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ASIGNATURA:
DERECHO CONSTITUCIONAL I
TRABAJO:
LA REPUBLICA Y LA
SOBERANIA DEL PUEBLO
DOCENTE:
GRUPO 02:
CHIMBOTE – PERÚ
2019
A Dios por su inmenso amor, Protección
y misericordia, Que nos ayuda en el
camino del Estudio, para poder lograr
nuestro más anhelado sueño.
I. INTRODUCCION…………………………………………………….. 04
II. RESUMEN……………………………………………………………. 05
III. LA REPUBLICA Y SOBERANIA DEL PUEBLO…………………… 06
3.1 REPUBLICA 06
3.2 LA SOBERANIA
3.2.1 La soberanía en la Edad Media…………………………… 45
3.2.2 Concepto Moderno de Soberanía………………………….. 45
3.2.3 Soberanía Interna y Soberanía Externa………………….. 46
3.2.4 La Soberanía según sus perspectivas……………………… 46
3.2.5 Titularidad de la Soberanía………………………………... 47
3.2.6 Soberanía Nacional y Popular……………………………… 47
3.2.7 Soberanía en la actualidad…………………………………. 48
3.2.8 Soberanía y el Derecho Internacional……………………... 48
3.2.9 Soberanía y Cooperación Internacional…………………… 49
3.2.10 La base política de la Soberanía…………………………… 50
IV. CONCLUSIONES………………………………………………………. 52
V. BIBLIOGRAFIA ………………………………………………………… 54
VI. ANEXOS ………………………………………………………………… 55
I. INTRODUCCION
La ficción de la soberanía popular está en el sustrato de esa crisis: ¿cómo se ejerce, qué es "el
pueblo"? Quizás la fórmula más precisa para definir al soberano sea la acuñada por Carl
Schmitt: soberano es quien detenta el poder de declarar el estado de excepción. El alcance que
adquiere el estado de excepción es materia de los debates más complejos de la filosofía política
y el derecho contemporáneos. Y también de la práctica cotidiana de la política. Sea por la vía
de la delegación plebiscitaria, sea por la del golpe de estado, se transfiere la soberanía al
dictador, desde "el pueblo" y las instituciones que representan su hipotética soberanía. Se suele
recurrir a la imagen del cuento de Andersen "El traje nuevo del emperador" para señalar los
momentos en que se desnuda tal traspaso de soberanía. Esto puede suceder a través de
elecciones y plebiscitos (no de otra manera concentraron todo el poder un Mussolini o un
Hitler), o a través de la renuncia de los parlamentarios (diputados, asambleístas) a su función
legislativa y de control. O puede suceder a través de un golpe de estado. A veces, en medio de
la crisis, la República parece resucitar desde una suerte de agonía. Berlusconi es sentenciado
por sus delitos de corrupción, chantajea a la República italiana, amenaza con liquidarla, pero
finalmente la mayoría de sus diputados y senadores lo "traiciona".
El presente trabajo busca exponer el origen de la Republica como sistema organizativo del
estado y analizar el fundamento y rol del principio de la soberanía del pueblo en un estado
Republicano contemporánea y el significado y alcance que tiene su consagración en la teoría
constitucional.
La soberanía es el poder absoluto de un Estado que emana del pueblo o de la voluntad general
y que se ejerce a través de las instituciones de dicho Estado sin influencias, mandatos o
consignas de otros estados, organizaciones o de cualquier elemento ajeno. Soberano significa
tener ese poder absoluto de decisión perpetuo, supremo, sin límites, no divisible e
imprescriptible.
Desde la perspectiva teórica, la soberanía se dirige a aclarar el fundamento que tiene el orden
estatal que está encabezado por la constitución. La soberanía es una respuesta política –no moral
a la necesidad de encontrar un fundamento meta-jurídico a la validez del Derecho, tiende un
puente entre el fundamento filosófico de la legitimidad del Estado, construido en términos
puramente especulativos, la realidad política sobre la cual se erige el fenómeno del dominio
estatal sobre los individuos y, en último término, la afirmación de la validez del Derecho. La
respuesta de la soberanía del pueblo se articula como una imputación al pueblo de un poder pre-
jurídico para fundar mediante un acto de voluntad el orden estatal que desea.
