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Berit Olam 11:1 (2014) 134-149/ ISSN 2305-5588 Joel Iparraguirre

Resumen

Los “pobres” según la Teología de la Liberación: Un análisis de


sus fundamentos filosóficos a la luz de las Escrituras. El presente
artículo muestra cómo la Teología de la Liberación considera a los
pobres desde un “nuevo enfoque bíblico”. Sin embargo, tras analizar
los fundamentos filosóficos de la Teología de la Liberación, el autor
concluye que este “nuevo enfoque” en realidad no es bíblico, pues
sus fundamentos están apoyados en el marxismo y en la presenta-
ción de un “nuevo humanismo” centrado en el hombre. Para alcanzar
la liberación/salvación —dice la teología de la liberación—, el hom-
bre debe ser el punto focal de todo, el artífice de la historia; algo to-
talmente contrario a lo que enseña las Escrituras.

Palabras clave: Gustavo Gutiérrez, Teología de la Liberación, Pobres,


Liberación, Salvación.
Los “pobres”
Berit según(2014)
Olam 11:1 la Teología de la ISSN
134-149/ Liberación
2305-5588 135

ABSTRACT

The “poor” according to Liberation Theology: An Analysis of its


philosophical foundations in the light of Scripture. This article
shows how Liberation Theology considers the poor from a“new biblical
approach.” However, after analyzing the philosophical foundations of
Liberation Theology, the author concludes that this “new approach” is
not really biblical, because its foundations are supported on Marxism
and the presentation of a “new humanism” focused on the man. To
attain liberation/salvation —says the Liberation Theology— the man
should be the focal point of all, the maker of the history. And this is
totally contrary to what Scripture teaches.

Keywords: Gustavo Gutiérrez, Liberation Theology, Poor, Liberation,


Salvation.
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Berit Olam 11:1 (2014) 134-149/ ISSN 2305-5588 Joel Iparraguirre

Los “pobres” según la Teología de la Liberación:


Un análisis de sus fundamentos filosóficos a la luz
de las Escrituras
_______________________________________________________

Joel Iparraguirre
joeliparraguirre@upeu.edu.pe
Facultad de Teología
Universidad Peruana Unión

Introducción

La Teología de la Liberación (TL) es una teología que nace des-


de un enfoque realista actual del pobre y del desamparado.1 Dentro de
esta perspectiva, podría decirse que es “una interpretación de la fe cris-
tiana a través de la experiencia de los pobres. Es un intento de leer la Bi-
blia y las doctrinas cristianas fundamentales con los ojos de los pobres”.2
Con respecto a los pobres, Gutiérrez menciona que “[son] per-
sonas sin peso social, que cuentan poco en la sociedad y en la iglesia”
por ende, no son “vistos. Pues, como excluidos resultan invisibles”.3 Asi-
mismo, son “no-personas, los ‘que no tienen significado’; aquellos que

*El autor de este artículo quiere expresar su agradecimiento y reconoci-


miento al Dr. Miguel Ángel Núñez (Chile) por haber compartido la mayor parte de la
bibliografía referente a la TL.
1En una reunión mundial de obispos que se llevó a cabo el 16 de noviembre
de 1965, en las Catacumbas de Santa Domitilia (Roma), la Iglesia católica, —según
Leonardo Boff — fue la que dio el primer paso en la centralidad del pobre. Véase
Leonardo Boff, “Bodas de plata de la Iglesia con los pobres: Teología de la liberación”,
en http://servicioskoinonia.org/relat/180.htm, consultado el 15 de mayo de 2014.
2
Phillip Berryman, Teología de la liberación: Los hechos esenciales en torno al
movimiento revolucionario en América Latina y otros lugares (México: Siglo Veintiuno
Editores, 1998), 10. Énfasis añadido.
3
Gustavo Gutiérrez, “Situación y tareas de la teología de la liberación”,
Selecciones de Teología 40:157 (2001): 9.
Los “pobres” según la Teología de la Liberación 137
no cuentan para el resto de la sociedad, y —frecuentemente— tampo-
co para las iglesias cristianas”.4
Teniendo en cuenta este contexto, es preciso preguntarnos: ¿la
TL basa objetivamente sus preposiciones en las Escrituras?
Para dar una respuesta específica a nuestra pregunta, primero
se conocerá los fundamentos filosóficos de la TL; luego, se presentará
uno de los puntos más importantes de la TL —lo que dice en cuanto a
los pobres—; y finalmente se verá si su “teología” está apoyada en las
Escrituras.

Fundamentos filosóficos de la TL

Hablar de los fundamentos filosóficos de la TL no es tarea fácil.


Por lo general, la TL contiene muchos tecnicismos que pueden ser pe-
liagudos y sobre todo ambiguos para una persona que no tiene prepa-
ración académica tanto en teología como en filosofía.5
Es preciso señalar, sin embargo, que los historiales de la TL
pueden ser localizados en los primeros misioneros cristianos6 que se
enfrentaron a la dominación de los ricos/poderosos del siglo XVI en

