You are on page 1of 6

Sr. Rossi (A.O.).

- Señor presidente: voy a tratar de ser reflexivo en los términos en que


se pueda y fijar la posición de nuestro bloque frente a todas estas cosas que se están
diciendo. Obviamente intentaré no caer en la trampa de que no se discuta el
presupuesto. Por eso voy a tratar de utilizar parte de mi tiempo argumentando a favor
del presupuesto. (Aplausos.)

Un diputado preopinante hablaba del debate sobre la resolución 125.

Yo quiero decir algo, porque ése fue un debate que nos marcó a todos, a mí
quizás más singularmente. En ese debate hubo, si no me equivoco, cerca de 18
diputados de nuestro bloque que votaron en contra de la posición del gobierno.

Deben haber sido 18 y muchos de ellos están hoy aquí. Nunca se me ocurrió a mí
ni a ninguno de los integrantes de nuestro bloque, ni a ninguno de los integrantes de
nuestro gobierno, poner un manto de sospecha sobre el voto de cada uno de esos
diputados y lo saben los diputados que votaron en contra.

Muchos de ellos al otro día estaban reunidos dentro de nuestro bloque. No hemos
tomado ningún tipo de sanción y podríamos haber intentado, hasta para
autojustificarnos, diciendo que “se fueron porque les ofrecieron”, “les dieron”,
“pusieron la Banelco verde”... No dijimos nada.

Ninguno de los miembros de nuestro bloque opinó en ese sentido. Por supuesto
que nos dolió su actitud, pero desde el punto de vista político. Nunca pusimos un manto
de sospecha.

Digo algo más, algo que señalé en una de las otras sesiones: si parte de esos
diputados que ingresaron por nuestra lista estuviesen hoy sentados en el bloque del
Frente para la Victoria, la situación de mayoría en esta Cámara sería absolutamente
distinta.

Entonces, cuando hablan de la legitimidad del triunfo del 28 de junio, o de las


elecciones del 28 de junio, no se corresponde con la realidad de la legitimidad popular
porque la mitad de los que estamos aquí tenemos la legitimidad del 28 de octubre de
2007 y la otra mitad la legitimidad de las elecciones del 28 de junio de 2009.

Entonces, me parece una muy mala práctica política –y lo digo con respeto que
cuando se está a punto de perder una votación se busquen justificaciones en cuestiones
que no tienen nada que ver con la política.

Cuando nos pasó lo de la 125 aunque todos nos dicen que somos un espacio
político no reflexivo, que no tenemos tendencia a la autocrítica, hicimos la autocrítica.
Por eso ninguno de los diputados que después se fueron del bloque en diferentes
momentos recibieron ningún tipo de discriminación ni sanción del bloque. Se fueron
cuando quisieron, por los motivos que quisieron. Sí hicimos la autocrítica de por qué
hubo 18 diputados de nuestro bloque que votaron en contra de la posición mayoritaria
del bloque en ese proyecto de ley.

Ahora resulta que porque hay diputados que no están, hay sospechas. A nosotros
también nos faltan tres diputados propios: uno que estaba sentado, se le murió el padre
y se tuvo que volver a Misiones. Me refiero al diputado Llera.

Hay dos que están de viaje. Quince días atrás, antes del fallecimiento de Néstor
Kirchner, en una reunión de bloque pedimos a todos nuestros diputados que no viajen.
Dijimos más: utilicé una palabra más vulgar, diciendo que están todos en cuarentena, de
aquí a fines de noviembre para evitar que nos falte un diputado. Hubo dos diputados
que se fueron: son viajes personales, no autorizados por la Cámara.

Pero tampoco voy a salir a hacer una persecución pública sobre esos dos
diputados ni tampoco voy a decir que hubo alguien que les pagó el viaje para que no
estén en esta sesión.

Entonces, me parece que no es la mejor forma política empezar a escudarse del


resultado de una votación que la oposición creía ganada; por eso dieron quórum.

Nosotros no engañamos a nadie. A cada presidente de bloque que me llamó –


fueron varios los que lo hicieron para preguntarme cuántos votos tenía le dije
exactamente lo mismo: “Tenemos 114 votos; 115 con el del presidente”. Desde que se
inició la sesión no conseguimos un voto más.

Creo que no hay que victimizarse cuando a uno no le salen las cosas todo lo bien
que espera. Las respuestas hay que buscarlas en otro lugar; hay que pensar de otra
manera.

Por otra parte, quiero decir con absoluta sinceridad –todos somos dirigentes
políticos y llegamos a esta Cámara con nuestra historia y nuestra trayectoria que nadie
habla con quien cree que le va a dar como respuesta una negativa contundente. Si se
habla con alguien es porque al cruzarlo en algún pasillo pudo haber dicho: “No estoy
muy de acuerdo”, “Podríamos flexibilizar” o “Podríamos tener una mirada distinta”.

