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2014
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................ 5
FUNDAMENTOS EPISTEMOLÓGICOS DE LA CIENCIA CONTABLE....................................................... 19
1. Introducción. ................................................................................................................................ 19
2. Sobre la crisis de la filosofía de la ciencia en el siglo XX....................................................................... 21
3. La historia de la ciencia y la filosofía de la ciencia sobre el desarrollo de la ciencia. una
visión panorámica ................................................................................................................................ 25
4. Acerca del problema de una metodología normativa para el desarrollo de la ciencia........................... 32
4.1. ¿Deben los filósofos de la ciencia ser buenos historiadores de la ciencia (y viceversa)?........ 32
4.2. Las normas metodológicas y el problema de la racionalidad.................................................... 35
5. Racionalidad y progreso del desarrollo científico de la contabilidad como ciencia auténtica:
una controversia metametodológica....................................................................................................... 40
5.1. Metodología .................................................................................................................. 40
5.2. Racionalidad .................................................................................................................. 42
5.3. Racionalidad y progreso............................................................................................................ 46
6. El estructuralismo epistemológico como fundamento pragmático del desarrollo de la ciencia contable...... 48
7. Bibliografía ................................................................................................................................ 53
LA CONTABILIDAD DEL CONOCIMIENTO APROXIMACIONES TEÓRICAS Y METODLÓGICAS
INTERDISCIPLINARIAS................................................................................................................................ 57
1. Introducción ................................................................................................................................ 57
1.1 Planteamiento del problema...................................................................................................... 57
1.2 Objetivos de la investigación..................................................................................................... 59
1.3 Supuestos e hipótesis............................................................................................................... 59
1.4 Método y procedimientos.......................................................................................................... 59
2. El desarrollo de la contabilidad y los sistemas sociales humanos......................................................... 60
2.1 Los sistemas sociales humanos emergentes en el contexto de la sociedad del conocimiento...... 60
2.2 El desarrollo de la contabilidad en el proceso histórico y los retos de la sociedad
del conocimiento .................................................................................................................. 64
2.3 La contabilidad y el funcionamiento de los sistemas artificiales emergentes y sus
perspectivas teóricas................................................................................................................. 72
3. El conocimiento: objeto de investigación interdisciplinaria y sus consecuencias teóricas y
metodológicas en la estructuración de la contabilidad del conocimiento............................................... 79
3.1 El conocimiento, ¿realidad compleja?....................................................................................... 79
3.2 El problema del conocimiento................................................................................................... 83
3.3 Estructura creencial .................................................................................................................. 85
3.4 Estructura mental .................................................................................................................. 88
3.5 El conocimiento y las posibilidades teóricas de la contabilidad del conocimiento.................... 90
4. La contabilidad del conocimiento: aproximación a la medición contable del conocimiento................... 91
4.1 Fundamentos de la contabilidad del conocimiento................................................................... 93
4.2 Proyecto metrologico contable del conocimiento...................................................................... 98
AUDITORIA CONTABLE DEL CAPITAL INTELECTUAL............................................................................ 105
FUNDAMENTOS Y METODOLOGÍA............................................................................................................ 105
1. Introducción ................................................................................................................................ 105
2. El problema teórico de los activos intangibles, el capital intelectual y del capital conocimiento............ 106
3. Los proyectos de investigacion de intangible-intelectual-conocimiento................................................. 109
3.1. El proyecto meritum 109
3.2. El Modelo intellectus................................................................................................................. 117
3.3 El proyecto "contabilidad fundherentista del conocimiento" del instituto contabilidad y
desarrollo (ICODE) .................................................................................................................. 123
4. Modelos de medición del capital intangible, del capital intelectual o del capital conocimiento.............. 126
5. Perspectivas de la auditoria contable del capital intelectual................................................................... 131
EL CONTADOR COMO GENERADOR DEL CAPITAL INTELECTUAL...................................................... 139
1. Gestión del conocimiento (Knowledge Management)............................................................................ 139
1.1. Necesaria conceptualizacion..................................................................................................... 140
1.2. Gestión del conocimiento en las organizaciones...................................................................... 141
1.3. El Capital intelectual............................................................................................................................... 142
1.4. Estamos en la sociedad del conocimiento, ¿qué recursos generan mayor valor en esta economía?
tangibles o intagibles?............................................................................................................................ 144
2. El contexto actual y la contabilidad 2.1. caracterización del entorno empresarial.................................. 144
2.2. Nuevo entorno, nuevos requerimientos.................................................................................... 145
2.3. Criticas al modelo contable actual para valorar el capital intelectual........................................ 146
2.4. Decadencia del paradigma contable de utilidad........................................................................ 147
2.5. Implicancias del paradigma de utilidad..................................................................................... 148
2.6. ¿Qué implica desarrollar un nuevo modelo contable?.............................................................. 148
3. Cambios paradigmaticos en el contador público para que pueda generar el capital intelectual............ 149
3.1. Actividades que debe cumplir el contador para incrementar y desarrollar su capital intelectual. 150
3.2. El balanced scorecard aplicado al contador público................................................................. 151
INTRODUCCIÓN
Vivimos en un mundo pletórico de datos, frases e íconos. La percepción que
los seres humanos tenemos de nosotros mismos ha cambiado, en vista de que
se ha modificado la apreciación que tenemos de nuestro entorno. Nuestra cir-
cunstancia no es más la del barrio o la ciudad en donde vivimos, ni siquiera la
del país en donde radicamos. Nuestros horizontes son, al menos en apariencia,
de carácter planetario.
Eso no significa que estemos al tanto de todo lo que sucede en todo el mundo.
Lo que ocurre es que entre los numerosos mensajes que recibimos todos los
días, se encuentran muchos que provienen de latitudes tan diversas y tan leja-
nas que, a menudo, ni siquiera acertamos a identificar con claridad en dónde
se encuentran los sitios de donde provienen tales informaciones. Por ello, se
habla mucho de la Sociedad de la Información o de la Sociedad del Conoci-
miento. ¿Qué rasgos la definen la sociedad actual? ¿En qué aspectos resulta
novedosa? ¿En qué medida puede cambiar la vida de nuestros países, nuestras
organizaciones, de nosotros mismos, etc.? ¿Qué limitaciones tiene ese nuevo
contexto? Son preguntas urgentes que requieren respuestas ingeniosas para
proponer nuevas formas de actuar cotidiana y profesionalmente, de explicar
tecnológica y científicamente y de comprender racional e históricamente a la
sociedad contemporánea.
Pero, por ahora a este nuevo contexto socioeconómico lo definen característi-
cas como las siguientes: Exuberancia. Disponemos de una apabullante y diver-
sa cantidad de datos. Se trata de un volumen de información tan profuso que
es por sí mismo parte del escenario en donde nos desenvolvemos todos los
días. Omnipresencia. Los nuevos instrumentos de información, o al menos sus
contenidos, los encontramos por doquier, forman parte del escenario público
contemporáneo (son en buena medida dicho escenario) y también de nuestra
vida privada. Nuestros abuelos (o bisabuelos, según el rango generacional en
el que estemos ubicados) fueron contemporáneos del surgimiento de la radio,
se asombraron con las primeras transmisiones de acontecimientos internacio-
nales y tenían que esperar varios meses a que les llegara una carta del extran-
jero; para viajar de Barcelona a Nueva York lo más apropiado era tomar un
buque en una travesía de varias semanas. La generación siguiente creció y
conformó su imaginario cultural al lado de la televisión, que durante sus pri-
meras décadas era sólo en blanco y negro, se enteró con pasmo y gusto de los
primeros viajes espaciales, conformó sus preferencias cinematográficas en la
asistencia a la sala de cine delante de una pantalla que reflejaba la proyección
de 35mm y ha transitado no sin asombro de la telefonía alámbrica y conven-
cional a la de carácter celular o móvil. Los jóvenes de hoy nacieron cuando la
difusión de señales televisivas por satélite ya era una realidad, saben que se
puede cruzar el Atlántico en un vuelo de unas cuantas horas, han visto más
cine en televisión y en video que en las salas tradicionales y no se asombran
con la Internet porque han crecido junto a ella durante la última década: fre-
cuentan espacios de chat, emplean el correo electrónico y manejan programas
de navegación en la red de redes con una habilidad literalmente innata. Esa es
la Sociedad de la Información. Los medios de comunicación se han convertido
en el espacio de interacción social por excelencia, lo cual implica mayores fa-
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LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
De lo expuesto hasta aquí podemos resumir que la noosfera, esto es, los cono-
cimientos en sentido amplio, constituye un conjunto dinámico formado por tres
CAP. I
estructuras: a) los registros del conocimiento (noosfera-reservorio); b) el entorno
artificial producido por la aplicación del conocimiento (a destacar la noosfera-
tecnosfera); y c) las copias vivas, fragmentarias, especializadas y diminutas,
que bullen activas en las mentes de los humanos, con las que éstos difícilmente
pueden afrontar, solos, el crecimiento exponencial de los dos primeros, por lo
demás en gran medida debido paradójicamente a la fragmentación sistemática
del saber humano en currículos o especialidades. Dicho crecimiento, tanto en
cuanto a su diversidad –llamémosla noodiversidad-, como en cuanto al número
CAP. II
increíble de sus componentes y a la complejidad de muchos de ellos, lleva a
la Humanidad actual a una era de complejidad y a nosotros a preguntarnos
si los humanos sabrán compatibilizar su aportación continuada al desarrollo
de la noosfera con una gestión adecuada de la complejidad resultante. Cabe
subrayar a este respecto que los cambios potenciales secundarios a la explosión
y aplicación sistemática del conocimiento desbordan largamente la capacidad
humana individual de comprensión y asimilación.
CAP. III
Hipotéticamente, la noosfera-reservorio está siempre más o menos disponi-
ble, prácticamente en régimen de autoservicio universal, para todos los seres
humanos, pero lo cierto es que hay comunidades que, por libre elección de
sus componentes, se han desarrollado más nootrópicamente que otras y hoy
ostentan posiciones de liderazgo, cultivando además parcelas reservadas de
la noosfera en provecho propio, cuyos productos venden a otras comunidades
CAP. IV
deficitarias. Han implementado resortes sociales, instrumentos políticos y ma-
teriales, recursos y sistemas “atractores” para incentivar y facilitar los procesos
relacionados con el conocimiento, bien sea acceso a él, almacenaje, difusión,
creación, debate, utilización: Bibliotecas, museos, infraestructuras técnicas,
conservatorios musicales, teatros, campos deportivos, universidades, centros
de saber, academias eruditas, laboratorios y centros de I + D, instituciones
culturales, colegios profesionales, fundaciones, publicaciones, leyes, iniciativas
CAP. V
institucionales, partidas presupuestarias, empresas que transforman conocimien-
to en valor, etcétera. Han comprendido que la noosfera es no sólo la fuente
del desarrollo intelectual y cultural, sino que podía convertirse también en la
principal fuente de riqueza individual y colectiva.
Ahora, describamos lo anterior en clave antropológica. Según Arsuaga (El collar
del neandertal), los humanos, a partir del Homo habilis, nos hemos especiali-
zado en la inteligencia, hemos creado “un sistema revolucionario de transmitir
CAP. VI información, el manejo de símbolos, el lenguaje articulado”. No sé lo que dirán
los paleoantropólogos ante mi osadía, pero creo que el despliegue de esa ca-
pacidad (noos) está llevando a los humanos más evolucionados a agruparse
y diferenciarse en comunidades de economía productiva basada en el cultivo
de los campos del conocimiento, a la que podríamos llamar noocultura.
El conocimiento se cultiva, también se fabrica, como asimismo se fabrican
las herramientas y técnicas para cultivarlo o fabricarlo, y con él se inventan
CAP. VII y fabrican todos los artefactos que componen nuestro entorno artificial, igual
que se crean instituciones, procedimientos y artes. Como cualquier ser vivo,
el humano forma parte de la biosfera, pero con su inteligencia simbólica cons-
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Ahora bien, los métodos de las ciencias, aun si los entendemos en el sentido
estrecho como conjunto de reglas que en su totalidad expresan un procedi-
CAP. I
miento para obtener ciertos fines, presuponen otros dos tipos de elementos
fundamentales, a saber, las creencias y conocimientos previos, por una parte,
y valores, por otra.
Una idea central, cada vez más aceptada en la epistemología contemporánea,
es que los fines y los valores de la investigación científica no siempre han sido
los mismos. Los fines y los valores de la investigación científica no están fijos
ni son inmutables. Así como las creencias y los conocimientos sustantivos que
CAP. II producen las ciencias han cambiado a los largo de la historia, también han
cambiado los fines los valores en función de los cuales se desarrolla la investi-
gación científico.
La realidad actual, en el ámbito contable se caracteriza por los intentos de ela-
boración de una estructura teórica que unifique la contabilidad en un intento
integrador de las distintas subáreas
CAP. III
contables específicas, en vez de un conjunto de convenciones defectuosamente
conectadas. Este fenómeno no surge por el azar, sino es consecuencia lógica
de todo un proceso histórico.
La ciencia es el conjunto de conocimientos científicos estructurados como un
sistema hipotético deductivo, es decir, conocimientos objetivos, verdaderos,
universales y necesarios, comunicables. Esto es ciencia auténtica. La única
manera o estrategia de desarrollar a la contabilidad es convertirla en ciencia
CAP. IV contable auténtica. No discutiendo en qué normas nos ponemos de acuerdo,
sino fundamentando cuales de los supuestos son científicos. La implicación
inmediata de tal salida es la exigencia de realizar investigaciones científicas en
contabilidad, por un lado, y, por otro lado, realizar investigaciones metateóricas
que permitan la construcción o reconstrucción de la ciencia contable.