Un Estado se dice soberano porque dicta leyes de acuerdo con la voluntad popular y para
beneficio de esa mayoría. Dichas disposiciones no pueden ser objetadas por otros, sean estados
u organizaciones internacionales, puesto que se entiende que ellas no violan la soberanía de
otros estados. El Estado dicta leyes en nombre de su pueblo para protegerlo, manteniendo
invariable su poder sobre el territorio que lo comprende y su independencia respecto de los
demás.
III. LA REPUBLICA Y LA SOBERANIA DEL PUEBLO
3.1 LA REPUBLICA
El término “república” proviene de las voz latina respublica, compuesta por res (“cosa”)
y publica (de todos, pública), por lo que equivale a la gestión de lo público, de la soberanía
que reside en el pueblo y no en sus gobernantes. Esto significa que en un sistema
republicano, los gobernados pueden establecer el marco de leyes según las cuales desean
administrar los intereses de todos
La república como tal data de tiempos antiguos, en especial de la Grecia Antigua, si bien
no operaba exactamente como lo hace hoy en día. En las repúblicas griegas existía la
esclavitud y eran gobernadas por una aristocracia militar, junto a un concilio de sabios que
administraban la ley y la religión. De allí el concepto pasó al Imperio Romano, que alternó
épocas de monarquía y de republicanismo, pero no fue hasta la caída de las monarquías
absolutistas en Europa (alrededor del siglo XVIII) que la república se impuso como el
sistema de gobierno electo por las masas. En ello influyó mucho el pensamiento burgués y
la Ilustración francesa (Republicanismo ilustrado)
Republicas Clásicas
El tipo moderno de "república" en sí es diferente de cualquier tipo de estado que se
encuentre en el mundo clásico. Sin embargo, hay una serie de estados de la era
clásica que todavía hoy se llaman repúblicas. Esto incluye la antigua Atenas y
la República romana. Si bien la estructura y el gobierno de estos estados era muy
diferente del de cualquier república moderna, existe un debate sobre hasta qué punto
las repúblicas clásica, medieval y moderna forman un continuo histórico. J. G. A.
Pocock ha argumentado que una tradición republicana distinta se extiende desde el
mundo clásico hasta el presente. Otros estudiosos no están de acuerdo. Paul Rahe,
por ejemplo, argumenta que las repúblicas clásicas tenían una forma de gobierno
con pocos vínculos con las de cualquier país moderno.
Con el tiempo, las repúblicas clásicas fueron conquistadas por los imperios o se
volvieron ellos mismos. La mayoría de las repúblicas griegas fueron anexadas al
Imperio Macedonio de Alejandro. La República romana se expandió
dramáticamente conquistando los otros estados del Mediterráneo que podrían
considerarse repúblicas, como Cartago. La República romana se convirtió
entonces en el Imperio Romano.
SubContinente Indio
El antiguo subcontinente indio tenía una serie de primeras repúblicas conocidas
como Mahajanapadas. Mahajanapadas consistió en dieciséis repúblicas
oligárquicas que existieron durante los siglos VI a C hasta el siglo IV a C. Algunos
eruditos indios, como K. P. Jayaswal, han argumentado que varios estados en la
India antigua tenían formas republicanas de gobierno. Si bien no existen
constituciones ni obras de filosofía política sobrevivientes de este período en la
historia de la India, los textos religiosos supervivientes se refieren a varios estados
que tienen sabhās o Gaṇa sangha, un tipo de república o gobierno basado en
consejos, en oposición al monárquico. Los escritores griegos antiguos mencionan
que Alejandro Magno se encontró con ciudades-estado y regiones donde un
consejo de ancianos gobernó con autoridad suprema.
