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DISCURSO Y PRACTICAS EDUCATIVAS – REVISTA “LA OBRA”

Un paquete de revistas “La Obra” recibirás como “herencia familiar”, destinada a docentes
de lo que fue el nivel inicial y la escuela primaria. Este hecho independientemente de su
valor como reconocimiento e inclusión en un “linaje” en la serie mujer-educadora, fue
venturoso porque desde la primera lectura se hizo evidente que se trataba de un
monumento de la pedagogía argentina de la época. Fue auxilio a la tarea cotidiana que la
usaron como modelo de clase, planificaciones, discursos, frisos y actos escolares, también
traía ciertas novedades, particularmente recordaban las referidas a psicometría, materiales
didácticos y lo que hoy llenaríamos tecnologías, pero difíciles de acceder desde el interior
del país, “estaban hechas por y para los porteños”.
La revista “La Obra” es discurso y practica, esta al filo, entre una y otra, mas precisamente
es una practica que se tramita por el lenguaje, consiste en hacer publico un cuerpo de
sentidos para generar ciertas posiciones y juegos en el ámbito educativo.
L a obra podría dar indicios solidos sobre la génesis del sistema escolar y alumbrar hipótesis
sobre el presente. En este sentido seria interpretar a “La Obra” como una huella, como una
voz que puede estar resonando aun hoy.
Breve andamio teórico
El discurso de la publicación, se decidió construirlo con los conceptos de discurso, poder e
institución como términos que conforman una entidad solidaria, en cuanto se constituyen
unos a otros, y como el marco desde el que se hace la subjetividad y desde el que se puede
interpretar las practicas.
Para desarrollarlo brevemente, partimos de la idea de que cada sociedad se constituye
cuando arma para si un sistema de significaciones que hacen su realidad, ese mundo y no
otro. Cada vez que se crea un sentido, se lo hace en la clausura, hacer una verdad es hacer
una cristalización y cada verdad instituye un lugar de poder. Pero las redes de la verdad y
el poder necesitan de las instituciones para anclar, circular, mantener, controlar, reproducir
y acaso para transformar. Por su lado las instituciones se hacen por el discurso y se
sostienen por el armado de poder de ese discurso. El poder a través del discurso pretende
a hacer esas verdades naturales, esenciales y por lo tanto eternas, inmodificables y en el
mismo acto legitima a las instituciones que las distribuye.
E se cuerpo de significados funda, cohesiona y produce la sociedad, sus mito0s, creencias,
normas, instrumentos mentales y materiales y crea sujetos que están en condiciones de
reproducir esa sociedad. Cada sujeto que llega a ese mundo social será sujetado según
esas construcciones y los principios que le rigen, precisamente se hará sujeto cuando se
ate al lenguaje, a la ley, a esa cultura, cuando se ubique en la línea histórica, reciba un
legado y con ello se haga participe de una memoria colectiva, de un pasado y un futuro.
Hay un orden de violencia en este proceso que no se puede desconocer y tal vez aquí
encuentres su razón ese desencuentro básico, esa resistencia que tenemos todos los
humanos con lo institucional. Sin embargo nada mas grave podría ocurrirle a un recién
nacido que no ser sujetado, con lo que eso supone, rescate y limites. Sin sentidos no hay
humanización.
Para este cometido de hacer sujetos y sujetos sociales, las sociedad a diseñado
organizaciones cuyo mandato especifico tiene que ver con este proceso de formación,
producciones formativa, en esa línea, las instituciones son tanto políticas como psíquicas.
La escuela se conforma como una institución subsidiaria de los sentidos instituidos, tiene
filiación simbólica con el orden cultural y hace un pacto como representante y reproductora,
hace una re traducción de significados y conforma su lógica propia, su micro política. Todas
las representaciones se recomponen en el discurso pedagógico bajo un ordenador de
sentidos que podría ser la distribución de cierto capital cultural en las jóvenes generaciones.
Una publicación es una institución y como tal, es una estrategia política para hacer publico
un discurso y por lo tanto una producción subjetiva, es juego de poder.
“La obra” como campo.
“La obra” comienza a publicarse en el año 1921 y estaba destinada a docentes del nivel pre
primario y primario. No se encontraron datos sobre los primeros ejemplares o documentos
al estilo, de actas fundacionales que den cuenta del grupo editor, de sus principios y
propósitos, si se reconoce como una nueva revista en el campo gremial de la docencia
primaria, se autodefinen como vocero autorizado del magisterio del país. Se distribuía por
correo a todo el interior del país, 186 localidades y al exterior.
Cartografía en el campo.
