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PROSTITUTA AGRADA Un aspecto eterno de lo femenino Una imagen provocadora del alma de Marion Woodman Goleccién La Limpara de Psique TA Puosirrura SacnADA Nancy Qualis-Corbert 1 edicién, julio de 1997 ‘Portada de Ricard Magrané sobre una pintura de Dante Gabriel Rosetti a -y Qualls-Corbett (Reservados todos los derechos) id los todos los derechos para la lengua espafiola) Lidlciones Obelisco SL. TV, 78 (Half, Pedro TV) 4 plana, 5* puerta, 2 fase DHODS Barcelona - Espaia Mel OY HS 25, Fax 309 85 23 Guill, 540Fely Fax 771 43 82 [414 Wilenos Aices - Argentina FB imail; Obelisco@website.cs Depésico Legal: B-28.884-1997 ASTIN: 84-9720-568-X Impreso en Espafa en los tlleres de Romany’ Valls S.A. ‘de Capellades (Barcelona) Printed in Spain Ninguna parte de esta publicacién, incluido el dseio de la cubierta, puede ser Feproducida, almacenada, transmitida o uilizada de manera alguna ni por ningiin Inedio, ya sea elétrico, quimico, mecinico, éptico, de grabacién o electrogrtico, fin el previo consentimiento por escrito dl editor. Puode consultar nuestro catélogo en www. websitees/obelisco PROLOGO Nancy Qualls-Corbett se hizo a si misma la pregunta que la ‘mayoria de nosotros debemos hacernos cnando cogemos este libro: «3 Qué hay en mi que se siente atraida por la prostituta sagrada?> Para nuestras modernas mentalidades, las palabras que componen el titulo de esta obra parecen contradictorias. S; rada sugicre dedicacion al espiritu divino; prostituta sugiere deshonra del cuerpo humano. Cémo pueden estar relacionadas estas dos palabras cnan- do la mente esta separada de la materia y la espiritualidad de la sexnalidad? El misterio de esta paradoja es el tema de este BER pocencial de sanacin ex crucial para muchas relaco- nes confusas. Hoy en dia, cuando un hombre se enamora de su mujer pefecte proyecia en elle ls atrbnios de ls made diva: belleza, bondad, castidad, aquel amor capaz de dar la Wida. Ella, por su lado, proyecta en él los atributos de su divino padre: lealtad, poder, virilidad, el Petién de Gibraltar en el centro de su vida. Al principio, el amor y la Iujuria estén jun- 10s inconscientemente en el jardin del Paraiso. Cuando la realidad penetra en este Jardin -normalmente después de la boda-, las proyecciones empiezan a estrellarse. El hombre puede sentirse estrangulado por el collar de las expec- tativas de su pareja; su gran bondad, entonces, provoca su cul- pabilidad cuando su libertad empieza a fantasear con una mujer real» que lo pueda recibir como a un chombre real». Mientras ama a su madre «perfecta», al mismo tiempo, inten- ta escapar de su lado oscuro, la bruja devoradora, ala que tinnea podra dar lo suficiente. Ella, por su parte, insegura en su 7 propia feminidad + sintiendo la retivada de él, se encuentra pegada —como una nifia rechazada- a un padre que se la saca de encima. i ‘Atrapados en su amor (o en su dependencia nevsr6tica), uno de los dos, 0 los dos, pueden encontrar otro compatiero 0 com- pailera menos perfecto, con quien tener una relacién que sea ‘mds humana, més lasciva, con menos ataduras, En el interior de esta hendidura descansa, como siempre, la rabia, expresada o reprimida, y un profundo anhelo por una union total. Si la consciencia puede introducirse en esta situacién, resul- tard facil aclarar la causa del disturbio. En suefios, por ejem- plo, tal vez aparezca, de repente, ella en el lecho matrimonial ‘como la madre, y él como el padre, Al tomar consciencia de sus cuerpos, las mujeres descubren, a menudo, que no pueden gntregarse a una penetraci6n sexual. Se dan cuenta de que son, Ola madre para su marido-bijo, o la bija para su marido- pailie. En ambas circunstancias, su cuerpo diceno al incesto. ‘Aunque puedan amar a su marido de una manera espiritual, su parte material, su cuerpo rechaza esa relacién inconsciente. En esta sitwacién un periodo de celibato puede llevar a una integracién sexual y espiritual. De todas formas, en la actualidad, a medida que los hom- bres se vuelven més conscientes, también su materialidad rechaza el incesto con su madre o con su hija mientras su impo- tencia los impulsa a un nuevo nivel de relaci6n en el que el hombre maduro pueda unirse con una mujer madura, Es un tiempo de una intensa angustia para ambos, hombres y muje- 176s, un tiempo que pide paciencia, valor y una honestidad libre de cualquier miedo. En mi prictica analitica me encuentro, constantemente, con imagenes en los suerios que cada sexo proyecta en el o1ro de manera inconsciente, Cientos de afios de rabia reprimida se manifiestan en suetios de cortar cabezas de dictadores, brazos ‘y genitales, Cientos de arios de dolor que aparecen en imdge- ines de sacrificios de mujeres en piedras monoliticas 0 en las mesas de la cocina, La batalla inconsciente de los sexos es wna cosa; la batalla consciente es asin mds dolorosa, asin mds amar- ga. La rabia y el dolor estan en los sueiios de hombres y muje- res que empiezan a ser conscientes de su feminidad destrozada Los hombres sensibles confrontan su dolor personal por medio de la traicion patriarcal de lo femenino. Las mujeres sensibles confrontan el muro alojado en sus propios cuerpos =un muro que se levanta firme en contra de la penetraci6n y de la entrega espiritual-. El miedo a ser penetrada, en ambos sexos, no es menor que el miedo a penetrar. Muchas enfermedades fisicas entran en erupcién cuando este temor se hace consciente y no puede irse mas alld de esa sitnacién. Suefios de criaturas que son en parte humanas, y en parte animales ~criaturas aterrorizadas que escupen en el dor- ‘mitorio- y que dejan al sontador profundamente inquieto. La posibilidad de lo masculino y lo femenino unidos en armonia parece desvanecerse en la oscuridad. La luz de la prostituta sagrada penetra en el corazén de esta oscuridad. Tan vividamente lo describe Nancy Qualls- Corbett, Asi, ella es la sacerdotisa en el templo, espiritualmen- te receptiva al poder femenino que va fluyendo a través suyo, procedente de las Diosas, y al mismo tiempo, con una alegria consciente de la belleza y de la pasin en su cuerpo humano. Ella se entrega a las energias césmicas del amor y glorifica a las Diosas con el placer fisico y con el éxtasis espiritual. Ella es la que lleva a lo masculino a entregarse al potencial de penetrar Ia divinidad, la que impulsa a lo femenino al éxtasis de ren- dirse completamente ante eso. El misterio de esta union reside mds alld de los limites del amor personal. Al contemplar la posibilidad de sanar la divisién entre sexualidad y espiritwalidad, mediante la conexién con la pros- tituta sagrada, los hombres yy las mujeres modernos necesitan contemplar también sus peligros. No estamos en el mismo lugar en la evolucion de la consciencia humana que ocuparon las prostitutas sagradas de la antigitedad. Siglos de division entre ol esprit la materia nos han dejado muy lejos de asumir la materia como algo sagrado, La tierra es violada a

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