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En las l ín eas q u e siguen nos proponemos una aproximac1on más , entre las muchas
real izadas en los últimos años , al pensami ento rogeriano y a algunas de sus i m p l icacio
nes en el campo de la enseñanza. Tal aproximación tiene como obj eto insertar los postu
l ados rog e rianos en un contexto teórico-práctico que pos i b i l ite una comprensión lo más
equitativa pos i b l e de aqu é l l o s .
Al anal izar . J a s relaciones entre las h i pótesis rogerianas y la enseñanza, es curioso
constatar l a coexistencia de pl anteami entos casi antagónicos. En unos casos s e cal ifican
d e • revo l u c i onarias • las aportaciones del psiquiatra norteamericano, m i entras en otros
s e val o ra las mismas como conservadoras , y fac i l itado ras del conform ismo más camu
flado por los i ngredi entes de « Opti m ismo relacional » y de « pedagog icismo• que com·
portan ( * ) .
C reo que puede s e r d e i nterés , y en e l marco general de u n a teoría de la enseñanza,
anal izar l o s componentes teó ricos y p rácti cos de aportaciones metodológicas en los con
textos g l obales en q u e tod a m etodo logía funciona. El modelo rogeriano ha l l egado a
constitui rs e como paradi g m a ( 1 ) en diferentes campos de las c i encias humanas : psicote
rapi a , teoría de grupos , counsel i n g , enseñanza . . .
Desde e l principio podemos afi rmar que l a • no-d i rectividad » es un modelo relacional
(2) que exige por sí m i s m o s e r s ituado en una teoría general de la relación educativa .
Relación q u e a su vez habrá de ser analizada y val o rada en un marco exp l icativo más
amp l i o , si n o s e q u iere caer en alguna de las contrad icciones que LOU RAU (3) ha des
c rito bajo la expresión de • i l u s i ó n pedagógi ca » .
S e hace necesario valorar en u n a perspectiva más amplia q u e la de l a pura re lación
lnterpersonai un modelo d e enseñanza que se presenta, básicamente, como u n i ntento
de • e l ucidar la relación existencial entre dos seres » , en opinión de PERETII (4) . Y e l l o
( * ) Entendemos aquí p o r • pedagog i c i smo• cua l q u i e r p l anteami ento que conf i era una autonom ia ta l a l a
práctica educativa que desconozca l as relaci ones m á s amp l ias en l a s que funcionan .
( 1 ) Se toma aqu í el térmi no en un senti do s i m i lar al que tiene en la obra de Kuhn . De las múltiples
acepci ones que M. M asterman recoge del m i sm o , en l a número 1 se i ndi c a : • los parad i gmas son l ogros
c i entíficos un iversalmente reconocidos que , durante c i e rto tiempo, proveen de modelos de probl emas y mo·
d e l os de s o l u c i ó n a una comuni dad de c i entífi cos • . M asterman , M .. La naturaleza de los paradigmas, en
LAKATOS, J. y MUSG RAVE, A . , La crítica y e l desarrollo del conoc i m i ento , G r i j a l b o , Barcel on a , 1 975, pá·
g i nas 1 58-196.
(2) En teoría de J a ciencia se entiende por mode l o , entre otras acepciones •Una estructura pos i b l e de
una teoría que debería sujetarse a rev i s i ón per i ó d i ca• H E J N I CH , R., Tecnología y adm i n i straci ó n de l a ense
ñanza . Trillas, México, 1 975 , pág. 84.
(3) Lourau , R . , L " i lluslon pédagog íque. Epi , París , 1 969 .
(4) Perettl , A . . Carl Rogers et l 'ori entatlon non-d i rectiva en pédagogle, en A/R . l . P . , Pédagogie et psycho
logle des groupes, Epi , París, 1 965, pág . 103.
92 Juan Manuel Escudero Muñoz
a) La institución como aparato, es decir, como una o rganización expl ícita en la que
s e da una jerarquización del personal asalariado, existe una reg l amentación del
s i stema de acceso y promoc i ó n , y una d i stribución d e tareas , así como el co
rrespondiente· control de las mismas.
b) La i nstitución esco l a r caracterizada por una función específica : l a ENSElilANZA.
Función que se concreta en una rel ación pedagógica entre docente discente,
tremendamente sacra l i zada en no pocos casos, pero también mediatizada por un
«poder simbólico» ( 6 ) , compren s i b l e a l a luz de una teoría de la • inculcación »
c o n sus correspondientes funciones socia l e s , al gunas de las cu á l e s h oy desdi·
bujadas, y en abierta c r i s i s .
