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Ésta es la lista de las páginas. Cada una empieza en la fecha indicada entre
paréntesis, mientras que el suceso citado a continuación es una muestra
orientativa de su contenido, aunque no se corresponde necesariamente con la
fecha inicial.
EL APOGEO DE JUSTINIANO
La región de Chen-la (la actual Camboya), que hasta el momento era tributaria
del reino de Fu-nan, se rebeló contra éste y la larga lucha que siguió fue
debilitando su poderío.
Dejando de lado las leyendas, lo cierto es que a mediados del siglo VI los jutos
estaban asentados alrededor de Kent. Los sajones habían formado varios
reinos: Essex(East Seaxe, sajones del este), con capital en
Londres, Sussex (South Seaxe, sajones del sur), con capital
en Chichester, y Wessex (West Seaxe, sajones del oeste), con capital
en Winchester. Por su parte, los anglos habían formado el reino de Anglia
Oriental y, mucho más recientemente, los reinos de Deira, con capital en
York, y Bernicia, con capital en Bamburgh.
En 551 un noble visigodo llamado Atanagildo se rebeló contra el rey Agila con
el apoyo de la población católica. El reino visigodo cayó en la guerra civil.
Mientras tanto Narsés se reveló como un capaz general luchando contra los
búlgaros, así que en 552 Justiniano decidió enviarlo a Italia contra los
ostrogodos. A diferencia de Belisario, Narsés contaba con la confianza del
emperador, por lo que pudo disponer de un mejor ejército y no tardó en derrotar
a Totila en Tadinae. Tras su muerte, los ostrogodos eligieron rey a Teias, que
trató de reconstruir el ejército y tomar Cumas, donde Totila había encerrado sus
tesoros, pero no tardó en ser derrotado por Narsés, con lo que el reino ostrogodo
se descalabró definitivamente y no tardo en formar parte nuevamente del
Imperio Romano. Narsés se convirtió en el nuevo gobernador de Italia.
Una parte de los Yuan Yuan que huía de los turcos cayó sobre el norte de China
y desmembró el Estado Wei en pequeños reinos que combatieron entre sí. La
parte oriental siguió en manos de la dinastía Qi, mientras que la mayor parte del
reino Wei occidental pasó a la dinastía Zhou.
En 558 Childeberto murió sin descendencia, por lo que todo el reino franco
quedó unificado de nuevo bajo Clotario I, como lo había estado en tiempos de
su padre Clodoveo I.
Justiniano tuvo que recurrir una vez más al leal Belisario, que tomó como base
de su defensa a los trescientos guardias del palacio, a los que sumó varios
escuadrones de ciudadanos enrolados a la fuerza. Requisó los caballos de los
ciudadanos adinerados y hasta de los circos. En 559 se enfrentó a los atacantes.
Belisario sabía que no tendrían más estrategia que un ataque directo, así que
puso a sus mejores hombres para contener dicho ataque y se aseguró de golpear
al mismo tiempo por ambos flancos. Los bárbaros, tal vez ya atemorizados por
la fama del Imperio, no tardaron en retirarse.
Los suevos eligieron rey a Teodomiro. La historia de los suevos durante los
cien años precedentes a esta fecha es prácticamente desconocida. Teodomiro
probablemente llegó al poder con el apoyo de los católicos, pues poco después
se convirtió al catolicismo y el reino suevo pasó a ser oficialmente católico. El
reino visigodo era ahora el último reducto del arrianismo.
Por esta época subieron al trono en Britania los primeros reyes de los que
tenemos un mínimo conocimiento histórico: Ethelberto de Kent y Elli de
Deira.
Tras la muerte del papa Pelagio I fue elegido Catelino, que cambió su nombre
por el de Juan III. Trató en vano de resolver el cisma de Aquilea, originado a
raíz del asunto de los tres capítulos.
El Clodoveo I había convertido al reino franco en la mayor potencia de
Occidente, pero su amenaza se disolvió tras su muerte, a causa del reparto que
hizo del reino entre sus hijos. Gracias a este desmembramiento y a las
subsecuentes peleas internas entre los reyes francos, los visigodos y los
ostrogodos pudieron resistir mucho más fácilmente. Ahora el reino franco
volvía a ser una amenaza, nuevamente unido bajo Clotario I, pero la historia se
repitió: Clotario I murió dejando siete hijos de varias esposas. Los cuatro
mayores asesinaron a dos de sus hermanastros y se las arreglaron para excluir
de la herencia a un tercero, Gramna. Dividieron el reino en cuatro partes y se
las adjudicaron a suertes. El mayor, Cariberto, se quedó con la parte oeste, con
capital en París. El segundo, Gontrán, se quedó con Borgoña. Chilperico I se
convirtió en rey de Neustria, con capital en Soissons. Finalmente, Sigeberto
I heredó Austrasia, con capital en Metz. Clotario I tenía además una
hija, Clotsvinda, que pronto se casó con el rey lombardo Alboíno, elegido ese
mismo año.
