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EL MÉTODO CIENTIFICO: LAS CIENCIAS COMO DISCIPLINAS INTELECTUALES

1. ¿Qué importancia tiene para el planteamiento del autor el concepto de paradigma y


su influencia en la construcción del conocimiento científico?

2. ¿Por qué razón el origen de las ciencias implica una ruptura epistemológica?

3. ¿En qué sentido se afirma que las ciencias están condicionadas por los paradigmas
que ellas mismas crean?

4. ¿Qué caracteriza al periodo de normalización de la ciencia?

5. ¿En qué consiste la crisis y la revolución de las ciencias?

6. ¿Qué papel juega el lenguaje estandarizado en la construcción del saber científico?

7. ¿Por qué se afirma que el laboratorio es el lugar de las ciencias?

8. ¿Cómo se puede superar el fenómeno de la universalización del saber a través de los


islotes de la racionalidad?

1. Las disciplinas científicas están determinadas por lo que en filosofía de la ciencia se


llama una matriz disciplinar o paradigma, es decir, una estructura mental, consciente
o no, que sirve para clasificar el mundo. La noción de paradigma es abierta y
dinámica. A lo largo del tiempo se han impuesto dos maneras de entender la noción
de paradigma; la primera, relacionada con el término “matriz disciplinaria”, se
entiende como el conjunto de presupuestos de la disciplina. La segunda va más
unida al sentido gramatical de la palabra “paradigma”. En síntesis, una paradigma
es:
 Un conjunto de presupuestos que definen la disciplina
 Un caso-tipo que será imagen matriz de la disciplina
De esta manera, si por ejemplo se quiere investigar en el terreno de la salud, para
empezar hay que tener ya ciertas ideas sobre la salud. Y la disciplina que nacerá de
las investigaciones sobre la salud se estructurara en torno a esas ideas
preconcebidas. También, la biología, física, psicología, sociología, informática,
biología molecular, entre otras disciplinas.
En cada caso, una disciplina científica nace como un nuevo modo de considerar el
mundo y se estructura en consonancia con las condiciones culturales, económicas y
sociales de una época.

2. En la base de toda disciplina hay una ruptura, una acción humana que “separa” y
que impide la confusión, siempre en función de un proyecto, esa separación, esa
construcción del objeto por la comunidad científica son las “rupturas
epistemológicas”, es decir, las rupturas que dan un estatuto a determinado saber; en
la base de la practica científica esta esa acción humana y no un objeto “dado”.
Un paradigma establece una ruptura con los proyectos de la vida cotidiana y
permite eliminar una serie de cuestiones que ya no se consideran pertinentes. Por
ejemplo, se podría eliminar del estudio de las ciudades todas las aldeas. Esa
“ruptura epistemológica” será la que delimite el objeto y dará así su objetividad a
una disciplina científica. El interés de una filosofía de la ciencia que subraye esas
rupturas epistemológicas es denunciar la ideología positivista que querría observar
“las ciudades tal y como existen”, ocultando que son una construcción intelectual
unida a un paradigma o a una teoría. Ahora, la “ruptura epistemológica” se percibe
fácilmente si consideramos el conjunto de reglas que nos hacen llamar a algo, por
ejemplo, “medicamentos” (ese conjunto de reglas que forma parte de la definición
paradigmática de la ciencia farmacéutica), el aspecto convencional de esta ciencia y
los límites que impone el paradigma se muestran desde el momento en que no se
considera a las muletas un medicamento.

3. Los paradigmas pueden adquirir la forma de modelos teóricos, de ejemplos, de


fórmulas básicas, de instrumentos, de valores, etc.
La evolución de las disciplinas científicas no se corresponde con una lógica
predeterminada y previsible. Más bien pone de manifiesto una historia en la que
puede darse lo nuevo, bifurcaciones imprevisibles, todo ello condicionado por un
conjunto de circunstancias sociales, económicas, culturales, etc, pero no totalmente
determinada por ellas. Este modelo de evolución de las ciencias está cerca de una
paradigma: el de las estructuras disipativas. Al ser los resultados científicos una
construcción y no la revelación de verdades científicas que, desde hace una
eternidad esperaban ser “descubiertas”.
Por ejemplo, se presenta el paradigma de la medicina científica, tal y como se puede
percibir a través del concepto de salud; lo que confiere su fisionomía a este
paradigma es la elección de unos determinados valores, y se insiste en la relación
que existe entre ese paradigma y ciertos valores con determinadas prácticas sociales.
Dicho paradigma aporto gran eficacia a las prácticas médicas.

