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Maravillosas posesiones El asombro ante el Nuevo Mundo Stephen Greenblatt ‘Teaduccin de Socorso Giménez WIND ERSIUAD DE PEENOS Aabas MACUUTAD DE FULOSOFIA V LacTRAS Direcciée de Bisilistecen m Introduccién ‘Cuando era nis, mis libeos favoritos eran Las mil y wna nnochesy EU libro de las maravilas de Richaed Halliburton, El encanto del primero —incuso en la que asuino como una ve sin toscamente reducida — reside en la fuerza primaria del ‘contar cuentos. Hace algunos afios, en la plaza de Jemaa Fl Fra de Marruecos, me uni a un grupo de oysntesfascinados 4que, sentados en el suelo alrededor de wn nareador profeso nal, escuchaban con arencién sa larga histori, sin compren- derla, Con la particular ensofacién que se produce al escuchar una lengua que uno no comprende, oyéndola como tuna miisiea extrafa, y sabiendo tan sdlo que se estaba contan-| do un cuento, dé vagar mi pensamiento y descubet que me estaba contando a mi mismo ano de los cuentos de Lat mil tuna noces: la historia de Simbad y el pijaro Roe, Si es certo, ‘como eseribe Walter Benjamin, que tala historia real "conte ne, abiertao veladamente, algo wil, entoncesaguellahisto- ria que hablaba de diamantes, cavernas profundas, serpientes, came cruda y pijacos de enormes garsas debe de haber que «dado impresa en mi imaginacion impiber por cantenes algo ‘muy sil, algo que no deberia olvidar nunca, En este caso la utlidad ha permanecido oculta para mi, pera confio bastante en que algin dia se revelaré. Y sigo cautivado por las histo ras y obsesionado por la complejidad de sus wsos, Lskows enna, Hasta Ash aad Vary Zain (Nata Ye Steen shy el suk inne ar ce Lae Tans, 2 le Jn Agee Mag Ta 1972) » srroouecion La avraccin por El libro de las maravillas de Halliburton «es menos fcil de explicar, Halliburton ca un conocido viaje > periodista americano, Escriba den modo que alors me parece exageradamente histrionico y agitado, como si una parte desi mismo creyera que sus maravillas no eran tan ma ‘avillosas y vequerian un ensalzamiento tetécico para el mer- ado, Peto incluso de una forma degradada, El bro de las ‘marevillas estaba en comtacto con To que Michel de Certeat enommina cla gozasa ysilenciosa experiencia de a niier:.ser| otro y moverse hacia lo otro>.* Y supongo que mi espirita su bburhano, constreaido por el convencionalismo de los afos eincuenta de Eisenhower, abraz6 con avide la liberacion que le ofrecia Halliburton, Ia sensaei6n de que el mundo real es taba lleno de maravilay el relato asombrado de sus viajes cexéticos: las Cararatas de Iguazi, Chichen lei, el puente de Golden Gate. Elsello personal de Halliburton consistia en «que él mismo corra ciertos resgos para poder presenciae 0 verificar sus maravillas: volo en ukraligera peligrosamente cerca de las aguas embravecidas de las Cataratas de Tpui fs lanzé dentro del Cenore de los Sacrficios de Chichén y na. «6 hasta salir ileso, y supongo que también condujo en hora, punta por el Golden Gate. No deberia menospreciae su teme- ridad: como para probar que los resgos que corsa eran rea- les, Halliburton desapareci en uno de sus viajes y nunca mis volvié a saberse de En algin momento pasé de set ua cindida a ser lo que Sohiller ama ua “sentimental” —esto e5, dejé de leer libros dde maravillasy comencé a leer estos emnogrsficas nove las—, pero mis inereses de la infancia perviven en una voraz

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