4
Ibíd., “Renewing the Option for the Poor”, en Liberation Theologies,
Postmodernity, and the Americas, eds. David Butstone y Eduardo Mendieta (New York:
Routledge, 1997), 72.
5
Por motivos de espacio, el presente trabajo no puede presentar de forma
detallada los antecedentes históricos y a los fundadores de la TL. Sin embargo, si el
lector perspicaz desea conocer más del tema y encontrar una bibliografía detallada,
en español, puede consultar Miguel Ángel Núñez Pérez, “Escatología de la Teología
de la Liberación: Un análisis crítico desde una perspectiva bíblica” (Tesis doctoral,
Universidad Adventista del Plata, 2004). En inglés puede ver Atilio Dupertuis,
“Liberation Theology’s Use of the Exodus As a Soteriological Model” (Tesis doctoral,
Andrews University, 1982); ídem, “How Liberating is Liberation Theology?” Signs of
the Times, diciembre (1985): 19; ídem, “Liberation Theology”, Journal of the Adventist
Theological Society 2:2 (1991); Amin Rodor, “The Concept of the Poor in the Context
of the Ecclesiology of Liberation Theology” (Tesis doctoral, Andrews University,
1986); Víctor Figueroa, “Gustavo Gutiérrez’s Understanding of the Kingdom of God in
the Light of the Second Vatican Council” (Tesis doctoral, Andrews University, 1999).
6
Phillip Berryman menciona que los teólogos de la liberación consideran
a algunos de esos misioneros como sus precursores (Teología de la liberación: Los
hechos esenciales en torno al movimiento revolucionario en América Latina y otros
lugares [México: Siglo Veintiuno Editores, 1998], 14).
138 Joel Iparraguirre

Latinoamérica.7 La mayoría de teólogos —en suma católicos— recono-


cen que esta teología es netamente latinoamericana,8 y se considera
al jesuita peruano Gustavo Gutiérrez9 como el “padre”10 de ella tras la
publicación de su grandiosa obra Teología de la Liberación,11 en 1971.

7
Por ejemplo, Pedro de Córdoba, Antonio de Montecinos, Antonio de
Valdivieso y Bartolomé de las Casas. Ver Enrique Dussel, Historia de la iglesia en
América Latina: Coloniaje y liberación 1492-1992 (Madrid: Mundo Negro/Esquila
Misional, 1992), 89-116; ídem, El episcopado latinoamericano y la liberación de los
pobres 1504-1620 (México: Centro de Reflexión Teológica, 1979), 27-43.
8
Anthony Gill, “The Study of Liberation Theology: What Next?”, Journal for
the Scientific Study of Religion 41:1 (2002): 87. En adelante JSSR.
9
Gustavo Gutiérrez, nació en Lima, Perú en 1928. Estudió medicina en la
Universidad San Marcos, en Lima; al mismo tiempo realizó estudios de filosofía. Des-
pués de cinco años de estudio se trasladó a Santiago, Chile y luego viajó a Europa.
Entre 1951 y 1955 estudió filosofía y psicología en la Universidad de Lovaina, Bélgica.
Mientras estaba en Lovaina hizo amistad con el sacerdote colombiano que luego se
convertiría en guerrillero, Camilo Torres, quien hizo estudios de posgrado en sociolo-
gía entre los años 1953 y 1955 en la misma universidad. Desde 1955 a 1959 estudió
teología en la Universidad de Lyon, Francia. Fue ordenado al sacerdocio el año 1959
en Lima. En el año 1960 pasó un año de estudio en la Universidad Gregoriana de
Roma. Enseñó en la Universidad Católica de Lima. Además, por 20 años trabajó como
sacerdote del barrio popular de Rímac, de la capital peruana. Desde el año 2001 di-
rige la Sociedad John Cardinal O’Hara, en el ámbito de la teología en la Universidad
de Notre Dame, EE.UU. El año 2003 fue incorporado a la Academia de Artes y Ciencias
Norteamericana y además recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y
Humanidades, en España. Véase Nuñez, “Escatología de la Teología de la Liberación”, 8.
10
Cabe destacar que los antecedentes ideológicos para que Gutiérrez pue-
da asentar su teología se los debe a Jürgen Moltmann y a Johann Baptist Metz. El
primero fue un teólogo protestante alemán, mientras que el segundo fue un teólogo
católico. Aunque estos dos desarrollaron algunos temas fundamentales —especial-
mente escatológicos—, Metz es el más citado entre los teólogos de la liberación ya
que creó el concepto de “teología política”.
Asimismo, algunos han sugerido que Gutiérrez también pudo haber toma-
do como referencia a Walter Rauschenbuch, teólogo norteamericano que desarrolló
el “evangelio social del liberalismo teológico”. Para más información véase Omar Oja-
nama, “¿Debe el cristiano participar en la lucha social?: Un ensayo comparativo entre
el pensamiento de Gutiérrez y el mensaje bíblico del evangelio”, en este número.
11
Gill menciona que esta obra marca el nacimiento de la TL (“The Study of
Liberation Theology: What Next?”, JSSR 41:1 [2002]: 87). De modo similar mencio-
na Roberto Oliveros. Él dice que la obra de Gutiérrez es prerrequisito para entender
la TL y la teología latinoamericana por ser el “patriarca de esta reflexión teológica”.
Los “pobres” según la Teología de la Liberación 139
Marxismo, ¿la base hermenéutica?

