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Educacion y sociologia Emile Durkheim UOTE) O(a Bees tore Hine | Emile Durkheim _EDUCACION Y SOCIOLOGIA Prefacio de Maurice ool Epilogo de Joon Volker ediciones peninsula @ La edicién original francesa fue publicada bajo el titulo Bdweation «at sociologie, por Presses Universitaices de France, Pats, 1973, © Librainie Felix Alcan, 1922, ‘Traduccidn de Janine Muls de Ltards Cublerta de Loni Géest y Tone Hoversiad. Primera edicién: junio de 1975, Propiedad de esta edicion (incluyendo la traduccion y el disefio de la cubierta); Edicions 62 sia, Provenza 278, Barcelona, or, Corominas 28, Hospitalet dal Llobregat flo legal: B, 263794975 ISBN: 84297-11066 , \ \ Prefacio | Afamado sociélogo, Emile Durkheim es al propio tiem: po uno de los a fin de hacerle olvidar stode cusn- fo hubiese aprendido con sus antiguos preceptoress, Era deci, bajo forma alegérica, que la nueva pedayogts go dobja conservar nada en coma con aguélla que la habia precedido. Pero, era ol propio tiempo situarse fuc- te de Los condicionamientos de la realidad. El futuro no puede salir de la nada; no Jo podemos edifiear més que a Bace de los materiales que nos ha legado el pasado. Un jdeal que se construye sustentando ideas contrarias al esta do de cosas existente no es realizable, puesto que no esti enraizado en lar Por demas, resulta evidente que @ pasado tenia sus razones de sor; no hubiese podido Guar sino hubjose respondido a necesidades legitimas que en forma alguna pueden desaparceer radicalments de ta noche a la maiiana; por tanto, no se puede hack fajantemente tabla rasa, sin desestimar necesidades ¥i tales, Este es el motivo por cl cual demasiado a menudo Ja pedapogia no ha sido més que una forma de literatura ttapica Compadeceriamos @ Ios nifios a los que se aplt tase con todo rigor el método de Rousseau o el de Pesia- Toesi. No eabe duda que esas utopfas han podido desem- pefiar un papel uri] en la historia, Su simplismo les fa permitido conmover mas vivamente las mentes y Gatinpularlas a la accién, Ahora bien, y ante todo, esas ven tajas no estin desprovistas de inconvenientes, por demés, ogia de cada dia, de la que cada maestro pare ilustrar y guier su préct a, $e precisa de menos entusiasmo pasional y unilateral, y, em Fambio, de mas metodo, de un sentimiento més actual de fa realidad y de las méitiples dificultades con las que ¢s mevesario enfrentarse. En este sentimiento el que propor Gionaré wna culiura histdrica bien entendida 3, Tan sélo la historia de Ja ensefianza y de Ia pe dagogia puede determinar Jos fines que debe perseguit 1a feducacion en todo momento, Pero, en lo que respecta a Tos medios necesarios para la realizacion de esos fines, ce a la psicologia a la que debemos remitirnos. ‘En efecto, el ideal pedagdgico de una Epoca expres ante todo el estado de la sociedad en la época que nos gaipa en ese momento, Pero, para que eseideal seconviet= va on ana realidad atin es necesario ajustar a él la con: Giencia del nifio. Ahora bien, la conciencia tiene sus leyes propias que se deben conocer para modificarlas, st él prenos quiere uno ahorrarse en Io posible Jos tanteos em- Diticos que la Dedagogia tiene precisamente por objetivo Peducir al minimo. Para poder incitar la actividad a que be desarrolle en determinado sentido atin es necesario sa- ber cudles son los resortes que Ja mueven y cual es la paturaleza de éstos; en efecto, es con esta condicién que vara posible aplicar con conocimiento de causa la acclén, ue procede. ¢Acaso se trata, por ejemplo, de despestas qiatsca el amor para con la pairia, bien sea el sentido do humanidad? Sabcemos tanto mejor encarrilar la sen: Gt ided moral de los alumnos en uno y otro sentido, Suanto mas compleias y més precisas sean las nociones Gu tengamos sobre el conjunto de los fendmenos que $¢ Genominan tendencias, costumbres, anhelos, emociones Ste, sobre los condicionamientos diversos de los que de- penden, sobre la forma que revisten en el niio, Semin $6 yea en las tendencias un fruto de las experiencias agra “Nables o desagradables por las que ha podido pasar Is gepecie, o, al contrario, un hecho primitivo anterior a los caetog afectivos que acompafian su funcionamiento, s= Sgkord proceder de maneras muy diferentes para regular Gicho funcionamiento, Ahora bien, es a la psicologia Y, fms especialmente, x la psicologia infantil a quien com: pete solucionar esas cuestiones. Si es, pues, incompetente Para fijar la meta —puesto que In meta varia segi los DaMilos sociales no cabe la menor duda que pucde Gesemperiar un papel util en la constitucién de los méto- see Tneluso, dado que ningtin método puede aplicarse de {gual forma’a los diferentes nifios, también ser la psico- Iegia quien deberd ayudarnos a orientarnos en medio de Iniversidad de intaligencias y de caracteres, Desgracise damente, sabemos que estamos atin muy lejos de] momen: to en que la psicologia estaré verdaderamente en condi- ciones de satisfacer ese desideratum, , Existe una forma especial de Ja psicologia que reviste para el pedagogo una importancia singular: es la psicolo- #(a colectiva. En efecto, una clase viene a ser una so dad en pequetio, y no hay que levarla como si no fuese més que una simple aglomeracidn de individuos indepen- dientes y los unos de los otros, Los nifios en clase piensaa, sienten y actitan de forma diferente a cuando estan aisla- dos. Se producen en uma clase fenémenos de contagio, de desmoralizacion colectiva, de sobreexcitacién mutua, de cfervesconcia sana, que se debe porler saber detectar con el fin de prevenir ¢ de combatir tmos y de utilizar los de- més, Por descontado, dicha ciencia est todavia en estado ‘ombrionario, Sin embargo, ya desde ahora, existe un cier- to nimero de propasiciones que conviene no ignorar. Tales son las principales disciplinas que pueden ani: mar y cultivar la reflexién pedagégica, En vex de tretar de promulgar para la pedagogia un cédigo abstracto de reglas metodolégicas —empresa que, en una forma de es- peculacion tan compuesta y tan compleja, no es fécilmen- te realizable de manera satisfactoria— nos ha parecido preferible indicar de qué manera entendemos debe ser formado el pedagogo. Una determinada actitud de la men. te con respecto a los problemas que le atafe trater, se ve, por ello mismo, determinada, Ill, Pedagogia y sociologia Sefiores, Representa para mi un gran honor, de cuyo valor soy consciente, suplir en esta cdtedra al hombre preclaro y de voluntad’ indomable a quien Francia debe, en tan gran medida, la renovaci6n de sir ensefianza primaria, Por haber estado en esirccho contacto con los macstros de nuestras escutelas desde hace quince afios, durante los que he profesado la pedagogfa en la Universidad de Burdeos, he podido contemplar muy de cerca Ia obra a Ia que el nombre de M. Buisson quedaré vinculado para siempre, y, por ende, conozco toda su grandeza. Sobre todo cuan do nos trasladamos con el pensamiento al estado en el que se encontraba dicha enseflanza en el momento en que se emprendié su reforma, resulta imposible no admirar la importancia de los resultados obtenidos y Ia rapidez de los progresos realizados, Las escuclas muliiplicadas y ma- terialmente transformadas, métodos racionales. susti yendo las viejas rutinas de antafio, un verdadero auge dado a la reflexién pedagégica, un estimulo general de todas las iniciativas, todo ello constituye, ciertamente, una de las mayores y mas oportunas revoluciones que se hayan producido jamds en Ia historia de nuestra educa. cidn nacional, Result6 ser por tanto para la ciencia una feliz circunstaneia el que M. Buisson, considerando su ta- rea rematada, renunciara a sus absorbentes funciones para comunicar al puiblico, por vias de la enseflanza, los resulk tados de su experiencia sin par, Una practica tan extensa de las cosas, ilustrada por demas por una amplia filo- soffa, a la vez prudente y curiosa de todas las novedades, tenfa necesariamente que prestar a sus palabras una auto. ridad que venian a resaliar atin mis cl prestigio moral gue rodea su persona y el recuerdo perenne de los ser. 95, vicios prestados en todas las grandes causas a las que M, Buisson ha consagrado sti vida entera. Yo no puedo presumir de aportarles nada que se asi meje a una competeneia tan particular. Por tanto, dlebe- Ha sontirme sumamente atemorizado ante las dificultades Gque entranaré mi tarea, si no fuese porque me tranquiliza falgo el penser que problemas tan complejos pueden sor estudiados utilmente por mentes diversas y desde puntos Ge vista diferentes. Siondo como soy socidlogo, es sobre todo en mi calidad de socidlogo que les hablaré acerca de la educacion, Por demés, muy lejos de que al proceder Ge esta guisa se expone uno a ver y a mostrar Tas cosas 4 través de un prisma que las deforma, estoy, al contra: tio, plenamente convencido de que no existe método mi adecuado para resaltar su veradera naturaleza, En efec to, considero como el postulado mismo de toda especula- cién pedagégica que Ia educacién es un ente eminente- mente social, tanto por sus origenes como por sus Funcio- hes, y que, por ende, la pedagogia depende de la sociolo- iia més estrechamente que de cualquier otra ciencia Y puesto que este criterio mio esté destinado a influen- Glar toda mi ensefianza tal como ocurrié ya en el pasado én ott Universidad, me ha parecido que convenfa apro- vechar este primer contacto con ustedes para evidenclarlo y precisarlo con al fin de que puedan seguir mejor sus iiteriores aplicaciones, No es que quepa la posibilidad de que pueda llevar a cabo una demostracion formal en el earso de ima sola ¥ tinica lecciéa, Un principio tan gene- ral, y cayas repercusiones son tan dilatadas, no se puede faauilater mas que progresivamente, a medida que va uno adentrandose en el detalle de los hechos y que se ve cémo dicho principio se aplica a ést2, Ahora bien, lo que sf es posible desde este mismo momento es el trazarles un esbazo a grandes rasgos; es el indicarles las principales razones que deben hacerlo aceptar, desde los inicios de Ta investigacin, a tftulo de presuncién provisional y bajo reserva de las oportunas verificaciones; es, finalmente, el tefialar el alcance al propio tiempo que las limitaciones, ser cl, toma de esta primera leccién. I Resulta tanto mas necesario el lamar de inmediato Ia atencién de ustedes sobre este axioma fundamental, 4uey or lo general, 10 06 reconocido, Hasta estos dltios aor se Bins excepeiones pueden contarse con los vilismo, Ahora bien, se da la circunstancia que la ense- inna secundaria se hace notar precisamente, no por wna dpetencia desmesurada de novedades, sino por un verda- dero misonefsmo, En efecto, yeremos cémo en Francia, fn tanto que todo ha ido cambiando, en tanto que el re: imen politico, econémico, moral, se ha ido transforman: fo, ha habido sin embargo elgo que ha permanecido re Jativamente inmutable: son las concepciones pedagogicas que se hallan en la base de lo que se ha dado en llamar Ghsenanza clisica. Excepeién hecha de algunos aditivos ue no interesaban en el fondo, los hombres de mi genera» ‘on han sido educados todavia segiin un ideal que no dife- tia mucho de aquél en que se inspiraban los colegios de jesuitas en tiempos de] gran rey. Esto viene a demostrar Que no ha habido sada que permita pensar que el espk tit eritico y analitico haya desempentado en nuestra vida escolar un papel muy importante: Es que, efectivamente, es falso que sea uno apto para rellesionat acerca de un orden delerminado de hechs, ‘or la sencilla razin de que tiene uno Ia osasién de elers Bitar st reflexion en un campo de cosas difereitics. Nu- merosos son 10s sabios eminenics que han dado gran bri- jlo a su eiencia y auie, no obsiante, para todo cuanto se le desu especialidad, son como nifios, sos audaces novadores se comportan, por demas, como simples ser mutinarios que no piensan ni actucn de forma diferente ia del vulgar ignorante, La razén de ello reside en que jos prejuicios que traban el desarrollo de la reflexin die fieren segin cl orden de cosas a los que se refieren; puc tanto, ocurrir que unos hayan cedido, en tanto 4: conserven toda su fuerza de resistencia, que fina misina mente se haya liberado en alatin aspecto, en tanto que en oto siga esclavizada. He conocido a un in signe historiador, del que conservo fiel y respetuosamente el recuerdo, y que, en materia cle ensefanza, habfa queda do estancado, 0 casi, en el ideal de Rollin, Por otra parte, cada clase de hechos require ser reflexionada a su ma. era, segtin métodos que le son propios; y esos métodos no so improvisan, sino que deben aprenderse. Por consi- gulente, no basta con haber reflexionado sobre las stti- Tezas de las lenguas mucrtas, o sobre las leyes teméticas, o sobre los acontecimientos de la historia, bien sea antigua, bien sea moderna, para estar ipso facto en condiciones