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- Su autoridad de gestión no tiene sentido en una cultura que adora a los ingenieros.
- La mitad de sus colegas trabajaron arriba, abajo o uno al lado del otro en
compañías anteriores.
- Dos de sus gerentes de mayor jerarquía nunca hacen un trabajo de trabajo y solo
están en la nómina para evitar que los competidores los contraten.
En VitalSmarts queríamos descubrir si las diferencias entre las culturas de las empresas
tecnológicas y no tecnológicas son simplemente una cuestión de grado o de tipo. Nos
preguntamos si las diferencias cambian la física de la administración y qué competencias
únicas los gerentes necesitan para prosperar en las empresas de tecnología.
Nuestras entrevistas sugirieron dos razones por las que estos desafíos no se abordan:
- Primero, reconocer estos desafíos es como un pez admitir que está en el agua.
Parece obvio y sin sentido. Pero este lapso no logra hacer consciente una
realidad relacionada: que el agua es un torrente que está lanzando a los peces
hacia rocas irregulares. Hay algo en esta situación que los líderes tecnológicos
deberían encontrar que valga la pena
- En segundo lugar, hay una norma cultural heroica en la tecnología que sugiere
que los jugadores reales son demasiado inteligentes o están demasiado
motivados para sentirse intimidados por estas realidades, una especie de
sentimiento de "si no puedes soportarlo, muévete al cinturón de la oxidación".
Como resultado, estos desafíos se vuelven indiscutibles.
Si bien hay maneras tácticas específicas en que los líderes pueden responder a los
cuatro desafíos, es esta discusión la que los hace especialmente perniciosos. Como
resultado, la habilidad más poderosa que puede tener un líder tecnológico es hacer que
estos temas no discutibles sean discutibles.
Por ejemplo, el hecho de que una organización tenga un problema patológico por
descuidar las inversiones en la creación de instituciones porque los mejores talentos se
centra en la innovación de productos no se puede resolver si no se puede discutir. De
manera similar, la presión implacable, la ambigüedad constante y la dinámica de déjà
vu solo se pueden resolver si aparecen por primera vez de manera efectiva.
La mejor defensa de los administradores contra estas toxinas es establecer dos normas
cruciales:
- Cree una cultura en la que cualquier persona pueda hablar y compartir sus
preocupaciones cuando sea en interés de la misión. La verdad es poder, y el
diálogo es el antídoto para los elefantes en la habitación. Si no puede hablar
sobre un problema, no puede resolverlo. Hemos identificado cuatro elefantes
específicos en este estudio, pero no imaginemos que estos pocos desafíos son
los únicos líderes tecnológicos que enfrentan los elefantes. La norma en la
tecnología debe ser que las personas puedan plantear inquietudes cuando las
tienen, incluso cuando las inquietudes involucran temas delicados, riesgosos y
potencialmente volátiles. Esta norma no solo crea una organización robusta y
libre de elefantes, sino que también revela rápidamente las mejores ideas,
permitiendo a las empresas innovar y ejecutar mejor.