Por hermenéutica se entiende como la ciencia de la interpreta-


ción. Esta es la herramienta necesaria para “fijar los principios y normas
12

que han de aplicarse en la interpretación de los libros de la Biblia”.13 Los


eruditos bíblicos —sobre todo los adventistas del séptimo día— creen
que la Biblia no necesita de “fundamentos filosóficos” (externos) para que
esta sea interpretada de manera correcta. Usar cualquier “método” que
no vaya acorde con los principios de la Sola y Tota Scriptura, tiene que ser
rechazado inmediatamente. Sin embargo, en la TL la “hermenéutica”14

Además, afirma que esta obra constituye “un hito, un salto cualitativo en la teología
latinoamericana” (Oliveros, “Teología de la liberación: Su génesis, crecimiento y con-
solidación (1968-1988)”, en Teología y liberación: Perspectivas y desafíos: Ensayos en
torno a la obra de Gustavo Gutiérrez, P.E. Arns y otros, ed. Leonardo Boff (Lima: Instituto
Bartolomé de las Casas/CEP, 1989), 89, 92.
Véase Richard M. Davidson, “Biblical Interpretation”, en Handbook of Se-
12

venth-day Theology, ed. George W. Reid (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000),
60; ídem, “Interpretando las Escrituras de acuerdo a las Escrituras: Hacia una com-
prensión de la hermenéutica adventista”, que será publicado en la revista Didajé 3:1
de 2014. Adicionalmente, ver Raoul Dederen, “Revelation, Inspiration, and Herme-
neutics”, en A Symposium on Biblical Hermeneutics, ed. Gordon M. Hyde (Washington,
DC: Review and Herald, 1974), 1-16; Gerhard F. Hasel, “General Principles of Interpre-
tation”, A Symposium on Biblical Hermeneutics, 163-194. Norman Gulley, Systematic
Theology: Prolegomena (Berrien Spring, MI: Andrews University Press, 2003); Frank M.
Hasel, “Presuposiciones en la interpretación de las Escrituras” en Entender las Sagra-
das Escrituras: El enfoque Adventista, trad. Cantábriga SC., ed. George W. Reid (Doral,
FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2009), 33-58; Peter M. van Bemmelen, “La
autoridad de las Escrituras”, en Entender las Sagradas Escrituras, 95-112.
José M. Martínez, Hermenéutica bíblica: Cómo interpretar las Sagradas Es-
13

crituras (Barcelona: Editorial Clie, 1984), 16. Véase también Ekkehardt Müller, “Pautas
para interpretar las Escrituras”, en Entender las Sagradas Escrituras, 137-166; Gerhard
Pfandl, The Authority and Interpretation of Scripture (Wahroonga, Australia: South
Pacific Division of Seventh-day Adventists, n.d.); Henry A. Virkler, Hermeneutics: Prin-
ciples and Processes of Biblical Interpretation (Grand Rapids, MI: Baker, 1981).
Para ver un análisis de la metodología que emplea la TL, ver Xosé
14

Miguélez, La teología de la liberación y su método: Estudio en Hugo Assmann y Gustavo


Gutiérrez, pref. Antonio Matabosch; Barcelona: Editorial Herder, 1976. Para una
reseña del método desde la TL, véase Gustavo Gutiérrez, “Presencia liberadora de la
fe cristiana en América latina”, Misión Abierta 77/5-6 (1984): 153-154; Clodovis Boff,
“Epistemología y método de la teología de la liberación”, Mysterium Liberationis:
140 Joel Iparraguirre

tiene otra connotación. Nuñez15 menciona que

La hermenéutica se entiende a partir de la praxis. En otras pala-


bras, se supone que: “Siempre se lee (un texto o un suceso) desde
un lugar, horizonte o situación, que inciden en el modo de ‘entrar’
en ese tejido admirable que son tanto una obra literaria como una
praxis humana”.16 El componente esencial es una visión distinta
del texto bíblico a partir de la praxis.17

Asimismo, Gutiérrez enuncia que “la verdadera interpretación del


sentido desvelado por la teología se da en la praxis histórica”,18 lo que im-
plicaría, según Moltmann, “una hermenéutica política del evangelio”19 lo
que supone una nueva perspectiva del concepto tradicional sobre la her-
menéutica.20
Al hacer este cambio totalmente drástico y quizá apresurado por
no fundamentarse en las Escrituras, se dice que la base hermenéutica de la
TL está en una de las corrientes filosóficas más influyentes, el Marxismo.21

Conceptos fundamentales de la teología de la liberación, eds. Ignacio Ellacuría y


Jon Sobrino (Madrid: Editorial Trotta, 1994), 2:79-114; Juan José Tamayo-Acosta,
“Teología de la liberación: Revolución metodológica y desafíos”, Communio (Sevilla)
28 (1995): 3-46; Ibíd., “Teología de la liberación: Revolución metodológica, balance
crítico, nuevas aportaciones y desafíos”, Caminos: Revista cubana de pensamiento
socioteológico 19 (2000): 12-19.
15
Nuñez, 35.
16
René Krüger, Severino Croatto y Néstor Míguez, Métodos exegéticos (Bue-
nos Aires: Publicaciones EDUCAB, 1996), 307.
17
Ver Míguez Bonino, Doing Theology in a Revolutionary Situation (Philadel-
phia: Fortress Press, 1975), 86-105; y J. Severino Croatto, Hermenéutica bíblica: Para
una teoría de la lectura como producción de sentido (Buenos Aires: Ediciones La Auro-
ra, 1984), 43-72.
18
Gutiérrez, Teología de la Liberación: Perspectivas (Salamanca: Ediciones Sí-
gueme, 1973), 38.
Jürgen Moltmann, Esperanza y planificación del futuro, trad. Ricardo Blan-
19

co Unzue (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1971), 215.