Lo anterior implica un trabajo de investigación metateórica sobre los fundamen-
tos epistemológicos de la ciencia contable auténtica, que no ha sido discutida
CAP. V con seriedad en la comunidad académica internacional contable, pues todavía
se adolece de la formación rigurosa que exige ésta tarea en el ámbito epistemo-
lógico. Los eventos académicos internacionales están dedicados con prioridad
a temas o áreas que implican la labor profesional del contador en cada nuevo
entorno socioeconómico mundial. Pero la discusión teórica y epistemológica
está casi abandonada.
El segundo trabajo titulado APROXIMACIONES TEÓRICAS Y METODLÓGI-
CAP. VI
CAS INTERDISCIPLINARIAS A LA CONTABILIDAD DEL CONOCIMIENTO
del CPC. Jesús Capcha Carbajal, sostiene que con la irrupción y desarrollo de
las nuevas tecnologías se están produciendo una serie de cambios estructu-
rales, a nivel económico, laboral, social, educativo, político, de relaciones. En
definitiva, se está configurando la emergencia de una nueva forma de entender
la cultura y la realidad socioeconómica. En esta coyuntura, la información y el
conocimiento aparecen como los elementos clave, aglutinadores, estructuradores
CAP. VII
de este tipo de sociedad.
En este contexto, la Contabilidad del Conocimiento es una técnica, en emer-
gencia, que permite la descripción mensurable del conocimiento, como entidad
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xico), CPA Víctor Abreú Páez (Rep. Dominicana), Jorge Tua Pereda (España),
CPA Guillermo León Martínez Pino y Rafael Franco (Colombia), Juan Carlos
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CAP. III
CAP. IV
CAP. V
CAP. VI
CAP. VII
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1. Introducción. CAP. II
secuencia tanto las llamadas “ciencias naturales”, las “ciencias sociales” como
las llamadas “ciencias socionaturales”. De hecho, el punto de vista metodológico
general desde el cual se ha configurado nuestra exposición es el de que no
existe un “abismo ontológico” infranqueable entre los objetos de estudio de
esos tres grupos de disciplinas ni entre la naturaleza de sus conceptos, teorías
y métodos respectivos. Por supuesto que pueden detectarse diferencias meto-
dológicas importantes entre la física y la economía, pongamos por caso; pero CAP. VI
es difícil argüir que ellas han de ser necesariamente más profundas o radicales
que las que se dan entre la física y la etología, por un lado, o la economía y la
teoría literaria, por otro. Es más, hoy día proliferan las áreas disciplinarias con
respecto a las cuales ni siquiera sus propios especialistas concuerdan en adju-
dicarlas al campo de las ciencias naturales o al de las sociales; la psicología, la
lingüística y la geografía (por mencionar sólo algunos ejemplos) se encuentran
claramente en esta situación. Así, pues, cuando hablamos aquí de filosofía de CAP. VII
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consenso.
Estos principios incluían, desde el punto de vista de la metodología de trabajo
de los filósofos de la ciencia, la idea de que las teorías científicas debían recons-
truirse en un lenguaje formalizado que sirviera como herramienta básica para
los posteriores estudios epistemológicos, con lo que una de las principales tareas
del filósofo sería la de expresar el contenido de las teorías con absoluta claridad,
CAP. VII
y esto significaba en la práctica fabricar una versión de las teorías científicas a
la que pudieran ser aplicadas las técnicas desarrolladas desde finales del XIX
para el análisis formal de los sistemas lógicos axiomáticos. Otro principio meto-
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sido asumida desde muy pronto por algunos notables defensores del positivismo
lógico, como Otto Neurath, sino que este mismo positivismo lógico era hasta
cierto punto en la Europa Central de entreguerras una corriente filosófica mar- CAP. I
ginal, y otras corrientes más dominantes, como la fenomenología de Edmund
Husserl y Max Scheler, la sociología del conocimiento de Karl Mannheim y el
neokantismo de Ernst Cassirer, la teoría “psicoanalítica” de la ciencia de Gaston
Bachelard en Francia, o el pragmatismo de John Dewey en los Estados Unidos,
todas ellas habían asumido en mayor o menor medida la esencial relatividad
del conocimiento científico con respecto a las condiciones culturales, sociales
o económicas de cada época, si bien esta asunción se había llevado a cabo
CAP. II
más a partir de una posturas filosóficas determinadas que mediante un estudio
sistemático de la historia de la ciencia. Dentro de este contexto, el empirismo
lógico tuvo la suerte de ganar la adhesión de la mayor parte de los filósofos de
la ciencia de Estados Unidos inmediatamente después de la Segunda Guerra
Mundial, pero ni mucho menos puede llegar a considerarse como una “ortodo-
xia” temporal en la historia de la Filosofía de la Ciencia. Así, una representación
gráfica medianamente realista de dicha historia en la segunda mitad del siglo
CAP. III
XX sería, por lo tanto, mucho más confusa que la que se muestra en la figura
1, pues contendría numerosos enfoques más o menos relacionados entre sí, y
tan mezclados en algunos puntos que sería difícil reconocerlos como escuelas
autónomas.
Sea como sea, el hecho es que desde los años sesenta hubo un creciente interés
por la Historia entre los filósofos de la ciencia, si bien la pretendida “Revuelta
Historicista”, más que dar un cambio completo de rumbo a los intereses, proble-
mas y perspectivas de la disciplina, se limitó a introducir en ella nuevos temas y
nuevos enfoques sin eliminar los que ya existían, aunque afectándolos en mayor
o menor medida. Entre los problemas más importantes que se suscitaron debido
CAP. V
a este creciente interés podemos señalar el de la objetividad del conocimiento
científico, el del progreso de la ciencia y el de su racionalidad, cualidades que
casi todos los filósofos de la ciencia, tanto fuera como dentro del empirismo
lógico, habían dado por sentadas anteriormente, y que ahora se convirtieron en
cuestiones de intensa disputa. El análisis de estos problemas hacía más razonable
el uso de argumentos derivados de la historia de la ciencia (bien que entre otras
clases de argumentos), y por este motivo se suscitó desde finales de los sesenta
una literatura más o menos voluminosa sobre “las relaciones entre la Historia CAP. VI
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LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
error: por una parte, al imaginar (equivocadamente) que los grandes científicos
del pasado han seguido uno de esos dos métodos, no acertarán a reconstruir
el proceso del desarrollo del conocimiento tal como realmente sucedió (por
CAP. I
ejemplo, tenderán a ignorar, por no ser capaces de percibir su importancia, las
continuas disputas metodológicas entre los científicos); por otra parte, al inten-
tar emplear esas mismas (y defectuosas) metodologías como historiadores, no
conseguirán elaborar teorías verdaderamente interesantes y exitosas sobre la
historia de la ciencia. Agassi, en cambio, intenta utilizar la hipótesis de que los
científicos han seguido más o menos la metodología falsacionista, en el sentido
de que sus experimentos y observaciones no fueron realizados como una mera
CAP. II
búsqueda de hechos, sino como contrastaciones de teorías, y afirma que, con
esta metodología, es posible porducir investigaciones historiográficas mucho
más relevantes. Un curioso paralelismo entre la obra de Agassi y la de Kuhn es
que, mientras esta última hizo que muchos filósofos de la ciencia considerasen
importante la Historia, la primera intentaba demostrar que los historiadores de
la ciencia debían emplear de un modo consciente los resultados de la Metodo-
logía.
CAP. III
La obra de Agassi fue duramente criticada en el libro del historiador Maurice
Finocchiaro, History of Science as Explanation (1973). Su argumento parte
de la distinción entre dos tipos de obras en Historia de la Ciencia, a saber,
las descriptivas y las explicativas. Las primeras se limitan a acumular hechos
relevantes, sin pretender ofrecer interpretaciones muy profundas de los mis-
mos, y su función principal es la de servir como fuente de referencias. Las
CAP. IV
segundas, en cambio, intentan explicar por qué los científicos del pasado ac-
tuaron como lo hicieron. El primer tipo de obras no necesitaría estar basado
en ninguna concepción filosófica; las del segundo tipo, en cambio, habrán de
basarse principios a partir de los cuales generar las explicaciones. Finocciaro
argumenta que muchos de estos principios difícilmente se encontrarán en las
teorías metodológicas mencionadas por Agassi, todas las cuales se ocupan más
del “contexto de justificación” que del “contexto de descubrimiento”, que es el
CAP. V
que centra la antención del historiador. Por ejemplo, el esquema popperiano de
“conjeturas y refutaciones” no es tanto una estructura lógica en la mente de los
científicos reales de la historia, sino una estructura en la mente del filósofo, que
en ocasiones puede confundir más que iluminar los hechos históricos. Además,
incluso cuando ciertos principios de una metodología son útiles para explicar la
conducta y las creencias de un científico, eso no implica que los principios de
otra metodología rival no puedan ser igual de útiles en otros casos, con lo que
el historiador no debe elegir entre las diversas metodologías, sino que puede
CAP. VI
y debe utilizarlas todas. Finocchiaro afirma incluso que el conocimiento de la
ciencia contemporánea, y no sólo el de la filosofía actual de la ciencia, puede
llegar a ser perjudicial para el historiador, pues este conocimiento (al estar por
lo general mucho mejor justificado que el de épocas anteriores) puede impe-
dirnos entender los verdaderos procesos de razonamiento de los científicos del
pasado.
CAP. VII En su contribución al simposio del que surgió el ya citado e influyente libro La
estructura de las teorías científicas, editado por Suppe, el conocido historiador
de la ciencia I. B. Cohen criticaba el uso que los filósofos suelen hacer de los
ejemplos históricos, en parte por extrapolar categorías científicas y metodo-
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tracta les dicten cuáles son los problemas más interesantes que deben resolver,
ni cuáles son las líneas que deben seguir para solucionarlos.
CAP. I Otro artículo muy conocido sobre las relaciones entre la Historia de la Ciencia
y la Filosofía de la Ciencia, y que defiende una postura muy diferente de la de
Lakatos y de la de sus críticos historiadores, es el que Ronald Giere publicó en
1973 con el curioso título de “Historia y Filosofía de la Ciencia: ¿relación íntima
o matrimonio de conveniencia?”. La tesis principal de Giere es que, aceptando
que la Filosofía de la Ciencia no puede desentenderse de la ciencia tal como
realmente se practica, ni de la forma y el contenido reales de las teorías cien-
CAP. II tíficas, el estudio sistemático de la historia de la ciencia es bastante irrelevante
para resolver los problemas específicos de la Filosofía de la Ciencia. En especial,
estos problemas se refieren a la evaluación o validación de los conocimientos y
métodos científicos, y para ello es razonable utilizar como punto de referencia
las teorías más recientes, que son las que estarán mejor validadas. Extrapolando
la tesis de Giere a una o dos décadas después, cuando el tema del realismo
(más que el de la racionalidad) se convirtió en el centro de atención de una
CAP. III gran parte de los filósofos de la ciencia, podríamos indicar, en la misma línea
que este autor, que para aclarar la cuestión de si debe aceptarse o no la exis-
tencia independiente de las entidades o estructuras postuladas por las teorías
científicas, lo más interesante con diferencia es preguntarnos si existen o no
los quarks, los agujeros negros o los genes, más que los epiciclos, el flogisto o
el éter, y por ello, estudiar la historia de aquellos episodios de la investigación
científica en los que se discutió la existencia de estas últimas entidades resul-
CAP. IV
taría, cuando menos, filosóficamente poco atractivo. Así pues, el filósofo de la
ciencia está obligado a conocer de cerca la ciencia, pero no necesariamente
la historia de la ciencia. Una tesis similar defendía varios años después Daniel
Garber, indicando que la principal función de la metodología de la ciencia es
el de promover las mejores prácticas científicas posibles, aunque este autor
reconoce que la historia puede ofrecernos ejemplos de “buen pensamiento
científico” que podemos tener en cuenta al desarrollar las teorías metodológicas.
CAP. V Entre algunas de las respuestas que recibió el polémico artículo de Giere,
destacaré las de Ernan McMullin y Richard Burian. Según el primero de estos
autores, la ciencia real no es sólo un instrumento que le sirve al metodólogo
o epistemólogo para resolver algunos de sus problemas filosóficos, sino que
también es el objeto del que se ocupa la Filosofía de la Ciencia. Cuando se con-
trastan históricamente las afirmaciones de los filósofos sobre la ciencia, muchas
de ellas resultan ser simple y llanamente falsas; con el fin de evitar estos errores,
CAP. VI sería necesario conocer con bastante detalle la Historia de la Ciencia. Además,
McMullin señalaba, desde algunos antes, que la historia de la ciencia es en cierto
sentido más relevante para el filósofo que la ciencia contemporánea porque la
primera proporciona casos de estudio completos en su dimensión temporal.