de reflexionar metédicamente acerca de las cosas de la enserianza, Sino que esa forma determinada de flexién constituye una especialidad que requiere una previa iniciacién: este curso que iniciamos hoy seré mus tra palpable de ello, 2. No tan sélo nada justifica el privilegio que se quie re conferir de esta guisa a los educadores de la ense- fianza secundaria; no tan sélo no se ve el motivo por el I resultarfa inutil e] despertar en ellos la reflexion pe- és de una cultura apropiada, sino que, bajo rt0s aspectos, dicha cultura les es mas imprescindible En primer Inger, Ja ensefianza seeundaria es una insti tuciéa infinitamente mds compleja que la ensenanza pri maria, ¥, cuanto més complejo es un ser y cuatio. compleja es la vida que leva, tanto mas necesita de Ja rofloxién para trazar su linea de conducta, En una escuela elemental, cada clase, al menos en principio, esté a cargo de un solo y tinico maestro; consecuentemente, Ia ense fianza que imparte disfruta de una unidad completamem te narural y muy simple: es Ja unidad misma de la perso a que ensefic. Como ese educador tiene una vista gene: ral de toda In ensefianza, le resulta relativamente facil reservar a cada disciplina Ja parte que le carresponde, encajarlas las unas en las otras y haccrlas converger todas hacia una misma meta, Sin embargo, lo que su ede en los Ticcos es completamente distinto, pues las diversas disciplinas aprendidas simulténeamente por un mismo alumno, son ensefladas generalmente por profeso- res diferentes. En este caso, existe una verdadera division del trabajo pedagogico, y que a cada dia que pasa va en aumento, modificando la vieja fisonomia de nuestros Ii- ceos y suscitando un grave problema del que en una pré- xima ocasién nos ocuparemos, A santo de qué podria resultar la unidad de semejante diversidad? gEn qui forma esas ensefianzas podrfan compaginarse las unas con las otras, completarse de manera que constituyeran un todo, si los que las imparten no tienen conciencia de ese todo y de la manera en que cada uno de ellos debe apor- tar su grano de arena? Aun cuando actualmente no este- mos en condiciones de definir los fines de la ensenianza se- cundaria —tema que no podré ser tratado utilmente hasta finales de curso— si podemos, sin embargo, decir que en 1 liceo no se trata de hacer ml matemiticos, ni literatos, ni naturalistas, ni historisdores, sino de formar mentes a través de las letras, de la historia, de Jas matematicas, etc. Pero, gcomo podria cada profesor cumplir con su misién, ‘con Ja parte que le corresponde en la obra total, si no jamente en qué consiste esa obra, en qué forma sus diversos colaboradores participan con él en ella, de manera que sus esfuerzos se sumen a los de ellos? Bien es verdad que muy a menudo se razona como si todo eso cayese por su propio peso, como si esa meta comin no entrafiase complejidad alguna, como si todo el mundo supiese lo que significa el formar una mente, Pero, en realidad, esta vaga formula esta vacia de todo conte- nido positivo; y ésic es el motivo por cl cual podfa yo utilizarla hace un momento sin por ello prejurgar en abso- Jujo los resultados que nos proporcionarin nuestras inves- tigaciones ulteriores, Todo cuanto enuncia, es que no se debe especializar las mentes; pero, con ésto no nos indica sobre qué patrén hay que modelarlas, La manera cn que se modelaba uma menie en el siglo xvri en ningtin caso podria convenir hoy en dia; claro que también se forma Ja mente en la escuela primaria, pero siguiondo una pav- ta diferente que en el liceo. As{ pues, en tanto que los maestros no tengan otras fuentes donde beber que puntos sat problema estriba en saber cudl debe ser el miestro, Por demis, ese problema no es privativo de nuestro pais. No hay: Estado europeo importante donde no se plantee y, ademés, en términos casi idénticos. Por doquier, tanio Pedagogos como hombres de Estado tienen plena con cla de que Jos cambios aconteridos en la organizacién ma- terial y moral de las sociedades contempordneas exigen transformaciones paralelas y no menos profundas en esa parte especial de nuestra institucion escolar. ¢Por qué motive et sobre todo en Ia ensefianza sccundatia que sc ceba la crisis con semejante intensidad? Esta es una cues- tién que algin dfa deberemos examinar; por el momento, me limito a constatar el hecho, que es por demés in- estionable. Y, para zafarnos de esa era de confusionismo y d certidumbre, no se puede contar tinicamente con Ia efi. cacia de los decretos y de los reglamentos, Cualquiera que sea la autoridad que los ampara, los reglamentos y Jos decretos no pasan de ser meras palabras que no pue- den convertirse en realidades més que con la colabora- eién de aquéllos que son encargados de aplicarlos, Por tanto, si ustedes, que tendrén por misidn el hacerles co- brar vida, no los aceptan més que a regafiadientes, si se someten a su autoridad aun cuando no comulguen con ellos, no pasarén de ser letra muerta y sus resultados se- rin esiériles; ademas, segan Ja manera en que los inter: preten, podrén producir efectos completamente diferen. tes 0, inchiso, opuestos, No dejan de ser motos proyectos cuya suerte final depender4 siempre de ustedes y de sn estado de opinién, Consecuentemente, se pereataran us tedes de Jo mucho que importa que se pongan en condi ciones de hacerse una opinién Iécida. En tanto que la in- decision more en los espfritus, no existird decision admi. nistrativa alguna que pueda poner término a ella. No se Gecreta el ideal, es necesario que sea comprendido, ama- do, querido por todos aquellos que tienen por misién tealizarlo, Hace falta, en una palabra, que Ja gran labor de refeccién y de reorganizacién que se impone sea obra del cuerpo mismo que es Tlamado a reconstruirse y a 424 e proporeione reorganizarse. Asi pues, hace falta que so le propote todos Tos medios necesatios para que pueda tomar con. Ciencia de si mismo, de lo que es, de las causas que I ‘a cambiar, de aqucllo en lo que debe querer convertirse, Se concibe facilmente que para losrar tal 16 sultado no basta con adiestrar a los futuros educadores tn Ta prietica de su oficio; es nevesario, ante todo, pro. vocar por su parte un enérgico esfuerzo de seflexi6n a) jeberdn proseguir durante toda su carrera, pero que de- teed inflate agora Universidad; pues, tan S612 aah encontraran los elementos de informacién sin los cuales jones sobre la materia no pasarian de ser me- sus reflexi a 2 es ideol6gicas y elucubraciones sin nin- ras construccion: sin recurrir a ningiin procedimiento artificial, la vide algo Tangulda de nuestra ensefianza secundaria, Pues, y resulta imposible no darse cuenta de ello, Ia ensefanva secun Sbido al desconcierto intelectual en el que se encuen- Tere iis entre sin pasado que fence y us futu: ro ain incierto, no manifiesta ya Ja misma vitalided ni mismo afan de vivir que antafio. Se puede hacer libre- monte esta observacién, pes no implica critica alguna fa a las personas; el hecho que constata es ¢ Rife de cauear impersonles, Por un pare, el antique entusiasmo por las letras cldsicas, la fe que inspiraban tedo, no se trata aqui ce dejar caer en olvido el gloriose ‘asado del humanism, los servicios que ha prestado ee prestando; sin embargo, dificil resulta sus- raerse a resion de que sc sobrevive cn parte a sf FMI, Boro, por tv lado, ningin eredo nuevo ha Yenido asin a reemplazar el que desaparece, De todo ello resulta que el educador a menudo se pregunta con no poca desa: Zon de qué sirve y hacia dénde tienden sus esfuerzos; no Guieda claro para él en qué forma sus funciones so vincu. an a las Funciones vitales do Ia sociedad, De ahi, cierta tendencia al escepticismo, una suerte de desencanto, un verdadero malestar moral, en una palabra, que no se de- sarrollaré sin crear cierto peligro, Un cuerpo docente sin fe pedegogica, viene a ser un cuerpo sin alma. El primer deber de ustedes asf como su primer interés esiriba, pues, en recrear un alma al cuerpo en el que deben ustedes in- tegrarse; y tan sélo ustedes lo pueden conseguir, Por su- puesto, para ponerles en condiciones de cumplir esa labor, no bastard con un curso de unos pocos meses. A ustedes corresponderd laborar ea este sentido durante toda su vida, Sin embargo, ast y todo, se debe empezar por estimu- lar on ustedes Ja voluntad de emprender este camino y por dotarles de los medios mas imprescindibles para lle- var a buen fin esa tarea, Este es el propdsito de la asig- natura que hoy inicio en'esta aula, 4, Ya conocen ahora la meta que desearfa alcanzar conjuntamente con ustedes. Quisiera plantear ante uste des y en su totalidad el problema de la ensefianza seoun- daria, y ésto por dos razones: on primer lugar, para que se puedan hacer una opinién de en lo que debe convertir- se dicha educacién; en segundo lugar, para que de esa investigacion hecha en comtin, se desprenda un sentir co lective que facilite, el dfa de mafiang, la cooperacién entre ustedes. Y ahora que ha quedado bien determinada la meta, busquemos juntos el método a través del cual puede ser aleanzada, Un sistema escolar, sea cual sea éste, est4 constituido por dos clases de elementos, Por una parte, hay todo un conjunto de acomodos definidos y estables, de métodos establecidos, en una palabra, de instituciones; pues exis- ten instituciones pedagégicas de igual forma que cxisten instituciones juridicas, religiosas 0 polfticas, Sin embar- g0, y.al propio tiempo, en la maquina asf constituida, exis ten ideas que la conturban y que Ja incitan a cambiar. Salvando, quiz, breves momentos de apogeo y de estan- camiento, existe siempre, incluso en el sistema més asem tado y mejor definido, un movimiento tendente hacia algo diferente de lo ya existente, una inclinacién hacia un ideal mis 0 menos claramente presentido, Vista desde el ox terlor, Ja ensefianza secundaria se nos aparece como un conjunto de establecimientos cuya organizacion material y moral est bien determinada; pero, por otra parte, eta Inisina organizacién alberga en su seno aspiraciones que tionden a realizarse. ras esa vida asentaca, consolided, da latente que, no por quedar mas oculta es ties txseendente, Al amparo del pasado alin vigee siempre hay alguna novedad que surge y que tiende a sualllarse, Prenie @ esos dos aspestos de Ia realidad esco: far, eoudl debers ser muestra actitud? am "Del primero, los pedagogos, por lo general, se desin- teresan por completo. Poco les importan esos diversos geomodos que nos han sido legados; el problema, tal como se lo plantean cllos, les exime de atribuirle importancia alguna, Al tener como tienen una mente eiinentemente tevolucionatia, cuando menos Ja gran mayorfa de ellos Ja realidad présente no reviste ningrin interés a sus oj9s} ao la soportan més que con mucha impaciencia y anbe- Jan verse libres de ella para poder edificar, partiendo de cero, un sistema escolar totalmente nuevo en el gue se realice adecuadamente cl ideal al que espiran. Partiendo de esta base, qué importaneia pieden dar a las précticas, alos métodos y a las instituciones que existian en tiem pos pasados? Es hacia cl futuro que dirigen sus miradas, y se imaginan poder crearlo de la nada, é Pero, hoy en dia, sabemos cudn quiméricos e, ineliise peligrosos, resultan ser esos fmpetus iconoclastas, No es hi posible ni deseable que la organizacién actual se des morone en un abri y cerrar de ojos) tendrén ustedes que vivir con ella y prolongar su vida, Pero, pata ello, hay que conocerla, ¥ tambici io eonocerla a fondo para estar en condiciones de modificarla, Pues las crea Giones ex nihilo resulian imposibles de evar a la préctica tanio en el orden social como en el orden fisico. Bl futt- ro no se improvisa; no se le puede edificar mas que par tiendo de los materiales que nos ha legado el pasado, Tas més de las veces, nuestras innovaciones més fecundas consisten en Ilenar con ideas nuevas moldes antiguos, que bastard con modificar parcialmente para armonizarios con su nuevo contenido, De igual manera, la mejor forma de realizer un nuevo ideal pedagégico es Ia de utilizar una organizacion ya establecida, aun cuando se Ja tenga que re- tocar en parte, caso de que sea necesatio, para adaptarla Jos fines nuevos a los que debe servir, (Cuan faciles re- sultan muchas modificaciones, sin que por ello se tengan que desquiciar los programas y los cursos! Basta con sa- her sacar provecho de los que estan vigentes, insuflandoles tun espfritu nuevo, Ahora bien, para poder aprovechar de esta guisa las instituciones pedagogicas de que dispone- mos, todavia hace falta no ignorar en qué consisten. Tan silo se puede influir eficamente sobre las cosas cuando se tonoce st naturaleza, Unicamente se puede dirigir corree- tamente la evolucién de un sistema escolar si se sabe lo que significa, en qué consiste, cuales son los conceptos Sobre los que se basa, las necesidades a las que responde, Jas causes que