Aunque aquí nos i nteresan principalmente las i m p l i caciones del modelo en la ense
ñanza y en l a i n stitución escolar, no podemos exponer, aisladas del corpues teórico ro
geriano, unas aportaciones que, s i n ta l refe renci a , podrían considerarse carentes d e
s e n t i d o , i n c l u s o paradój icas .
Hemos de adverti r, igual mente, que la aportación más específica de Rogers se refiere
al campo de la psicoterapi a . S i n embargo al a rticular la práctica psicoterapéutica sobre
una d imensión básicamente relacional entre psicoterapeuta y c l i ente, se postu la que sus
(5) Passeron , J . C I . . Probl emas y falsos prob l emas de l a democratizac i ó n del s i stema esco lar, en Vari os .
I deología y Educación, Axi s . Buenos Ai res , 1 975, pág s . 4 5 y s s .
(6) L a expresi ón •poder sim bó l i co . , o más exactamente • poder de v i o l encia s i m b ó l ica• s e toma e n e l
sentido d e que: •toda acción pedagógi ca es objetivamente u n a violencia s i mbó l ica en cuanto i mpos i c i ó n
arbitraria de u n arbitrario cultura l • , BOU R D I E U , P . y J . C . Passeron , La réproductlon. (Ei ements p o u r une
théorie d u systeme d 'enselgnement. les Edition de M i nuit, París , 1 970 , pág . 1 9 .
(7) Aithusser, L . , Escritos , Ed . La i a , Barcel ona, 1 974, pág . 1 05 y s s . Uti l iza l a expresi ó n , en e l marco
exp l i cativo de l a reproducción de l as relaci ones de producc i ó n , ref i r i éndose a • cierto número de rea l idades
que se presentan en forma de i nstituciones di ferenci adas y espec i a l i zadas • , ·funcionan medi ante la Ideología•.
y •su control es básico para cual qui er c l ase que quiera detentar e l poder. Por otra parte, consi dera que el
Aparato I deológico Escolar ocupa un l ugar rel evante en l as formaciones capita l i stas que han segui do al
Antiguo Aparato.
C. ROGERS: ¿ Una alternativa para la enseñanza? 93
La colaboradora d e Rogers, G. Marian Ki nget, enuncia dos propos 1c1ones sobre las
que s e apoya todo e l edificio conceptual y de apl icación p ráctica d e l a orientación no
d irectiva .
El ser humano tiene la capac idad, l atente o manifi esta, de comprenderse a sí mismo
y d e resolver s u s propios problemas d e modo sufici ente para lograr satisfacción, y la
eficaci a necesaria a u n funcionami ento adecuad o • . Y añade a conti nuación : •tiene igual
m ente u n a tendencia a eje rcer esta capacidad • .
L a segunda propos ición e s enunciada e n estos térm inos :
· El ej e rcicio de esta capacidad req uie re un contexto de relaciones humanas positivas ,
favorables a la conservación y a la val o ración del yo, es decir, req u i ere relaciones ca
rentes de amenaza o de d esafío a la concepción que el sujeto se hace de sí mismo• ( 1 0) .
En las proposiciones señaladas se hace referencia a los dos factores que organizan
y controlan l a d i námica d e l a p e rsonalidad y del comportami ento .
(8) Rogers , C. y Marlan Kl nget, G . , Psicoterapia y relaci ones humanas . Ed. Alfaguara , Madri d , 1 971 , pá·
glna 1 3 .
(9) l bl dem , pág . 1 3 .
(10) Rogers, O p . cit., pág . 29.
(1 1 ) lbldem, pág. 33.
94 Juan Manuel Escudero Muñoz
Así pues, en el aspecto psicológ ico existe la h i pótes i s , pos itiva y optim i sta, que con
c i b e al ser humano como u n ser dotado d e recursos y tendencias a d i ri g i r éstos e n o r
den a u n a progresiva rea l ización de sí, hacia la madurez, autonomía, creatividad , conoci
m iento ... Max Páges ( 1 2) compara y opone esta visión de la natura l ez a humana, rad ical·
mente opti m ista y positiva, con otra l ínea de pensami ento que más bien valora al ser
humano como pervers o , • perverso pol i morfo • que dijera Freu d .