Esa situación se puede plantear porque uno tiene una relación de amistad,
porque se forjan relaciones más cercanas entre diputados de distintos bloques o porque
uno tiene más confianza para hablar de determinadas cosas con algunas personas. Pero
poner un manto de sospecha sobre lo que ha pasado en esta sesión es una farsa. Lo digo
con absoluta tranquilidad y honestidad.

Otro comentario que deseo realizar es sobre el jefe de Gabinete. Uno no puede
decir que tiene la verdad absoluta, pero casi aseguraría que no ha hablado con ningún
diputado de esta Cámara. Miento; en realidad habló con uno. Fue hace una semana –yo
estaba presente y lo hizo para preguntarle qué opinión tenía sobre el presupuesto. Ese
fue el tono de la conversación.
En mi opinión resulta absolutamente lógico que el señor jefe de Gabinete llame
por teléfono a un diputado para preguntarle qué opina del presupuesto. Personalmente
lo hice con la mayoría de los bloques. ¿Cómo no lo voy a hacer si vengo acá a tratar de
ganar una votación? ¿Cómo no le voy a pedir a los diputados que se van que vuelvan y a
los que no se fueron que se queden? Esta es la lógica de la tarea de cualquier presidente
de bloque.

Por lo tanto, creo que nos encontramos ante una fenomenal maniobra para evitar
lo que ya dije que quisieron evitar cuando solicitaron el cuarto intermedio, es decir, que
se discuta el presupuesto general de la Nación. Nosotros queremos que el presupuesto se
discuta y por eso hemos estado presentes a lo largo de esta sesión que lleva más que un
tiempo considerable y aspiramos a que se vote en el día de la fecha.

Adentrándonos en el análisis del proyecto debo decir que desde la recuperación


de la democracia esta es la primera vez en la que nos encontramos en una situación
institucional de este tipo, y eso que ha habido períodos parlamentarios en los que el
oficialismo era minoría. Por ejemplo, en el período parlamentario 1987/1989 la Unión
Cívica Radical perdió la mayoría que había ostentado desde el año 1983; en las
elecciones de 1987 el peronismo había ganado en la mayoría de las provincias
argentinas, empezando por la provincia de Buenos Aires y teníamos mayoría en este
recinto; la UCR había dejado de tener mayoría.

A mediados del año 1988 el doctor Alfonsín envió el presupuesto de ese ejercicio
–en esa época no se enviaban los presupuestos con anterioridad- y pudo tener la
cantidad de votos necesarios para que ese presupuesto se aprobara.

En el período 1997-1999, el doctor Menem había perdido las elecciones de 1997,


que las había ganado la Alianza, y el Partido Justicialista no tenía mayoría en este
recinto. La oposición estaba formada por dos fuerzas políticas: la Unión Cívica Radical y
el Frepaso. El último presupuesto de la gestión del doctor Menem se aprobó en 1998, y
la Unión Cívica Radical y el Frepaso firmaron el despacho con disidencia parcial para
habilitar su tratamiento y que el gobierno del doctor Menem tuviese presupuesto.

En momentos de un gobierno con debilidad institucional, De la Rúa también tuvo


su presupuesto. El doctor Duhalde también tuvo su presupuesto.

Siempre se votaron los presupuestos que envió el Poder Ejecutivo. Nunca se


modificó una pauta presupuestaria enviada por el Poder Ejecutivo. Siempre se privilegió
el hecho de que el rol del Congreso frente al presupuesto general de la Nación es de
control y no un rol de gobierno. La elaboración del presupuesto, de esta ley de leyes, de
este plan de gobierno es una responsabilidad del Poder Ejecutivo. Se podrá rechazar o
no pero lo que no se puede hacer es intentar ponerle al Poder Ejecutivo un presupuesto
distinto al que envió. No se puede intentar que la presidenta de la Nación, Cristina
Fernández de Kirchner, gobierne con el presupuesto de la oposición. Es irracional.
(Aplausos.) Es institucionalmente ilegítimo. Es constitucionalmente erróneo y lo vengo a
decir no como se ha dicho en este Congreso durante tantas veces, que se han generado
escenarios para coaccionar a las fuerzas opositoras.

No vengo a decir que si no nos aprueban el presupuesto la Argentina se irá al


abismo. No venimos a tratar de debatir el presupuesto en un marco de debilidad del
gobierno o de inestabilidad institucional. Al contrario, cuando entre tantas ironías uno
analiza los distintos dictámenes de presupuesto, el del grupo “A” y el del diputado
Lozano, estos prevén un escenario para la Argentina más optimista que el propio que
nosotros proponemos, con indicadores económicos de evolución de las pautas
económicas mucho más favorables.

No venimos a decirles que la Argentina está al borde del precipicio y que si no


votan el presupuesto la Argentina se cae o tendrá una debilidad institucional. No
venimos a decir nada de eso sino que venimos a pedir que nos dejen gobernar.
(Aplausos.) Lo único que decimos es “dénnos la herramienta presupuestaria que necesita
cualquier presidente, que se la dieron a Alfonsín, a Menem, a de la Rúa y a Duhalde,
dénsela a Cristina Fernández de Kirchner”.

