Professional Documents
Culture Documents
ANTOGNAZZA, E. Jorge.
Los místicos nos dicen que venimos a este mundo a cumplir una misión.
También nos informan que "elegimos" desde la otra vida a nuestros padres
para aprender con ellos lo que nos falta para completar nuestro aprendizaje en
esta vida. ¡Vaya a saber dónde está la verdad! De cualquier manera, la
experiencias vitales nos han dado suficiente información sobre nosotros
mismos para poder intuir o deducir el para qué estamos aquí: Por un lado,
estamos aquí para hacer esto en este mismo momento en que lo estamos
haciendo; por otro lado, hay una tarea de mayor envergadura que tendríamos
que cumplir. Si no estamos conscientes de esto, todo nuestro hacer va a estar
signado por el fastidio, la intolerancia, el malhumor, el desgano, la ausencia de
motivación porque consideramos que deberíamos estar en otra parte haciendo
otra cosa.
Por eso, la vida no tiene UN sentido. El sentido está dado por la información
que recibimos de nuestra emociones cuando estamos haciendo determinada
tarea en el aquí y ahora. Por ejemplo, el sentido de mi vida en este momento
es escribir lo que estoy escribiendo, sintiendo placer. Aquí y ahora, no tengo
otro sentido. Si luego me detengo para ir a almorzar con mi esposa, en el
momento en que lo esté haciendo, el sentido de mi vida estará dado por estar
comiendo con mi esposa, conectado con la experiencia del momento, que,
seguramente, será de alegría. Si se descompone mi auto en la calle, el sentido
de mi vida estará dado por las acciones que realice para resolver el problema
aceptando que mi emoción será de fastidio.
Deducimos de esto que el sentido de la vida es, en parte, parcial y debe estar
relacionado con mi momento presente. Haga este ejercicio: describa en tiempo
presente las acciones que está realizando para ejecutar determinada tarea y
dígase: "En este momento, el sentido de mi vida está en esto que estoy
haciendo"
De todo lo anterior, podemos decir que existen dos parámetros para conocer el
sentido de nuestras vidas: uno, es el sentido de vida global, dado por la
continuidad de una tarea a través del tiempo; el otro sentido, más a nuestro
alcance, está dado por la sucesión de tareas que realizamos diariamente y que
necesitan de nuestro compromiso, sean ellas agradables o fastidiosas. Lavar
los platos puede ser una tarea molesta, sin embargo, si usted se compromete a
hacer una buena labor, el sentido de su vida, en ese momento, es lavarlos con
responsabilidad, aunque no sea de su agrado y no tenga que ver con el sentido
global de su vida.
Enunciada la cuestión, me gustaría redundar sobre la existencia de estos dos
sentidos vitales: el de gran alcance y el de los momentos cotidianos. El primero
está relacionado con la vocación. Recordemos que "vocación" significa "ser
llamado a". Se trata de la inclinación, disposición, tendencia, facilidad, aptitud,
don que tenemos para determinada actividad. San Pablo le exhorta a Timoteo
que "...no descuide el don que le fuera dado..." (1TIM 4: 14) Este don o
vocación no sabemos muy bien de donde proviene. Puede que tenga que ver
con circunstancias genéticas, de aprendizaje e influencias infantiles o de vidas
anteriores cuyo aprendizaje debemos completar. La cuestión es que ese don
existe en nosotros y se manifestará de alguna manera. Si no estamos atentos a
las intuiciones que nos permiten vislumbrar ese don, no lo pondremos en
acción y viviremos una vida de malhumor.
¿Cómo sabremos que estamos actuando en pro de ese don? Por la vivencia
de satisfacción que sentimos, a pesar de muchos momentos de fastidio que
tienen que ver con la obra que nos fuera encomendada desde algún lugar.
Quise poner este caso para demostrar que la trascendencia mediante la puesta
en movimiento de los dones no significa que el camino esté cubierto de
hermosas flores. En todos los ámbitos hay problemas, pero el don se mantiene
a pesar de las contras y dificultades ocasionadas por entornos y gente tóxica. A
eso se refiere Pablo cuando le dice a Timoteo que cuide los dones que el señor
le dio. Este es el sentido global de la vida, la respuesta de para qué vinimos a
este mundo.
Pero la vida tiene otros significados. Se trata de esos sentidos parciales, que,
como adelantáramos, tienen que ver con las tareas que desarrollamos en el
aquí y ahora. Muchas de esas tareas no tienen que ver con la vocación sino
con la supervivencia diaria: hacer las compras, lavar los platos, limpiar, hacer
las camas, llevar el auto al mecánico, hablar con nuestro hijo sobre alguna
conducta indeseable, ayudarlo en sus tareas, etc.. Muchas de esas labores nos
apartan del desarrollo de nuestro don, pero así debe ser.