Burian, por su parte, en una vena mucho más kuhniana, afirma que las propias
teorías científicas son entidades históricas, en el sentido de que no pueden ser
consideradas como estructuras inmutables, sino que su propia identificación y
CAP. VII evaluación es un proceso que sucede a lo largo del tiempo, en el marco de un
contexto histórico determinado, en el que se dan muchos factores subyacentes
que simplemente desaparecen al “reconstruir racionalmente” las teorías. Así,
cuando un filósofo ofrece y discute alguna reconstrucción de una teoría del
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En trabajos posteriores, Laudan ha ido más lejos que lo que las tesis que acaba-
mos de ver implican a propósito de las relaciones entre la Historia y la Filosofía
de la Ciencia, al afirmar que la propia Historia de la Ciencia es la fuente de
la que la Filosofía de la Ciencia extrae su carácter normativo, o más bien, sus
posibles prescripciones concretas. Esto es, curiosamente, una consecuencia del
enfoque “naturalista” adoptado por Laudan tras la publicación de El progreso y
sus problemas, y desarrollado en particular en el libro Ciencia y valores. Según CAP. V
este enfoque, no existe ninguna discontinuidad entre la ciencia y la filosofía, en
el sentido de que la filosofía debe emplear, en general, los mismos métodos de
investigación que las ciencias empíricas; esto implica que no es posible justificar
las intuiciones normativas sobre el progreso y la racionalidad en una concepción
apriorística de la ciencia, por muy ilustradas que estén dichas intuiciones por
los casos históricos. Ahora bien, mientras que otros autores sacarían a partir
de aquí la conclusión de que el único estudio válido de la ciencia es el de tipo CAP. VI
psicologista o sociologista, Laudan añade que esa estrategia también eliminaría
el carácter prescriptivo de la metaciencia, pues se limitaría a mostrar cuáles han
sido los juicios de valor mantenidos por los científicos a lo largo de la historia.
En cambio, opina Laudan, si la metodología ha de seguir manteniendo un
espíritu normativo, debe utilizar la historia de un modo distinto. Las normas
metodológicas han de entenderse como imperativos hipotéticos, es decir, como
enunciados que establecen una cierta conexión entre los valores o los fines que CAP. VII
los científicos pretenden conseguir y los medios (“métodos”) que son precisos
o convenientes para alcanzarlos de manera satisfactoria. Pues bien, los dos
elementos presentes en estas normas deben ser extraidos de la Historia de la
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LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
Ciencia, pues sólo ella nos puede decir qué fines han perseguido de hecho
los científicos y cuál ha sido el grado de eficacia de cada regla metodológica.
CAP. I
La importancia de la Historia de la Ciencia va todavía más allá, pues no sólo
sucede que los valores científicos justifiquen las normas metodológicas, sino
que las propias teorías científicas que han sido validadas con ayuda de aquellas
normas, al indicarnos cómo es el mundo, qué cosas son posibles y cuáles no,
etcétera, también tienen algo que decir acerca de qué fines son alcanzables,
qué valores son compatibles entre sí, y qué métodos son más dignos de con-
fianza. Las normas de la metodología sólo son justificables, pues, investigando
CAP. II
la historia de las teorías científicas que las fundamentan y que, a su vez, son
fundamentadas por ellas. Es innegable que todo esto implica un alto grado de
circularidad, pero la conclusión de Laudan es, precisamente, que por ser así la
relación entre valores científicos, principos metodológicos y teorías, no pode-
mos esperar que la Filosofía de la Ciencia se base en fundamentos con validez
absoluta, sino que sus conclusiones serán siempre tan provisionales como las
de la propia ciencia, y tendrán, como mucho, el grado de aceptabilidad que
tengan las teorías científicas.
CAP. III
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LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
creído seguir) un tipo de metodología y otros hubieran hecho lo propio con una
metodología distinta, esto sería algo que de ninguna forma se podría averiguar
CAP. I
si los historiadores se limitaran a seguir las recomendaciones de Lakatos, pues
este autor plantea el uso contrastador la historia en el sentido de que dicha
contrastación debería darnos como resultado alguna tesis que afirmase que
una sola metodología (y Lakatos apuesta obviamente por la suya en particular)
es la que mejor consigue explicar el desarrollo de la ciencia.
Naturalmente, en la medida en la que las investigaciones científicas del pasado
hayan estado influidas por cuestiones o polémicas de tipo metafísico, epistemo-
CAP. II lógico o metodológico, será absolutamente imprescindible para el historiador
que las estudia tener un conocimiento suficiente sobre tales problemas. Pero esta
necesidad debe ser bien entendida, y en particular hay que advertir dos cosas.
La primera consiste en darse cuenta de que esto no implica que el historiador
deba tener una opinión formada sobre cuál puede ser la solución más acepta-
ble a esas cuestiones filosóficas, pues es posible que el mero hecho de querer
defenderla le lleve a ofrecer una visión sesgada de aquellos acontecimientos
CAP. III históricos; más bien lo importante es que el historiador sepa percibir claramente
todos los argumentos y las posibles falacias que pueden cometerse al defender
cada posición. Lo segundo que hay que advertir es que, de forma análoga a
como el filósofo sacará en general más ventaja de conocer a fondo la ciencia
contemporánea que la ciencia pasada, así para el historiador será generalmente
más útil dominar las disputas filosóficas del pasado que las contemporáneas,
pues a él le interesará sobre todo conocer el estado de la discusión sobre ese
CAP. IV tipo de problemas en la época sobre la cual él está investigando.
Todo esto no quiere decir que la Filosofía contemporánea de la Ciencia sea
inútil para la Historia de la Ciencia pues, como ha afirmado por ejemplo el
historiador John Murdoch, muchas veces el intento de explicar las teorías cien-
tíficas pasadas a la luz de conceptos científicos y filosóficos modernos, aunque
generalmente nos conduzca a la conclusión de que los segundos no pueden
aplicarse a las primeras, sí que nos sirven para descubrir y entender aspectos
CAP. V de aquellas teorías que seguramente no habríamos llegado a descubrir si no
las hubiéramos contemplado desde este punto de vista. De todas formas, no
creo que la sugerencia de Murdoch deba entenderse como una estrategia que
los historiadores deberían seguir regularmente, sino sólo como un punto de
contacto más entre la Historia y la Filosofía de la Ciencia.
En resumen, y contestando a la pregunta con la que encabezaba este suba-
partado: es cierto que el historiador puede beneficiarse en cierta medida de
CAP. VI
la Filosofía de la Ciencia, y que el filósofo puede sacar aún más partido de
la Historia, pero esto no implica que cada uno de ellos deba dedicarse a las
actividades habituales del otro. Es decir, merece la pena que, por ejemplo, el
filósofo tenga conocimientos abundantes sobre la historia de la ciencia (es,
incluso, imprescindible), pero no creo que sea necesario en ningún modo que
haya obtenido dichos conocimientos mediante una investigación historiográfica
realizada por él mismo; basta con que se aplique a estudiar (y tal vez discutir)
CAP. VII
buenos libros y artículos de Historia de la Ciencia, los cuales, al fin y al cabo,
siempre serán mejores si los ha elaborado un historiador especialista que si
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los ha escrito el propio filósofo “en sus ratos libres”. Y lo mismo cabe decir del
historiador.
CAP. I
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LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
qué debería utilizar el historiador teorías normativas, que afirman lo que los
científicos deben hacer, en lugar de teorías positivas, que se limitan a exponer
CAP. I
cómo influyen unos factores sobre otros? Al fin y al cabo, si no pensamos en
la Historia de la Ciencia, sino en cualquier otra rama de la Historia, un relato
basado en concepciones previas acerca del bien y el mal tenderá a parecer “mera
ideología” (al menos para quienes no compartan esas preconcepciones); ¿por
qué habría de suceder de otra manera en el caso de la Historia de la Ciencia?
En este sentido, una historia de la Revolución Científica elaborada desde los
“presupuestos” del falsacionismo no creo que fuera a resultar menos subjetiva e
inaceptable que una historia de la Conquista de América basada en el supuesto
CAP. II
de una congénita superioridad moral e intelectual de los europeos sobre los
indígenas americanos. Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que entre
los historiadores de la ciencia hayan gozado de más predicamento algunas tesis
sociologistas (empezando por las de Kuhn) que las teorías metodológicas más
en boga entre los filósofos de la ciencia.
La raíz de este problema se encuentra, desde mi punto de vista, en una cierta
CAP. III confusión acerca de la propia idea de una “metodología normativa”. Larry
Laudan y Ronald Giere han ayudado considerablemente a deshacer esta con-
fusión al mostrar que las normas metodológicas, usando los famosos términos
kantianos, tienen la estructura de los imperativos hipotéticos, más que la de los
categóricos. En tal sentido, dichas normas no le dicen al científico lo que debe
hacer sin más, sino lo que resulta racional hacer si pretende alcanzar ciertos
fines. Esto implica que aunque dos científicos tomen decisiones diferentes en
CAP. IV
un contexto similar, tal cosa no debe llevarnos necesariamente a concluir que al
menos uno de ellos tomó una decisión irracional, pues es posible que el motivo
de la discrepancia haya que buscarlo en los diferentes objetivos que ambos
persiguiesen, o bien en el hecho de que cada científico poseyera información
diferente sobre la situación, o no dispusieran ambos de los mismos recursos.
Desde este punto de vista, podemos afirmar lo siguiente (en contra de la tesis
de Lakatos): la aplicación a la historia de las normas metodológicas, como
CAP. V
explicaciones de la conducta de los científicos, no tiene por qué llevarnos a la
conclusión de que algunas decisiones científicas han sido racionales (la “historia
interna” de la ciencia) y otras irracionales (la “historia externa”), sino que en
principio podemos suponer que todas las decisiones de los científicos han sido
“racionales”, en el sentido de haber sido, o haber pretendido ser, instrumen-
talmente eficaces para satisfacer sus aspiraciones, al menos desde la situación
en la que cada decisión fue tomada, y dada la información que cada científico
CAP. VI
tenía en ese momento.
Esto no es más que una aplicación del principio de racionalidad a la Historia y
la Filosofía de la Ciencia, tal como ese principio se utiliza en algunas ciencias
sociales, en especial en la economía, y, para ser más precisos, en la teoría eco-
nómica neoclásica. Dicho principio afirma que todo el mundo hace siempre
lo que cree que es mejor para él, es decir, aquello que “maximiza su utilidad”,
dentro de sus posibilidades. Expresado de esta manera, se trata de un principio
CAP. VII totalmente vacío, pues, dada cualquier conducta, siempre podemos imaginar
una “función de utilidad” tal que esa conducta sea la que permite maximizarla.
Pero esto no hace que el principio sea inútil científicamente; el mismo problema
existe, por ejemplo, con la segunda ley de la mecánica: dado cualquier tipo
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LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
Así, cuando nos preguntamos por las “normas adoptadas por los cientí-
ficos”, nuestra cuestión es triple. Por un lado, queremos saber si algunas
CAP. I
normas científicas tendrán necesariamente un carácter universal. Por otro
lado, nos preguntamos también qué fines pueden haber sido los que les
han llevado a unos científicos a aceptar exactamente las normas que han
aceptado (de las cuales podemos suponer que, en general, no serán uni-
versalmente aceptadas). Finalmente, podemos preguntarnos por qué en
ciertas ocasiones los sujetos deciden incumplir esas mismas normas. Con
respecto a la primera cuestión, sólo se me ocurre algo que toda persona
debería hacer si quiere ser racional, e independientemente de los fines
CAP. II
que se proponga conseguir, y es, simplemente, intentar averiguar, en la
medida de lo posible, qué consecuencias puede esperar de cada una de
las acciones que podría llevar a cabo. Esto podemos entenderlo como una
especie de compromiso mínimo de la racionalidad con la verdad. Se trata
un compromiso con la verdad porque, ceteris paribus, cualquier persona
que intente obtener los mejores resultados posibles con sus decisiones,
preferirá tener creencias verdaderas antes que creencias falsas. Pero es un
CAP. III
compromiso mínimo porque no implica necesariamente que el objetivo
del científico sea “descubrir (o publicar) la verdad”, sino que el requisito
considerado se refiere sólo a la conexión entre las decisiones del científico
y sus resultados; por ejemplo, al científico le interesa saber que, hacien-
do ciertos experimentos, aumentará la probabilidad de que sus trabajos
sean aceptados, pero no es necesario que el mismo investigador sostenga
una interpretación “realista” de los resultados de esos experimentos. En
CAP. IV
cambio, la existencia de este compromiso mínimo sí que puede utilizarse
como un argumento (entre otros) contra las epistemologías o sociologías
del conocimiento radicalmente relativistas, pues, si los científicos son
capaces de descubrir ciertas verdades (las relacionadas con sus prácticas
sociales), y además están interesados en ello, no se entiende por qué otro
tipo de verdades estarían inevitablemente más allá de su alcance y de sus
intereses.
CAP. V
Con respecto a la segunda cuestión, que analizaré con más detalle en el
apartado siguiente, digamos ahora simplemente que mi estrategia será más
o menos abductiva: dadas las normas que, aparentemente, los científicos
han seguido en el curso de la historia y parecen seguir en la actualidad,
intentaré buscar algunos fines que cumplan las dos siguientes condiciones:
a) que parezcan simples y razonables, y
CAP. VI b) que resulte posible inferir que la obediencia de aquellas normas es
una estrategia racional para alcanzar precisamente dichos fines.
Por último, con respecto a la cuestión del incumplimiento de las normas,
la respuesta es sencillamente la misma que podemos dar a la pregunta
de por qué una persona puede aprobar el establecimiento de una ley
contra el robo, y, simultáneamente, decidir robar alguna cosa de vez en
cuando, siempre que el riesgo de ser descubierto sea muy bajo. Esta doble
CAP. VII
decisión no es irracional, al menos en el sentido instrumental del término,
en la medida en que ambas cosas (la aprobación “pública” de la ley y su
incumplimiento “privado”) forman parte de una estrategia que maximiza la
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a saber, para proporcionar los “hechos básicos” que la teoría sobre las
normas debe explicar; pero, al contrario que en el caso de Lakatos, nuestra
teoría no debe estipular cuáles son los objetivos de los científicos, sino que
más bien se limita a proponer una hipótesis sobre cuáles pueden ser esos
fines, si las normas derivadas de la historia deben poder ser explicadas
como elementos de una estrategia racional por parte de cada científico.