lo han suscitado. Y asf, todo un estudio Gientifico y objetivo, pero cuyas consecuencias practices no resultan ditfciles de percibir, se revela como siendo impreseindible, ‘Bien es verdad que, normalmente, dicho estudio no parece deber ser muy complejo, Dado que una larga practi- ca nos ha familiarizado con las cosas de la vida escolar, éslas se nos antojan muy simples y como no debiendo suscitar ningtin problema que exija, para ser resuclto, un gran despliezue de inves Desde hace muchas décadlas se ha conocido bajo el nombre de secundaria una ensefianza intermedia entre Ja escuela primaria y la U yersidad; hemos visto siempre en nuestro entorno cole- gios y, en los colegios, diferentes grados, y, consecuente- Mente, nos sentimos inclinados a creer que todos esos ‘acomodos caen por su propio peso y que no hay necesl- dad de estudiarlos muy detenidamente para saber de dén- de proceden y a qué necesidades responden, Pero, cuando en vez de contemplar las cosas en el presente, se las con- ra en el contexto histérico Ia ilusién se desvanece. ta jerarquta escolar trigradual no ha existido siem- , incluso en auestro pats; se puede decir que data de ayer; hasta hace muy poco, la ensefianza secundaria era indistinta de la ensefianza superior; hoy en dia, la solucién de contimuidad que la separaba de Ja ensefianza primaria tiene tondencia a desaparecer. Los colegios, con su sisie- ma de grados, no se remontan mais allé del siglo xv y ve- remos, incluso, que durante la época revolucionaria hubo un momento en que ese sistema cesaparecié. {Muy lejos estan de corresponder a una suerte de necesidad perenne! Por tanto, es quc estas instituciones son consecuencia, no de necesidades universales del hombre aupado hasta un ierto grado de civilizacion, sino de causas definidas, de estados sociales muy conctetos que, tnicamente, puede re- yelarnos el andlisis histérico, ¥ scrd tan sélo en 1a me- dida ca que logremos determinarlas, que averiguaremos yerdaderamente en qué consiste dicha ensefianza. Pues saber lo que es, no es simplemente el conocer su forma externa y superficial; es conocer su significacion, el lugar gue cuba, el pape! que desempefia en el contexto de Ja vida nacional, Guardémonos, pues, muy mucho de creer que basta con un poco de sentido comin y de cultura para resolver do pasada cuestiones como Ia siguiente: «equé es Ja ense- fianza secundaria, qué es un colegio, qué es un grado?» Podemos perfectamente, a través de un andlisis mental, evidenciar con bastante facilidad la Idea que nos hacemos personalmente de una u otra de esas realidades. Pero, iqué interés puede revestir ese concepto del todo subje- tivo? Lo que si necesitamos desentrafiar, es la naturaleza objetiva de la ensefianza secundaria, las corrientes de ideas de las que es consecuencia, los imperativos socia- Jes que le han hecho cobrar vida, Ahora bien, para averi guar cudles son éstos, no basta con auscultarnos a noso- tros mismos; dado que es en el pasado que han producide sus efectos, es on el pasado también que debemos buscar su evolucién, Muy lejos de tener el derecho de conside- Tar como evidente la nocién que llevamos en nuestra mente, debemos, muy al contrario, tenerla por sospe chosa’ porque, al ser fruto de nuestra experiencia limita- da de ente humano y al ser funcién de nuestro tempera: mento personal, esa noci6n no puede estar mas que trun: cada y ser engafiosa, Debemos, pues, hacer tabla rasa de 129 = rr t—‘isS— ella, constreaimos a tina duda mets , 05 a una duea met6dica, y mir - ao escolar, que se ate de expel, como masons una terra desconocida donde se deben Ievar a lac tos descubrimientos, Se impone el miano merous pra todos los problemas, incluso los mas especiales, que pue le suscitar la organizacién de la enseflanza, 2b procede nuestro sistema de emmulacion (pues esiaven ‘aderamente demasiado sencillo hacer recaer Be 1c) toda - Peed, sobre los jesuitas)? ;De donde ee i ae de disciplina (pues sabemos. que ha ido evo ‘ionando a través de Jos tiempos)? ¢De dénde proceden meee ee principales ejercicios escolares? Otros tantos in- lerrogentes a cuyo lado se pasa sin si specl Su existencia,en tanto que se enciotra uno envel orroorte, ¥ cuya complejidad no se hace patente ms que cuande pe los estudia en el contexto de la historla, Por ejemplo, Yetenos como el lugar ocupado y contervado en nuestras clases por la interpretacidn de los textos, bie anti ios, bien sean madernos, es consceuencia de una de Ine caracteristicas esenciales de nuestra mentalidad y de Nuestra civilizacién; y es al estudiar Ja ensefianza medie- val que nos veremos ilevados a hacer esa constataciSn 5, Sin embargo, no basta con conos aceite asta con conocer y compren Ganizado. Puesto que esta Hamado a evolucionar de com tnwo, se deben poder aguilatar las tendensian al cambio que 10 conturban; se debe poder decidir, con pleno conc, cimiento de causa, en lo que se debe convertis en ef futur Zo. Para resolver esta segunda parte del problema, gacaso 6s igualmente imprecindble el méiodo istic com. Puede parecernos ; 4 primera vista, superfiuo, Aeas todla reforma pedagégica no tiene por objetivo final com feguir quo Tos alunos sean en mayor media hombres de su tlempo? Ahora bien, para saber lo que debe set un hombre de nuestro tiempo, se abjeta zde qué pucle ser ¥imos el estudio del pasado? No es ni la Edad Mea ni al Renacimiento, ni al siglo xvr1 o xvint que recurrire. nos én busca del modelo humeno que la enscfianza de hoy en dia debe tener por meta conseguir. Son los hom. res de hoy en dia a quienes debemos tener en cuenta; es de nosotros mismos que debemos tomar conciencia; y, en nosotros, es sobre todo el hombre de mafiana que debe- mos tratar de vislumbrar y de desentrafiar. “Ahora bien, en primer lugar, resulta muy dificil saber cules son las exigencias de la hora presente, Las neces dades que experimenta una dilatada sociedad como la huestra son multiples y sumamente complejas, y una sim- ple ojeada, por muy aguda que fuese ésia, en Nosotros y en torno nuestro, no bastarfa para hacémnoslas descubrir en toda su integridad. Desde la pequeiia esfera en la que vivimios cada uno de nosotros, no podemos percatarnos més que de las que nos atafien directamente, de aquéllas que nuestro temperamento y muestra educacién nos pet miten comprender mejor. En cuanto a las demas, al no pereibirlas més que de lejos y de forma harto confusa, ho repercuten en nosotros mas que muy superficialmente ¥y nos sentimos inclinados, consecuentemente, a no tener- jas en cuenta. Si somos hombres de accion y nos desen- volvemos en el mundo de Jos negocios, nos sentiremos incitados a hacer de nuestros hijos hombres pragmaticos. Si nos sentimos inclinados hacia la reflexién, ensalzare- mos Jas virtudes de Ja cultura cientifica, etc. Al razonar Ge esta suerte, se llega fatalmente a conceptos unilatera- les y exclusivistas que se rehiiyen mutuamente, Sino que- remos cacr en ese exelusivismo, si queremos hacernos de nuestra época una idea algo mis completa, tenemos que abrirnos a todas las opiniones, debemos entsanchar nuies- tros horizontes y emprender una serie de investigacio- nes con miras a interpretar esas aspiraciones tan diver- sas que experimenta Ia sociedad, Afortunadamente, a poco que sean intensas, se manifiestan exterlormente bajo un aspecto que hace que se las pueda observar, Toman po en esos proyectos de reformas, en esos planes de re- construecién que inspiran, Abf es donde se las debe ix a analizar, He aqui, precisamente, en qué nos pueden ayudar las doctrinas elaboradas’por 10s pedagogos. Son instruc- eee tivas, no en tanto que teorfas, sino en tanto que b de esas corrientes de opinién que tanto interés tenemos €n conocer, y nos Ja revela, Se hace, pues, necesarie todo un estudio que tendré por objetivo el compararlas, clasi ficarlas e interpretarlan, Ee Sin embargo, no basta con conocer esas corrientes; es preciso poderlas apreciar; es preciso poder decidir si re- sulta oportino seguirlas u oponerse a ellas, y, caso de que convenga hacerles sitio en la realidad, bajo qué forma, Ahora bien, resulta claro que no estaremos en condiciones de aquilatar su valor por el mero hecho de que las co oceremos en la letra de su expresion mas reciente, No se las puede juzgar mis que con respecte a las necesida- ds reales, objetivas, que las han provocad, ja las cau sas que han suscitado diches necesidades, Sey e Sean esas causas, segtin tongamos 0 no razones de cee les vinculadas [a evolucién normal de muestra sociedad, deberemos ceder ante su empuje u oponermos. Por tanto, fon esas causas las que debemos anallzar. Pero, geome conseguirlo sino es reconstruyendo la historia ‘de Corrientes, remontindonos hasta sus orfgtes, nection, do de qué forma y en funeidn de qué factores s¢ han ido desarrollando? Asi pues, para poder anticipar las trans formaciones que debe sufrir el presente, asi como también ara poder comprenderlo, debemos hacer abstraceién de 41 y volver los ojos hacia’el pasado, Podrin ustedes ver Por ejemplo, cémo, para darnos cuenta de Ia tendencia que nos impulsa hoy en dia a estructurar un tipo escolar frente del tipo claseo, deberemos remontarnos,hacien lo caso omico de recientes controversias, hasta els AvilLe, ncluso, hasta el siglo xvi, ¥ ya por el mers hecho db dejar bien sentado que ese movimiento de ideas dura sde hace cerca de dos sigles, que, desde el mismo mo- mento en que surgi6, ha ido tomando cada vez més fuer. a, demostrard mejor su necesidad de 10 : Hauer todas las coniroversine laldticns habidas y por Por demas, para poder conjeturar el futuro con un nargen minimo de error, no basta con tan sdlo abrirse a as tendencias reformadoras y tomar metédicamente con- ciencia de ellas, Pues, a despecho de las ilusiones que slimentan demasiado a menudo los reformadores, no es ble que el ideal del ea de mafiana sea original hasta 1s menores detalles; por el contrario, con toda se~ guridad entraré a formar parte de é] no poco de nuestro ideal de ayer que, consecuentemente, tenemos todo in- terés en conocer. Nuestra mentalidad no va a cambiar por completo de la noche a la mafiana; es preciso, pues, ave- riguar lo que ha sido en la historia y, de entre las causas que han contribuido a crearla, cuales de ellas son las que siguen influyendo. Es tanto thas necesario proceder con esa cautela, que un ideal nucvo se presenta siempre como en un estado de antagonismo natural con el ideal antiguo al que aspira a sustituir, aun cuando no sea, de hecho, mds que su continuacién y su evolucién, E, inmerso en ese antagonismo, siempre es de temer que cl ideal de antafio zozobre por completo; pues las ideas novedosas, al toner Ja fuerza y la vitalidad de la juventud, avasalla facilmente los antiguos concepts, Veremos como un a quilamiento de ese tipo se produjo cuando el Renacimien. to, cuando se estructuré la ensefianza humanistica: de la enseflanza medieval, casi no ha quedado nada, y es muy posible que esa exelusién total haya dejado un vacio irre mediable en nuestra educacton nacional. Bs de suma im- poriancia que adoptemos toda clase de precauciones para no recaer en el mismo error, y que si el dia de mafiana se Impone dar por finalizada’la era del humanismo, seps- mos conservar de ella lo que interesa no dejar caer en olvido. Asi pues, sea cual sea el punto de vista desde el cual nos situemos, no podemos saber a ciencia cierta el camino que nos queda por recorrer si no es examinando con todo detenimiento el que dejamos atrés. 