4. Al introducir el concepto de paradigma, como conjunto de reglas y representaciones


mentales y culturales unido a la aparición de una disciplina científica, se valoró las
decisiones mediantes las cuales una disciplina adquiere su forma histórica. Al
introducir este concepto, se puso en evidencia que una ciencia surge ante preguntas
y preocupaciones concretas, en un entramado de intereses determinados que hoy es
fácilmente analizable; de este modo, se cuestionó fundamentalmente la
representación según la cual las disciplinas existen desde siempre.
El trabajo científico se empieza por una normalización y estandarización de las
situaciones o de las nociones. La determinación de normas técnicas de lenguaje y
procedimiento, es esencial para que podamos hablarnos dentro de la comunidad
científica. Se ve reflejado cuando, por ejemplo, el aprendizaje de una disciplina pasa
por la normalización de los protocolos de observación. Las practicas científicas no
son únicamente creatividad: las ciencias son gigantescas operaciones de
estandarización de los saberes, filtros de lectura, de nociones, de procedimientos, de
valoración, etc. Las matrices disciplinarias se pueden considerar relacionadas con
este tipo de normalización.

5. Se distinguen dos momentos muy diferentes en las practicas científicas:

 Ciencia normal: es el trabajo científico que, dentro de las elecciones

paradigmáticas determinadas, trata de resolver problemas.

 Revolución científica: es lo que sucede cuando se cuestiona el marco

paradigmático de una disciplina.

Existen numerosas controversias relativas a la operatividad de la distinción entre

ciencia normal y periodo de revolución científica, según el punto de vista se pueden

considerar “pequeñas revoluciones científicas” o “grandes”

Así, a principios del siglo XIX, la física trabajaba dentro del paradigma newtoniano

y la manera en que se practicaba correspondía con el concepto “ciencia normal”. Se

trabajaba dentro de un marco admitido, que se cuestionaba poco. A finales de siglo,

el paradigma del espacio newtoniano se fue cuestionando cada vez más; se

encuentra pues, ante una revolución científica: tras un periodo de ebullición

intelectual nació el paradigma relativista.

También, si la tendencia a revalorizar los componentes psicológicos, sociales y

globales dentro de las ciencias de la salud, significa una cierta revolución científica.

El concepto de revolución científica se ilumina cuando se acerca a otro que lo ha

inspirado: el de “revolución tecnológica”.


6. La ciencia es el establecimiento de un lenguaje para una economía de pensamiento

y de comunicación. La determinación de normas técnicas de lenguaje y

procedimiento es esencial para que se pueda hablar dentro de la comunidad

científica, por ejemplo la medicina, ha sido necesaria una verdadera estandarización

para que se establezcan las nomenclaturas de enfermedades y síntomas; lo mismo

ocurre con la química, pues la estandarización de las nomenclaturas para los

cuerpos simples y compuestos no se puede separar del desarrollo teorico de la

disciplina. De esta manera, la estandarización del lenguaje, forma parte de los

procesos del conocimiento.

7. En el desarrollo, razonable pero no necesario de las tecnologías intelectuales, que

son las ciencias, hay una invención cultural a la que hay que dar una importancia

capital: el laboratorio. El laboratorio se ha hecho absolutamente esencial en ciencia

desde el momento en que la evolución a principios del siglo XIX separo a los

científicos de los artesanos. Un laboratorio es un lugar abstracto y privilegiado, en

el que se pueden practicar ciertas experiencias controladas, estos laboratorios están

estructurados de tal forma que las experiencias que en él se llevan a cabo pueden

analizarse mediante conceptos previstos por el paradigma. Por estos motivos, el

laboratorio es necesario para poder comprobar las leyes científicas, las teorías, o los

hechos científicos. De esta manera, el laboratorio no es simplemente el lugar de

trabajo de los científicos, es la institución que sirve para traducir los problemas de la

vida cotidiana al lenguaje científico y luego remitirlos a ella.


8. Surge una nueva forma de abordar los conocimientos, mientras que antes se

escriben tratados para hablar de una determinada cuestión acerca de la existencia

cotidiana, la moda en aquel momento mira a la redacción de tratados para exponer

de forma sistemática una disciplina, empezando por sus bases para ir tan lejos como

fuera posible en esa dirección. Las ciencias comprometidas parten de las preguntas

planteadas en la existencia cotidiana para construir en torno a ella una especie de

islote de racionalidad, es decir, una representación teórica que tome sus elementos

de saber de allí donde encuentre elementos pertinentes. Así, construir un islote de

racionalidad en torno a determinado problema, es en sí un trabajo interdisciplinar.

Una interdisciplinariedad no puede centrarse tan solo en asuntos prácticos que

tienen como meta la acción; también, debe dirigirse a la formación cultural de la

población.

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