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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencias y Tecnología


Universidad Politécnica Territorial de Paria “Luis Mariano Rivera”
Programa Nacional de Formación Administración
Aldea Bolivariana Fines De Semana
“U.E.E. Josefina Ortiz”
Las Giles-Municipio Tubores
Misión Sucre - Estado Nueva Esparta

Facilitador: Autor:
Lic. José Marcano. Br. Pedro Fuentes.

Las Giles, 22 de junio del 2019.


OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

La obsolescencia programada u obsolescencia planificada es la


determinación o programación del fin de la vida útil de un producto, de modo que,
tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por
la empresa durante la fase de diseño del mismo, este se torne obsoleto, no
funcional, inútil o inservible por diversos procedimientos, por ejemplo por falta de
repuestos, y haya que comprar otro nuevo que lo sustituya. Su función es generar
más ingresos debido a compras más frecuentes para generar relaciones
de adicción (en términos comerciales, «fidelización») que redundan en beneficios
económicos continuos por periodos de tiempo más largos para empresas o
fabricantes. El objetivo de la obsolescencia no es crear productos de calidad, sino
exclusivamente el lucro económico, no teniéndose en cuenta las necesidades de
los consumidores, ni las repercusiones medioambientales en la producción y mucho
menos las consecuencias que se generan desde el punto de vista de la acumulación
de residuos y la contaminación que conllevan. Esta práctica ha creado un creciente
malestar entre los consumidores, por lo que, en tiempos recientes, activistas,
medios de comunicación, organizaciones e incluso los mismos consumidores y
varias empresas están llevando acciones para revertir esta práctica.