Con respecto a la tesis de Laudan, según la cual el contenido normativo CAP. IV
de la teoría se deriva completamente de la Historia, mi enfoque establece
más bien que, aunque es cierto que la Historia nos proporciona las normas
efectivamente seguidas, e incluso nos sugiere algunos fines perseguidos
por los científicos, lo que la teoría añade es la justificación del carácter
normativo de tales normas, es decir, la demostración de que es racional
seguir esas reglas si lo que se pretende es alcanzar aquellos fines.
Concluiré este apartado indicando un uso filosófico adicional que puede CAP. V
darse a una teoría de las normas científicas concebida según la pauta que
he descrito. Dicho uso es, simplemente, el de discutir si las normas acepta-
das por los científicos son eficaces para alcanzar otros fines, que cada filó-
sofo pueda pensar que merece la pena perseguir. Por ejemplo, podríamos
tal vez llegar a la conclusión de que el descubrimiento de la verdad objetiva
sobre la estructura de la realidad no es un fin situado muy alto en la escala
de valores de la mayor parte de los científicos, y que, consecuentemente, CAP. VI
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5.1. Metodología
Para analizar la norma metametodológica (NMF) y el criterio derivado (CEM),
es necesario, en primer lugar, indicar en qué sentido se entiende el término
‘metodología’. Por una metodología entenderemos un modelo de cambio y
desarrollo científicos propiamente dichos, como por ejemplo, según ciertas
CAP. VII
metodologías, que los científicos deberían hacer generalizaciones inductivas
o, según otras, que los científicos deberían aceptar sólo aquellas proposiciones
que sean falsables empíricamente. Diferentes metodologías pueden proponer
normas distintas, lo cual puede conducir a rivalidades entre metodologías. Las
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normas del tipo aludidos forman parte de los criterios de cientificidad y de los
criterios de evaluación de teorías científicas, los cuales deberían estar también
incluidos en las metodologías. Tales normas forman parte de esos criterios en CAP. I
el sentido de que las acciones o las decisiones de los científicos deberían mos-
trarse conformes con ellas para ser aceptadas efectivamente como científicas
y como conducentes a genuino conocimiento científico. Las metodologías
también incluyen valores, de acuerdo con los cuales se orientan las acciones
de los científicos y los cuales operan también para la elección de teorías. Asi-
mismo, las metodologías incluyen los fines en función de los cuales se produce,
evalúa y acepta el conocimiento científico (de acuerdo con cada metodología).
CAP. II
Sin embargo, una cierta metodología puede reconocer que no existe un único
conjunto de normas y reglas de investigación científica que sean validasen
todo momento del desarrollo de la ciencia; en diferentes épocas pueden estar
vigentes diferentes normas. Lo mismo ocurre con los fines de la investigación
científica.
Una metodología, entendida así, presupone una cierta concepción epistemoló-
gica de la ciencia, es decir, una concepción de la naturaleza y de la justificación CAP. III
del conocimiento científico, incluyendo una concepción del papel de las acciones
de los científicos en la producción, evaluación y aceptación de ciertos cuerpos
de creencias como genuino conocimiento científico.
Tal vez puede entenderse mejor lo anterior si subrayamos los siguientes niveles
en las discusiones de filosofía de la ciencia:
1. El primer nivel es el de los análisis en cada ciencia particular, especialmente
CAP. IV
de sus teorías y métodos específicos; éstos incluyen normas, en particular
reglas de experimentación y criterios de evaluación para la aceptación de
creencias como conocimiento científico dentro del campo en cuestión.
2. El segundo nivel es el de las metodologías en el sentido arriba indicado.
Los trabajos más influyentes en la filosofía de la ciencia de los últimos años
puede interpretarse como si ofrecieran modelos de desarrollo científico, lo
cual quiere decir que reconstruyen la metodología científica, en el sentido CAP. V
aquí indicado. Para reconstruir adecuadamente el proceso de desarrollo
científico, los modelos deben incluir, aunque sea en la forma de presu-
puestos, concepciones acerca de la estructura de las teorías científicas.
3. El tercer nivel contiene explícitamente las concepciones epistemológicas
acerca de las ciencias, las cuales pueden estar sólo presupuestas en los
modelos de desarrollo. Estas son las concepciones acerca de la naturaleza
del conocimiento científico y del problema de su justificación y aceptabi- CAP. VI
lidad racional; incluyen ideas sobre el papel de la observación y la expe-
rimentación en las ciencias, así como acerca de los marcos conceptuales
presupuestos por las teorías y las actividades científicas. Contienen también
ideas sobre la objetividad, la racionalidad y el progreso científicos. Se trata,
pues, del nivel en el que se someten a discusión y crítica las metodolo-
gías mismas, entendidas como modelos de desarrollo científico; por esta
razón puede llamársele legítimamente el nivel de la metametodología, y CAP. VII
las disputas dentro de este nivel pueden entenderse como controversias
metametodologícas.
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LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
5.2. Racionalidad
Un término clave en la formulación de la NMF es el de ‘racionalidad’. Sin em-
CAP. I bargo, existen muchos sentidos posibles de este término, lo cual da lugar a una
seria ambigüedad. En el caso de la ciencia del pasado, el término ‘racionalidad’
suele aplicarse a por lo menos dos tipos diferentes de cosas: por un lado a las
decisiones y actividades de los científicos, y por extensión a las creencias que
se generan y aceptan como resultados de tales decisiones y acciones; por otro
lado el término se aplica al proceso de desarrollo de la ciencia.
A su vez las decisiones de los científicos pueden referirse a:
CAP. II
a. Medios para obtener fines dados;
b. Valores y fines;
c. Aceptación o rechazo de concepciones del mundo (entramados concep-
tuales más comprensivos que las teorías);
d. Aceptación o rechazo de teorías;
CAP. III e. Aceptación o rechazo de datos como evidencia pertinente;
f. Aceptación de reglas y normas;
g. Aceptación o rechazo de principios lógicos.
Cada uno de estos niveles da lugar a un concepto de racionalidad, y coinciden
en gran medida con los conceptos de racionalidad de Mario Bunge. Siguiendo
de manera aproximada sus ideas, cada uno de los anteriores niveles puede
CAP. IV verse como si diera lugar a los siguientes conceptos de racionalidad.
1. Racionalidad instrumental o de medios-fines: trata de la elección de los
medios más adecuados para la obtención de fines dados.
2. Racionalidad evaluativa: acerca de los fines que son realizables y que
merecen ser perseguidos porque les asignamos un valor.
3. Racionalidad ontológica: requiere la adopción de una visión del mundo
CAP. V consistente, compatible con la ciencia y la tecnología disponibles.
4. Racionalidad epistemológica: requiere que las teorías que se acepten
tengan apoyo empírico y evita conjeturas que sean incompatibles con el
cuerpo de conocimiento científico y tecnológico aceptado por medio de
buenas razones.
5. Racionalidad metodológica: requiere que la aceptación de creencias se
haga después de una crítica cuidadosa y sólo cuando exista una adecua-
CAP. VI
da justificación, es decir, pruebas o evidencia favorable y que no existan
razones suficientemente poderosas como ara abandonar la creencia en
cuestión: asimismo exige que la aceptación de creencias esté basada en
normas y reglas que tengan alguna garantía, aunque también ellas sean
revisables.
6. Racionalidad lógica: exige evitar las contradicciones.
CAP. VII Puede llamarse racionalidad completa al concepto que englobe todos estos
niveles. Cuando se ejemplifica uno de estos niveles, o una combinación de
algunos de ellos, podemos hablar de racionalidad parcial.
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a) Primero: ¿qué puede querer decir que dicho proceso de desarrollo científico
sea racional?
b) Segundo: ¿puede reducirse la racionalidad del proceso mismo a las deci-
siones y acciones de los científicos o de las comunidades de los científicos?,
es decir, la calificación de racional del proceso ¿no significa nada más
que ser el resultado de decisiones y acciones de los científicos o de las
comunidades, las cuales pueden calificarse de racionales?. Es claro que CAP. VI
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dos unos de otros, sino que aparecen conectados entre sí mediante las
llamadas —condiciones de ligadura“;
b. al hecho de que los modelos de una teoría dada suelen estar esencialmente
ligados a los modelos de otras teorías y de que estas conexiones son de
diversos tipos;
c. al hecho de que hay que distinguir dos niveles conceptuales y metodo- CAP. VI
lógicos dentro de una teoría T dada: el nivel de los conceptos que son
específicos de esa teoría, y a los que llamamos conceptos —T-teóricos“,
y el nivel de los conceptos que provienen, por así decir, del —medio am-
biente“ de T, a los cuales llamamos conceptos “T-no-teóricos”.
Estos tres (o cuatro) complejos adicionales que hay que tomar en cuenta para
identificar formalmente una teoría son también definibles en términos modelo-
teóri-cos y en principio deberíamos definirlos aquí también, si expusiéramos la CAP. VII
identidad de una teoría de una manera completa. Ello, sin embargo, rompería
el estrecho marco de este ensayo. En el presente contexto, nos contentaremos
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(I) representa el caso de un éxito total de la teoría, es decir, todos los sistemas
que sehan propuesto como aplicaciones intencionales resultan ser efectiva-
mente modelos actuales de la teoría, lo cual a su vez significa que todos ellos CAP. I
satisfacen exactamente las leyes planteadas. Es muy probable que en la historia
real de las ciencias nunca se haya dado esta situación ideal, si prescindimos
de aproximaciones e idealizaciones. El caso (II) representa la situación de una
teoría que tiene un éxito parcial o, dicho de otro modo, que ha sido —refutada
parcialmente: algunos sistemas empíricos que nos interesan cumplen las leyes,
mientras que otros no. Cuanto mayor sea la intersección I M en relación con
la diferencia I oe M, tanto más exitosa será la teoría. El caso en que vale (III)
CAP. II
significa una —catástrofe total para la teoría: en efecto, se trataría en este caso
de una teoría que no es capaz de abarcar entre sus modelos actuales ni uno
solo de los sistemas a los que se pretendía aplicar; a una teoría así podemos
eliminarla sin más del escenario científico, pues carece por completo de valor,
al menos, desde un punto de vista empírico. Así pues, para una evaluación
metodológica adecuada de una teoría dada, lo más decisivo es la pregunta de
cuál de las tres alternativas indicadas es la real, o sea, que debemos preguntar-
CAP. III
nos por la relación existente entre I M e I oe M. El problema, sin embargo, es
que si nos limitamos a emplear los medios conceptuales hasta ahora reseñados
de nuestro concepto de teoría, no podemos dar una respuesta satisfactoria a
dicha pregunta. Desde un punto de vista puramente estático-semántico, lo
único que podemos constatar es que I es un subconjunto de Mp , pero no
podemos decir nada acerca de cuáles son los bordes exactos de I dentro de
Mp , cuáles son sus límites. Ello a su vez proviene del hecho, esencial para el
estructuralismo, de que el dominio I, por su constitución misma, es lo que se CAP. IV
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Editorial.
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CAP. VII
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estudio de las regularidades del hecho contable, que es una forma específica de
los hechos económicos y éstas son de los hechos sociales. La ciencia contable
CAP. I
es el sistema explicativo, hipotético-deductivo y teórico de los hechos contables.
Los hechos contables están constituidos por los estados y acontecimientos
contables como los estados financieros.
Al desarrollarse, la contabilidad ha ido abarcando ámbitos que antes no se
consideraban propios de la contabilidad, como la ecología, los intangibles, y
ahora el capital intelectual, especialmente, el conocimiento y la información.
Estos nuevos ámbitos fueron contemplados en sucesivas conferencias Interame-
CAP. II ricanas de Contabilidad, en las que se plantearon los siguientes temas implícitos
en la evaluación del modelo contable actual y la búsqueda de alternativas:
a. Tendencia al suministro de mayor cantidad y mejor calidad de información
b. Equilibrio entre información financiera y no financiera
c. Alcance de la información a contemplar por parte del modelo contable a
utilizar
CAP. III
d. La problemática relacionada con el “capital intelectual”
e. Riesgos de una divulgación excesiva
f. La incidencia de la “auditabilidad” de la información a brindar
g. Importancia de la objetividad de la información y de su comparabilidad
h. Posibilidades de acceso “igualitario” a la información por parte de distintos
CAP. IV
usuarios
Reconociendo estos temas implícitos, se puso en cuestión el hecho de que la
contabilidad sólo suministre los tradicionales estados contables o, además de
aquello, los llamados informes de negocios (que si reflejen los nuevos ámbitos
señalados). Por un lado quienes a partir de una posición conservadora plantean
anexar como información complementaria a los estados contables información
sobre el capital intelectual o sobre el conocimiento, como puede verse en la
CAP. V información complementaria denominada Capital Intelectual (sin señalar qué
unidad de medida se utilizó y cómo se podría mensurar dichas variables); y
por otro lado, quienes consideran que los estados contables serían sólo un
componente más de los llamados informes de negocios (que se caracterizan
por brindar información cualitativa y no financiera de los intangibles).
