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Posiblemente podria parecer superfluo in- ventariar extensamente las teorias del Arte después de haber pasado revista a las doctri- nas estéticas clisicas. Resulta dificil no seguir ‘el camino que han elegido los més grandes estéticos que, desde Hegel hasta Henri De- lacroix, han ‘enumerado los diversos modos de conocimiento del Arte antes de llegar a su ‘concepcién propia. Pero-nos ha parecido mas deseable recapitular répidamente los tres problemas principales de la filosofia del Arte: veremos sumariamente qué puede decirse acerca de Ja naturaleza, del criterio y del valor del Arte. 1. La naturaleza del Arte Asi como se ha podido hacer del Arte una imitacién de la naturaleza (siguiendo las pperspectivas del Verismo, del Realismo o del ‘Naturalismo) o un juego estilizado (a la manera de Schiller, de Spencer, etc.), tam- bién frecuentemente se lo ha entendido, de un modo totalmente opuesto, como trabajo. Valéry lo definia asi: “toda manera general del hacer". Apoyandose en su etimologia, Alain proclamaba: “jArtesano ante todo!” Después de Et. Souriay, filésofo de la Instau- racién y promotor de tuna nueva teoria del ‘SEGUNDA PARTE LOS DOMINIOS DE LA ESTETICA cAPETULO IV FILOSOFIA DEL ARTE Arte (“el Arte e3 la actividad instaurado- ra”... “es la dialéctica de la promocién ana- férica... El arte consiste en conducimnos ha- cia una impresién de trascendencia respecto de un mundo de seres y de cosas que él sienta exclusivamente por medio de un juego con- certante de qualia sensibles sostenido por un cuerpo fisico orientado hacia la produccién de esos efectos”), intentaremos abrir una perspectiva sobre una nueva concepcién del Arte, Lo constitutivo del arte, en oposiciém com lag otras actividades umanas, parece ser su cardcter “no fi ‘gurativo”. Pues aun al Arte més simple —el Arte infantil o demencial—,y aun el Arte trivial, es tam- ‘ién transfigurativo en la estricta medida en que la realidad vulgar es superada por una idealiaacién mi- rnima, No es la realidad pura, sino una realidad re- sistrada y corregida por el hombre Ia que viene a la luz en y por el Arte. No es unn paredoja sfirmar ue la eens mis realista —Ia novela mas naturalista de Zola o de los Goncourt, el Courbet més directa ‘mente inspirado en al modelo exterior, 0 aun Ia épera ‘de un Giordano, de una Zandonai en las més pure tradicién vinista— es todavia mraLisra a su ma ‘era. Pues siempre hay el homo additue naturae. Para ‘que fuese enteramente realist habria que euprimir al autor. No se encontrarian ya escenatios superpucs- ‘tos a In neturaleza, ni limparas en pleno dia, Se 5 Garetpondance des art, ps 21,28, 70; Qutst-ce que 3 cn el ruclo, en posicién horizontal y sin poner an‘ ve ‘Por encima del otro. Y sin embargo se pucde eer ‘tan seguro de que #2 ve ceminar a este hombre cone 4 ye corer a los caballos, aunque nunca haya side posible ver cabslios con el’ vientre pegado al. sels p Ins (potas delanteras en la. prolongaciin de lus de atris. En fin, Rodin observapa.to ‘menos’ de sols errores en la actitud del héroe de Rude: sels errors Yoluntarios; seis gusts irreales, pero mucho mis nar trales que el cliché que reptesentase @ in oficed saltando a la pate coja en une posture groteca, Por mis que sea registrade por un’ oparato tan’ precin cer a it etre mds l—ytmda seundo, not parece falea y’ rigid. El Ney de Rude esté cusjado de errores, pero preva ‘mente poraue som falsas, tales obras son verdaderes, Son infinitamente més verdaderss que la reslidad ma terial: por lo tantg no son unaien “La Poesia es tole verdadera que la histori, det is La escultura et mde yerdo ldeado, Ja pintura que la simple fotograia inmediata, El ar de Ia filmacién © fotogrético zBivel en que el ejecutante zador para ponerse en el rango de un verdaders Coon, dor. Pues la recreacién del mundo es una verdedeey reecin: y es preciso que heya un pensemiento para ‘gue se puede hablar de arte. La reproduccién meen nica ¢ inconsciente de un autémata sin eepiita, so -Buede temarse como arte. Ni sguiere ex us satpre Gucto del ert. Tal vex sea tndustrin, © también tec ero en ambos casos estamos en las antipodas del an Ashpuesyel arte se nos aparece como la tunsposeiey 4 Jo real por medio do formas ceca oe False Ants Malraux en su Museo imaginaro Cie fing)— es aguello por lo eval las formar dees tle", Ea al fondo, ‘poco importa que a dign’ me al arte. es transposiciin © simbolizaciin, eveiéet o temperado, de la misica de feria al Coon, {eto en fa sostenido del que Gabriel Marcel hizo uno us mejores dramas —se tiene toda le gem, quo ye de um falso arte a un casiarte~ y del reigns 4,28 arte depurado/ El Ante abstract seria, pues ef término de sas predecesores y la evolucion dela fe, {igdeded el Renaciminta, dal