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sicional, Cada término estarfa representado por una rue-
da que girase en un cierto sentido si el término fuese
cierto, y en sentido contratio, si falso. La relacién de
equivalencia seria implantada ‘en la méquina mediante
engranajes tales que si se hiciese girar una cualquiera
de dos ruedas, Ia otra tendria que girar en el mismo
sentido. «A implica By exigiria que cuando la rueda A
girase en sentido verdadero, B girase en el mismo sen-
tido; y que cuando B girase «en falso», otro tanto A.
En los demés casos, ninguna de ambes’deberia influir
sobre la otra. Andlogamente, las otras relaciones binarias
podrian ser expresadas mediante sistemas de engranajes
apropiados. Si una tal méquina fuera alimentada con
tun juego de premisas coherentes, las ruedas deberfan
girar en sentidos que indicasen la veracidad 0 falsedad
de los diversos términos. Los términos indeterminados
quedarian reflejados en ruedas estacionarias. Las contra-
dicciones tendrian por efecto el bloqueo de ruedas; los
teoremas quedarfan manifiestos porque las ruedas_ gira.
rian todas en una misma direccién —la conven
mente verdadera
que se hiciera girar. Ha habido sencillas méquinas de
cdlculo aritmético basadas en discos giratorios (entre
ellas, una inventada por Lord Stanhope), pero la cues-
tién de si este enfoque produciria una méquina légica
Jo bastante eficiente como para ser interesante es cues-
tidn abierta,
Todos los ingenios mecénicos hasta aqui considera-
dos, incluida la méquina de Jevons, son decididamente
inferiores en potencia y velocidad a las méquinas eléc-
tricas construidas estos tltimos afios. Pero antes de di-
rigir nuestra mirada hacia esta fase, la més apasionan-
te y Gltima de nuestra historia, tenemos que ojear bre-
‘vemente un principio de enrejado, mediante el cual pue-
den superponerse tarjetas que permiten Iegar a la so-
lucién de problemas ldgicos elementals.
7. Tarjetas con ventanas
‘Tanto el demostrador de Stanhope como la méquina
de Pastore funcionan por principios mecénicos en cier-
to modo andlogos a la estructura formal de la inferen-
cia silog{stica. Pero no estando interesados en una ana.
logfa tal, si queremos tan sélo un artilugio capaz de
exhibir la relacién requerida a partir de dos premisas
cualesquiera, resulta posible inventar amplia diversidad
de ingenios sencillos con tal propésito. Tal vez el. més
teacllo sea tn juego de tarjeta, una para cade posible
premisa, con aberturas o ventanas recortadas en ellas,
de modo tal que cuando coloquemos unas tarjetas sobre
‘otras, las conclusiones vilidas, de haber alguna, queden
reveladas a través de alguna de las ventanas. Cuando yo
disefié un juego de tales tarjetas para mi articulo sobre
méquinas légicas (Scientific American, marzo de 1952),
estaba convencido de ser la primera’ persona que per.
dia su tempo en tan cuioso proyecto. Posteriormente
descubri que la idea tenfa, cuando menos, jsetenta afios!
Jevons, en sus Studies in’ Deductive Logic, Capitulo XI,
describe un juego de tarjetas similares, inventadas con
15176 Martin Gardner
TARIETAS SILOGISTICAS DE CUNYNGHAME
Co
Lo
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oy Co io
Fi, 87-—Tarjetas para andlisis de silogismos. (Tomadas de Studies
1m Deductive Logic, 1884, por William S. Jevons.)
Méquinas y diagramas Iigicos 7
el fin de estudiar silogismos por un tal Mr. Henry
Cunynghame. En la Figura 87 vemos una reproduccién
de estas tarjetas.