Detrás de estas últimas discusiones y planteamientos aún se ciernen sobre
la Contabilidad una serie de dificultades teóricas y prácticas. ¿Cuáles son las
CAP. VI principales variables generadoras de valor de una empresa en el presente?,
¿Pueden ser identificadas y medibles por la contabilidad tradicional?, ¿Cuál es
el concepto de capital intelectual que maneja el marco conceptual para Activos
Intangibles, NIC 38?. Debería existir un informe de capital intelectual o del cono-
cimiento? ¿ Suplementario o complementario a los estados financieros? ¿Cuáles
son las nuevas responsabilidades de la profesión? En términos de evaluación
epistemológica historicista, el paradigma de utilidad o de responsabilidad social
CAP. VII resultan entonados con la problemática contable actual?.¿Los estados finan-
cieros consideran la influencia de las actividades desarrolladas dentro de las
empresas como fuente generadora de valor? ¿Permiten los estados contables
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mucho más ligeros, las latas, reciclables y además fácilmente apilables, lo que se
traduce en importantes ahorros de espacio para almacenamiento. Otro ejemplo
INSTITUTO PACÍFICO 63
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claro son los ordenadores. Hace apenas una década, los ordenadores eran unos
ingenios de considerable tamaño y escasa capacidad si los comparamos con los
actuales. Hoy es posible encontrar ordenadores portátiles con un peso ínfimo
CAP. I
y con las mismas prestaciones que un ordenador de sobremesa, en términos
de capacidad y velocidad. Finalmente, los alimentos también han cambiado
radicalmente.
Los avances realizados en el ámbito científico, permiten la existencia de va-
riedades más resistentes, siendo incluso posible cultivar sin tierra. Es decir, ya
no es tan importante el recurso humano o el capital, sino el conocimiento. En
CAP. II el ámbito de la empresa, todo este nuevo contexto se traduce en nuevos retos
para la contabilidad. En primer lugar, puesto que la gran mayoría de estos
nuevos activos que crean valor no están reflejados en los Estados financieros
y, en segundo lugar, puesto que como consecuencia de lo primero, los estados
financieros están perdiendo utilidad como reflejo del potencial de beneficios
futuros de la empresa.
CAP. III
2.2 El desarrollo de la contabilidad en el proceso histórico y los retos
de la sociedad del conocimiento
2.2.1 El problema del desarrollo histórico de la Contabilidad y la ca-
tegoría epistemohistórica de Paradigma
Frente al nuevo contexto de la realidad económica y empresarial, la Contabilidad
CAP. IV se va adecuando muy a su pesar a ese nuevo entorno con nuevas propuestas
técnicas y teóricas, las mismas que han girado en torno de dos concepciones,
dos escuelas que le han dado cada uno su sello particular en base a su noción
de Contabilidad. Es así que la escuela del pensamiento positivo enfoca la con-
tabilidad de forma sistemática, en base a una rigurosa lógica y correspondencia
empírica, poniendo el énfasis en la neutralidad, o ausencia de juicios de valor en
lo referente a los acontecimientos contables. Desde esta perspectiva Raymond
CAP. V Chambers, mantiene la tesis de que la contabilidad es un proceso de descubrir,
recoger hechos y que como tal no difiere de otras ciencias empíricas. El posi-
tivismo en contabilidad utiliza el método inductivo para la construcción de su
teoría, dicho método tiene la siguiente secuencia: a) observación y registro de
los hechos; b)análisis y clasificación de los mismos; c)conclusiones generalizadas
a través de la derivación inductiva, y d)contrastación de las conclusiones.
Por otro lado, el normativismo se basa en una concepción teleológica, donde los
CAP. VI conceptos de ética y bienestar, relacionados con la determinación de objetivos,
necesidades del usuario e interpretación de la información contable, toman un
papel relevante. Estas cuestiones normativas encierran juicios de valor, tales
como “debería”, “bueno”, “malo” y otras similares. En el normativismo la
elaboración de las teorías se construyen en base a una investigación a priori y
para la búsqueda de la verdad establece juicios de valor. Es por consiguiente,
eminentemente prescriptiva. El camino metodológico del normativismo es la
CAP. VII deductiva. En líneas generales el método deductivo es aquel que partiendo de
enunciados generales llegan a enunciados menos generales, es decir, van de
los general a lo particular. En este sistema se parte de objetos y postulados
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cosas: i) los intereses por los que se construyen las teorías y lo que se espera
de ellas (qué problemas deben resolver y a qué campo de fenómenos se
deben aplicar), ii) sus compromisos ontológicos (qué entidades y procesos
se postulan como existentes),y, iii) sus compromisos metodológicos (a qué
criterios se deben ajustar para su evaluación). Estos marcos conceptuales
adquieren características específicas y nombres diferentes según el autor
(paradigmas, programas de investigación, tradiciones de investigación, CAP. V
redes interteóricas, etc.), pero en general se consideran como las unidades
básicas del análisis de la ciencia.
4. Los marcos conceptuales mismos cambian. Ciertamente se trata de es-
tructuras que tienen una vida media más larga que sus teorías asociadas,
pero de ninguna manera son entidades fijas o ahistóricas. De aquí la
preocupación por proponer modelos que den cuenta de los cambios más
profundos y a largo plazo en el nivel de los presupuestos. CAP. VI
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LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
A. Etapa pre-paradigmática
Etapa en la cual coexisten diversas “escuelas” que compiten entre sí por el do-
CAP. IV
minio en un cierto campo de investigación. Entre estas escuelas existe muy poco
(o ningún) acuerdo con respecto a la caracterización de los objetos de estudio,
los problemas que hay que resolver y su orden de importancia, los métodos
y procedimientos más adecuados, etc. Lo característico en esta etapa es que
la investigación que realizan los grupos en competencia no logra producir un
cuerpo acumulativo de resultados. Este período de las escuelas termina cuando
el campo de investigación se unifica bajo la dirección de un mismo conjunto de
CAP. V
supuestos básicos, que Kuhn llama “paradigma”. Los investigadores llegan a
estar de acuerdo en que uno de los enfoques competidores es tan prometedor
que abandonan los demás, y aceptan este enfoque como base de su propia in-
vestigación. Esta transición, que ocurre sólo una vez en cada disciplina científica
y es por tanto irreversible, crea el primer consenso alrededor de un paradigma,
y marca el paso hacia la ciencia madura.
La categoría epistemohistórica de paradigma tiene dos sentidos. El primer sen-
CAP. VI tido se refiere a las soluciones exitosas y sorprendentes de ciertos problemas, las
cuales son reconocidas por toda la comunidad pertinente. El segundo sentido
se refiere al conjunto de supuestos o compromisos básicos que comparte la
comunidad encargada de desarrollar una disciplina científica. Este conjunto
incluye compromisos con ciertos supuestos ontológicos: i) generalizaciones
simbólicas (leyes fundamentales), ii) modelos (procedimientos y técnicas de
investigación),y , iii) criterios de evaluación de las teorías.
CAP. VII
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problemas (“anomalías”) que se resisten a ser resueltos con las herramientas del
paradigma en cuestión. Si bien es cierto que la adecuación entre un paradigma
y la “naturaleza” nunca es total o perfecta –siempre y desde un principio existen
problemas no resueltos-, el surgimiento de ciertas anomalías hace pensar que
algo anda mal a nivel profundo, y que sólo un cambio en los supuestos básicos
hará posible encontrar una solución. Esta etapa en que se cuestiona la eficacia
y la corrección del paradigma mismo es la etapa de “ciencia en crisis”. Con la CAP. IV
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LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
En esta misma línea están Fabio Besta, Ginno Zapa, como es natural con
algunas diferencias. De acuerdo con este paradigma las generalizaciones
simbólicas se basan en los conceptos de renta y valor para la medición del
patrimonio, la partida doble evolucionada a una dualidad de la empresa en
CAP. VII
marcha se constituye en el patrón metodológico de medición, las técnicas y
procedimientos se seleccionan en función a su correlación y uniformidad con
los conceptos fundamentales, y el sistema contable refleja adecuadamente la
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de la búsqueda de una verdad única por una verdad orientada al usuario, que
pretende y persigue brindar la mayor utilidad posible en la toma de decisio-
nes, con lo que los valores de verificabilidad y objetividad del paradigma de
beneficio económico, sin dejar de ser importantes dejan paso al de relevancia
(paradigma de la utilidad contable). El principal objetivo de la contabilidad es
suministrar información económica, cuantitativa, que resulte útil en la toma
de decisiones para distintos usuarios: el estado, los acreedores, los accionistas, CAP. II
En cierto momento y hasta finales del siglo todos los problemas que se venían
presentando en el campo de la contabilidad bajo la predominancia del llama-
do paradigma de utilidad, eran resueltos mediante la aplicación de la matriz
disciplinar de utilidad, en lo que Kuhn denomina un juego de rompecabezas CAP. V
y que consiste en acomodar los problemas que se presentan en función a los
alcances del paradigma predominante.
Como sabemos esta etapa de ciencia normal, reclamada por Khun (como aquella
que toda comunidad científica debe procurar que se extienda el mayor tiempo
posible para así dotar de estabilidad a la ciencia, fue criticada por Popper por
considerar que con esto se aseguraba el conformismo intelectual en la ciencia.
Este fenómeno efectivamente ha venido ocurriendo dentro del paradigma de CAP. VI
INSTITUTO PACÍFICO 69
LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
Otro problema que escapa de los alcances del paradigma de utilidad es la que
origina la llamada responsabilidad social de las empresas y por el cual la con-
CAP. I
tabilidad debería de informar a la sociedad la forma en que la empresa viene
administrando los recursos que detentan y realizar un balance social. Esta
problemática ha venido siendo atendida por la regulación contable de manera
meridiana por ejemplo con la Nic 41 Agricultura y la llamada contabilidad
ambiental. Sin embargo no podría precisar si efectivamente constituyese un
enigma no resuelto por el paradigma de utilidad.
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CAP. I
CAP. II
CAP. V
CAP. VI
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- Características.
CAP. IV
CAP. V
CAP. VI
CAP. VII
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LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
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B. Metodología y lógica
El planteamiento del Modelo Intellectus se basa en una metodología simple
que, a través de un desarrollo arborescente, pretende aportar un marco en el CAP. I
C. Características CAP. V
CAP. VII
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CAP. I
CAP. II
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CAP. I
CAP. II
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permitiéndonos realizar una cierta unidad del saber, no como una "reducción a
la identidad" sino como toma de conciencia de la complejidad de las realidades
que nos rodean, la cual requiere que el verdadero entender esta complejidad CAP. I
consista en tomar en cuenta las diferencias y al mismo tiempo comprender las
razones y el sentido de su estar juntas y relacionadas. Aquí encontramos una
segunda motivación de la interdisciplinaridad y podemos ver que ella no se
confunde con la multidisciplinaridad y la transdisciplinaridad, que tienen su
validez y sus campos de aplicación, pero son cosas diferentes.
La especialización no es un mal necesario dependiente de los avances del
conocimiento (como si ella nos fuera impuesta por el hecho de que la enorme CAP. II
cantidad de nociones que constituyen el patrimonio del saber no pueden "caber
dentro de una sola cabeza"). Esta razón "cuantitativa" es bastante superficial y no
puede ocultar el hecho mucho más profundo de que la especialización es una
condición necesaria para el constituirse del conocimiento científico entendido
en su sentido más amplio y moderno, es decir como conocimiento objetivo
y riguroso. En efecto cada disciplina científica (sea una ciencia natural o una
humana) se caracteriza por considerar el mundo de las "cosas" desde un único CAP. III
punto de vista particular, concentrando su enfoque sobre unos pocos "atributos"
de las cosas y dejando fuera de su campo de investigación todos los demás
atributos (propiedades y relaciones) de cada cosa. Por consiguiente los conceptos
que expresan dichos atributos y los predicados que traducen estos conceptos
en el lenguaje son también especializados, así como los procedimientos ope-
rativos que permiten controlar directamente la validez de las proposiciones
de una determinada disciplina. Estos constituyen una parte muy importante CAP. IV
de la metodología de cada ciencia; la otra consiste en la determinación de los
procedimientos lógicos que se utilizan para organizar el conocimiento, para
establecer indirectamente la validez de proposiciones que no se pueden ave-
riguar directamente, para ofrecer explicaciones y construir teorías. En pocas
palabras, cada disciplina se caracteriza por una especificidad de conceptos,
lenguaje, métodos y lógicas. Si la interdisciplinaridad se presentara como una
propuesta de eliminar estas condiciones y, por ejemplo, de obligar a cada CAP. V
disciplina a servirse únicamente de conceptos, métodos y tipos de argumentos
utilizados en el lenguaje común, ello nos obligaría a renunciar a los aportes
cognoscitivos de las diferentes ciencias y todo sería reducido a aquel discurso
vago, genérico y superficial del qué he hablado más arriba. El verdadero desafío
de un estudio interdisciplinar consiste, por un lado, en el tomar como punto
de partida las diferentes disciplinas, respetando su especificidad de conceptos,
métodos y lógicas y, por otro lado, trabajar para que todo ello no resulte una CAP. VI
"barrera" para la comunicación. Se puede ver entonces que la dificultad más
seria para el estudio interdisciplinar no consiste en el hecho de tener que "alber-
gar en una sola cabeza" muchos conocimientos diferentes, sino en el esfuerzo
de comprender el sentido especial de ciertos conceptos, de acostumbrarse a
ciertos tipos de "racionalidad" particulares. Se trata de una tarea difícil, pero
no imposible (se parece al esfuerzo de aprender un nuevo idioma) y que puede
aportar logros muy importantes. No sólo porque nos permite conocer más sino
CAP. VII
también porque nos lleva a conocer mejor ya que, acerca de una cierta realidad,
nos volvemos capaces de captar más aspectos, de explorar en profundidad su
riqueza, de apreciar adecuadamente su complejidad.