6. Ahora comprenderdn usiedes el significado del ti tulo que he dado a este curso, Si me propongo estudiar con ustedes In forma en que se ha formado y se ha ido desarrollando nuesta enseflanza secundaria, no es en ab- soluto para entregarme a investigaciones puramente eru- ditas, sino para lograr aleanzar resultados pricticos. Por seré exclusivamente iencias histdricas y sociales, Si antes hablé de fe pedagdgica, no es en absolu- to porque tenga la inteneién de predicar alguna; mi inten. cién es la de proceder como un hombre de ciencia. Lo que pasa es que creo que la ciencia de Jas cosas humanas pue- de servir para encarrilar ventajosamente la conducta hu mana, Para comportarse correctamente, dice un viejo ada- io, se debe empezar por conocerse bien a si mismo, Pero hoy sabemos que para conocerse bien a si mismo no basta con fijar nuestra atencién sobre Ia parte superficial de nuestra conciencia; pues los sentimientos, las ideas que ailoran en ella, no son ai mucho menos, las que con mas eficacia repercuten sobre nuestra conducta. A lo que se debe Ilegar, es a las costumbres, a las tendencias que se han ido estructurando poco a poco en cl transcurso de nuestra vida pasada, 0 que .nos ha legado la herencia; éstas son las auténtices fuerzas que nos guian. Ahora bien éstas se ocultan en los repliegues del subconsciente, Por tanto, no podemos llegar a descubirlas mas que re. constituyendo nuesira historia personal y la historia de nuestra familia, De igual forma, para poder cumplir como es de menester nuestra mision en un sistema escolar, sea éste el que fucre, se debe conocerlo, no desde fuera, sino desde dentro, es decir, a través de la historia, pues tinica- mente la historia puede penetrar més alla del revestimien. to superficial que lo recubre en el momento presente; uni camente ella esté capacitada para analizarlo; tnicamente ella puede mostrarnos de qué elementos se compone, de gué condiciones depende cada uno do ellos, de qué ma. nera se han imbricado los unos sobre los otros; en una Palabra, tinicamente ella puede ilustraraos sobre la larga coneatenacién de causas y de efectos de la que el sistema escolar es la resultante, Tal scr, caballeros, la enseftanza que aqui se les im: Partir4. Ser4, en el sentido propio de la palabra, una en- seflanza pedagégica, pero que, debido al método aplicado, diferira no poco de lo que se suele denominar corrienie- manta bajo cite pom, puesto que los extuion do lox pedagogos seran para nosotros, no modelos por imitar, no fuentes de inspiracién, sino documentos sobre Ia men- talidad de la época, Confio, pues, en que la pedagogia, re- novada de esta suerte, lograra al fin levantar cabeza del descrédito, en parte injusto, en el que habla catdo; conffo ‘en que sabrén hacer caso omiso de un prejuiicio que ya ha perdurado por demasiado tlempo, que comprenderin tar to el interés como la novedad de la empresa, y que me prestarén, por ende, Ia colaboracién activa que les soli- cito y sia la cual me seria imposible desarrollar una labor enjundiosa Eptlogo: Forry, Durkheim, idéntica lucha NACIMIENTO DE DOS HERMANOS GEMELOS EL SOCIOLOGO Y EL MAESTRO DE ESCUELA (REFLEJO DE FRANCIA EN EL SIGLO XIX) «I primer requisite que exi cin publica es el de no nse! Gerdades, sto sentencia la exclusion d> los pacerdotes.»| Ducos, Convencional. Debates, en ta Convencion sobre la organizacisn de la eseucla primaria. Diciembre de 1792. En Jas escuelas de los Estados burgucses, tanto si son geligiosss 0 Jalcas, se suele div Runeir entre Ios fijos de los proletarios tna fizologin y sana moral acordes con la man: {eneacla de Ja dominaci6a politica, econémirs J moral de la clase capitalista Resoluctin aloptoda por uarimidad en el lV Congreso de la ITE (ater ;clona] de los ‘Trabajadores de Ja Ene pefianza). Viens, 1926 Todo se inicié on 1830, Todo»: es decir, la escuela primaria. Y la soviologia. El interés principal de esos cuatro articulos y conferencias de Durkheim reside, en efecto, en el titulo de la obra, que reve: ta do esta suerte mucho mas de Io que se proponia. Para ha- blar con mayor propiedad, reside cn la «y» del tihulo: Bdi- cacién y soeiologia. ¥ es que hacia falta que en el proscenio de la historia hiciese su aparicién el proletarindo para que surgiesen, a modo de contrafuego, la escuela primaria y 1a sociologia. Como si de respuestas se tratase. Precisamente, éste era Ia respuesta que daban los pudiens tes: que esta primera aparicion sea la ultima, Porque, desde luego, on cuanto a esto de Ia represi6n.. el Estado burgués ya se sabe de sobras 1a cantincla: 1 de mostrar’ bien a las claras en 1848 cuando estallarA en Paris Sy de abi, extendiéndose a los cuatro puntos catdinales de Europa— la primera guerra civil moderna. Y sigue demos. trandolo desde entonces. Sin embargo, la burguesia sabe per fectamente quo legaté el dfa en que ese brutal dique de con. tencin de la represién acabard cediendo, A este respecto, el problema de] Estado en Ja dominacion de clases consiste, in- efectiblemente, en que interviene siempre una vez consuria dos los hechos: to tinico que puede hacer es recurrit a la tepresién, Y de la represion a Ja solidaridad para con las vfctimas, s6lo hay un paso. De ah{ se desprende la necesidad para cl Esiado de adoptar medidas preventivas, de estruc-| turar un dispositive de canalizaciones complementarlo del dique de contenciéa, Maqulavelo ya decia que si en el mo- mento en que toma forma el Estado moderno, el Principe —entigndase el Estado— qulere manienerse en el poder, mas, Ie vale ser zorro que leén. Por tanto, un dispositivo de canallzaciones, dispositivo que el Estado burgués utilizar’ con preferencia al dique de con: tencién, Para ello existen medios diversos (edministracion, et Gétera..), entre los cuales prevaleca especialmente uno destro del régimen capitalista: Ia escuela, La escucla, que viene a ser el medio institucional més s6lido, el eslabén principal, de re- Produecién de Ia ideologin burguesa, Los revolucionarlos fran ‘ceses del siglo xviit lo habfan visto bien claro cuando decia- raban en 1793: ¢La educacién nacional es el auténtico y vinlco pilar de nuestra Revolucion» (Lecuinio, Convencional); 0, tambien: «Se han promulgado leyes para’la Nacién: se trata ahora de adccuar In Nacién a dichas leyes, y esto es factible a través de la educacién pitblica» (Dsleyre, Convencional) El periddico «Révolutions de Pariss, en su ntimero correspondien- te al mes de junio de 1793, criticaba ya la Conveneién (Ia cual, por efetto, no venia celebrando sesiones mas que desde el mes de septiembre de 1792) en lo referente a dicho tema: oe! iso 10x o, incuolic, mals ncelanta la glsia ‘ta ido el baluarte mas eticaz de la fraccion mas reaccionaria también que Ja Jucha en busca del ejercicio del poder por parte de la otra fraccl6n, la anticlerical, no lo ka hecho colar Por ello en su explotacién, Que sea de tipo clerieal 0 Iaies, Fo por ello 1a explotacién resulta mAs leve para el obrero. fin bambio, ese ntimero de duetistes tenia la virtud de dis tuner a la galeria, y, sobre todo, de suscitar pareceres encon trados en el campo del puedlo. Jules Fersy asumixd Je ong hizacion politica de la cosa, y Emile Durkheim hard las veces Te hombre de confianza de éste y contribuird » elaborar la IWeotogla de dicha politica, Pues és realmente sui vinculaclén ton lavescuela de Jules Ferry, 1a que nos puede permitir sa fer cual es ef amo al que sirve Durkheim cuando tantos afios Ge su vida pasa ensefando pedagogic. Se ha dicho: pareceres enconirados en el campo del puc: blo. ¥, en efecto, el campesinado de Francia, en el transcrso del siglo xx, es de maneta general mAs confiesan serfo mas que unos 60; jexaminando detenidamente Jos nombres, se puede uno percatar de que un gran numero le ellos son los mismos, que lo tinico que ha cambiado es 1a etiqueta bajo la cual estan inscriios! La leccion de Thiers ha sido bien comprendida. Todo estd, por tanto, dispuesio para la razzia de los be. eficios y el enclaustramiento ideol6gico generalizado del Pue- bio: lied Jules Ferry puede pasar a ocupar el prosceno, 2Quién era, pues, ese Jules Pues el hombre ha sido reverenciado, Durante mucho tiempo. No existe ciudad alguna del hexégono que no haya dado su nombre a una escuela o a un liceo.., Sin ningiin Iigar fa dudas, Jules Ferry ¢§ el hombre politico del siglo xix més presente en Ja memoria popular francesa: es la gran figuray que ha permitido el acceso a la instruceién de todos y que ha fecilitado la promocién social de las clases chumildes. Si, sl a PY si examindsemos Ia cosa desde mas cerca? ¢Quién es, Jules Ferry? 1. Es uno de los cuatro Tules del «Gobierno de Defensa Nacional» en 1870, ¢s decir, tel como lo expresa Guillemin, dal Gobierno de Defensa «Social», y, naturalmente, es «ver saiitais» acérrimo en el momento de Ia Comuna de 1871, que contribuyé en gran manera a provocar. 2. Es cl hombre de la escuela Iaica primaria, gratuita, oblisatoria i 3. Finalmente, es el hombre de Ia colonizacién, a quien el pueblo lamara el «Tonkinés», Tres apodos: «Ferry.Hambrey, «Ferry-Prusiano», y «Ferry. Tonkinés», los dos primeros relacionados con el «Gobierno de Defensa Nacional», el tercero con el Gobierno de la coloniza. cién, pero ninguno con Ja escucla primaria, laica, gratuita y ‘obligatoria. zAeasa se debe ver en esos apodos, una seftal, 0 Cuando menos un indicio, de una aquiescencia popular? Nos ocuparemas de este tema mas adelante. Examinemos los dos primeros puntos: Ferry es uno de los cuatro Jules de 1870 12s del T. eVersaillalss: nombre dado a las tropas gubernamen- tales que reconquistaron la ciudad de Paris, enirenténdose # la Comuna. en Its 153 Jules Simon, Jules Favre, ambos abogados al igua) que Ferry (cs la Republica de tos abogados), y, finalmente, el dubitativo ¥ melindroso general Jules Trochu, un general que se encoge de hombros ante lo que califica de «incurable chauvinismo de los parisienses» (se trata, por supuesto, del pueblo de Pa: ris, y los ojércitos prusianos de Bismark so hallan acampa- dos ante las puertas de Ia capital). Es él, Trochu, quien re- velard el intimo convencimionto de ese «Gobierno de Defen. sa Nacional», 0 pretendidamente tal, cuando diré: «Todo el problema de! Gobierno de Defensa Nacional consistira en ha- er prevalecer, en contraposiclén con fos patrioras a los que yo lamarfa los vocingleros de la guerra, el criterio de Ia ur- Kencia de fa capitulacidn.» ? {Un general, un Goblerno de De- fensa Nacioral, que no aspiran mas que a una solucién: jla capitulaciénl En lo que se refiere al Jules que nos ocupa, Ferry, ste se carcajea de la actitud belicosa del pueblo de Paris: un sesttipido engreimiento nacional» —opina ¥ esto, épor qué? Porque, ya lo hemos visto anteriorment: ese Gobierno de Defensa Nacional es, de decho, un gobierno de defensa social: as{ es como, en sui declaracién referente a esas atios 1870-1871, el conde de Meffray explicard con la ma. yor tranquilidad del mundo que e| gobierno de los Jules fue jun refugio frente a 1a miiltiple y horrible tiranfa de las cloa cas de Bellevilles. Es ffeil comprender que esos hombres amantes del orden, despreciados y arrojados por la Comuna, uniran sus esfuerzos bajo el] estandarte de los «versaillaiss al lado de Thio Tercer punto: Ferry es el hombre de la colonizacién, el primer hombre de Estado francés cuya politica haya consis: tido en Ia mantenencia de la «paz social» a través de la ex- pansién colonialista (conquista de Tunicia y del Tonkin, inter vencién en Madagascar, en el Niger y aqui y alld por toda la geograffa africans, ;todo ello en el corto espacio de tres ailos!). Asf pues, Ferry es el que concreta el pensamienfo de Renan: «Un pats que no coloniza est’ abocado irremediable mente al socialismo» —decfa Renan." «La paz social depende 13, Treen, Sitio de Parts. Citedo por Guitumin en Cette curlewse aueire de 70, Gallimard Editeur, Parts, 1956, 18, RBUN, Reforme intelectielle ot morale, Paris, 1871 (repara aten- tamente en el afo citado..). Hay tradicedn eastellana: Rejorina inte: festual 9 moral en Francia, Baiciors 62, Barcelona, 192. divestamente de una cvestién de salidas comerealese —te pla Petry, abundando en el mismo sentido, Y esas salidas Comerelates las va a ablener recitriendo a Ta violencia ti desearnada’ «Caso de que Tas negoctgclones se vayan al traste SS arve Fenty en matzo de 1884 refiniendose a a resistencla rnilgache, a0 debemos permitiz que ese pucblo obstinate caqite la eopolusion ee que, desde To ate de su nio de dpa te Tenanartve, puede desafiarjmpunomente la voluntad y las fmas de Francia, Con respecto a Madagascar, no se puede toguit mas que una eola poliia, jamas abdicaremos de rues ros derechos zeusles son, esos derechos? 1. El de exPor cin, eld las nuevas salldas comierelales puts, a la era tionaliegciéne de ta produccién ya su incremento, os deci fvuma explovacion sempre reciente del prokeariado, que tiene coo consecuencia un volumen de produccion dma: do importante para el mercado interior a todo esto lene { sumarse el proteccionismo puesto en préctica por los Este- fos, Unidos y Alemania: Ta expansion” colonialist seri él nig de desarrollo industrial (y Ferry se siente muy compe netrad con fos captostes de la industria pesada), 2. El de la Inversin de eapitales, ya no resulta rentable el invertir en Huropa; por tat, gque hacer de Tos capliales excedentes? {y hay que tener env euenia que Ferry es hermano de ban- Guero}. Los derechos del Imperialisin, éses son les derechos defor cuales habla Ferry, V bien sabido.cs que ¢! imperial tho es también y ante todo una polities interior. Ferry tan Siguiora se da el trabajo de comutlar exe imperlallsmo; ast "como, con. ceasien de une interpelaciin on a Avarblea Nasional acerea de sit politica en Tonkia, tesponde él tranguilamente: «Cabelleros, existe in segundo punto, un s= fund orden de ideas que debo iguaimente abordar, 19 més Fipidamente posible, ean ustedes segaros dello: e818 Geta humanitara y clvllzudora de Ia euesldn. A este respece fo, el honorable M. Camille Pelletan se chance mucho; con tr'humnor'y ta agideza que le cargetorizan; se chanech, con dlena y arguye *eOud clase de civiizacion es esh que 8 lin pone i ealonazos? gOue 5, sino otra forma de barbaric? Paeaso esas pablaciones, de’ rezas Snferiores no tienen Tos inismos derechos que podernos tener nosotTos? ¢Reago no sen dluefas de si mismas en sus proplas terras? Acaso han sol Had nvesten intervension oh algin momento? Terunplimos tn sus hopares en contra est voluntad, Las doblegarnos, pero fo las ciiizamos sa ef) 6 no dido a 155 Por un momento en afirmar que esto no es politica, ni siquie- Fa historia; es retafisica potitica [...]