Republicas Liberales
Junto con estas revueltas republicanas iniciales, la Europa moderna también vio
un gran aumento en el poder monárquico. La era de la monarquía absoluta
reemplazó a las monarquías limitadas y descentralizadas que habían existido en la
mayor parte de la Edad Media. También vio una reacción contra el control total del
monarca, ya que una serie de escritores crearon la ideología conocida
como liberalismo.
Fuera de Europa, se creó otro grupo de repúblicas cuando las guerras napoleónicas
permitieron a los estados de la América española obtener su independencia. La
ideología liberal tuvo un impacto limitado en estas nuevas repúblicas. El apoyo
principal de la emancipación, estuvo en la población criolla local, descendiente de
europeos, en conflicto con los gobernadores llegados de España. La élite criolla
tenía poco interés en dar a a los grupos amerindios poder y una amplia base
representación. Simón Bolívar, el principal instigador de las revueltas y uno de sus
teóricos más importantes, simpatizaba con los ideales liberales, pero consideraba
que la América hispana carecía de la cohesión social necesaria para que tal sistema
funcionara y defendía la autocracia cuando era necesario.
En la Antigüedad
Pocos textos antiguos sobrevivieron a la Edad Media, entre estos pocos está La
República de Platón. No obstante, pese a los elevados ideales de ésta, cuando
Platón puso sus ideas políticas en práctica en la polis de Siracusa el resultado fue
un completo fracaso.
En el Renacimiento
Republicanismo Ilustrado
— La autoridad de la ley.
— La exigencia de que los gobiernos se interesen por los ciudadanos a los que
afecta dicha ley.
República Islámica
Como Antecedentes, La Stamp Act ('Ley del Timbre') de 1765 y las Townshend
Acts ('Leyes de Townshend') de 1767 hicieron que los colonos se disgustaran por
las decisiones británicas sobre imponer tributos a las colonias sin previa consulta
en el Parlamento de Westminster. Uno de los manifestantes era John Hancock. En
1768, la embarcación Liberty de Hancock fue retenida por funcionarios de aduanas
y se le imputaron cargos de contrabando (ya que su té provenía de colonias de los
Países Bajos y no de colonias inglesas). Lo defendió John Adams y los cargos
fueron finalmente retirados. Sin embargo, Hancock tuvo que enfrentar después a
otros cientos de acusaciones.
Como Hechos, la noche del mismo día, se puso en marcha el movimiento. Antes de
que debiera desembarcarse el té, los Hijos de la Libertad (según fuentes, entre 60 y
150 personas) se disfrazaron como indios mohawk, dejaron la gran asamblea de
protesta y se dirigieron al muelle de Griffin, donde estaban el Dartmouth y los
recién llegados Beaver y Eleanour. Rápida y eficientemente, armados con hachas y
cuchillos, amedrentaron a los marineros y subieron cajas de té de la bodega a la
cubierta (prueba razonable de que algunos de los «indios» eran, en efecto,
estibadores). Abrieron las cajas y arrojaron el té por la borda. En el trabajo que duró
hasta entrada la noche, se emplearon menos de tres horas, actuando los asaltantes
de forma rápida y eficiente. Al amanecer, 45 toneladas de té de un valor estimado
de 10 000 libras habían sido vertidas a las aguas del puerto de Boston.1 Nada más
fue dañado o robado, a excepción de la rotura accidental de un candado que fue
reemplazado anónimamente poco después. El té flotó en las orillas alrededor de
Boston durante semanas.
Este acto generó las críticas de funcionarios tanto de la colonia como británicos.