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CAP. I
CAP. II
CAP. III
que permanecían implícitas; (3) son colectivas, esto es, compartidas por la gran
mayoría de los miembros de la sociedad.
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LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
CAP. IV
CAP. V
3.3.1 Datos
Un dato es un fragmento de conocimiento particular. Los datos son proposi-
ciones, no hechos. Los datos pueden ser más o menos verdaderos, son corre-
gibles, en tanto que los hechos pueden ser reales o imaginarios, placenteros o
dolorosos, etc. Pero no verdaderos ni falsos.
CAP. VI
En las ciencias factuales todos los datos son empíricos. Estos pueden ser obje-
tivos y subjetivos. Los objetivos aportan información del mundo; los subjetivos
aportan información de sentimientos, percepciones, deseos, intenciones del
sujeto. También los datos empíricos son primarios o derivados, según su origen.
Finalmente, también debemos distinguir los datos de los elementos de prue-
ba. Un elemento de prueba es un dato adecuado para alguna proposición: el
CAP. VII elemento de prueba por sí mismo no existe. Más aún, los elementos de prueba
pueden ser débiles o fuertes. Así pues, mientras que los elementos de prueba
circunstanciales casi siempre son débiles, los elementos de prueba experimen-
tales pueden ser fuertes. Si son débiles, los elementos de prueba no serán con-
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3.3.3 El Saber
Saber es percatarse, darse cuenta, aprehender o haber aprehendido un objeto o
situación objetiva. Es por eso que saber es creer algo por razones objetivamente
suficientes. Pero teniendo cuidado en lo siguiente:
CAP. V
1. Una razón es objetivamente suficiente para creer si es suficiente (esto es,
concluyente, completa y coherente) con independencia del juicio de quien
la sustenta.
2. Esa característica podemos reconocerla si la razón es suficiente para
cualquier sujeto posible de la comunidad epistémico pertinente.
3. Las comunidades epistémicos están socialmente condicionadas; las inte-
gran sujetos históricos. Luego, la objetividad parece requerir el consenso CAP. VI
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CAP. IV
CAP. V
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LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
CAP. V
CAP. VI
CAP. VII
La panorámica conceptual que ha estructurado las ciencias cognitivas es mucho
más sencilla que las propuestas filosóficas sobre la naturaleza del conocimiento.
Por eso, es fundamental que las investigaciones sobre el conocimiento, sea lo
que fuere el propósito, siempre deberá basarse en aquellos resultados si dicha
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CAP. II
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por el tipo de las señales utilizadas, los visual, verbal y audiovisual, y por los
parámetros de espacio y tiempo, los remoto, directo, diferido y aventajado
(oculto).
El intelecto híbrido es el único sistema emergente más dinámico de las inteligen-
cias, pues el hombre ya no piensa sólo con su cerebro sino utilizando máquinas
superpoderosas y muy rápidas. Por eso las organizaciones que funcionan en
CAP. IV
base a este tipo de intelecto son más dinámicas y productivas porque los co-
nocimientos que producen esas personas utilizando esas máquinas son mucho
más profundas y más rigorosas. En la teoría de las organizaciones se ha llamado
a esto ventaja competitiva del conocimiento en dos sentidos: uno que los co-
nocimientos en sí producen esa ventaja y otro, que esos conocimientos deben
ser utilizados adecuadamente para aprovechar al máximo las implicancias del
conocimiento y esos son sus ventajas.
CAP. V
Los conocimientos que permiten el funcionamiento de las organizaciones son
producidas, utilizadas, gestionadas, medidas por una inteligencia híbrida, es
decir, por personas que utilizan su inteligencia complementándola con la inte-
ligencia artificial.
El conocimiento en las organizaciones se produce, se utilizan dentro de la
inteligencia híbrida. Esto es fundamental para la medición y la gestión de los
conocimientos. Sin este rasgo no es posible medir adecuadamente cualquier CAP. VI
sistema de conocimientos que permitan el funcionamiento de las organizaciones.
CAP. VII
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LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
CAP. I
CAP. II
CAP. III Los conocimientos que permiten el funcionamiento de las organizaciones son
producidas, utilizadas, gestionadas, medidas por una inteligencia híbrida, es
decir, por personas que utilizan su inteligencia complementándola con la inte-
ligencia artificial.
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CAP. VII
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LA CONTABILIDAD INTELECTUAL EN LA ERA DEL CONOCIMIENTO
CAP. III Esta es la representación analítica de una familia de curvas (abiertas o cerra-
das) en el espacio del estado cognitivo cubierto por F1 y F2. Si la interacción
cesa, lo mismo hace el entrelazamiento mutuo de las dos funciones del estado
cognitivo, y cada ecuación puede resolverse separadamente. En este caso, la
familia de curvas se reduce a una familia de líneas rectas en el plano F1-F2.
La competencia es una cara de la moneda social u organizacional; la otra es
la cooperación. Sean los agentes cognitivos 1 y 2 individuos o empresas que
CAP. IV compiten por alguna ventaja competitiva basado en el conocimiento. Llamemos
F1(t) y F2(t), respectivamente, los conocimientos relevantes que controlan en
el tiempo t. supongamos que las tasas de crecimiento de esos conocimientos
satisfacen las siguientes condiciones no lineales:
dF/dt = kF(ai -biF2);dF2/dt = kF2(a2 -b2F) con k, a, b>0 para #'=1,2. Donde
k es una constante dimensional a1 y a2 son las tasas de crecimiento relativo
en ausencia de competencia, b1 la fuerza inhibitoria de 2 sobre 1, y de manera
CAP. V
similar para b2. Si dividimos una ecuación por la otra e integramos, tenemos
Esta ecuación representa una familia de curvas cerradas sobre el plano F1-F2
alrededor del punto de equilibrio (crecimiento cognitivo cero). Muestra con cla-
ridad que el tamaño de cada competidor depende del tamaño del otro. Cerca
CAP. VI
del punto de crecimiento cero, la curva se aproxima a la elipse, y las soluciones,
como funciones de tiempo, son curvas sinusoidales un cuarto de ciclo fuera de
fase.
En ausencia de competencia, esto es, para b1=b2=0, en cada agente cognitivo
crece exponencialmente su ventaja competitiva basada en conocimiento. En este
caso, el gráfico del "sistema" se convierte en una línea recta. Aunque el modelo
CAP. VII
recién mencionado sólo es una tosca aproximación, tiene cierta capacidad
heurística. Sugiere que la interacción implica entrelazamiento y no-linealidad.
En otras palabras, la función del estado cognitivo de un sistema no es igual
a la suma ni siquiera al producto de las funciones del estado cognitivo de sus
CAP. V
Por tanto tenemos una descripción cómo los conocimientos pueden satisfacer
las necesidades de las organizaciones, en caso contrario busca la generación de
conocimientos para la satisfacción requerida. Esto explica que los conocimientos
hacen funcionar adecuada y eficientemente a las organizaciones dependiendo
de los conocimientos de que disponen o generan. Ahora sí ya estamos en
condiciones de proyectar la estructuración de sus indicadores. CAP. VI
Conclusiones
1 La Contabilidad del Conocimiento es una necesidad epistemológica, me-
todológica, técnica y profesional del Contador en la época de la Sociedad
del Conocimiento.
CAP. II
2 La Sociedad del Conocimiento implica el predominio del complejo y
el proceso cognitivo, razón por la cual tiene importancia estratégica su
creación, desarrollo y distribución.
3 La gestión y la medición del conocimiento sólo es posible a través de la
construcción de la teoría correspondiente y debe estar en concordancia con
las exigencias que para tales procesos se requiere, es decir, la teoría deberá
CAP. III
estar fundamentada rigurosamente en forma de sistema explicativo. Sólo
así podrá sustentar adecuadamente la medición y gestión correspondientes.
4 Las propuestas del Proyecto Meritum y del Modelo Intellectus partieron de
las prácticas de medición y gestión que las empresas realizaban efectiva-
mente y esto es precisamente su limitación epistemológica y metodológica,
pues no se sustentan en teorizaciones rigurosas y/o científicas.
5 El Proyecto "Contabilidad Fundherentista del Conocimiento" busca ser
CAP. IV alternativa al empirismo que predomina en las distintas propuestas que
hasta ahora se van presentando a nivel internacional. Por eso asume ex-
plícitamente determinados axiomas para medir y cuantificar los procesos,
estados, acontecimientos y hechos cognitivos como constituyentes de la
estructura mental y los datos, la información y los saberes como constitu-
yentes de la estructura creencial.
6 El Pro-CFC considera que su objeto de estudio es el conocimiento en senti-
CAP. V
do amplio que tienen relación con el funcionamiento de las organizaciones
o empresas. Es contabilidad porque el conocimiento tiene implicancias
financieras para las empresas y tiene como objetivo medir y cuantificar
(contabilizar) el conocimiento y es fundherentista porque se basa en los
enfoques epistemológicos fundacionista (toda teoría tiene fundamentos)
y coherentista (toda teoría debe ser coherente lógicamente).
CAP. VI
7 El conocimiento que permite el funcionamiento de las empresas tiene
naturaleza biplánica: estructura mental y estructura creencial.
8 El fundamento teórico de la Contabilidad Fundherentista del Conocimiento
son los logros científicos de las ciencias cognitivas y el fundamento meto-
dológico es el método sistémico.
9 Finalmente, el Pro-CFC pretende desarrollar la técnica contable que mida
el conocimiento que hace funcionar las empresas a partir de descripciones
CAP. VII y explicaciones formalizadas o semiformalizadas, para luego, diseñar ope-
racionalmente sus indicadores. Dichos indicadores son los constituyentes
estructurales de los instrumentos de medición del conocimiento.
Bibliografía
AIC - XIX CIC - PUNTA DEL ESTE, URUGUAY 2001, COMPENDIO DE
TRABAJOS NACIONALES E INTERAMERICANOS CAP. I
BALLON, José Carlos, et.al [1997] ¿Un mundo sin certeza? Ética y Saber, en
la modernidad, Lima, UNMSM-SUR.
BODEN, Margaret A. (comp.) [1994] Filosofía de la inteligencia artificial, FCE,
México D.F.
BUNGE, Mario [1962] La investigación científica. Su estrategia y su filosofía,
Barcelona, Ariel. CAP. III
CAP. III
CAP. IV
CAP. V
CAP. VI
CAP. VII
1. Introducción
La creación de valor en las empresas en la nueva economía Si aceptamos que el CAP. II
objetivo de las empresas es la creación de valor para el accionista, deberíamos
evaluar a partir de dicha hipótesis la utilidad de la información financiera y no
financiera presentada por una organización a los usuarios de la misma.(1)
Las críticas que las distintas disciplinas de la administración han venido rea-
lizando a las prácticas contables desde hace varias décadas, por no cumplir a
cabalidad con el objetivo señalado, se han profundizado en el último lustro, a
partir de la aceptación que estamos viviendo una transición hacia una nueva CAP. III
economía global basada en el conocimiento.
Los criterios para construir riqueza, parafraseando a Lester Thurow, están
cambiando. La gestión de los activos intangibles se ha convertido en la principal
fuente de competitividad de las empresas y de los países. La creación y desa-
rrollo de los activos intangibles (marcas, patentes, investigación y desarrollo,
carteras de clientes, conocimientos y su gestión en la empresa, procesos, etc.)
se ha convertido en la principal fuente creadora de valor para las compañías. CAP. IV
relación con el efecto experiencia; aunque este efecto tiene como resultado
una reducción de costes, mientras que ahora las consecuencias son de mayor
alcance pudiendo incluso afectar la capacidad de la empresa para entrar en CAP. I
nuevos mercados (Fernández, 1995: 14).
En este contexto algunos autores han empezado a clasificar bajo el nombre de
capital intelectual todos los recursos intangibles (Edvinsson y Malone, 1997;
Bontis, 1996; Roos et al., 1997), y a realizar el análisis de sus interconexiones.
Según esta corriente, el capital intelectual de una empresa estaría formado por
el conjunto de recursos intangibles. A continuación vamos a revisar el concepto
de recurso intangible para posteriormente conceptualizar de forma correcta el CAP. II
capital intelectual.
Analicemos al capital intelectual. Para Brooking (1997), "con el término capital
intelectual se hace referencia a la combinación de activos inmateriales que
permiten funcionar a la empresa".
Edvinsson (1996) presenta el Concepto de Capital Intelectual mediante la
utilización de la siguiente metáfora: "Una corporación es como un árbol. Hay CAP. III
una parte que es visible (las frutas) y una parte que está oculta (las raíces). Si
solamente te preocupas por las frutas, el árbol puede morir. Para que el árbol
crezca y continúe dando frutos, será necesario que las raíces estén sanas y nu-
tridas. Esto es válido para las empresas: si sólo nos concentramos en los frutos
(los resultados financieros) e ignoramos los valores escondidos, la compañía
no subsistirá en el largo plazo".
Steward (1997) define el Capital Intelectual como material intelectual, conoci- CAP. IV
miento, información, propiedad intelectual, experiencia, que puede utilizarse
para crear valor. Es fuerza cerebral colectiva. Es difícil de identificar y aún más
de distribuir eficazmente. Pero quien lo encuentra y lo explota, triunfa. El mismo
autor afirma que en la nueva era, la riqueza es producto del conocimiento. Éste
y la información se han convertido en las materias primas fundamentales de la
economía y sus productos más importantes.
