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Al Pueblo Nunca Le Toca

Ensayo
Al pueblo nunca le toca, es una novela escrita con bastante sarcasmo y humor del escritor,
magistrado, novelista, diplomático y periodista, Álvaro Salom Becerra, en donde se cuenta la
historia de los partidos políticos liberal y conservador a través de dos personajes de ideales y
conductas opuestas entre 1918 y 1978. Fueron sesenta años, seis generaciones en las que el poder
fue para todos, menos para el pueblo. Además en una obra que actúa como crítica evidente ante
la sociedad en donde se exalta la relación fundamental de la politiquería y el bipartidismo,
dirigido desde minorías privilegiadas o no privilegiadas.

En este libro, se advierten además otras cosas como el cambio demográfico, avances
tecnológicos y desarrollo del país en general. La obra concentra una visión histórica de lo que
fue Colombia dese un análisis de la crítica social y política, narrando la vida en la clase popular
y la clase alta y de este modo de la tragicomedia en la que se envuelven los hombres de todo
nivel.

Casiano Pardo es un personaje descrito como pequeño, obeso, blanco, chato, calculador,
hipócrita, desconfiado, malicioso, enamorado y beato tales y como lo habían sido sus familiares
antecesores, decía que el pueblo no era más que un rebaño manso manejado por unos pastores
audaces e inescrupuloso que son los políticos que de un partido u otro hacen de un país lo que se
les viene en gana.

Por otro lado, Baltasar Riveros era alto, magro, moreno y narigón, nervioso, extrovertido, locuaz,
optimista, franco y ateo tal y como había sido engendrado en Une, único municipio liberal en la
provincia de Cáqueza.

Baltasar Riveros criticaba la religión por su doble moral, nada diferente a estos tiempos, por la
corrupción, manipulación, por el poder económico, político y social que representaba, para él su
única religión era la política, sus ideas, principios y valores eran todo, con base a eso justificaba
sus intereses antes que los de Casiano, el creía en la libertad y la igualdad, pero solo para los que
incluían su partido, pensaba que los conservadores eran unas bestias que había que eliminar.

Sin lugar a dudas la carencia de equidad en la política Colombiana siempre se ha mostrado


bastante relevante en lo que enmarca las clases sociales, es decir, las diferencias económicas,
religiosas, de pensamiento y un sin número de aspectos han convertido que la palabra política sea
sinónimo de confort, beneficio propio o de algunos que injustamente han descobijando a los que
más necesitan ayudas por parte de sus líderes.

En síntesis, refleja la condición humana como la lucha inalcanzable por hacer realidad
esperanzas muchas veces utópicas, sobre todo poniendo la fe en dirigentes de grupos políticos
que prometen el cambio positivo, pero a la vez, niegan el progreso. Se refleja la significancia en
sujetos como Baltasar y Casiano, en asuntos del poder político. Ellos solo son dos pequeñas
fichas de lo político, representan dos votos para sus partidos, pero se les niega parte de lo que les
corresponde como pueblo: dignidad, mejores condiciones de vida y la toma democrática de
decisiones.

Por ello, para ellos prevalece la desilusión al ver que las promesas no se cumplen a cabalidad y
que la ley que prima, es la ley del embudo, en donde lo angosto corresponde a los pobres,
mientras que el poder siempre será conservado por alta sociedad o los estratos más altos, en el
libro “Al Pueblo Nunca Le Toca” son los llamados la “High Class”, esto en un país democrático
e inconforme como lo es Colombia.

Nos deja como invitación el reflexionar, que una ideología no debería justificar actos
irracionales. Ninguna ideología política, ninguna doctrina o religión debería ser detonante para la
violencia, pues las consecuencias desde su independencia ha generado ser nefastas. El caso de
Colombia es ilustrativo: el bipartidismo, como ya lo habíamos nombrado anteriormente refiere
en el libro desde su independencia que ha generado notables y sangrientas divisiones como la de
los federalistas y los centralistas; liberales y conservadores; Godos y chulavitas, y hoy en día
guerrillas comunistas, paramilitares y ejercito estatal; narcotráfico, delincuencia común,
terrorismo, es imposible acallar nuestra voz, debemos dejar atrás esas diferencias retrogradas y
construir una verdadera democracia.

