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El arraigo cultural del machismo femenino: La denuncia de cien años de soledad.

“La situación general por lo que respecta a la niña genera un círculo vicioso. Las
ideologías predominantes relativas a su inocencia y a su debilidad conducen a que se
tome con ella un cuidado especial y se las encierre en casa: por otra parte este
enclaustramiento contribuye grandemente a desarrollar en ellas esas mismas
características”1

Introducción

Es preciso destacar a el personaje de Úrsula Iguarán en cien años de soledad, activa,


persistente, inquebrantable o como se diría coloquialmente “verraca”, quien aparece
desde el primer capítulo y muere poco antes del final de la historia convirtiéndose no
solo en el pretexto de continuidad de la obra sino además en su personaje principal, no
solo por su longevidad, sino porque es un ser ficticio tan real que puede ser casi
cualquier mujer de la realidad colombiana. Es por el papel imprescindible, aunque oculto,
de las mujeres en cien años de soledad desde Úrsula Iguarán en adelante, que me
propongo demostrar que ella son la representación de las mujeres colombianas quienes
se desarrollan en un contexto de invisibilidad producto de la existencia de un machismo
cultural tanto masculino como femenino. Lo anterior, con el objetivo de proponer una
reflexión del machismo más allá del discurso de la igualdad de género, ahondando en su
arraigo cultura y las implicaciones que trae consigo. Para esto, me sentaré en el análisis
de tres personajes exponentes de diferentes formas de vivir el genero femenino , Úrsula
Iguarán como representante de la mujer ama de casa, Pilar Ternera objeto de deseo
exponente de la mujer desinhibida y sin ataduras masculinas y Amaranta Úrsula como la
mujer contemporánea culta y abierta al mundo y a sus cambios, al mismo tiempo,
conectare estas mujeres con la vida real para ver de qué manera se ve reflejada en la
obra el machismo cultural colombiano y Latinoamericano.

Mujer madre

Úrsula Iguarán es la representación de la mujer madre y esposa, siempre atenta del


funcionamiento del hogar y fuerte ante las decepciones ocasionadas por las insólitas
empresas emprendidas por José Arcadio Buendía, Ella, la mujer a la que nunca se le oyó
cantar no es otra cosa que la mujer entregada por completo a su hogar, apartada de la
diversión pero que en ningún momento se siente infeliz o sumisa; esta mujer es el motor

1
Stycos citado en: Giraldo 1972: 304
de la familia Buendía y lo sigue siendo ante un esposo ausente e inservible (José Arcadio
amarrado al castaño y ajeno a la realidad).

Úrsula es la encargada del hogar y el personaje fundamental de la obra que a pesar de


ello gira en torno al coronel Aureliano Buendía, y en general, a los hombres de la familia
por tanto son los personajes visibles ante Macondo y ante el mundo mientras la vida
Úrsula se desarrolla dentro de la cotidianidad y privacidad del hogar, el mismo García
Márquez no describe la travesía de Úrsula para encontrar a José Arcadio y solo
reaparece en la obra cuando regresa a Macondo “De pronto casi cinco meses después de
su desaparición llegó Úrsula. Llegó exaltada, rejuvenecida, con ropas nuevas de un estilo
desconocido en la aldea.” (García Márquez. Pag: 36).

De esta manera, el hogar sin la Úrsula ama de casa difícilmente podría ser y sin embrago
esta oculta, oculta no solo por la narración sino porque ella misma no se da tiempo para
nada diferente a su hogar, vive su condición de mujer educada para ser ama de casa y
estar a la sombra de las decisiones descabelladas de un marido que es la columna
aparente del hogar aunque en realidad sea ella, situación nada alejada de la realidad en
la que las mujeres con o sin un esposo están destinadas a ocuparse del hogar y de los
hijos, profesionales o no, dedicadas a otras actividades o no es necesario que estén
pendientes del funcionamiento del hogar porque desde sus madre y sus abuelas se les ha
enseñado que esos son responsabilidades de mujeres, por la razón absurda aunque
legitima de ser mujeres. “Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer”, reza el
refrán detrás siempre detrás y oculta mientras los esfuerzos van dirigidos a que él quede
libre de la responsabilidad de hogar, inclusive de la responsabilidad familiar para
destacarse en lo que prefiera, porque culturalmente se supone que esa es su naturaleza y
para eso fueron hechos.