20
Una crítica a la hermenéutica de liberación puede ser encontrada en Fer-
nando Segovia, “Reading the Bible Ideologically: Socioeconomic Criticism”, en To
Each Its Own Meaning: An Introduction to Biblical Criticisms and their Application, eds.
Steven L. McKenzie y Stephen R. Haynes (Louisville: Westminster John Knox Press,
1999), 283-306.
21
Para una defensa de la utilización del marxismo en algunas teologías de la
Los “pobres” según la Teología de la Liberación 141
Gutiérrez sostiene que “la perspectiva del pobre y del opri-
mido significa necesariamente desafiar el orden social que viola sus
más elementales derechos”22 y que implica “vivir siempre un signo de
contradicción”23 con el orden dominante que sostiene la injusticia.24
También menciona que la TL tiene que involucrarse en la “lucha de
clases”,25 llegando a convertir prácticamente su proyecto teológico en
lo que se conoce como “teología política”.26

liberación véase Tamayo-Acosta, Para comprender la Teología de la Liberación (Estella:


Verbo Divino, 1991), 79-97. Para una visión clara del marxismo y sus implicaciones
ver Sidney Hook, “El marxismo: Una exposición sinóptica”, Estudios Públicos 25 (1987):
115-144. Para un análisis desde la TL de la relación entre cristianismo y marxismo
ver Gustavo Gutiérrez, “Marxismo y cristianismo”, ISAL: Pasos 13 (1972): 1-27; José
Comblin, “Teología y marxismo en América Latina”, ST 25:99 (1986): 183-197; Enrique
Dussel, “Teología de la liberación y marxismo”, MysLib, 1:115-144. Para una crítica de
la utilización del marxismo en teología véase J. Emmette Weir, “The Bible and Marx”,
Scotish Journal of Theology 35 (1982): 337-350; James Thrower, “Marxism: The Libe-
ration of Theology or a Theology of Liberation?”, Theology 87:720 (1984): 420-426.
22
Gutiérrez, “En busca de los pobres de Jesucristo”, Mensaje 30:302 (1981):
505. Énfasis añadido.
23
Ibíd., 514.
24
Núñez menciona que “El supuesto de esta lucha es una convicción filosó-
fica que se puede rastrear a Hegel y Marx, como señala Ibáñez, se fundamenta en ‘la
sociología dialéctica o del conflicto’, por lo cual ‘se trata [la TL] de una corriente cien-
tífica históricamente animada por la tradición revolucionaria o marxista, que mira a
la sociedad de abajo hacia arriba, desde las clases desposeídas, y por eso la ve como
escindida por un conflicto irreconciliable entre opresores y oprimidos, entre explota-
dores y explotados. Ella privilegia, por tanto, la categoría de conflicto dialéctico —el
que media entre la tesis y la antítesis de la filosofía de Hegel primero y de Marx des-
pués—: una contradicción social que no admite mejoras ni paliativos —favorables
siempre a las clases dominantes—, sino solo a la síntesis revolucionaria’” (José Miguel
Ibáñez Langlois, Teología de la liberación y libertad cristiana, [Santiago: Ediciones de
la Universidad Católica de Chile, 1989], 16; cf. José Ibáñez, El marxismo: Visión crítica
[Santiago: Ediciones Universidad Católica de Chile, 1981], 141-180). Ibíd., 71.
25
Gutiérrez, Teología de la Liberación: Perspectivas, 353-358.
Por motivo de espacio, nos limitaremos a hablar de la “teología política”. Solo
26

mencionaremos que se considera a la TL heredera de la “teología política” iniciada por el


teólogo católico Johann Batist Metz. Su obra central en tal sentido fue Teología del mun-
do (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1970), que en muchos aspectos se había construido
sobre conceptos desarrollados por Jürgen Moltmann y su obra principal Teología de la
esperanza, trad. A. P. Sánchez Pascual (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1969).
142 Joel Iparraguirre

En efecto, la liberación tiende a ser más política27 y social, es de-


cir, “la salvación sobrenatural no puede hacer caso omiso a la justicia
social”.28 Si se tiene en cuenta esta perspectiva, la cosmovisión bíbli-
ca del plan de salvación no tendría valor absoluto porque para lograr
una liberación política involucrando la “lucha de clases”, el eje giraría en
torno a lo que puede hacer el hombre, convirtiéndolo en el personaje
principal y autosuficiente para alcanzar la salvación.
Sin duda, se nota que Gutiérrez le debe más a Marx29 de lo que