Por ejemplo, Benjamin Franklin declaró que el coste del té debía ser reembolsado
y ofreció pagarlo con su propio dinero. Desde la metrópoli se llevaron a cabo
medidas represivas contra las colonias: El gobierno inglés cerró el puerto de Boston
en 1774 como represalia y declaró el estado de excepción, instaurando otras leyes
conocidas como Intolerable Acts (Leyes intolerables), también llamadas Coercive
Acts (Leyes Coercitivas) o Punitive Acts (Leyes Punitivas). Sin embargo, también
inspiraron otros actos similares que se llevaron a cabo posteriormente, como la
quema del barco Peggy Stewart. El motín del té en Boston, con el tiempo, demostró
ser una de las varias causas que llevaron a la guerra de Independencia de Estados
Unidos. Al menos, este motín y la reacción que lo siguió sirvieron para consolidar
el apoyo a los revolucionarios de las trece colonias quienes, a fin de cuentas,
tuvieron éxito en la guerra de la independencia.
En cuanto al consumo del té, muchos colonos, en Boston y otros lugares del país,
juraron no tomar dicha bebida como señal de protesta, prefiriendo otras infusiones
herbales y el café. No obstante, este movimiento social de protesta contra el
consumo de té no fue duradero.
Desde el punto de vista político, fueron fundamentales ideas tales como las
expuestas por Voltaire, Rousseau, Diderot o Montesquieu (como por ejemplo, los
conceptos de libertad política, de fraternidad y de igualdad, o de rechazo a una
sociedad dividida, o las nuevas teorías políticas sobre la separación de
poderes del Estado). Todo ello fue rompiendo el prestigio de las instituciones del
Antiguo Régimen, ayudando a su desplome.
Desde el punto de vista económico, la inmanejable deuda del Estado fue exacerbada
por un sistema de extrema desigualdad social y de altos impuestos que
los estamentos privilegiados, nobleza y clero no tenían obligación de pagar, pero
que sí oprimía al resto de la sociedad. Hubo un aumento de los gastos del Estado
simultáneo a un descenso de la producción agraria de terratenientes y campesinos,
lo que produjo una grave escasez de alimentos en los meses precedentes a la
Revolución. Las tensiones, tanto sociales como políticas, mucho tiempo contenidas,
se desataron en una gran crisis económica a consecuencia de los dos hechos
puntuales señalados: la colaboración interesada de Francia con la causa de la
independencia estadounidense (que ocasionó un gigantesco déficit fiscal) y el
aumento de los precios agrícolas.
Los Estados Generales fue convocado por Luis XVI, rey de Francia. Se reunieron
en Versalles el 5 de abril de 1789. Los Estados Generales eran una especie de
asamblea (parlamento) integrada por 1200 diputados (300 por el clero, 300 por la
nobleza y 600 por el Tercer Estado o Estado Llano).
— Huida del Rey, Luis XVI pretendió huir al extranjero pero fue descubierto en
Varennes y luego detenido y encerrado en la Tullerias.
Toma de la Bastilla
Etapa Republicana (1792 – 1804)
La Convención (1792-1795)
Acciones Militares
El Bloque continental
Napoleón pensó someter por hambre a Inglaterra, para ello decretó el bloqueo
continental, prohibiendo a las naciones europeas todo comercio con Inglaterra; los
resultados le fueron adversos. Como el Papa Pío VII no se sumara a tal bloqueo,
Napoleón lo encarceló y ocupó los Estados de la iglesia. Portugal también fue
invadido por los franceses, Juan VI huyó al Brasil.
Invasión a España
Comenzó en 1808 y duró la ocupación hasta 1813, año en que los invasores fueron
expulsados del país con la ayuda de los ingleses. La Traición de Godoy y la
ineptitud y cobardía de Carlos IV y Fernando VII, facilitaron el encumbramiento
de José I, como rey de España. La lucha fue heroica. Toda España se convirtió en
un campo de batalla. Los franceses sufrieron derrotas en Bailén y, finalmente, en la
batalla de Vitoria. Los invasores perdieron más de 300 mil hombres.
Campaña de Rusia
Se inició en 1812 y concluyó con la retirada francesa a fines del mismo año, mas
de 400 mil soldados, al mando de Napoleón, invadieron Rusia y consiguieron
ocupar Moscú. Pero los rusos emplearon la táctica de «tierra arrasada», privando de
todo medio, da todo recurso al enemigo; además, el crudo invierno y la fiera
resistencia y ataque de los cosacos, determinaron la desastrosa retirada de Napoleón
rumbo a Francia. Las batallas más importantes fueron: La de Moscowa, que facilitó
a Napoleón la ocupación de Moscú y, finalmente, la de Beresina, desfavorable a los
invasores.
