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Símbolos de la irrealidad
Ana María Barrenecha tiene en consideración dos símbolos de la irrealidad
en la prosa borgesiana, por un lado, los espejos y, por otro, los sueños;
particularmente, en este cuento aparecen ambos. La temática del espejo se
encarna en la idea del doble específicamente. En la idea del espejo subyace
otra de índole “gnóstica de que el universo es una copia invertida del orden
celeste, […] la deformación monstruosa 2”. Rescatando esta idea y teniendo en
consideración la reacción del personaje Borges acerca de su álter ego que está
en Ginebra, es posible percibir su mirada como la mirada hacia un doble, hacia
aquello deformado de sí mismo. Sin duda, Borges no logra verse a su yo
sexagenario en ese Borges veinteañero. Entonces, este personaje del doble
adquiere características atenuadamente siniestras, pues es aquello familiar
(aquello que Borges fue en su momento) pero que se tornó extraño: le cuesta
reconocerse a sí mismo en ideas que ya no comparte:
1
Jorge Luis BORGES, “El Otro”, Cuentos Completos, Buenos Aires, Sudamericana, 2012, pág. 356.
2
Ana María BARRENECHEA, La expresión de la irrealidad en la obra de Borges, Buenos Aires, Paidós
[s.d], pág 175.
2
3
Jorge Luis BORGES, Op. cit. pág. 356.
4
Ibídem, pág. 359.
3
Recursos borgesianos
- Uso de adjetivos antepuestos: “largos trozos de hielo”; “alto edificio” ;“pobre
muchacho” y “brusca idea”.
- Expresiones parentéticas: “Sentí de golpe la impresión (que según los
psicólogos corresponde a los estados de fatiga)”. “(nunca he sido muy
entonado”. En el primer caso, la expresión parentética tiene por función la de
cuestionar y, en el segundo, su intención es dirigirse al lector.
- Verbos insólitos: “El agua gris acarreaba largos trozos de hielo”. “Se me ha
desdibujado”.
Bibliografía:
Fuentes Primeras
Fuentes segundas