• Uno de los conceptos m á s revo l ucionarios, afirma Rogers, q u e surg e d e nuestra ex
periencia clín i ca es la aceptación d e l punto de vi sta según el cual el núcleo, la célula
íntima d e l a natural eza d e l hombre, los estratos más hondos d e su personal idad , l a base
d e • natu raleza a n i m a l • es pos itiva por carácter , está social izada en l a base, orientada
hac i a el p rog reso , e s racional y real ista • ( 1 3) . Evidentemente se neces ita mucha fe en
el hombre, tal vez mucha ingenuidad, o acaso l a c reencia incondicional en e l person a lis
mo, para pod e r establ ecer afirmaciones tan pos itivas sobre el m i s m o . En este último
sentido parece reafi rmarse l a opción rogeriana. • Entre m i s actitudes y concepciones fun·
damentales hay una que conviene tener en cuenta d e modo parti c u l a r ... Se trata d e m i
f e i nquebrantable en l a primacía d e l o rden subjetivo. El hombre vive esenci a l mente en
u n orden subj etivo y pers onal • ( 1 4) . La afirmación está sacada d e contexto , como toda
c ita a i s l ada, pero d e por s í se muestra bastante el ocuente . Dejaremos su comentario
por e l momento.
La primacía del orden s u bj etivo-personal l l eva a establecer que e l desarro l l o personal
s e l l eva a cabo e n función exc l usiva, no d e l o objetivamente val i oso o en riquecedor,
sino d e fo que revi ste ese carácter para el i n d ividuo, para e l • YO • .
L a noción d e l ·YO · constituye otra pieza c l ave d e l edificio conceptual rogeriano. S i
l a tendencia a l a actual ización supone e l factor d i námico de l a personal idad, e l y o , como
• Un conjunto organizado y camb iante de percepciones que se refi eren a l sujeto , como
una estructu ra p e rceptual • ( 1 5) s e constituye como el factor que d i ri g e y contro l a esa
tendencia, d e una forma automática, en el sentido cibernético del térm ino, esto es, por
p rocesos y mecanismos d e autorregu l ación. El yo forma parte dál organismo y por con
s i g u iente también está afectado por la tendencia a l a actual izacrón, en este caso • ten
dencia a l a actual ización del yo • . Este se organiza en una l ínea d e desarro l l o positivo
d e sus funciones e n un contexto d e relaciones i nterpersonales y d e relación con e l me
d i o , que d e no ser a m enazantes, l o configurarán como un •yo real ista • , esto es, en acuer
do consigo m i s m o , cond ición necesaria para que la tendencia a l a actual ización funcione
d e modo ópti mo. El yo puede desi ntegrars e , puede entrar en desacuerdo consigo mismo,
s i en s u proceso d e organización y d i ferenciación encuentra obstáculos que l e provocan
una d icoto m ía entre s u experiencia y la representación que a nivel consci ente se ela
bora de la m i s m a . La no d i storsión d e l yo, la pos i b i l itación del real ismo del yo, están
vinculadas a la libertad experiencia!, a l acceso d i recto por parte del yo a su propi o p ro·
ceso, a su propi a rea l idad, no mediatizado por expectativas o visiones ajenas . De ahí l a
necesidad d e u n contexto d e relaciones i nterpersonales rad icalmente positivas .
Por l i bertad experiencia! no se entiende, ni se erige como norma de actuación, la pura
i m p u l s ividad o la fal ta d e l ímites. Algunos seguidores de Rogers ( 1 6) han cuidado ma
tizar, con acento especial , el p robl ema de los · l ímites • de que ha de ser consciente la
i n s p i ración n o d i rectiva . B i e n es verdad que para l a consideración d e otros, n i siqu i era
tal matiz, corno ú ltimo recurso, aval a este planteamiento ni tampoco l i be ra de contra
d icciones la n o-d i rectividad, Así SNYDERS ( 1 7) , comentando el tratam i ento de un caso de
celos entre hermanos, trata m i ento no d i rectivo , l l ega a afi rmar: • lo que Rogers conside
ra educativo se s itúa tota l mente en el polo opuesto : el desahogo de los celos • .
E n u n a estricta ortodoxia rog eriana, hay que matizar que l a l i b e rtad experiencia! • Se
refiere esencia l me nte a la expresión de experiencias, es decir, a fenómenos i nternos •
La relación psicoterapéutica
ner la capacidad d e sumerg i rs e en el mundo subj etivo del otro y participar en su expe
riencia e n la medida en que la comun i cación verbal y no verbal lo permita. Igualmente
se alude a una actitud positiva y de re spet o i nc o nd i c i onal hac i a e l c l i ente ; mad urez afee·
tlva suficiente para ofrecer todo e l « calor• que neces ita e l otro , pero s i endo únicamente
resonador-amplificador d e los esfuerzos d e aquél por cambiar, sin i ntentar d i ri g i r l o ; com
prensión de sí mismo en l a medida que tal comprensión es necesaria para comprender
al otro y ser congruente y a u tént ico. Congruencia como capacidad d e no simular acepta·
ción, e mpatía o respeto, s i n o de experi m e ntar rea l mente d ichos senti m ientos .