. Repito que ampara un derecho a las razas superiores, puesto que tienen un deber por cumplir. Tienon el deber de civilizar a las racas inferio. res Y, en otro discurso, también pronunciado en la Asam- blea Nacional: «La politica colonialisia es el derecho de as racas superiores para con las razas inferiores, y también es el ejercicio de un deber. #1 [el conde de Mun] decia con mu cha razén que si tenemos el derecho de ira barbarie, jes que tenemos la cbligacién de ci Bitontes! jPucs bien! caballeros, yo estimo que el primer aso que debe dar Ia civilizacién impone a esas razas infe- riores que trata de clevar hasta su mismo nivel, es el de dictarles iratados, de inculcarles lo que significa el respeto als palabra dada y jurada [jsic!], de obligarles a respetarla si es que no se atienen 2 ella.» MAs claro, agua... Abordemos ahora ol tercer punto de esa politica: el de la escuela, Ante todo, iniciémoslo con un intetrogante: ¢acaso quel que asesina (o manda asesinar) a los «salvajess en Tue nicia, en Madagascar, 0 en Tonkin, acaso aquel que ha ase- sinado a los obreros de Paris en 1871, puede ser, si no pro. resista, al menos liberal con respecto a la cuesti¢n escolar? E] simple hecho de plantear la cuestidn, es ya una contestae cién en sf: de hesho, Ferry no se contradica, las leyes esco- lares son un elemento més de su linea politica, esa linea politica que sigue él desde siempre: la conservacién, a cual- ules preco, de Ia «par soclale y de los privilegios de los epudieatess. Lo cual supone y hace necesarlo cambién una dominacién ideoldgica Ahora bien, hasta aquel entonces, eran os elementos cle- ricales quienes, de forma casi exclusivista, estaban encargados de esa tarea ideolégica. Después de 1875, desgraciadamente, isto ya noves factible: el clero ha ido demasiado lejos, esta fen gran medida desprestigiado, Incluso, en 1879, se tuvo que hhacer de la Marsellesa el himno nacional y del 14 de julio, tun dia de asueto retribuido. Todo lo cual no resulta demasia. do embarazoso para nuestro Jules: gacaso no es republica- ho...? jy siempre y cuando todo esto no atafia a la propiedad priyada, in cualquier caso, el problema no reviste gravedad: Ia urguesia del centro izquierda tiene a mano ¢l substitutivo {déneo del cura: e] maestro de escuela. Mejor afin: el macs- tro de escuela republicano, ese «afiliado laico « la Compafifa Je Jestise (tal como lo denominara algo mas adelante la publi: cacion eblanquista» ! «Ni Dicu ni Maitre»), que tione fe el may ilaso— en lo que hace, que se convence @ sf mismo de que sirve al pucblo, que «cree defender los derechos de la humanidad cuando, de hecho, no viene a ser mas que el ins trumento de la politica burguesa» (Paul Nizan), Pequeticburgués (por el genero de vida que lleva), pobre (ce por ln escasa retribucién que percibe), pequefioburgues Con levita al que se le ha encomendado Ja ingraia labor de omar a los hijos de proletarios y de campesinos humildes, Apaleador de nifis que se las da de educedor 28 Ieyes escolares llegan en el momento oportuno: se hha visio ya que el afio 1880 conoce cl coronamiento de Ia Re: volicién Francesa, También es esto verdad en el plano es: colar: los Convencionales aspiraban a la escuela sin distin: ccion de clases; cuando las elecciones legislativas de 1881, di cha aspiracién ha salvedo no pocos escollos: todos los pro- gramas electorales hablan acerca de la instruccién obligatoria, Sefial inequivoca de que la situacién esta «maduray, Esté reflere a Louls Augusto- 881), soclalista revolucionario y autor de Ia méxima Ni 16. Veate, por elemplo, Norbert TRuMUIN, Mémoires et aventures ‘proléiaire (18334081), ditions Giles Tautin, Pats, 1974 os prisioneros, quite posibilidades de trabajo a los Hombres, Dicho en otras palabras, la reivindicacion escolar esté estre: chamente vineuwlada eon tna exigencia, la exigencia de la star! fan; esta, igualmente vinculada con la calificacién: el defender Ja calificacién, es defender ol derecho a un salario justo. ‘As{ es como, por ejemplo, todos los informes de las delega- Clones obreras cuando Ia'Expasicién Universal de Paris de 1867, insisten a la vex sobre la calificactén del trabajo y sobre la necesidad de la escuela obligatoria y gratuita: «BI abara: tamfento del producto —aseguran los fundidores de cobre—, Se obliene a través de la reduccion de Jos salarios», y ésta a Su vez inediante la utizacién de una mano de obra no cuali- ficada a la que los obreros denominan las eméquinas vivien tes» o también los «obreros especialistas» esta witima de ominacién habiendo permenecido vigente, aun cuando lige tamente modificada, para cualifiear, hoy en dia, a los obreros ‘que trabajan en las cadenas de produccién o de montaje. Es fa partir de esa relacién —muy clara a Jos ojos de los trabaja- Gores de las postrimerias del siglo xmx— entre In reduecién Ge los salarios, la descalificacion del trabajo y Ia mecaniza- idn, que se formula la exigencia de escolaridad obligatoria, por una parte (con el fin de eliminar la competencia que Geclva de la utilizaciéa do nifios como mano de obra), la exigencia de la escuela primaria gratuita, por otra (para eli minar a las «méquines vivientes» y mantener la calificacion), y, Finalmente, la exigencia de la creacién de escuclas profe ‘Sonales (que tendrén, precisamente, como meta la de propor cionar las bases de una calificacién del trabajo). En Ia ides que guid In creacién de esas escuelas profesionsles aun re Suena el eco de aquella idea, de a que ya hablamos anteri mente, acerca de ina autonomia obrera! en efecto, los infor mes precisan que esa ensefianza profesional deberd ser im. partida por los propios obreros y que el empresariado deberd Ser obligado a cniviar @ esas escuelas o los aprendices. en vex de utilizarlos como mano de obra no cualificada, Segunda razén que milita en pro de Ta instruccién prima- sia, gratuita, laica y obligatorla; las tiranteces en ol sono de Jas fabricas, tal como ya lo hemos visto anteriormente, se han ido recrudeciendo; por otra parte, en 1877, Jules Guesde hha creado L’Egalité; en el curso del Congreso de Marsella, tn 1879, los «guesdistas», colectivistas, han Tevado las de ga har; Finalmente, también en 1879, el Partido Obrero Francés (POR) del mismo Jules Guesde ha hecho su sparieién. Por 158 tanto, se ha revelado ungente para nuestro centro faqulerda Is tanto, $= Ha un contrafiego: «El peligro monarquico —aseve creacieay en El Havre, en 1882, estd, hoy por hoy) de rats escrrtado, pero o#70 esia presto 0 ocupar su INgaE tode oe que preparamos a hacerie frente»; exe otro polish Kasia bien claro que son los Rojos, los epartidario® ¢& Mt qeestrlclons. ¥ el contrafuego consistira, ante todo, eX fa Ie ‘entacién de Ia escuele lalea, gratuita y obligate taiilurd eparenemente satisfecha 1a aspicaciGn,popalae, & see err ka pratuidad y In obligatoriedad escolares 1a asPi- sats acet Jo que a Jos nif se refiere (y de su eventual con: GStonela para ocupar puestos de trabajo), al senalar Ia att aerera blanco ¥ el enemigo.... Con la escucla laica, gratuita cae pligatoria se vera eatiafocha también esa necesidad, aor yGonvoria, de la Republica: la necesidad de proveerse &6 Pernt TniciSn de idcologizaciOn» de masas tan eficaz come as tdo ser la de la Tglesta medicval. Necesided tanto mas e edte que la Iglesia ha apostado —porque tal era ou i cosets ch pasado y tambien en el presente— por él caballo (ehdedors el eaballo mondrquico, Por tanto, se puede dee Por ia ofensiva laa, el antijesuliismo de Ferry no consilty Gus inde que su reaccion (j 1a de su clase social o, ouAte yen més ‘die él representa, por supuesto) ante {a aparielén sae amiamo organizado en Francia con Ja creacién del POF fel meTcomoda de labraree una popularidad sin essen un Toles en lo que respecta a los puntos eseneiales, es deci, 18 TRbpiedad y el poder. O mejor dicho, recaperando el tersen9 Prvukdo, esta vez en. 10 tovante al podor ideolbgico. 1As! 6 earcereesiguc uno ir ganendo galones republicanos, con sn minimo de riesgo! Tine cexiba, mos preguntabamos el motivo por el cual el pueblo no habia. atrtbuldo a nuestro Jules un apodo, aye Je eet nse con la escuela: es que la operacién de seduccién, relaciomminimo de riesgo, ha dado Jos frutes epetecidos. Los cpletidatios de la reparticion» querfan Is escuoln, primar sPatuite ¥ obligatori, fy 1a hon conseawidot No saben. a 10 aree'en ella a sus hijos les espera! Los epartidarios de Ja re Sue.tclons querian Ia escuela Isica, iy Ja han obtenidot y, par Partiidura, el anticiericelismo, Desde el punto de vista de Feniy, el resultedo es ptimo: mientras los, obreros sigan Feny) Sido eiAbajo los curasl», ini se fijarén, ni se mete seen el peculio de Tos acaudalados burgueses! Pucs, de he- wan Per pueblo esta completamente de acuerdo con esas Te 159 nifestaciones anticlericales. No puede estar més de acuerdo con ellas. Y tiene toda la razén para ello.” Tiene tazén, pues la vinculacién entre el clero y Ia frac- clon mas reaccionaria de 1a clase en el poder, es notor jHasta tal extremo lo es, que va a ser de gran utilidad a nues- tro Jules! EI cleo abomina de la Repdblica, Qué mds se puede pedir? ;Abajo los curas, enemigos de la Republica! La situacion ya esté emadura» en lo gue respecta al clero... De igual forma que lo estaré unos veinte afos mas tarde, con ocasion del caso Dreyfus, cuanda nuevamente y por la misma raz6n, las sotanas apostaran por el caballo perdedor: se mostrarén «antidreyfusistas» y antisemitas, Nueva tabla de salvacion para nuestros republicanos —esta vez, serdn Jos ra- divales—¥ que aprovechardn esa maniobra en falso del clero para que no se demore por mds tlempo la separacion de Ia Igiesia y del Estado, ley que fue votada en 1905, es decir, el mismo aflo en que Durkheim pronunciaba esa leceion de apertura de curso «La evolucin y el papel de Ia ensefianza secundaria en Francia», que es la dltima de las conferencias ‘aue figuran en esta obra ‘Asi pues, la postura del clero se habia tornado del todo insoportable, No tan s6lo de cara al proletariado, sino tam- ign de cara a los republicanos a cuyos ojos pecaba sobre todo de torpeza. Las publicaciones satiricas pusieron el dedo ‘en Ja laga y llevaron a cabo una campafia anticlerical brutal, sin matizaci6n alguna. Por ejemplo, en ningin momento Jos dibujante de «L’Assiette au Beurre>, Ia més mordaz sin duda alguna de esas publicaciones, se plantean interrogantes accr- a de la licitud de la Iucha entablada en contra de la [gle- sia, Muy al coatrario, cargan las tintas. Evidentemente, esto significa que el publico esté de su parte y que no le sorpren- do en lo mis minimo ese estallido de violencia en contra de Jas sotanas. En 1900, tan sdlo una minoria alcanza a vislum- brar, tras la euestién roligiosa, Ia cuestién social; tras, o, mas Dien, vinculada a ella. Las masas populares, elias, se entregan de leno al odio hacia los representantes del cleto, ;Cuan le- jos nos hallamos del ecumenismo sin fronteras contempo- réneo! (mediante el cual, hoy en dfa, el papa no tiene reparos. 17, Sobre todo lo dicho, véase Mona Ozour, Licole, réglise et Ia Hpuitique, 171-114, «colleton Kiosques, Armand Colin Réiteur, Parts, 196, pp, #485. 