HISTORIA

El primer producto afectado por la obsolescencia programada fue la bombilla


incandescente. Uno de los primeros prototipos lleva funcionando desde el año
1901. Thomas Alva Edison, creó un prototipo de duración de 1500 horas. El éxito
fue rotundo y aparecieron varias compañías dedicadas a su fabricación. Al principio
el objetivo era crear bombillas más durables, sin embargo todo cambió cuando se
aliaron para crear el Cártel Phoebus para establecer una duración máxima de 1000
horas de uso y penalizar a los fabricantes que violaran la nueva norma. En aquel
entonces la conciencia ecológica y de derechos de consumidores era prácticamente
inexistente entre la población y las empresas, por lo que la sociedad de entonces
terminó tolerando esta práctica.
Se cree que el origen se remonta a 1932, cuando Bernard London proponía
terminar con la Gran Depresión a través de la obsolescencia planificada y obligada
por ley (aunque nunca se llevase a cabo). Sin embargo, el término fue popularizado
por primera vez en 1954 por el diseñador industrial estadounidense Brooks
Stevens.
Stevens tenía previsto dar una charla en
una conferencia de publicidad en Minneapolis en 1954. Sin pensarlo mucho, utilizó
el término como título para su charla.
Otro producto que fue afectado fue el Náilon. En su introducción en 1938 era
presentado como una fibra fuerte y prácticamente indestructible. Pero
posteriormente las ventas cayeron debido a que nadie necesitaba reemplazar las
medias, por lo que DuPont fue obligado a rediseñar el material para hacerlo más
frágil y conservar las ventas.
Posteriormente en los años sesenta se idearon nuevas técnicas de diseño y
publicidad para impulsar el consumo de nuevos productos. Así las personas no eran
obligadas, sino convencidas con diseños vanguardistas, características novedosas
y nuevas tecnologías. Gradualmente el concepto de obsolescencia programada fue
extendiéndose entre los fabricantes, lo que fue afectando la calidad y durabilidad de
los productos desde entonces.
Otro escándalo notable implicó al Reproductor de audio digital iPod fabricado
por Apple Computer. En su introducción, su batería había sido diseñada para que
durara sólo 18 meses, suficiente tiempo para que los consumidores lo reemplazaran
por el próximo modelo fabricado por la empresa. Un par de consumidores Casey
Neistat y su hermano decidieron crear un video que lo explicaba de forma atractiva
para la población en general.
El video recibió la atención de medios nacionales y dirigió el foco a la falta de
políticas de reemplazo de baterías por parte de Apple. El video clip inicia con una
llamada al Soporte Técnico de Apple y una conversación entre Casey y el operador,
llamado Ryan. Casey explica que, tras 18 meses de uso, la batería de su iPod murió.
Ryan sugiere que por el costo de enviar y reemplazar la batería es mejor adquirir un
iPod nuevo. Con la canción "Express Yourself de N.W.A., los hermanos
comenzaron una campaña de «anuncio público» para informar a los consumidores
acerca de las baterías. Usando carteles de stencils que decían «La batería
irremplazable del iPod solo dura 18 meses» pintaron la advertencia sobre las
publicidades del iPod en las calles de Manhattan. La película fue publicada en
Internet el 20 de septiembre de 2003 y en seis días fue vista más de un millón de
veces. La misma atrajo la atención de los medios rápidamente y la controversia fue
cubierta mundialmente por más de 130 medios, incluyendo The Washington
Post, Rolling Stone, Fox News, CBS News y BBC News.
Apple anunció oficialmente una política de reemplazo de baterías el 14 de
noviembre de 2003 y también una extensión de la garantía el 21 de noviembre. The
Washington Post declaró erróneamente que ambos programas fueron anunciados
días después de que la película se volvió pública. Fox News estableció la fecha de
la política dos semanas después del video y Neil Cavuto lo llamó una "historia de
David y Goliath" en el programa Your World. La vocera de Apple, Natalie Sequeira
negó conexión alguna entre el video y la nueva política, declarando que la revisión
de la misma se venía trabajando durante varios meses antes de que la película haya
sido publicada.
El 8 de enero de 2018, la Fiscalía de Francia inició una investigación contra
Apple por presunta obsolescencia programada de ciertos iPhones antiguos,
sometidos a las actualizaciones periódicas del sistema operativo iOS. La actuación
judicial tuvo su origen en una denuncia de la organización de usuarios y
consumidores "Alto a la ralentización programada".
Hoy en día se presenta un caso opuesto con las bombillas LED que pueden
llegar a durar hasta 25 años. Sin embargo, por el momento, sus ventas han sido
bajas por tener un precio inicial mayor a las actuales bombillas fluorescentes
Consecuencias
Para la industria, esta actitud estimula positivamente la demanda al alentar a
los consumidores a comprar nuevos productos de un modo artificialmente acelerado
si desean seguir utilizándolos.
La obsolescencia programada se utiliza en gran diversidad de productos.
Existe riesgo de reacción adversa de los consumidores al descubrir que el
fabricante invirtió en diseño para que su producto se volviese obsoleto más
rápidamente a fin de que los clientes recurran a la competencia y basen su elección
en la durabilidad y buena calidad del producto.
Clases de obsolescencia
La obsolescencia programada propiamente dicha: prevé una duración de
vida reducida del producto, si fuera necesario mediante la inclusión de un dispositivo
interno para que el aparato llegue al final de su vida útil después de un cierto número
de utilizaciones.

 La obsolescencia indirecta: Deriva de la imposibilidad de reparar un


producto por falta de repuestos o piezas de recambio adecuadas o por
resultar imposible la reparación (por ejemplo, el caso de las baterías soldadas
al aparato electrónico).

 La obsolescencia funcional por defecto: Un componente falla y todo el


dispositivo deja de funcionar.

 La obsolescencia por incompatibilidad: Por ejemplo, cuando un programa


informático deja de funcionar al actualizarse el sistema operativo. Guarda
relación con la del servicio posventa, en el sentido de que el consumidor será
más proclive a comprar otro producto que a repararlo, en parte debido a los
plazos y precios de las reparaciones.