Este conjunto de cual idades se consi d e ra i mpresci n d i b l e para establecer una relación
que, e n síntes is, deberá defi n i rse como d e comprensión empática, tol e rancia d e l a l i ber
tad experiencla l , respeto y aceptación incond icion a l . Y todo e l l o porque el objetivo básico
tiende a fac i l itar e l compromiso del suj eto e n su propia estructuración o en s u propi o
aprendizaj e . S e trata d e una relación en l a que e l terapeuta ha cedido todo protagonismo,
para garantizar l a autonomía e independencia del otro . Al respecto , y con indudable ma
l icia, SNYDERS ( 2 1 ) comenta : «Así, en cuanto un tercero desvía m i pensamiento hacia
algo d i stinto a l o que yo había experimentado por m í mismo, deduzco que no tengo la
competencia necesaria para comprenderme o d i ri g i rm e . Ya no puedo segu i r confiando
e n mí: mi único recurso es abandonarme a l • experto • y a sus revelaciones • .
con e l resto d e alternativas metodológ icas que hoy tienden a resaltar más l a importan
cia de los procesos de aprendizaje y del alumno que los procesos de enseñanza y e l
profesor. En este contexto l a consideración d e otras variables c o m o e l contenido y l o s
1>bj etivos, las técnicas y medios, queda un tanto d i l u i d a . En r e l a c i ó n c o n los conten idos,
tras constatar l a rel ativización de los mismos y l a preem inencia d e l a cultura valorada
s u bj etivamente, refiere e l tan traido y l l evado dicho de • aprender a aprend e r • . Aspecto
con que es preciso estar de acuerdo en estos momentos en que se insiste en la conve
niencia de que el a l u m n o aprenda métodos de trabajo, pero que, creo, no se puede p lan
tea r a expensas de los contenidos, si no se q u i e re caer en u n puro formalismo.
A n ivel d e técnicas sucede una desconsideración s i m i lar. Como bien señala VELA
(27) en el p rólogo a Psicotera p i a y Relaciones H u manas, • la gran aportación rogeriana
consiste en desenmascarar y rechazar l a técn ica en cuanto medio de cosificar al otro • .
Y e l m i s m o Rogers (28) s u g i e re el contenido i nstrumental d e s u • técn ica • : u e l utens i l i o
principal d e l terapeuta es s u propia person a l i d ad • .
E s c i e rto q u e l a técn ica cosifica, sobre todo e n determ inadas « manos • . E n todo caso
remitir l a solución a un utens i l i o personal no creo que constituye e l único proced i mi en
to d e abordar la c uestión.
Q u i zás l a s íntes i s más o rdenada de los pensami entos rogerianos sobre l a enseñanza
se encuentra en una serie de postu l ados form u l ados por é l mismo y • nacidos de l a pro
pia experiencia de enseñanza• (29) ;
3) Cada vez estoy más convencido de que sólo me i nteresa e l aprend izaje capaz de
influ i r s i gn ificativamente sobre l a conducta.
4) Como consecuencia de l o anterior advi e rto que h e perdido e l i nterés en ser
educador.
5) D ejaríamos a l l ado los exámenes, ya que sólo evalúan el aprendizaje d e tipo in
trascendente. Por l o mismo dejaríamos de cal ificar con notas y abandonaríamos
los títu los para eva l u a r l a eficacia de l as personas , puesto que un títul o señala
u n f i n o l a concl u s i ó n de algo, mientras que e l que aprende sólo se i nteresa en
e l proceso contínuo de aprender.
Considero q u e , d e ntro de las l i m itaciones de este espac i o , estas son las l íneas maes-
(25) Perett i , A., Algunas propos i ci ones sobre l a no-di rectividad . En Ferry y otros , op. cit . , 1 976, pág . 33 .
(26) Rogers , C . , Libertad y Creatividad en la Educac i ó n , Paldos, Buenos Ai res , 1 975, pág . 1 07 .
(27) Ve l a , M . , Una psi coterapi a de l a l i bertad, Pró l ogo a • Ps i coterapia y Relaci ones Humanas . , p á g . XIX.
(28) Rogers, C . , o p. c i t . , 1 971 , pág . 1 28 .
(29) Rogers, C . , E l proceso d e convertirse en persona , 1 974, pág . 243.
98 Juan Manuel Escudero Muñoz
tras d e la orientación no-d i rectiva en l a enseñanza. En los últimos años han venido
realizándose m u ltitud d e experiencias (30) que no podemos detenernos en eva luar. De
e l las s e d a ori entac ión b i b l i og ráfica, por s i pudiesen interesar.