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Did Vials _ Later 4r otip: yea FLORENCIO SANCHEZ ¥ LA REVOLUCION DE LOS INTELECTUALES “Mhijo el dotor, retlejande costumbres vivi- das, produjo una revolucién”, Florencio Sanchez, EI teatro nacional, “Ya en su primera obra importante —Whijo 41 dotor— adviértese una ruptura violenta entre Jo que es on ella reproduccién feliz de la realidad campesina y el desdichado uso de formas inte. Jectualizadas de lenguaje. Cuando se atiene a lo primero, scribe ‘sus mejores obras. Cuando se obstina ‘en Io segundo, escribe Nusstrar hijos y Los derechos de la salud, Pero éstas son, preci- Samente, con tode su mala retérica, las més am- Biciosas ‘de su pluma, aguellas en’ que cifré sus més caras esperanzas,” (Por qué?” Antenio Larreta, El naturalismo en el teatro de Florencio Séncher, Oligarquia y nacionalismo cultural j | Hacia 1900 la Argentina necesita un arte nacional: + Jo reclaman sus grupos. tradicionales, lo apaya Roca * directamente o a través del fervor y de Jas anexiones intelectuales de su ministro Gonzélez,” lo teorizan Jos escritores conectados con el grupo gobernante y a cada rato apelan.a él las estructuras periodisticas articuladas con esos intereses. Se trata de una vieja earencia que, por lo menos, puede remontarse a sus iniciales formulaciones alrededor de 1837 y que, en. los ltimos afios del. siglo XIX y a Jo largo de la década que concluye en el Centenario, se actualiza como un concomitante rezagado del apogeo de la oligarquia liberal. Una constante cultural se convier- te as{ en uno de los lugares comunes més reiterados 272 MTMg YY EH: (bad POLIT CH, DS He, CEIL, 1922 en ese momento; otro, més conocido, es el t6pico de “la ola”, “la invasién” o “Ia. polenta humana”, alificativos con que se designan los resultados salar, mantes ¢ inesperados que el proceso inmigratorio iba condicionando. Abora resulta claro: uno y otro tema aparecen como fases complementarias de un mismo proceso, una forma de remediar algo que em: pezaba a considerarse enfermedad social, En historia Jas interpretaciones causalistas ademas de mecdnicas resultan abstractas; pero por algo se iba alzando alii delante el programa de 1852 aparen. temente cumplido: infinitas vacas, copioso trigo, fe. rrocarriles, edificios motif ‘la_accién ie ciclos Giraba con la unitennitied : invierno, primavera, verano, otofio; Roca, un cufiado de Roca, el socio de Roca, un amigo de Roca, otro amigo y de nuevo Roca, El 90 no es tun corte; apenas si la respuesta al pesado de cneecs de un régimen que se sentia potente y se creia invul- nerable. El perjodo de 1880 al 98” por lov tent, no solo @ unitario y ascendoate st ‘ademas ‘Fésiilta Cada vez mas homogéneo, EI régimen podia considerarse definitive, era algo natural, se cerraba cl siglo y se_aproximaba el Centenario, an solo par, tido_controlaba el pais y aunque hubiera enfrenta- nlleitos todos cfan amigos, se vivia cr sre Cuene de conciencias, ser gentleman era, on inter plica tionable, Dios estaba de su. parte, el fLUSETReE habia triumfada. Hasta las contradiecionee Pate tales también parecian Superadas (como el conflicto con Chile por los Pactos de Mayo de 1902), se las atenvaba de alguna manera (con el restablecimiento de las garantias constitucionales suspendidas duran- te Tas sesiones de prérroga del Congreso o la reanu- én de las relaciones con el Vaticano), se in- tentaba anularlas cuando prevalecian las tendencias autoritarias (Ley de Residencia de 1902) © canali- zarlas (con el sistema electoral uninominal 0 el pro- yecto de Cédigo del Trabajo) cuando tos sectorce 273, ‘conciliadores encabezados por Joaquin V. Gonzdlez imponfan su criterio. “.. Correlativamente, todo paregia en su sitio, cada ‘cosa estaba en su lugar y la8 pautas permanentes de Ja nacionalidad resuitaban verificables. Solo fal- taba cultura, una cultara nacional. Porque si un cam- peén de