 La obsolescencia psicológica: Derivada de las campañas


de mercadotecnia de las empresas encaminadas a hacer que los
consumidores perciban como obsoletos los productos existentes.
 La obsolescencia estética: Cuando un producto es reemplazado por
cuestiones de moda o diseño. Es bastante frecuente en la ropa, debido a las
modas que cambian con rapidez, aunque también puede extenderse a los
electrónicos, como los smartphones.

 La obsolescencia por notificación: Típica de las impresoras que


convierten en obsoletos los cartuchos de tinta, previo aviso.

 La obsolescencia por caducidad: Reduce artificialmente la vida de un


producto, por ejemplo en la industria alimentaria, acortando las fechas de
caducidad o de consumo preferente aunque todavía sea perfectamente
consumible sin riesgo alguno para la salud.

 La obsolescencia ecológica: Bajo el argumento «verde» se justifica el


abandono de los dispositivos antiguos aún en perfecto estado, para promover
la compra de nuevos productos bajo el argumento de que son menos
agresivos al medio ambiente., aunque también promueven un aumento
significativo de residuos que no pueden ser siempre adecuadamente
eliminados. Esta última categoría está altamente relacionada con
el greenwashing o lavado de cara «verde» empresarial.

OBSOLESCENCIA PROGRAMADA Y PRODUCCIÓN

La etapa inicial de la obsolescencia programada se desarrolló


entre 1920 y 1930, cuando la producción en masa empieza a forjar un nuevo
modelo de mercado en el cual el análisis detallado de cada sector deviene en el
factor fundamental para lograr buen éxito.
La elección de fabricar productos que se vuelvan obsoletos de manera
premeditada puede influir enormemente en la decisión de ciertas empresas acerca
de su arquitectura interna de producción.
Así, la compañía ha de ponderar si utilizar componentes tecnológicos más
baratos satisface o no la proyección de vida útil con la que estén interesados en
dotar a sus productos. Estas decisiones forman parte de una disciplina conocida
como ingeniería del valor.

OBSOLESCENCIA POR MODAS

Existe obsolescencia de otro tipo: la que vuelve obsoleto a un bien de


consumo porque ha dejado de estar de moda. Por ejemplo los colores, las formas y
los materiales de la ropa, que denotan la temporada de su adquisición. Esta
modalidad de obsolescencia se puede aplicar a cualquier bien.
Detección
La decisión de recurrir a la obsolescencia programada no siempre es tan fácil.
Se complica aún más al entrever otros factores, como la constante competencia
tecnológica o la sobrecarga de funciones, que si bien pueden expandir las
posibilidades de uso del producto en cuestión también pueden hacerlo fracasar
rotundamente. Otro problema es que, al tratar de mantenerse competitivo dentro del
mercado, el productor se ve obligado a reducir la calidad del diseño o materiales, y
aunque esto técnicamente podría ser considerado obsolescencia programada,
también podría ser clasificado como obsolescencia intrínseca al proceso de
fabricación

UNO DE LOS PROBLEMAS PROVOCADOS POR ESTA PRÁCTICA ES LA


SOBREPRODUCCIÓN DE BASURA ELECTRÓNICA

El objetivo de la obsolescencia programada es el lucro económico. Por ello


otros objetivos como la conservación del medio ambiente pasan a un segundo plano
de prioridades y se pueden producir graves daños al mismo.
La falta de una gestión adecuada de los productos manufacturados que se
vuelven obsoletos constituye un foco de contaminación. Es una consecuencia del
sistema de producción y económico contemporáneo, que promueve el consumo
creciente. Por ello, la sostenibilidad de este modelo a largo plazo es discutida.
Además, países en vías de desarrollo están siendo usados como vertedero de todos
estos productos inservibles; lo que está generando una considerable contaminación
y destrucción del paisaje en dichos países.

