solucionar un problema, que perjudica a los contribuyentes y afecta la credibilidad de las intendencias,
cuya autonomía debe ser conservada.

LA TASA DE CIRCULACIÓN DE MONTEVIDEO. El gobierno departamental de Montevideo, sancionó en


la Modificación Presupuestal del año 2008 -Decreto Nº 32.265- una tasa de circulación.

Según establece el artículo 33 del decreto mencionado bajo el título "Circulación de vehículos
empadronados en otros departamentos: La circulación en forma habitual de vehículos empadronados en
otros departamentos, estará gravada con un monto igual a la diferencia entre el monto de la patente de
rodados del departamento de origen y la que corresponda abonar en este departamento".

Esta solución legislativa incurre en varios errores técnicos que seguramente le valdrán la declaración de
inconstitucionalidad. Vale la pena recordar, que el 17 de enero del 2008 más de un tercio del total de los
ediles de la Junta Departamental de Montevideo, presentaron -amparándose en el artículo 303 de la
Constitución- ante la Cámara de Representantes, un recurso de apelación contra esta norma, por
considerar que la misma es contraria a la constitución.

Según establece la norma constitucional citada, si transcurridos sesenta días después de recibidos los
antecedentes por la Cámara de Representantes, esta no resolviera la apelación, el recurso se tendrá por
no interpuesto.

Por lo tanto, si las cuentas no nos fallan este particular recurso de apelación habría quedado sin efecto, lo
que no impide que cualquier contribuyente pueda impugnar su constitucionalidad por vía de acción o
excepción una vez que el gobierno departamental de Montevideo se decida a aplicarla.

Con relación al contenido de la norma, se advierte inmediatamente que no se trata de una tasa como se
la llama comúnmente; es indiscutiblemente un impuesto de la misma naturaleza que la patente de
rodados.

Este impuesto, tiene la misma base de cálculo que la patente de rodados, nada más que se permite
descontar del impuesto a pagar, la suma que el contribuyente abone en el departamento donde está
empadronado el vehículo.

Se incurre, sin duda, en una superposición impositiva sobre una misma fuente de recursos, aun cuando la
IMM cobre únicamente la diferencia existente entre ambas patentes.

Esta superposición impositiva es inconstitucional. En este sentido, la interpretación racional del articulo
297 de la Constitución y a su vez en armonía con el art. 298 numeral 1º de la Carta , descarta -salvo los
casos previstos expresamente- que se produzca una superposición impositiva sobre una misma fuente de
recursos.
En el caso concreto, la patente de rodados es un impuesto singular que recae sobre la riqueza que
representa el ser titular de un vehículo de transporte y por lo tanto, ese patrimonio o capital mobiliario no
puede ser gravado dos veces.

Es cierto que el hecho generador del tributo se verifica por la circulación del vehículo en un determinado
departamento, pero ello va indisolublemente atado a la riqueza patrimonial que representa el bien mueble
para su propietario.

De ahí, que el impuesto se impute a su propietario, partiendo del supuesto que es él quien verifica el
hecho generador circulando con el vehículo por el territorio del departamento.

No obstante, las dificultades que surgen a la hora de determinar el criterio de atribución de la potestad
tributaria entre los distintos departamentos, no puede servir de excusa, bajo ningún concepto, para gravar
dos veces la misma fuente de riqueza.

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