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a constatación reiterada de la educación (sin otro que le guíe en ello),
amplia complejidad y la rápida pero la novedad es que, con la ubicuidad,
evolución de la función docente accesibilidad y casi gratuidad de la infor-
conduce de modo inevitable al mación y el conocimiento, ahora el hiato
problema de la formación, en un se expande de manera acelerada y no va
camino que típicamente se bifurca entre a dejar de hacerlo (1). Por si fuera poco,
la formación inicial, que es ya habitual la misma dinámica afecta a la distancia
juzgar insuficiente e inadecuada, y la entre educación y enseñanza, pues el
formación continua, siempre cuestionada nuevo entorno informacional multiplica las
en su oferta y casi siempre decepcionan- oportunidades de acceso a los expertos
te por sus resultados. No puede sorpren- (en línea, en comunidades de interés), a
dernos que sea difícil para la profesión los iguales que actúan ocasional o parcial-
docente, por su misma esencia, evitar la mente como tales (aprendices avanza-
identificación y confusión de aprendizaje, dos, mentores…) y a recursos pasivos
educación y enseñanza, reduciendo cada (vídeos, demostraciones, tutoriales…)
uno de ellos al siguiente, pues en eso o interactivos (software), es decir, a la
ha consistido históricamente la escola- educación al margen de la enseñanza y
rización, en la institucionalización de la de la escuela.
educación y del aprendizaje, y ese es,
por tanto, el suelo en el que ha crecido y
del que se alimenta el colectivo. Pero la Una formación más
sociedad de la información, y en particu- colaborativa
lar el despliegue del ecosistema digital,
ha venido ensanchando cada vez más Hoy y aquí no voy a ocuparme de los
la distancia entre aprendizaje, educa- alumnos sino de sus profesores; no de
ción y enseñanza. Siempre ha habido los trabajadores en general sino de la
aprendizaje (un sujeto que aprende) sin profesión docente en particular, para lo
sustituciones, atención a servicios auxiliares otras palabras, hay que devolver el tiempo
y reuniones obligadas. En suma, espacios y de trabajo del profesor al centro. El patrón
tiempos informales en los que los profesores por el que el profesor viene al centro, da sus
puedan intercambiar información, comuni- clases, arregla cuatro papeles y se va a su
carse experiencias, compartir problemas y casa, cuanto antes mejor, a estudiar y hasta
soluciones, aprender juntos o simplemente la próxima, pudo tener sentido como parte
conversar. Por desgracia, la presión cons- del modelo del docente transmisor, el aula-
tante por la reducción de los horarios y el huevera y la enseñanza de talla única, pero lo
calendario lectivo y de permanencia, la ofen- ha perdido por completo en el contexto de la
siva interminable por una jornada matinal y la sociedad de la información y el conocimiento,
interesada confusión de los horarios docente el ecosistema digital y una prolongada esco-
y discente han tendido a hacer de los cen- larización universal que se quiere igualitaria,
tros, y en particular de los funcionarizados en los que el educador debe convertirse en
centros públicos, una especie de oficinas diseñador de entornos, situaciones, experien-
por horas en las que el profesorado sólo se cias, proyectos y trayectos de aprendizaje. El
encuentra lo imprescindible, inviabilizando el profesorado, aun con toda la libertad nece-
aprendizaje en colaboración o reduciéndolo, saria para desplegar su actividad no docente
como suele decirse, a voluntarismo. donde y cuando convenga, debe volver por
defecto al espacio y el horario escolares, si
bien es cierto que esto requeriría cambios
La pesada herencia del aula radicales en las condiciones de trabajo e
incentivos adecuados.
A esto debe añadirse que la mejora y la inno-
vación educativas se juegan hoy, ante todo, En el ecosistema digital de aprendizaje,
en el nivel meso, no tanto en las políticas la parafernalia pasiva y en serie formada
generales ni en la práctica individual, aunque por el libro, el cuaderno, la pizarra, etc.
nadie cuestiona su importancia, sino en los es sustituida por dispositivos y programas
proyectos de centro, los equipos docentes altamente interactivos y personalizables; la
y las redes trans-centros, que para existir colaboración entre iguales, que había sido
siquiera y para alcanzar alguna vigencia desdeñada o prohibida, resurge con fuerza
necesitan esos espacios (físicos, pero porque ya no depende de la copresencialidad
también virtuales) y tiempos (sincronizados, ni de la sincronía; la comunidad, que había
pero también asíncronos) compartidos. En sido contenida fuera de los muros del aula
y la escuela, está de nuevo al alcance sin
restricciones distales, temporales ni económi-
cas; en consecuencia el aprendizaje recupera
el terreno perdido frente a la enseñanza, así
como lo hace la actividad discente frente a la
transmisión docente, y el modelo broadcast,
o lectio, en el que un solo profesor enseñaba
a un grupo de alumnos en un aula, diseñada
físicamente como auditorio y organizativamen-
te como audiencia, pierde ya todo sentido.
La generalización de recursos materiales que
son activamente educativos y la recuperación
de los iguales como co-educandos y co-
educadores revaloriza el trabajo individual y el
pequeño grupo, mientras que las economías
de escala en las actividades de pura transmi-
sión, como la clase magistral, en la distribu-