OBSOLESCENCIA POR SECTOR

OBSOLESCENCIA BIOLÓGICA

Compañías como Monsanto propusieron semillas genéticamente alteradas


que se vuelven estériles e inútiles una vez que han dado la primera cosecha, las
llamadas semillas Terminator producidas mediante la tecnología GURT (acrónimo
inglés de Grupo de Tecnologías de Restricción de Uso), encontrando un rechazo
por parte de autoridades y agricultores. Por otra parte, las compañías aseguradoras
y de asistencia sanitaria manejan datos sobre los genes de los trabajadores que
sirven para dictar la conveniencia o duración de su contratación laboral y retirarle a
algunos la posibilidad de un seguro de vida, la llamada discriminación genética. La
película Blade Runner, basada en una narración de Philip K. Dick, testimonia,
trasladándolos al futuro, algunos casos de esta contravención de la ética y
la dignidad humana. La sustitución del trabajo humano por servomecanismos
robóticos volverá, por otra parte, obsoletos a sus creadores en la llamada Cuarta
revolución industrial o robótica (tras la del vapor, la electricidad y la electrónica):
destruirá muchos más puestos de trabajo de los que creará, según el Foro
Económico Mundial de Davos, uno de cuyos estudios prevé la desaparición de más
de 5 millones de puestos de trabajos en los 15 países más industrializados del
mundo.

OBSOLESCENCIA DE MEDICAMENTOS

La mayoría de medicamentos contiene componentes químicos cuya vida útil


es limitada, sin embargo, algunos laboratorios reducen la fecha de caducidad de los
fármacos que producen con el fin de obtener mayores ganancias en el negocio de
la salud, ocasionando que los pacientes desechen los medicamentos
supuestamente vencidos para adquirir otros nuevos.
A pesar de ser cierto que luego de la fecha de caducidad, existen fármacos
los cuales podrían desarrollar algún tipo de degradación del producto en agentes
tóxicos y nocivos, la mayoría realmente solo desarrolla pérdida en la eficacia del
medicamento sin perjudicar gravemente la salud de la persona. Además de esto, la
fecha de expiración de todos los fármacos se hace bajo estudios de estabilidad
físico-química aceleradas, es decir, en condiciones desfavorables para la
consistencia del fármaco (alta temperatura, humedad, iluminación) lo cual ayuda a
descontextualizar el tiempo de estudio. The Medical Letter asegura que la mayoría
de los fármacos vendidos retienen su potencia en un 70 %–80 % en los diez
primeros años posteriores a su elaboración.
Por otra parte, la industria farmacéutica prefiere investigar los medicamentos
paliativos o que cronifiquen una enfermedad a los que simplemente la curen. El
biólogo molecular y premio Nobel de fisiología y medicina Richard J.
Roberts declaró que «el mejor ejemplo es la Helicobacter pylori. Barry
Marshall y Robin Warren descubrieron que esa bacteria causaba las úlceras, no
solo el ácido. La industria intentó eliminar la investigación. De haber medicamentos
que acabasen con las células cancerígenas por inmunoterapia, serían muy difíciles
de comercializar: si detuviera el cáncer del todo tomándolo dos o tres veces, ¿dónde
estaría el dinero?»