El funcionamiento de las tarjetas de Cunynghame se
explica sin dificultad. Las premisas figuran en lo alto
de cada tarjeta. Ocho de ellas estin encabezadas por
premisas mayores (en Idgica clésica, la premisa mayor
relaciona el término medio con el predicado P de la
conclusién), las ocho restantes estén encabezadas por
premists menores (que relacionan el témino medio, M,
con el sujeto, 5, de la conclusién). Si tomamos una tar
jeta ‘mayor’ cualquiera, y sobre ella colocamos una
tarjeta ‘menor’, podremos ver a través de la ventana, 0
ventana, de la tarjeta superior todas las conclusiones
vilidas (si hay alguna). Cunynghame aplicé el mismo
Principio a un dispositivo de metal, consistente en un
cilindro hueco, con ventanas, que se podia hacer girar
en torno a un cilindro interior macizo. Jevons lo des-
cribe sucintamenie en el capitulo recién citado. Un
tercer dispositivo, fundado en el mismo principio, fue
ofrecido por Cunynghame al Science Museum, en South
Kensington, Londres, en 1885; pero hace muchos aos
que no es exhibido allf. Se trata, sencillamente, de una
Proyeccién plana del modelo cilindrico; ‘una especie de
regla de célculo circular. Un disco de cartén, con ven-
tanas ranuradas, gira sobre otro disco de cartén més
grande. Las premisas mayores figuras sobre Ia circun-
ferencia del circulo mayor; las premisas menores, so-
bre la circunferencia del pequeio. Al conjuntar las dos
premisas, les conclusiones, de haber alguna, aparecen
en las aberruras que hay debajo de Ia premisa menor.
Es, en cierto sentido, un artificio luliano, pues los circu:
los proporcionan todas las combinaciones de premisas,
con la peculiaridad adicional de sefialar qué combine.
ciones producen conclusiones vilidas, y cuéles son
esas,
+ Probablemente fuera un artilugio circular de este tipo. el
construido algin tiempo antes de 1935 por el conocido pricé178 Martin Gardner | Mésuinas y diagrams 1icos 179
Ninguna de estas variantes, empero, muestra en su rc
construccidn 0 en su fundamento nada’ que las asemeje
a la estructura formal de la légica de clases. Si arbitra-
riamente se admite que ciertos silogismos invalidos sean
vilidos, y que otros vélidos dejen de serlo, bastan unas
cuantas modificaciones en las tarjetas para obtener las
nuevas respuestas tan répidamente como las antiguas.
5
ss
Por esta razén, su interés légico es inferior al de otros Ji NEN
ingenios tal vez més engorrosos de utilizar, pero que :/|NS:
funcionan por principios andlogos a la estructura para NS: aE
‘euyo estudio fueron proyectados. SSE 3
En la Figura 88 se reproduce el juego de tarjetas que
yo preparé para mi articulo de Scientific American. En
algunos aspectos son més sencillas que las de Cunyn-
ghame, y en otros, mas elaboradas. Dado que el enun-
ido
es lo mismo que «Algiin B es A», combiné en una mis-
mma tarjeta estos enunciados equivalentes. (Como es ob-
vio, Cunynghame pudo hacer otro tanto, y reducir ast
a doce sus dieciséis tarjetas), Afiadiendo una tarjeta més,
Ja de «conclusién», con cuatro ventanas correspondien-
tes a las cuatro posibles conclusiones, pude preparar
las tarjetas de las premisas de modo que fuera indife-
rente cudl es superpuesta a cuél, Sencillamente, se ado-
san las tarjetas, se superpone a ellas la de conclusién,
y en cada ventana que muestre negro tendremos una
conclusién vélida
Hein ro oF
Fic, 88.—Tarjetas para andlsis de silogitmos, Las zonas sombrea
ides con lineas al bier ban de ser recortadas, para abrir ventanas
(Tomadas de Scientific American, marzo de 1952.)
{ogo americano Clark L, Hull, En su artculo «The Mechanism
hits aac of Delmiur Spent in Noel ombains
Suitsble for Problem Solutions, oybologic! ‘Review, Vol. 42,
tie 1935, p. 219, Hull escribe que én cietta ccwscn cone:
truyé un mecaiamo’ sencilo, formado por segments cies | | [
lates desizantes, que reoivia awtomitieamente, en dec, exhibia
Jas conclusiones que emanan légicamente de todos los silogis-
‘mos conocides, y que deectabs sutomaticamente. Ia totaligad
at fc formal Hl aad gue bu pba oda
la ninguna, dest artogio. Por miparte, n0 he te
ido ito en mis intentos de saber més acerca de’ sa cons
truce,
a
0