Mujer amante

La otra mujer representativa en la obra es pilar Ternera, una mujer instintiva quien vive su
sexualidad sin remordimientos, sin embargo para la familia Buendía es casi invisible, en el
día, ayuda en las labores domesticas de la casa, en la noche ofrece a hombre efímeros
una pasión pasajera y sin reclamos en medio de la soledad y la oscuridad de humilde
vivienda. La obra nos revela sus facetas cuando narra el romance que sostiene con los
hermanos, Aureliano y José Arcadio, de quien tiene un hijo, sin embrago nunca es
reconocida como parte de la familia, no forma parte de ella como si la forman las esposas
de los descendientes de la estirpe. En medio de su ocultamiento, fabricado por ella misma
termina, despertando instintos sexuales en su propio hijo, ella como objeto de deseo
momentáneo no se construye como un sujeto igual a los demás, es una mujer mística
pero inferior e invisible, en la casa relegada a su papel de empleada domestica, en su
privacidad auto relegada a objeto sexual.

Su contraparte masculina es el coronel Aureliano Buendía, a quien producto de sus


amores invisibles de campamento de guerra le quedaron 16 hijos, cada uno de diferente
mujer, hijos reconocidos producto de una promiscuidad sin culpabilidad o sin
señalamientos sociales, por supuesto es un barón y en esta sociedad machista se
supones que los hombres son mujeriegos por naturaleza y esto resulta ser una situación
ante la cual no hay asombro inclusive se supone una demostración de su condición de
macho, como lo anota Octavio Giraldo “ Su potencialidad sexual debe ser ejercida de
echo en su relación y conquista con las mujeres. Y mientras más mujeres mejor” (Giraldo
1972).

Lo anterior, nos remite a la sociedad latinoamericana en donde la sexualidad femenina se


ha manejado siempre bajo un velo de ocultamiento tejido de mitos, Tabúes y tradiciones
que legitiman la relegación de la sexualidad femenina a un ámbito puramente privado e
inclusive tan personal que no puede ser asumida ni hablada abiertamente en comparación
de la sexualidad masculina, la cual no es señalada ni juzgada de la misma manera, esto
es alimentado por la aceptación femenina de dichas circunstancias, el señalamiento
social es tal que las propias mujeres se encargan de juzgar a las demás y juzgarse a sí
mismas con respecto al manejo de su vida sexual, por medio de la creación de
sentimientos de culpa hacia si mismas y degradación verbal hacia otras mujeres, porque
la promiscuidad femenina es juzgada peyorativamente por el propio genero, mientras que
en los hombres esta característica es natural y si se quiere un atractivo porque da cuenta
de su indudable heterosexualidad. ¿Acaso si Pilar ternera hubiera tenido 16 hijos de 16
hombres diferentes, el hecho hubiera sido aceptado por otras mujeres con la naturalidad
que se le acepto al coronel?

Culturalmente una mujer es objeto de deseo y al mismo tiempo se reprime como sujeto
que desea: “Se espera que las mujeres sean social y sexualmente pasivas de tal manera
que sean conquistadas y no conquistadoras. Deben mostrarse sexualmente indiferentes y
sus esposos se abstienen con frecuencia de excitarlas no sea que se interesen
sexualmente por otros hombres” (pp. 305).
Mujer Contemporánea.