OBSOLESCENCIA DE COMPONENTES ELÉCTRICOS Y ELECTRÓNICOS

El procedimiento suele ser el siguiente: uno de los aparatos electrónicos de


uso habitual falla. Cuando el dueño lo lleva a reparar, en el servicio técnico le dicen
que resulta más rentable comprar uno nuevo que arreglarlo.
Ocasionalmente el precio de la mano de obra, las piezas estropeadas y el
montaje suelen costar un poco más que adquirir uno nuevo. Por ello normalmente
el usuario suele desechar el producto averiado y comprar uno nuevo. Esto ocurre
en algunos componentes digitales de la computadora tales como la impresora, las
unidades de disco óptico, los monitores LCDo LED, la tarjeta madre o el
mismo microprocesador. Afortunadamente no ocurre así con los monitores CRT,
parlantes, equipos de audio y vídeo como el reproductor de DVD, televisores,
videograbadoras, videocámaras, radios, radiograbadoras, amplificadores,
tocadiscos, equipos de sonido hi-fi, minicomponentes, todos ellos son reparables.
El problema se basa en la gran cantidad de residuos que se originan actualmente
al realizarse este fenómeno una y otra vez, cada día, en todo el mundo. En
el orbe hay más de 7 000 000 000 de habitantes, y el número continúa creciendo:
hay un aumento poblacional de 210 000 personas por día. La generación diaria
promedio de basura «per cápita» es de 1 kg: alrededor del mundo, en tan sólo un
día se generan 7 000 000 000 kg de desechos.
Una vasta cantidad de éstos no son biodegradables, y el tiempo que
transcurre hasta que se considere que ha ocurrido la descomposición, al menos
parcial, puede ser muy prolongado. Además muchas veces los residuos son
altamente contaminantes. Esto incide negativamente tanto en la integridad del
entorno como en la salud de sus habitantes.
Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) contienen
materiales recuperables, que evitan la explotación de nuevos recursos naturales, y
otros que pueden ser inficionantes, de modo que si no se les trata adecuadamente
pueden resultar dañinos para el medio ambiente. Tales elementos electrónicos
contienen materiales tan contaminantes como el plástico, el polipropileno (PP), las
baterías de plomo, etc. El plástico es el material más lento para degradarse: de 100
a 1000 años. Al aire libre pierde tonicidad, se fragmenta y se dispersa. Sin embargo,
enterrado dura más. La mayoría está hecha de tereftalato de polietileno (PET): los
microorganismos carecen de medios para atacarlos. El polipropileno tarda 1000
años en descomponerse, contamina menos que el poliestireno (PS) pero también
tarda. Aun así el plástico queda reducido a moléculas sintéticas, invisibles
pero omnipresentes.
Una de las partes muy preocupantes es la relativa
a baterías (o acumuladores) de plomo, invento que remonta a 1889. Debido a su
elevado contenido de plomo implica grave peligro para el ser humano y para el
ambiente. Respirar polvo o emanaciones de vapor de este metal puede provocar
graves perturbaciones para la salud, incluida la muerte, además de perjudicar el
entorno, advierte el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio
Ambiente).
Según los cálculos de este organismo internacional, de los 2,5 millones de
toneladas de plomo que se generan anualmente en todo el mundo, tres cuartas
partes sirven para la fabricación de baterías que se utilizan en automóviles,
teléfonos y computadoras portátiles o en las industrias.
En respuesta, hoy en día muchos empleados del servicio técnico son
capacitados para reparar los electrónicos digitales de hoy en día, adquiriendo
incluso habilidades para lidiar con los circuitos antes reservadas a ingenieros. Otras
enseñanzas incluyen el salto de las limitaciones impuestas por los fabricantes (como
resetear el número máximo de impresiones), soluciones a errores de diseño e
improvisación. Todo esto se resume en el concepto hindú jugaad que implica
reparar algo sin importar su complejidad.