Por otro lado, según Tamayo-Acosta “la teología política se mueve en un


horizonte hermenéutico que considera lo político como el ámbito más amplio, abar-
cador y decisivo de la existencia humana” (Juan Tamayo-Acosta, Para comprender la
Teología de la Liberación [Estella: Verbo Divino, 1991], 57). En otro escrito Tamayo-
Acosta sostiene que aun cuando la TL “pertenece a la familia de las teologías políti-
cas o de la praxis, la TL no responde miméticamente a los mismos registros que estas,
sino que posee su especificidad y originalidad, atendiendo al contexto en que nace”
(Tamayo-Acosta, “Claves para comprender la teología de la liberación”, en La teología
de la liberación [Madrid: Ediciones de Cultura Hispánica, 1990], 14).
Para un análisis de cómo la TL está más ligada al desarrollo histórico de la
teología política que lo que están dispuestos a admitir sus expositores, véase Oliver
O’Donovan, “Teología política, tradición y modernidad”, en La teología de la libera-
ción, ed. Christopher Rowland, trad. Francisco Peña y Fernán González-Alemán (Cam-
bridge: Cambridge University Press, 2000), 296-311. Vekemans, afirma que no todos
concuerdan en que la TL sea heredera de la “teología política”. Para una discusión,
véase Roger Vekemans, Teología de la liberación y cristianos por el socialismo (Bogo-
ta: CEDIAL, 1976), 135-139. Jürgen Moltmann ve similitudes y discrepancias entre la
TL y la teología política, véase Jürgen Moltmann, “Political Theology and Liberation
Theology”, Union Seminary Quarterly Review 45 (1991): 205-217; ídem., “Teología la-
tinoamericana”, en El mar se abrió: Treinta años de teología en América Latina, ed. Luis
Carlos Susin (Santander: Editorial Sal Terrae, 2001), 204-209.
27
Dussel sostiene como principio básico que “la teología de la liberación
radicaliza antológicamente lo político y torna la teología en un pensar concreto, críti-
co, subversivo, real”, Enrique Dussel, “Reflexiones para una teología latinoamericana
de la liberación”, Culture et Développement 1 (1972): 48.
28
Gutiérrez, “Bartolomé de Las Casas: Libertad y liberación”, Páginas 2:5-6
(1976): 44.
29
Núñez vuelve a hacer un excelente análisis al señalar que Gutiérrez sintetiza
el pensamiento de Marx en relación a su propuesta sobre la praxis . . . [Además] señala
que el filósofo alemán “opone una noción diferente de la praxis, apoyada en su con-
cepción dialéctica de la historia avanzando necesariamente, con la mirada puesta en
el futuro y con una real acción en el presente, hacia una sociedad sin clases”. Serán pre-
cisamente las ideas que Gutiérrez desarrollará posteriormente como elemento básico
de su propuesta teológica (Núñez, 73).
Los “pobres” según la Teología de la Liberación 143
algunos teólogos de la liberación están dispuestos a admitir.30

Humanismo: Una “nueva” perspectiva de la antropología bíblica

Por humanismo se entiende como la tendencia que pone “su


centro en la persona humana y lo que exalte lo humano por sobre
otras nociones”.31 Es decir, cada vez que la TL plantea un “nuevo huma-
nismo” donde el ser humano sea “artífice de la historia” y creador “de
una nueva humanidad”, este humano llega a convertirse en un antro-
pocentrismo que permea todo el pensamiento liberacionista. Nuñez32
menciona que

Este “nuevo humanismo” [según Gutíerrez] se evidencia por pri-


mera vez en los textos Conciliares de Gaudium et spes “en el que
el hombre queda definido principalmente por la responsabilidad

30
Es la crítica que habitualmente se ha hecho a la TL especialmente por sus
críticos más acérrimos. El teólogo católico norteamericano Michael Novak afirma
que “lamentablemente fuerzas marxistas-leninistas han utilizado la Iglesia como un
arma política contra la propiedad privada y el sistema capitalista de producción, infil-
trando la comunidad religiosa con ideas que son menos cristianas que comunistas”,
Novak, El espíritu del capitalismo democrático, 73. Véase además Ernest Lefever, “The
WCC: An Uneasy Alliance Between God and Marx?”, Christianity Today (Septiembre 7,
1979), 23-28; Emmette Weir, “The Bible and Marx: A Discussion of the Hermeneutics
of Liberation Theology”, Scottish Journal of Theology 35:4 (1982): 337-350; Raúl Has-
bún, “Teología de la traición”, Revista de Derecho Público (Universidad de Chile) 33-34
(1983): 201-203; James Thrower, “Marxism: The Liberation of Theology or a Theology
of Liberation?”, Theology 87:720 (1984): 420-426. Miguel Poradowski que acusa a la TL
de “pseudoteología”, La teología de la liberación, 3ª. ed. (Buenos Aires: Editorial Quijo-
te, 1985), 51; Ibañez , El marxismo, 249-313; Teología de la liberación y lucha de clases
(Santiago: Ediciones Universidad Católica de Chile, 1985), 53-124; ídem, Teología de
la liberación y libertad cristiana (Santiago: Universidad Católica de Chile, 1989), 44-66;
Fernando Moreno, De la fe a la ideología, (Santiago: Ediciones Universidad Católica
de Chile, 1989), 205-217; Alfonso López, “Marxismo en la teología vs. Opción por los
pobres”, en Crónica de las ideas: Para comprender un fin de siglo, ed. Jaime Antúnez
(Santiago: Editorial Andrés Bello, 1989), 259-272; James Spickard, “Trascending Mar-
xism: Liberation Theology and Critical Theology”, Cross Current (1992): 326-341. Cita-
do en Nuñez, 73.
Ibíd., 37.
31

Ibíd., 70.
32
144 Joel Iparraguirre

hacia sus hermanos y ante la historia”.33 Los seres humanos, en este


nuevo humanismo, se convierten en “artífices de la historia”34 y en
“hombres nuevos y […] creadores de una nueva humanidad”.35

Dicho en otras palabras, el ser humano se convierte en el punto


principal al recibir el mensaje evangélico. Para afirmar esto, Gutiérrez
menciona que: “El hombre es la medida de todas las cosas, desde que
Dios hizo al hombre”,36 frase acuñada a Karl Barth. Por ende, la presen-
cia de un Dios Todopoderoso es rápidamente oscurecida por centrarse
exclusivamente en lo antropológico y causal.37

La TL y la Biblia: Su enfoque en cuanto a la liberación
de los pobres

Existe, en el Antiguo Testamento,38 una variedad de términos


para referirse al pobre. Los términos más destacadas son: (1) dal (heb.
),39 ´ebyön (heb. ),40 y ´ánî (heb. ).41 El primer término, podría
hacer referencia a los campesinos pobres. Aunque sufrían estrecheces
económicas, no vivían en la más absoluta indigencia, ya que se daba
por sentado que podían ofrecer sacrificios (Lv 14:21). El segundo tér-
mino, son los necesitados que se encontraban en una situación com-

33
“Constitución pastoral Gaudium et spes sobre la iglesia en el mundo ac-
tual”, 55. En Documentos completos del Vaticano II (Bilbao: Ediciones Mensajero,
1980), 188.
Gutiérrez, Teología de la Liberación: Perspectivas, 64.
34

Gaudium et spes, 30. DVII, 160.