Chapadmalal era tenido” por: algo“tan’irre- futable como otro importado de la regién de War wickshire, no habia.motivo alguno’para que los pro- ductos' culturales del ‘pais no alcanzaran ‘ese nivel (v. Francisco Soto y Calvo, De la falta de cardeter on Iq literatura argentina; ‘Calixto Oyuela;’ El crio- i‘tismo de Obligado).. Empero, recorténdoss. sobre / ese comin-denominador, las actit datilie: A tuales,. si insertafiai ep una_constelacién de coe Hatices,. hasta establecer_una ©: or de marcada tendencia este Tizanté no le preocupaba tanto que los resultados >: Gulturales significantes de una cultura nacional guieran por sus pecull 1gS,_comio due ext floga_a_la_de lo: 0s__ Eso ‘escuela literaria cuasi oficial de ie = ‘ens etapa: triunfante—, Ja poesia & edenaisia’ yr ca el-teatso, Me vlbce bien faite, Dicho de otra manera: los rubenianos, “Ef Mercurio de América, Larreta y Angel de Estrada en Ia novela, José Leén’ Pagano-en el, teatro, Emilio ‘Becher. en el ensayo.. La_acsntuaci i como logro de un arte-nacional fue-{a-otra vertlent la la: realista, “el criollismo, nativismo. el ‘ ; También aqui hay nombres: Payro, oe ‘guizamén, el Santiago Maciel de Nativos, la inicial literatura. anarquista, la defensa del arte social de Manuel Ugarte. Los: dos extremos.de-la literatura argentina:” el Scila-Caribdis del permanente .y-reno- vado debate dela cultura del pais volvfan.a exacer- | .»vbarse, Pero sobre el 900 ambas apuntaban a Io mismo, especialmente a través de sus formulaciones tedri- cas, y Sanchez participaré de las dos en la concre- nacional: el teatro. : ‘A partir del teatro y de unio de ‘sus representantes claves, pues, podrén verificarse en detalle las inter ‘974 | cién mas inmediata y. espectacular de una cultura _ : 1, Mowmuishas Ca. intaecrwihes Lp owe cxigelbisuber i velloisuce poplsuens.. correlaciones conocidas entre el aipogeo de una clase directora tradicional y la lamada “época de oro” del teatro nacional, la aparicién de un nuevo publica y el pasaje del gentleman-escritor al escritor profe- sional, del predominio de los Cané, Wilde 0. Mansilla ala actuacién decisiva de Ingenieros, Chiappori, Ger- chunoff o Ia fundacién de Nosotros por Giusti. ¥ 14s alld de Io generacional .o puramente. anecdético, el tréngito en un mismo-escritor, Lugones, de-la lnjosa, retumbante y. jacobina.-retérica de. Las Montartas del oro hacia él cuchicheo de Los creptisculos del jardin, 0 de los rezonges gritones de Almafuerte al universo ceniciento de Banchs. fe ‘A nivel politico, la estabilidad victoriana‘de Roca seré reemplazada’ por‘el “eduardismo” de Quintana, y Sdéenz Pefia; y a medida que Yrigoyen y el radica- lismo reaparezcan, dejen de ser perseguidos pasando . al reconocimiento, 1a consulta y la oferta, el equilibrio entre los grupos‘ tradicionalés 'y las clases medias en ascenso se iré desplazando hasta romperse a favor de las ultimas. Es asi como_el oligar inci y_con la “épo anche a a ‘i Rutte-chagoge oH al Parucck colcoun Aspiracionies y_ambigiiedad Antes del ectrena deh dotor el.13-de-agosto dé (003 se Je..venfa haciendo ‘buena’ prensa”. Es-de- cir, dar eOMo categérico lo que no’ pasaba de proba- ble, interesando -al publico:y comprometi¢ndolo en una ratificacién que implicaba gusto, contemporanel dad y una serie de connotaciones que por vigentes y acatadas debfan configurar una “conciencia nacional”!