OBSOLESCENCIA DE SOFTWARE

La obsolescencia programada en el software se inicia desde el momento en


que el fabricante impulsa a los consumidores a renovar / actualizar su versión de
los programas informáticos porque no continuará con sus actualizaciones y el
respectivo soporte técnico (renovación de los controladores de impresora,
compatibilidad con otros programas, soluciones a problemas imprevistos, parches
de seguridad, actualización de la defensa contra el malware, reconocimiento de
aplicaciones nuevas, etc). De esa manera se comprará dos o más veces el mismo
producto, añadiendo plusvalía al fabricante.
Un software que no goce de actualizaciones periódicas sufrirá eventualmente
de obsolescencia debido a que se queda atrás en comparación a la tecnología
digital al dejarse de desarrollar aplicaciones para el programa. Muchas veces estos
programas informáticos discontinuados son llamados abandonware porque sus
programadores «estancan» a propósito sus propios software con el fin de motivar al
consumidor a comprar la nueva versión ya que, aunque los nuevos programas que
introducen podrán leer el contenido de las versiones anteriores, una versión antigua
no podrá leer los archivos del nuevo sistema. Ejemplo de esto fue la discontinuacion
del sistema operativo Windows XP por parte de Microsoft lo cual deja en el camino
a la obsolescencia al sistema operativo ya que como comunica Microsoft, de seguir
utilizando Windows XP se podrían presentar vulnerabilidades en la seguridad del
equipo ante amenazas como lo son los virus a pesar de que en ese entonces, el
30 % de las PC en el mundo todavía seguía usándolo y el programa sustitutivo no
aportaba nada realmente sustancial. Aun así, todavía se usa en dispositivos como
cajeros automáticos y dispositivos médicos. Y varios desarrolladores de muchas de
las aplicaciones y dispositivos más populares todavía le dan soporte.

OBSOLESCENCIA ALIMENTARIA

Es frecuente encontrarse en los alimentos envasados, en vez de la fecha de


caducidad, una «fecha de consumo preferente». Y es porque los alimentos siguen
conservando al correr del tiempo la mayoría o la integridad de sus virtudes nutritivas
y sanitarias, pero no su apariencia, textura, aroma o color. Sin embargo, esto basta
para que los alimentos se desechen y se compren otros. El economista de la teoría
del decrecimiento Serge Latouche señala que es también una estrategia de
obsolescencia programada frecuente en el consumo de lácteos y yogures, pero
también en el de cualquier otro alimento envasado. El uso de conservantes,
colorantes y otros excipientes de ciclo corto en el envasado también posee esta
función. Toneladas de comida acaban en la basura a causa de pésimas pautas de
calidad, cánones estéticos demasiado estrictos o malos hábitos y planificación.

VENTAJAS Y DESVENTAJAS

Las estimaciones de obsolescencia programada pueden influir en las


decisiones de una empresa sobre la ingeniería de producto. Por lo tanto, la empresa
puede utilizar los componentes menos costosos que satisfagan las proyecciones de
todo el ciclo de vida del producto.
Además, para las industrias, la obsolescencia programada estimula la
demanda mediante el incentivo a los compradores para trabajar bajo presión y así
comprar en un periodo anterior si todavía quieren un producto que funcione. Estos
productos se pueden comprar al mismo fabricante (una pieza de recambio o un
modelo nuevo), o a un competidor que también dependa de la obsolescencia
programada. Especialmente en los países desarrollados (donde muchas industrias
ya se enfrentan a un mercado saturado), esta técnica es a menudo necesaria para
que los productores mantengan su nivel de ingresos.
Mientras la obsolescencia programada es atractiva para los productores,
también puede hacer un daño significativo a la sociedad en forma
de externalidades negativas. Continuamente sustituyendo, en lugar de reparar los
productos, estos crean más residuos y contaminación, explotan más recursos
naturales y se traducen en un mayor gasto en el consumo. La obsolescencia
programada puede entonces tener un impacto negativo sobre el medio ambiente en
su conjunto. Incluso cuando la obsolescencia programada podría ayudar a salvar a
los escasos recursos por unidad producida, tiende a aumentar la producción total,
ya que debido a la ley de oferta y demanda, disminuye en el costo y el precio
finalmente se traducirá en aumentos de demanda y consumo. Sin embargo, los
impactos ambientales negativos de la obsolescencia programada dependen
también del proceso de producción. También existe la posible reacción de los
consumidores que se enteran de que el fabricante ha invertido dinero para hacer el
producto obsoleto más rápido; estos consumidores podrían recurrir a un productor
(si es que existe) que ofrezca una alternativa más duradera.
La obsolescencia programada también puede ofrecer ventajas a los
consumidores: Los primeros beneficiados serían los mismos trabajadores de las
industrias dado que ello les permite un trabajo estable, lo que conlleva que puedan
desarrollar un consumo planificado durante la vida, que repercutirá en una mayor
calidad de vida. Además, permitirá que se transforme en un aumento del consumo,
lo que, a su vez, supone un mayor beneficio para todas las industrias, y, por ende,
en el producto interior bruto del país. Estamos hablando, por tanto, de un círculo
vicioso del consumo, con un crecimiento exponencial del mismo.
Asimismo, otra ventaja para todos, incluidos los consumidores, es que las
empresas para poder mantener una continua y constante evolución de sus ventas,
precisarán invertir en investigación y desarrollo de nuevos productos, los cuales
mejorarán y sustituirán a los anteriores, lo que se transformará en una mejora de
calidad, siempre y cuando también sus componentes sean de calidad. El mejor
ejemplo se visualiza en el estratosférico avance tecnológico que se ha vivido en las
dos últimas décadas, donde se han sucedido multitud de sustituciones de diferentes
productos, que mejoraban enormemente a sus inmediatos predecesores.