Es la hora de exigir lo que le corresponde al pueblo, a través de una revolución que empieza por
nosotros mismos, en donde no se vean reflejados los chantajes ni los grandes parlamentos de los
líderes políticos en campaña, lastimosamente la gente se ha acostumbrado que la moda es botar
su voto en las urnas por aquellas personas que en su campaña dieron el almuerzo con los patos
más grandes, mas llenos, con el que más promesas superficiales hicieron a su pueblo delante de
un micrófono, pero realmente no son capaces de visualizar, analizar, estudiar el plan de gobierno
tanto como al candidato, sus ideas, su origen, sus raíces, que es lo más importante; Se supone
que el gobierno debe estar conformado por el pueblo, suponiendo que estos no se robaran el
dinero, es mas ellos ayudarían a los de su clase pues saben de donde provienen.

“Esta historia fue parte de la violencia en Colombia años atrás”


–Cóndores no mueren todos los días.

No podemos solamente enfrascarnos en campañas y movimientos sino más bien en entender que
absolutamente todo lo que vemos en medios audiovisuales va encaminado al poder, a la
influencia, a la opresión. Solo bastara con observar un noticiero local como lo es Caracol o RCN
en donde el amarillismo redunda y se denota absolutamente la realidad influenciada de quienes
quieren que veamos todo tan normal, como ovejas sosegadas y arriadas que siguen un
lineamiento para el convencimiento, beneficio e interés de otros.
Es trágico pensar que ha pasado con un país como este, en donde los de más arriba se han
olvidado de su pueblo, se han olvidado que gracias a nosotros, están en donde están, que ha
pasado con la educación, la salud, y todos los aspectos que deben por derecho acoger y respaldar
al pueblo, será que es gracias a los políticos o a nosotros por ser los causantes de estas alzas al
gobierno, queda para nosotros el análisis y la resonancia de las anteriores palabras, ya es más que
evidente que es falta de cultura y educación lo que no nos dejara superar la opresión.

Libros como este, “Al Pueblo Nunca Le Toca” de Álvaro Salom Becerra; “Cóndores No
Entierran Todos los Días” de Gustavo Álvarez Gardeazábal; o “Cien Años de Soledad” del
majestuoso Gabriel García Márquez nos darán a conocer una realidad bastante fría y evidente
que con tan solo un poco de lectura y cultura general reflejaría una visualización distinta de lo
que está bien o mal en un país como Colombia o Locombia como se dije irónicamente por estos
tiempos.

Jorge Garzón, ilustre luchador en la política colombiana afirma que “Liberales y godos…total
piensan igual, gobiernan igual, roban igual” y esto refiere un tal acuerdo entre Casiano y
Baltasar, en donde al ser víctimas de la resignación llegan a la conclusión de que el gobierno no
cumple sus promesas, nunca se tendrán en cuenta las necesidades de la sociedad porque para
ellos… “Al Pueblo Nunca Le Toca”; Fría y cruel verdad a la que estaremos sometidos mientras
no abramos los ojos ante un país que pide a gritos la reacción de su pueblo, pero que podremos
esperar si estamos involucrados en un país en donde se le ofrece muerte y tumba al que piense y
se exprese distinto simplemente por no seguir la corriente del resto de los peces.

“Yo creo en la vida, creo en los demás, creo que este cuento hay que lucharlo por la gente, creo
en un país en paz, creo en la democracia, creo que lo que pasa es que estamos en malas manos,
creo esto tiene salvación. ESO ES UN NORTE DEMASIADO LARGO”

-Jaime Garzón

Isabel Vega Martín


Estudiante de Ingeniería de Sistemas
Al pueblo nunca le toca (Ensayo)
Comprensión y Producción de Textos
Mayo 16 de 2016

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