1h, Acerea de todo esto, referirse aH, Guniswmy, op. cit. 160 en manifestarse ablerlamente en contra de la contraconcep- clon, y el obispo de Paris en contra de Ja practica del abosto, abundlando en et mismo sentido que Ia fraccién mas aaria de la burguesfa, de la profesion médica y dem lector, asi lo suponemos, habr comprendido que no se trata qué del ereyente, sino de la institucién clerical). En cierta manera, el caso Dreyfus es, desde este punto de vista, la re- peticién del caso de la escuela laica: el clero francés de aque- lla época no puede variar de oriterio, sus conveniencles se lo impiden. De abf, el odio popular, Hasta tal extremo se lo impiden, que el clero hace ofdos sordos a la homilia acerca de la generalidad que le ditige el propio papa, En efecto, Leén XIII ha hecho saber con toda claridad a los republicas nos que estaba de su parte; el mismisimo Len XTIT, que ha comprendido que el poder de las gentes de bien (con bienes) pasa ahora a través de las instituciones republicanas: inicial- mente, en 1884, es deciz, inmediatamente después de la pro- mulgacién de las leyes escolares y en el preciso momento,en {uc fueron yotadas las leyes colonials, aprovechando la tue: na acogida dispensada a Jas anteriores, ino ttubea en aportar su apoyo moral a Ferry a través de ese mensaje desconcer tante para el clero francés: «Nobilistma Gatlorum Gens» (No- ilisimo pueblo francés)! En 1890, a todas luces incorregible, el papa relncide en su postura autorizando —cuando menos por su falta de oposicién a ello— al cardenal Lavigerie a pro- hunclar su homilfa de Argel en la que el cardenal solicita de los catdlicos franceses «una adhesion sin reticencia men- tal alguna a Ja forma de gobierno establecida», es decir, « 1a Republica, Finalmente, en 1891, es esa obra maestra de pa: temnalismo hipoeritén para uso exclusivo del empresariado, y modelo de fingimiento: la enciclica Rerum Novarwn, No seré, pues, por falta de advertencias procedentes desde el més alto nivel, que el clero frances se comportaré con tanta torpeza. Ahora bien, gcémo actuar de forma diferente cuando no se es mis que un pobre cura pucblerino y la némica de uno, al propio tiempo que Ia influencia que se pueda tener, dependen tan directamente del cacique local? Fl cura de pueblo, es decir, el cura por excelencia, no puede sentirse aludido en esa homilfa papal. Se siente tanto menos aludido cuanto que aquellos mismos que orquestan Ja ofensiva 19, Fiisabeth y Michel Drewmme, ['Assiette au Beurre, Maspéro Edi teur, Parfs, 1974, son sus aliados de Ia vispera; y Ge mafiana: en e| perfodo que abarea los afios de los siltima década del siglo xix, ante Ia ‘agitacién obrera ca las fAbricas (Decazeville, Anzin), Francis: ‘que Sarcey, hombre dotado de una privilegiada mente libre, ero, sin embargo, hombre de orden, scribe en una carta abierta a un eclesidstico: «En esta hora el enemigo es el co- lectivismo y yo reo, seficr cure, que lo combatirernos code con codo» (1896). {Como va a ser posible que los curas de pueblo, los curas por excelencia leguen a interpretar ese yalimatfas! De ah{ su lucha tan irrisoria como encarnizada, Hasia el extremo de que el muy moderado «Journal des Dé. bats» se permitird escribir: «Se ha hecho de Dios un persona. Je politico; ocupa un asiento als derecha.s Si se presta ofdos Jos discursos del clero, no cabe duda de que Ia cosa resulta efectivamente didfana: «l.a Revolucion representa el mal —asogura «L'Univers» (28 de mayo de 1880), ¢ incluso cuan- do emprende algo que reviste la apariencia del bien, si se bus- a bien a fondo, siempre so halla en éste el mal, dado que, fin de cuentas, sigue la instigacion que le proviene del enemi- 0 del género humane. Por tanto, la instruceién absolutamen. tc gratuita, es decir, pagada por todo el mundo, tal como pro- yectan establecerla ‘Jos mameluecs de Ia Repiiblica, es des- tructora de la autoridad familiar, no responde ya 2 un anhe- Jo popular y resulta perjudicial para el verdadero progreso de Ia ensefianza. Sf, Ia formacion de le ments y del corazén del niifio, su “educacién’, ese vocablo del que tin sélo la religion y 1a familia conocen el sentido —que pasard siempre desa- Percibido a los ojos de los maestros de escuela estatales— constituye el deber primordial de la familia [...], EI nifio, por ‘su parte, sacar provecho de Ja ensefianza recibida en Ja ¢s- cusla, 0 no sacar4 provecho alguno. Si no saca provecho, poca trascendencia tendré a los ojos de sus padres, puesto ‘que no les cuesta nadia, Si saea provecho de acaz ensefanzas, si adauiere conocimientos que Te alzan, por ejemplo, por en: cima de su condicién, ga quién quedaré reconocido el nifio? gd sus padres? Por descontado que no. ¢Al maestro de escue- Ja? jPero, si sabe perfectamente que el maestro de escuela fesi4 pagado por la sociedad y quo so limita a ojercer un foficio! 2Al Estado? Serfa lo nunca visto... Por tanto, en el fondo, el nifio no sentira agradecimiento hacia nadio por la instruceién que le ha sido impartida, y hacia su familia me- ‘nos afin que hacia cualquier otra persona estamento, El egolsmo sustitutrd a ta gratitud.» Més didfano atin «Le Triboulet» del7 de septiembre de 1879: atielos aqui de regreso, Jos pobrecitos desgraciados [refirién Gose a la amnistia parcial otorgada a los comuneros depor tados # Nueva Caledonia, Han desembareado en Port-Ven: res, y Ia crema y nata del partido radical parisino ha ide eee ie Sire Lede AL ver a cca machedumbre descrelda y sin fe que iba a recibir a una muchedumbre a la que lar tnsefiangas del arroyo y del iaicisino han hecko empumiar las ‘armas, se preguntaba uno por qué éstos habfan permanecido crete aquellos otros nablan sido deportados. Est cam bio, Io que sf comprende uno sin plantcarss interrogantes, es cl odio que puede provacar una Iglesia de este tipo... (Tam bién se eomprende que Jules Ferry juega con ventaja, y que poco le euesta hacerse pasar por progresistal iY sentax las bases de su politica escolar! Hxaminemos ahora lo que aportan esas leyes escolares a Ja panordinica ideol6giea de Francin. Qué exo que conviene onsefiar a los hijos de pobres? La obedicacia a las leyes, respeto de las jerarquias, el trabajo sumiso, Uno de los més allegados secuaces de Ferry, el inspector general Pécaut, pro- clamaré con toda crudeza que los maestros de escuela deben inculcar la idea de «temperancia, sobriedad, economia austera, privacién a ultranza de todo tipo de comodidades y de pla- ceres», i Y, Emest Lavisse: «Bi orden, el ahorra, ¢l trabajo, 0 65 lo que debe reverenciar el abrero; por ese camino logra 1 elevarse, no de golpe, por supuesto. Mi padre nada tenia; yo, algo’tengo; mis hijos, si actian como yo, consequiran du plicar el dinero que yo les de)é, y mis nictos serén anos se flores.» Si Falleux prometia el paraiso en el Cielo, la escuela de Ferry, mas moderna y més préctica, lo propone en la tierra, y es el parafso burgués del individualismo egofsta. ‘Ahora bien, jmucho ojol: no para todos; no todos serdn sal vados. No tendrén acceso al paraiso burgués mnds que aqué: lios que sabrén comportarse de forma juiciosa y_pacifica. Sumisos y pacientes por espacio de varias gencraciones, en- tonces, quizé... sus nietos... ie ‘Las leyes Ferry son, a este punto de vista, a materializa- cién mAs coreana del’ positivismo, de ese positivismo que nos habla de las «ciegas reivindicaclones», de fas «reivindica Clones anérquicas de las clases inferiores®, que demuestra a través de la , Es otro ami fg del orden, Paul Bert, que habla de esta suerte, Ya bemos Bo.to que los educadores no se hacen el sordo y que se dan Peete mafia pera ensalzar ala patria. Los escolares tendrin, pues, la vista atenta y vigilante sobre ela linea azulada de Toe Vosgas>. El stefio por el que tanto suspiraba Gambetta tn 1872, ha quedado realizado: «La instruccién debe recor Garle [al escolar, ante todo, que existe um ente moral al que todo lo debe entreaay, sacrificar, tanto su vida como st futuc fo y su familia, y que ese ente, es Francia» En cuanto al perro de presa de servicio, el fildsofo Gaston Boutrour, ete 2), Bota cita (excopelén hecha de su sitima frase), ast como ta det inctable Bourler han sido sesadas de Mons O200R, op. cit constata con allvio que todos los manuales de educacién moral han roto con las dectrinas «corvuptivas» de la fraterni ad de Jos pueblos. ;Textual, e| «corruptivass! Se sobreentien- le: «Nosotros, Jos educadores, no somos fildsofos para dice tar acerca del tiempo, la raza y el amblto social, Cuando se nos dice: 1a moral, interpretamos la moral comin a todos los pueblos civilizados [...] y sobre Ia que estamos todos de acuerdo [zquiénes son, esos tados?]. Es la moral de nuestros padres y de nuestras madres, que empicza, pata el chiquillo, en dejarse lavar la cara, en no mentir, en querer a quien Te ‘ama y que lleva al nifio cogido de Ja mano, de lo banal a lo sublime, hasta enseftar al adolescents o al joven que debe st vide a la patria, Ley que no consta eserita en parte alguna, ero que, sin embargo, nadie ignora.» # Todas las bases estan Sentadlas para que Ferry, a partir de 1882, cree con Paul Bert, Jos xbatallones escolaresr, en los que los nifios, ya desde Ia escuela primaria, se preparardn para e] servicio armado, En el mismo affo de su creacién, 1882, jincluso partich Ins fiestas del 14 de julio y desfilaran junto al ejéecito! Er. nest Lavisse puede shora publicar Ja «nueva historia santa» {la formula es de Guillemin), es decir, sti Histoire de France, que acaba como sigue: «Para recuperar de Alemania lo que ésta nos ha usurpado (Alsacia y Lorena), debemos ser tnencs ciudedanos [es decir: que no hacen huelga] y buenos solda- dos. Es para que os convirtdis en buenos soldados que vues- tros maestros os ensefian le historia de Franoia» Y, para ello, es lézico que esa historia de Francia sea cheuvinista —ya hemos visto més arriba hasta qué punto— y aburguesada: igue los nacionalisias oprimidos no traien de encontrarse en ella, no estin!; jque los obreros tampoco traten de encon- trarse en ella, no estan!, si no es agut y alld bajo la consabida forma y norma caricaturesca del ebuen obrero». Pero Lavis- se, a pesar de todos sus esfuerzos, se verd superado: Le Tour de France par deux enfants, libro de lectura destinado a los alumnos de las escuclas primarias, jhabla alcanzado su 209a, edicion en 1891 (12 primera edicion aparecié en 1877)! Los autores» imaginarén el «momio»... El viveracho Boutroux {il6sofo —Iacayo del poder, «ese cura frustrado» (Nizan)— no podfa, evidentemente, dejar pasar Ia ocasién de cantar sus 21, stas son tas palabras cus pone en boca de los educadcres sie Zositme sist, del T de jullo de 181. Ciedo por ‘Mona Oz0vF, 168 salabanzas; tras lo cual, Parodi, hombre de orden, filosofo uni- Versitario al igual que Boutrous, se atreverd a decir: «Ya no tenemos una doctrina oficial, y nadie, imagino yo, jo sienter (en Le Philosophie contemporaine en Prance, 1907): no hay nadie, por suptiesto, que se anaglorie de ilevar a cabo una Jabor policial. He aqu{ Io que opina Boutroux acerea de ese Tour de France par deux enfants (en «Revue Pédagogiquen de abril de 1883); «Este libro, Hamado Le Tour de France par deux enfants, constituye una leccién de patriotisimo desde Ie primera haste la Ultima Ines; en él, G. Brino, su autor, pa- Sea al lector por todas las regiones francesas, explicéndole tanto sus recursos como sts glorias pasadas. Y es una lecclon Gaia segtin el mérodo mds eficaz, el cual, on vez de hacer des. filar ante los ojos del nifio ideas abstractas que no logran captar su atencion (y sic es el motivo por el cual la pedago- fo se tornara tan importante, asi como, hoy en fa, Tas clem Clas de la educacién), le retione al suelo mismo y a la exer cia viva del pais a través de rmiliares de etaduras invisibles J tanto mds juertes por elfo: de tal guisa que 2] verse incor porado a sit patria de cualquier forma que sea, cl hombre fo siente sorprendida en su fuero interno, cuando se apela su patriotism, del impulse Irresistible del sentimfonto que, fin casi saspecharlo él, se ha desarrollado en su interior.» {NO tiene desperdicio, ese «sin casi sospecharlo éls: viene a ser como el reeonocimiento de los propésitos que guian el pro- yecio escolar de la Tercera Republica. ‘Ahora bien, existen otras muchas razones e intereses para erigir una escucla primaria, laiea, gratuita y obligatoria. Por ejemplo, razones econdmicas: el proporcionar a fa industria ya la agricultara una mano de obra mis adaptade, mas cua Tificada, ees de Ia escuela primaria que salen los futuros eit dadanos, les futuros artifices de la prosperidad nacional, los futuros campeones de Francia en las luchas de todo tipo, tanto en el campo ecanémica como en los campos de bati- ia fronterizos» («L'Tnstituteurs, octubre de 1886). ¥ asimismo, sta ver en la «Revue Pédagozique» de febrero de 1883: «Cuan tas ideas estrambdticas, cudntos prejuicios que se ensefiorean avin de nusestras campiiias, y que tan nocivos son para todo progreso, especialmente para los de Ia agricultura, desapare- Gerfan permaneee importoable en soe posiiones de los abs de Te décala dP eractos, las refers ders 80, ¥ que inclaso, para sor mas eractos, fees a di de 1905, ecrlbe: «Ya Sele Clay nition] do dies suds content, at acetnsn 0 ep Ueke fp extablecido, La principal virtad ensenada; la obedien ck a mayor de los crimenes: la desobediencia. Un buen es- te eyez para el ala de taflana, un buen obroro, un ol Shandy un buen esclovo, La enseianza impartida por rien ale Ialca no puede eleanvar mis que es mezquina Ie te toe docuior,desplertan Tas conclenclas. Por todas par a Brotan los gerinenes de lay robelloncsrazonadas. La exec. Je Rimanese imperterita ah tapiada, sombria, dentro desu la pormamiuie ruvina, Obstacaliza el futuro. con's negro ho- vizonte» En cuanto al «Socialistes de diciembre de 1906, éste explica claramente que Ia Republica ha querido, para los hie jjos de los proletarios, una escuela que sea «una verdadera Goma cara a Ja subordinacién» y que «contaba con ¢l [el ins titator] para inculear a Jos nifios de las clases humildes, junto con Ia probidad, la economia y cierto niimero de otras virtu des, el respeto absoluito a sus Teyes, sus