CONTROVERSIAS DE LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

Teóricamente el mercado, mediante la libre competencia, deberá producir los


bienes de la más alta calidad para el consumidor al menor costo posible en el largo
plazo. Sin embargo, existe una contradicción intrínseca en este concepto, puesto
que el mercado requiere que el productor, con el fin de mantenerse competitivo,
disminuya sus costos en todas las fases del proceso de producción (costo-
eficiencia). Esto usualmente se traduce en el pago de salarios mínimos,
tercerización, pero también en el uso de materiales de menor calidad, y diseño
inferior. A esto se le puede denominar obsolescencia intrínseca.
El segundo problema es que ningún producto puede permitirse una vida útil
mayor a la necesaria para mantener el ciclo de consumo. Debido a ello se planifica
la «caducidad», falla o daño de un producto después de un periodo específico, esto
es obsolescencia planificada o programada propiamente dicha.
Cuando se quieren imponer sanciones mediante legislación a la
obsolescencia planificada, la estrategia adoptada por las empresas es
enmascararla dentro de lo que hemos denominado obsolescencia intrínseca,
suprimiendo o ignorando nuevas tecnologías que podrían suponer un producto más
duradero, sostenible o amigable con el ambiente.
Los productos digitales son los objetos en los que la obsolescencia
programada se evidencia con mayor magnitud Casi todos los componentes digitales
de computadoras, en lugar de ser duraderos y reparables, son descartables. Sin
embargo, la raíz del problema sigue estando en la industria misma: los reparadores
encuentran dificultades como unidades selladas imposibles de desarmar y rearmar,
unidades fabricadas siguiendo un proceso automatizado que, al reproducirlo
manualmente con fines de reparación, generan un costo de mano de obra mayor
que el costo del producto nuevo, o bien, directamente la imposibilidad de conseguir
repuestos, ya sea porque nunca han salido a la venta como tales o porque dejaron
de fabricarse según el calendario de obsolescencia programada que siguió la
unidad.