Batalla de Leipzig
Batalla de Waterloo
Es necesario considerar que para Aristóteles los fines supremos de las formas
de gobierno deben ser:
De esto se advierte que si sólo somos libres entre iguales no puede haber una
clase gobernante, deben gobernar todas por igual.
República federal
República centralista
República de platón
Repúblicas parlamentarias
El parlamentarismo es un sistema de organización política en la que la rama
ejecutiva del gobierno depende del apoyo directo o indirecto del parlamento, a
menudo expresado por medio de un voto de confianza. El poder ejecutivo de las
repúblicas parlamentarias proviene y depende del poder legislativo; el jefe de
gobierno (llamado “primer ministro”) a veces es el líder del partido o coalición con
mayor representación en el parlamento o cuerpo legislativo. Existe también un jefe
de Estado independiente (llamado “presidente” con poderes limitados, simbólicos
o meramente ceremoniales).
Repúblicas presidencialistas.
Los sistemas presidencialistas tienen una clara soberanía y separación de poderes
de gobierno; el ejecutivo es elegido de manera independiente de la rama legislativa,
la cual a menudo se conoce como “congreso”. El jefe de gobierno es a la vez jefe
de Estado (llamado “presidente”) y por tanto no existe el cargo de primer ministro.
Repúblicas semipresidencialistas
En los sistemas semipresidencialistas existe un primer ministro (jefe de gobierno)
y un presidente (jefe de Estado), el poder ejecutivo es compartido o "bicéfalo". A
diferencia de los sistemas parlamentarios el presidente no es una figura ceremonial,
sino que posee algunos poderes ejecutivos y se encarga de algunas áreas del
gobierno. El presidente a menudo se elige de manera separada de la rama
legislativa.
Repúblicas unipartidistas
Las repúblicas unipartidistas son estados en los que un partido único tiene todo el
poder en el gobierno o estados en que la estructura del partido es a la vez la
estructura del gobierno y que no permiten la creación de otros partidos (o si existen
otros partidos, tienen una representación muy limitada). En los estados apartidistas
no se permite la creación de ningún partido político.
El Parlamentarismo
Los romanos exportaron el sistema senatorial a las colonias provinciales, donde los
senados hacían las veces de órganos municipales encargados de la administración
de las ciudades que contaban con uno. Con la caída del Imperio Romano de
Occidente, algunas de las ciudades de influencia latina de la península italiana
mantuvieron las cámaras municipales, que desembocarían en órganos ejecutivos de
las incipientes ciudades estado italianas. Las asambleas y comunas de las
Repúblicas de Florencia, Venecia, Génova y Pisa pueden rastrearse en origen a tales
asambleas, y aunque su poder se viera reducido a territorios de escasa extensión, su
influencia dentro de la política internacional podía ser grande, por ejemplo durante
las guerras entre güelfos y gibelinos a partir del siglo XIII.
En los territorios capturados por los pueblos germánicos, se prolongaron a veces las
costumbres tribales de los conquistadores, convocándose asambleas de la nobleza
germánica en tiempos de crisis o de necesidad; sin embargo, de tales parlamentos
sólo participaban la nobleza y, en alguna ocasión, el clero, y sus decisiones solían
quedar supeditadas a las del monarca.
Modelos de parlamentarismo
En uno y otro caso, el distinto origen del parlamentarismo dará lugar a diferenciar
dos modelos básicos: el modelo inglés surge antes de los movimientos obreros y es
una conquista de la burguesía frente al absolutismo y al feudalismo, por lo tanto su
desarrollo no se verá impugnado por los propios beneficiarios. En el modelo
continental, la burguesía no tardará en encontrarse con la respuesta de los grupos
socialistas y el parlamentarismo -en cuanto poder absoluto del pueblo que se refleja
en una asamblea- se mitigó en sus primeros intentos por temor a que las propias
teorías permitieran el acceso de una mayoría de trabajadores a las instituciones.