Se han identificado 4 tipos de producciones bien diferenciados. La primera se desarrolla en
las dos o tres primeras páginas, se llama redacción, notas del ambiente o directamente
tiene le título del articulo, pero opera siempre como una editorial. El segundo espacio
aparece como “sugestiones para el trabajo diario” o “sugestiones didácticas” y son modelos
para desarrollar ciertos temas, especificando el área disciplinar (lengua, matemática, moral
y cívica, historia, etc.) y el grado. Este apartado mantiene siempre el mismo esquema, un
encuadre del valor del tema y un paso a paso para desarrollar la clase.
Este material, en su conjunto constituía como un manual para el docente donde estaba todo
el contenido conceptual que debía reproducir y las formulas didácticas precisas con que
debía hacerlo, es en sí un protocolo de aplicación.
La tercera parte se conforma con las publicidades que su vez podría tener dos líneas, una
dedicada a la mujer, en la que llama la atención la insistencia de las ofertas de los tapados
de piel, joyas, artículos de bazar, muebles y otra dedicada a función docente: Libros,
recursos didácticos, algunos de ellos tal vez novedosos para la época como imprenta
escolar, telares, proyector de diapositivas etc.
El cuarto apartado se refiere a las publicidades de asociaciones mutualistas que ofrecen
préstamos y seguros de vida; academias de periodismo por correspondencia; y ofertas de
servicios para realización de clases magistrales, monografías, frisos didácticos, discursos,
programas, ilustraciones, conferencias, etc.
Desmontando escenas.
-La escena socio política.
La relación entre el nuevo estado- nación y los sujetos debe hacerse y para ello se arma un
discurso y una institución.
El conservadurismo había postergado amplísimos sectores populares que estaban en
franco deterioro y marginados de toda participación. El peronismo los constituye en el nuevo
sujeto social y político, les dan nombre y lugar, “la clase obrera”, “los trabajadores”, “los
descamisados”.
El 1946 la posición de “La obra” es clara, detrás de reclamos salariales se ubica como
vocero del grupo docente, de todos los nivel incluso el universitario y reniega del sistema
de distribución del poder, los pactos de lealtad, genuflexiones y premios por delaciones.
La tensión peronismo- anti peronismo se agudiza cada vez mas, en la docencia se denuncia
cesantías, traslados desfavorables, sumarios. “La obra” reacciona con todo critico frente a
vicios burocráticos y corruptelas de los políticos, ya por la designación de inspectores
generales del consejo nacional de educación, por los sueldos docentes, la ausencia de
escalafón y de estatuto de regule la carrera docente. Con todo fuerte, descalificarte, casi
violento.
Se recompone el campo político, nuevas posiciones se integran y viejos actores se ven en
serios enfrentamientos para mantener su lugar. La iglesia católica que tiene larga historia
en la educación argentina, acompañaba en la mayoría de los casos, la formación de elites
dirigentes, se vinculaba a los sectores altos de la sociedad y no resultaba funcional a este
orden. La misma tensión se genera con las universidades y los intelectuales, que quedan
descolocados frente a nuevos capitales que son puestos en valor, la relación educación y
trabajo y concretamente la formación técnica. La creación de la universidad tecnológica es
un intento de neutralizar el poder académico.
El sistema educativo alberga nuevos sujetos pedagógicos, la mujer, el obrero. Los
discapacitados, y tiene nuevas funciones, atención primaria de la salud, comedores,
vacaciones, vestido etc. Con respecto a esto “La obra” participa de esta idea de extender el
concepto de “gratuidad escolar” a la provisión de útiles escolares, meriendas, atención
sanitaria, etc.
La tensión civilización y barbarie perdura y la escuela es la oportunidad de romper la
reproducción. Incluir, marcar, cambiar un estilo de vida, que esta vez tiene que estar signado
por el orgullo de la identidad cultural, el trabajo, la sencillez.
La escena epistémica.
En el discurso de “La Obra” se ve una impronta espiritualista enraizada desde la década del
30. La doctrina política a puesto a la infancia como actor clave, “los únicos privilegiados son
los niños”, el espiritualismo recompone la infancia como universal. Por otro lado el discurso
cartesiano que todavía suena fuerte, lo alienta para el sojuzgamiento por la voluntad, y
tranquiliza porque ese acto cuya violencia no perciben, estaría inspirado en juicios
verdaderos.
En el discurso se mixtura el pensamiento sensoria lista y positivista y sobre ellos construyen
los métodos. Supone que el conocimiento deriva de la experiencia sensible, como una
reproducción, una copia isomorfa de la realidad y que por lo tanto es cierto, exacto, objetivo,
ordenado internamente y codificable. Si así funciona el aprendizaje el correlato de la
enseñanza esta marcado por la Unidad, Método, y Orden y el contenido por lo patriótico,
estético y moral.