instituciones, sus tra- diclones, Se contaba con él para reprimir la tendencia a una *getitad discola’, para infundir un sentimiento de sana re probacién ante cualquier asomo de rebeldias. Por aquella mis- ma época, existia en Catalufia un tal Francisco Ferrer (y, en Francie, un tal Séoastion Faure) que coneebia de otra forma tanto Ia escuela como la sociedad; y murlé a causa de sus fdeas: pasado por las armas, Sin embargo, la critica de la escuela no es meramente altri buto exclusivo de los Ihertarias —a menudo los primeros, sobre torlo en aquelles tiempos, en reaccionar ante las formas, de lo intolerable—, ni de Ios socialistas —de todas maneras ‘atin muy poco numerosos—, sino que es un fenémeno que, aun eunndo no interese a las masas, en cualquier caso atafie a ca- pas sociales importantes de la poblacién del hexigono. Se pue- de captar el teflejo de ello en , por ejemplo, Si bien en 1903, el nuimero «Los Institutores» quiere da a publicidad la carta del padre de wha alumna: «Sefiorita Maestra, no he querido que mi hi- jita hiciera los deberes Impuestos a los jévenes francescs, pues yo soy antimilitarista. Yo no quiero que se ensefie el Asesinato atorizedo, asi como tampoco la cicga obediencia de fos soldades que les hace asesinar a sus padres, a sus herma- nos y hermanas, y a todos aquellos que les son queridos, 20 2. Citado por Mona Ozoue, op. ct: 2B. Ha aau lo que de elo dicen Plisabeth y Michel DIxwisx, op, cit, 16s. 99 172 proterto de proteger ecapitellsmo, Saludos» ¥ on diclembre Pee oe prey cLiaevotte au Reuven, e6Xbels qulen ¢& oe oe artical intulad EL ricestro do oscuela, cabo Fre er an Republica: «El Estado estaba convenciso de qu te eercnomno de cladedanos deciles” serfs, después todo, ne aorgaria; por dicho motivo no fa vaclado ni ua eae Pinata instrucelon obligatoria qe comprens roe cht de todo, el republicanisino abligetoriow Bos Me, Por emeira len aes cloras que ia interpretacin de Ja Cro aezambindo: ¥ es aue se ha podido comprobar lo ave sea oe [Urcna cocuco.primaris laica, gratuita y obliga ae piaho en otras, palabras, 1a escuclacuartal la excels Teese ra a aor antendiia como fal La inspectiin de cae ea paimatia ha domado a los insitutores para ave sneer rescore antiguos combationtes que son, dont «igs hilon Los guboiciles de Ta enseianza, puesto 8 a tos ninos: LOS taoe yu temor al Inspector de ensofianza oper oa esvogico en su inmensa mayorin in trandulle Prima tay aearcera, Hay qo reconover quc todo he aan sido, Hasta es iniamas edifeaciones: «En ved ico adr la vista con tristeza de aquellos destactalados case: de apartar itn antfio pomposamients el nombre de escue yones ue Ci vigjero asombrado hace esta pregunta ¢dcaso 1a are ty buted es ef euartel de fa gondarmierla ofa sede tee ee dd No, o6 et Paluclo del ABCD» (+e Signal», De te Pretec date en el naimero de marzo de 1886) Se Puc oa ce re molilog srqutiecturcles escogidos: jel lugar de de den er os Tar que ni ealcado sobre el motelo de wn cunttell tee eeeojcla prisigns una construceidn en forma d2 e Del cuaet9 stiamtge, es decit, con un eeniro —a menudo en trolley eco y desde donde se vglla— y brazos de edie forma oe jade se Grabaja, simboo del orden, arguitectara peo: saci ane se ia sopresion, Teatro invertido en el que Platt el gue ve {odo euento ocurre en el interior, sin aera alee Se analizara mas adelante como lo ave ser sito or gcusla es precisaments eso espacio abarcado one NE das, espacio de inguiscion visual cgntrado sobre Por ea, Ia Senualidad del niio 0 del adolescente («2S a een Se manosea’»), Cerrado, en efesto, sobre eke sta Se cucla eco lugar de disciplina donde, por et ferme fe So, ae trata de logar ina buena domo gon el meso Sim ie ste consogete una cega obediencia, Ahora len, todos Pro Ca aniaDal elzco 0 que hayan tenido un perro, saben que no existe doma perfecta mas que si también existe una recompensa, el consabido terrén de anicar. ¥ en este caso, el terréa de ezticar es, y no puede ser mas que In sexualidad, En efecto, qué es Ia sexuslidad en el ambito det liceo o del colegio? Para contestar debidamente a este interrogante, se tleber hacer observar que a) la escuela signitica la imposibill- dad material de la heterosexualidad; 4) la escuela es al propio fiempo la prohibicion de la homosexualidad al ser ésta pura y simplemente negada. De ahi, esa imagen de la vida en la Cual la heterosexualidad se nos aparece como una Tierra de Promision, como una recompensa que se otorga a los buenos alumnos primerd, y, mds adelante, a los buenos ciudadanos. De ahi también, on Ig fraccién masculina de esa poblacion enclaustrada, la Idea del «solaz del guerrero», apareciendo la mujer como siendo la recompensa de un trabajo realizado vy, ‘ademés, bien realizado. El terrén de aziicar, jyamos! En esto Se percata uno de hasta qué exiremo la doma resulta eficazt ho ¢s ya tan adlo el alumno(a) que espera Ia salida de la es- cuela para tener Gerecho a la sexualidad, sino también, de igual forma, su padre y su madre quienes esperan 1a salida de la fabric —y ello siempre y cuando 41 (ella) no sc sienta demasiado cansado(). Y, sobre tollo, que ni el uno ni el otro se alrevan a poner en tela de juicio ese orden establecido, pues el escarmiento que les esperarfa serfa del todo evi dente: se les encervaria una vez mis: para cl alumno(a) mediante castigos que le reclutarian en e] colegio el jueves (0 ‘el migrooles) y ol sabado (sino es el domingo); para el padre 0 la madre, mediante su ingreso en la carcel, Y tanto en el castigo escolar como en la prisién, se sufre tanto de privacién de libertad como de privactén de’ sexualidad. Lo que se instituye de esta suerte a través de Ta escuela (pero, también a través del hospital y, a mayor abundamicn- fo, del hospital psiquiatrico y de Ia prisin), es, tal como se iede yer, un modelo de comportamiento, Asi pues, la escucla viene a ser una fAbrica de normas, 0, mejor dicho, es un «apa- rato de normalizacién, una institucién de normelizaciéne (Ja expresién es de Michel Foucault), Nada de extraiio tiene que Jos manuales escolares de Ias postrimerfas del siglo xn< indi quen esos tres remedios para Ja supersticién: jel gendarme, ‘el médico y el maestro de escuela! Sin embargo, la funcién represiva més efleaz en esa nueva santfsima trinidad no es Ja més evidente: no es el gendarme, pero si los otros dos (y ya hemos visto anteriormente la estrecha relacién existente entre ellos, desde Ia higiene fisiea —eSed limpjos>— a 1a higiene m0- tel —-sHablad francés>—, los que consiguen mejores resulta: dos. ¥ esto, porque su papel Fepresive no ha pasado a ser del dominio piblico: su labor de represién viene enmascaras da por el saber que ellos van impartiendo aquf y alld y del que el gendarme, en esia segunda mitad del siglo XIX, va Siendo, precisamente, en parte despojado (cy adivinen por Guign? por el socislogo, justamente). Volyeremos sobre este articular, Para los lectores que albergasen dudas sobre el papel represivo desemperiado por Ia medicina, se les aconse: Jara mediten sobre los tres puntos siguientes: 1, ¢Por qué motivo, en un pafs como Francia, exisie atin en 1975 esa or Zanizacion, creada por el zégimen de colaborasion con el nae Zismo conocido bajo el nombre de régimen de Vichy, que se Genomina Conseil de Ordre des Médicins? 2. zPor qué moth vv el referido Conseil de YOrdre ha (y sigue, en colaboracion con la Iglesia) emprendido tna desenfrenada campafia en con- tra del proyecto de ley cue liberalizacfa el aborto en Francia, proyecto de ley propuesto por un gobierno dominado, sin nity frin lugar a dudas, por horrendos y melenudos izquiordistas? 3. zPor qué motive los médicos que tienen a su cuidado a 108 rlheros no hallan més que en contadisimes ocasiones mine 108 aquejados de silicosis? Yelvamos ahora a nuestra sinstitucién de normalizacions, Un lugar vallado. Pero, la valla no acaba en Tas taplas, O, para hablar con mayor propiedad, Jas tapias —como en el cuariel, en la cArcel, en el hospital psiquidtrico o on la fébrica— se- cretan otta valle; ol poder del Estado queda aqui duplicado: fesos lugares no son Unicamente relés de poder, esos lugares Son lugares de poder auténomo, pequefios Estados vinculados: entze si ¥ cuya existencia es posible gracias al eparato del Estado, fundamentalmente la policia y el ejército, Bl cuertel, no es ian solo el relé que utiliza ol Estado para instruir mili- farmente a los jévenes «ciudadanos» (cuantos ban hecho ‘mds de tres dias de servicio militar Io saben perfectamente), es, preferentemonte, una tiltima doma antes de la entrada cn fabrica —cosa tan sabida por el pueblo que la expresion «ya vers cuando hagas el servicio militar. alld, te sabrdre poner tn cinturas so ha vaelto asi proverbial. De igual forma, el hospital perece tener una funcién precisa por cumplir: la de carar, En realidad, no se limita tinicamente a esa misidn: el Gontrol que elerce, es el del cuerpo. ¥ es, probablemente, por- gque dicho control es soportado como una muestra de Jo into erable, que han conservado (y que yuelven a tener hoy 6 ia) gran importancia los procederes de medicine deshumani i yada y, Hogado el caso, incluso proplos de a charlataners. fin cuunto a la escuela, el ensefiar, ya lo hemos visto, no es st tinica funcidn: eLa campana sono por segunda vez, Los profe: Mores se dirigieron hacia las oscaleras, El celador principal permanecié solo en medio del patio, igual a una gigantesca pean al acecho de tos rifios; su mente bullia de castigos, €- faba preparando sa mezquino y silico programa del dia, se Tegodeaba por adclantado con ta idea de coper th fragant & Toe alamnos del pequefio liceo, de amedrantarlos. Se decie para sus adentros S—Les voy a meter el susto en cl cuerpo. WY ce sontia tan enardecido como si se estuviese prepara do para ir a acostarse con wna mujer, 2Una gigantesca aratia al acecho de los nifiosy: y, en efecto, ‘elconirolar la Infancia 7 domarla, también entra en las atri fuciones de la escuela. Una vez sentado este punto, gpor qué teas sobrepoderes tipicos de los «aparatos de secuestraclon»? \ for qué el cuartel va mas alla de Jo que es meramente ins cicclon suilitar? Por qué el hospital mas alld de lo que ¢s tettetamente curat? Por qué la escucla va mis allé de Ia en- Sefanza propiamente dicha? gPor qué? Precisamente porque } Stcuestran, Aislando a una paric de la poblacién, sustrayén- flole parte de su tiempo (en tanto que la arquitectura y el ue banigmo le sustraen parte de su espacio vital), Jas institucio- tangy enclaustramiento pueden llegar a crigir como fuerza piesa parte dela poblacién asf aistada, De donde se desprende i neceridad perentoria de vincular nuevamente a la colecti- Nidad esa parte do poblacién aislada. Y para ello, en concreto, {i Recesided de controlarla, de normalizarla® Abundando en tate sentido, la referencia altima de esas instituciones es aque fin cuya meta confesada es precisamente la de encerrar para tomar shormal», es decir, normalizar: el hospitel psiquis. rico, Picho on otzas palabras, aquello hacia to que tienden esos sparatos es hacla la creacién de una ficelén social que sirva apaTorma, ¥ hacia esto tienden tanto por lo que dicen como 24. Paul Nizax, Le cheval de Troie, Gallimard Béiteur, Parts, 19%, 4 PAR Sh yat Fovesont, en sus conferences (tase también mt Histlre ‘ de ts fli) 116 por To que hacen y por lo que a la escuela se refiere, tanto Ch euianto al saber que impatie « derecha e iaqulerda como én Ia forma en que fo Lave, por ia forma especial de repre Son quo eferee: Raza por la eual se ha denominado, al pie Cipioy'a esos apatatos: aparatos de ideologlacion.* Se cone pronderd fdeilmente que esa ideologizacién —al igual que das las demas tanto necesita de la pelabra como de acto: cate las manos de 10s bosillose —dice al nifio el insttutor, Limo adnate costed a cea compost ras, (Vase uf supralacita Ge In «Reve Pedagogiqucs de ag0s- Stic tbl) La deologuacon ene tnclutve su stnbolo: el bam to, Permanveer sentado.. «Sentado muy doctamente, 1ey6 day paginas que yo acababa de escribir ¥ que queria conser var imélitas para mp. Yo, evendo Se Tas vi Jer, se me de Inudé el rostro ¥ ere Gesvancesrme, No podia abalanzarme Sobre él debico'a que yo eslabs sentado y estaba sentado porque tambicn él Io estaba, Nadie sabe cémo ni por qué Gr sentarse se convirtis en algo jtundamentat y constitiyd ef principal obsticula, Mo até fnquieto sobre Toi asient® sin Saber qué hacer. Empecé « mover Ias plemas con nervio mo, a morderme las uéas.