- Mayor representación del conjunto social en la medida que las decisiones deben
consensuarse en muchas ocasiones entre distintas facciones políticas
representadas en el Parlamento.
- Mejor capacidad de respuesta frente a una crisis de gobierno en la medida que
puede cambiar el poder ejecutivo adoptando la moción de censura.
Se señalan como desventajas frente al Presidencialismo:
3.2 LA SOBERANIA
Antecedentes Históricos
Con frecuencia se ha afirmado que el concepto de soberanía es confuso y polémico, incluso
se le ha atribuido haber sido uno de los factores importantes en el estallido de las guerras.
Kaplan y Katzenbach, tratadistas de Derecho internacional, afirman que el término
soberanía es vago e inconsistente, que es un símbolo altamente emotivo y que «no es una
idea que resulte muy útil ni a fectos de análisis ni de descripción”.
El Estado nacional nació con una característica antes no conocida: la idea de la soberanía.
La soberanía es el fruto de las luchas sostenidas por el rey francés contra el imperio, la
Iglesia y los señores feudales; este nacimiento del Estado soberano ocurrió a finales de la
alta Edad Media.
Bien conocida es la pretensión de la Edad Media de conseguir una unidad religiosa regida
por la Iglesia romana. Dentro de estas unidades se establecieron reinos cuyos jefes recibían
tal título del emperador; en esos reinos existían los señores feudales quienes competían en
poder y señorío con los propios reyes.
La Iglesia trató, desde principios del siglo xi, de independizarse de las presiones políticas
del imperio y posteriormente de dominarlo. El acontecimiento principal en esta lucha fue
el episodio de Canossa, en el cual el emperador Enrique IV, de rodillas y descalzo, pidió
perdón al papa Gregorio VII.
En 1214 el rey francés Felipe II, apoyado por los barones y señores feudales, derrotó en la
batalla de Bouvines al emperador Otón.
Ocho decenios después de ese triunfo, otro rey francés, Felipe el Hermoso, se impuso al
papa Bonifacio VIII. Como los señores feudales, después de una serie de luchas, se habían
sometido a la autoridad real, al vencer Francia al imperio y a la Iglesia (episodio de
Avignon), nació como un Estado nacional, como una unidad que reconoció un poder: al
rey que había destruido los estamentos feudales y construido una nación. Se hacía posible
la idea que tiempo después Renán expondría: Francia se constituía por el plebiscito
cotidiano de todos los franceses. Así nació el Estado nacional y soberano.
El concepto de soberanía no fue manejado ni por griegos ni por romanos. Dice Georg
Jellinek que la idea de soberanía se forja en la Edad Media y “en lucha con estos tres
poderes (la Iglesia, el Imperio romano y los grandes señores y corporaciones) ha nacido la
idea de la soberanía, que es, por consiguiente, imposible de conocer sin tener igualmente
conocimiento de estas luchas”. Diversos autores contemplan la cuestión de la soberanía en
sus obras; tal como Herman Heller, con La Soberanía; F. H. Hinsley, con El concepto de
soberanía; o Harold J. Laski, con El problema de la soberanía.
3.2.1 La soberanía en la edad media
En la baja Edad Media se van formando las estructuras políticas que durarán largos
años en Europa Como siempre sucede en la Historia, se trata de un proceso lento y
gradual, en el que colaboran factores de muy varia especie. Poco a poco el poder del
Rey se hace más firme y efectivo; los cuadros de una administración incipiente se
van apuntando; el Ejército y la Hacienda comienzan a tratarse en forma calculada, o
racional si se prefiere. Y en el ámbito de las ideas hay personas que empiezan a pensar
a la manera moderna, más preocupados por la causa pública que por la persona del
príncipe, rodeado de sus familiares, amigos y consejeros.