Por su parte, Amaranta Úrsula, se nos presenta como una mujer evolucionada y actual, la
apertura de Macondo al mundo dio pie para la apertura de la mujer mas allá de los límites
del hogar, esta mujer representa una ruptura con un pasado tradicional, en las
postrimerías de 100 años de soledad la mujer viaja, se preocupa por su imagen y se
revela mas libre, por supuesto la herencia fuerte e indomable de Úrsula se halla
presente es esta joven y cosmopolita mujer que sin embargo se siente de alguna manera
atada a Macondo y por eso regresa casada a la eterna casa de la estirpe Buendía, se
entierra en ella, para hacerse cargo del lugar con el firme propósito de apartar la
soledad y los estragos del tiempo y el olvido presentes en la destruida casa en la que se
enamora de su sobrino Aureliano y aunque fue capaz de vivir su amor con sinceridad y
sin remordimientos su entrega termina con la destrucción de su vida y el cumplimiento de
la profecía de Melquiades.

El rastro del machismo en Amaranta Úrsula así como el rastro en algunas mujeres
contemporáneas se hace más difícil porque con la apertura de las discusiones en torno
a la igualdad de género así como las actuales condiciones de vida se ha logrado un
avance considerables en la reflexión acerca del machismo, sin embargo así como
Amaranta Úrsula la mujer en la actualidad es la que además de sus planes de realización
personal carga con la responsabilidad del hogar y la familia como algo absolutamente
natural y casi que único del genero. Por tanto, son ellas quienes en la mayoría de casos
abandonan sus proyectos al tener que decidir entre realización personal y manejo de un
hogar, y no se trata de que las dos no puedan lograse juntas, se tata de que en ausencia
del elemento masculino en un hogar, lo cual es una realidad ante la cual no hay sorpresa
y en cierta medida está legitimada por la sociedad, la madre debe renunciar a sus planes
para dedicarse al hogar porque como se dice y se cree popularmente la mujer debe
atender al hombre, así se educa a las mujeres desde pequeñas, desde sus juegos hasta
en el trato que se les da y los valores que se les inculcan desde el hogar hasta en los
colegios, transmitiendo la cultura machista de generación en generación y entre mujeres
y hombres de igual forma como lo evidencia Giraldo al sitiar a Stycos: “El niño aprende a
través del trato que se le da, que el ser “machito” genera confianza en sí mismo, lo vuelve
de pelo en pecho y le origina muchos privilegios especiales. En contraste con esto
observa como su hermana tropieza con una serie de restricciones indicadoras de su
situación de dependencia, debilidad e inferioridad.”
Conclusión

La manera en que están narrados los personajes femeninos de cien años de soledad son
si se quiere una denuncia de García Márquez a la existencia de un machismo femenino y
sobretodo cultural, un machismo que va mas allá de las discusiones de igualdad de
género y la discriminación por parte de los hombres, como se demostró, la obra plasma
la realidad de la mujer Latinoamericana, de sus facetas y de la manera como
autoconstruyen su identidad de género, basado en valores, creencias, mitos costumbres y
demás aspectos culturales.

No se trata de decir que las mujeres y los hombres deben comportarse exactamente igual
o que el machismo femenino es la regla general de la sociedad latinoamericana, se trata
mas bien de proponer una reflexión acerca de la visón que tenemos de nosotras mismas,
de la concepción que tenemos del género y de las características masculinas que
aceptamos y elogiamos, se trata de proponer un a reflexión desde el propio género y
desde la propia cultura para cuestionaremos hasta donde somos causantes del
machismo del que tanto nos quejamos, hasta donde lo estamos permitiendo y nos
estamos auto discriminado con respecto al género masculino y lo que es peor aún hasta
donde estamos contribuyendo a su reproducción por medio del miedo al y el uso del
señalamiento. Finalmente, sería interesante en una próxima investigación ahondar en el
tema del machismo cultural femenino haciendo un rastreo desde los antepasados
indígenas y la herencia colonial.

Bibliografìa:

http://redalyc.uaemex.mx/pdf/805/80540302.pdf

http://www.convencion.org.uy/10Indigenas/Brechas_de_genero_o_de_etnia.pdf

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