-, en tanto que él, como la cosa inis Tgiea del mundo, segule sentado impertérrito, siendo fea poscion dl todo riomal y justficada puesto que estaba leyenndo, Esta situacion se me antoj6 durar wna etornidad, Mentaba sentad y seguia sentaco de una forma tan asei- tada, se envadzaba hasta fal extremo sobre sus asentaderas due st sentarse, aan cuando de tma insoportable estupidez, fezumaba, sin embargo, pétreo estatisma.»” El permanecer sentado; 81 nino auto, es decir, Ia neyacidn del cuerpo del nif ln reprosion de st energie discontinna e ‘nstantdnea (, Inds adelante, otro tanto en Ia fabrica), Represion necesatia Bite piensa en el scontraste desolador que existe entre laine feligencia radiante de un mito sano y Ia debilidad mental de tm adulto medion... Freud, L’Avenir de illusion), Perma Tecer sentado. y por endo, iba distanle, ox deat, la no pro mnisenicad, He aqut justamente el porque det banco, si es que Gl banco e2 ese sistema que permite al instituter el ver To que 26, BI lector sade, et efecto, que debido a toda uns seie de raze nes eicloais Sm s fichas olieas eh rae te eben, Se puede ier, yor clemplo, a Jom Bonweti, Poles de fa mendria f Bpiede Por oem fuser a noice | it sore) 9 wet ‘en sAincss, diciembre 1914, Perpi 169 y sig.). . FW omwoxownce, Prdyatrk 477 2 sail nose 4 —. sucede debajo, Siempre el mismo interrogante angustiado por yparte del pedagogo: el nifio, el adolescente, el alumno jen una palabra! ¢ce me escapa, escapa a mi control? Y, mAs coner tamente, cescapa a mi control a wrayés del placer que propor ciona el manoseo? Fiscelizacién visual de cada instante en un lugar cerrado en el que estn reunidos los nijios durante la mayor parte del dia, sin tener la posibilidad de hacer otra cosa que no sea Ja de permanecer sentados. Es que, de hecho, ‘el estar seniado es el primer instrumento de separacién (el establecimieato de jerarquias vendré mAs tarde): de Ia f ma de estar sentado se deriva el estar bien 0 mal sentado, es decir, cl sadaptados y el «inadaptador, cl «normal» y el «anormal», Lo demds deriva de esto: de esa relacion de «nor- melizadors @ «normalizado». Bsta o¢ le explicacién de la ob- sesién pedagogica de la represidn de Jos delitos menores, mis importante a este respesto que cualquier discurso. Porque esa coercidn einfantiliza» af nifto y esa einfantilizacion» prepa- ra precisamente a la recepclén del discurso escolar, es decir, un discurso vaclo, abstracio, sin vida (que en este enschianza figure el latin o que en ella se trate de Marx o incluso de edu- cacién sexual), sin vida porque su objetivo es cl examen, un Papeluicho que otorga al que Jo posee un valor seguro y nego- ciable cn Ia bolsa del trabajo, sin vida porque tan sdlo apun. taal examen y no a la vida, Es Yerdaderamente «una aberra: eién Ja que consiste en confiar al nifio del explotado a los ‘buenos oficios del explotador».* Nada de extrafio tampoco s] ‘ala opresién y al sometimiento a la disciplina, » 1a ideologt: ya las normes de Ia Cabrica capitalista a la que se ve some: tido por parte del explotador, el niito det explotado ofrece resistencia (y en determinadas ocasiones junto a <1, algunos de los hijos del propio explotador...), As{ es, por ejemplo, ‘emo ha hecho su aparicién pricticamente al propio tiempo ‘que la escuela obligatoria, ese binomio bien conocido del ins- titutoreporreador, institutor-celador, y del nifio violento y re- voltoso: la vara dél primero contra el tintero del segundo (en cuanto el primero ha vuelto Ia espalda). Binomio que, en par- 28, La férmula es de Mars. Del mismo, en las Closes mersinales ‘au programme dus part currier allemand (cn MaxxENars, Critique des Drogrammes de Gothe et d Erfurt, Editions Sociales, Faris, 1956, pp. 46 4) ehl partido obrero. aleman recata como base intelectual y moral el Ratado La educacién. general, In misma Tara togos, cel, pueblo gor el Hstado, La doligatotiedad ezcolax para todor, La insicuccien era alta» 178 te, ha desaparecido en Ia escuela primaria, pero siempre ac- tual —y eon una violencia «armada» a base de hierramientas— en Ia escuela técnica. Asi es cémo nacio el alboroto escolar Asi es como vio la luiz una resistencia «pasiva» ante la opre sidn: es el personaje del estudlante que no da golpe, es, sobre todo, la indiferencia generalizada por parte de los alumnos, cl hecho de asistir a Ja escuela fisicamente, pero, lan sdto fisicantente, Exactamente igual que en el cuattel: ‘conseguit ‘que la autoridad se olvide de la exisiencia de uno y echerse a la bartola,.. Asi putes, es hasta el ansia de saber de Jo que descorazona Ja escuela, En resumidas cuentas, jaquélios a ‘quienes hemos denominado «volterianos» no sabian de la misa Ja mitad! ;Y sus supuesios «enemigos», los curas, tampoco! ‘Los primeros no hahian comprendido que la escuela trans: forma —euando lo consigue— al nifio leno de vida en alum: no aséptico, que «infantilizay e higieniza a la infancia. En cuanto a los segundos, éstos no habian comprendido que la jebre «obligacion de neutralidad» del educador consistia me- os en un ataque antirreligioso que en la neutralizacién del nifio: no habian comprendido que la neutralidad era fa forma pedagdgica de la ideologia de las egentes de bien» Ni los unos ni Jos olrus habfan comprendido que la forma desarrollada de Ja escuela es el reformatorio —cuyo nombre es el de «instituto de educacién vigilada»—: educacién vigila- Ga, en efecto, tal es el ideal pedagogico. E1 de Ja vigilancia universal, el el control universal. Unico medio del que dis. pone el poder burgués para zafarse de la contradiccién que Ic crea Ia escuela, sa propia escuela: impartir un minimo de saber para una labor bien determinada, y, al propio tiempo, prohibir toda reflexién y todo planteamiento, Unico medio para él poder Surgués de lograr «la crfa de una masa asalo- Tiada de esclavos», es decir, el transformar en esclavos bien domados a los tabajadores manuales y en burécrates sin ‘utonomie 9 los trahajadores intelectuales, Escuela de la esclayitud, tal cs la escuela fabricada por la Tercera Repiibliea. Y en un doble sentido; a) hace de fos alumnos esclaves infantilizados»; #) y ello para preparlos mejor de cara a una esclavitud asalariada, 2, Edwin Heenw.n (organizador del Movimiento de Nifos Profeta- tlos, cons/fuldo en Alemania al fializar [a Primera Guerra Mundial), en Projet de Programme scotaite de Ia Jeunesse sovialiste Whre e'Alle- nage, Un programa demasiado poco conocido Y es de dicha escuela que Durkheim —tocamos por fin este ‘ema— se ha erigido en el «teorlzante» EL soviologo y ei maestyo de escuela eQuién es, pues, ese Emile Durkheim quien, en 1887, ¢: sefia padagogia una hora por semana en Ia Universidad de Burdeos, quien, en 1902, conoce una primera promocion so- lal al ir a ensofiar Ia misma asignatura en la Sorbonne de Parls, quien, finalmente, cn 1906, conoce el stiunmum de su carrera de servidor leal’ de Ia burguesia a) ocupar e} puesto dejado vacante por Ferdinand Buisson —aquél mismo que hacia parte del estado mayor de Ferry—en Ia cétedra de pe dagogia de la misma Sorbon PEN se cavers Galo smanin/eey lies Ferd esa cic Ahora bien, 61 se ocupa primordialmente de la teoria, Jules hace parte de los «/ersailtais», Emile escribe De la division du travail social, éilatado intento de justificacisn «te6. rica» acerca de 1a enecesidads de 1a division del trabajo, ¥, como primera providencia, en trabajo manual ¢ intelectual, Con el propdsito de dejar bien seniado que no se trata de un pecado de juventud, Durkhaim insistira durante toda si exis- tencia sobre esa supuesta necesidad; por ejemplo, en el articue To L'éducation, sa nature et son r6le, escribiré sin'la menor va- cllacién: «No todos nosotros hemes sido creados para refle- xionar; es preciso que existan hombres perceptivos y de ac- cién, Tnversamente, también es necosario que existan otros cuya mision sea la de pensar» Tanto para Jules como para mile, éste es el punto crucial, a partir del cual todo 80 oF- ganiza, para el primero la accién politica, para el segundo la accién «tedrica» (Ia «prdctica tedrica> «?s). El lector habré comprendido que «tedrica» y polftiea remiten no a una dife- rencia entre «ciencias y politica, sino, mAs trivialmente (y més realmente), a centres de poder diferentes, Tanto para Jules como para Pmile entonces, la cuestién principal resulta, muy simple: gcémo’hacer aceptar por los de abajo el domi: nio ejercido por los de arriba? Ya hemos visto anteriormen- te las respuestas do Forry: colonialismo y escuela primaria, Jaica, gratuita, obligatoria. Las respuestas de Durkheim son del misao género: a la laicidad, da Ia garantfa «tedrica» de Jas Formes lémentatres de {a vie religieuse (que se puede utilizar también, ogado el caso, en contra de los salvajes 180 de las colonias) y de la Aducation morale. Y, puesto que exis te gratuidad y obligatoricdad escolares, es decir, dicho en otras palabras, puesto que se trata de una escuela de masas, jadelante con la pedagogial, de ali, por tanto, esa Education ot sociologie, cuya meta esencial es, con toda evidencia, la de exhibir Jo que Mimile™ denomina «un cierto fondo comdn sic], una «suficiente homogeneidade: se trata de ineulcar a Jos nifios la idea de que todo anda sobre ruedas en el mejat de los mundos, empezando en la mismlsima escuela: «La sociedad no puede subsistir més que si entre sus miembros existe tina suficlente homogeneldad: ta educacidn pertetia y refuerza dicha homogeneidad, fijando previamente en el alma Gel nifio las similitudes esenciales que recaba Ia vide colcetiven (jseamos, pues, todos hermanos, oh, Mimile, patronos y obre= ros todos unidos!). «Ahora bien, por otra parte, de no existir tuna cierta diversidad, toda cooperacion resultara imposible: Ja edlucacién garantiza la persistencia de esa diversidad nece. saria, diversiticandose ella misma y especializandose» (si ésta és la edueacién de} pueblo, oh Mimils, no estaria de mAs el preguntar a los trabajadores 10 que ellos piensan acerca de la pecializacién, porque, Mimile, lo que descan los trabaine dores es una educaei6n Politécnica; en cuanto a la ha etenido» al etnélogo después del misionero, ese otro salvaje reptesentado por el nifio tiene fal maesiro de escuela dospués del cura, y ese tercer salvaje que es el obrero, al soci6logo después del gendarme. Pues ésta es realmente la cuestion que nos plantea —sin demasiado fundamento de base— el texto de Durkheim Cabs la posibilidad que exista una socologia que no sea para €1 obrero 10 que la emologia es para el «salvaje»? ¢Cabe Ja posibilidad de que exista una sociologfa que no sea mas que in mero y simple control social, una estadistiea discipli ‘A todo ello contestaremos con una anéedota: cuando el socidlogo, para ahondar al m4ximo en su investigacion, vive fa misma vida que el objeto de su estudio, apura su espioua- je hasta legat a realizar el mismo trabajo que el que cs ob- jeto de su estudio, cuando, para comprender a éste, Tega hasta el extremo dé pasar por las mismas alegrias y les mis- mas penalidades, incluso las mismas exigencias, 0 bien sigue siendo socidlogo y tralciona al que es objeto de su estudio un ia u otro, transformando vidas, alegrias, penalidades y luchas fn otros tantos peldafios para su carrera individual y en fi chee de policfa para el poder, o bien sigue comfipartiendo dicha Vida, dichas alegrias y dichas penas, dichas luchas sobre todo, pero, entonces, ya no practica Ja sociologia, Esto es lo ‘que aconiece a tin personaje de una novels corta de Jack Lon. ‘don,? que se pasa al bando de os manifestantes, enfrentdn: 58. Jack Loney, cA sud de Ja Fenten, en Lag temps mais, co- teceldn 10/18, Paris, 13, 187 dose con Ia policia, es decir, con Ia sociologia: al norte de San Francisco, en uno de sus barrios residenciales, ejerce el Socidlogo Freddie Drummond, observador «cientifico» de la ‘condicién obrera, Al sur, en los barrios populares, vive como. camionero y sindicalista bajo el nombre ce Big Bill Totts. Una huuclga, brutalmente reprimida por las autoridades, le hace escoger el bando de los oprimidos. Que el hérne de esta no vela lo haga también porque so ha enamorado de una obrera, no reviste mayor importancia que In de hacer mas moraliza: dor el desenlace de esta historieta.,. Ahora bien, gacaso exis ten socidlogos enamorados? JOA VOLKER. Parls-Perpinya, a 15 de febrero de 1975 Sumario Prefacio, por Maurice DEBESSE . Introdieeion, La obra pedagdion ds Durkheim, por Paul F) z 1, La educacién, su naturaleca 9 su papel 90% Las definiciones de la educacion. Examen eritico Definicién de Ia educaci Consecuencia de la definicién alterior, cardcter social de la educacién El papel del Estado en materia educacio- nal site Poder de la educacién. Los medios de ac clon. nee Naturateza y método de la pedagogia Pedagogia y sociologia La evolucién y e! papel de la ensefanza se- cundaria en Francia... Epflogo: Ferry, Durkheim, idéntica lucha, por Joan Vorxer . ar : of pits Ag y a 61 64 2 95. 47 Educacion ee, y sociologia ae ne Ur MUTE oc ome Die) yng ate = oo rep llaaad Emile Durkheim dias y forman parte, de una manera definitiva, de nuesiro Sir Peet tm Cairn? pafado de un prélogo de Paul Fauconnet, y un epilogo Ree Ce enn carte en sR roto Ce homo sociologicus ediciones peninsula

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