Narsés gobernaba Italia con mano dura, y Justiniano no había dejado de recibir
quejas sobre él, de las que siempre había hecho caso omiso. Probablemente
Justino II quiso asegurarse la lealtad de Italia cambiando la situación, así que
no tardó en destituir al que había sido hombre de confianza de su predecesor.
Se cuenta que lo hizo de forma brutal, enviándole un mensaje en que le instaba
a dejar la guerra en manos de los hombres y a que se uniera a las mujeres de
palacio, limitándose a tejer (en alusión a su condición de eunuco).
En 567 murió sin descendencia el rey franco Cariberto, y sus tierras pasaron a
manos de su hermano Chilperico. Sigeberto I vio con preocupación el repentino
aumento del poder de Chilperico, así que ese mismo año contrajo matrimonio
con Brunilda, hija del rey visigodo Atanagildo. De este modo, en caso de
guerra con Chilperico, Sigeberto I podría contar con el apoyo visigodo.
Brunilda era arriana, pero aceptó convertirse al catolicismo sin problemas.
Chilperico comprendió el juego y no tardó en contraatacar. Aunque ya estaba
casado, logró que la Iglesia invalidara el matrimonio y se apresuró a casarse
con Galsvinta, hermana de Brunilda. En este caso el matrimonio fue una mera
estratagema, pues en realidad Chilperico estaba enamorado
de Fredegunda, una sirvienta de palacio. Sin embargo, antes de que acabara el
año moría Atanagildo, con lo que ambos matrimonios perdieron gran parte de
su valor. Los visigodos eligieron rey a Liuva I. Fredegunda no tardó en asesinar
a Galsvinta y a Chilperico no debió de disgustarle mucho la iniciativa, pues
pronto se casó con Fredegunda.
Los ávaros habían llegado hasta el Elba, y allí entraron en contacto con los
gépidos y los lombardos, que hacía tiempo que peleaban entre sí. Ambos
trataron de lograr el apoyo de los ávaros frente a su rival, y al final lo consiguió
el rey lombardo Alboíno, que selló una alianza con el kaghan Baián, y entre
ambos destruyeron a los gépidos. Alboíno mató al rey gépido Cunimundo, y
se casó con su hija Rosamunda,con lo que se convirtió en rey de los gépidos.
Se cuenta que Alboíno convirtió el cráneo de Cunimundo en una copa para
beber. Sin embargo, Alboíno vio que su pueblo no tardaría en ser dominado por
los ávaros, así que decidió cambiar la servidumbre hacia los asiáticos por un
futuro de aventuras en Italia. En 568 los lombardos invadieron Italia, donde
hicieron una carnicería entre los católicos, pues ellos eran arrianos. Ese mismo
año murió Narsés, que había permanecido en Italia tras su destitución.
También murió el que fue recordado como san Gildosio el Sabio, el monje que
escribió la primera historia de Inglaterra.
Los ávaros habían intentado forzar una vez más las fronteras del Imperio, pero
se dieron por vencidos y se concentraron en el oeste, donde Sigeberto I tuvo
que vérselas con ellos.
Mientras tanto Alboíno fundó un nuevo reino lombardo en el valle del Po, con
capital en Pavía. Poco después de tomar la ciudad, Alboíno murió envenenado
por su mujer, Rosamunda. Se dice que el rey, durante la celebración de la
conquista, borracho, obligó a Rosamunda a beber de la copa hecha con el cráneo
de su padre, y ello la indujo a planear el asesinato. Alboíno fue sucedido
por Clefi.
En 575 murió Casiodoro, el que había sido ministro bajo Teodorico y sus
sucesores. Los últimos años de su vida los dedicó a la vida monástica. Viendo
cómo la cultura decaía cada vez más rápidamente, fundó dos monasterios en los
que se reunían y copiaban libros de toda clase. Puede atribuirse a Casiodoro la
vinculación de los monjes con la copia de libros, idea que fue tomada y
sistematizada por los benedictinos, gracias a los cuales la cultura antigua no se
perdió totalmente en Europa.