No es extraño, por eso, que una de las categorías que mejor sirven para explicar el
Estado moderno, es la idea de soberanía, manejada por escritores de la. Baja Edad
Media donde siempre era asociada al Rey, los hombres de Estado tienen que saber
que la soberanía pertenece sólo al Rey. En esto están de acuerdo todos los escritores
de la época. Y le pertenece la soberanía en tanto ejerce por derecho divino su poder.
En cuanto a lo político, la palabra soberanía, asoma en los textos de la época en muy
pocos casos.
a. Es intransferible, es decir, no puede ser ejercida por otra persona que no sea la
señalada expresamente por la Constitución.
b. Es ejercida o su titularidad está en manos del pueblo.
c. La Constitución y las leyes establecen las formas para ejercerla. Es ella quien
concede la legalidad al Poder del Estado, por medio del reconocimiento o
aceptación del mismo.
3.2.3 Soberanía interna y Soberanía externa
La soberanía, que es una e indivisible, puede ser contemplada desde dos ángulos o
aspectos: el interno y el externo; ya Rousseau, Hegel y Jellineck se ocuparon de ellos:
La soberanía política es aquella que hace alusión a poder del Estado de imponer todo
aquello que le parezca necesario. Aunque se piense que cada Estado ejerce su
soberanía jurídica y política, no es así en todas las naciones. Existen casos en los que
el Estado puede tener la soberanía jurídica, sin embargo, su soberanía política
depende de los dictámenes de otras naciones en cuanto a su desarrollo social, político
y económico.
El Estado no tiene sobre sí ninguna otra autoridad salvo la del Derecho internacional;
existe igualdad soberana entre los Estados y ninguno debe tratar de intervenir en los
asuntos internos del otro. El Estado soberano continúa siendo una pieza, esencial en
la organización social y política de la humanidad y del Derecho internacional.
Sin Derecho internacional no existe respeto para la soberanía de los Estados, por lo
cual debe entenderse que la expresión que los Estados están sometidos al Derecho
internacional está ligada estrechamente al principio de la igualdad soberana de los
Estados
En este punto, parece que llegamos a una contradicción con el concepto legal de la
soberanía del Estado, como se ya se ha detallado anteriormente. ¿Está la soberanía
investida en el pueblo, en el gobernante o en el Estado? En el contexto histórico de
la revolución y la independencia de los Estados Unidos era muy importante dar
énfasis al ejercicio de los poderes del Estado que habían sido transferidos del
gobernante al pueblo. Pero esto no significa que el pueblo, en su colectividad, ejercita
los poderes del Estado de la misma manera que el gobernante lo venía haciendo. Si
dijéramos que el pueblo
es el soberano, nos referimos a éste como el que determina los cuerpos legislativos
y/o ejecutivos de un Estado a través de las elecciones. Si el pueblo ejerciera los
poderes del Estado directamente (e individualmente), esto llevaría a una anarquía. Y
esto es lo opuesto al concepto del pueblo actuando como soberano de manera
democrática. Aunque en ciencia política es correcto afirmar que los poderes
soberanos del Estado, que antes estaban en un principio investidos en el gobernante,
ahora están detentados por el pueblo, no se cubren los requisitos necesarios del
concepto legal de la soberanía. En un contexto legal, los derechos y obligaciones
necesitan estar depositados en una persona física o moral. Esto no es diferente para
los Estados. Sin embargo, desde una perspectiva legal es claro que ni los gobernantes
ni el pueblo son el Estado. De acuerdo a la teoría de los tres elementos, el pueblo o
el gobernante (como parte de la organización estatal que ejercita el poder) son sólo
uno de los tres elementos materiales que constituyen un Estado. Legalmente, el
Estado (con todos sus elementos) es la persona legal, quien es el que porta los
derechos y obligaciones y como tal es el que porta la soberanía. El considerar
solamente al pueblo como el que tiene la soberanía resultaría en una reducción del
concepto de la personalidad legal del Estado. En el derecho internacional público, los
Estados son los portadores de los derechos (públicos) y las obligaciones. Por ejemplo,
para la conclusión de tratados, los Estados están representados por representantes
elegidos o monarcas hereditarios, mismos que no son en sí los portadores de tales
derechos y obligaciones. Esto es diferente a los tiempos del absolutismo. El Tratado
de Paz de Westfalia fue acordado entre gobernantes y no entre Estados. En el fondo,
necesitamos entender que existen dos conceptos diferentes de soberanía. Uno usado
desde una perspectiva histórica y política, y otro desde la perspectiva “legal”. Ambos
tienen su propio sentido, pero no deben ser mezclados. En el resto de este artículo, la
soberanía será usada basada en el concepto legal arriba expuesto.