El Capital Intelectual de una empresa está formado por los activos acumulados CAP. V
un gran conjunto de personas creen que una cosa es de una manera, pero es,
sin embargo, de otra. Es lo que sucede en el caso de la apariencia plana de la
CAP. I
Tierra. Se trata de una captación subjetiva pero generalizada y que, hagamos
lo que hagamos, se produce de todas maneras. Incluso después de saber que
la Tierra es redonda, la seguimos viendo plana. La capacidad que tenemos de
superar este subjetivismo colectivo y de llegar, aunque de manera aproximada,
al conocimiento verdadero, parece como un milagro. Lo extraordinario es que
nos damos cuenta de que nuestros sentidos nos engañan sin dejar de percibir
como estábamos percibiendo. Desde que nacemos estamos rodeados de apa-
riencias engañosas y es imposible cambiarlas como apariencias.
CAP. II
Lo que permite darnos cuenta de que nuestros sentidos nos engañan es, pre-
cisamente, nuestra razón. Nuestra razón funciona de cierta manera y es esta
manera de funcionar lo que nos permite descubrir la realidad y superar el
engaño de las apariencias. Las apariencias son contradictorias y nuestra razón
no acepta las contradicciones, porque las contradicciones no nos permiten
comprender y la razón nos exige comprender las cosas. Mientras su captación
CAP. III produzca contradicciones no podemos comprenderlas. En el caso de la Tierra
es plana, pensemos, como no sabemos cual es su verdadera forma, hacemos
la hipótesis de que es redonda. Y al hacer esta hipótesis descubrimos que las
contradicciones desaparecen como por encanto. En consecuencia, todo queda
explicado. Comprendemos por qué lo primero que aparece en el horizonte
cuando se acerca un barco es el mástil, por qué cuando viajamos siempre
en la misma dirección terminamos por llegar al punto de partida, etc. Y esta
CAP. IV
comprensión nos permite considerar que la hipótesis es verdadera, es decir que
tenemos conocimiento sobre ese algo.
Volviendo, pero si el conocimiento nos revela cómo es una cosa, debe pro-
porcionar la misma revelación a todo aquel que sea capaz de adquirirlo como
nosotros lo hemos adquirido. Ahora bien, adquirir un conocimiento significa ser
capaz de justificarlo o fundamentarlo racionalmente. En este caso no bastan ni
la autoridad ni el aprendizaje. Sino se tiene la capacidad de justificar un cono-
CAP. V cimiento por medio de la razón no se le puede llamar, en la plena significación
de la palabra, conocimiento. Pero una justificación racional debe convencer
a todos. Si se tiene conocimiento sobre alguna cosa, este conocimiento tiene
que ser universalmente aceptable pues si es de cierta manera para uno y de
manera diferente para otro, entonces nadie puede saber cómo es realmente la
cosa conocida. Desde esta perspectiva el conocimiento como capital es entonces
la objetividad de nuestras representaciones sobre la realidad empresarial y sus
CAP. VI consecuentes tomas de decisiones sobre bases objetividas o fundamentadas. El
capital conocimiento no es distinto al capital intangible o al capital intelectual,
es por el contrario su forma precisa de presentación, es la manera objetiva de
ser de lo intangible o de lo intelectual.
Con esta panorámica empezamos a detallar los grandes proyectos en el análi-
sis de los intangibles, del capital intelectual o del capital conocimiento, que se
llevan a cabo en el ámbito internacional.
CAP. VII
El proceso de gestión y control puede ser tanto formal como informal. Debido
a esta dualidad, los intangibles tienen que ser reconocidos e identificados,
medidos, evaluados y difundidos de alguna forma. CAP. I
Se espera que como resultado de esta actividad, se obtenga un modelo inter-
pretativo de cómo las empresas están gestionando sus intangibles, a través
de la comparación de diferentes empresas, categorías y países, siguiendo el
Método de Construcción de Teorías (Grounded Theory Method), desarrollado
por Glaser, B. Y Strauss, A. (1967). Tanto la descripción de las mejores prácticas
como el modelo proporcionarán la base para el borrador de Directrices para
la medición y difusión de las inversiones intangibles. CAP. II
B. Aproximaciones metodológicas
Existen dos aproximaciones posibles al análisis de cómo las empresas miden
y gestionan sus intangibles. Es posible preguntar a las empresas sobre lo que
están haciendo o bien sobre lo que creen que podrían hacer. Indudablemente,
el tipo de aproximación escogida está relacionada con el grado de conocimiento CAP. III
de las empresas sobre intangibles y su trayectoria de medición. Así, la primera
aproximación sería la más adecuada cuando las empresas están ya midien-
do sus actividades intangibles y utilizándolas para propósitos de gestión. La
segunda puede también ser utilizada para este primer grupo pero es la única
aproximación posible para las empresas que todavía no miden sus intangibles
o lo hacen marginalmente.
La situación entre los países involucrados en el proyecto varía significativamente. CAP. IV
En países como Suecia o Dinamarca, las empresas tienen una larga tradición
en la medición y gestión de sus intangibles, mientras que en otros países, como
España, el tema es más incipiente aunque se observa un interés creciente de
las empresas.
De acuerdo a esta situación, la primera aproximación es la que ha sido seguida
por el grupo de investigación sueco (Johanson, 1999 y Johanson et al. 1999a y
b) y por el danés, mientras que la segunda es la tomada por el grupo español CAP. V
CAP. VII
CAP. I
CAP. II
a) Identificación
Con relación a la fase de identificación, como se ha sido dicho anteriormente,
las empresas generalmente se concentran en aquellas variables que están vin-
culadas a la creación de valor, lo que exige un esfuerzo previo de identificación
de las competencias esenciales, generalmente a través de discusiones internas
o brainstorming, que también contribuye a la identificación de los intangibles CAP. VI
vinculados a dichas competencias.
Como resultado de este primer análisis en profundidad de cuáles son los intan-
gibles más directamente relacionados con las competencias, la empresa obtiene
una pirámide de intangibles. En la parte superior de la pirámide, encontramos
aquellos intangibles más directamente relacionados con el mantenimiento o la
mejora de las ventajas competitivas de la empresa. Estos intangibles clave se
distinguen de otros intangibles porque: CAP. VII
mismo sector, como por ejemplo, los procesos industriales. Por otro lado, un
indicador es específico de la empresa, cuando requiere de una definición previa
de la empresa, por ejemplo, cualquier indicador referido a "alto potencial" de
los empleados. Los indicadores podrían ser financieros o no financieros, siendo
el primero el más importante para el análisis de los intangibles dentro de las
compañías, y, por lo tanto el más deseable.
CAP. III
Para cada variable e indicador de los recursos intangibles, se pide a la empre-
sa que indique si el indicador es factible, útil, importante para la creación de
valor, si puede ser difundido y, finalmente, si podrían proporcionar un indica-
dor alternativo para esa variable. Para cada actividad, se recoge información
similar y adicionalmente, se indaga sobre si las empresas calculan el coste de
esa actividad y si tienen valorados los efectos directos de esa actividad.
Las principales características del sistema de medición son: CAP. IV
CAP. VI
CAP. III
CAP. IV
CAP. IV
CAP. V
CAP. VI
CAP. VII
Capital Relacional: Se refiere al valor que tiene para una empresa el conjunto
de relaciones que ésta mantiene con los agentes de su entorno. La relación con
clientes, proveedores, competidores, etc son, sin duda alguna, cuestiones claves
de cualquier organización. Es por tanto fundamental considerar la valoración y
medición del conocimiento que se genera de la relación con los agentes men-
cionados.
CAP. IV
30 Agentes "relacionados" con la actividad principal de la organización. Posi-
bles variables a considerar: clientes, proveedores, aliados y competidores.
31 Agentes "no relacionados" con la actividad principal de la organización.
Posibles variables a considerar: resto de elementos, a saber, medios de
comunicación e imagen, accionistas, organismos reguladores, sociedad,
etc.
E. Dinámica de utilización CAP. V
B. Datos
Un dato, o dado, es un fragmento de conocimiento particular. Los datos son
proposiciones, no hechos. Los datos pueden ser más o menos verdaderos, son CAP. I
corregibles, en tanto que los hechos pueden ser reales o imaginarios, placenteros
o dolorosos, etc. Pero no verdaderos ni falsos.
C. La Información
La Información existe en la naturaleza y existe igualmente en la cultura humana
-especialmente a través del lenguaje y otros tipos de símbolos-. Sin embargo,
a nivel humano la Información sufre una transformación, que es preciso tener CAP. II
en cuenta con el fin de evitar que se refleje en el estudio de la naturaleza de
una manera deformante.
Para el ser humano, la Información presenta dos aspectos que, en la realidad, son
inseparables. Uno de esos aspectos podríamos denominarlo "aspecto teórico",
y al otro, "aspecto práctico". Por ejemplo, el plano realizado por un arquitecto y
la construcción concreta de la casa, son el aspecto teórico y el aspecto práctico
de la Información, respectivamente. CAP. III
D. El Conocimiento
El conocimiento es la captación o aprehensión de las cosas como realmente
son, la captación no cognoscitiva, sino subjetiva es aquélla que nos presenta los
objetos de manera diferente de lo que realmente son, pero si el conocimiento
nos revela cómo es una cosa, debe proporcionar la misma revelación a todo
aquel que sea capaz de adquirirlo como nosotros lo hemos adquirido. Ahora CAP. IV
bien, adquirir un conocimiento significa ser capaz de justificarlo o fundamentarlo
racionalmente. En este caso no bastan ni la autoridad ni el aprendizaje. Sino se
tiene la capacidad de justificar un conocimiento por medio de la razón no se le
puede llamar, en la plena significación de la palabra, conocimiento. Pero una
justificación racional debe convencer a todos. Si se tiene conocimiento sobre
alguna cosa, este conocimiento tiene que ser universalmente aceptable pues si
es de cierta manera para uno y de manera diferente para otro, entonces nadie
CAP. V
puede saber cómo es realmente la cosa conocida.
La razón tiene tres dimensiones: teórica, práctica y evaluativo. Cada una de
las dimensiones sustenta un tipo especial de conocimiento: el conocimiento
teórico, el conocimiento técnico y el conocimiento valorativo.
El conocimiento es un complejo cognitivo porque sintetiza y permite el funcio-
namiento o interrelación de las creencias, los datos, la información.
CAP. VI
La llamada gestión del conocimiento es manejar adecuadamente dicha inte-
rrelación y se realiza con la finalidad de producir y distribuir adecuadamente
en forma de información para el logro de los objetivos que pueda tener las
personas o las organizaciones.
Por otro lado, el conocimiento como cualquier fenómeno cultural tiene un tiempo
de vida y pasa por distintas etapas, sólo que el conocimiento no desaparece
sino se transforma en otro conocimiento mucho más preciso o riguroso. Esa CAP. VII
vida podemos esquematizar de la siguiente forma:
Perspectiva Financiera
El modelo contempla los indicadores financieros como el objetivo final; considera
que estos indicadores no deben ser sustituidos, sino complementados con otros
que reflejan la realidad empresarial. Ejemplo de indicadores: rentabilidad sobre
fondos propios, flujos de caja, análisis de rentabilidad de cliente y producto,
gestión de riesgo,...
CAP. V
Perspectiva de Cliente
El objetivo de este bloque es identificar los valores relacionados con los clien-
tes, que aumentan la capacidad competitiva de la empresa. Para ello, hay que
definir previamente los segmento de mercado objetivo y realizar un análisis del
valor y calidad de éstos. En este bloque los indicadores drivers son el conjunto
CAP. VI de valores del producto / servicio que se ofrece a los clientes (indicadores de
imagen y reputación de la empresa, de la calidad de la relación con el cliente,
de los atributos de los servicios / productos. Los indicadores output se refieren
a las consecuencias derivadas del grado de adecuación de la oferta a las expec-
tativas del cliente. Ejemplos: cuota de mercado, nivel de lealtad o satisfacción
de los clientes,...
CAP. VII
Perspectiva de Procesos Internos de Negocio
Analiza la adecuación de los procesos internos de la empresa de cara a la ob-
tención de la satisfacción del cliente y conseguir altos niveles de rendimiento
CAP. VI
CAP. VII
CAP. III
CAP. IV
CAP. V
CAP. VII
CAP. I
CAP. II
CAP. III
CAP. V
CAP. VI
A. TIPOS DE AUDITORIA
Internacionalmente las auditorías se clasifican atendiendo a:
1. La afiliación del auditor: Estatal e Independiente o Privada
2. La relación del trabajo: Externas e Internas
CAP. III
3. El objeto que se revisa: Estatal general, Estatal fiscal e Independiente
4. Los objetivos fundamentales que se persiguen: Gestión, Financiera, Es-
pecial y Fiscal
El carácter interno de los Órganos de Auditoría de las empresas, hace que las
clasificaciones que más se utilicen sean las Internas, que constituyen el control
que se desarrolla como instrumento de la propia administración y consiste en
CAP. IV
una valoración independiente de sus actividades: examen de los sistemas de
Control Interno, de las operaciones contables - financieras y aplicación de las
disposiciones administrativas y legales que corresponden, con la finalidad de
mejorar el control y grado de economía, eficiencia y eficacia en la utilización de
los recursos, prevenir el uso indebido de éstos y coadyuvar al fortalecimiento
de la disciplina en general.
CAP. V
Dentro de este plan, el auditor considerará los siguientes aspectos principales:
a) Definir la población o universo.
b) Elegir el método de muestreo.
c) Determinar los objetivos del muestreo.
d) Establecer los procedimientos de muestreo estadístico.