35

Karl Barth, Christengemeinde und Bürgermeinde (Zurich, 1946), 36.


36

Núñez, 69.
37

Por motivo de tiempo y espacio, solo nos basaremos al Antiguo Testa-


38

mento para nuestro trabajo.


39
G. J. Botterweck y H. Ringgren, eds., Theological Dictionary of the Old Tes-
tament (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1974), 3:208. En adelante TDOT. W. A. VanGe-
meren, New International Dictionary of Old Testament and Exegesis (Grand Rapids, MI:
Zondervan, 1997), 1:951-954. En adelante NIDOTTE.
TDOT, 1:27-41; NIDOTTE, 1:228-232.
40

G. J. Botterweck y H. Ringgren, eds., Theologisches Wörterbuch zum Alten


41

Testament (Stuttgart: Kohlhammer, 1970), 6:247-256; NIDOTTE 3:454-464.


Los “pobres” según la Teología de la Liberación 145
pletamente desesperada (Éx 23:6, 10-11; cf. Is 32:6-7).42 Finalmente, el
tercero, designa a los pobres afligidos y humildes que luchaban por so-
brevivir y tenían que depender de la generosidad de otros (Lv 19:9-10;
23:22).
Un claro ejemplo se encuentra en Proverbios. Por un lado, ad-
vierte a los individuos de que la pobreza puede venir a consecuencia
de la pereza (6:6-11; 24:30-34), búsqueda de placeres (21:17; 23:19-
21), la codicia (11:24; 28:22) o la incapacidad de atender a los consejos
(13:15-18). Por el otro lado, se encuentran amonestaciones a aquellas
personas que disponen de medios económicos y en una posición alta
a que no opriman a los pobres (13.23; 14:21; 21:13; 22:16; 28:3, 15, 27),
debido a que estos se encuentran al cuidado de Dios (14:31; 17:5; 22:2,
22-23; 29:13).
Es posible que la TL haya tenido en cuenta lo referido ante-
riormente, ya que la pobreza es su “piedra angular”.43 Aunque se hace
mención a una pobreza material y espiritual, la segunda tendría una
connotación de compromiso pues implica “solidaridad con el pobre y
protesta contra la pobreza”.44 Desde este enfoque, ser pobre es causal,
y no casual. “El pobre no es tal porque simplemente es perezoso”, se
considera pobre “porque fue empobrecido, fue reducido a una situa-
ción de penuria”.45

42
Los expertos han propuesto que este término se refería a los jornaleros
sin tierras. Ver T. Desmond Alexander y David W. Baker, eds., Pentateuco: Diccionario
del Antiguo Testamento – Compendio de las ciencias bíblicas contemporáneas, trad.
Rubén Gómez Pons (Viladecavalls, España: Editorial CLIE, 2012), 720.
43
Para un análisis desde la perspectiva de la TL, véase Rogelio de Almeida,
“Pobreza: Desde una teología de la liberación”, Ibid., 2:259-277. Véase además Enri-
que Dussel, “Ética de la liberación: Hipótesis fundamentales”, Concilium 192 (1984):
249-262; A. Moser, “La representación de Dios en la ética de la liberación”, Concilium
192 (1984): 229-238.
Para una síntesis del concepto “pobreza” en la Biblia, véase Anne-Lene Fen-
ger, “Pobreza: Historia bíblica”, Diccionario de conceptos teológicos, ed. Peter Eicher,
trad. Xavier Moll (Barcelona: Editorial Herder, 1989), 2: 249-259.
44
Gustavo Gutiérrez, ¿Dónde dormirán los pobres? (Lima, Perú: CEP-Instituto
Bartolomé de Las Casas, 1996), 11.
45
Leonardo Boff, Teología desde el lugar del pobre, trad. Jesús García (Santan-
der: Sal Terrae, 1986), 69.
146 Joel Iparraguirre

Por otro lado, Leonardo Boff,46 conocido como el más prolífico


autor de la TL después de Gutiérrez, señala que:

Toda teología, cualquiera que sea, se encuentra socialmente situa-


da. El teólogo de la liberación ha optado por ver la realidad (social) a
partir de los pobres, analizar los procesos en interés de los pobres y
actuar en la liberación junto con los pobres. Es una decisión política,
porque define al teólogo como un agente social que ocupa un lugar
determinado en la correlación de las fuerzas sociales, esto es, del
lado de los pobres y oprimidos.47

Es decir, para que el hombre pueda alcanzar su liberación,48 —


desarrollo— tiene que conquistar su libertad a lo largo de su existen-
cia y de la historia.49 Asimismo, esta liberación “es siempre un proceso
histórico en el que se anticipa y prepara la liberación total. Dada la
unidad de la historia de la salvación”50. Por eso se afirma que el “pro-
ceso de verdadera liberación es sinónimo de historia de la salvación”.51
Sin embargo, si el hombre quiere conquistar su libertad, tie-

