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Acta poetica 18/19 1997 - 1998 Tatiana Bubnova Introduccién En los afios setenta, el fildlogo ruso L. Pinski, amigo y, en cierta forma, cémplice intelectual de Bajtin, resumié la origi- nalidad de las ideas de éste mediante la siguiente figura: segtin él, en su libro Preblemas de la poética de Destoievski, Bajtin propuso una concepeién occidental del individuo, pero en su interpretacién de Rabelais (en el libro traducido al espafiol como La cultura popular de la risa en la Edad Media y el Re- nacimiento), s¢ basé en la idea rusa de congregacién universal (sobornost”): valga la paradoja. Menciono esta ocurrencia no porque vea en ella una clave para entender a Bajtin, sino como muestra de una tendencia bastante difundida, sintomdatica en cuanto a su espfritu de autosuficiencia, de explicar un fenéme- no complejo de pensamiento mediante una ocurrencia verbal atractiva ¢ inesperada, Cree que la importancia de la aporta- cién intelectual de Bajtin a las humanidades es expresada de forma mucho més profunda por el critico norteamericano ‘Wayne Booth: Debe quedar claro qué importante es leer a Bajtin no s6lo par que nos enseiia cémo leer 0, incluso, cémo evaluar Ia Literatu ra. El esfuerzo por trascender la voz del autor... [que sé realiza en la obra de Bajtin] no remite a una descripeién, pro- pia de un libro de texto, de términos téenicos para conseguir efectos artisticos especiales; mucho mAs que eso, se trata de 7 una permanente interrogacién, que llevamos implicita durante toda nuestra vida, acerea de su sentido. ;Cémo podemos saber y decir algo unos a otros acerca del sentido de la existencia, sin reducirlo a simplificaciones destructivas o irrelevantes' El valor tltimo de Bajtin —el pleno reconocimiento de y la participacién en el Gran Diélogo— no consiste entonces en ser una obra més de critica literaria; menos atin se trata del es- tudio de las técnicas o formas literarias (en el sentido acos- tumbrado de la palabra). Se trata de una investigacién filoséfica acerea de nuestras limitadas maneras de vernos en elespejo y de entender nuestras vidas.! Algunos criticos han sabido expresar su admiracién por Bajtin en una forma semejante a la de W. Booth, pero en cierta forma coincidiendo con la conclusién de Pinski: el valor euristico de muchos de los hallazgos bajtinianos es superior a su capacidad de ser universalmente vdlidos. Mientras tanto, Booth (no es el tinico, por cierto, que ve asi las cosas) apunta a que Bajtin cs omniabarcador en otro nivel, y nos propone un nuevo e inusitado punto de vista, no sobre la literatura, sino sobre la propia concepcién de nuestra subjetividad y nuestra vida. Algtin critico ruso introdujo la palabra heterociencia para mostrar el alcance del enfoque bajtiniano sobre las cien- cias humanas como manifestacién de lo especificamente hu- mano. Mijail M. Bajtin (1895-1975) es el fildlogo, el critico litera- tio, él filésofo del lenguaje ruso mas popular y reconocido ac- tualmente, “en este fin de siglo”. Su.destino fue peculiar. Du- rante los Ultimos afios de su vida, desde su reaparicién en el escenario de la filosofia y de las letras en 1963, con una nueva edicién de su antiguo libro —de 1929— sobre Dostoievski, y hasta 1975, afio en que se publican péstumamente en un volu- ' Bakhtin, M., Problems of Dostaevsky's Poetics, tt. Caryl Emerson, introduction by Wayne Booth, University of Minnesota Press, Minneapolis, 1984, pp. XXIV-XX¥, men sus trabajos de diversas épocas,” pasé de un relativo ano- nimato? a la fama mundial (también relativa, por supuesto: li mitada a circulos académicos y universitarios). No faltan quie- nes digan que, en materia de humanidades, vivimos en la época de Bajtin. Sus obras aparecen traducidas hasta a las len- guas mas remotas, como el japonés; se le han dedicado libros, cursos, coloquios y congresos internacionales, se le ha re- conocido casi en la misma medida en que se le han sustrafdo, solapada, inconsciente o inocentemente, ideas, enfoques, f6r- mulas, terminologias y criticas: sintoma de una indudable popularidad también. Existe todo un ment de tépicos que se asocian con el nombre de Bajtin: dialogismo, polifonfa, cronotopo, camaval, heteroglosia, exotopia, la cultura popular de la risa, entre otros. “idelo de los foros académicos”, su nombre protagoniza el avance de una “industria bajtiniana”, (titulo de un articulo de G. S. Morson), decididamente trans- nacional. De un “bajtinismo” mas o menos tibio pero pers' tente, fuera de Rusia, se ha pasado, en la patria del maestro, a una “bajtinologia” (término al parecer introducido por Y. Lotman) sistematica aunque apasionadamente parcial: el lee- tor encontrara un botén de muestra en este ntimere. Cada aiio aparecen decenas de libros con titulos que anuncian una rela- cién directa con su pensamiento: solo entre los mas. recientes 2 Los que corresponden a la versiGn espaiiola Tearia y estética de la novela, de 1989. 3 Sus contemporincos y colegas que lo habian conocido en la década de los 20, incluyendo a los formalistas, se acordaban de él y de sus obras, e incluso sabfan ‘que era el autor de aquellos libros, publicados bajo los nombres de Medvedev y ‘Voloshinoy, que cuarenta y cincuenta afios después crearfan una verdadera contro- versia acerca de su autoria. En ciertos circulos intelectuales de Leningrado, en los afios cincuenta, los profesores de las generaciones mayores solfan referirse a esta siacién como al “secreto de Polichinela”: todos sab/an quien era el autor, nadie lo decfa. Posteriormente, en cambio, se armaria toda una polémica, atin no del todo solucionada, acerca de aquellos textos “deuterocanénicos”, o “apécrifos™, intitula- dos El marxismo y la filosofia del lenguaje, Freulismo. Ensayo critico, El método formal en los estudios titerarios, asi como algunos artieulos, firmados por Voloshinov o por I. I. Kanaev (“El vitalisma contemporanea”, 1925). 5

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