Estos autores agregan que el auditor debe evaluar qué constituye un error
CAP. VI importante en los Estados Financieros, a fin de tomar una determinación ade-
cuada sobre cualquier error descubierto durante la realización de la auditoría
y denominan "riesgo final" a la incertidumbre asociada con la realización de
una auditoría; así como que el objetivo del muestreo por parte del auditor es la
obtención de una muestra que represente exactamente la población, este es el
principal objetivo y se conoce como muestreo representativo. Otros objetivos
son el muestreo correctivo, el muestreo protector y el muestreo preventivo.
CAP. VII
El objetivo del muestreo correctivo es maximizar el número de errores incluidos
en la muestra para estar en condiciones de encontrarlos y corregirlos; en tanto
el muestreo protector es diseñado para maximizar los pesos de valuación en
El auditor deberá tener siempre presente los riesgos que representa la utilización
de los métodos de muestreo. Surge la posibilidad que las conclusiones basadas
CAP. I
en las muestras aplicadas para pruebas de cumplimientos o sustantivas, pudie-
ran diferir de los resultados a que hubiese llegado en el caso de que hubiera
aplicado el mismo procedimiento de auditoría a todo el universo.
El auditor utilizará su criterio y experiencia en la elaboración de sus papeles de
trabajo de tal manera que éstos contengan la naturaleza, oportunidad y alcance
de los procedimientos de auditoría aplicados.Tradicionalmente, el auditor se ha
apoyado en papeles escritos para evidenciar la oportunidad y el alcance de los
CAP. II procedimientos de auditoría. Hoy día, con los avances tecnológicos derivados
de la introducción de máquinas computadoras, tanto las pruebas de auditoría
como los papeles de trabajo se realizan mediante este instrumento.
No es mejor auditor el que genera un gran cúmulo de papeles de trabajo con
transcripciones fieles de registros de operaciones invirtiendo en ello un gran
esfuerzo y tiempo, sino el que obtiene sólo los suficientes, de gran calidad y
fehacientes, aplicando el Principio de Excepción después de un concienzudo
CAP. III estudio y evaluación del Control Interno a través de su ciclo de transacciones,
o de los resultados que se obtengan del sistema informático de propósito espe-
cífico que utilice.
Un ejemplo de esta situación es la siguiente, después de procesar todas las
opciones que guarden relación con comprobaciones informáticas que formen
parte de un sistema auditor y ninguna dar idea de la existencia de problemas
con la información sólo sería preciso confeccionar un papel de trabajo donde
CAP. IV
se detalle todo lo revisado y sus resultados, sin tener que dejar como evidencia
un cúmulo de documentos tal y como se solía hacer en las auditorías tradicio-
nales; aunque en todos los casos queda salvada la información de la unidad
en formato digital para utilizarla de ser necesario.
Adicionalmente, como parte de las Normas de Auditoría, obligatorias para la
auditoría de Estados Financieros, existen las Normas de Ejecución del Trabajo y
CAP. V dentro de ellas se incorpora, entre otras, la Obtención de Evidencia Suficiente y
Competente (Mediante procedimientos de auditoría se debe obtener evidencia
comprobatoria y pertinente en el grado requerido, para que su opinión cuente
con una base objetiva).
Por otro lado, cualquier informe de Capital Intelectual tiene que ser un do-
cumento vivo, dinámico y humano. No sólo debe contener los indicadores
adecuados sino también presentar esas medidas en un formato que sea fácil-
mente comprensible, aplicable y comparable entre diversas empresas. En este
sentido, un informe de Capital Intelectual debe incluir información sobre cada
uno de los componentes del Capital Intelectual de la empresa, esto es: capital
humano, capital relacional y capital estructural. Además, la medición de cada CAP. VII
una de estas categorías debería generar datos relevantes que, junto con una
descripción de la estrategia organizativa, presenten una visión clara de los re-
CAP. III
6. CONCLUSIONES
I. Fruto del análisis de las distintas iniciativas de modelización menciona-
das en el desarrollo de nuestro estudio y de la experiencia de ICODE
proponemos una serie de consideraciones básicas en la implantación de
cualquier modelo de medición y gestión del Capital Intelectual o Capital
Conocimiento, a saber:
CAP. IV II. Es clave tomar como punto de partida la estrategia, con objeto de posibi-
litar el enlace y alineamiento del modelo y de la teoría fundamentadora
con aquélla.
III. Es oportuno considerar la adecuación de aspectos relevantes, como son
la estructura y cultura en la organización, con el fin de valorar la capaci-
dad de la organización de "asimilar" las implicaciones que el desarrollo e
implantación de una iniciativa de Capital Intelectual conllevan.
CAP. V
IV. Es conveniente abordar la implantación del modelo de una manera gra-
dual, y en la medida de lo posible, a partir de los procesos de negocio,
de los correspondientes procesos de conocimiento y de los sistemas de
información existentes en la organización.
V. Es relevante el establecimiento de prioridades y ponderaciones sobre los
elementos, variables e indicadores del modelo; considerando la relación
CAP. VI
coste-beneficio de su incorporación.
VI. Frente a la consideración de un modelo universal de aplicación generali-
zada, existen marcos de referencia que cada organización ha de adaptar
tanto organizativa como sectorialmente.
VII. Parece recomendable la elaboración de un informe de Capital Intelectual
donde se recoge información sobre este recurso estratégico para la em-
presa, contribuyendo de este modo a ofrecer una visión complementaria
CAP. VII
a la presentada por los tradicionales estados contables.
VIII. Dentro de una filosofía de mejora continua, la medición es sólo una
parte del proceso puesto que la gestión aparece asimismo como factor
7. BIBLIOGRAFÍA
Asoc. Española de Contabilidad y Administración de empresas. «Principios
Contables (AECA)»; España-Madrid
CAP. II
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nanciera»; AECA,
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Bs. As- 1997 CAP. III
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C. «Reconocimiento y medición del Capital Intelectual»; Fac. CC.EE. Y
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tratamiento Contable de Intangibles»; Fac. CC.EE. Y
Admt.,Uruguay-Montevideo - 1999 FASB,IMCP,CICA. «Información financiera
en Norteamérica»; Inst. Mexicano Contadores Pub., México -1996 CAP. V
CAP. IV
CAP. V
CAP. VI
CAP. VII
CAP. I
A. Dato
Un dato es una representación formalizada de entidades o hechos, de carácter
simbólico y, consecuentemente, adecuada para su comunicación, interpretación
y procesamiento mediante medios humanos y automáticos.
El dato representa observaciones o hechos fuera de contexto y, por lo tanto,
sin significado inmediato. En un contexto organizacional el dato es el registro
estructurado de una transacción. Ejemplo: "edificio", "maquinaria", "factura",
CAP. II
etc.
B. Información
La información es el significado que una persona asigna a un dato, lo que
implica que el dato se transforma en información cuando es evaluado por un
individuo concreto, que en un momento dado, trabaja sobre un problema para
CAP. III
alcanzar un objetivo específico. La información, entonces, se genera a partir
de un conjunto de datos seleccionados para reducir la dosis de ignorancia o el
grado de incertidumbre de quien debe adoptar una decisión.
Por lo tanto, nada es intrínsecamente información; una misma representación
simbólica puede tener el valor de dato para una persona y para otra puede ser
información. O para una misma persona, lo que es dato en un momento puede
ser información en otra circunstancia o frente a otro problema.
CAP. IV
Entonces, un dato al que se le atribuye relevancia, propósito y significación se
transforma en información. Ejemplo "el edificio es moderno", "la maquinaria
es altamente productiva", etc.
C. Conocimiento
Llamamos conocimiento a todo lo que llegamos a crear y valorar a partir de la
CAP. V
información significativa, mediante el agregado de experiencia, comunicación e
inferencia. El conocimiento es más amplio, profundo y rico que la información,
pues se trata de una mezcla de experiencia organizada, valores, información
contextual e introspección, que provee un marco de referencia para evaluar e
incorporar nuevas experiencias e informaciones.
En las organizaciones, el conocimiento suele estar "embutido" en documentos,
bases de datos, rutinas organizativas, procesos, prácticas y normas.
CAP. VI Así como la información se deriva del dato, el conocimiento surge a partir de la
información. Para que ambos procesos se concreten se necesita la intervención
humana, que en el caso del conocimiento se aplican las denominadas cuatro
C:
C comparación,
C consecuencia (implicancias),
CAP. VII
C conexión (relación) y
C conversación (qué piensan otros).
CAP. III
B. Conocimiento tácito y explícito
Se suele hacer una interesante distinción entre dos manifestaciones del co-
nocimiento: el tácito, que reside en la mente de los individuos, presenta las
siguientes características: es entendido y aplicado subconscientemente, en forma
automática, se cuenta con tiempo escaso o nulo para pensar, se implementa en
forma intuitiva, es difícil de articular, se desarrolla a partir de la experiencia y
de la acción directa, cuesta comunicar -excepto a través de una conversación
CAP. IV altamente interactiva, y puede estar errado, pues no se lo puede examinar de
forma consistente; el explícito, en cambio, presenta estos rasgos: Puede ser
codificado, escrito y documentado, es más fácil de transferir y compartir es
más preciso y formal.
• El modelo de Skandia
• Las perspectivas no financieras del BSC (Balanced Scorecard)
CAP. IV
2.5. Implicancias del paradigma de utilidad
I. Bajo esta óptica los objetivos de la contabilidad de suministrar informa-
ción útil para una amplia gama de propósitos genera un distinto juego de
principios y normas contables para los fines de cada usuario. La llamada
contabilidad financiera (orientada a usuarios externos), contabilidad geren-
cial (usuarios internos, la gerencia), contabilidad tributaria (el estado como
CAP. V usuario para fines impositivos) implican "modelos normativos" distintos
II. Los requisitos de la Información Financiera como verificabilidad, y rele-
vancia impiden la medida de los Intangibles ya que estas son no cuantifi-
cables , no tienen connotación financieras e imposibles de representar en
documentos fuentes que es la base de la verificabilidad
TUAL
Hemos podido apreciar en los anteriores capítulos los dramáticos cambios en las
empresas (la gestión del conocimiento es uno de los más importantes) producido
por la vigencia de la sociedad del conocimiento. A su ve hemos constatado las
serias limitaciones del modelo contable actual y su marco conceptual (paradigma
de utilidad) para reflejar las exigencias de la llamada gestión del conocimiento CAP. VII
en las empresas.
Para ello el Contador Público al igual que las empresas tiene que prepararse y
desarrollarse en los nuevos ambientes cada vez más competitivos de este nue-
vo milenio que le permita no sólo conservar y desarrollar su propio campo de
acción en la labor de fortalecer a las entidades en su administración, finanzas
y control de las operaciones, sino lo que es más importante , incursionar en los
nuevos retos que significan potenciales cambios en el rol del profesional contable,
CAP. II
para lo cual debe convertir su ventaja comparativa de gestor de información
compleja en gestor de conocimiento crítico tal cual es el lema de la profesión
para el presente siglo acuñado en la XXIV CIC Uruguay 2001.
Al respecto debemos señalar que en dicho evento se planteo por parte de la
Asociación Interamericana de Contabilidad el proyecto de COGNITOR que
equivale a un administrador del capital intelectual y que sería una de las visiones
a desarrollar por parte del contador público. CAP. III
Pertenencia Aceptación
Ego-status Ego-status
Autorrealización Autoexpresión
Información Contención
Dignidad Diversión
Dignidad CAP. II
Diversión
Dignidad
valor percibido por los clientes es distinto para cada Contador. Evidentemente
cada grupo de clientes posee distintas expectativas y exigencias respecto de lo
CAP. I
que el Contador está en obligación o aún en condiciones de entregar.
Unidad de Negocios Clientes
Profesional o laboral Empresa
Empleador
Compañeros de trabajo
Subordinados
Proveedores y clientes, internos
o externos
CAP. II Social Amigos
Círculos de incumbencia:
Clubes sociales
Deportes
Culto, religión
Vecindario
Participación política
Responsabilidades sociales
Contactos frecuentes, médico,
abogado, etc.
CAP. III Contactos casuales, taxista
Familiar Cónyuge Hijos
Familiar Nietos Padres
Hermanos Parientes
Personal Uno mismo
Conclusiones
CAP. IV
1. En la economía del conocimiento ha variado el factor de generación de la
riqueza, siendo en este caso sin ninguna duda los intangibles.
2. La economía del conocimiento genera dramáticos cambios en las empresas
siendo el más importante, la gestión del conocimiento, que implica el proceso
de conversión de: datos - información - conocimiento - capital intelectual
3. La gestión del conocimiento en la empresa implica su medición, tarea que debe
CAP. V
ser abordada por el contador público como parte de su nuevo rol compatible
con la sociedad del conocimiento.
4. No sólo el modelo actual debe ser reemplazado sino también su marco concep-
tual o teórico (paradigma de utilidad), lo que a su vez permitirá una actuación
del profesional contable activa en la generación del capital intelectual de sus
clientes.
5. A su vez esto implica una gestión del conocimiento individual del contador CAP. VI
público y que forma parte del capital intelectual de su cliente, lo cual deberá
ser medido, para esto resulta adecuado el BSC (Balanced Scorecard)
Bibliografía
Alejandro Quiroga, Alejandro Falco- Tesis "El Balanced Scorecard aplicado al
Individuo"- Universidad del Cema - Maestría en Dirección de Empresas. CAP. VII
CAP. IV
CAP. V
CAP. VI
CAP. VII