Maria Auxiliadora Alvarez(CUERPO, 1 Fditén, Funda, 1985
CAGDA, i Raion, Funcane, 1990
CUERPO caca
‘Mars Aunladore Alves
Coleccén “Cuadernos de Dfsisa® N* 210
Disedo Ponda: Dieter Grossberg
Tecox Ene
Coneccion: Marya Orequia
Inmpeesin: Graias integral
ISBN 980-253190-2
Fondo Edtoral Fandare, 193,
FUNDARTE /Aleldia de Caracas
Dircein de Policacones
Eco Tajamar PencHovse)
Parque Cenual av Lecuns
(Gace, Venexiela
“Apartado Postal 17559
‘Caracas 1015-8
CUERPOEL ESQUELETO DE AFUERA
“Tal una introduccién de cuervos negros en las fibras
ée su rbol interior’, como dice Artaud, quien pareciera
Inaberla impulsado hacia esas zonas del gran agujero car-
nal, “el esqueleto de afuera", Maria Auxiliadora Alvarez,
fue elaborando su escritura de mujer expuesta a la veja-
ion en unas cuarillas que atesoraba con excesivo celo 0
uiz4 con terrora ser sorprendida en su soltaria labor de
desmantelamiento esencial, alli, todos los jueves, en las
reuniones del taller de poesia del Centro "Rémulo Galle-
{g0s", mirindonos con sus ojos de oveja espantada, miea-
ttas intentabamos la lectura colectiva de la poesia y nos:
arriesgibamos a descifraria como el que se aventura a
{nterpretar las constelaciones @ la luz de la mirada y en fa
tiniebla cosmica.
Dias después, la muchacha comenz6 a sentir confian-
2a, Comprendié que podia revelamos su singular expe-
riencia y se atrevi6 a leemos algunos de sus textos, ente-
rads en su carpeta, como si se desnudara ante nosotros,
para mostrarnos las rajaduras interiores de su cuerpo.
Qulenes habiamos frecuentaco la poesia de Antonin Ar
taud ofamos esos poemas con el mismo fervor que dis-
pensamos al gran desoilado, pero esta vez era una mujer
aque lanzaba el grit, era una vor femeninalla que ofrecia
‘su esqueleto de afuera, su cuerpo de “madre que babea"
araudiano, su came negra y roja, hablindonos de una
abyecci6n y de la respuesta a esa abyeccién, sirviéndose
‘cella contra su propia condicién humana: Marfa Auxilia-
dora Alvarez se proponia acusarse en tanto que objeto
deseado, en tanto que animal abierto a la camiceria del
parto, La pérdida de la conciencia de si nunca habia sido
‘proferida en nuestra poesia con esa entonacion jadeante,