Desde su primer libro publicado bajo la perspectiva liberacionista (ver


46

Jesucristo el liberador: Ensayos de cristología crítica para nuestro tiempo, trad. Jesús
García-Abril [Santander: Editorial Sal Terrae, 1980] publicado originalmente en Brasil
en 1975] originalmente publicado en Brasil en el año 1975).
47
Leonardo Leonardo y Clodovis Boff. Libertad y liberación, trad. Alfonso Or-
tiz (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1982), 73. Énfasis añadido.
48
El concepto “liberación”, en la TL, tiene al menos tres niveles de compren-
sión: (1) El “nivel sociopolítico, es decir, la liberación de los oprimidos”; (2) “nivel an-
tropológico: liberación para una sociedad cualitativamente diversa, de dimensión
humana”; (3) “nivel teológico: liberación del pecado, raíz última de toda injusticia y
opresión, mediante una vida de comunión y participación” (Rosino Gibellini, La teo-
logía del siglo XX, trad. Rufino Velasco [Santander: Sal Terrae, 1998], 378).
Gutiérrez, Teología de la Liberación: Perspectivas, 16.
49

Como lo señala Segundo: “No existe un orden sobrenatural ahistórico y


50

otro natural e histórico, sino que una misma gracia alza a un nivel sobrenatural a
todo ser humano y le da los medios necesarios para cumplir, en el amor, ese destino
en la única historia…” (Juan Luis Segundo, Liberación de la teología, [Buenos Aires:
Ediciones Carlos Lohlé, 1975], 8).
Leonardo Boff, Teología del cautiverio y la liberación trad. Alfonso Ortiz
51

(Madrid: Ediciones Paulinas, 1978), 127.


Los “pobres” según la Teología de la Liberación 147
ne que romper el orden actual de las cosas —situación económica—52
para establecer una autonomía necesaria y rehacer sus economías con
el objetivo de satisfacer las necesidades del pobre.53 Es por ello que el
término “liberación” se entiende como “desarrollo”.54 Un desarrollo au-
tosuficiente.
Es más que claro que la TL presenta su enfoque del pobre ba-
sado “parcialmente” en las Escrituras. Trata de hacer una “teología” que
intenta ayudar a los, pobres, desamparados, oprimidos, pero termina
en una “filosofía”.
La liberación de la cual habla la Biblia, tanto del pobre como de
los demás habitantes del planeta, no está basada en la necesidad de
establecer un nuevo orden de todas las cosas. Tampoco en la necesi-
dad de que el hombre se torne autosuficiente para tomar acciones en
contra de los opresores de los pobres, ni en crear una nueva sociedad
antropocentrista. La Biblia enseña que la verdadera liberación es la del
pecado. Así como Dios liberó al pueblo de Israel de las manos opresoras
del pueblo egipcio porque se había contaminado con sus costumbres
paganas, Él nos librará del pecado y de las costumbres paganas con las
que el planeta Tierra se ha contaminado. Todo esto sucederá, siempre y

52
Sin duda “la economía, en el sentido general de estudio crítico de la pro-
ducción, la distribución y el consumo de la riqueza en la sociedad humana, es un
tema clave en la teología de la liberación”, Valpy Fitzgerald, “La economía y la teo-
logía de la liberación”, en La teología de la liberación, ed. Christopher Rowland; trad.
Francisco Peña y Fernán González-Alemán (Cambridge: Cambridge University Press,
2000), 275.
53
Este concepto tiene connotaciones marxistas, por más que sea enunciado
de manera diferente (Núñez, 66). Por otro lado, Ratzinger critica que “la defensa de
los pobres, conduce a una amalgama ruinosa entre el pobre de la Escritura y el prole-
tariado de Marx. Por ello el sentido cristiano del pobre se pervierte y el combate por
los derechos de los pobres se transforma en combate de clase en la perspectiva ideo-
lógica de la lucha de clases”, en Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucciones
sobre la Teología de la Liberación (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1986), 41.
Freire menciona que “no hay verdadero desarrollo de las sociedades de-
54

pendientes sin su liberación” (Paulo Freire, Las iglesias, la educación y el proceso de


liberación humana en la historia, trads. Paulo da Silva y René Krüger [Buenos Aires:
Editorial La Aurora, 1975], 19). Para un análisis del concepto “desarrollo” desde la
perspectiva de la TL ver Enrique Dussel, Filosofía ética de la liberación, (Buenos Aires:
Ediciones Megápolis, 1988), 3:202-207.
148 Joel Iparraguirre

cuando entendamos que el plan de salvación que Dios estableció para


con los hombres, no deba realizarse por esfuerzos humanos.