CONTROVERSIAS SOBRE LAS FUENTES DE INFORMACIÓN QUE APOYAN


LA TESIS DE LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

Se critica, por parte de los que cuestionan la tesis de la obsolescencia


programada, la manipulación de aquella información que probaría los supuestos del
fenómeno. En efecto, se señala como uno de los ejemplos la famosa bombilla de
Livermore, que lleva más de un siglo encendida, y que fue objeto de un documental
llamado “The light bulb conspiracy”. En este documental, se argumenta que la
existencia de esta bombilla, más otros antecedentes, probaría que existe la
intención del mercado de crear productos que se desechen más rápido que lo
normal. Los críticos señalan que el trabajo oculta hechos como que la bombilla en
cuestión tiene un filamento de carbono 10 veces más grueso, que está sometido a
una intensidad de 4 vatios (en vez de los 40 y más de las bombillas normales) y que
por no haberse cortado su energía más de tres veces no se somete al estrés del
encendido y apagado frecuente.
Por otro lado, critican que se falsee información sobre la controversia "United
States v. General Electric Co.". En efecto, se suele citarse como ejemplo de acuerdo
entre empresas de luz para producir bombillas de menor calidad, cuando en realidad
se trataba de patentes de invención. Asimismo, se obvia que desde 1890 se castiga
en EE.UU. la colusión y cualquier otro atentado a la libre competencia.
También se cita, por parte de los teóricos de la conspiración, el acuerdo
“Phoebus SA Compagnie Industrielle pour le Desarrollo de L’Eclairage”, celebrado
por Osram, Phillips y General Electric en 1925. En realidad, se trata de un pacto
ante el avance de productos extranjeros que eran más baratos y de peor calidad.
En éste y otros casos, se señala por los críticos que en general la industria ha debido
luchar para aumentar la calidad de sus productos frente a la continua demanda que
a veces supera las expectativas de la industria y que, sin quererlo, genera un efecto
de obsolescencia.

FORMAS DE LUCHA CONTRA LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

Una de las formas de obstaculizarla es mediante la creación de sellos de


garantía de productos sin obsolescencia programada, como el
sello ISSOP (Innovación Sostenible Sin Obsolescencia Programada), creado por la
Fundación FENISS(Fundación Energía e Innovación Sostenible Sin Obsolescencia
Programada) que cumplen los productos con estos requisitos:
1. Priorizar la compra de productos y la contratación de servicios que sean
respetuosos con el medio ambiente, fabricados sin obsolescencia
programada, y si es fabricante de algún producto, fabricarlo sin
obsolescencia programada. Utilizando preferiblemente producto local y
el Comercio Justo.
2. Contribuir a la mejora energética y a la disminución de emisiones, con el
objeto de reducir las huellas de carbono y ecológica corporativa.
3. Realizar la correcta gestión de residuos.
4. Promover la cultura del consumo social y ambientalmente responsable.
5. Apostar por una responsabilidad ambiental y la preservación del Medio
Ambiente local.
6. Facilitar el acceso a la formación ambiental y de integración social.
7. Evitar hacer uso de una publicidad engañosa o ambiental y socialmente
irresponsable.
8. Promover la igualdad e integración social.
9. Facilitar la conciliación laboral, familiar y personal.
10. Promover y difundir los compromisos adoptados hacia un modelo de gestión
más sostenible y responsable. Incluir en sus contratos con terceras cláusulas
que impidan la corrupción.

El sello ISSOP no solo busca la ausencia obsolescencia programada, sino


también proteger el medio ambiente y el desarrollo sostenible de los productos.
Otra de las propuestas principales pasa por un cambio de hábitos de todos,
desde las mismas empresas productoras, los gobiernos de todos los países y los
propios consumidores a fin de que entre todos podamos encontrarnos un equilibrio
a fin de no generar tantos residuos, o en busca de nuevas propuestas de reciclaje
de los mismos, como algunas marcas que ya apuestan por productos con piezas
reemplazables y reutilizables, o en la investigación y desarrollo de fórmulas que
eviten esa basura, como los últimos avances respecto a bacterias que consumen el
plástico residual.
Por último, diferentes grupos ecologistas han ideado nuevos alternativas para
conseguir alargar la vida útil de los productos, como, por ejemplo Amigos de la Tierra
que han ideado la ''alargascencia'', la cual es un directorio de establecimientos de
reparación, alquiler, intercambio y compraventa de artículos de segunda mano, a fin
de evitar ese incremento masivo de residuos.

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