El discurso va recortándose claramente entre el nacionalismo, los prejuicios biológicos, las
ideas sensorialitas y espiritualistas y la llegada de principios de la nueva escuela producen
disonancias e incongruencias.
Este nuevo orden, la escuela activa parece hacerse presente desde 1948, de allí y hasta el
final de la década hay insistentes quiebres, no rotundos, todavía parece querer atar lo nuevo
y lo viejo. El valor de la practica, articulado con la teoría, la atadura trabajo-aprendizaje, los
conceptos de experiencias y descubrimiento en el medio y el valor educativo del juego se
ven como cuñas insertándose en el discurso.
La riqueza de esas rupturas los lleva a interrogantes muy fecundos, mas allá de que no
perduraran pero si parecen moverle la idea de aprendizaje.
La escena educativa.
La deserción y las aulas despobladas son otro problema que creen resolver a costa del
ejemplo del docente, por ello la asistencia, la puntualidad, la laboriosidad y el aliño personal
seria las muestras de responsabilidad y compromiso que quieren replicar en los niños.
En toda la década hay un evidente control ideológico en el contenido escolar, el estado
selecciona libros, planes de estudio, etc. Los textos escolares se publicitan con la leyenda
“aprobadas por el Honorable Consejo Nacional de Educación”.
Este discurso anticipaba ya que el régimen escolar estaba pensando en un corte definitivo
del niño con el ámbito familiar. La creación de hogares- escuelas en todo el país se basaba
en un diseño de aislamiento protector y pretendía congregar a toda la población infantil de
las zonas “incultas”, durante todo el periodo de su educaciones elemental y profesional.
(“…pero los ducados no volverían a ver, mientras fuesen niños, las miserias de sus familias
y de sus hogares- La Obra 1948”.
Conclusiones
La obra es un discurso que tiene por objeto al sistema de educación publica, sostenerlo es
su objetivo y el docente parece ser la estrategia. La misma consiste, aparentemente en
hacer un docente, determinado docente. Podría interpretarse esta publicación como una de
las tantas operaciones que se pusieron en marcha para lograr esa relación de regulación-
construcción entre el Estado Nación y los sujetos cívicos, en el caso particular, para armar
la categoría docente en ciernes y por ende las formas de los alumnos, de los ciudadanos,
que serán a imagen y semejanza de aquellos, por ellos la cuestión de la forma es clave en
todo este discurso.
“La Obra” no tiene autores, es mas bien un gesto discursivo es un proyecto político con la
estrategia de la escritura. Esta ausencia es conveniente porque permite hacer una
representación flotante, a un gremio, a la docencia, la patria, al estado, al futuro…
LA obra separa, la diferencia para operar, cultos e incultos, obedientes y transgresores,
patriotas y traidores, por un lado los docentes, el gremio, su entrega, su devoción, por otro
los funcionarios, los burócratas, los políticos y las denuncias de desconocimiento, de
ajenidad, de corruptela.
La revista tiene un discurso de creencias fuertes, compacto, apasionado, tiene una clara
ubicuidad histórica y tiene unidad estilística, castizo, rico, con una gramática impecable “La
Obra” tiene el habla culta de su tiempo, tiene posición de clase.
Ponen en claro que el docente esta puesto en el lugar asimétrico con respecto a quienes
escriben en la revista, no es un par, un colega, casi podría decirse que esta en la misma
posición que el niño, al que le juzgan con sugestiones, seducciones, denegaciones, y en
ese sentido habría que preguntarse en que medida promueve el aprendizaje del docente,
que posiciona o en todo caso, que subjetividad produce.
Allí puede encontrarse que esta escritura no produzca autoría, los docentes no escriben, no
se apropian de un discurso y el grupo editor lo sabe por eso ofrecen servicios para hacer
discurso, hacer clases magistrales, planificaciones, etc. Para que le hagan discurso al
docente.
Se puede hipotetizar que desde la década del 40 y 50 no se aprendió demasiado sobre la
forma de operar para la formación docente. Hoy se pretenden instalar nuevas ideas
violentando las practicas, defenestrando la labor anterior, le imponen al docente nuevos
formatos cuyas raíces epistémicas y políticas desconoce, no sabe porque resulta que lo que
hizo está mal y porque debe hacerlo de esta nueva forma. Si no mueve su sistema de
racionalidades y desde allí su subjetividad no aprenderá y lo más seguro será que cuando
la vigilancia seda, en secreto, el docente vuelva a adorar a sus antiguos dioses.

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