~ Porque, al fin de cuentas, toda apelacién a la “'con- ciencia nacional” es una basqueda de solidaridad, y en una estructura heterogénea como Ja Argentina de 1903 una imposicién que'en el orden cultural pre- suponia una suerte de complicidad. Ya se dijo: se contaba con todo, apenas si habfa una carencia y en Sanchez era necesario-vislumbrar al hombre » toe lo 975 isiparla. Ademés, los dxitos recientes de Coronado, Granada y Garcia, Velioso hablar m2". cat una pauta; el teatro nacional, por lo tanto, era sible, De abi que El Diario se atrévia a pronos- Rear on ethor Tribune. heblabs de “ma comedia de Ito mérito”;' La Nacién, més cautelosa, prefer’ del teatro,.y El Pais se: limitaba a aludir a 7 Bsonjeros’rumores” .que corrian sobre la obra ¢e Sanchez. No era algo imusitado, pero Ja costumabre solo’ subrayaba Ta urgencia de uma élite directora Por Verse ratificada cultiralmente, Y.su “intelligent zia”, inscripta tdcita, contradictoria pero sdlidas a te en su horizonte de proyectos, cumplia su parte En forma casi: inmediata, después del estreno de M’hijo el dotor, esos mismos intelectuales sintiero que empezaba tm, nuevo perfodo en él featre nacio- naly ain con. retieencias no podian menos de exal mnsacion aber asistido a Tomenta histinicay de haber ‘sido testigos de esa cristalizacién cultural esperada, necesaria y anuncia- da: alli estaba, habfa Iegado la hora, todos eran testigos de algo’ importante y, se habfan convertido en histéricos. porque Sénchez y M’hijo ef dotor al iuminarlos tos xatificaba. Por mediacién del teatro y de la. cultura, pues, habfan trascendido el uni- Yerso de las cosas para instalarse en Ia historia, De abi en adelante realmente existian. La Argentina era grande, tenfa un gobierno fuerte, su literatura habia alcanzado estaturd mundial (v. Enrique Gar cia Velloso, Memorias de un hombre de teatro; Alberto Ghiraldo, Epistolario de Dario; Atilio Chiap- pori, “Recuerdos ‘de ta vida titeraria; Juan P. Echo. slie, Dit teatro. en: formacién). : Sin embargo, -habsa algo, que no funcionaba en Ja totalidad de la obra; a pesar de la consagracién, un detalle provocaba, incomodided: ere Jule, el pro i joven doctor: Ingenieros, que por_mu- spacial Jovem don tomagos ie Dey Ia responsabilidad de ese.desajuste a Afturo Podesta que habfa interpretado a su personaje “completamen te @ Ia inversa de.como Jo concibid ef autor”. Rojas, tres dias después en el mismo diario, sefiala que 276 “el personaje de Julio debis ser’més estudiado”, que “su alma es confusa y acaso contradictoria” y que “la moral nueva del personaje no nos parece tam. poco muy sostenible". Pero quien mejor apunta el origen de las vacilaciones del actor es Emilio: Fru- goni: la raiz ‘de todo debe buscarse en el resultado de la inmadurez 0 en las fisuras ideolégicas de Sanchez: “Yo. entiendo —escribe en-La sensibilidad americana. que el’ autot no ha estado feliz en su exposici6n del-criterio revolucionario. Se me antoja que. sin advertirlo ha traicionado en parte sus pro- pésitos”. Actor, personaje y autor En efecto, los-desajstes en la actuacién dé Arturo PodestA no hacfan sigo encarnar las incoherencias y convencionalismos del personaje creado por Sam chez: desde la apelacién a su libertad y a su auto. nomia frente al padre al que trata con condescen- dencia acusindolo de anacrénico sin advértir la sdlida coherencia de ese viejo que Jo mantiene eco- némticamente hasta su moral abstracta que reniega de las pautas tradicionales de Jestisa pero que no comprende Ja incapacidad real de asumir esa res- ponsabilidad en un medio hostil, ¥. desde la ende- blez de sus razonamientos toscamente empfricos que Jo hacen pasar’ por cinico u oportunista cuando pre- tende.ser revolucionario o sublime y ejemplas, hasta Ja insuirible impostacin, del idioma que, al pretender ser culto y por culto “vacional” y articularse con el “tu” se convierte en algo caricaturesco anulando toda posibilidad discursiva. Un ejemplo basta: "Td que no injuriaste la vida subordinando el amor, que es su esencia, a los convencionalismos corriente: i que espontineamente corviste a rendirle la ofren. da de-tu plétora vivificante, ti que ‘supiste vivirla, amarla y crearla.., ti eres la belleza, la verdad: jeres el Dien!...” Pese a la consagracién que le habfan otorgado, el malestar de los intelectuales se justificaba. Porque aunque el personaje de Sanchez 77

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