Conclusión

Se ha podido ver que las bases y fundamentos que utiliza la


TL para “proponer” su “filosofía/teología”, no están corroboradas por las
Escrituras. La metodología y/o hermenéutica que esta emplea, es ne-
tamente marxista, convirtiéndose más en una sociología/filosofía de la
liberación, que en una teología.
Es decir, desde la cosmovisión bíblica,55 el hombre no es el pun-
to principal de la revelación y del proceso histórico, pues este no con-
trola la historia.
Asimismo, eruditos bíblicos como Richard M. Davidson, han se-
ñalado que usar estos métodos nos alejan del verdadero significado
de las Escrituras llevándonos a cuestionar su autoridad como lo han
hecho los eruditos liberales al usar el método histórico-crítico.56 Siendo

55
Con respecto a la antropología bíblica, ver las ponencias en audio y los
documentos no publicados en la Tercera Conferencia Bíblica Internacional, “Issues
in Biblical Anthropology from an Adventist Perspective”, que se llevó a cabo en Is-
rael, Jerusalén el 2012. Ver Arthur Stele, “Biblical Anthropology: Introduction and
Challenges”, 11 de junio de 2012; Randall W. Younker, “Illustrated overview of Biblical
Archaeology in Israel”, 14 de junio de 2012; Richard M. Davidson, “Biblical Anthropo-
logy and the Old Testament”, 16 de junio de 2012; Jon Paulien, “Biblical Anthropolo-
gy, Resurrection, and the New Man”, 17 de junio de 2012; Clinton Wahlen, “Greek Phi-
losophy, Judaism, and Biblical Anthropology”, 17 de junio de 2012; Ekkehardt Müller,
“Biblical Anthropology and the New Testament”, 17 de junio de 2012; Frank Hasel,
“Biblical Anthropology in Christian Theology”, 18 de junio de 2012; Cindy Tutsch, “Bi-
blical Anthropology and the Cosmic Conflict”, 18 de junio de 2012; Francisco Gayoba,
“Biblical Anthropology and Ministry in an Age of Spiritualism”, 19 de junio de 2012;
Tim Standish, “Creation, Evolution, and Human Nature”, 19 de junio de 2012; Félix
Cortez, “Death and Hell in Scripture”, 20 de junio de 2012; y Kwabena Donkor, “Un-
derstanding Spiritualistic Influences from Culture”, 20 de junio de 2012.
56
Al método histórico-crítico también se le conoce como “alta crítica, crí-
tica liberal, crítica moderna” (Raoul Dederen, ed., Teología: Fundamentos bíblicos de
nuestra fe, trads. Tulio N. Peverini y Miguel A. Valdivia [Miami, FL: Asociación Publica-
dora Interamericana, 2005], 1:27, 28). Para un análisis de las bases y postulados del
método histórico-crítico, véase Archie Nations, “Historical Criticism and the Current
Methodological Crisis”, Scottish Journal of Theology 36 (1983): 60; Gerhard F. Hasel,
Los “pobres” según la Teología de la Liberación 149
que la TL se aleja del verdadero significado de las Escrituras, esta es
considerada como otro método más utilizado por los críticos libera-
les.57
Para que un verdadero creyente pueda hacer “teología”, el cen-
tro de todo debe ser Dios. No obstante, si uno hace “teología” tomando
como centro al ser humano, se estaría haciendo un “antropocentrismo”
más que una teología. Y esto no tiene apoyo escriturístico, sino filosófi-
co, como hemos visto anteriormente.

Understanding the Living Word of God (Mountain View, CA: Pacific Press, 1980), 92-95,
146-178; ídem, Biblical Interpretation Today: An Analysis of Modern Methods of Biblical
Interpretation and Proposals for the Interpretation of the Bible as the Word of God (Lin-
coln, NB: College View Printers/Biblical Research Institute, 1985); Ángel Manuel Ro-
dríguez, “El uso de la versión modificada del método histórico-crítico por parte de los
eruditos adventistas”, en Entender las Sagradas Escrituras: El enfoque adventista, trad.
Cantábriga, SC., ed. George W. Reid, 1ra ed. (Doral, FL: Asociación Publicadora Intera-
mericana, 2009), 4:415-430; Richard M. Davidson, “Interpretación bíblica” en Tratado
de Teología Adventista, trads. Tulio N. Peverini, Miguel A. Valdivia, Silvia González y
David P. Gullón (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), 9:109-
110; Raúl Kerbs, “El método histórico-crítico en teología: En busca de su estructura
básica y de las interpretaciones subyacentes – Parte I”, DavarLogos 1:2 (2002): 105-
123; y la Parte II en DavarLogos 2:1 (2003):1-27. Kerbs señala que “no existe el método
histórico-crítico sino una pluralidad de métodos históricos (crítica literaria o de las
fuentes, crítica de las formas, de la tradición, de la redacción) y que en el concepto de
‘método histórico-crítico’ se reúnen ciertos requisitos como el compromiso de inves-
tigar sin presuposiciones dogmáticas, mantener un alto grado de objetividad, evitar
controles eclesiásticos y aceptar las nociones históricas seculares de homogeneidad
histórica, causa y efecto y crítica de las fuentes” (Kerbs, “El método histórico-crítico en
teología – Parte I”, 105-106).
Profundas críticas al método histórico-crítico por no adventistas son encon-
tradas en Gerhard Maier, The End of the Historical-Critical Method (St. Louis, [MO]: Con-
cordia, 1977); idem, Biblical Hermeneutics; Vern S. Poythress, Science and Hermeneutics:
Implications of Scientific Method for Biblical Interpretation (Grand Rapids, MI: Zondervan,
1988); Thomas C. Oden, After Modernity... What? Agenda for Theology (Grand Rapids, MI:
Zondervan, 1990); Eta Linnemann, Historical Criticism of the Bible: Methodology or Ide-
ology? (Grand Rapids, MI: Baker, 1990); Gerhard Maier, Biblical Hermeneutics (Wheaton,
IL: Crossway, 1994), 209-306.
Davidson, “Biblical Interpretation”, 93-94; ídem, “The Bible: Revelation and
57

Autority” (Silver Spring, MD: Institute for Christian Teaching, 2000), 46.

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