¿Por qué no le quieren dar el presupuesto a la presidenta de la Nación? Es lo


único que venimos a pedirles. No venimos a pedir la inclusión de una cláusula especial
en la Constitución ni ninguna cosa extraña. Venimos a pedir que nos acompañen, que nos
faciliten la aprobación del presupuesto, la herramienta del plan de gobierno de la
presidenta.

Somos conscientes de nuestro número, somos conscientes de que no tenemos


número para aprobarlo por nosotros mismos, pero sabemos que existen formas, que
existen maneras para poder facilitar que el oficialismo tenga presupuesto. Si no quieren
comprometerse con un voto en general, absténganse, pero permitan que la presidenta
gobierne con su propio presupuesto, con el que diseñó ella. ¿Cómo vamos a tener que
gobernar nosotros, que ganamos las elecciones y tenemos la responsabilidad de
gobernar, que es la de administrar los dineros públicos, con el presupuesto que diseñó la
oposición, por mejor que sea? ¡Tenemos que gobernar con el nuestro! ¡Para eso nos
votaron! ¡Se lo dieron a todos los presidentes de la democracia y no se lo quieren dar a
Cristina!

En verdad lo que veníamos a buscar en esta sesión era encontrar una alternativa
parlamentaria que nos permitiese dar a la presidenta la posibilidad de que termine el
último año de gestión de su primer mandato con una norma presupuestaria
absolutamente genuina y transparente.

Este presupuesto no tiene ninguna otra cosa distinta a los presupuestos de los
años anteriores, y tan mal no le ha ido a la Argentina. Yo no pretendo que reconozcan
que a la Argentina le ha ido bien, pero tan mal no le ha ido en estos siete años.

En enero, febrero y marzo de este año nos criticaron muchísimo por el dictado de
los decretos de necesidad y urgencia por el uso de las reservas. ¡Ahí está incluido en el
proyecto de ley de presupuesto el pedido de autorización para usar las reservas para el
pago de los servicios de la deuda! ¡Ahí está la cantidad de obras públicas que se han
hecho y se están diseñando a lo largo y a lo ancho del país!

En verdad es inentendible la actitud de hoy. Es inentendible la actitud de la


Unión Cívica Radical, un partido que ha gobernado, que ha tenido responsabilidades en
momentos difíciles, y nunca se quedó sin presupuesto. Es inentendible la actitud de
algunos compañeros míos ex gobernadores, que saben lo importante que es tener un
presupuesto y lo que significa que hoy le estén negando el presupuesto a la presidenta
de la Nación.

Mi bloque de diputados provinciales en la provincia de Santa Fe siempre ha


votado el presupuesto del doctor Binner, y por ello hemos recibido críticas de nuestro
propio partido. ¡Yo he sido acusado de binnerista para que el gobierno tuviese su
presupuesto!

Y venimos acá enfrascados y envueltos en el discurso de la colaboración:


queremos ayudar, no queremos poner palos en la rueda, etcétera. ¿Cómo hacemos para
creerles que no quieren poner palos en la rueda si no hay nada más fácil que votar el
presupuesto a alguien que está gobernando? No hay nada más fácil; no venimos a votar
una obra, una ley ni nada que se le parezca. ¡Lo más fácil es votar un presupuesto! ¡Esto
se está discutiendo hoy en la Argentina! ¡Esto se está discutiendo hoy en la Cámara de
Diputados, señores legisladores! ¡No hay otra discusión! Las otras discusiones son
subterfugios. Podrán ganar la votación de la moción de pasar a cuarto intermedio, pero
la semana próxima estaremos discutiendo de nuevo esto.

Quiero decir con absoluta claridad que Cristina es la primera presidenta de la


democracia que gobierna sin facultades delegadas. El 24 de agosto se cayeron todas las
delegaciones de facultades. Todos decían que si se caía la delegación de facultades la
Argentina iba a entrar en una crisis. La presidenta me dijo: “No te preocupés, de alguna
manera vamos a gobernar”. También me acaba de decir eso hace un rato: “No te
preocupés, si sale el presupuesto o no sale el presupuesto de alguna manera vamos a
gobernar.” (Aplausos.)

Estoy convencido de que es una muy mala señal institucional que este Congreso
no le de su presupuesto a la presidenta de la Nación. Voy a decir algo que pido no tomen
a mal. ¿Cuál era la diferencia o la coincidencia entre la oposición de 1987 a 1989, de la
oposición de 1997 a 1999 y la actual? La oposición del peronismo en 1987 pensaba que
podía ser gobierno en 1989; la Alianza en 1997 pensaba que podía ser gobierno en 1999,
pero me parece que ustedes no creen que puedan ser gobierno el año que viene.
(Aplausos.) Entonces, les importa poco la idea de mantener las pautas mínimas
macroeconómicas institucionales para que se desarrolle la Nación. (Aplausos.)

You might also like