IV. CONCLUSIONES
La información presentada nos deja en claro que la soberanía, es libertad interna y externa
del pueblo constituido en Estado. La soberanía dio un cambio radical de la época medieval
a la moderna donde se le cambio el sinónimo de “Rey”, por el de “Pueblo”, convirtiéndola
en la defensa de los pueblos pequeños y débiles frente a los grandes y fuertes. La
soberanía en estos momentos de la historia es el baluarte de los Estados frente a las
superpotencias y potencias que desean dominar e imponerse en el mundo. La soberanía
no admite condiciones, tutelajes ni limitaciones. La soberanía es la defensa emanada del
derecho y la razón contra la fuerza bruta.
La soberanía es y continuará siendo una idea para lograr la justicia entre los Estados, la
misma que se debe reflejar en el interior de ellos para que los hombres que forman los
pueblos lleven realmente una existencia digna de ser vivida
El núcleo del principio democrático y del principio de soberanía nacional en el que éste
se basa es la autodeterminación política de los ciudadanos como pueblo. Por eso el
principio democrático requiere, que el ejercicio del poder político pueda reconducirse a
la voluntad del pueblo45. Aquellos que pretenden construir Europa olvidando la
soberanía nacional y la democracia, principios constitutivos de los Estados europeos,
construyen castillos en el aire. El proyecto europeo sólo puede ser realizado sobre la
sólida base de la autodeterminación democrática de los pueblos europeos. Un sistema que
se cierre sobre sí mismo no perdurará. Debería movilizarse el potencial democrático de
las naciones y transmitirlo a la unión europea, pues ésta necesita más que nunca una
legitimación democrática, que no es capaz de proporcionarse ella misma. Es muy posible
que una Europa construida democráticamente por los pueblos europeos no coincida con
la visión de futuro de ciertos europeos, que sueñan con una Europa de la administración
que se legitima a sí misma. Pero sólo una Europa que se apoya en la voluntad de los
pueblos europeos goza de legitimación democrática; esa es la Europa del futuro46. La
meta debe consistir en el perfeccionamiento del modelo hasta ahora vigente de una unión
de Estados en la que los pueblos europeos, organizados en Estados, se unan en una entidad
que los una pero no los disuelva para la consecución de objetivos internacionales
comunes. La soberanía de los Estados europeos y sus pueblos no supone un obstáculo a
la realización de dicho proyecto. Es más, ésta es su condición jurídica imprescindible y
el requisito necesario para la legitimación democrática. Por eso no deberíamos abandonar
los conceptos de soberanía nacional y popular sino por el contrario defender, contra todo
ataque, la idea de legitimación que se esconde tras ellos.
V. BIBLIOGRAFÍA
http://es.wikipedia.org/wiki/Forma_de_gobierno#Clasificaciones_cl.C3.A1sicas_de_las_f
ormas_de_gobierno
http://pdfes.com/download/188003/Soberan%C3%ADa_nacional_y_Estado_cons
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http://es.wikipedia.org/
http://www.misrespuestas.com/que-es-la-soberania.html
http://www.leyes.com.py/documentaciones/constitucion%20nacional%20paraguaya/partI
_tituloI.php
VI. ANEXOS