clase a rata cismo, dl impresioninn a muster the) cxplicar alguns errores de guro equ y Sona ee fisica de ta historia del art, q enuncié, termina al fin de cue rolucionista que admite todas les artes y toles la rcuela, de acuerdo con un proceso elemental, Y ane, ‘es exageramos el pensamiento de gran. ninero do ‘tutores contemporineos que suscrbirian esta idem. Podemos, pues, aventurarnos a decir que el arte no es tanto una “produccién de la belleza or las obras de un ser consciente”, segin los términos del Vocabulario de Lalande, cuanto Ja estilizacién de lo real, la promocién de una existencia, la creacién de formas 2, 2. El eriterio del Arte gebmo distinguiremgs las artes autén- tar delin artes falsas, de las seudoartes, de Ja “anestética” 0 de Ia “inestética”, como de- cla Lalo? “Las artes son, entre las actividades Jhumanas, las que expresa e intencionalmente son febricadoras de cosas —o més general- mente de seres singulares— cuyo fin lo cons- ‘tituye Ia existencia”, afirma el autor de La correspondencia de las artes. Pero,equé dife- rencia especifica podemos establecer entre la pintura de caballete y la pintura mural, entre a mnisica de los grandes conciertos sinfénicos y la miisica de feria (miisica de danza, misi- ca millitar, etc.), entre la danza coreogrétfica y la danza de dancing? Podemos distinguir Yécilmente el arte de la industria (aun en el caso de que haya un arte industrial o una industria artistica), sosteniendo, como Ip ha hecho Souriau en su Porvenir de la estética, que el arte es a la industria lo que la creacién es a la produccién, El criterio consistiré en ese caso en. “Ia posibilidad o la imposibilidad de ignorar las determinaciones reales de la obra lograda *". En otro sentido podria decir- se que se reconoce la presencia del arte en la afectividad (cf. la frase de Valéry: Ia estétfen es la estésica); pero existe una sensibilided no estética. O bien puede afirmarse que no Puede reconocerse el arte sino en Ia objetiva- cién de Ie onna. Pero se nos. replantea Ie: cnestién de saber qué es un objeto de. arte. En fin, se hace imprescindible un juicio de valor para apreciar la obra de arto, y ef cri- terio del arte se ubica en la axiologia. Pero €l mismo criterio puede usarse para lo légi 1o ético y To estético. Se ha hablado de pro. Porcién, de armonias; pero la asimetria de la mayor parte de las obras contemporéneas, la disonancia de la miisica Uamada concreta, de las tentativas dodecafénicas, se separarian ‘entonces del verdadero arte sin razin valede- Fa. Se ha propuesto la idea de gratuidad, de desinterés, de finalidad sin fin. Pero, cqué Pensar entonces de los adelantos dados a * Levenir de Pewhétique, P.U., pig. 139, Morart por su Réquiem, o del Hotel Drouot? ¢En qué se convierten desde esta perspectiva Jas artes decorativas, 0 la utilizacién de sillo- nes Voltaire, o de una cémoda Luis XV? Un orfebre de gran renombre decia reciente- ‘mente que ningiin artesano de una pran casa ‘especializada en objetos de oro y de plata po- dia ser considerado un artista, puesto que trabaja en serie. Solamente la hertad puede asegurar la garantia de un trabajo artistico. Artista serfa aquel que se libera de las trabas sociales, materiales © econémicas; pero esto es lo menos seguro. Gide observa que las reglas liberan mas que lo que esclavizan. El mayor mimero de logros de genio se observa ‘en condiciones de trabajo sumamente penosas. Armonfa, gratuidad o libertad nos parecen ‘igualmente inoperantes para discriminar el arte de su doble; pues, cobmo notar dén- de comienza y dénde termina el ante pa1so? Emmarme! Leroux, planteando el problema desde un dngulo ligeramente distinto en el Congreso Internacional de Estética y Ciencia del Arte de 1937, se preguntaba si el carécter del arte falso no consiste en su trivialidad. Observando que el gran piiblica se deleita en. el cliché, en la facilidad, en la idolatria de una tradicién, deducia de ello que la obra maestra auténtica vale en si y por si, por sw. autonomia 0 su autarquia. De hecho confe- saba que ningtin estético pudo jamés despejar el quid propium de le forma estética pura a Parte objecti. Ello se debe, a nuestro parecer, ® que debiera procederse precisamente a la Tolstoi observaba que el criterio del arte est en el contagio afectivo: debe haber, en efecto, una convergencia mental para poder afirmar: una obra universal. Pero wcién sincera de un solo afi- cionado de arte para poder hablar de arte auténtico. “Las grandes cbras, decia Balzac, subsisten por lo que tienen de pasién.” El criterio del arte nos parece que debe ser la extrema intensidad del sentimiento estético, ‘Ya Poussin observaba que el signo del arte esth en la delectacién, y Leonardo, antes que 35

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